Servicio diario - 06 de abril de 2016


 

El Papa en Sta. Marta: ‘Sin el Espíritu Santo no hay testimonio cristiano’
Redaccion | 07/04/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Los santos de la vida ordinaria y los mártires de hoy son los que llevan adelante la Iglesia al ser coherentes y valientes testigos de Jesús resucitado. Así lo ha asegurado el Santo Padre en la homilía de la misa celebrada esta mañana en Santa Marta.
La primera lectura del día, de los Hechos de los Apóstoles, habla de la valentía de Pedro que, después de la sanación del lisiado, anuncia la Resurrección de Jesús delante de los jefes del Sanedrín. Y estos, enfadados quieren condenarlo a muerte.
Le habían prohibido predicar en nombre de Jesús, pero él continúa proclamando el Evangelio porque “necesita obedecer a Dios en vez de a los hombres”, subrayó el Papa. Este Pedro “valiente” no tiene nada que ver con el “Pedro cobarde” de la noche de Jueves Santo, “cuando lleno de miedo niega al Señor tres veces”, recordó Francisco.
Ahora Pedro se hace fuerte en el testimonio. “El testimonio cristiano sigue el mismo camino que Jesús: dar la vida”. De una forma u otra, el cristiano “se juega la vida cuando da testimonio de la verdad”, explicó el Papa en la homilía.
Asimismo, indicó que “la coherencia entre la vida y lo que hemos visto y acogido es precisamente el inicio del testimonio. Pero el testimonio cristiano tiene otra cosa, no es solo del que la da: el testimonio cristiano, siempre, está en dos. ‘Y de estos hechos somos testigos nosotros y el Espíritu Santo’. Sin el Espíritu Santo no hay testimonio cristiano. Porque el testimonio cristiano, la vida cristiana es una gracia, es una gracia que el Señor nos da con el Espíritu Santo”.
De este modo, el Papa subrayó que “sin el Espíritu no logramos ser testigos”. Porque el testigo es “coherente con lo que dice, con lo que hace y lo que ha recibido, es decir el Espíritu Santo”. Esta es la valentía cristiana, este es el testimonio.
De este modo, el papa Francisco aseguró que “este es el testimonio de nuestros mártires hoy, muchos, expulsados de su tierra, desplazados, asesinados, perseguidos: tienen la valentía de confesar a Jesús precisamente hasta el momento de la muerte; es el testimonio de esos cristianos que viven su vida seriamente y dicen: ‘Yo no puedo hacer esto, yo no puedo hacer mal a otro; yo debo dar mi testimonio’. Y el testimonio es decir lo que en la fe ha visto y oído, es decir, Jesús Resucitado, con el Espíritu Santo que ha recibido como don”.
En los momentos difíciles de la historia –concluyó el Papa– se escucha que la patria necesita héroes. Y esto “es verdad, esto es justo”. Pero, preguntó el Santo Padre, ¿qué necesita hoy la Iglesia? Francisco aseguró que de testigos, mártires. “Son precisamente los testigos, es decir, los santos, los santos de todos los días, los de la vida ordinaria, pero con la coherencia, y también los testigos hasta el final, hasta la muerte”, precisó el Obispo de Roma.
Así, concluyó su homilía recordando que estos son “la sangre viva de la Iglesia; estos son los que llevan la Iglesia adelante, los testigos; quienes dan fe de que Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo. Y lo hacen con la coherencia de su vida y con el Espíritu Santo que han recibido como don”.





________________________________________

El Papa viaja a Lesbos el sábado 16 de abril
Redaccion | 07/04/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano)-. “Acogiendo las invitaciones de su santidad Bartolomé, patriarca ecuménico de Constantinopla y del presidente de la República de Grecia, su santidad Francisco viajará a Lesbos el sábado 16 de abril de 2016”.
Lo acaba de indicar el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, precisando que “en la isla, el Santo Padre, su santidad Bartolomé y su beatitud Jerónimo II, arzobispo de Atenas y de toda Grecia, encontrarán a los refugiados allí hospedados”.
Asimismo, el padre Lombardi ha precisado que esta visita se enmarca en la preocupación que ha manifestado en multitud de ocasiones el Pontífice sobre la situación de los inmigrantes que huyen de la guerra y de las situaciones dramáticas que viven en sus países.
En concreto, por la isla griega de Lesbos llegan a Europa la mayor parte de los migrantes y refugiados que cada día, atraviesan el Mediterráneo arriesgando su vida.
Una visita muy similar a la que realizó en 2013 cuando viajó a Lampedusa, la isla italiana a la que también llegan miles de personas buscando un futuro próspero en Europa.





________________________________________

El Papa a los metodistas: Si servimos juntos al necesitado nuestra comunión crece
Rocío Lancho García | 07/04/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Católicos y metodistas tienen mucho que aprender los unos de los otros sobre cómo entender la santidad y sobre cómo tratar de vivirla. Todos debemos hacer lo posible para que los miembros de nuestras respectivas parroquias se encuentren regularmente, se conozcan a través de intercambios estimulantes y se animen unos a otros a buscar al Señor y su gracia. Este es ha sido el consejo que ha realizado el papa Francisco en su encuentro con los miembros de una delegación del consejo metodista mundial esta mañana en el Vaticano.
Asimismo, el Santo Padre ha asegurado en su discurso que “católicos y metodistas están llamados a comprometerse juntos para testimoniar concretamente, en muchos campos, su amor por Cristo”, ha explicado. De hecho, ha asegurado el Papa, cuando servimos juntos a quien tiene necesidad, nuestra comunión crece.
El Pontífice ha aseverado que en el mundo de hoy, herido por muchos males, es más necesario que nunca dar juntos testimonio como cristianos con renovada energía la luz de la Pascua, convirtiéndonos en signo del amor de Dios, victorioso en la Resurrección de Jesús.
Nos encontramos –ha asegurado– unidos en la fe que Jesús es el Señor y que Dios lo ha resucitado de los muertos; esta fe bautismal nos hace realmente hermanos y hermanas.
El Santo Padre ha asegurado haber acogido con placer la noticia de la apertura de la Oficina Ecuménica Metodista en Roma. “Este es un signo del intensificarse de nuestras relaciones, y en particular de nuestro común deseo de superar los obstáculos que nos impiden entrar en una plena comunión”, ha observado el Pontífice. Por eso ha asegurado su oración para que “el Señor bendiga el trabajo de esta Oficina”. Para que pueda –ha añadido– convertirse en lugar de encuentro proficuo entre metodistas y católicos, para que podamos apreciar cada vez más la fe, los unos de los otros, sean grupos de peregrinos, personas que se preparan al ministerio o responsables de sus comunidades; y pueda convertirse también en lugar en el que el progreso realizado de nuestro diálogo teológico sea divulgado, celebrados y llevados adelante.
Tal y como ha recordado el Santo Padre durante su discurso, han pasado casi cincuenta años desde que la comisión conjunta teológica comenzó sus trabajos. Más allá de las diferencias que permanecen –ha advertido– el nuestro es un diálogo que, basado en el respeto y la fraternidad, enriquece ambas comunidades. Al respecto, ha asegurado que un ejemplo claro de ello es el documento en fase de preparación, que debería ser publicado antes de final de año.
Por otro lado, ha advertido de que también donde permanecen diferencias entre nuestras comunidades, pueden y deben convertirse en estímulo para la reflexión y el diálogo.
Que esta nueva declaración común –ha deseado el Santo Padre– pueda ser de aliento a metodistas y católicos para ayudarse los unos a los otros en la vida de oración y en la devoción. Asimismo ha observado que aún no pensamos de la misma forma en todas las cosas, y que sobre las cuestiones relativas a los ministerios ordinarios y a la ética queda mucho trabajo por hacer. Pero, ha añadido que ninguna de estas diferencias representa un obstáculo que pueda impedirnos amar de la misma forma y dar testimonio común delante del mundo.





________________________________________

Francisco recibe al primer ministro de Croacia
Sergio Mora | 07/04/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El santo padre Francisco recibió este jueves por la mañana en el Vaticano al primer ministro de Croacia, Tihomir Oreskovic, en un coloquio que duró un poco más de veinte minutos, con la ayuda de intérprete.
Uno de los temas que más despertaron la atención de los medios de comunicación de Croacia, ha sido la posibilidad de que el beato Aloisio Stepinac, pueda ser canonizado. El obispo croato Stepinac fue condenado a dieciséis años de prisión y trabajos forzados por el gobierno comunista acusado de «crímenes contra el pueblo y el Estado». En la cárcel sufrió toda clase de humillaciones y atropellos, hasta que murió el 10 de febrero de 1960 porque le aplicaban rayos X cada noche desde un espacio contiguo a la celda que ocupaba. Juan Pablo II lo beatificó el 3 de octubre de 1998.
En Croacia, se instituyó una comisión mixta con representantes de la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa serbia, querida por el papa Francisco, para profundizar sobre la actuación del arzobispo de Zagreb durante la Segunda Guerra Mundial y la posguerra. En diversas oportunidades el papa Francisco indicó que no tiene dudas sobre la santidad del obispo de Zagreb.
“En los cordiales coloquios -señala un comunicado de la Oficina de prensa de la Santa Sede- se han comprobado las buenas relaciones existentes entre la Santa Sede y la República de Croacia, de la cual la visita de hoy es una expresión significativa, y fue confirmada la común voluntad de proseguir el diálogo constructivo sobre temas bilaterales que se refieren a las relacionase entre la comunidad eclesiástica y la civil”.
Además, hablando sobre cuestiones internacionales y regionales “se ha expresado la preocupación, en particular, por la crisis humanitaria de los refugiados de Oriente Medio, así como por la situación de conflicto que afecta a diversas regiones del mundo y por los actos que tratan de debilitar las bases de la convivencia civil”.







________________________________________

Este viernes presentan la exhortación post-sinodal del Papa sobre la familia
Sergio Mora | 07/04/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Este viernes presentan en el Vaticano la exhortación final del papa Francisco sobre los dos sínodos de la familia que tiene como título “Amoris laetitia”, acerca del amor en la familia.
El documento pontificio que el Papa quiso lleve la fecha del 19 de marzo, fiesta de san José, será presentado este viernes a las 11,30 de Roma, por el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del sínodo de los obispos; el cardenal Christoph Schönborn, O.P., arzobispo de Viena; y un matrimonio de docentes universitarios, Francesco Miano y Giuseppina De Simone Miano.
Como se subrayó en diversas ocasiones durante el camino sinodal, la doctrina no cambiará en nada. Cabe recordar que la relación final del sínodo de octubre pasado señala que la norma general puede no ser igual para todos ya que “el grado de responsabilidad no es igual en todos los casos, y puede haber factores que limitan la capacidad de decisión. Por lo tanto, al mismo tiempo que la doctrina se expresa con claridad, hay que evitar los juicios que no toman en cuenta la complejidad de las diversas situaciones, y hay que estar atentos al modo en que las personas viven y sufren a causa de su condición”.
Por ello será fundamental el “discernimiento” que permita al obispo o al confesor evaluar caso por caso cada una de las situaciones. Lo mismo podría aplicarse a las personas que se encuentran en situación irregular y que podrían ser admitidas a roles de ministerialidad laical, como padrinos, testigos de bodas, lectores, ministros de la eucaristía, catequistas, etc.
Pero será la exhortación post-sinodal la que dará la respuesta a estos temas, en el Año de la Misericordia, sin por ello modificar la doctrina.
También es seguro que el Papa animará a acercar a los matrimonios heridos a la Iglesia, así como a preparar mejor a las parejas que quieren casarse y acompañarlas de cerca en los primeros años de matrimonio, como ha sido indicado diversas veces.
Los dos sínodos sobre la familia han sido un largo camino de reflexión sobre la familia que inició con el primer sínodo extraordinario, del 5 al 19 de octubre de 2014, preparado mediante un documento de sondeo con 38 preguntas sobre cómo los fieles viven su fe. El segundo sínodo de los obispos comenzó el 5 de octubre de 2015, duró tres semanas, y profundizó sobre el tema: ‘La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo’.
El texto de la exhortación post-sinodal estará disponible en italiano, francés, inglés, alemán, español y portugués. La conferencia de prensa de presentación podrá seguirse en directo en el siguiente enlace: http://player.rv.va/ (Vatican Player della Radio Vaticana).





________________________________________

Irán: El régimen ejecutó el año pasado a casi mil personas
Redaccion | 07/04/16

(ZENIT – Roma).- Al menos 1.634 personas fueron ejecutadas en 2015 bajo pena de muerte. El dato supone un aumento de más del 50 por ciento con respecto al año anterior y es la cifra más alta registrada por Amnistía Internacional desde 1989.
Lo indicó Amnistía Internacional precisando que China no se incluye en esta cifra total y que en este país es probable que fueran ejecutadas miles de personas más, pero los datos sobre la pena de muerte se tratan como secreto de Estado.
De todas las ejecuciones registradas, el 89 % se llevaron a cabo en solo tres países: Irán, Pakistán y Arabia Saudí. Estados Unidos completa el grupo de los cinco principales verdugos del mundo.
Irán ejecutó durante el año 2015 al menos a 977 personas, lo que supone un 82 por ciento de todas las ejecuciones confirmadas en la región de Oriente Medio. El país ejecutó al menos a 16 mujeres y a no menos de 4 personas que eran menores de edad en el momento del delito del que habían sido declaradas culpables.
Pakistán continuó con la oleada de homicidios sancionados por el Estado que había emprendido desde diciembre de 2014. Más de 320 personas fueron enviadas a la horca en 2015, la cifra más alta jamás registrada por Amnistía Internacional en el país.
El número de personas que han sido ejecutadas en Arabia Saudí fue de al menos 158 (4 mujeres y 154 hombres), la cifra más alta desde 1995 con un incremento del 76% en comparación con el 2014.
Por séptimo año consecutivo Estados Unidos fue el único país que aplicó la pena de muerte en la región de América. Ejecutó a 28 personas, la cifra más baja desde 1991. El número de condenas a muerte impuestas (52) fue el más bajo que se registraba desde 1977.
A pesar de estas malas noticias en 2015, hay motivos para el optimismo. El número de condenas a muerte impuestas en 2015 es menor que en el año anterior.
Además, por primera vez, la mayoría de los países del mundo, 102, han abolido ya por completo la pena de muerte. En total, hay en todo el mundo 140 estados abolicionistas, ya sea en la ley como en la práctica, y 58 estados que son retencionistas.
Los últimos países en los que se ha conseguido la abolición son: la República del Congo, Fiji, Madagascar y Surinam. Además, Mongolia se ha comprometido a la abolición de la pena de muerte para cualquier delito en 2016.





________________________________________

Fiesta de la Anunciación, fiesta de la vida
Redaccion | 07/04/16

Publicamos a continuación la carta semanal del obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, con motivo de la fiesta de la Anunciación:
Cada año al despuntar la primavera celebramos el brote de una vida pujante, que viene a renovarlo todo. Coincidiendo con este despertar primaveral, celebramos litúrgicamente la fiesta de la Anunciación del Señor (25 de marzo), este año trasladada unos días después por coincidir con la Semana Santa. No quiero dejar pasar esta fiesta litúrgica y su contenido precioso, aunque sea pasada la fecha en la que lo hemos celebrado.
Si el Niño va a nacer el 25 de diciembre, nueve meses antes ha sido concebido en el seno materno. El Hijo de Dios se ha sometido a esta ley biológica, y antes de nacer como todo ser humano, el Hijo de Dios se ha hecho embrión y ha vivido al calor del vientre de su madre María de Nazaret, hasta que ha madurado y, cumplido el tiempo, ha sido dado a luz en la cueva de Belén. El misterio de la vida queda iluminado y redimido por el misterio de la Encarnación del Señor en el seno virginal de María. María ha sido virgen al concebirlo por obra del Espíritu Santo, es virgen al parirlo y ha permanecido virgen para siempre. Ella es la Virgen, como nombre propio que la define. Una mujer llena de vida, sin concurso de varón, engendra y da a luz un hijo varón, el Hijo eterno que se ha hecho humano y uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado.
Qué asombrosa entrada de Dios en la historia. Anunciado desde antiguo, preparado a lo largo de siglos, el Hijo viene para quedarse, para hacernos a nosotros hijos de Dios, para transformar la historia desde dentro, para llevarnos con él al cielo, porque el cielo es estar con él para siempre.
Coincidiendo con esta fecha, celebramos la Jornada por la Vida 2016, con el lema “Cuidar la vida, sembrar esperanza” con el objetivo de cuidar nuestra primera casa, cuidar el seno de nuestra madre. La creación entera ha salido de las manos de Dios como casa común en la que habitamos, y hemos de cuidarla entre todos, nunca destruirla ni manipularla. En esa perspectiva ecológica, hemos de cuidar también nuestra primera casa, el seno de nuestra madre.
Son miles y millones los seres humanos engendrados que no verán la luz de este mundo, porque son destruidos en el seno materno o destinados al ensayo en la pipeta, también en España. La vida es siempre un don de Dios, venga por donde venga. Toda vida humana merece el respeto que merece toda la creación y más aún todo ser humano. No se puede ser ecologista y al mismo tiempo partidario de eliminar los seres humanos engendrados y no deseados, como si fuera material de desecho. La vida está antes que cualquier decisión humana, y por eso merece todo el respeto del mundo.
Las campañas a favor de la vida tienen su historial, y hay momentos en los que parece que vence la muerte y todos los programas que la favorecen. Sin embargo, la vida es más pujante que la muerte, la última palabra no es la muerte, sino la vida. Por eso, en el horizonte del cristiano, a la luz del misterio del Hijo hecho carne, . Cuando pase esta época, que tiene tantos logros y aspectos positivos, se verá con más claridad lo aberrante que es la mentalidad antinatalista, antivida. Ahí tenemos los resultados: una Europa que envejece sin renovarse, porque está cerrada a la vida durante décadas y décadas.
Si queremos sembrar esperanza, hemos de cuidar la vida. La vida que brota espontánea en primavera, la vida que brota en el seno materno, la vida que nos ha venido dada y que hemos de administrar al transmitirla. Cuidemos la casa común, cuidemos sobre todo el seno materno como lugar de acogida de la vida.

Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández





________________________________________

Santa María Rosa Julia Billiart – 8 de abril
Isabel Orellana Vilches | 07/04/16

(ZENIT – Madrid),- Nació el 12 de julio de 1751 en Cuvilly, Francia. Era hija de agricultores que poseían también un comercio, y gozaban de una buena posición económica. Tuvo siete hermanos; ella fue la penúltima. Hizo su primera comunión a los 9 años, edad infrecuente en la época para recibir este sacramento, pero el párroco M. Dangicourt tomó la decisión de permitírselo al ver que se sabía el catecismo de memoria. En ese periodo consagró su castidad. A los 16 años comenzó a trabajar en el campo para ayudar a su familia que había venido a menos. Se fortalecía en la oración y hacía todo el bien que estaba en sus manos, visitando a los enfermos. Algunos comenzaron a denominarla «la santa de Cuvilly».
Entrada en la veintena fue testigo de un hecho trágico que marcó su vida. Se hallaba junto a su padre cuando un desalmado atentó contra él y falleció de un disparo. No está claro si ella fue herida también o simplemente quedó presa de un shock traumático. La cuestión es que el impacto fue tal que perdió por completo la movilidad de sus miembros inferiores. Se enfrentó a la terrible pérdida, y las consecuencias que llevó anejas, con admirable fortaleza. Siguió haciendo su apostolado en tan penosas condiciones de limitación y no se cansaba de alabar a Dios en sus penalidades, diciendo: «Qu’il est bon le bon Dieu!» (¡Qué bueno es el buen Dios!). En torno a su lecho se reunían los niños para recibir el catecismo. Bordaba manteles para la parroquia y, sobre todo, rezaba. Allí tuvieron lugar muchos de sus éxtasis. Todos los días le llevaban la comunión.
La época del Terror que trajo consigo la Revolución francesa y el régimen de Napoleón hicieron de ella una fugitiva; debía trasladarse de un lugar a otro. Y es que valerosamente había defendido a su párroco, suplantado impunemente por otro sacerdote impío, y buscó cobijo para otros perseguidos. Un grupo que admiraba su virtud, en 1790 se ocupó de ponerla a salvo transportándola en un carro de heno a Compiègne. Un día manifestó: «Señor, en la tierra no hay posada para mí. ¿Quieres reservarme un rinconcito en el paraíso?». Como consecuencia de tantas dificultades y trasiegos, durante unos meses enmudeció. Únicamente podía hacerse entender mediante gestos mímicos. Recobró el habla en Amiens al término de ese trágico periodo, en casa del vizconde Blin de Borbón, y trabó allí estrecha amistad con Francisca Blin, vizcondesa de Gézaincourt, un alma caritativa y luego colaboradora, que le prestó su ayuda.
Las personas que se aglutinaron en torno a Julia en ese tiempo se impregnaron de su espíritu religioso, y regidas por su testimonio hicieron una gran labor apostólica entre la gente del entorno. En 1793 tuvo una visión. A los pies de una cruz había un grupo de mujeres con vestiduras desconocidas para ella. Al tiempo en una locución divina se le hizo saber que serían las hijas que integrarían un Instituto que iba a estar marcado con la cruz.
Durante un tiempo, y como de nuevo estalló la persecución, convivió con la familia Doria en Bettencourt. Entonces conoció al padre Varin. Con su apoyo, Francisca y ella fundaron la congregación de Nuestra Señora (primeramente Instituto) orientada a la formación espiritual de niños y catequistas. Los quería para Cristo. No había distinción entre las religiosas y las legas, lo cual constituyó una novedad en la época. Con el primer grupo de postulantes interesadas abrieron el orfanato y comenzaron a formar a los catequistas. A Julia se le oía decir: «Hijas mías, pensad cuán pocos sacerdotes hay actualmente y cuántos niños pobres se debaten en la ignorancia. Tenemos que luchar por ganarlos para Cristo». En 1804, cuando llevaba veintidós años paralítica, acudió a una misión popular. El padre Enfantin le pidió que realizara junto a él una novena que quería efectuar por una intención particular. Al quinto día, coincidiendo con la festividad del Sagrado Corazón, el sacerdote le dijo: «Madre, si tiene fe, dé un paso en honor al Sagrado Corazón de Jesús». Lo hizo y vio que podía caminar.
Con otras condiciones de salud, pudo dedicarse a viajar y extender la obra abriendo nuevos conventos en Namur, Gante y Tournai. También ayudó a los «Padres de la Fe» en su labor misionera por diversas localidades hasta que su acción fue vetada por el gobierno. Las fundaciones florecían cuando llegó la discordia de mano del sacerdote sustituto del padre Varin, el abad de Sambucy de St. Estève, quien primeramente pretendió reformular las constituciones, algo a lo que Julia se opuso, por lo cual alejó de ella a muchas personas y comenzó a sembrar dudas respecto a la Orden. El obispo de Amiens, monseñor Demandolx, influenciado por el abad instó a la fundadora a abandonar la diócesis, y se retiraron al convento de Namur, donde el prelado de la ciudad Pisani de la Gaude las acogió. Después, aunque el de Amiens reclamó su presencia, y Julia intentó reconstruir la fundación, al no hallar quien la secundase regresó a Namur para siempre. Los últimos años de su vida siguió fundando nuevas casas y formando a las religiosas. 1816 constituyó el declive de su salud. Y el 8 de abril de ese año falleció recitando el Magnificat. Pío X la beatificó el 13 de mayo de 1906. Pablo VI la canonizó el 22 de julio de 1969.





________________________________________

Vatileaks2: Francesca Chaouqui niega las acusaciones que caen sobre ella
Rocío Lancho García | 06/04/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Francesca Chaouqui, una de los cinco imputados en el caso conocido como Vatileaks 2, ha negado ante el juez haber filtrado documentos a la prensa. Del mismo modo ha negado haber presionado o amenazado a monseñor Vallejo Balda para que lo hiciera. Igualmente ha negado haber mantenido una relación íntima con el sacerdote y pertenecer a los servicios secretos italianos, ambos hechos afirmados por monseñor Vallejo.
Se ha retomado así esta mañana el proceso judicial sobre la filtración a la prensa de documentos reservados de asuntos económicos de la Santa Sede. Los interrogatorios comenzaron el pasado 14 de marzo, y el primero en ser interrogado fue el sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, quien confesó ante el juez haber pasado documentos a los periodistas y reconoció haberlo hecho por sentirse amenazado y temer incluso por su integridad física. Al día siguiente fue interrogado Emiliano Fittipaldi, autor del libro Avaricia. Por su parte, el periodista confirmó haber recibido documentos y claves de acceso por parte del sacerdote español, pero negó haber ejercido presión para recibirlo.
Después el juicio había sido suspendido durante 20 días por decisión del tribunal después de que la abogada de Francesca Chaouqui presentara un certificado médico que le prescribía reposo absoluto por su embarazo de riesgo.
Durante la sesión celebrada hoy, mañana y tarde, la imputada ha respondido a las preguntas del fiscal y de los abogados. Francesca ha tenido la ocasión de contar su versión de los hechos, que en muchos puntos contrasta con las declaraciones de monseñor Vallejo. Al inicio de la sesión por la mañana quiso leer una declaración que ella misma había redactado, pero no le fue concedido leerlo ya que el juicio es, ha recordado el tribunal, para que los imputados respondan a las preguntas que se le realicen. En varios momentos durante el día, el juez tuvo que pedirle que se ciñera a las cuestiones que le planteaban.
Respondiendo a las preguntas del fiscal ha explicado cuáles eran sus competencias para participar en la Cosea, comisión creada por el Santo Padre para realizar la reforma económica del Vaticano. De este modo, ella se ha declarado perfectamente capaz para desempeñar ese trabajo.
En algunos momentos no ha respondido con precisión sobre algunos hechos, apelando que no ha sido liberada del “secreto pontificio” al que se sometió al comenzar a trabajar en dicha comisión.
En concreto, la relaciones públicas ha hablado de un “evento gravísimo” que sucedió en mayo de 2014, cuando se disolvió la Cosea por haber finalizado su trabajo. Al respecto sí que ha especificado que el cardenal Santos Abril y Castelló fue encargado de hacer una investigación sobre este suceso que ella ha calificado como ”gravísimo”.
Respecto a su relación con monseñor Vallejo, ha hablado de una noche de Florencia, en la que el sacerdote le hizo confesiones personales sobre su esfera sexual. A partir de ahí se creó un clima de complicidad, que explicaría, según ella, ciertas bromas que se realizaban entre ellos a través de los mensajes de whatsapp que salieron publicados en la prensa.
Más adelante su relación se fue enfriando, y en concreto Chaouqui ha mencionado a un astrólogo, Mauro Giacoponi, que conoció monseñor Vallejo y que provocó el distanciamiento entre ambos. Según ha asegurado, la última vez que se vieron fue el 22 mayo 2015.
Según la imputada su único error fue “no informar a los superiores de las rarezas de monseñor Vallejo”. Por otro lado, ha admitido que vio cómo Vallejo facilitaba una contraseña al periodista Nuzzi para permitirle el acceso a su correo pero que no sabía a qué tipo de documento tendría acceso con esa clave.
El juicio se retoma el próximo lunes por la mañana. Aún quedan dos imputados por ser interrogados: Nicola Maio, secretario de monseñor Vallejo y el periodista Gianluigi Nuzzi, autor de Vía Crucis.





________________________________________

San Juan Bautista de La Salle – 7 de abril
Isabel Orellana Vilches | 06/04/16

(ZENIT – Madrid).- San Juan Bautista de La Salle nació en Reims, Francia, el 30 de abril de 1651. Era el primogénito de una numerosa prole nacida en el seno de una familia adinerada. Su padre era magistrado de la audiencia, de modo que pudo haber tenido lo que quisiera, pero escogió a Cristo por encima de todo. A los 11 años recibió la tonsura, y a los 16 fue nombrado canónigo del cabildo de la catedral. Un primo suyo, canciller de la universidad, renunció a la canonjía en su favor. Estudió en el colegio Bons-Enfants, y cuando estaba en edad de elegir, en lugar de optar por la carrera de derecho, como su padre hubiese deseado, determinó ser sacerdote. Su progenitor no puso inconveniente. Graduado como Maestro en Artes, ingresó en el seminario de San Sulpicio de París. Su virtud no pasaba desapercibida. El superior de la congregación expresó su parecer en estos términos: «De La Salle fue un constante observador de la regla. Su conversación fue siempre agradable e irreprochable. Parece que nunca ha ofendido a nadie, ni ha incurrido en censura por parte de nadie».
En ese periodo sus padres fallecieron y él quedó a cargo de la administración de las propiedades. Eso le obligó a dejar el seminario. A veces las sombras se cernían sobre él. Dudaba de sí mismo sopesando sus capacidades que minusvaloraba en extremo. La oración y el acompañamiento de buenos directores le ayudó a ser ponderado en los juicios. Al respecto, fue especialmente significativo el consejo que recibió de Nicolás Roland, canónigo y teólogo de Reims. En 1678 recibió el sacramento del orden. Dos años más tarde obtuvo el grado de doctor en teología y poco después se implicó en la fundación de una escuela. Casi a continuación, de forma imprevista tomó bajo su responsabilidad el avituallamiento de una comunidad religiosa femenina.
Estando en la treintena sopesaba las vías que le convenía seguir para dar el mejor cauce a su vida. La docencia, la tarea parroquial, o la asistencia caritativo social a las escuelas y maestros, eran opciones que barajaba. Fue ésta última la que orientó su acontecer. Había reparado en el colectivo de muchachos que vivían en zonas marginales, sin acceso a una educación que parecía sonreír únicamente a los que más recursos tenían. Algunos andaban por el mundo abandonados a su suerte; otros habían caído en lo más bajo y requerían atención especial. Precisaban una persona que se ocupase de restituirles su dignidad; ello les permitiría hacerse acreedores de la confianza y del respeto de sus congéneres.
Una de las decisiones que tomó Juan Bautista fue dejar a su familia para convivir con un grupo de docentes. Entonces percibió las necesidades que tenían, comenzando por la formación. Durante unos meses del año 1680 proporcionó una sólida preparación integral de orientación cristiana a los que acogió en su casa. En 1683 consiguió que se aceptara su renuncia a la canonjía, que había intentado antes sin éxito, y repartió su fortuna entre los pobres. Al año siguiente comenzaba a germinar su fundación, el Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas (Hermanos de la Salle). Hermanos por el espíritu fraterno que les vinculaba entre sí y todos con Cristo. El eje vertebral era la familiarización con la presencia de Dios en sus vidas. A través de ella se ponía de manifiesto la tutela del Creador hacia cada uno de sus hijos. Con esta práctica, seguida no solo por los alumnos sino también por el profesorado, les inducía a ver el mundo y actuar en el día a día.
Roland había vaticinado: «Tu celo la hará prosperar». «Completarás el trabajo que he iniciado. En todo esto, el padre Barré será tu modelo y guía». Juan Bautista siempre manifestó que la idea de la obra no fue suya. Reconoció también: «Si alguna vez hubiera pensado que lo que hice por pura caridad con los maestros pobres iba a terminar haciendo que viviera con ellos, hubiera renunciado al instante». Pero le había guiado su plena confianza en la Providencia: «Debo hacer el trabajo de Dios y si lo peor debe pasar roguemos al Señor por fuerza». Así superó abandonos, destituciones y muchas pruebas. Uno de sus grandes pesares fue la prematura muerte de Henri L’Heureux en 1690, cuando estaba presto a ordenarse. Tras ella entendió que la fundación no debía estar integrada por sacerdotes.
Al abrir las escuelas la idea de Juan Bautista fue instaurar la gratuidad para todos con independencia de la economía familiar de cada uno; era algo que chocaba con otros intereses. Pero los Hermanos de la Salle siguieron adelante. En esa época lo habitual era la enseñanza individualizada. Por eso sorprendía que los alumnos pudieran recibirla todos juntos y a la vez, lo cual suscitó enconadas oposiciones. Hasta en estamentos eclesiales se miró con recelo el nacimiento de este proyecto gestionado por laicos consagrados, dedicados a enseñar «juntos y por asociación». Se hallaba fuera de los cánones conocidos y las autoridades educativas no salían de su asombro. El santo organizó centros de formación de maestros, escuelas especiales para jóvenes que habían delinquido y a quienes había que reinsertar, escuelas técnicas, otras secundarias para lenguas modernas, ciencias y letras… Todo ello con excelente calidad. Era un campo abonado para alentar a una vocación religiosa porque los padres y maestros estaban implicados en la educación.
Escribió silabarios, catecismos para uso escolar, salterios y obras pedagógicas y espirituales. La «Guía de las Escuelas Cristianas» se considera el mejor texto pedagógico del siglo XVII. Y «Meditaciones» es valiosísimo para educadores cristianos. Juan Bautista falleció en Saint-Yon, cerca de Rouen, el 7 de abril de 1719. Al fin de sus días había confesado: «Si Dios me hubiera revelado lo bueno que podría ser logrado por este instituto, y de la misma manera me hubiera hecho saber las pruebas y los sufrimientos que lo acompañarían, mi valor habría fallado, y yo nunca lo habría emprendido». León XIII lo beatificó el 19 de febrero de 1888. Él mismo lo canonizó el 24 de mayo de 1900.