Servicio diario - 13 de junio de 2016


 

Francisco pide al PMA desburocratizar el hambre y darle rostro humano
Posted by Redaccion on 13 June, 2016



(ZENIT- Roma).- El papa Francisco visitó este lunes por la mañana la sede del Programa Mundial de Alimentos (PMA), con motivo de la apertura de la Sesión anual 2016 de la junta ejecutiva,
El Santo Padre al llegar a la sede del entre de las Naciones Unidas, situado en Roma, a pocos kilómetros de la Ciudad del Vaticano, ha sido recibido por los directores de PMA y por el Observador Permanente de la Santa Sede, Mons. Fernando Chica Arellano.
Después de la ofrenda floral en el Muro de la Memoria, llevada por unos niños para recordar a los miembros de PMA caídos en cumplimiento de su misión, el Papa entró en el auditorio. Allí recordó que mientras se impiden ayudas, planes de desarrollo y distribución de alimentos, en las zonas de guerra las armas circulan libremente. Señaló también que la miseria tiene rostro, de niño, de familia, de jóvenes y ancianos. Y pidió que no tomemos con naturalidad el hambre de muchos, pensando que nada podemos hacer, porque así corremos el riesgo de burocratizar el dolor ajeno. Concluyó recordando que la Iglesia fiel a su misión, quiere trabajar con todas las iniciativas que luchan para proteger la dignidad de las personas, en favor del “hambre cero”, porque hay un mandato evangélico: “Tuve hambre y me dieron de comer…”. Algo que va más allá de las confesiones y convicciones y podría ser ofrecida como regla de oro para todos los pueblos.
Las palabras del papa Francisco:
“Señoras y Señores: Agradezco a la Directora Ejecutiva, Señora Ertharin Cousin, la invitación que me cursó para que inaugurara la Sesión Anual 2016 de la Junta Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, así como las palabras de bienvenida que me ha dirigido. Asimismo mi saludo para la Embajadora Stephanie Hochstetter Skinner-Klée, Presidenta de esta importante asamblea, que congrega a los Representantes de diversos gobiernos llamados a emprender iniciativas concretas para la lucha contra el hambre. Y al saludar a todos ustedes aquí reunidos, agradezco tantos esfuerzos y compromisos con una causa que no puede no interpelarnos: la lucha contra el hambre que padecen muchos de nuestros hermanos.
Hace unos momentos he rezado ante el “Muro de la memoria”, testigo del sacrificio que realizaron los miembros de este Organismo, entregando su vida para que, incluso en medio de complejas vicisitudes, los hambrientos no carecieran de pan. Memoria que hemos de conservar para seguir luchando, con el mismo vigor, por el tan ansiado objetivo de “hambre cero”. Esos nombres grabados a la entrada de esta Casa son un signo elocuente de que el PAM, lejos de ser una estructura anónima y formal, constituye un valioso instrumento de la comunidad internacional para emprender actividades cada vez más vigorosas y eficaces. La credibilidad de una Institución no se fundamenta en sus declaraciones, sino en las acciones realizadas por sus miembros.
Por vivir en un mundo interconectado e hípercomunicado, las distancias geográficas parecen achicarse. Tenemos la posibilidad de tomar contacto casi en simultáneo con lo que está aconteciendo en la otra parte del planeta. Por medio de las tecnologías de la comunicación, nos acercamos a tantas situaciones dolorosas que pueden ayudar (y han ayudado) a movilizar gestos de compasión y solidaridad. Aunque, paradójicamente hablando, esta aparente cercanía creada por la información, cada día parece agrietarse más.
La excesiva información con la que contamos va generando paulatinamente la “naturalización” de la miseria. Es decir, poco a poco, nos volvemos inmunes a las tragedias ajenas y las evaluamos como algo “natural”. Son tantas las imágenes que nos invaden que vemos el dolor, pero no lo tocamos; sentimos el llanto, pero no lo consolamos; vemos la sed pero no la saciamos. De esta manera, muchas vidas se vuelven parte de una noticia que en poco tiempo será cambiada por otra. Y mientras cambian las noticias, el dolor, el hambre y la sed no cambian, permanecen.
Tal tendencia – o tentación – nos exige un paso más y, a su vez, revela el papel fundamental que Instituciones como la vuestra tiene para el escenario global. Hoy no podemos darnos por satisfechos con sólo conocer la situación de muchos hermanos nuestros. No basta elaborar largas reflexiones o sumergirnos en interminables discusiones sobre las mismas, repitiendo incesantemente tópicos ya por todos conocidos.
Es necesario “desnaturalizar” la miseria y dejar de asumirla como un dato más de la realidad. ¿Por qué? Porque la miseria tiene rostro. Tiene rostro de niño, tiene rostro de familia, tiene rostro de jóvenes y ancianos. Tiene rostro en la falta de posibilidades y de trabajo de muchas personas, tiene rostro de migraciones forzadas, casas vacías o destruidas. No podemos “naturalizar” el hambre de tantos; no nos está permitido decir que su situación es fruto de un destino ciego frente al que nada podemos hacer. Cuando la miseria deja de tener rostro, podemos caer en la tentación de empezar a hablar y discutir sobre “el hambre”, “la alimentación”, “la violencia” dejando de lado al sujeto concreto, real, que hoy sigue golpeando a nuestras puertas. Cuando faltan los rostros y las historias, las vidas comienzan a convertirse en cifras, y así paulatinamente corremos el riesgo de burocratizar el dolor ajeno.
Las burocracias mueven expedientes; la compasión, en cambio, se juega por las personas. Y creo que en esto tenemos mucho trabajo por realizar. Conjuntamente con todas las acciones que ya se realizan, es necesario trabajar para “desnaturalizar” y desburocratizar la miseria y el hambre de nuestros hermanos. Esto nos exige una intervención a distintas escalas y niveles donde sea colocado como objetivo de nuestros esfuerzos la persona concreta que sufre y tiene hambre, pero que también encierra un inmenso caudal de energías y potencialidades que debemos ayudar a concretar.
1. “Desnaturalizar” la miseria
Cuando estuve en la FAO, con motivo de la II Conferencia Internacional sobre Nutrición, les decía que una de las incoherencias fuertes que estábamos invitados a asumir era el hecho de que existiendo comida para todos, «no todos pueden comer, mientras que el derroche, el descarte, el consumo excesivo y el uso de alimentos para otros fines, están ante nuestros ojos».
Dejémoslo claro, la falta de alimentos no es algo natural, no es un dato ni obvio, ni evidente. Que hoy en pleno siglo XXI muchas personas sufran este flagelo, se debe a una egoísta y mala distribución de recursos, a una “mercantilización” de los alimentos. La tierra, maltratada y explotada, en muchas partes del mundo nos sigue dando sus frutos, nos sigue brindando lo mejor de sí misma; los rostros hambrientos nos recuerdan que hemos desvirtuado sus fines. Un don, que tiene finalidad universal, lo hemos convertido en privilegio de unos pocos.
Hemos hecho de los frutos de la tierra – don para la humanidad – commodities de algunos, generando, de esta manera, exclusión. El consumismo – en el que nuestras sociedades se ven insertas – nos ha inducido a acostumbrarnos a lo superfluo y al desperdicio cotidiano de alimento, al cual a veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va más allá de los meros parámetros económicos. Pero nos hará bien recordar que el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre. Esta realidad nos pide reflexionar sobre el problema de la pérdida y del desperdicio del alimento a fin de identificar vías y modos que, afrontando seriamente tal problemática, sean vehículo de solidaridad y de compartición con los más necesitados.
2. Desburocratizar el hambre
Debemos decirlo con sinceridad: hay temas que están burocratizados. Hay acciones que están “encajonadas”. La inestabilidad mundial que vivimos es sabida por todos. Últimamente las guerras y las amenazas de conflictos es lo que predomina en nuestros intereses y debates. Y así, ante la diversa gama de conflictos existentes, parece que las armas han alcanzado una preponderancia inusitada, de tal forma que han arrinconado totalmente otras maneras de solucionar las cuestiones en pugna. Esta preferencia está ya de tal modo radicada y asumida que impide la distribución de alimentos en las zonas de guerra, llegando incluso a la violación de los principios y directrices más básicos del derecho internacional, cuya vigencia se retrotrae a muchos siglos atrás.
Nos encontramos así ante un extraño y paradójico fenómeno: mientras las ayudas y los planes de desarrollo se ven obstaculizados por intrincadas e incomprensibles decisiones políticas, por sesgadas visiones ideológicas o por infranqueables barreras aduaneras, las armas no; no importa la proveniencia, circulan con una libertad jactanciosa y casi absoluta en tantas partes del mundo. Y de este modo, son las guerras las que se nutren y no las personas. En algunos casos la misma hambre se utiliza como arma de guerra. Y las víctimas se multiplican, porque el número de la gente que muere de hambre y agotamiento se añade al de los combatientes que mueren en el campo de batalla y al de tantos civiles caídos en la contienda y en los atentados. Somos plenamente conscientes de ello, pero dejamos que nuestra conciencia se anestesie y así la volvemos insensible.
De tal modo, la fuerza se convierte en nuestro único modo de actuar y el poder en el objetivo perentorio a alcanzar. Las poblaciones más débiles no sólo sufren los conflictos bélicos sino que, a su vez, ven frenados todo tipo de ayuda. Por esto urge desburocratizar todo aquello que impide que los planes de ayuda humanitaria cumplan sus objetivos. En eso ustedes tienen un papel fundamental, ya que necesitamos verdaderos héroes capaces de abrir caminos, tender puentes, agilizar trámites que pongan el acento en el rostro del que sufre. A esta meta han de ir orientadas igualmente las iniciativas de la comunidad internacional.
No es cuestión de armonizar intereses que siguen encadenados a visiones nacionales centrípetas o a egoísmos inconfesables. Más bien se trata de que los Estados miembros incrementen decisivamente su real voluntad de cooperar con estos fines. Por esta razón, qué importante sería que la voluntad política de todos los países miembros consienta e incremente decisivamente su real voluntad de cooperar con el Programa Mundial de Alimentos para que este, no solamente pueda responder a las urgencias, sino que pueda realizar proyectos sólidamente consistentes y promover programas de desarrollo a largo plazo, según las peticiones de cada uno de los gobiernos y de acuerdo a las necesidades de los pueblos.
El Programa Mundial de Alimentos con su trayectoria y actividad demuestra que es posible coordinar conocimientos científicos, decisiones técnicas y acciones prácticas con esfuerzos destinados a recabar recursos y distribuirlos ecuanimemente, es decir, respetando las exigencias de quien los recibe y la voluntad del donante. Este método, en las áreas más deprimidas y pobres, puede y debe garantizar el adecuado desarrollo de las capacidades locales y eliminar paulatinamente la dependencia exterior, a la vez que consiente reducir la pérdida de alimentos, de modo que nada se desperdicie. En una palabra, el PAM es un valioso ejemplo de cómo se puede trabajar en todo el mundo para erradicar el hambre a través de una mejor asignación de los recursos humanos y materiales, fortaleciendo la comunidad local. A este respecto, les animo a seguir adelante. No se dejen vencer por el cansancio, ni permitan que las dificultades los retraigan. Crean en lo que hacen y continúen poniendo entusiasmo en ello, que es la forma en que la semilla de la generosidad germine con fuerza.
La Iglesia Católica, fiel a su misión, quiere trabajar mancomunadamente con todas las iniciativas que luchen por salvaguardar la dignidad de las personas, especialmente de aquellas en las que están vulnerados sus derechos. Para hacer realidad esta urgente prioridad de “hambre cero”, les aseguro todo nuestro apoyo y respaldo a fin de favorecer todos los esfuerzos encaminados.
“Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber”. En estas palabras se halla una de las máximas del cristianismo. Una expresión que, más allá de los credos y de las convicciones, podría ser ofrecida como regla de oro para nuestros pueblos. Un pueblo se juega su futuro en la capacidad que tenga para asumir el hambre y la sed de sus hermanos. En esta capacidad de socorrer al hambriento y al sediento podemos medir el pulso de nuestra humanidad. Por eso, deseo que la lucha para erradicar el hambre y la sed de nuestros hermanos y con nuestros hermanos siga interpelándonos, a fin de buscar creativamente soluciones de cambio y de transformación. Que Dios Omnipotente sostenga con su bendición el trabajo de vuestras manos. Muchas gracias”.


El Papa agradece a los empleados del PMA por el trabajo escondido que realizan
Posted by Sergio Mora on 13 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano). El Santo Padre Francisco tuvo un encuentro este lunes, con los empleados del Programa Mundial de Alimentación (PAM), quienes estaban acompañados por sus familias y los niños que frecuentan la escuela de la infancia. Esto fue después de su discurso a la Asamblea general. Al inicio de su visita, el Papa se detuvo un momento delante del muro que recuerda a los caídos en el cumplimiento de su deber.
Dirigiéndose a los allí presentes, que le recibieron de manera calurosa, les dijo que el discurso preparado estaba en español y que por lo tanto prefería dirigirles unas palabras en italiano. Así el Papa les agradeció el trabajo escondido que realizan, el cual es fundamental sea para combatir el hambre que para permitir gestos incluso heroicos, como los de los funcionarios que murieron cumpliendo con su deber.
A continuación las palabras improvisadas:
“Debería decir un discurso en español, pero la mayoría de ustedes no entienden el español sino el italiano porque viven en Italia. Además los discursos son aburridos, por ello entrego el discurso para que después se lo den. Y diré algunas palabras que me vienen espontáneamente al corazón.
Primero quiero decirles en mi feo italiano, gracias. Gracias porque ustedes hacen este trabajo escondido, el trabajo que está atrás, que no se ve pero que hace posible que todo vaya adelante. Ustedes son como los cimientos de un edificio, sin los cimientos el edificio no se mantiene.
Tantos proyectos y cosas se pueden hacer y se hacen en el mundo para luchar contra el hambre, que hace mucha gente valiente, pero esto gracias a vuestro apoyo a vuestra ayuda escondida.
Vuestros nombres solamente aparecen en la lista del personal y al final del mes en la del sueldo y afuera nadie sabe cómo se llaman, pero vuestros nombres hacen posible este gran trabajo de luchar contra el hambre. Gracias a un pequeño trabajo, a un pequeño sacrificio escondido, grande o pequeño, tantos niños pueden comer. Tanta hambre es resuelta. Les agradezco mucho.
Cuando yo he escuchado hablar a la directora del programa he pensado dentro de mi: esta es una mujer valiente: ‘a courageous woman’. Creo que este coraje todos ustedes lo tienen, el coraje de llevar adelante una obra desde atrás y ayudar el coraje de esas personas que se ven, porque en un cuerpo están los pies, las manos, la cara. Está también la cara, se ve la cara pero no los pies, porque están escondidos en los zapatos.
Pero ustedes son los pies, las manos que sostienen el coraje de todos aquellos que están adelante, que han sostenido el coraje de vuestros mártires, digamos así, de vuestros testimonios. No se olviden nunca los nombres de aquellos que están escritos en el ingreso.
Ellos pudieron hacer eso por el coraje que tenían, por la fe que tenían en su trabajo y también porque estaban sostenidos por vuestro trabajo, Muchas gracias y les pido que recen por mi, para que yo también pueda hacer algo contra el hambre”.
(Traducción realizada por ZENIT desde el audio)

A continuación el texto no pronunciado y entregado a los empleados del PMA
Señoras y Señores: ¡Buenos días!
Me alegra encontrarme con ustedes en un clima sencillo y familiar, reflejo del estilo que
anima su entrega en el servicio a tantos hermanos nuestros que hoy encuentran en ustedes uno de los rostros solidarios de la humanidad. Quisiera también tener presente a sus colegas, que diseminados por todo el mundo, colaboran con el Programa Mundial de Alimentos. A todos ustedes, gracias por su calurosa cercanía y bienvenida.
La señora Directora Ejecutiva me ha comentado la importancia del trabajo que ustedes desarrollan con gran competencia y no pocos sacrificios, de forma generosa, incluso en situaciones arduas y a menudo de inseguridad por causas naturales o humanas. La amplitud y gravedad de los problemas que afronta el PAM pide que ustedes sigan adelante, poniendo entusiasmo en todo lo que hacen, sin detenerse, siempre dispuestos a servir. Para ello cuenta mucho la formación permanente, una fina intuición y sobre todo un gran sentido de compasión, sin el cual todo lo anterior carecería de fuerza y de sentido.
El PAM ha puesto una alta misión en sus manos. El éxito de la misma depende en gran parte de no dejarse vencer por la inercia y poner en todo capacidad de iniciativa, imaginación y profesionalidad, a fin de buscar cada día vías nuevas y eficaces para derrotar la malnutrición y el hambre que sufren tantos seres humanos en diversas partes del mundo. Son ellos los que están pidiendo que les prestemos nuestra atención. Por eso es importante que ustedes no se dejen agobiar por los dosieres y alcancen a descubrir que, en cada papel, hay una historia concreta, con frecuencia dolorosa y delicada. El secreto es ver detrás de cada expediente un rostro humano que requiere ayuda. Escuchar el grito del pobre les permitirá no dejarse encasillar en fríos formularios. Todo es poco para derrotar un fenómeno tan terrible como el hambre.
El hambre es una de las mayores amenazas a la paz y a la serena convivencia humana. Una amenaza que no podemos contentarnos solamente con denunciar o estudiar. Hay que encararla con decisión y resolverla con urgencia. Cada uno de nosotros, con la responsabilidad que tiene, debe actuar en la medida de sus posibilidades para alcanzar una solución definitiva a esta miseria humana, que degrada y merma la existencia de un número muy grande de hermanos y hermanas nuestras. Y, a la hora de ayudar a cuantos la padecen cruelmente, nadie sobra ni puede limitarse a presentar una excusa, pensando que es un problema que le sobrepasa o que no le afecta.
El desarrollo humano, social, técnico y económico es el camino necesario para asegurar que cada persona, familia, comunidad o pueblo pueda afrontar sus propias necesidades. Lo cual nos está diciendo que hay que trabajar no por una idea abstracta, no por la defensa de una dignidad teórica, sino por salvaguardar la vida concreta de cada ser humano. En las zonas más pobres y deprimidas, esto significa disponer de alimentos en caso de emergencias, pero también posibilitar el acceso a medios e instrumental técnico, a puestos de trabajo, a microcréditos, y así procurar que la población local fortalezca su capacidad de respuesta a las crisis que surjan de forma repentina.
Al hablar de esto no me estoy refiriendo solamente a cuestiones materiales. Se trata ante todo de un compromiso moral que permita mirar con responsabilidad a la persona que tengo a mi lado, así como al objetivo general de todo el Programa. Ustedes están llamados a sostener y defender este compromiso mediante un servicio que sólo a primera vista puede parecer exclusivamente de carácter técnico. En cambio, lo que ustedes llevan a cabo son acciones que necesitan una gran fuerza moral, porque contribuyen a la edificación del bien común en cada país y en toda la comunidad internacional.
Frente a tantos retos, ante los peligros y trastornos que continuamente surgen, da la impresión de que el futuro de la humanidad solamente consistirá en responder a pruebas y riesgos cada vez más concatenados y difíciles de predecir, tanto en su amplitud como en su complejidad. Lo saben bien por propia experiencia. Pero esto no nos debe desanimar. Anímense y ayúdense para no dejar entrar en sus corazones la tentación de la desconfianza o de la indiferencia. Más bien, crean firmemente que el quehacer diario de todos ustedes está contribuyendo a convertir nuestro mundo en un mundo con rostro humano, en un espacio que tenga como puntos cardinales la compasión, la solidaridad, la ayuda recíproca y la gratuidad. Cuanto más grande sea su generosidad, su tenacidad, su fe, en mayor grado la cooperación multilateral podrá hallar adecuadas soluciones a los problemas que tanto nos preocupan, podrá agrandar las visiones parciales e interesadas y abrir caminos novedosos a la esperanza, el justo desarrollo humano, la sostenibilidad y la lucha por cerrar la brecha a las injustas desigualdades económicas, que tanto hieren a los más vulnerables.
Sobre cada uno de ustedes, sobre sus familias y el trabajo que desempeñan en el PAM, invoco abundantes bendiciones divinas. Les ruego que recen por mí, cada uno en su interior, o al menos que cuando piensen en mí lo hagan en positivo. Mucho lo necesito. Muchas gracias.


Francisco anunciará la canonización de cinco beatos
Posted by Redaccion on 13 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco presidirá el próximo lunes 20 de junio en la sala del consistorio del Palacio Apostólico en el Vaticano, la celebración de la Hora tercera y el Consistorio ordinario público en el cual anunciará la canonización de los siguientes beatos:
– Manuel González García, obispo de Palencia, fundador de la Unión Eucarística Reparadora y la congregación de las Misioneras de Nazaret eucarística;
– Ludovico Pavoni, sacerdote, fundador de la Congregación de los Hijos de María Inmaculada;
– Alfonso María Fusco, sacerdote, fundador de la congregación de las Hermanas de San Juan Bautista;
– Isabel de la Trinidad ( Elisabetta Catez) , monja profesa de la Orden de los Carmelitas Descalzos.
– Salomón Leclercq (Guillermo Nicolás Ludovico ) de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, mártir;


Colombia: Semana de oración por la unidad de los cristianos
Posted by Redaccion on 13 June, 2016



(ZENIT – Roma).- “Artesanos de la Paz y la Reconciliación” es el tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que este año inició en Colombia de 7 de junio y que concluirá el próximo viernes 17, la cual ha sido convocada por el Comité para la unidad y el diálogo de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC).
La Semana prevé diversos eventos religiosos, culturales y académicos y el objetivo de la iniciativa es “concienciar a los líderes religiosos y a sus comunidades de su rol fundamental en la construcción de la paz y de la reconciliación en nuestro país, especialmente en el actual contexto de los diálogos de paz”, ha explicado Mons. Pedro Mercado, director del departamento para la Unidad y el Diálogo.
El secretario de la Comisión ecuménica, Fabian Salazar, subraya que la Semana pretende “favorecer en las iglesias y comunidades cristianas un ambiente de fraternidad y mutuo enriquecimiento, creando espacios de diálogo y oración común con el fin de establecer acciones conjuntas en beneficio de la sociedad”.
Este martes 14 de junio, en la Universidad Santo Tomás, después de la lectura y la reflexión de la Biblia, el cónsul honorario de Letonia, María Cristina Arango, presentará una experiencia de fe en esta tierra y a continuación, se realizará el trabajo en grupo sobre los cambios necesarios para convertirse en auténticos constructores de paz.
El jueves 16 de junio, en cambio, se realiza la reunión de jóvenes que tendrá lugar en la Parroquia de Santo Domingo Savio. Partiendo siempre de la meditación bíblica, se presentarán algunos proyectos juveniles por la Paz, a los que seguirá el trabajo en grupo y las conclusiones.


Chile: miles participan en la misa de desagravio del templo profanado
Posted by Redaccion on 13 June, 2016



(ZENIT – Roma).- Unas dos mil personas participaron este sábado en la misa de desagravio que se realizó en la Iglesia de la Gratitud Nacional, la cual fue saqueada y dañada por encapuchados el jueves pasado, después de una marcha estudiantil.
El arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati durante la homilía llamó al perdón y misericordia y lamentó que el anhelo honesto de algunos jóvenes terminara en el atropello de otros derechos, consagrados por la tradición democrática de Chile.
Invocó además “la súplica de Jesús en la cruz”, cuando reza “perdónalos, porque no saben lo que hacen” y recordó que “nada se construye con la enemistad, con las pasiones irracionales que sólo alimentan división y violencia”.
“Se ha roto una imagen de Cristo Crucificado. Nos duele inmensamente por el significado que este acto encierra”. Entretanto, dijo, “el texto del Evangelio de las Bienaventuranzas y la proclamación del Himno del amor de la Primera Carta de san Pablo a los Cristianos de Corinto, nos urge a descubrir en cada persona, especialmente en los pobres y en los marginados, en aquellos que son considerados el desecho de la sociedad consumista, el rostro de Cristo. Sí, es a ellos a quienes debemos desagraviar, a quienes tenemos que pedir perdón, a quienes debemos levantar y devolver la dignidad que les hemos quitado”.
El Provincial de los Salesianos en Chile, el padre Alberto Lorenzelli por su parte agradeció “los numerosos signos de solidaridad y de unión fraterna” que llegan del país y de todo el mundo.
Y a continuación leyó un mensaje enviado por el nuncio apostólico en Chile, monseñor Ivo Scapolo, quien expresó: “En este espacio consagrado (…) se vive la fe, y se experimenta vivo el deseo de un pueblo que quiere siempre la paz y la esperanza para una patria, un alma más justa y solidaria”.
“Seamos entonces un signo de la paz y del diálogo, del entendimiento, una expresión especialmente del perdón. Queremos así, no condenar, sino perdonar. No culpabilizar, sino liberar, no perseguir sino acompañar, no herir sino sanar. Porque si bien, nos mueven estos hechos, más aún nos mueve la misericordia de Jesús, rostro del Padre Dios”, se leía en otro momento del saludo del representante de la Santa Sede en Chile.
Al concluir la eucaristía cientos de asistentes se congregaron frente a la puerta violentada y realizaron una vigilia de oración en medio de plegarias y cantos.


Valencia: desagravio por ofensa a María y por las víctimas de Orlando
Posted by Redaccion on 13 June, 2016



(ZENIT – Roma).- El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha anunciado este lunes a la agencia AVAN que la misa que presidirá en la Catedral, en el acto de desagravio por la profanación a la Virgen de los Desamparados cometida en una campaña publicitaria, será también en sufragio por las víctimas del atentado de ayer contra un club frecuentado por homosexuales en Orlando (EEUU) y por el cese de toda violencia.
El acto de desagravio consistirá en el rezo del Rosario en la plaza de la Virgen a las 19.30 horas del próximo jueves, seguida de una misa en la Catedral en honor a la Virgen de los Desamparados, que presidirá el purpurado.
La “grave profanación” contenida en la propaganda de la asociación Endevant, (Organizació Socialista de Liberación Nacional) y respaldada por otros grupos, “hiere profundamente los sentimientos de los católicos valencianos y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad”, indicó un comunicado del Arzobispado que el cardenal leyó en la misa del mediodía del domingo en la Catedral.
La organización difundió un póster en el que aparecen besándose las imágenes de la Virgen de los Desamparados y la Virgen de Monsterrat, con el lema: “Contra la sagrada opresión. Ama como quieras” y hace publicidad de la manifestación del orgullo gay que se llevará a cabo el sábado 18 de junio en Valencia.
De otro lado, el lunes por la tarde cuando el cardenal Cañizares supo del atentado que provocó 50 muertos y más de medio centenar de heridos en Orlando, lo condenó públicamente y mostró su “rechazo más absoluto”.
El purpurado manifestó su “profunda conmoción” por el crimen y expresó que desde que conoció los hechos “rezo por las víctimas y sus familias, a las que me uno en su oración y dolor”.
Además, mostró su confianza en que la justicia “se aplique con la máxima severidad ante este hecho horrible y despreciable” y en que “todas las personas sean tratadas con el máximo respeto y con la dignidad que merecen como tales”.


Scholas Ocurrentes no acepta un financiamiento del gobierno Macri
Posted by Sergio Mora on 13 June, 2016



(ZENIT – Roma).- Los directores de Scholas Ocurrentes, José María del Corral y Enrique Palmeyro declinaron la donación de 16,6 millones de dólares a favor de la institución realizada por el gobierno del presidente Mauricio Macri , porque “hay quienes pretenden desvirtuar este gesto institucional” con la finalidad de “generar confusión y división entre los argentinos”.
En la carta publicada el pasado jueves 9 de junio, los directores indica que esta decisión se toma “de acuerdo a los comentarios telefónicamente compartidos” lo que hace pensar a la comunicación con el papa Francisco y demuestra que la concordia entre los argentinos tiene prioridad sobre cualquier proyecto para el cual se pueden conseguir otros financiamientos.
La donación a la fundación pontificia fue decidida por el Gobierno con un decreto publicado en el Boletín Oficial del 30 de mayo pasado, un gesto institucional realizado en el marco de la ley 26.985.
Entretanto en la carta los dos directores de Scholas le indican al jefe de gabinete de ministros, que le transmiten “la alegría del Santo Padre por el decreto referido, que le otorga a Scholas reconocimiento oficial, legalidad y estabilidad en Argentina”. La carta que reproducimos a continuación concluye señalando que “le solicitamos por favor transmita nuestro agradecimiento al señor presidente”.
Texto de la misiva:
“Señor jefe de Gabinete de Ministros:
Tenemos el agrado de dirigirnos a usted para transmitirle la alegría del Santo Padre por el decreto referido, que le otorga a Scholas reconocimiento oficial, legalidad y estabilidad en Argentina”.
Asimismo queremos informarle que, teniendo en cuenta que hay quienes pretenden desvirtuar este gesto institucional realizado en el marco de la ley 26.985, con el fin de generar confusión y división entre los argentinos y de acuerdo a los comentarios telefónicamente compartidos, convenimos en suspender el aporte económico no reintegrable de $ 16.666.000 destinados a sufragar los gastos de personal, infraestructura y equipamiento de la sede central de nuestro país.
Procuraremos obtener este necesario aporte en lo inmediato a través de los organismos multilaterales de crédito y de la ayuda de privados.
Le agradecemos una vez más su amable consideración y le solicitamos por favor transmita nuestra agradecimiento al Señor Presidente. Lo saludamos con cordial estima. Enrique Palmeyro – José María del Corral”.


Beata Francisca de Paula de Jesús – 14 de junio
Posted by Isabel Orellana Vilches on 13 June, 2016



(ZENIT – Madrid).- Ante la vida de esta gran mujer vienen a la memoria las palabras de san Pablo en su himno de la caridad: toda ciencia es necedad si no está alumbrada por este mandamiento instituido por Cristo. Formación faltó a Nhá Chica, que no supo nunca leer ni escribir, pero tenía el amor por bandera. Fue el santo y seña de su quehacer cotidiano, lo único que precisó para traspasar las fronteras de la gloria. Y así, el 4 de mayo de 2013 la ciudad de Baependi no ocultaba su alborozo por la beatificación de su compatriota, primera laica y negra brasileña en subir a los altares, y escuchaba jubilosa las palabras que el papa Francisco dirigía a todos en un mensaje, sintetizando su admirable existencia. Recordó ese día que fue «una mujer de asidua oración y perspicaz testigo de la misericordia de Cristo con los necesitados del cuerpo y del espíritu». Al hilo de estas palabras en la mente de tantos agraciados por su generosidad se abría paso su luminosa presencia, mientras el corazón latiría emocionado con el eco de sus múltiples gestos de piedad.
De humilde condición social nació hacia 1808 (hay fuentes que señalan 1810 porque la fecha es imprecisa), en la hacienda Porteira dos Vilellas del municipio de Santo Antônio do Rio das Mortes Pequeno, perteneciente a Minas Gerais, aunque desde sus 8 años toda su vida discurrió en Baependi. Traía consigo excelsas virtudes trazadas en su oscura piel que evocaba ancestrales tradiciones y culturas, un pasado de injusta esclavitud que no supuso para ella obstáculo alguno. Tampoco para sus contemporáneos que nunca tuvieron en cuenta sus raíces ni sus carencias educativas. Únicamente repararon en su alma limpia, la poderosa fuerza que emanaba de sus palabras, la dulzura que enmarcaba su rostro y ese caudal de bondad hecho incontenible dádiva que se filtraba entre sus dedos buscando paliar el sufrimiento ajeno.
No habían discurrido más que diez años de su vida cuando perdió a su madre Isabel María, que había sido esclava y seguramente debió concebirla a través de algún terrateniente. Francisca quedaba sola en el mundo junto a su hermano Teotônio, cuatro años mayor que ella. Se desconoce si ambos tuvieron el mismo padre, ya que los apellidos de aquél pertenecían a una relevante familia, mientras que ella había sido inscrita con el nombre de Francisca de Paula de Jesús. Isabel María le aconsejó que no se casase, que dedicara su vida a socorrer a los necesitados sostenida por la fe. Cuando su madre murió, la Virgen, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, fue el exclusivo referente de Nhá Chica. La llamaba familiarmente «Mi Señora»; no hacía nada sin exponérselo a Ella. Al trasladarse a Baependi, entre las escasas pertenencias que portaron llevaban una imagen suya. Por tanto, había crecido contemplándola, sintiéndola tan cerca que esa intimidad que mantenía con la Madre era natural.
Nunca le atrajo la cultura, sí la Palabra de Dios que a su tiempo comenzaron a leerle. De todos modos, hay que tener en cuenta su procedencia y la escasa atención que en la época se prestaba a la formación de la mujer. A ello se añadía haberse quedado sin protección familiar siendo una niña; son factores que explican también la deficiencia educativa que marcó su vida. Al margen de ello, tenía unas cualidades excepcionales para llegar al corazón de los demás con sus atinados consejos. La gente acudía a su encuentro confiada en su buen juicio y sugerencias para solventar los distintos problemas que cada cual tenía. Como acertaba en sus pronósticos, y veían que los hechos discurrían tal como aventuraba, no podían ocultar su impresión. Ante su sorpresa invariablemente respondía que la clave estaba en su ferviente oración. «… Es porque rezo con fe», justificaba con sencillez, atribuyendo todo a la Virgen.
Llegada la edad de casarse mantuvo viva la sugerencia de su madre y rehusó las propuestas de compromiso matrimonial que surgieron. Entretanto, su hermano hizo acopio de cierta fortuna y fue escalando puestos relevantes en la sociedad. Llegó a ser oficial de la Guardia Nacional y juez de una localidad. Era uno de los directivos de la Hermandad de Nuestra Señora de la Buena Muerte. Se había desposado, pero no hubo descendientes y al morir en 1861 legó todos sus bienes a su hermana. Nhá Chica tenía una idea fija: construir una pequeña capilla dedicada a la Inmaculada. Fue una petición expresa que María le hizo en 1865 señalando para ello el alto del Cavaco. Así que, distribuyó entre los pobres gran parte de la cuantiosa herencia y el resto lo dedicó a esta obra. Luego impulsaría numerosas colectas para concluirla.
Erigió la pequeña ermita –convertida después en el actual santuario de Nuestra Señora de la Concepción– en la cima de la colina, al lado de su casa que nunca quiso abandonar. En un altar colocó la imagen heredada de su madre ante la que solía rezar la novena que compuso, rogando por el cumplimiento de las numerosas peticiones que recibía. Tanta era la fe de Francisca y tal su vínculo con la Virgen que quienes solicitaban su ayuda, sabedores de esta intimidad filial, la abordaban directamente: pide a María que me sane de esto, o que me resuelva lo otro… Y los milagros se sucedían en vida de la beata. Los pobres, los abandonados, los que sufrían por la razón que fuese tenían en ella una excepcional valedora ante la Madre que también le encomendaba misiones con un conmovedor: «mi hija, yo, tu Señora María», para añadir a continuación sus demandas relacionadas con la Iglesia, con la caridad de los desamparados… A veces Nhá Chica quedaba suspensa en el aire rezando la Salve Regina.
Murió el 14 de junio de 1895 con fama de santidad debido a una complicación gástrica. Por expreso deseo suyo, sus restos yacen en la iglesia que mandó construir. Tras su deceso siguieron obrándose los prodigios obtenidos por la mediación de esta mujer, modelo de fe, de caridad y de vínculo indisoluble con la Iglesia, que pasó por este mundo alumbrada por María consolando a los desvalidos.