Tribunas

Las perlas de monseñor Javier Martínez

José Francisco Serrano Oceja

Que no. Que no me refiero a las últimas declaraciones del arzobispo de Granada, protagonista anejo, y no por voluntad, ni mucho menos, a titulares a cuatro y cinco columnas. Ni mucho menos.

Voy a escribir sobre las perlas de don Javier Martínez, un obispo que no encaja en los esquemas al uso, y así le va. Un obispo que no sabe lo que significa la palabra miedo, y que por algo será. Un obispo, que fue el obispo más joven de España, que ha recorrido mucho camino. Y de quien se dice que le ha tocado la mano del Papa, que es como decir, que está protegido. Los amigos romanos, que para eso son amigos o la verdad que dicen los amigos.

Pues hete aquí que en este año de la Misericordia, se le ha ocurrido publicar una colección de Perlas, en el marco del proyecto cultural de la editorial Nuevo inicio. Unos folletos, casi regalados, baratos, muy baratos, en los que el obispo ofrece a sus fieles diocesano algunos textos inéditos los más del patrimonio de la literatura cristiana de todos los tiempos. Textos en torno a la Misericordia.

Me imagino a un joven estudiante en la Universidad de Granada, a una señora devota de una parroquia del centro de la ciudad o de la sierra, o al hábil ejecutivo, disfrutando de los cuatro himnos de San Efrén el sirio, en lenguaje asequible; de Georges Bernanos, de Chareles Péguy, de T. S. Eliot, de Melitón de Sardes, de san Bernardo de Claraval.

Dice la publicidad explicativa de la colección que “importa cambiar nuestra mirada, en primer lugar, sobre el cristianismo y sobre lo que es la vida cristiana, porque nuestra idea del cristianismo y de la vida cristiana es con frecuencia muy pobre, y precisamente lo es en buena medida porque desconocemos la tradición cristiana y la frescura que tiene”.

La colección tiene también una dimensión social en la medida en que se fija en los cristianos de Oriente, “porque ellos fueron los primeros en transmitirnos el conocimiento de Cristo y el amor a Cristo”. Y, también “como testimonio de comunión con ellos, especialmente con aquellos que, en Siria y en Irak, y en otras partes del Medio Oriente, sufren hoy persecución, igual que su Maestro, y testimonian al mundo que es verdad el dicho del Salmo: “Tu gracia vale más que la vida” (Salmo 62, 4)”.

Otra genialidad más de monseñor Javier Martínez, junto a la creación del Instituto Laudato sí. Sus perlas para el año de la Misericordia.  

 

José Francisco Serrano Oceja