IGLESIA EN EL MUNDO

El Papa Francisco recuerda a Maciek, el joven fallecido que trabajaba en la organización de la JMJ


 

Al igual que sus predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, el Papa Francisco apareció en la ventana de la Residencia de los Obispos de Cracovia. Los jóvenes, participantes de la Jornada Mundial de la Juventud, se amontonaron en frente de la ventana papal durante un par de horas. En la espera de la aparición del Papa cantaban, gritaban y rezaban todos juntos. Fue una Ceremonia de Bienvenida no oficial al Santo Padre en la Jornada Mundial de la Juventud que ya había iniciado.
El Papa Francisco apareció en la ventana iluminada después de las 21.00 horas.

– “¡Buenas noches! ¡Os saludo cordialmente!”, saludó a los reunidos.

– “Os saludo y veo en vosotros tanto entusiasmo y tanta alegría. Pero ahora tengo que deciros una cosa que va a entristecer vuestros corazones. Silencio, por favor. Es la historia de vida de uno de vosotros. Maciek Szymon Cieśla tenía poco más de 26 años de edad. Estudiaba diseño gráfico y dejó su trabajó para convertirse en un voluntario de la Jornada Mundial de la Juventud. Fue él quien preparó todos los proyectos, imágenes de santos patrones, distintivos de los peregrinos, y todo lo que ahora adorna la ciudad. Especialmente en este trabajo encontró su fe. En noviembre los médicos le diagnosticaron cáncer. Lo único que pudieron hacer los médicos fue amputarle una pierna. Maciek quería vivir cuando viniera el Papa. Incluso tenía reservado un asiento en el tranvía en el que viajará el Papa. Murió el 2 de julio. Todos estuvieron muy conmovidos por el bien que había traído. Ahora todos, en silencio, pensemos en este amigo de camino, en la vida y en que trabajó tanto para esta Jornada Mundial de la Juventud. Oremos aquí en el silencio del corazón. Él está aquí con nosotros”, dijo el Papa Francisco.

Se hizo silencio. En la oscuridad brillaban miles de móviles.

– “Alguien de vosotros podría pensar que este Papa arruina un poco la tarde”, continuó el Papa Francisco, “pero la verdad es que tenemos que acostumbrarnos a las cosas buenas y a las cosas malas. Así es la vida, queridos jóvenes. Pero hay una cosa de la que nunca debemos dudar. La fe de este muchacho, este amigo nuestro que trabajó tanto para esta Jornada Mundial de la Juventud. La fe lo condujo a Jesucristo y ahora está en el cielo, mirándonos. Esto es una gracia muy grande. Un día nosotros también lo encontraremos: ‘Oh, fuiste tú. Encantado de conocerte’. El problema consiste solo en que elijamos el camino correcto de la vida. Demos gracias a Dios por darnos personas tan valientes, especialmente jóvenes, que nos permiten ir adelante en nuestra vida. ¡No tengáis miedo! ¡No tengáis miedo! ¡Dios es bondadoso!

Nos vemos mañana. Ahora me despido de vosotros. ¡Y ahora sed felices y alegres, porque esta es nuestra obligación, la obligación de los que siguen a Jesucristo! ¡Y, por favor, hagan mucho ruido a la noche! Ahora recibamos la bendición de Dios. Y así como aprendimos cuando éramos niños, antes de salir, despidámonos de la madre, dirijámonos a la Madona, cada uno en su lengua”.
(Todos juntos rezaron un Avemaría)

– “¡Buenas noches! ¡Y Orad por mí!”, concluyó el Santo Padre Francisco.

Las palabras del Papa conmovieron especialmente a los trabajadores del Comité Organizador de la JMJ que conocían a Maciek, trabajaron con él y le acompañaron hasta el final.