Servicio diario - 22 de junio de 2016


 

El Papa: Jesús nunca permanece indiferente a la oración humilde y confiada
Posted by Rocío Lancho García on 22 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Un grupo de refugiados ha acompañado esta mañana al Santo Padre, sentados a ambos lados de su silla durante la audiencia general de este miércoles. Durante la catequesis les ha presentado indicado que “muchos piensan de ellos que mejor se hubieran quedado en su tierra, pero allí sufrían mucho. Son nuestros refugiados”.

El Santo Padre hizo sentar a su lado a un grupo de refugiados
También ha advertido de que muchos les consideran excluidos. Y por eso ha recordado que son “nuestros hermanos” y que “el cristiano no excluye a nadie, deja venir a todos”.
Además esta mañana cuatro niños, vestidos con el alba que utilizan para la primera comunión, han tenido la suerte de acompañar al papa Francisco en el jeep descubierto, mientras recorría la plaza de San Pedro saludando a los fieles venidos de todos los rincones de la tierra, quienes le han recibido como cada semana con gran entusiasmo y en un ambiente festivo, agitando banderas y cantando ¡viva el Papa!
La misericordia purifica el corazón. Esta ha sido la idea principal desarrollada por el Santo Padre a propósito de la lectura de la sanación de Jesús al leproso. Así, en la catequesis de este miércoles, en el resumen hecho por el Santo Padre en español, ha indicado que la súplica que el leproso dirige a Jesús: “Señor si quieres puedes limpiarme”, manifiesta “el deseo profundo del hombre de una auténtica purificación que lo una a Dios y lo integre en la comunidad”. Esta petición, fruto de la fe y de la confianza en Dios –ha señalado Francisco– encuentra la respuesta en la acción y en los gestos de Jesús, que, sintiendo compasión, se acerca, lo toca y le dice: “Quiero, queda limpio”.
Por otro lado, el Pontífice ha subrayado que “Jesús nunca permanece indiferente a la oración hecha con humildad y confianza” y rechazando todos los prejuicios humanos, “se muestra cercano para enseñarnos que no debemos tener miedo de acercarnos y tocar al pobre y al excluido, porque en ellos está el mismo Cristo”. La acción de Jesús –ha añadido– no busca el sensacionalismo, sino que cura con amor nuestras heridas, modelando pacientemente nuestro corazón conforme al suyo.
Finalmente ha aseverado que “el gesto mesiánico de Jesús culmina con la inclusión del leproso en la comunidad de los creyentes y en la vida social: así se llega a la plena curación, que además convierte al sanado en testigo y anunciador de la misericordia de Dios”.
A continuación, el Papa ha saludado coordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica y tras los saludos en las distintas lenguas, el Pontífice ha dirigido unas palabras a los jóvenes, los enfermos y los recién casado. De este modo, ha recordado a los jóvenes que Jesús les llama a ser “corazones ardientes” y que deben corresponder con generosidad a su invitación según el propio talento. A los enfermos les ha pedido que ofrezcan su sufrimiento a Cristo crucificado para cooperar a la redención del mundo. Finalmente ha exhortado a los recién casados a que sean conscientes de la misión insustituible en la que les compromete el sacramento del matrimonio.
Clicar aquí para leer el texto completo de la audiencia


Armenia suscita en el Papa ‘admiración y dolor’
Posted by Redaccion on 22 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco viaja a Armenia como peregrino, en este Año Jubilar, para aprender de la sabiduría antigua de este pueblo y beber de la fuente de su fe, rocosa como sus famosas cruces esculpidas en piedra.
Lo explica él mismo en el vídeo mensaje enviado este miércoles, dos días antes de emprender esta visita apostólica. Desde ahora, invita a los habitantes de Armenia a rezar por este viaje y les asegura que con la ayuda de Dios, va en medio de ellos para realizar, como dice el lema del viaje, una “visita al primer país cristiano”. Esta nación fue la primera en la historia en adoptar en el año 301 el cristianismo como religión oficial, gracias a san Gregorio el Iluminador.
El Papa va a Armenia como “hermano”, animado por el deseo de ver los “rostros” de los armenios, “rezar” junto a ellos y compartir “el don de la amistad”.
La historia y los acontecimientos de Armenia suscitan en el Papa “admiración y dolor”, reconoce en el vídeo. Admiración –explica– porque han encontrado en la cruz de Jesús y en su inteligencia la fuerza de levantarse siempre, también de sufrimientos que están entre los más terribles que la humanidad recuerde. Dolor –añade– por las tragedias que sus padres han vivido en sus carnes.
A continuación el Santo Padre les pide que no se rindan y que no permitan que los recuerdos dolorosos se apoderen del corazón, tampoco delante de los repetidos asaltos del mal. Y les invita a hacer como Noé, que “después del diluvio no se cansó de mirar hacia el cielo y liberar varias veces la paloma, hasta que una vez volvió a él con la rama de olivo”.
“Como siervo del Evangelio y mensajero de paz deseo ir entre vosotros, para apoyar todo esfuerzo del camino de la paz y compartir nuestros pasos en el sendero de la reconciliación, que genera esperanza”, asevera el Papa.
Finalmente, en Pontífice pide que los grandes santos de este pueblo, especialmente el doctor de la Iglesia Gregorio de Narek, bendigan los encuentros, que ya espera “con vivo deseo”. De forma particular, el Santo Padre manifiesta su deseo de abrazar a su “hermano Karekin” patriarca de la Iglesia Apostólica Armenia y junto a él dar un “renovado impulso a nuestro camino hacia la plena unidad”.
Recordando la visita de los armenios el año pasado a la tumba de San Pedro, con ocasión del centenario del genocidio, el Santo Padre explica en su mensaje que ahora va a esta tierra bendecida “para reforzar nuestra comunión, avanzar en el camino de la reconciliación y dejarse animar por la esperanza”.
Francisco concluye el vídeo mensaje diciendo Tsdesutiun!, es decir, hasta pronto en armenio.


El Papa dedica a los menores la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado
Posted by Redaccion on 22 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- “Menores migrantes, vulnerables y sin voz” es el tema elegido por el Santo Padre para la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado que se celebra el 15 de enero de 2017.
Así lo indica un comunicado publicado hoy por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, subrayando que “la migración es un fenómeno mundial, no solamente europeo o mediterráneo”, ya que “afecta a todos los continentes” y “no atañe exclusivamente a las personas en busca de trabajo o de mejores condiciones de vida, sino también a los adultos y menores que huyen de auténticas tragedias”. Además, recuerdan que “a menudo los niños llegan solos al país de destino, no consiguen hacerse oír y se convierten con facilidad en víctimas de graves violaciones de los derechos humanos”.
Con este mensaje, el dicasterio asegura que es necesario garantizar que en cada país los migrantes que llegan y sus familias, gocen del respeto pleno de sus derechos. Y precisan que “la preocupación más grande es la suscitada por la condición de los menores en el contexto de la migración internacional”. Efectivamente, “los niños y las mujeres representan las categorías más vulnerables dentro de este gran fenómeno y los menores son los más frágiles, a menudo hasta invisibles, porque carecen de documentos o no tienen quien les acompañe”.
Por todo ello, con el tema “Menores migrantes, vulnerables y sin voz” el Santo Padre quiere poner en el centro de la atención “a los más pequeños entre los pequeños”.
También se recuerda que en ocasión de la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado se publicará, como es habitual, un mensaje del Santo Padre.
Esta Jornada tiene su origen en la circular “El dolor y la preocupación” que la Sagrada Congregación Consistorial mandó el 6 de diciembre de 1914 a los Ordinarios diocesanos italianos en la que se solicitaba, por primera vez, la institución de una “Jornada anual de sensibilización sobre el fenómeno de la migración” y también para “organizar una colecta en favor de las obras pastorales para los emigrantes italianos y la formación de los misioneros para emigración”.
La consecuencia de aquella misiva fue la celebración, el 21 de febrero de 1915, de la primera Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado.


Francisco asegura que Benedicto XVI ‘personifica la santidad’
Posted by Rocío Lancho García on 22 June, 2016



(ZENIT – Roma).- “Cuando leo las obras de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI me resulta cada vez más claro que él ha hecho y hace «teología de rodillas»: de rodillas porque, antes incluso que ser un grandísimo teólogo y maestro de la fe, se ve que es un hombre que cree verdaderamente, que ora verdaderamente; se ve que es un hombre que personifica la santidad, un hombre de paz, un hombre de Dios”.
Así comienza el prefacio que el papa Francisco ha escrito para el libro “Enseñar y aprender el amor de Dios”, primer volumen de la serie: Joseph Ratzinger/Benedicto XIV, Textos selectos, que consta de 7 volúmenes que se publicarán anualmente, de 2016 a 2022, en España por la editorial BAC.
El Pontífice asegura en el prefacio que Benedicto XVI “encarna ejemplarmente el corazón de toda la acción sacerdotal”: ese profundo enraizamiento en Dios sin el cual toda la capacidad organizativa posible y toda la presunta superioridad intelectual, todo el dinero y el poder resultan inútiles. Él encarna –asegura Francisco– esa constante relación con el Señor Jesús sin la cual nada es ya verdadero, todo se convierte en rutina, los sacerdotes en asalariados, los obispos en burócratas y la Iglesia deja de ser la Iglesia de Cristo y se convierte en un producto nuestro, una ONG a fin de cuentas superflua.
Yo me permito decir –indica el Papa– que si alguno tuviera en algún momento dudas sobre el centro del propio ministerio, sobre su sentido, sobre su utilidad, si en algún momento le vinieran dudas sobre lo que los hombres esperan verdaderamente de nosotros, medite profundamente las páginas que se nos ofrecen en este libro, porque los hombres esperan de nosotros sobre todo lo que en este libro se encuentra escrito y testimoniado.
Por otro lado, asegura que leyendo este volumen se ve claramente como el papa emérito, en los sesenta y cinco años de sacerdocio que se celebran el 29 de junio próximo, “ha vivido y vive, ha testimoniado y testimonia ejemplarmente esta esencia del actuar sacerdotal”.
Tal y como explica el papa Francisco, el cardenal Ludwig Gerhard Müller ha afirmado con autoridad que la obra teológica de Joseph Ratzinger, antes, y de Benedicto XVI, después, “lo sitúa en esa serie de grandísimos teólogos que han ocupado la cátedra de Pedro; como, por ejemplo, el papa León Magno, santo y doctor de la Iglesia”.
Del mismo modo, asegura que Benedicto XVI sigue testimoniando, quizás ahora de un modo todavía más luminoso desde el monasterio Mater Ecclesiae, “ese íntimo núcleo del ministerio sacerdotal que los diáconos, los sacerdotes y los obispos nunca deben olvidar”. Es decir, que el primer y el más importante servicio no es la gestión de los ‘asuntos corrientes’, sino rezar por los demás, sin interrupción, con alma y cuerpo, precisamente como lo hace hoy el papa emérito.
Por otro lado, Francisco subraya que la oración, “nos dice en este libro y nos testimonia Benedicto XVI”, es el factor decisivo: es una intercesión de la que tienen más necesidad que nunca tanto la Iglesia como el mundo.Este volumen, explica Francisco en el prólogo, está dirigido en la misma medida a los sacerdotes y a los fieles laicos. Se puede leer el texto completo del prefacio en COPE


Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del miércoles 22 de junio de 2016
Posted by Redaccion on 22 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha recordado hoy en la audiencia general de esta semana realizada en la Plaza de San Pedro, que, la misericordia purifica el corazón. Reflexionando sobre el episodio del Evangelio en el que Jesús sana a un leproso, el Santo Padre ha invitado a rezar cada noche, antes de ir a dormir, un Padre Nuestro por cada llaga de Jesús y pedir “Señor, si quieres, puedes purificarme”.

Publicamos a continuación el texto completo de la catequesis de este miércoles
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
“Señor, si quieres, puedes purificarme!” (Lc 5, 12): Es la petición que hemos escuchado dirigir a Jesús por un leproso. Este hombre no pide solamente ser sanado, sino ser “purificado”, es decir, resanado integralmente, en el cuerpo y en el corazón. De hecho, la lepra era considerada una forma de maldición de Dios, de impureza profunda. El leproso tenía que estar lejos de todos, no podía acceder al templo ni a ningún servicio divino. Lejos de Dios y lejos de los hombres. Triste vida hacía esta gente.
A pesar de eso, ese leproso no se resigna ni a la enfermedad ni a las disposiciones que hacen de él un excluido. Para llegar a Jesús, no temió infringir la ley y entrar en la ciudad, cosa que no tenía que hacer, que era prohibido, y cuando lo encontró “se postró ante él y le rogó: ‘Señor, si quieres, puedes purificarme’”.
¡Todo lo que este hombre considerado impuro hace y dice es expresión de su fe! Reconoce el poder de Jesús: está seguro que tiene el poder de sanarlo o que todo depende de su voluntad. Esta fe es la fuerza que le han permitido romper toda convicción y buscar el encuentro con Jesús, arrodillándose delante de Él y llamarlo ‘Señor’.
La súplica del leproso muestra que cuando nos presentamos a Jesús no es necesario hacer largos discursos. Bastan pocas palabras, siempre y cuando estén acompañadas por la plena confianza en su omnipotencia y en su bondad. Confiarse a la voluntad de Dios significa de hecho entrar en su infinita misericordia.
Aquí hago una confidencia personal: por la noche, antes de ir a la cama, rezo esta breve oración: “Señor si quieres puedes purificarme” y rezo cinco Padre Nuestro, uno por cada llaga de Jesús, porque Jesús nos ha purificado con las llagas. Esto lo hago yo, y lo pueden hacer también todos en su casa. Y decir: “Señor, si quieres puedes purificarme”. Pensar en las llagas de Jesús y decir un Padre Nuestro por cada una. Y Jesús nos escucha siempre.
Jesús es profundamente tocado por este hombre. El Evangelio de Marcos subraya que “Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: ‘Lo quiero, queda purificado’”(1,41). El gesto de Jesús acompaña sus palabras y hace más explícita la enseñanza. Contra la disposición de la Ley de Moisés, que prohibía acercarse a un leproso (cfr Lv 13,45-46), Jesús, contra la prescripción, extiende la mano e incluso lo toca.
¡Cuántas veces encontramos a un pobre que viene a nuestro encuentro! Podemos ser incluso generosos, podemos tener compasión, pero normalmente no lo tocamos. Le damos una moneda, pero evitamos tocar la mano, la tiramos ahí. ¡Y olvidamos que eso es el cuerpo de Cristo! Jesús nos enseña a no tener miedo de tocar al pobre y excluido, porque Él está en ellos.
Tocar al pobre puede purificarnos de la hipocresía e inquietarnos por su condición. Tocar a los excluidos. Hoy me acompañan aquí estos chicos. Muchos piensan de ellos que sería mejor que se hubieran quedado en su tierra, pero allí sufrían mucho. Son nuestros refugiados. Pero muchos les consideran excluidos. Por favor, son nuestros hermanos. El cristiano no excluye a nadie, da sitio a todos, deja venir a todos.
Después de haber sanado al leproso, Jesús le pide que no hable con nadie, pero le dice: “Ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio” (v. 14).
Esta disposición de Jesús muestra al menos tres cosas. La primera: la gracia que actúa en nosotros no busca el sensacionalismo. Normalmente esta se mueve con discreción y sin clamor. Para medicar nuestras heridas y guiarnos en el camino de la santidad, esta trabaja modelando con paciencia nuestro corazón sobre el Corazón del Señor, para asumir cada vez más los pensamientos y los sentimientos.
La segunda: haciendo verificar oficialmente la sanación a los sacerdotes y celebrando un sacrificio expiatorio, el leproso es readmitido en la comunidad de los creyentes y en la vida social. Su reintegro contempla la sanación. ¡Como él mismo había suplicado, ahora está completamente purificado! Finalmente, presentándose a los sacerdotes el leproso les da testimonio sobre Jesús y su autoridad mesiánica. La fuerza de la compasión con la que Jesús ha sanado al leproso ha llevado la fe de este hombre a abrirse a la misión. Era un excluido ahora es uno de nosotros.
Pensemos en nosotros, en nuestras miserias. Cada uno tiene la propia, pensemos con sinceridad. ¡Cuántas veces las cubrimos con la hipocresía de las “buenas maneras”! Y precisamente entonces es necesario estar solos, ponerse de rodillas delante de Dios y rezar: “Señor, si quieres, puedes purificarme”. Y es necesario hacerlo, hacerlo antes de ir a la cama, todas las noches. Y ahora hacemos esta bonita oración: ‘Señor si quieres, puedes purificarme’. Todos juntos, tres veces, todos: ‘Señor, si quieres, puedes purificarme. Señor, si quieres, puedes purificarme. Señor, si quieres, puedes purificarme’. Gracias”.
(Texto traducido desde el audio por ZENIT)


‘Los corredores humanitarios se han convertido en un mensaje de esperanza’
Posted by Sergio Mora on 22 June, 2016



(ZENIT – Roma).- Los corredores humanitarios iniciados por la Comunidad de San Egidio se han convertido en un mensaje de esperanza, han sido el primer proyecto europeo de este tipo, las personas que llegaron no causaron ningún tipo de problema, pidieron asilo y se están insertando en Italia. Y sobre todo esta iniciativa ha mostrado un camino que cada país de la Unión Europea podría adoptar.
Lo indicó la profesora Daniela Pompei, docente universitaria y responsable de la Comunidad de San Egidio en los programas de ‘Corredores humanitarios’, durante un desayuno de trabajo realizado el lunes en Roma por el Centro de Estudios sobre Medio Oriente, de la Fundación española Promoción Social de la Cultura (FPSC).
La profesora Pompei señaló que ellos profundizaron los mecanismos jurídicos para dar una respuesta ante el drama de los clandestinos que en su deseo de llegar a Europa caen en manos de traficantes de personas.
Porque la legislación de la Unión Europea (UE) no prevé solicitud de petición de asilo fuera de sus fronteras, por ejemplo no puede pedirse en la embajada italiana, o francesa, fuera del territorio europeo.
“Y la solución fue encontrada en el artículo 25 del Reglamento europeo de las visas, o sea, sin tocar la legislación del asilo político y usando lo existente”. De esta manera “los países pueden expedir visas de desplazamiento limitado en su territorio, también por motivos humanitarios o de interés nacional”, precisó.
La activista de la Comunidad de San Egidio, señaló que después de muchas vueltas y una negociación de casi un año, porque siempre decían ‘no es posible’ se logró. A la iniciativa se sumaron personas del credo Valdense que ayudaron con la financiación, y se pidió al gobierno italiano algo que ya existía en la ley llamada ‘Turco-Napolitano’: patrocinar como asociación a las personas que llegaban.
Así, en diciembre del 2015 se firmó un protocolo que permitirá la entrada de mil personas hasta mediados de 2017. “Para ello individuamos a tres países. Marruecos, Líbano, Etiopía (Eritrea, Sudán y Somalia), y en estos países a personas vulnerables”. Si bien el número es pequeño, lo más importante es que indica un camino que podrá ser seguido.
“Este es el método que garantiza seguridad y todos los que entran son controlados en cuatro instancias diversas, la primera en el consulado italiano en el país en donde se embarcan y así una vez que llegan a Italia, pueden depositar la solicitud de asilo político”.
Recordó también que “el 16 de abril el Papa nos pidió que hagamos venir desde Lesbos a refugiados, y esto favoreció que un mini corredor humanitario ya se haya abierto con Grecia”.
Al concluir su disertación, interrogada por ZENIT, la profesora Pompei señaló que “en tema de inmigración el punto principal es enfrentar el problema, la respuesta no puede ser solamente de contención de los migrantes” si bien reconoció que “las respuestas son complejas”.
Se empieza a enfrentar el tema, observó, de “las relaciones diplomáticas con los países desde donde parten los migrantes”, con “intervención de cooperación al desarrollo” y con “una política seria de ingresos legales en Europa”.
En este sentido precisó que “los corredores humanitarios son un ejemplo, pero se podría también enfrentar el tema de quienes quieren entrar por motivos económicos, sin olvidar que Europa está en una disminución demográfica muy fuerte, y lo que disminuye son los trabajadores, la fuerza trabajo”. O sea, en perspectiva futura “todos los países de la Unión Europea, incluida Italia, tendrán necesidad de trabajadores. Entonces es correcto enfrentar el problema, hacer políticas, probar sistemas y entender qué se puede modificar”.
Señaló además que “los corredores humanitarios son un modo de involucrar a la sociedad civil y con su colaboración recibirlos. O sea canalizando todas esas fuerzas que quieren apoyar y no ver a más niños y personas morir en el Mediterráneo”.
La responsable de San Egidio en tema de corredores humanitarios, indicó también que se trata de “globalizar la solidaridad”, y que esto trae muchos frutos positivos. “Lo estamos viendo: este grupito de unas 300 personas, ubicadas en muchas diócesis y asociaciones están vitalizando y dando motivos a las familias, a los cristianos que viven allí, de acompañarlos, de enseñarles el italiano, o sea en torno a una familia se inicia a constituir un tejido humano de toda una comunidad italiana”, explicó.
Esperan además, que otros países de la UE logren experimentar esta modalidad, que ve involucrada a la sociedad civil. “En España por ejemplo muchas personas son favorables, o en Polonia vemos que la Conferencia Episcopal Polaca ha deliberado proponer al gobierno esta modalidad de ingreso. Es posible iniciar con números pequeños que después cambian la realidad”.
Además de los corredores humanitarios –señaló la docente en la Universidad Roma Tre— los países de la Unión Europea deberían hacer una política migratoria seria, favoreciendo repatriar, dando otras posibilidades de desarrollo o encontrar un sistema de ingreso regular por motivos económicos, también a través de cuotas de ingreso. No es escandaloso pensar en cuotas de ingreso anuales y así iniciar enfrentando el problema.
Afirmó que es fundamental “superar el miedo, en todos los niveles, sea de los ciudadanos que de los gobiernos, porque recibir nunca hizo mal”.
Concluyó recordando que en 1991 llegaron a Italia ciudadanos albaneses de manera masiva. Hasta hace diez años no estaban bien considerados, en cambio hoy hay unos 500 mil que están bien insertados en la sociedad, muchos de ellos se volvieron ciudadanos italianos y otros regresaron a su país para volverse empresarios, y esto es muy importante.


La Iglesia en España recauda más de 1,6 millones de euros para Ucrania
Posted by Redaccion on 22 June, 2016



(ZENIT – Roma).- La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha entregado a la Nunciatura Apostólica un total de 1.620.789, 20 euros de la Campaña Con el Papa por Ucrania que se celebró el domingo 24 de abril. En esta iniciativa participaron de manera conjunta CEE, CONFER, Cáritas, Manos Unidas y Ayuda a la Iglesia Necesitada; además de las diócesis españolas. De esta cantidad, la CEE ha aportado 300 mil euros, que se suman a los 1.320.789,20 recaudados en donativos, han informado hoy los obispos españoles.
Fue el papa Francisco, quien, antes de la oración del Regina Coeli del domingo 3 de abril, convocó una colecta especial en todas las Iglesias católicas de Europa para “aliviar los sufrimientos materiales del pueblo ucraniano y a la vez expresar su cercanía y solidaridad personal y la de toda la Iglesia”.
En respuesta a esta convocatoria, la Iglesia en España puso en marcha la Campaña Con el Papa por Ucrania en la que se implicaron todas las diócesis junto con las organizaciones caritativas y asistenciales de la Iglesia.
El presidente de la CEE, el cardenal Ricardo Blázquez, en el discurso inaugural de la 107º Asamblea Plenaria, celebrada el pasado mes de abril, anunció que los obispos españoles iban a destinar una ayuda extraordinaria de 300 mil euros para esta campaña.
Tal y como indica la nota publicada hoy por la CEE, los 1.620.789, 20 euros que se han recaudado se han enviado a la Santa Sede, a través de la Nunciatura Apostólica en España, que se encargará de su distribución en los territorios afectados de Ucrania a través del Pontificio Consejo Cor Unum.
El papa Francisco nombró recientemente un comité para que distribuyan los fondos de este colecta. La recaudación será destinada exclusivamente a la población víctima de la guerra, sin distinción de religión, confesión o pertenencia étnica.


España: Científicos señalan en rol de las religiones contra el cambio climático
Posted by Redaccion on 22 June, 2016



(ZENIT – Roma).- Concluyó en España la segunda y última jornada del Seminario Internacional de Ciencia y Religiones por el Medio Ambiente (ISSREC), que reúne a científicos y líderes religiosos de 15 países y 8 confesiones religiosas para dialogar sobre cómo pueden colaborar la Ciencia y las principales religiones en la conservación del medio ambiente.
El coordinador del último informe científico del Panel Intergubernamental de la ONU sobre el Cambio Climático, Thomas Stocker, explicó en el encuentro de dos días realizado en el Santuario de Torreciudad, que “la ciencia aporta los datos para definir el problema del cambio climático”, pero que “los líderes religiosos han de conocerlos y ser capaces de hablar de ello, porque es fundamental para nuestra supervivencia”.
Por eso, “el diálogo entre los científicos y los líderes religiosos tiene un enorme potencial” ya que “tanto la ciencia como la religión tienen que ofrecer una misma versión”. Por otra parte, el profesor Stocker explicó que la lucha contra el cambio climático y el desarrollo humano están estrechamente vinculados ya que “los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU serán inalcanzables si no limitamos las consecuencias del cambio climático”.
Por su parte, otra conferencista, la directora del Instituto Faraday para la Ciencia y la Religión, y profesora asociada de la Facultad de Teología de la Universidad de Cambridge, Hillary Marlow, destacó que “los científicos solos no son capaces de resolver el problema ambiental porque hay que afrontarlo desde una perspectiva de valores, de comportamientos éticos, sobre los que las grandes religiones de todo el mundo, durante muchos siglos, nos han venido hablando”.
“Si miramos -prosiguió la profesora- cómo se habla de la naturaleza en la Biblia, aprendemos que hay un valor de la naturaleza para Dios al margen del valor que tiene para el hombre”.
Por ello la profesora Marlow explicó que “la Laudato Si’ sitúa los problemas medioambientales en un contexto más amplio, con los problemas humanos y sociales -como la injusticia y la desigualdad- y los ha integrado en un único discurso”.
El Seminario ha abordado ese concepto de la ecología integral propuesto por la Laudato Si’, a la luz de las distintas tradiciones religiosas. Así, Nanditha Krishna, profesora de la Universidad de Madrás y presidenta de la Fundación C. P. Ramaswani Aiyar, explicó que la tradición hindú puede enseñar su “larga tradición de conservación de la naturaleza otorgándole una dimensión espiritual”.
Por su parte Wael Farouq, presidente del Centro Cultural Tawasul para el Diálogo Inter-civilizaciones, explicó la complejidad del problema ya que: “los valores ambientales del islam se ven dificultados en la práctica por las condiciones económicas y sociales de muchas sociedades musulmanas”.
De otro lado, el rabino Yonatan Neril, de Jerusalén, señaló que “algunas comunidades religiosas ven un problema en la secularización y el agnosticismo a la hora de entablar un diálogo con la ciencia, por eso es muy importante contar con científicos en los seminarios religiosos, de manera que las personas de fe se sensibilicen de los problemas ecológicos”.
Por la tarde se ha celebrado un coloquio sobre los valores ambientales comunes en diferentes tradiciones religiosas, donde se abordó el papel del diálogo interreligioso para promover los valores necesarios que favorezcan resolver los problemas ambientales y la importancia de la educación ambiental de los líderes religiosos.
Para clausurar el Seminario, todos los participantes plantaron un olivo en el Santuario de Torreciudad, como un símbolo natural del compromiso de las diversas tradiciones religiosas y de la comunidad científica en la conservación del medio ambiente.


Los millenials y la Iglesia
Posted by Jorge Enrique Mújica on 22 June, 2016



(ZENIT – México).- Se denomina millennial a ese grupo de personas nacidas entre 1980 y 1995. Se trata, por tanto, de un bloque humano bastante joven. ¿Qué es lo que piensa este grupo sobre la Iglesia? ¿Qué es lo que la atrae o aleja de la fe? A esas preguntas da respuesta un estudio del Barna Group (“What Millennials Want When They Visit Church”).
El estudio comienza estableciendo una analogía que, aunque no es la mejor, resulta interesante por cuanto suele ser la que inicialmente se plantean los millennial. La analogía es la de la Iglesia como una “industria de servicios religiosos” que proporciona bienes y experiencias espirituales a los consumidores.
Vista así, la dificultad que los millenials parecen encontrar es planteada en clave de cómo crear lealtad a una “marca”, cómo proyectar su “comercialización” y cómo eficientizar los servicios que la misma Iglesia ofrece. Es sensación común entre los millennials que “la Iglesia debe ser diferente de alguna manera”.
Los datos
Según el estudio del Barna Group, 6 de cada 10 millennials que crecieron en la Iglesia la han abandonado después. Para 3 de cada 10 la Iglesia no es importante mientras que para 4 de cada 10 dicen que es “algo” o “poco importante”. La motivación general de esas respuestas es que la iglesia no es necesaria e incluso, para algunos, resulta perjudicial.
Entre los que dicen que la iglesia “no es importante” lo hacen por dos razones: primera, porque creen que pueden encontrar a Dios en otras partes (39%; o sea 2 de cada 5). Y segunda: porque la Iglesia no es relevante para ellos (35%). Otros aducen que la Iglesia es aburrida (31%), que Dios no se encuentra en la Iglesia (20%) o que la Iglesia está fuera de época (8%).
Entre los adultos jóvenes las motivaciones del por qué la Iglesia “no es importante” son más profundas: para un tercio las percepciones negativas son el resultado de: primero, fallas morales en quienes tienen responsabilidades en la Iglesia (35%); y segundo, percibir a los cristianos como quienes sólo juzgan (87%), son hipócritas (85%), están contra los homosexuales (91%) o son insensibles hacia los demás (70%).
Eslóganes comunes sobre la Iglesia
Interrogados sobre una serie de eslóganes con los que los millennials identifican a la Iglesia, menos de la mitad dijeron que la asocian con la afirmación “la gente que va a la Iglesia es tolerante con las personas de otras creencias” (46%). Para el 44% de los millennials la Iglesia es un “club demasiado exclusivo”, mientras que hasta dos terceras partes dicen que las personas practicantes son “mucho” o “un poco” hipócritas (66%).
Las imágenes de la Iglesia como lugar de puertas cerradas o con ventanas abiertas
El trabajo de investigación del Barna Group supuso preguntar a los millennials sobre las imágenes negativas y positivas que la Iglesia inspira en ellos.
Por cuanto respecta a la imagen negativa, un 37% dijo que vinculaba a la Iglesia con la imagen del “dedo que señala” mientras que el 16% con un “megáfono en mano”. Un 52% de los encuestados ven al cristianismo como agresivo y crítico.
Pero las imágenes positivas también resultan alentadoras: 1 de cada 4 millennials optaron por la “multitud de fieles” (23%), resaltando en esa imagen un cristianismo que refleja algo vibrante y el sentido comunitario (entre los millennials practicantes esta imagen fue elegida hasta por un 31%). La otra imagen, elegida también por 1 de cada 4 entrevistados (24%), fue la “mano que ayuda a otra persona que lo necesita”. Entre los adultos jóvenes esta imagen es preferida por el 34%.
Barna Group destaca que las imágenes negativas reflejan las “puertas cerradas” que los millenials ven en la Iglesia mientras que las imágenes positivas muestran las “ventanas abiertas”. En este contexto se ofrecen las respuestas a la interrogante “¿qué encuentran valioso en la Iglesia?”.
Un 44% va a la Iglesia para estar más cerca de Dios mientras que un 37% respondió que así aprenden a estar más cerca de Dios. El salir fuera de la vida monótona y entrar en la experiencia del culto y oración parecen ser una motivación fundamental a la hora de ir a la Iglesia por parte de los millennials.
Así, hasta dos tercios de los encuestados se identifican con la descripción de la iglesia como “lugar para encontrar respuestas para vivir con sentido” (65%) y hasta la mida de ellos (54%) dice que la Iglesia es relevante en su vida. El 49% siente que “puede ser él mismo” en la Iglesia y 3 de cada 5 dice que no está de acuerdo con la afirmación de que “la fe y enseñanza de la Iglesia es más bien superficial”. Apróximadamente el mismo número dice que “la iglesia no es un lugar seguro para expresar dudas”.
De este modo se tiene que el escepticismo por el papel de la Iglesia en la sociedad es la “puerta cerrada” mientras que el papel que puede desempeñar es la “ventana abierta”.
Los millennials y la ventana abierta
Y entonces, ¿qué deben hacer las iglesias respecto a los millennials? Considerando la analogía inicial de la Iglesia como “industria de servicios religiosos”, el estudio se planteó la pregunta sobre qué tipo de información estarían dispuestos a dar (recuérdese que la “fidelización” de las personas con las “marcas” se mide especialmente por la cantidad de datos personales que se está dispuesto a ceder).
Un 82% dijo que la única información que daría es su nombre. Un 53% también daría su apellido. Un tercio de los encuestados no estarían incómodos si tuvieran que dar su dirección de correo electrónico (33%) pero sólo 1 de cada 5 estarían cómodos si tuvieran que dar su dirección física (12%). Un 6% estaría dispuesto a entrar en relación por medio de las redes sociales. Entre los que no desean compartir nada están 1 de cada 6 millennials (15%) aunque si esto se concentra en los adultos jóvenes disminuye a 1 de cada 4 (28%).
Uno de los realizadores del trabajo de investigación, Clint Jenkin, invita a las iglesias a ver en todos estos datos cómo hoy en día los jóvenes tienen unas necesidades e ideas que no son las de otros tiempos. Consecuentemente la pastoral de otros tiempos no es la que debe aplicarse hoy: ni hacia los millennial que ya están en la Iglesia ni hacia los que podrían estar.
Una aplicación concreta puede girar en torno a cómo se recibe y respeta a quienes no tan frecuentemente van a la iglesia. Después de todo, a pesar de cierta visión negativa sobre la religión, no son pocos los que hallan cierto interés en los servicios religiosos y ven la Iglesia una oportunidad de aprender. El acompañamiento paciente y personalizado se presenta como “muletas” que pueden dirigir al millennial a una mejor experiencia que, a la larga, redunde en fidelización en torno a la “marca”.


¡Quiero ser como tú, papá!
Posted by Catholic.net on 22 June, 2016



Seguramente, muchos padres han escuchado a su hijo pequeño decir “¡Cuando sea grande, quiero ser como tú!”. Esta frase, viniendo de aquella persona a la cual tanto se ama, puede sonar como música para los oídos de muchos padres. Más para un padre atento, esa música se podría convertir también en una fuerte llamada de atención al crecimiento personal.
“¡Quiero ser como tú, papá!”, pronunciada por los labios inocentes de un niño, tiene el poder de cambiar la vida de papá. Debería llevar al padre a examinar, no solamente su papel de padre y esposo, sino también su propia persona en los seis aspectos de vida: físico, espiritual, familiar, laboral, económico y social.
Para muchos padres, la primera pregunta que podría brotar en su mente y en su corazón es: ¿me gustaría que mi hijo fuera como yo? Y la siguiente: ¿Cuándo mi hijo tenga mi edad, cómo me gustaría que fuera? Esas dos preguntas, contestadas sinceramente, pueden convertir la suave música de la voz inocente de su hijo en tambores que marcan el paso en la marcha hacia la excelencia personal, garantizando la eficacia en la crianza de un hijo.
“¡Quiero ser como tú, papá!” es la llave maestra que en su inocencia el niño pone en las manos de papá para que abra la puerta a un arcoíris infinito de posibilidades y puedan convertirse ambos en una obra maestra para el mundo. Esa obra maestra debe irse cincelando primero en papá, pues el hijo requiere de un buen modelo a seguir y de un buen maestro que le enseñe a usar el cincel a medida que se va adentrando en la ardua tarea de confeccionar su propia obra maestra.
Porque no es buen padre aquel que forma al hijo a su antojo, sino aquel que le va indicando cómo manejar el cincel para que éste quite la arcilla sobrante y surja su propia obra de arte. Tampoco es buen padre aquel que lleva siempre a su hijo en brazos, sino aquel que le enseña a caminar con dirección y propósito. El hijo va conduciéndose por la vida guiado por las huellas que va dejando su padre, más dando sus propios pasos y bailando sus propios ritmos.
La madre Teresa de Calcuta, expresaba esta misma realidad de una manera poética cuando escribía a los padres y maestros: “Les enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Les enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Les enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo… en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado”.
“¡Quiero ser como tú, papá!” es el trampolín que debe impulsar al padre, con fuerza y valentía a las alturas eternas. El hijo necesita conocer las dos caras de la moneda: la material y la espiritual, la visible y la invisible, el mundo real y el mundo divino. Y va a creer y llenarse de fe solamente cuando pueda ver la realidad divina, reflejada en el ser, la actitud, el comportamiento y el rostro de su propio padre. Solamente así el hijo, al mirar al padre, levantará su rostro, mirará hacia arriba e irá por la vida con la frente en alto. Porque como dice Perry Garfinkel: “Para un niño, el padre es un gigante desde cuyos hombros puede divisar el infinito”.
“¡Quiero ser como tú, papá!” es el reto que el hijo lanza al padre para que éste haga un alto en el camino, reflexione, tome consciencia, haga sus propios ajustes y actúe en conformidad con el amor que siente por su hijo. Es una aclamación fuerte y enfática envuelta en una suave música que le recuerda al padre su papel, su responsabilidad y su amor.
Y como sé que tú amas a tu hijo y vas haciendo una obra maravillosa en ti que va sirviendo de modelo a tu hijo, quiero enviarte una gran felicitación. Y si ya tus hijos son papás, felicidades también, pues sé que en ellos perdurará por siempre la huella del camino que tú les has enseñado. Y recuerda que aunque tu hijo no haya dicho con sus labios “¡Quiero ser como tú, papá!”, sé que tú lo has escuchado de su corazoncito de niño, y sé también que tu hijo quiere ser como tú, papá.


San José Cafasso – 23 de junio
Posted by Isabel Orellana Vilches on 22 June, 2016



(ZENIT – Madrid).- «Toda la santidad, la perfección y el provecho de una persona está en hacer perfectamente la voluntad de Dios (…). Felices nosotros si consiguiéramos verter así nuestro corazón dentro del de Dios, unir de tal forma nuestros deseos, nuestra voluntad a la suya, que formen un solo corazón y una sola voluntad: querer lo que Dios quiere, quererlo en el modo, en el tiempo, en las circunstancias que Él quiere y querer todo eso no por otro motivo sino porque Dios lo quiere». La explícita voluntad de seguir los dictados divinos por encima de cualquier afán particular, contenida en esta manifestación de José, fue una de las características de su vida. Benedicto XVI, al glosar su figura en una catequesis, lo calificó como «maestro y formador de sacerdotes».
Nació en Castelnuovo d´Asti, Italia, el 15 de enero de 1811. Penúltimo de cuatro hijos, pertenecía a una familia acomodada y cristiana. El beato José Allamano era su sobrino, lo había alumbrado su hermana pequeña, toda una señal de la espléndida labor pedagógica en la transmisión de la fe que hicieron sus padres con su prole. San Juan Bosco, natural de la misma localidad, menor que Cafasso y buen conocedor suyo, lo describió gráficamente cuando vistió por vez primera la sotana en 1827, a sus 16 años. Dijo que era «pequeño de estatura, de ojos brillantes, aire afable y rostro angelical». Por las respuestas que dio entonces, Don Bosco quedó admirado de su bondad. Sus padres no tuvieron problemas para instruirle en la fe porque enseguida mostró tal atracción por la virtud que hasta los vecinos le dieron el sobrenombre de il santetto.
Pronto manifestó su vocación sacerdotal. Se formó en el seminario de Chieri y fue ordenado el 21 de septiembre de 1833, mucho antes de lo acostumbrado, mediante dispensa. Había sido un estudiante excelente, pero no se sentía suficientemente preparado, y se afilió al Convitto San Francisco de Asís de Turín. Allí tuvo ocasión de impregnarse de la espiritualidad ignaciana y acoger el néctar teológico y moral de san Alfonso María de Ligorio. Fue tan valiosa su tarea docente como profesor de esta disciplina, que le confiaron su cátedra en el Convitto. Tenía 24 espléndidos años, un caudal de pasión por Cristo, una enorme ilusión por compartir su ideal con sus compañeros, y una santa inquietud por la formación cabal de los sacerdotes. Sabía que siendo grandes confesores cosecharían numerosos frutos.
Tras el fallecimiento del rector Guala, fue elegido unánimemente para sustituirle. Apreciaban su caridad, serenidad, prudencia, jovial alegría, paciencia y delicadeza; había elegido como modelos de vida a san Francisco de Sales y a san Felipe Neri. Atraía al confesionario, al que dedicaba horas, a muchas personas de distintas procedencias y estamentos sociales; le planteaban asuntos que requerían tacto sabiendo que él les ayudaría a resolverlos. Tenía presente «lo que pueda volverse en mayor gloria de Dios y en provecho de las almas». Todos los penitentes partían con el consuelo de haber sido atendidos por un hombre ejemplar, a través del cual veían la bondad y la misericordia de Dios. Su buen juicio se evidenciaba en certeros consejos que le hicieron acreedor de una fama bien merecida.
Sus pasiones fueron la Eucaristía, la Virgen y el papa. Fue un defensor de la ortodoxia; luchó contra el rigorismo y el jansenismo imperantes en la Iglesia. Su generosidad merecería capítulo aparte. Entre otros –y no solo a los pobres con los que ya ejercía su caridad siendo niño–, ayudó económicamente a Don Bosco para que pudiera cursar estudios. Después, fue benefactor de su obra, lo defendió y estuvo a su lado cuando le menospreciaron. Además, le hacía entrega de lo que recaudaba tras haber tocado el corazón de personas sobradas de medios. Bajo su amparo, del Convitto salían grandes y animosos directores espirituales. Algunos de sus alumnos fueron santos. Les decía: «Nuestro Señor quiere que lo imitemos en su mansedumbre». Tenía por costumbre compaginar sus enseñanzas con acciones encaminadas a despertar en ellos sentimientos de solidaridad. Les invitaba a acompañarle a las cárceles para visitar a los presos y acudir a barrios marginales. Esperaba que al ver el estado lastimoso de tantos desheredados pudieran hacerles todo el bien que estuviese en sus manos. Don Bosco heredó esta formidable táctica pedagógica que marcó su vida, dedicándose a rescatar a los muchachos abandonados, librándolos de las calamidades que había tenido ocasión de ver en las cárceles.
El padre Cafasso era estimadísimo entre los presos y condenados, a quienes ayudó materialmente; se entregaba a ellos sin medir el tiempo para obtener su conversión. Se cuenta que de 57 malhechores, algunos autores de crímenes espantosos, ninguno se le resistió; todos se confesaron arrepentidos. Cuando recibían la condena, que generalmente era la horca, los reos solían pedir como última gracia que les acompañara en ese postrer instante. Así rescataba sus almas. Se ve que tenía una fortaleza y temple singulares para soportar esas penas de las que era testigo, y una gracia especial para ese apostolado. Don Bosco cayó desmayado en una ocasión cuando vio el ajusticiamiento de un delincuente; no fue capaz de contemplar tan dramática escena.
A punto de entregar su vida a Dios, José escribió: «No será muerte sino un dulce sueño para ti, alma mía, si al morir te asiste Jesús, y te recibe la Virgen María». Le parecía hermoso morir en sábado, día de María, para ser llevado por Ella al cielo; lo dijo en un sermón. Se cumplió su sueño. Falleció el sábado 23 de junio de 1860. La oración fúnebre corrió a cargo de Don Bosco que plasmó sus sentimientos hacia el que había sido su director espiritual durante un cuarto de siglo. Cafasso fue beatificado por Pío XI el 3 de mayo de 1925, y canonizado por Pío XII el 22 de junio de 1947. El 23 de septiembre de 1950 este pontífice lo puso como modelo para los sacerdotes, comprometidos con el sacramento de la reconciliación, y en la dirección espiritual.