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La gran contribución de Benedicto XVI a la Iglesia Católica


 

El último martes de junio se ha celebrado en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, una ceremonia solemne con motivo del 65º aniversario de la ordenación sacerdotal del Papa Emérito Benedicto XVI. El sucesor de san Juan Pablo II salió de su retiro monacal y asistió a este gran acto.

Volver a ver a los dos papas juntos, como se funden en un abrazo y observar sus rostros, sigue conmoviendo a miles de católicos. El uno se apoya en el otro y los dos se sostienen.

Francisco, sincero como es él, le dirigió unas palabras llenas de contenido: “El Papa Emérito testimonia de manera intensa y luminosa cuán decisivo es tener la mirada y el corazón dirigido a Dios, con lo cual sigue sirviendo a la Iglesia y no deja de contribuir con vigor y sabiduría a su crecimiento, desde el pequeño Monasterio Mater Ecclesiae de la Ciudad del Vaticano”.

Y el papa Emérito dio gracias a Francisco por su “bondad. Con usted me siento protegido”.

La Iglesia católica cuenta en cada momento con el Papa que necesita. La figura de Benedicto XVI quizá no influyó con tanta fuerza en la gente joven como sí lo hace Francisco, aunque en la JMJ de Madrid sorprendió a todos.

Sin embargo, cada vez me encuentro con más responsables de movimientos y  congregaciones que me confirman el gran legado del papa Emérito. Sin Benedicto, Francisco no sería lo que es, opinan muchos hombres y mujeres responsables de instituciones católicas.

Dsde estas líneas felicito al Papa Emérito y aprovecho para recordar las tres encíclicas que nos regaló: la primera Deus Caritas Est (2005) dedicada al amor. La segunda Spe Salvi sobre la esperanza en 2007 y la tercera Caritas in Veritate de 2009 que analiza la doctrina social de la Iglesia para el contexto que ahora vive el mundo globalizado.

Zenón de Elea