Servicio diario - 31 de julio de 2016


 

El Papa regresa a Roma
Posted by Redaccion on 31 July, 2016



(ZENIT – Roma).- El avión de las lineas aéreas polacas que lleva a papa Francisco a Roma partió a las 19:30 horas locales hacia el aeropuerto Leonardo Da Vinci, en Fiumicino.

La aeronave de Polish Airlines que lleva a Papa despega hacia Roma
La aeronave de la Polish Airlines realiza un vuelo de casi dos horas recorriendo una distancia de unos 1.100 kilómetros y cruzando el espacio aéreo de Polonia, Eslovaquia, Austria e Italia.
Se calcula que el Papa a su llegada a Roma, antes de ir a la Ciudad del Vaticano pueda pasar a rezar por la iglesia de Santa María la Mayor, para agradecer a la Virgen Salus Populi Romani por su viaje, en un momento de no poca tensión internacional debido a los últimos atentados terroristas.


Francisco a los voluntarios de la JMJ: para ser esperanza sirve memoria y coraje
Posted by Redaccion on 31 July, 2016



(ZENIT – Roma).- En la Arena de Tauron, a unos tres kilómetros del centro de Cracovia, el santo padre Francisco quiso despedirse este domingo por la tarde de los 20 mil voluntarios que prepararon, participaron y fueron la columna vertebral de la XXXI Jornada Mundial de la Juventud, que reunió casi dos millones de jóvenes. Para ello dejó el discurso escrito de lado por ser ‘aburrido’, y conversó con ellos improvisando.

El estadio de Tauron en la ciudad de Cracovia (Google maps)
Recibido con entusiasmo y coros, el Papa abrió el evento persignándose. Después del saludo del obispo coordinador de esta JMJ, Mons. Damian Muskus, tres voluntarios pronunciaron unas palabras.
El primero era en video, del joven estudiante y deportista que ya en silla de ruedas sabía que su cáncer no podía ser derrotado. Aseguró que ya no le interesaban muchas cosas, porque le gustaría tener lo más importante que es la vida para así poder participar esta JMJ.
Una joven polaca señaló su itinerario: en la JMJ de Río, escuchó la voz del Señor que le sugería volver a Polonia, y que Dios hace realizar los sueños, pero con la debida paciencia. Y en español le agradeció en nombre de los jóvenes de Brasil.
El tercer testimonio fue de un joven panameño, país que hospedará la próxima JMJ. Cristián aseguró que con su deseo de hacer lío ‘se metió en un lío’ y ahora se está preparando para el diaconado permanente. Que para él la JMJ significa transmitir la misericordia de Dios. Y le agradeció que la próxima JMJ sea en su país.
El Santo Padre habló en español, aprovechando que existía traducción simultánea.

El Papa en la Arena con los voluntarios
“Preparar una Jornada Mundial de la Juventud es toda una aventura” señaló como también “llegar, servir, trabajar, y después despedirse”. Por ello agradeció “a los voluntarios y benefactores por todo lo que hicieron, por las horas de oración que hicieron”. Y también a los sacerdotes que los acompañaron, a las religiosas y a los seminaristas.
Y profundizó sobre el hecho que los jóvenes son la esperanza, pero con dos condiciones, y bromeó: ¡No, no hay que pagar la entrada…!
La primera condición para que los jóvenes sean esperanza es tener memoria: “de donde vengo, mi pueblo, mi país, mi historia”. Y señaló que el testimonio de la segunda voluntaria estaba llena de memoria. Memoria de lo que uno ha recibido de sus padres. “Un joven desmemoriado no puede ser esperanza para el futuro, ¿está claro?”.
“- Padre cómo hago para tener memoria? -Habla con tus papás, con los adultos, con tus abuelos, de tal manera que sean la esperanza del futuro, tienen que recibir la antorcha del abuelo y de la abuela, dijo. “¿Me prometen que para preparar Panamá hablarán más con los abuelos?” Y si ellos se fueron al cielo, les invitó a que hablaran de todos modos con los ancianos, porque ellos son la sabiduría
La segunda condición es para el presente: “Tener coraje, ser valiente, ser valiente, no asustarse”.
Recordó así “el testimonio despedida del compañero nuestro a quien el cáncer le ha ganado. El quería estar aquí y no llegó pero enfrentó también la peor condición. Hoy no está aquí pero sembró esperanza para el futuro”.
“Para el presente coraje, valentía, ¿claro? Si tienen memoria, van a ser la esperanza. ¿Hemos aclarado todo?”.
“No lo sé si estaré en Panamá, pero les aseguro –concluyó Francisco– que Pedro estará en Panamá y les preguntará si hablaron con los abuelos y si sembraron hacia el futuro. Que Dios les bendiga mucho. Gracias, Gracias por todo”.
A continuación el texto que Francisco no leyó
Queridos voluntarios: Antes de regresar a Roma, siento el deseo de encontrarlos y, sobre todo, de dar las gracias a cada uno de vosotros por el esfuerzo, la generosidad y la dedicación con la que han acompañado, ayudado y servido a los miles de jóvenes peregrinos. Gracias también por vuestro testimonio de fe que, unido al de los muchísimos jóvenes de todo el mundo, es un gran signo de esperanza para la Iglesia y para el mundo.
Al entregarse por amor de Cristo, han experimentado lo hermoso que es comprometerse con una causa noble y lo gratificante que es hacer, junto con tantos amigos y amigas, un camino fatigoso pero que paga el esfuerzo con la alegría y la dedicación con una riqueza nueva de conocimiento y de apertura a Jesús, al prójimo, a opciones de vida importantes.
Como una manifestación de mi gratitud me gustaría compartir con vosotros un don que la Virgen María nos ofrece, y que hoy ha venido a visitarnos en la imagen milagrosa de Kalwaria Zebrzydowska, tan querida por san Juan Pablo II.
En efecto, justo en el misterio evangélico de la Visitación (cf. Lc 1,39-45) podemos encontrar un icono del voluntariado cristiano. De él tomo tres actitudes de María y se las dejo, para que les ayuden a leer la experiencia de estos días y para avanzar en el camino del servicio. Estas actitudes son la escucha, la decisión y la acción.
Primero, la escucha. María se pone en camino a partir de una palabra del ángel: «Tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez» (Lc 1,36). María sabe escuchar a Dios: no se trata de un simple oír, sino de escucha, hecha de atención, de acogida, de disponibilidad. Pensemos en todas las veces que estamos distraídos delante del Señor o de los demás, y realmente no escuchamos.
María escucha también los hechos, los sucesos de la vida, está atenta a la realidad concreta y no se detiene en la superficie, sino que busca captar su significado. María supo que Isabel, ya anciana, esperaba un hijo y en eso ve la mano de Dios, el signo de su misericordia. Esto sucede también en nuestras vidas: el Señor está a la puerta y llama de muchas maneras, pone señales en nuestro camino y nos llama a leerlas con la luz del Evangelio.
La segunda actitud de María es la decisión. María escucha, reflexiona, pero también sabe dar un paso adelante: decide. Así ha sucedido en la decisión fundamental de su vida: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Y también así en las bodas de Caná, cuando María se da cuenta del problema y decidió acudir a Jesús para que interviniera: «No tienen vino».
En la vida, muchas veces es difícil tomar decisiones y por eso tendemos a posponerlas, tal vez dejando que sean otros los que decidan por nosotros; o incluso preferimos dejarnos arrastrar por los acontecimientos, seguir la «tendencia» del momento; a veces sabemos lo que deberíamos hacer, pero no tenemos valor, porque nos parece demasiado difícil ir contracorriente… María no tiene miedo de ir contracorriente: con el corazón firme en la escucha, decide, asumiendo todos los riesgos, pero no sola, sino con Dios.
Y, por último, la acción. María se puso en camino «de prisa…». A pesar de las dificultades y de las críticas que pudo recibir, no se demora, no vacila, sino que va, y va «de prisa», porque en ella está la fuerza de la Palabra de Dios. Y su actuar está lleno de caridad, lleno de amor: esta es la marca de Dios.
María va a ver a Isabel, no para que le digan que es buena, sino para ayudarla, para ser útil, para servir. Y en este salir de su casa, de sí misma, por amor, se lleva lo más valioso que tiene: Jesús, el Hijo de Dios, el Señor. Isabel lo comprende inmediatamente: «¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?»; el Espíritu Santo suscita en ella resonancias de fe y de alegría: «Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre».
También en el voluntariado todo servicio es importante, incluso el más sencillo. Y su sentido último es la apertura a la presencia de Jesús; la experiencia del amor que viene de lo alto es lo que pone en camino y llena de alegría. El voluntario de las Jornadas Mundiales de la Juventud no es sólo un «agente», es siempre un evangelizador, porque la Iglesia existe y actúa para evangelizar.
María, cuando acabó su servicio con Isabel, regresó a su casa, en Nazaret. Con delicadeza y sencillez, igual que ha venido se va. También ustedes, queridos jóvenes, no llegarán a ver todo el fruto del trabajo realizado aquí en Cracovia, o durante los «hermanamientos».
Lo descubrirán en sus vidas y se regocijarán por ello las hermanas y hermanos que han servido. Es la gratuidad del amor. Pero Dios conoce vuestra dedicación, vuestro compromiso y vuestra generosidad. Él, pueden estar seguros, no dejará de recompensarles por todo lo que han hecho por esta Iglesia de los jóvenes, que estos días se ha reunido en Cracovia con el sucesor de Pedro.
Les encomiendo a Dios y a la Palabra de su gracia; Les encomiendo a nuestra Madre, modelo de voluntariado cristiano; y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí.


Viaje a Polonia, Francisco inicia la despedida
Posted by Redaccion on 31 July, 2016



(ZENIT – Roma).- El papa Francisco se despide este domingo por la tarde de Polonia, después de un viaje apostólico de cinco días en los que participó de la Jornada Mundial de la Juventud, pero también visitó lugares de gran significado, como el santuario de Czestochowa y los campos de concentración de Auchwitz y Brikenau.
Hoy domingo por la tarde, ya poco después de las 16, el Pontífice se asomó al balcón del arzobispado y a los varios miles de personas allí presentes que le esperaban bajo la lluvia les dijo:
“Muchas gracias por esta compañía por este acercarse a despedirse. Muchas gracias por la calurosa acogida de estos días”. Dijo, y precisó que “ahora antes de irme les quiero dar la bendición pero también les quiero pedir que no se olviden de rezar por mi. Recemos juntos a la Virgen cada uno en su propia lengua: Dios te salve María… E impartió su bendición.
Y se despidió pronunciando su ‘adiós’ en polaco, despertando la ovación y aplausos de los varios miles allí presentes.


Panamá acogerá la JMJ en el 2019
Posted by Redaccion on 31 July, 2016



(ZENIT – Roma).- “La Providencia de Dios siempre nos precede. Pensad que ya ha decidido cuál será la próxima etapa de esta gran peregrinación iniciada por san Juan Pablo II en 1985. Y por eso os anuncio con alegría que la próxima Jornada Mundial de la Juventud – después de las dos de ámbito diocesano – será en 2019 en Panamá”. Estas han sido las palabras del papa Francisco al final de la misa de clausura de la JMJ en Cracovia y antes de la oración del ángelus, para anunciar la próxima sede de la JMJ. Inmediatamente se ha despertado la alegría y gran emoción de todos los presentes panameños. Entre ellos, el presidente, Juan Carlos Varela, que se encontraba en el escenario junto con su mujer y después ha podido saludar y agradecerle el gesto al Santo Padre.
Previamente al anuncio, el Santo Padre ha indicado que al final de esta celebración, desea unirse a los presentes en el agradecimiento a Dios “porque nos ha concedido vivir esta Jornada Mundial de la Juventud”. También ha querido dar las gracias a los cardenales Dziwisz, arzobispo de Cracovia, y Ryłko, presidente del Pontificio Consejo para los laicos, por las palabras que le han dirigido, “y sobre todo por el trabajo y la oración con la que han preparado este evento”. Asimismo ha agradecido “a todos aquellos que han colaborado para su buen desarrollo”.
Finalmente ha dado “un inmenso gracias” a todos los jóvenes. Así, ha indicado que han “llenado Cracovia con el entusiasmo contagioso de vuestra fe”. Y les ha asegurado que “san Juan Pablo II ha disfrutado desde el cielo” y les “ayudará a llevar por todo el mundo la alegría del Evangelio”.
El Santo Padre ha observado que en estos días “hemos experimentado la belleza de la fraternidad universal en Cristo, centro y esperanza de nuestra vida”. Él –ha aseverado– ha hablado al corazón de cada uno de vosotros. “Os ha renovado con su amor, os ha hecho sentir la luz de su perdón, la fuerza de su gracia, os ha hecho experimentar la realidad de la oración”.
De este modo ha precisado que estos días han sido una “oxigenación espiritual” para que puedan vivir y caminar en la misericordia.
Por otro lado, ha recordado que María “nos enseña cómo la experiencia vivida aquí en Polonia puede ser fecunda”. Nos dice –ha explicado– que hagamos como ella: no desperdiciar el don recibido, sino custodiarlo en el corazón, para que germine y dé fruto, con la acción del Espíritu Santo.
De este modo, ha indicado el Papa a los jóvenes, “cada uno de vosotros, con vuestras limitaciones y fragilidades, podrá ser testigo de Cristo allá donde vive, en la familia, en la parroquia, en las asociaciones y en los grupos, en los ambientes de estudio, de trabajo, de servicio, de ocio, donde quiera que la providencia os guíe en vuestro camino”.
A continuación, se ha rezado la oración del ángelus. Al finalizar la oración, ha comenzado la música alegre y festiva y así los jóvenes han podido bailar y disfrutar de los últimos momentos de esta gran fiesta de la fe.


El Papa clausura la JMJ: ‘A Dios no le importa qué móvil tienes, le importas tú’
Posted by Rocío Lancho García on 31 July, 2016



(ZENIT – Roma).- El papa Francisco ha celebrado en el Campus Misericordiae de Cracovia la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud. Entre dos y dos millones y medio, según indica al organización, se encontraban allí esperando para celebrar juntos este gran momento. Muchos de ellos, un millón y medio, ya se encontraban allí desde la tarde del sábado en la que también celebraron la vigilia con el Papa. Jóvenes de todos los rincones del mundo que han pasado la noche orando y celebrando la alegría de la fe. Hoy concluye una semana de encuentros, catequesis, oración y amistad y tras la que no volverán a sus casas indiferentes tal y como les pidió ayer el Papa en un motivador discurso.
Mientras que en la homilía de esta mañana, el Papa ha querido recordar a los jóvenes que Dios cuenta con ellos por lo que son, no por lo que tienen. “Ante Él, nada vale la ropa que llevas o el teléfono móvil que utilizas; no le importa si vas a la moda, le importas tú. A sus ojos, vales, y lo que vales no tiene precio”.
El Santo Padre ha hecho referencia a la lectura del día, el encuentro de Jesús con Zaqueo, para explicar que Él “desea acercarse a la vida de cada uno”, “recorrer nuestro camino hasta el final, para que su vida y la nuestra se encuentren realmente”.
Zaqueo, tal y como ha recordado Francisco, era un rico colaborador de los “odiados ocupantes romanos”. Sin embargo, “el encuentro con Jesús cambió su vida, como sucedió, y cada día puede suceder, con cada uno de nosotros”. De este modo, el Santo Padre ha desarrollado su homilía indicando que Zaqueo tuvo que superar al menos tres obstáculos “que también pueden enseñarnos algo a nosotros”.
El primero es la baja estatura. Una tentación –ha precisado– que no solo tiene que ver con la autoestima, sino que afecta también la fe. Esta es nuestra estatura, nuestra identidad espiritual: “somos los hijos amados de Dios, siempre”. Así, ha subrayado que “no reconocer nuestra identidad más auténtica es como darse la vuelta cuando Dios quiere fijar sus ojos en mí”, “significa querer impedir que se cumpla su sueño en mí”. ¡Tú eres importante!, ha exclamado recordando a los jóvenes que “Dios cuenta contigo por lo que eres, no por lo que tienes”. Dios, ha precisado, nos ama más de lo que nosotros nos amamos, cree en nosotros más que nosotros mismos, “está siempre de nuestra parte, como el más acérrimo de los hinchas”. En este punto, el Santo Padre ha invitado a los jóvenes a rezar cada mañana: “Señor, te doy gracias porque me amas; haz que me enamore de mi vida”.
El segundo obstáculo del que ha hablado es “la vergüenza paralizante”. Por eso ha recordado que Zaqueo superó la vergüenza y subió al árbol “porque la atracción de Jesús era más fuerte”. Zaqueo “sintió que Jesús era de tal manera importante que habría hecho cualquier cosa por él, porque él era el único que podía sacarlo de las arenas movedizas del pecado y de la infelicidad”. El Papa ha contado también a los jóvenes un “secreto de la alegría”: “no apagar la buena curiosidad, sino participar, porque la vida no hay que encerrarla en un cajón”. Ante Jesús, “no podemos quedarnos sentados esperando con los brazos cruzados”, no podemos responderle con “un simple mensajito”.
El Papa ha exhortado a los jóvenes a no avergonzarse de llevar todo a Jesús, “especialmente las debilidades, las dificultades y los pecados, en la confesión”. Él sabrá –ha asegurado– sorprenderos con su perdón y su paz.
El tercer y último obstáculo no estaba en un interior sino “a su alrededor”: la multitud que murmura, que primero lo bloqueó y luego lo criticó. Así, Francisco ha pedido a los jóvenes “no tengáis miedo” y que recuerden el lema de la JMJ: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Del mismo modo les ha invitado a no desanimarse porque “con vuestra sonrisa y vuestros brazos abiertos predicáis la esperanza y sois una bendición para la única familia humana, tan bien representada por vosotros aquí”.
La mirada de Jesús –ha añadido– va más allá de los defectos para ver a la persona. “No se detiene en el mal del pasado, sino que divisa el bien en el futuro”, “no se resigna frente a la cerrazón, sino que busca el camino de la unidad y de la comunión”, “no se detiene en las apariencias, sino que mira al corazón”. El Pontífice también ha pedido a los jóvenes que instalen “bien la conexión más estable, la de un corazón que ve y transmite el bien sin cansarse”.
Para finalizar la homilía, el Santo Padre, haciendo referencia a las palabras de Jesús a Zaqueo “hoy tengo que alojarme en tu casa”, ha asegurado que la JMJ “comienza hoy y continúa mañana, en casa”, porque es allí donde Jesús quiere encontrarnos a partir de ahora. Jesús espera que, entre tantos contactos y chats de cada día, “el primer puesto lo ocupe el hilo de oro de la oración”. Jesús desea que su Palabra “se convierta en tu ‘navegador’ en el camino de la vida”. Jesús –ha recordado el Papa a los jóvenes– te llama por tu nombre. “Tu nombre es precioso para Él”, ha indicado. La memoria de Dios no es “un disco duro” que almacena todos nuestros datos, “sino un corazón tierno de compasión, que se regocija eliminando definitivamente cualquier vestigio del mal”. De este modo ha invitado a “imitar la memoria fiel de Dios y custodiar el bien que hemos recibido en estos días”.



Los obispos polacos: La JMJ ha superado todas las expectativas
Posted by Redaccion on 31 July, 2016



El portavoz de la Conferencia Episcopal de Polonia, el padre Paweł Ryteł-Andrianik, ha dado este domingo, día de cierre de la Jornada Mundial de la Juventud, un balance y ha explicado el porqué.
Gracias a la manera directa del Papa, al entusiasmo de los jóvenes, y a la buena organización, las JMJ en las diócesis y en Cracovia han superado todas las expectativas. Podríamos decir que este ha evento sido uno de los más importantes en la historia polaca, larga de más de 1000 años. Por primera vez, un encuentro contó con la participación de jóvenes de más de 180 países.
“Jóvenes-sofá”–estas palabras, pronunciadas por el Papa Francisco en italiano y en polaco, expresan el hecho de que el tiempo que hoy estamos viviendo no necesita a personas que confunden la felicidad con la comodidad-sofá y la pereza. Sin duda, para muchos es más fácil y más rentable tener a jóvenes tontos y engañados, que confunden la felicidad con un canapé-sofá; para muchos, este es más conveniente que jóvenes inteligentes, quienes quieren responder a todas las aspiraciones del corazón. “Les pregunto : ¿Quieren ser jóvenes adormentados, embobados y atontados? ¿Quieren que otros decidan el futuro por ustedes? ¿Quieren ser libres?”, dijo el Papa Francisco a los jóvenes, animándoles dos veces a tomar el asunto en sus propias manos y no jubilarse a los 20 años.
El entusiasmo de la fe es una característica de las JMJ. En Cracovia, no ha sido fácil oír a la gente de habla polaca, porque las calles se han llenado con el canto de la gente de todo el mundo. Su entusiasmo, sus sonrisas y su alegría fueron compartidas por los habitantes de Cracovia, que mostraron su sentido de la hospitalidad, acogiendo generosamente a los peregrinos. En los encuentros con el Papa, podíamos sentir el ambiente familiar, el Santo Padre Francisco parecía un abuelo hablando con sus nietos.
Los jóvenes alababan la organización de la JMJ. Algunos participantes dijeron que el Campus Misericordiae en Brzegi fue la infraestructura más grande y mejor preparada de la historia de las JMJ. Apreciaron los esfuerzos del Estado y de la Iglesia, así como los de los voluntarios, para acoger de la mejor manera a los jóvenes provenientes del mundo entero.
Los Obispos de Polonia, junto con los jóvenes, están muy agradecidos al Santo Padre Francisco por haber escogido Polonia y Cracovia para estas JMJ, que han coincidido con la celebración del 1050º Aniversario del Bautismo de la Polonia y con el Jubileo de los Jóvenes en el Año de la Misericordia. La Santa Misa de despedida era como el envío de chispas de misericordia a todo el mundo. Los jóvenes han aceptado este reto con entusiasmo.


Francisco bendice dos nuevas estructuras de Cáritas en Cracovia
Posted by Redaccion on 31 July, 2016



(ZENIT – Roma).- Antes de dirigirse a la misa multitudinaria en el Campus Misericordiae de Cracovia, para celebrar la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco ha bendecido esta mañana dos nuevas estructuras construidas por Cáritas en la periferia de Cracovia. En concreto se sitúan en el Campus Misericordiae, lugar habilitado para acoger la vigilia del sábado por la noche y la misa de la mañana del domingo de esta JMJ.
Las dos estructuras de Cáritas — que permanecerán como recuerdo del evento y como signo tangible de misericordia– son una casa diurna para ancianos en dificultad con el nombre “Campus Misericordiae’ y un almacén de alimentos para pobres denominado “El pan de la Misericordia”.
El Papa ha sido recibido por el alcalde de Wieliczka, en cuyo territorio se encuentra el Campus, y el cardenal Louis Antonio Tagle, arzobispo de Manila y presidente de Caritas internationalis.
Tras bendecir a los presentes, los locales y una estatua de la Virgen de Loreto, al salir, el Santo Padre ha probado un trozo de pan que le han ofrecido unas mujeres polacas vestidas con trajes tradicionales.
Desde allí, el Papa se ha subido al papamóvil para pasar en medio de los jóvenes y poder saludarles de cerca antes de la celebración eucarística. Mientras tanto, la cantante israelí Noa cantaba en el escenario. Así, al finalizar su actuación ha dicho a los presentes: “Venimos de Tierra Santa y traemos un mensaje de paz, donde todos pueden realizar su obligación de amar al prójimo como dicen nuestras religiones. La vida es sagrada, la vida es bellísima”. Y a continuación ha cantado la conocida canción Life is beautiful, de la banda sonora de “La vida es bella”, de Roberto Benigni.



San Alfonso María de Ligorio – 1 de agosto
Posted by Isabel Orellana Vilches on 31 July, 2016



(ZENIT – Madrid).- Este gran maestro de la vida espiritual, cuyo ejemplo ha movido a tantos a perseguir ala santidad, nació en Marianella, quinta cercana a Nápoles, Italia, el 27 de septiembre de 1696. Primogénito de siete hermanos, seguramente ni su padre, capitán de galeras del rey, ni su madre, perteneciente a la aristocracia, olvidaron el vaticinio de san Francisco de Jerónimo, quien al nacer el niño les advirtió que llegaría a ser obispo y que moriría longevo habiendo dado gloria a la Iglesia. Esta profecía del jesuita se cumplió rigurosamente. De manos de su madre Alfonso recibió la instrucción cristiana y la ejercitó junto a su familia con actos cotidianos de piedad. Su inteligencia era tal que a los 16 años, algo verdaderamente excepcional, se graduó por doble vía como doctor en derecho civil y canónico complementando así su gran preparación artística, científica y musical. No eran menos notables sus cualidades espirituales que desarrolló con religiosos de san Felipe Neri y con los padres filipenses.
Siendo flamante abogado, con una importante clientela, compareció en Nápoles ante un tribunal dando pruebas fehacientes de su conocida elocuencia. La fama y el éxito le precedían por su brillante capacidad para salir victorioso de todos los casos que defendió. Pero erró en el pleito que sostuvo contra el duque de Toscana debido a una vil escaramuza ajena a él. Permaneció sumido en llanto en su aposento, colgó la toga, cerró el bufete, puso su espada a los pies de María y se olvidó de la profesión. Las visitas al Hospital de Incurables y la lectura de vidas de santos, junto a la oración que realizaba ante el Santísimo expuesto en las Cuarenta Horas, fueron su único consuelo. Un día, mientas atendía a los enfermos, escuchó: «Deja el mundo y entrégate del todo a Mí», locución que se repitió cuando abandonaba el hospital. Antes había dejado al arbitrio de Dios la respuesta acerca de un matrimonio con la hija de un príncipe. Él le llamaba para sí y conmovido, manifestó: «Dios mío, demasiado he resistido a vuestra gracia; aquí me tenéis; haced de mí lo que queráis». Este fíat particular lo ratificó ante María y después lo comunicó a sus allegados. Su padre no entendía su decisión, y su madre se deshizo en lágrimas. Pero Alfonso, venciendo toda resistencia, lo cual no fue fácil, después de cursar los estudios correspondientes, en 1726 fue ordenado sacerdote cuando tenía 30 años. Su progenitor comenzó por negarle la palabra. Después, pensando en los honores que su hijo podía obtener, se reconcilió con él.
Sin perder tiempo comenzó la evangelización por los barrios marginales de Nápoles. Era un rayo de luz brillando en medio de la sordidez en la que muchos malvivían. Malhechores, prostitutas, los que carecían de lo elemental para sostenerse dignamente, rezaban de forma comunitaria y se familiarizaban con la Palabra de Dios bajo la dirección de Alfonso y de otros sacerdotes. Les animaba a vivir la santidad. Cuando llegó a oídos del arzobispo de Nápoles esta sorprendente labor, cómo daba a conocer la fe al aire libre logrando que trabajadores y personas de escasos recursos pudieran recibir esa gracia, autorizó que se reunieran en las capillas; así nacieron las famosas «capillas del Atardecer». Los jóvenes del lugar se fueron incorporando a la dirección de esta fecunda actividad.
Su anhelo era misionar en China (se había alojado en el Colegio de los Chinos), y morir allí por Cristo. Pero, agotado por su intensa actividad fue a Scala para recuperarse. Al tomar contacto con la gente del lugar y apreciar su deficiente formación religiosa, se sintió llamado a erigir una nueva fundación dirigida a las zonas rurales. El 9 de noviembre de 1732 con un grupo de sacerdotes fundó la Congregación del Santísimo Redentor. Tras muchas penalidades, en 1749 fue aprobada por Benedicto XIV. Paralelamente, y con el fin de proporcionar adecuada formación a los seminaristas, Alfonso comenzó a redactar tratados de Moral. Su obra se fue incrementando con más de un centenar de textos de espiritualidad y de teología universalmente reconocidos. Entre otros se hallan las Máximas Eternas, Las Glorias de María y la Práctica de amor a Jesucristo. Están escritos con un lenguaje sencillo y ameno, accesible para los que no tenían especial preparación.
Cristo, el evangelio y la oración, junto con su devoción por María, la meditación sobre los misterios de la Encarnación y de la Pasión fueron algunos de los pilares de su vida espiritual. Respecto a la oración, hizo notar: «Quien reza se salva». Aseguró también: «Dios no niega a nadie la gracia de la oración, con la que se obtiene la ayuda para vencer toda concupiscencia y toda tentación. Y digo, replico y replicaré siempre, durante toda mi vida, que toda nuestra salvación está en el rezar».
Designado obispo de Sant’Agata dei Goti, se negó en varias ocasiones a aceptar la misión, aunque finalmente fue consagrado en 1762. Los trece años de ejercicio pastoral tuvieron el sello de su exquisita caridad. En 1775 se retiró a Pagani, Salerno. Padecía una dolorosa artrosis deformante que mantenía su espalda curvada, y que se fue agudizando. Pasó años llenos de sufrimientos a todos los niveles, físicos y espirituales, algunos creados por el devenir de la congregación y otros muchos problemas internos. Hasta llegó a ser alejado de la Orden por voluntad de Pío VI en 1780, hecho que acogió con su proverbial sentido de unidad y respeto a la Sede Apostólica. Murió el 1 de agosto de 1787; tenía cerca de 91 años. Pío VII lo beatificó el 15 de septiembre de 1815. Gregorio XVI lo canonizó el 26 de mayo de 1839. En 1871 Pío XI lo proclamó doctor de la Iglesia. Y en 1950 Pío XII lo nombró patrono de los confesores y moralistas. Juan Pablo II dijo de él: «San Alfonso es una figura gigantesca no solo de la historia de la Iglesia, sino de la misma Humanidad».


San Ignacio de Loyola – 31 de julio
Posted by Isabel Orellana Vilches on 30 July, 2016



(ZENIT – Madrid).- «Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi ser y mi poseer; vos me lo disteis: a vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta». Es la profunda oración con la que culminan los ejercicios espirituales de este santo, menudo de talla, grandioso corazón y proverbial obediencia, que nació en el castillo de Loyola, Guipúzcoa, España, en 1491 en una familia de la nobleza. Benjamín de ocho hermanos, fue educado en la casa de Juan Velázquez, contador mayor de los Reyes Católicos. Su contacto con la corte marcó una etapa en su vida de dispersión y afanes de gloria.
En 1517, tras la muerte de Juan, inició la carrera militar. Pero en 1521, puede que el 20 de mayo, en el transcurso de una batalla contra los franceses, en Pamplona, una bala de cañón impactó en su pierna derecha debajo de la rodilla. Mientras convalecía de una de las intervenciones que sufrió, que le dejó una cojera de por vida, para distraerse solicitó libros de caballería. No había, y le ofrecieron la vida de Cristo y un santoral. Modificaron su perspectiva existencial: «Me imaginaba que debía competir con tal santo en ayunos, con este otro en la paciencia, con aquel en peregrinaciones». Las hazañas de los valerosos seguidores de Cristo, que en nada se asemejaban a las que conocía el aguerrido soldado, le sedujeron y se convirtió. Se arrepintió de su pasado, y decidió vivir con el radicalismo evangélico al que se sentía llamado.
En su entorno no pasó desapercibido el cambio del intrépido militar que, de repente, solo hablaba de temas religiosos. Y aunque desconocía qué pasos debía dar, tenía claro que serían hacia la consagración. Por de pronto, se recluyó en Montserrat. Con el espíritu de un caballero depositó sus armas a los pies de María, después de haber hecho vela toda la noche ante su imagen, con sus nuevos compañeros de camino: un tosco sayo y el bordón, signos del peregrino. Soñaba ya con Jerusalén. Quería hallarse en la tierra de Jesús, a quien deseaba «conocer mejor, para imitarle y seguirle». A renglón seguido se dirigió a Manresa para hacer oración y penitencia. Y allí, fundamentados en su experiencia personal, redactó los ejercicios espirituales. Una noche se le apareció la Virgen con el Niño Jesús y se sintió invadido por su dulzura. Cuando abandonó el lugar, partió con un patrimonio espiritual que le dejó marcado para siempre.
En 1523 se trasladó a Tierra Santa. Su voluntad era permanecer en los Santos Lugares, pero ante los muchos peligros que acechaban a los peregrinos, los franciscanos le disuadieron, y prácticamente le obligaron a regresar a España. Sin saber aún qué camino tomar, cuando llegó a Barcelona hacia 1524, determinó cursar estudios para «ayudar a las almas», que completó en Alcalá de Henares y en Salamanca. La difusión de los ejercicios le acarreó muchos sufrimientos: procesamiento, prohibición de predicar, azotes, cárcel; tenía detrás a la Inquisición, pero todo lo asumió gozoso por amor a Cristo. Ya en París donde se licenció en Artes, con un grupo de siete compañeros, entre los que se hallaban Francisco Javier y Pedro Fabro, erigiría la fundación con el lema «Ad maiorem Dei gloriam». Compartió con ellos su experiencia en Manresa, lo que extrajo de la lectura de vidas de los santos y, sobre todo, el evangelio. Acordaron ir a Palestina para evangelizar. Si este objetivo se torcía por algún motivo en el año de plazo que se dieron, se pondrían a merced del pontífice. En 1534 emitieron los votos en la capilla de Montmartre.
Se encontraron en Venecia, como habían convenido. Pero en 1535 nuevos problemas de salud obligaron a Ignacio a volver a España. El sueño de todos seguía siendo establecerse en Palestina, pero la guerra contra los turcos lo hizo inviable. De modo que, hallándose en Venecia en 1537, ya con Ignacio al frente, el grupo, que se había incrementando en número, se trasladó a Roma y se puso bajo el amparo de Paulo III. Éste los acogió, ordenando sacerdotes ese año a los que aún no había recibido este sacramento. En la capilla de la Storta, a unos kilómetros de Roma, en una visión trinitaria Cristo le había dicho a Ignacio: «Yo quiero que tú nos sirvas». Con la aprobación del papa en 1540, la Compañía de Jesús fue una realidad eclesial y canónica, aunque la redacción de las constituciones que el santo emprendió se prolongó hasta 1551. A los votos de castidad y pobreza añadieron el de obediencia al máximo superior, que estaría a su vez sometido al pontífice. Era uno de los signos del espíritu militar que formó parte de la educación y vida de su fundador, y que quiso transmitir a la Compañía con nuevo sesgo espiritual.
Con esta fundación se dispusieron a luchar para contrarrestar el protestantismo y otras deficiencias sociales, propagando la fe católica. Pronto se constató la formidable labor de estos religiosos para atajar los nefastos efectos de la Reforma impulsada por Lutero. Las vías de apostolado fundamentalmente eran el cuidado de los enfermos y la enseñanza, que los primeros integrantes realizaban estimulados por la fortaleza y entusiasmo de Ignacio. Unánimemente le eligieron como general de la Compañía en 1541. La atracción entre los jóvenes por el carisma se incrementaba; fueron llegando algunos de talla excepcional.
Limitado por graves problemas de salud, permaneció en Roma dedicado al retiro y a la oración. Había encarnado su propósito: «En todo amar y servir». Se mantuvo al frente de la Compañía, que se extendió por Europa, América y Asia. Mientras, redactaba obras formativas y creaba prestigiosos centros académicos, todo para la mayor gloria de Cristo y de su Iglesia. En 1551 quiso dimitir como general, pero no lo permitieron. Al inicio de julio de 1556 sufrió un ataque de fiebre; su ánimo apostólico seguía invicto. Y el 31 de ese mes murió serena e inesperadamente. Paulo V lo beatificó el 3 de diciembre de 1609. Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622.


JMJ: cientos de miles de jóvenes rezan con el Papa en la vigilia de oración
Posted by Sergio Mora on 30 July, 2016



(ZENIT – Roma).- En esta tarde del cuarto día del viaje apostólico se realizó la vigilia de oración en el Campus Misericordiae, en la periferia de Cracovia. Allí el papa Francisco estuvo con los jóvenes que participan a la XXXI Jornada Mundial de la Juventud, cientos de miles, probablemente más de un millón. La vigila dura hasta mañana domingo cuando el Papa regresará para celebrar la santa misa.

El Papa cruza la Puerta Santa acompañado por jóvenes que representan a los diversos continentes
El santo padre Francisco llegó al atardecer en el papamóvil y después de girar en medio de los jóvenes que rebosaban de alegría y entusiasmo, cruzó la Puerta Santa junto a un grupo de ellos que representaban los diversos continentes.
La vigilia de oración sobre el tema “Jesús manantial de misericordia” introducida por el cardenal arzobispo de Cracovia, Stanisław Dziwisz, tuvo una coreografía sobre la fe de los dudosos, la esperanza a los desanimados, el amor a los indiferentes, el perdón a quien nos hizo mal, la alegría a las personas tristes. Esta escenificación se alternó con los testimonios de tres jóvenes.
La primera coreografía fue sobre una discoteca y la confesión, con el testimonio de la joven Natalia, que provenía del mundo de la moda y que pensaba que sus pecados eran demasiado grandes y por lo tanto no podían ser perdonados.
La segunda fue sobre la guerra, y una joven siria, Rand, que estudia en una universidad de un país con tantas ciudades destruidas y tantos parientes muertos se interrogaba dónde estaba Dios. Y narró de su trabajo con los salesianos en Alepo en favor de los refugiados.
La tercera escenificó a jóvenes encerrados en cubos de plexiglas, atrapados por la red y que no lograban comunicar entre ellos. Pero que la solidaridad y el amor lograban liberarlos.

Vigilia ante el Santisimo en el Campus Misericordiae
Otra escenificación fue recordando cuando san Juan Pablo II visitó y conversó con el terrorista Alí Agca que le disparó. La última coreografía fue de una santa Faustina Kowalska que se acerca a jóvenes víctimas de dependencias.
Miguel, de Asunción de Paraguay contó su grave dependencia desde joven, que le llevó a cumplir una condena en la cárcel, y de la comunidad de la Facenda de la Esperanza, que le ayudó a salir de este infierno. Contó como Dios en su misericordia lo transformó. Hoy en Uruguay él es responsable de otra Facenda de la Esperanza.
Tras las coreografías los participantes se acercaron al papa Francisco quien dirigió unas palabras a los presentes.
En sus palabras el Papa recordó que existen situaciones que nos pueden resultar lejanas hasta que, de alguna manera, las tocamos y entonces nos pasa algo importante, sentimos la invitación a involucrarnos. Y fue claro, “no queremos vencer el odio con más odio, vencer la violencia con más violencia” porque “nuestra respuesta a este mundo en guerra tiene un nombre: se llama fraternidad, se llama hermandad, se llama comunión, se llama familia”.

Al menos un millón de jóvenes reunidos con el papa Francisco
Pidió a los jóvenes que se identifique con aquellos para quienes la familia es un concepto inexistente, y la casa sólo un lugar donde dormir y comer. Y pidió poner nuestras guerras internas “en presencia de Dios”.
Alertó de la parálisis que hace perder el encanto de disfrutar del encuentro, de la amistad, del encanto de soñar juntos, de caminar con otros. Así como del sofá, que produce jóvenes embobados. Invitó a no vegetar y a dar la vida por ideales altos, a construir puentes grandes que sean semilla de tantos otros. En ese momento invitó a los presentes a ponerse de pié y a cambiarse un gesto de paz.
Francisco concluyó recordando:“Jesús, que es el camino, te llama a dejar tu huella en la historia”. E interrogó: “¿Te animas? ¿Qué responden tus manos y tus pies al Señor, que es camino, verdad y vida?”.
La vigilia siguió con una adoración al Santísimo Sacramento, en medio de un hermoso ocaso y cientos de miles de velas encendidas en la oscuridad. Concluyó con el canto del Tantum Ergo y la bendición solemne dada por el Santo Padre.
Francisco se retira y los jóvenes pasan una noche de oración esperando la misa del domingo, presidida por el Papa que clausurará la JMJ.
Texto completo de las palabras del Papa


Texto completo de las palabras del papa Francisco en la vigilia de la JMJ
Posted by Redaccion on 30 July, 2016



(ZENIT – Roma).- En la vigila de la Jornada Mundial de la Juventud en el Campus Misericordiae, en donde se congregaron cientos de miles de jóvenes, probablemente más de un millón, después de cruzar la Puerta Santa, de las coreografías, y antes de la adoración del Santísimo Sacramento en un bellíisimo ocaso y las velas que brillaban cuando oscureció, Francisco dirigió unas palabras.
Recordó que existen situaciones que nos pueden resultar lejanas hasta que, de alguna manera, las tocamos y entonces nos pasa algo importante, sentimos la invitación a involucrarnos. Pero sin vencer el odio con más odio, vencer la violencia con más violencia” porque “nuestra respuesta a este mundo en guerra tiene un nombre: se llama fraternidad, se llama hermandad, se llama comunión, se llama familia”.
Alertó de la parálisis que hace perder el encanto de disfrutar del encuentro, de la amistad; el encanto de soñar juntos, de caminar con otros. Así como del sofá, que produce jóvenes embobados. Invitó a no vegetar y a dar la vida por ideales altos, a construir puentes grandes que sean semilla de tantos otros. Porque ustedes tienen que decidir vuestro futuro. Invitó a construir puentes. Francisco concluyó recordando:“Jesús, que es el camino, te llama a dejar tu huella en la historia”. E interrogó: “¿Te animas? ¿Qué responden tus manos y tus pies al Señor, que es camino, verdad y vida?. El Señor bendiga vuestros sueños.”.
Texto completo
Queridos jóvenes, Es bueno estar aquí con ustedes en esta Vigilia de oración. Al terminar su valiente y conmovedor testimonio, Rand nos pedía algo. Nos decía: «Les
pido encarecidamente que recen por mi amado país». Una historia marcada por la guerra, el dolor, la pérdida, que finaliza con un pedido: el de la oración. Qué mejor que empezar nuestra vigilia rezando.
Venimos desde distintas partes del mundo, de continentes, países, lenguas, culturas, pueblos diferentes. Somos «hijos» de naciones, que quizá pueden estar enfrentadas luchando por diversos conflictos, o incluso estar en guerra. Otros venimos de países que pueden estar en «paz», que no tienen conflictos bélicos, donde muchas de las cosas dolorosas que suceden en el mundo sólo son parte de las noticias y de la prensa.
Pero seamos conscientes de una realidad: para nosotros, hoy y aquí, provenientes de distintas partes del mundo, el dolor, la guerra que viven muchos jóvenes, deja de ser anónima, deja de ser una noticia de prensa, tiene nombre, tiene rostro, tiene historia, tiene cercanía. Hoy la guerra en Siria, es el dolor y el sufrimiento de tantas personas, de tantos jóvenes como el valiente Rand, que está aquí entre nosotros pidiéndonos que recemos por su amado país.
Existen situaciones que nos pueden resultar lejanas hasta que, de alguna manera, las tocamos. Hay realidades que no comprendemos porque sólo las vemos a través de una pantalla (del celular o de la computadora).
Pero cuando tomamos contacto con la vida, con esas vidas concretas no ya mediatizadas por las pantallas, entonces nos pasa algo importante, sentimos la invitación a involucrarnos: «No más ciudades olvidadas», como dice Rand: ya nunca puede haber hermanos «rodeados de muerte y homicidios» sintiendo que nadie los va a ayudar.
Queridos amigos, los invito a que juntos recemos por el sufrimiento de tantas víctimas fruto de la guerra, que recemos por tantas familias de la amada Siria y de otras partes del mundo, para que de una vez por todas podamos comprender que nada justifica la sangre de un hermano, que nada es más valioso que la persona que tenemos al lado.
Y en este pedido de oración también quiero agradecerles a Natalia y a Miguel, porque ustedes también nos han compartido sus batallas, sus guerras interiores. Nos han mostrado sus luchas y cómo hicieron para superarlas. Son signo vivo de lo que la misericordia quiere hacer en nosotros.
Nosotros no vamos a gritar ahora contra nadie, no vamos a pelear, no queremos destruir. Nosotros no queremos vencer el odio con más odio, vencer la violencia con más violencia, vencer el terror con más terror. Y nuestra respuesta a este mundo en guerra tiene un nombre: se llama fraternidad, se llama hermandad, se llama comunión, se llama familia. Celebremos el venir de culturas diferentes y nos unimos para rezar. Que nuestra mejor palabra, que nuestro mejor discurso, sea unirnos en oración.
Hagamos un rato de silencio y recemos; pongamos ante el Señor los testimonios de estos amigos, identifiquémonos con aquellos para quienes «la familia es un concepto inexistente, y la casa sólo un lugar donde dormir y comer», o con quienes viven con el miedo de creer que sus errores y pecados los han dejado definitivamente afuera. Pongamos también las «guerras», nuestras guerras ustedes, las luchas que cada uno trae consigo, dentro de su corazón, en presencia de nuestro Dios. Y por esto, para estar en familia, en fraternidad, todos juntos, les invito a levantarse, a tomarse por la mano y la mano, y rezar en silencio. Todos.
Mientras rezábamos, me venía la imagen de los Apóstoles el día de Pentecostés. Una escena que nos puede ayudar a comprender todo lo que Dios sueña hacer en nuestra vida, en nosotros y con nosotros. Aquel día, los discípulos estaban encerrados por miedo.
Se sentían amenazados por un entorno que los perseguía, que los arrinconaba en una pequeña habitación, obligándolos a permanecer quietos y paralizados. El temor se había apoderado de ellos. En ese contexto, pasó algo espectacular, algo grandioso. Vino el Espíritu Santo y unas lenguas como de fuego se posaron sobre cada uno, impulsándolos a una aventura que jamás habrían soñado. ¡La cosa cambia completamente!
Hemos escuchado tres testimonios, hemos tocado, con nuestros corazones, sus historias, sus vidas. Hemos visto cómo ellos, al igual que los discípulos, han vivido momentos similares, han pasado momentos donde se llenaron de miedo, donde parecía que todo se derrumbaba.
El miedo y la angustia que nace de saber que al salir de casa uno puede no volver a ver a los seres queridos, el miedo a no sentirse valorado ni querido, el miedo a no tener otra oportunidad. Ellos nos compartieron la misma experiencia que tuvieron los discípulos, han experimentado el miedo que sólo conduce a un lugar. ¿Dónde nos lleva el miedo? A cerrarnos. Y cuando el miedo se acovacha en el encierro siempre va acompañado por su «hermana gemela»: la parálisis, sentirnos paralizados.
Sentir que en este mundo, en nuestras ciudades, en nuestras comunidades, no hay ya espacio para crecer, para soñar, para crear, para mirar horizontes, en definitiva para vivir, es de los peores males que se nos puede meter en la vida y especialmente en la juventud.
La parálisis nos va haciendo perder el encanto de disfrutar del encuentro, de la amistad; el encanto de soñar juntos, de caminar con otros.
Nos aleja de los otros, nos impide de apretarles la mano, como hemos visto (en la coreografía ndr.), todos cerrados en aquellas pequeños cuartos de vidrio.
Pero en la vida hay otra parálisis todavía más peligrosa y muchas veces difícil de identificar; y que nos cuesta mucho descubrir. Me gusta llamarla la parálisis que nace cuando se confunde «felicidad» con un «diván, un canapé.
Sí, creer que para ser feliz necesitamos un buen sofá. Un sofá que nos ayude a estar cómodos, tranquilos, bien seguros. Un sofá como los que hay ahora modernos con masajes adormecedores incluidos, que nos garantiza horas de tranquilidad para trasladarnos al mundo de los videojuegos y pasar horas frente a la computadora. Un sofá contra todo tipo de dolores y temores.
Un sofá que nos haga quedarnos en casa encerrados, sin fatigarnos ni preocuparnos. La «sofá-felicidad», «kanapa-szczęście», es probablemente la parálisis silenciosa que más nos puede perjudicar, que puede arruinar a la juventud.
– ¿Y por qué sucede esto, Padre?
– Porque poco a poco, sin darnos cuenta, nos vamos quedando dormidos, nos vamos quedando embobados y atontados.
Anteayer hablé de los jóvenes que se jubilan a los 20 años, hoy hablo de jóvenes adormecidos, muñecos, embobados, mientras otros –quizás los más vivos, pero no los más buenos– deciden el futuro por nosotros.
Seguramente para muchos es más fácil y beneficioso tener a jóvenes embobados y atontados que confunden felicidad con un sofá; para muchos eso les resulta más conveniente que tener jóvenes despiertos, inquietos respondiendo al sueño de Dios y a todas las aspiraciones del corazón.
Les pregunto, a ustedes: ¿quieren ser jóvenes dormidos, muñecos, embobados? ¿Quieren ser libres? ¿Quieren ser despiertos? ¿Quieren luchar por el propio futuro? No los siento tan convencidos… ¿Quieren luchar por el vuestro futuro?
Pero la verdad es otra: queridos jóvenes, no vinimos a este mundo a «vegetar», a pasarla cómodamente, a hacer de la vida un sofá que nos adormezca; al contrario, hemos venido a otra cosa, a dejar una huella. Es muy triste pasar por la vida sin dejar una huella. Pero cuando optamos por la comodidad, por confundir felicidad con consumir, entonces el precio que pagamos es muy, pero que muy caro: perdemos la libertad.
Ahí está precisamente una gran parálisis, cuando comenzamos a pensar que felicidad es sinónimo de comodidad, que ser feliz es andar por la vida dormido o narcotizado, que la única manera de ser feliz es ir como atontado.
Justamente aquí hay una gran parálisis, cuando comenzamos a pensar que la felicidad es sinónimo de comodidad, que ser feliz es caminar en la vida adormecidos y narcotizados, que el único modo de ser feliz es estar como atontado. Es cierto que la droga hace mal, pero hay muchas otras drogas socialmente aceptadas que nos terminan volviendo tanto o más esclavos. Unas y otras nos despojan de nuestro mayor bien: la libertad.
Amigos, Jesús es el Señor del riesgo, del siempre «más allá». Jesús no es el Señor del confort, de la seguridad y de la comodidad. Para seguir a Jesús, hay que tener una cuota de valentía, hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que te ayuden a caminar por caminos nunca soñados y menos pensados, por caminos que abran nuevos horizontes, capaces de contagiar alegría, esa alegría que nace del amor de Dios, la alegría que deja en tu corazón cada gesto, cada actitud de misericordia.
Ir por los caminos siguiendo la «locura» de nuestro Dios que nos enseña a encontrarlo en el hambriento, en el sediento, en el desnudo, en el enfermo, en el amigo caído en desgracia, en el que está preso, en el prófugo y el emigrante, en el vecino que está solo. Ir por los caminos de nuestro Dios que nos invita a ser actores políticos, pensadores, movilizadores sociales.
Que nos incita a pensar una economía más solidaria. En todos los ámbitos en los que ustedes se encuentren, ese amor de Dios nos invita llevar la buena nueva, haciendo de la propia vida un homenaje a él y a los demás. Y esto significa tener coraje, esto significa ser libres.
Podrán decirme: «Padre pero eso no es para todos, sólo es para algunos elegidos». Sí, y estos elegidos son todos aquellos que estén dispuestos a compartir su vida con los demás. De la misma manera que el Espíritu Santo transformó el corazón de los discípulos el día de Pentecostés -estaban paralizados- lo hizo también con nuestros amigos que compartieron sus testimonios.
Uso tus palabras, Miguel, vos nos decías que el día que en la Facenda te encomendaron la responsabilidad de ayudar a que la casa funcionara mejor, ahí comenzaste a entender que Dios pedía algo de ti. Así comenzó la transformación.
Ese es el secreto, queridos amigos, que todos estamos llamados a experimentar. Dios espera algo de ti, Dios quiere algo de ti, Dios te espera a ti. Dios viene a romper nuestras clausuras, viene a abrir las puertas de nuestras vidas, de nuestras visiones, de nuestras miradas. Dios viene a abrir todo aquello que te encierra. Te está invitando a soñar, te quiere hacer ver que el mundo con vos puede ser distinto. Eso sí, si tú no pones lo mejor de ti mismo, el mundo no será distinto.
Es un desafío. El tiempo que hoy estamos viviendo, no necesita jóvenes-sofá, młody-kanapa, sino jóvenes con zapatos; mejor aún, con los botines puestos.
Este tiempo sólo acepta jugadores titulares en la cancha, no hay espacio para suplentes. El mundo de hoy les pide que sean protagonistas de la historia porque la vida es linda siempre y cuando querramos vivirla, siempre y cuando querramos dejar una huella.
La historia hoy nos pide que defendamos nuestra dignidad y no dejemos que sean otros los que decidan nuestro futuro.
¡No!, nosotros tenemos que decidir nuestro futuro, ustedes vuestro futuro. El Señor, al igual que en Pentecostés, quiere realizar uno de los mayores milagros que podamos experimentar: hacer que tus manos, mis manos, nuestras manos se transformen en signos de reconciliación, de comunión, de creación. Él quiere tus manos para seguir construyendo el mundo de hoy. Él quiere construirlo contigo.
¿Y tú qué respondes? ¿Qué respondes tú? ¿Sí o no? … Me dirás, Padre, pero yo soy muy limitado, soy pecador, ¿qué puedo hacer? Cuando el Señor nos llama no piensa en lo que somos, en lo que éramos, en lo que hemos hecho o de dejado de hacer. Al contrario: él, en ese momento que nos llama, está mirando todo lo que podríamos dar, todo el amor que somos capaces de contagiar. Su apuesta siempre es al futuro, al mañana. Jesús te proyecta al horizonte, nunca al museo.
Por eso, amigos, hoy Jesús te invita, te llama a dejar tu huella en la vida, una huella que marque la historia, que marque tu historia y la historia de tantos.
La vida de hoy nos dice que es mucho más fácil fijar la atención en lo que nos divide, en lo que nos separa. Pretenden hacernos creer que encerrarnos es la mejor manera para protegernos de lo que nos hace mal. Hoy los adultos, nosotros los adultos, necesitamos de ustedes, que nos enseñen como ahora hacen ustedes a convivir en la diversidad, en el diálogo, en compartir la multiculturalidad, no como una amenaza sino, como una oportunidad. Y ustedes son una oportunidad para el futuro. Tengan el coraje de enseñarlos, tengan valentía para enseñarnos que es más fácil construir puentes que levantar muros.
Necesitamos aprender esto. Y todos juntos pidamos que nos exijan transitar por los caminos de la fraternidad. Que sean ustedes nuestros acusadores si nosotros elegimos el camino de los muros, el camino de la enemistad, de la guerra.
Construir puentes: ¿Saben cuál es el primer puente a construir? Un puente que podemos realizarlo aquí y ahora: estrecharnos la mano, darnos la mano. Anímense, hagan ahora, aquí, ese puente primordial, y dénse la mano todos ustedes: es el puente primordial, es el puente huano, es el primero, es el modelo. Siempre está el riesgo -lo he dicho el otro día- de quedarse con la mano tendida, pero en la vida hay que arriesgar, quien no arriesga no gana. Con este puente vamos hacia adelante. Aquí este puente primordial: apriétense la mano. Gracias.
Es el gran puente fraterno, y ojalá aprendan a hacerlo los grandes de este mundo… pero no para la fotografía, cuando se dan la mano piensan en otra cosa, sino para seguir construyendo puentes más y más grandes. Que éste puente humano sea semilla de tantos otros; será una huella.
Hoy Jesús, que es el camino, te llama a ti, a ti y a ti, a dejar tu huella en la historia. Él, que es la vida, te invita a dejar una huella que llene de vida tu historia y la de tantos otros. Él, que es la verdad, te invita a desandar los caminos del desencuentro, la división y el sinsentido. ¿Te animas? ¿Te animas? ¿Qué responden ahora -quiero ver- tus manos y tus pies al Señor, que es camino, verdad y vida?
¿Te animas? El Señor bendiga vuestros sueños. Gracias.