Servicio diario - 11 de mayo de 2016


 

El Papa: La lógica de la misericordia no entiende de premios o castigos
Posted by Rocío Lancho García on 11 May, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha celebrado una semana más la audiencia general en la plaza de San Pedro, en presencia de miles de personas procedentes de todas las partes del mundo. Este miércoles, tal y como ha indicado el Santo Padre, los enfermos han seguido la audiencia desde el Aula Pablo VI, debido a la previsión de lluvia. Por eso, al iniciar la catequesis, el Papa ha pedido a los presentes en la plaza enviar un saludo a los enfermos. Como es habitual, antes de empezar la catequesis, a su llegada a la plaza en el papamóvil, ha recorrido los pasillo para saludar y bendecir de cerca a los fieles allí reunidos.
Después de escuchar la lectura del Evangelio del Hijo Pródigo y tomándola como referencia, el Pontífice ha reflexionado sobre la misericordia de Dios. De este modo, en el resumen que el Papa hace en español ha precisado que esta parábola “nos muestra la lógica de la misericordia de Dios”. Esta marca su modo de actuar con los hombres, “abre nuestros corazones a la esperanza y nos devuelve la dignidad de hijos de Dios”, ha indicado el Papa. La lógica de la misericordia usada por el padre –ha precisado– es muy distinta a la lógica usada por los dos hijos de la parábola, pues el hijo menor, sumido en la tristeza, pensaba merecer un castigo por los pecados cometidos, mientras que el hijo mayor, presumiendo de estar siempre con el padre, esperaba una recompensa por los servicios prestados.
El Pontífice ha recordado que tanto el uno como el otro necesitaban experimentar la misericordia, por eso “el padre invita a ambos a hacer fiesta”, pues la lógica de la misericordia “no entiende de premios o castigos, sino de acoger a todo el que necesita de misericordia y perdón, y de que todos vuelvan a ser hermanos. Precisamente –ha concluido– en ver a los hijos juntos y reconociéndose como hermanos consiste la alegría del padre.
A continuación ha saludado cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Acojamos con gozo –ha exhortado– la invitación de Jesús a participar en la fiesta de la misericordia y de la fraternidad, y abramos nuestro corazón para ser misericordiosos como el Padre.
Después de los saludos en las distintas lenguas, como es habitual, el Santo Padre ha dedicado unas palabras a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Así, ha deseado para los jóvenes que cada uno sepa conocer, entre las muchas voces del mundo, la del Espíritu Santo, que continúa hablando al corazón de quien sabe ponerse a la escucha. El Papa ha pedido a los enfermos que se encomienden al Espíritu que no dejará que les falte nunca la luz consoladora de su esperanza. Finalmente, a los recién casados les ha deseado que sean en el mundo, transparencia del amor de Dios con la fidelidad de su amor y la unión de su fe.
El Papa saludó también a los peregrinos brasileños, a quienes indicó que “cuando nos preparamos para la fiesta de Pentecostés, pido al Señor que derrame con abundancia los dones de su Espíritu para que el país, en este momento de dificultad, siga por los caminos de armonía y paz, con la ayuda de la oración y el diálogo. Pueda Nuestra Señora Aparecida -que como una buena madre nunca abandona a sus hijos- ser defensa y guía en el camino”.


Texto completo de la catequesis del papa Francisco en la audiencia del miércoles 11 de mayo de 2016
Posted by Redaccion on 11 May, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- En la audiencia general de este miércoles en la plaza de San Pedro, el papa Francisco ha reflexionado sobre la parábola del hijo pródigo y ha recordado que el abrazo y el beso del padre da a entender que “ha sido siempre considerado hijo, a pesar de todo, pero es siempre su hijo”. Publicamos a continuación el texto completo
“Queridos hermanos y hermanas, buenos días.
Hoy esta audiencia se realiza en dos lugares: porque había peligro de lluvia, los enfermos están en el Aula Pablo VI y nos siguen a través de las pantallas. Dos lugares pero una sola audiencia. Saludamos a los enfermos que están en el Aula Pablo VI.
Queremos reflexionar hoy sobre la parábola del padre misericordioso. Esta habla de un padre y de sus dos hijos, y nos hace conocer la misericordia infinita de Dios.
Empezamos por el final, es decir por la alegría del corazón del Padre, que dice: “Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado” (vv. 23-24). Con estas palabras el padre ha interrumpido al hijo menor en el momento en el que estaba confesando su culpa “ya no merezco ser llamado hijo tuyo…” (v. 19).
Pero esta expresión es insoportable para el corazón del padre, que sin embargo se apresura para restituir al hijo los signos de su dignidad: el vestido, el anillo, la sandalias. Jesús no describe un padre ofendido o resentido, un padre que por ejemplo dice “me la pagarás”, no, el padre lo abraza, lo espera con amor; al contrario, la única cosa que el padre tiene en el corazón es que este hijo está delante de él sano y salvo. Y esto le hace feliz y hace fiesta.
La recepción del hijo que vuelve está descrita de forma conmovedora: “Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó” (v. 20). Cuánta ternura, lo vio desde lejos, ¿qué significa esto? Que el padre subía a la terraza continuamente para mirar el camino y ver si el hijo volvía. Lo esperaba, ese hijo que había hecho de todo, pero el padre lo esperaba. Es algo bonito la ternura del padre. La misericordia del padre es desbordante y se manifiesta incluso antes de que el hijo hable.
Cierto, el hijo sabe que se ha equivocado y lo reconoce: “trátame como a uno de tus jornaleros” (v. 19). Pero estas palabras se disuelven delante del perdón del padre. El abrazo y el beso de su padre le han hecho entender que ha sido siempre considerado hijo, a pesar de todo, pero es siempre su hijo. Es importante esta enseñanza de Jesús: nuestra condición de los hijos de Dios es fruto del amor del corazón del padre; no depende de nuestros méritos o de nuestras acciones, y por tanto nadie puede quitárnosla. Nadie puede quitarnos esta dignidad, ¡ni siquiera el diablo! Nadie puede quitarnos esta dignidad.
Esta palabra de Jesús nos anima a no desesperar nunca. Pienso en las madres y a los padres aprensivos cuando ven a los hijos alejarse tomando caminos peligrosos. Pienso en los párrocos y catequistas que a veces se preguntan si su trabajo ha sido en vano. Pero pienso también en quien está en la cárcel, y les parece que su vida ha terminado; en los que han tomado decisiones equivocadas y no consiguen mirar al futuro; a todos aquellos que tienen hambre de misericordia y de perdón y creen que no lo merecen… En cualquier situación de la vida, no debo olvidar que no dejaré nunca de ser hijo de Dios, de un Padre que me ama y espera mi regreso. También en la situación más fea en mi vida Dios me espera, quiere abrazarme.
En la parábola hay otro hijo, el mayor; también él necesita descubrir la misericordia del padre. Él siempre se ha quedado en casa, ¡pero es muy distinto al padre! A sus palabras les falta ternura: “Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes… Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto…” (vv. 29-30). Habla con desprecio. No dice nunca “padre”, “hermano”. Presume de haberse quedado siempre junto al padre y haberle servido; y aún así no ha vivido nunca con alegría esta cercanía. Y ahora acusa al padre de no haberle dado nunca un ternero para hacer fiesta. ¡Pobre padre! ¡Un hijo se había ido, y el otro no ha estado nunca cercano realmente! El sufrimiento del padre es como el sufrimiento de Dios y de Jesús, cuando nos alejamos o cuando pensamos estar cerca y sin embargo no lo estamos.
El hijo mayor, también él tiene necesidad de misericordia. Los justos, esos que se creen justos, tienen también necesidad de misericordia. Este hijo nos representa cuando nos preguntamos si vale la pena trabajar tanto si luego no recibimos nada a cambio. Jesús nos recuerda que en la casa del Padre no se permanece para recibir una recompensa, sino porque se tiene la dignidad de hijos corresponsables. No se trata de canjear con Dios, sino de seguir a Jesús que se ha donado a sí mismo en la cruz y esto sin medidas.
«Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría» (v. 31). Así el dice el Padre al hijo mayor. ¡Su lógica es aquella de la misericordia! El hijo menor pensaba que merecía un castigo a causa de sus propios pecados, el hijo mayor esperaba una recompensa por sus servicios. Los dos hermanos no hablan entre ellos, viven historias diferentes, pero ambos razonan según una lógica extraña a Jesús: si haces el bien recibes un premio, si haces el mal serás castigado; y esta no es la lógica de Jesús, no lo es. Esta lógica es invertida por las palabras del padre: «Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado» (v. 31). ¡El padre ha recuperado al hijo perdido, y ahora puede también restituirlo a su hermano! Sin el menor, también el hijo mayor deja de ser un “hermano”. La alegría más grande para el padre es ver que sus hijos se reconozcan hermanos.
Los hijos pueden decidir si unirse a la alegría del padre o rechazarla. Deben interrogarse sobre sus propios deseos y sobre la visión que tienen de la vida. La parábola termina dejando el final en suspenso: no sabemos qué cosa ha decidido hacer el hijo mayor. Y esto es un estímulo para nosotros. Este Evangelio nos enseña que todos tenemos necesidad de entrar a la casa del Padre y participar de su alegría, en la fiesta de la misericordia y de la fraternidad. Hermanos y hermanas, ¡abramos nuestro corazón, para ser “misericordiosos como el Padre”! Gracias.



El encuentro de Francisco con el jefe de los Bektashi de ‘hermano a hermano’
Posted by Redaccion on 11 May, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha recibido esta mañana en el Vaticano al jefe mundial de la comunidad de los Bektashi, Baba Edmond Brahimaj. Se trata de una confraternidad musulmana de derivación sufí, fundada en el siglo XIII en Turquía y difundida hoy sobre todo en Albania. Como todas las comunidades religiosas albanesas también los Bektashi sufrieron persecuciones bajo el régimen comunista.
Han sido varias las ocasiones en las que han participado en eventos promovidos por la Santa Sede, como algunas Jornadas de Oración por la Paz en Asís y la beatificación de la Madre Teresa en el 2003. Asimismo, estuvieron con el papa Francisco en septiembre de 2014, con ocasión de su viaje a Albania.
Baba Edmond Brahimaj explica, en una entrevista en Radio Vaticano realizada después del encuentro, que ha sido un “maravilloso” en el que el Papa, dejando de lado el protocolo, “se ha acercado de hermano a hermano, con una gran cordialidad”. Del mismo modo precisa que ha sido un mensaje de fraternidad, “hemos reafirmado el valor del diálogo, del encuentro fraterno y de la importancia que las comunidades religiosas tienen para la sociedad actual”.
Sobre el encuentro con el Santo Padre indicado que le ha conmovido sobre todo el “recuerdo indeleble de la visita apostólica que ha realizado en Albania” y “las imágenes que conserva en el corazón y en la mente: la juventud y la fuerza de este pueblo y de este país”.
El Santo Padre –cuenta el jefe de los Bektashi– ha recordado los cementerios, con las tumbas de las personas que sacrificaron su vida siendo perseguidas. El Papa también ha recordado el trabajo del Consejo de las comunidades religiosas en Albania que se encuentra con regularidad precisamente para conservar la convivencia pacífica y constructiva en el país.
Asimismo, el Pontífice ha hecho mención al encuentro que tuvo con todas las comunidades religiosas en Albania, “donde ha visto una firme voluntad del encuentro, del diálogo fraterno, sincero, franco, para transmitir a todos los creyentes el camino del amor, del encuentro y de la paz que el Señor nos ha dejado, porque no hay alternativas al camino de la paz y del encuentro”.
A propósito de la comunidad Bektashi, su responsable máximo subraya que “es un corriente del misticismo islámico, que transmite la paz, la fraternidad y la fe en el Señor”. Es un puente de unión –añade– entre occidente y oriente.
De este modo señala que el camino que ha recorrido y recorre el Bektashismo es el de la paz y la fraternidad, como único camino que conduce al Señor, que hace encontrar a los hombres como hermanos delante Dios. También precisa que el Bektashismo ha luchado por la familia y la defiende como fundamento de la sociedad. Recordando que el hombre y la mujer gozan de la misma dignidad, precisa que los Bektashi no cubren a las mujeres con el burka u otro tipo de indumentarias, porque “el hombre es imagen de Dios y la dignidad del hombre no debe ser cubierta”. Igualmente se manifiestan contra todo tipo de violencia y terrorismo.
Para concluir aprovecha la ocasión para asegurar que apoyan y siguen al Santo Padre, el papa Francisco, “una guía que lleva la bandera de la paz, de la convivencia pacífica entre las religiones, entre los pueblos y las naciones”. Y se reconocen “orgullosos de tener también a Madre Teresa como un ejemplo concreto de cómo se puede encarnar y vivir el amor de Dios en los gestos concretos hacia el prójimo”.


Cientos de superioras generales realizan un congreso en Roma
Posted by Redaccion on 11 May, 2016



(ZENIT – Roma).- La Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) está realizando en Roma su XX asamblea plenaria, en la cual participan casi 900 personas. Inició el pasado lunes 9 de mayo y concluye en la tarde del viernes 13, con la presentación del plan estratégico y con una misa celebrada por el cardenal João Braz de Aviz.
Este jueves será un día especial porque tendrán el encuentro con el papa Francisco en el Vaticano, en el Aula Pablo VI, que coincide además con los 50 años de la fundación de la Unión Internacional de Superioras Generales.
La UISG es una organización aprobada canónicamente, un foro internacional donde las superioras generales pueden compartir sus vivencias, intercambiar información y enriquecerse con sus experiencias de líderes.
En esta plenaria, titulada ‘Tejer la solidaridad global a favor de la vida’, se quiere abordar el tema a partir de diversos ángulos: el cuidado del planeta, los grandes problemas del mundo, la vida religiosa, la solidaridad y de qué manera vivirla.
Durante esta asamblea que coincide con el 50 aniversario de la fundación de la UISG, nacida el 8 de diciembre de 1965, “recorreremos momentos importantes de nuestra historia y miraremos hacia el futuro comunicando los primeros frutos de la planificación estratégica” aseguran los organizadores.
Su actividad es animar el diálogo y a la colaboración entre congregaciones religiosas dentro de la Iglesia y con la sociedad entera, ofrecer programas, encuentros y publicaciones para ayudar a sus miembros en su formación de líderes de las Congregaciones religiosas.
Se comunica con la Congregación para Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), y otros organismos importantes de la Iglesia como organizaciones sociales en cuestiones relacionadas con la Vida religiosa. Asimismo promueve el trabajo en red y la solidaridad entre las religiosas del mundo entero.



Talitha Kum presenta un nuevo vídeo contra la trata de personas
Posted by Redaccion on 11 May, 2016



(ZENIT – Roma).- La red de las Consagradas contra la trata de personas -Talitha Kum- ha presentado en el segundo día de la Asamblea Plenaria de Superiores Generales (UISG) que se está realizando en Roma, una iniciativa para luchar contra este fenómeno: un vídeo de un minuto, en varios idiomas, para alertar e invitar a afrontar juntos el tráfico de seres humanos.
Andrea Cantoni y Gloria Rebecchi fueron los encargados de realizar este vídeo de Talitha Kum. Se puede utilizar para crear conciencia y sensibilizar sobre la trata de personas y presentar el trabajo de dicha red.
Las imágenes que eligieron para el vídeo son sugestivas. Al principio, el ritmo es rápido y a continuación pasa a un ritmo más lento que invita a la reflexión y a entrar en contacto con el drama humano de la explotación y la trata de personas.
La conclusión es una invitación a la esperanza que nace cuando uno no permanece pasivo, pero con gestos sencillos y cotidianos se esfuerza para construir un mundo mejor.
La imagen final es altamente simbólica y recuerda la parábola del buen samaritano. La trata de personas rompe, descarta y destruye la vida de muchas mujeres, niños y hombres. Todo cambia cuando tenemos el valor de ver, volviéndonos cercanos como hermanos y hermanas.
El spot se puede ver en la página web o en Youtube


La imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre dada al Papa llega a la Ermita de Miami
Posted by Sergio Mora on 11 May, 2016



(ZENIT – Roma).- La imagen de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, entregada al papa Francisco en su visita a la Isla, y que llegó con él a Estados Unidos, ha ingresado este martes en la Ermita de la Caridad del Cobre en Miami, en donde fue recibida calurosamente.
La llegada coincide con el centenario de la proclamación de la Virgen María como patrona del pueblo cubano bajo la advocación de la Caridad del Cobre, realizada por el papa Benedicto XV, evento que ha sido festejado por los cubanos en todo el mundo con diversas misas y manifestaciones.
Desde el santuario en Estados Unidos señalan que “unidos en su amor y presididos por el arzobispo de Miami Thomas Wenski” celebran este acontecimiento “en sintonía de fe y esperanza con nuestros hermanos que en Cuba, y al mismo tiempo, participan de una celebración con todos los obispos cubanos en el Santuario Nacional de El Cobre”.
Y señalan que “esta imagen, entregada al Papa con la encomienda de ser traída al exilio como signo de unidad de la familia cubana, constituye un significativo gesto de fraternidad e inclusión”.
La ermita nace en la arquidiócesis de Miami, donde el 8 de septiembre de 1961, fue celebrada la fiesta de la Virgen de la Caridad ante 30 mil exiliados cubanos, en una misa presidida por su primer pastor, el arzobispo Coleman F. Carroll, “en un pueblo que, buscando libertad, abandonaba su patria dejándolo todo menos el amor a la Madre Celestial” indica la web del santuario.
El Rector de la Ermita de la Caridad, padre Juan Rumín Domínguez, señaló antes del evento: “La hermosa imagen de nuestra patrona fue entregada al Papa por la familia cubana en Santiago de Cuba, con la encomienda de ser llevada como símbolo de amor y unidad a la familia cubana en el exilio”. Y desea que “este gesto fraterno pueda llegar a los corazones de todas las familias cubanas que se encuentran, como nunca antes, dispersas por el mundo”.
Recuerda también que la imagen que habitualmente preside la Ermita, “un día de su fiesta, en 1961, llegó a Miami dentro de una maleta, como una refugiada más, y hasta el día de hoy no ha dejado de acompañarles desde su querida Ermita, junto a la Bahía de Biscayne. Ella cuida de sus hijos dondequiera que se encuentren y quiere reunirlos a todos bajo su manto y como un sólo pueblo”.
“Quiera Dios –concluye el rector del santuario ubicado en Miami– que por la intercesión de la Virgen de la Caridad y a pesar de las distancias de todo tipo que nos separan, podamos acoger el mensaje que trae consigo este símbolo de fe y cubanía: “La Caridad nos une”.


Una histórica carta de cien años
Posted by Redaccion on 11 May, 2016



Por monseñor Wilfredo Pino Estévez, obispo de Guantánamo-Baracoa
(Diócesis de Guantánamo-Baracoa, Guantánamo, 3 de mayo de 2016).- Siendo aún un joven sacerdote en la iglesia de La Merced de Camagüey me emocionó tener un día en mis manos el expediente original del matrimonio del Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz y su adorada Amalia Simoni Argilagos. Allí estaban las firmas de los dos enamorados.
Algo similar me ocurrió con la Carta que los Veteranos de nuestras luchas por la independencia, escribieran, el 24 de septiembre de 1915 y desde la Villa del Cobre, al entonces Papa Benedicto XV pidiéndole que nombrara Patrona de Cuba a la Virgen de la Caridad. ¿Sería posible encontrar el original de esa carta? Mi interés me llevó a preguntar en la Nunciatura Apostólica o Embajada de la Santa Sede en Cuba, si se podría conseguir una copia de esa carta (…)
Las valerosas firmas de aquellos miembros y simpatizadores del Ejército Libertador Cubano venían encabezadas por el Mayor General Jesús Rabí y seguidas por muchísimas más entre las que se pueden distinguir las de Agustín Cebreco y Tomás Padró Valiente; los Generales de Brigada Tomás Padró Griñán, Vicente Miniet y Bernardo Camacho; el General Luis Bonne; los Tenientes Coroneles Rafael Gutiérrez y José Dolores Vicente; el Coronel Pedro P. Díaz; los Comandantes Ramón Garrigas y Antonio Pacheco; el Sub-Prefecto Nicolás Torres; el Sargento Raimundo Lora; y los soldados Ramón Rodríguez, Juan de la Caridad Pérez, Rafael Argilagos, Julio Sánchez, Otilio Álvarez, Pedro Núñez, Diego Estrada, Alcibiades Villegas, Patricio Vinent, etc, etc.
El deseo de tener a la Virgen de la Caridad como Patrona de Cuba había nacido tan desde el pueblo que la bella y emotiva carta escrita a máquina tiene alguna falta de ortografía y acentos que faltan o sobran y sus errores de mecanografía, pero es algo que no le quita ningún mérito sino que, al contrario, la hace todavía más preciosa porque se demuestra con ello que fue escrita por manos que supieron ser fuertes para empuñar el machete mambí pero que no encontraron el tiempo necesario para dedicarlas al estudio.
Los bravos mambises solicitaban el título de Patrona de Cuba para la Virgen de la Caridad. Por ello creo ahora conveniente explicar de qué se trata cuando hablamos de un patrono o patrona de un pueblo o de un país. Patrono es una palabra proveniente del Derecho Romano. En todo proceso judicial de la antigua Roma, el Patrono era lo que hoy llamaríamos “el abogado defensor”. Según las normas, debía ser un hombre libre, ciudadano romano, influyente, y con medios para defender a los más débiles. Era, por tanto, una persona muy importante y bienhechora, a la que acudían los necesitados para conseguir su favor en los tribunales o ante la autoridad.
¿Cómo pasó este concepto al lenguaje y a la tradición de la Iglesia? Fue San Ambrosio (c337-397), obispo de Milán, abogado y gran orador, quien aplicó a los santos de la Iglesia el nombre y la realidad jurídica del Patrono. Ambrosio preguntaba: “¿Qué hace un santo en el cielo ante Dios?” Y se respondía y enseñaba a los fieles: “Hace lo mismo que el Patrono ante el juez o el Emperador: pide, suplica, ruega por nosotros y nos obtiene de Dios los favores que le pedimos”.Así de sencillo y claro se nos explica lo que son para nosotros los Patronos o Patronas: intercesores ante Dios, como lo era el Patrono romano ante el juez o la autoridad.
El elegir un patrono nacía, en muchísimas ocasiones, del mismo pueblo, algo que después era aprobado por la autoridad de la Iglesia. Así ocurrió con nuestra Virgencita de la Caridad. Felizmente, el Papa accedió a esta solicitud de los Veteranos el 10 de mayo de 1916. Desde ese momento, decir Patrona de Cuba era igual que decir Virgen de la Caridad.
Repasando la historia vemos cómo, a través de los años, cada país ha querido tener a la única Virgen María como algo propio, como las banderas que identifican a cada nación: para los mejicanos ella es la Virgen de Guadalupe; para los franceses es la Virgen de Lourdes; para los portugueses, la Virgen de Fátima; para los brasileños es La Aparecida; para los venezolanos, Nuestra Señora de Coromoto; y así los demás. Para los cubanos, ella es la Virgen de la Caridad.
¿A qué criatura, después de Jesucristo, han elevado los hombres más oraciones, más cantos, más iglesias, que a la Virgen María? ¿Qué criatura humana ha sido más amada e invocada, lo mismo en la alegría que en el dolor? ¿Qué nombre ha sido mencionado, después del de Jesucristo, con más frecuencia que el de María?
Cuba necesita de la Virgen de la Caridad, la Virgen del Amor, para saber buscar lo que une y no lo que divide; para saber perdonar y buscar la reconciliación; para eliminar las rencillas y curar enfermedades u olvidos de nuestra memoria, para ser misericordiosos unos con otros. Cuba necesita de la Virgen de la Caridad para que ella nos lleve a conocer a Jesucristo, amarlo y seguirlo. Ciertamente, la Caridad nos une.
(Leer el texto completo)
He aquí el facsímil de la carta original. Al brindar su transcripción se respeta la mecanografía y ortografía originales.
A S. S. Benedicto XV.
SANTÍSIMO PADRE:
Los que suscriben, hijos de la Santa Iglesia Católica
Apostólica Romana, a S. S. humildemente exponen:
Que son miembros unos y simpatizadores otros, del Ejército Libertador Cubano, título que constituye el timbre de nuestra mayor gloria, por sintetizarse en él, el supremo bien de la Libertad e Independencia de nuestra Patria; que junto a ese título, ostentamos otro, que es el de pertenecer a la Iglesia Católica Apostólica Romana, en cuyo seno nacimos, al amparo de sus preceptos vivimos y de acuerdo con éllos queremos dejar de existir; y esos dos títulos hacen que hoy, reunidos en la Villa del Cobre, en donde se encuentra el Santuario de la SANTÍSIMA VIRGEN de la CARIDAD, y postrados reverentemente ante su altar, acordemos acudir a S. S para que realice la más hermosa de nuestras esperanzas y la más justa de las aspiraciones del alma cubana, declarando Patrona de nuestra joven República a la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre, y de precepto para Cuba, el día que lleva su Santísimo nombre, ocho de Septiembre.
No pudieron ni los azares de la guerra, ni los trabajos para librar nuestra subsistencia, apagar la fé y el amor que nuestro pueblo católico profesa a esa Virgen veneranda; yantes al contrario, en el fragor de los combates y en las mayores visisitudes de la vida, cuando más cercana estaba la muerte o más próxima la desesperación, surgió siempre como luz disipadora de todo peligro o como rocio consolador para nuestras almas, la visión de esa Virgen cubana por excelencia, cubana por el origen de su secular devoción, y cubana porque así la amaron nuestras madres inolvidables, así la bendicen nuestras amantes esposas y así la han proclamado nuestros soldados orando todo sante élla para la consecución de la victoria y para la paz de nuestros muertos inolvidados; y acusaría una vergonzosa ingratitud por nuestra parte, el que a los beneficios que esa Virgenexcelsa nos prodiga, permanecieramos inactivos o mudos, y no levatáramos nuestra voz ante el sucesor de San Pedro, para que haciéndose interprete de los sentimientos del pueblo católico de Cuba y de los de su Ejército Libertador que profesan la religión de nuestros antepasados, y usando de las facultades de que se encuentra investido, declare, previo los trámites correspondientes como Patrona de la República de Cuba a la Virgen de la Caridad del Cobre , y de fiesta eclesiástica en élla el día que lleva su santo nombre.
Por tanto, a Su Santidad suplicamos humildemente se sirva acceder benigno a nuestra solicitud.
Villa del Cobre a veinticuatro de Septiembre de mil novecientos quince. (Siguen las firmas de oficiales, clases y soldados del Ejército Libertador)



En san Isidro, amigo fuerte de Dios, se revela Pentecostés
Posted by Redaccion on 11 May, 2016



(ZENIT – Madrid).- En su nueva carta semanal, el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, recuerda la figura del santo patrono de la ciudad, san Isidro Labrador, cuya fiesta se celebra el próximo domingo, 15 de mayo:
Hacemos memoria de un amigo fuerte de Dios, cuya santidad dejó una huella tan profunda en Madrid que ha traspasado fronteras. El trabajo realizado, las relaciones mantenidas con quienes se encontraba y con quienes venían en su ayuda, convirtieron su casa y sus campos en un lugar de encuentro; en una casa común en la que quien llegaba no se sentía forastero, advenedizo o un estorbo, sino que percibía que era de su familia. Hizo verdad lo que muchos siglos después con palabras muy bellas nos dice el Concilio Vaticano II: «Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo».
San Isidro, su esposa y su hijo dieron testimonio de generosidad, entrega, misericordia y justicia; vivieron pendientes de las necesidades de los demás, tuvieron siempre abiertas las puertas a todos. Su vida perfiló de una manera singular quién es el ser humano y qué está llamado a ser en esa imponente obra de la creación. La vida de san Isidro es una manifestación clara y sabia de que Dios ha creado todo por amor, que ha hecho un mundo bueno, ordenado y que tiene un fin. ¡Con qué hondura, según la tradición, manifiesta san Isidro en su vida que todo lo que existe, por muy pequeño que sea, tiene un autor que es Dios mismo! Precisamente por eso, el ser humano, que ha sido creado a su imagen y semejanza, tiene necesidad de vivir abierto a Dios y a los demás, tiene necesidad de relación con Él y con los otros. Y no de cualquier apertura o relación, sino de la misma que Dios tiene con todo y que nosotros tenemos por gracia.
San Isidro es amigo de Dios por la fuerza que en su vida tiene la acción del Espíritu Santo. En su persona se revela Pentecostés. Entre otras cosas por su conocimiento vivo de Jesucristo, que le hacía vivir en tono pascual y que se manifiesta en estas realidades: a) Supo vivir teniendo las puertas de su vida totalmente abiertas para que todos pudieran entrar; b) Precisamente por ello, nunca tuvo miedos, sabía que estos llegan a la vida cuando queremos guardar algo por nuestras fuerzas. Él todo lo ponía para que lo guardase Jesucristo, de ahí su generosidad y caridad absoluta con todos los que se acercaban a su vida; c) Jesucristo y el Espíritu Santo le daban un modo de entender la vida que tenía y daba paz, la que tiene un rostro que es Cristo; d) Su vida estaba llena de alegría que contagiaba a quienes vivieron con él, una alegría que no venía de sí mismo, sino de saberse salvado, querido, ayudado, conformado por Jesucristo; e) Y todo lo anterior le hizo vivir como discípulo misionero; su trabajo, su tarea, su familia, todas sus relaciones, los vivía como alguien que se sabía enviado por Cristo para regalar la Buena Noticia.
Os invito a contemplar a este amigo fuerte de Dios que es san Isidro en cinco dimensiones de su existencia:
• 1. Como amigo fuerte de Dios, san Isidro nada vive, hace o construye sin experimentar y hacer experimentar a quienes viven a su lado que somos criaturas de Dios. De alguna manera su vida enlaza con lo que el Papa Francisco nos dice en la encíclica Laudato si, recordando el Cántico de las criaturas de san Francisco: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba». ¡Qué hondura alcanza descubrir a hombres como san Isidro, quien nos dice con su vida que el auténtico desarrollo humano supone el respeto a la persona humana en su conexión con todo lo creado! Acoge la vida de Dios que siempre nos impulsa a darnos y a no guardarnos.
• 2. Como amigo fuerte de Dios, san Isidro crea fraternidad y compromiso en el cuidado de todo lo que existe. Lo manifiesta en el cuidado de sus campos, en la caridad expresada en toda su vida. El fruto de la tierra que él cultivaba era para el hombre. ¡Qué profundidad tiene para nosotros descubrir que todo lo que existe y creó Dios tiene parentesco! Llamados siempre a buscar el bienestar de todos, llamados siempre a comportarnos como Dios mismo, que cuando creó lo que existe vio que todo era bueno y todo lo puso al servicio de los hombres.
• 3. Como amigo fuerte de Dios, san Isidro buscaba siempre la justicia, no su beneficio, su placer o su propio enriquecimiento. Supo compartir todo lo que tenía. Para él todos los hombres eran hermanos, de tal modo que el egoísmo inmisericorde nunca habitó en su corazón. Como buen labrador, ¡cómo le preocupaban el clima, el agua, las plantas, los árboles, los animales! Pero era una preocupación y ocupación por el daño que se podía hacer a las personas, especialmente a los pobres y débiles, si no se cuidaba lo creado.
• 4. Como amigo fuerte de Dios, san Isidro quiso vivir desde la verdadera imagen que Dios ha dado al hombre. No valen imágenes falsas construidas desde ideologías, filosofías o antropologías que no reconocen todas las dimensiones del ser humano. Cuando no se respetan todas las dimensiones, aunque existan personas que no quieran vivir desde ellas, se instauran dictaduras de diversa naturaleza, que son el mayor deterioro ecológico que existe. San Isidro nos muestra la identidad más radical del ser humano, diciéndonos con ello que la dignidad humana se realiza, se manifiesta en su verdadero esplendor, en ser imagen de Dios. Nada ni nadie puede destruir esta imagen. Pero para dar dignidad al ser humano, hay que recurrir al origen y destino en Dios que tiene el hombre. Cada persona es mucho más que un simple individuo de una especie, un pueblo o una clase social.
• 5. Como amigo fuerte de Dios, san Isidro supo que tenemos el deber de comportarnos entendiendo que la libertad no puede ser exclusivamente un instrumento para ponernos al servicio de nuestros fines particulares, sean los que sean. La libertad tiene que estar orientada al bien común. ¡Qué servicio a la humanidad hizo san Isidro al darnos con su vida un concepto de persona abierto a los demás, soñando fraternidad y paz, sabiendo que él es un regalo de alguien más grande, abrazado por Dios que le pide que él mismo abrace a quienes lo rodean. Este es san Isidro «presencia de Cristo en el mundo» que se convierte en parábola viva del «Dios con nosotros». El amigo fuerte de Dios es audaz y creativo. Es capaz, para que otros tengan esa misma amistad, de pensar nuevos objetivos, estilos y métodos. Tenemos una cultura inédita y se elabora en la ciudad, en nuestra ciudad de Madrid. Nuestra presencia en la misma requiere imaginar espacios de encuentro con Dios y con los hombres. San Isidro los hizo, ¿y tú?

Con gran afecto, os bendice,
+Carlos, arzobispo de Madrid


Santo Domingo de la Calzada – 12 de mayo
Posted by Isabel Orellana Vilches on 11 May, 2016



(ZENIT – Madrid).- Pertenece a una de las épocas que han contribuido a realzar la Ruta Jacobea. Él mismo forma parte de ella con su persona y quehacer. Dejó su impronta en una de las etapas de este Camino, incansablemente recorrido durante siglos por numerosos peregrinos que acuden a orar ante la tumba del Apóstol Santiago. Fue contemporáneo de los santos Domingo de Silos y Juan de Ortega, testigos de su virtud. Sus padres, Ximeno García y Orodulce lo acogieron con gozo cuando vino al mundo en Vitoria de Rioja, Burgos, España, hacia el año 1019. No podían ni imaginar la trascendencia que su retoño iba a tener, pero el impacto de su existencia bendecida con numerosos milagros se ha mantenido viva hasta el día de hoy. Eran dueños de distintas posesiones que pusieron a merced de los demás. Y seguramente la relevancia de lo que vivió en un hogar marcado por el desprendimiento debió insuflar en Domingo una pronta aspiración por la vida religiosa. Desde luego, su etapa de formación durante cuatro años junto a los monjes benedictinos de Nuestra Señora de Valvanera en Logroño, donde llegó hacia 1031, suscitó claro anhelo de formar parte de la comunidad. Allí se había impregnado de la riqueza amasada por estos humildes seguidores de Cristo, curtidos en la oración, en el trabajo y el estudio, conocedores de la ciencia, expertos miniaturistas, artífices de joyas únicas, incunables que continúan poniendo de relieve la fecundidad de la vida monástica y el esplendor de una época que aún perdura.
Con ese gran acervo patrimonial tuvo que partir Domingo sin lograr el propósito de convivir junto a los monjes el resto de sus días. Quizá el abad no quiso ensombrecer el futuro de sus padres que habían depositado sus esperanzas en el heredero y menos, siendo que su padre ya había fallecido, incrementar el pesar de Orodulce. Pero Domingo lo intentó de nuevo acudiendo al monasterio de San Millán de la Cogolla, otro de los bastiones espirituales y culturales colindantes. Tampoco allí tuvieron éxito sus pesquisas. Se ve que Dios había elegido para él la vida eremítica, la soledad, y la fecunda vía purgante del silencio, al menos durante un tiempo, ya que sus planes iban más allá. Y se retiró a la Ayuela o Fayuela, un pequeño monte rodeado de encinas cercano al enclave de lo que hoy se conoce como Domingo de la Calzada, para dar gloria al Altísimo.
Su morada fue una ermita derruida en torno a la cual cultivó la fértil tierra para abastecerse de lo preciso sin depender de la limosna. Era digno heredero de la genuina tradición eremítica y vivió como tal hasta el año 1039. Se sitúa esa fecha como la del inicio de su colaboración con el obispo de Ostia, Gregorio, que se había traslado a la localidad de Calahorra con un legado papal a efecto de ayudar a la gente a deshacerse de una insidiosa plaga de langosta que invadía sus campos. Fue él quién le ordenó sacerdote. Ambos construyeron un puente de madera para atravesar el río Oja pensando, sobre todo, en paliar las dificultades de acceso que hallaban los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela.
El prelado falleció en 1044 y Domingo siguió trabajando de manera incansable en solitario. Cuando el río varió su cauce y el puente primitivo dejó de ser viable, inició la compleja tarea de sustituirlo por uno de piedra. Destinó sus bienes a esta importante construcción amén de practicar la limosna para contribuir a los cuantiosos gastos que conllevaban materiales y mano de obra. A finales de 1046 culminó esta obra de ingeniería, un espléndido puente con 24 ojos sobre el río Oja, que facilitaba el constante trasiego de romeros. Aún existe en la actualidad. Pero su aportación a la Ruta Jacobea no había hecho más que comenzar. Después la incrementó con nuevas infraestructuras: albergues, una ermita que puso bajo la advocación de Santa María, un hospital para auxilio de los peregrinos… Y la creación de calzadas. Junto a Juan de Ortega varió el primitivo acceso romano desplazándolo hacia el sur en bien de los caminantes, y así consolidó el tránsito por Nájera y Redecilla del Camino. Por esta acción, la localidad se conoce como Santo Domingo «de la Calzada».
Contó con el apoyo de nobles y del monarca Alfonso VI de Castilla. Éste supo valorar la importancia del Camino de Santiago (Itinerario Cultural Europeo desde 1998), a todos los niveles. Contribuía al progreso y, además, fue decisivo para implantar el castellano en ese privilegiado entorno. Domingo atrajo allí el patrimonio cultural que acompaña a esta vía, porque la huella de la Ruta se aprecia en el esplendoroso románico que la circunda y en otras artes que florecieron a su paso junto a la arquitectura: música, pintura, escultura, etc. así como otros bienes inmateriales, costumbres, lenguas, pensamiento…
Se le atribuyen incontables milagros. Uno de los más populares puede que sea el acaecido en el siglo XIV en un mesón. Habría sido protagonizado por un matrimonio que transitaba hacia Santiago de Compostela junto a su hijo. Prendada de él la hija del posadero, y viendo que no era correspondida, fraguó su venganza introduciendo en el zurrón del muchacho un objeto de plata. Luego lo denunció, un delito por el que fue condenado a morir ahorcado. Pero no perdió la vida, como constataron sus padres al día siguiente. El joven explicó que la debía a Domingo que le libró del asfixiante cordel. El corregidor fue informado del suceso por los felices progenitores del muchacho. En ese momento tenía frente a sí un plato con un gallo y una gallina asados y se disponía a dar cuenta de las viandas. Así que no se le ocurrió otra comparación que la de las aves, respondiendo escéptico al matrimonio que su hijo estaba tan vivo como ellas. Y al momento cacarearon testificando así la autenticidad del milagro. De ahí el dicho: «Santo Domingo de la Calzada donde cantó la gallina después de asada». Domingo murió el 12 de mayo de 1109. Aunque no existe constancia de su fecha de canonización, en el Martirologio de 1584 ya aparecía inscrito como santo. Es patrón de los ingenieros civiles.