Servicio diario - 30 de agosto de 2016


 

Terremoto en Italia: el Papa envía rosarios a los sobrevivientes
Posted by Redaccion on 30 August, 2016



(ZENIT – Roma).- El segundo funeral oficial de las víctimas del terremoto de Italia Central, se ha realizado este martes en la localidad de Amatrice, la más afectada por el sismo, donde se registró la muerte de 230 personas de las 292 víctimas mortales que se cuentan hasta ahora. De ellos 80 eran personas que se encontraban allí en vacaciones y por las festividades locales.
En Amatrice estaba Mons. Konrad Krajewski: “El papa Francisco quiso que viniera y yo estoy aquí”, dijo. Y señalo que el Santo padre en señal de cercanía y solidaridad “ha enviado rosarios a todas las familias de quienes fueron golpeados por el terremoto”. El limosnero de su santidad lo indicó en declaraciones reportadas por la agencia de noticias SIR, en las que añadió que Francisco visitará ese lugar. “No puedo decir cuando, pero vendrá”, aseguró.
La misa fue presidida por Mons. Domenico Pompili, obispo de Rieti, quien invitó a refugiarse en las palabras de Jesús: “Vengan a mi todos ustedes que están cansados y oprimidos y yo les aliviaré… soy manso y humilde de corazón”.
En una estructura tipo tienda se celebró la eucaristía. Allí estaban 28 cajones representando a las 231 víctimas. La ceremonia se realizó delante de un Cristo crucificado sin cruz y de una imagen de la Virgen de las Nieves puesta sobre una pila de escombros. Estaban presentes el presidente de Italia, Sergio Matarella, y las principales personalidades institucionales y políticas.
Después de estos momentos de dolor, se abrirán las investigaciones judiciales que deberán hacer luz sobre diversos edificios que habían sido adaptados de acuerdo a la normativa anti-sísmica, pero que se derrumbaron con el movimiento telúrico de 6 grados de la escala Richter.


Madre Teresa, hija del Concilio, supo conjugar la tradición con la vida activa
Posted by Sergio Mora on 30 August, 2016



(ZENIT – Roma).- El papa Francisco elevará el domingo 4 de septiembre a los altares, a madre Teresa de Calcuta, fundadora de las Misioneras de la Caridad, en una ceremonia en la plaza de San Pedro.
El padre Bernardo Cervellera del Pontificio Instituto Misionero Exterior (Pime) y director de la agencia Asia News, señaló en un reciente desayuno de trabajo, y hoy a ZENIT, que Madre Teresa de Calcuta fue una hija ejemplar del Concilio Vaticano II, porque supo conjugar la tradición de la Iglesia con la vida activa.
“En la Iglesia después del Concilio Vaticano II –explicó el misionero– hubo una fractura entre el empeño social de la Iglesia, el activismo social, y digamos así el tradicionalismo que trataba de defender la identidad, como si las dos cosas se excluyeran mutuamente”.
En cambio ella supo ser “una verdadera hija del Concilio Vaticano II, porque puso juntas las dos cosas” la vida activa y la tradición de la Iglesia “de la misma manera que lo hicieron Juan Pablo II, Benedicto XVI y también el papa Francisco”.
Indicó que las Hermanas de la Caridad lograron conjugar su servicio a las periferias con las piedad de siempre y así cuando se llega a sus casas “se respira un ambiente de gran devoción, se ven los rosarios, la medalla milagrosa, la novena a san José, la novena con el Memorare, etc., y todas las antiguas prácticas muy queridas en la Iglesia”.
El misionero precisó que estuvo con la monja católica de origen albanés, naturalizada india, tres veces: una en Calcuta, otra en Hong Kong, y una tercera en el congreso eucarístico de Milán.
Señaló también la austeridad con la que viven las religiosas de la orden fundada en 1950 por Madre Teresa: cada una de ellas tienen solamente dos túnicas o hábitos, cuando usan uno lavan el otro, a mano porque no emplean lavarropa. No utilizan agua caliente, ni ducha y tampoco tienen calefacción.
Y si bien eso puede asustarnos a nosotros los occidentales, recuerda el padre Cervellera, “casi toda la gente en el mundo hace así, en China como en tantos países no tienen agua caliente y a veces ni agua”.
El misionero del Pime, conoció de cerca a las Hermanas de la Caridad, también en Camboya, y recordó que en ese país “a través de ellas se reabrió el camino de la libertar religiosa, porque después de los Khmers Rouges, o Jemeres rojos, la Iglesia no existía más. Las monjas de madre Teresa fueron invitadas a cuidar a los enfermos, niños abandonados y un sacerdote del Pime se volvió capellán de su instituto.
Las Misioneras de la Caridad son una orden religiosa que se distingue por su trabajo en las periferias, con las personas y en lugares impensables, con unas 4.500 monjas en más de 133 países, las cuales además de los tres votos de pobreza, castidad y obediencia, hace un cuarto voto de “servicio libre y de todo corazón a los más pobres de entre los pobres”.
A pesar del rigor de su vida la familia religiosa sigue creciendo. En 1963 nacen los Hermanos de las Misioneras de la Caridad y una rama contemplativa se crea en 1976. Y en 1984 la Madre Teresa fundó junto al padre Joseph Langfor, los Padres Misioneros de la Caridad.


‘La vida de la Madre Teresa y su legado para la ONU’
Posted by Redaccion on 30 August, 2016



(ZENIT – Roma).- Una exposición sobre Madre Teresa de Calcuta, se realizará del 6 al 9 de septiembre en el edificio de conferencias de las Naciones Unidas en Nueva York, con el título: ‘La vida de la Madre Teresa y su legado para la ONU’.
El evento que iniciará dos días después de que el papa Francisco canonice a la religiosa fundadora de las Misioneras de la Caridad, está organizado por La misión de los observadores permanentes de la Santa Sede ante la ONU y la organización jurídica Alliance Defending Freedom (ADF).
Además el 9 de septiembre habrá una conferencia sobre la monja nacida en Albania y naturalizada en India, en el edificio central de las Naciones Unidas.
El director ejecutivo internacional de la fundación ADF, Doug Napier, recuerda en la web de la institución que en 1985 el entonces secretario general de la ONU, Pérez de Cuéllar, cuando presentó a la religiosa ante a Asamblea General de la ONU, señaló: “La Madre Teresa ‘es’ las Naciones Unidas”.
Napier señaló que “la Madre Teresa era una auténtica incentivadora de la santidad de la vida y la familia” y agregó que “a veces usaba las palabras para exponer sus ideas, pero sus acciones y su ejemplo hablaban más que sus palabras”.
“Ella actuaba fielmente y sin descanso. Esta pasión por los otros la hace un gran modelo para cualquier persona que trabaja y colabora con las Naciones Unidas”.
Añadió que van a realizar esta exposición “en el corazón de la ONU, para recordar su sabiduría, sus destacadas labores y su interminable amor por cada ser humano, entre ellos los pobres, los enfermos, los no nacidos y los moribundos”.
La religiosa que será recordada en la sede ONU fue incomoda para algunas ideologías, baste recordar cuando al recibir el 11 de diciembre de 1979 el premio Nobel de la Paz, dijo con claridad: “El mayor destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra directa, un asesinato directo, un homicidio cometido por la misma madre”.
No limitándose a señalar esta verdad, indicó en varias oportunidades que si alguna madre no quería o no podía tener a su hijo, que no interrumpiera el embarazo sino que se lo diera a ellas, que se ocuparían del niño.


Inició el año jubilar de santa Rosa de Lima. ‘400 años intercediendo por ti’
Posted by Redaccion on 30 August, 2016



(ZENIT – Roma).- La procesión con las reliquias de Santa Rosa, que partió ayer lunes al atardecer limeño desde la basílica del Santo Rosario hasta la cercana catedral de Lima, marcó el inicio del Año Jubilar por los 400 años de la muerte de santa peruana.

Video del arzobispado por la fiesta de Santa Rosa
Hoy martes el día central de la festividad inició en cambio con una misa misa matutina de Acción de Gracias en la Plaza Mayor de Lima, presidida por el cardenal Juan Luis Cipriani, la cual contó con la presencia del presidente Pablo Kuczynski y de las principales autoridades del país, fieles, parroquias, hermandades, movimientos, colegios y público en general.
A partir del medio día la imagen de Santa Rosa partió en procesión hasta llegar por la tarde al convento de Las Nazarenas, y después retornar a la Basílica del Santo Rosario, en el Convento de Santo Domingo.
Para que la policía nacional de quien la santa es patrona, pudiera festejar debidamente, más de 200 integrantes del Movimiento Scout del Perú han sido desplegados en las principales calles y avenidas de Lima para dirigir el tránsito vehicular.
Entre las diversas iniciativas por el Año jubilar de Santa Rosa, figura el “buzón virtual” por la cuál los devotos podrán enviar al correo electrónico; santarosa.correo@gmail.com sus pedidos a la santa peruana, que serán impresos y depositados en el pozo del Santuario. Hoy desde la madrugada ya personas hacían cola para depositar sus cartas en el popularmente llamado ‘Pozo de los deseos’, ubicado en el santuario que abrió a las 6 de la mañana, y para evitar aglomeraciones el arzobispado recomendó no dejar las cartas último momento
El “pozo de Santa Rosa” se encuentra en lo que era su hogar, actualmente declarado santuario. Este lugar emblemático recuerda que Santa Rosa arrojó en el pozo la llave del candado del silicio que se puso en la cintura. Poco después de fallecida, al crecer el número de milagros y gracias obtenidas por su intercesión, un número cada vez más grande de personas comenzó a escribir sus necesidades espirituales y materiales como cartas que las echaban a dicho pozo. Esta costumbre perdura hasta hoy.
Santa Rosa de Lima es patrona de las Américas, Indias y Filipinas y cuenta con seguidores en todo el mundo. “Los pedidos llegan de lugares tan lejanos como como diversos: China, Alemania, Italia, países de África, Francia, Polonia, entre otros”, indican desde el santuario en Lima.
San Juan Pablo II en su exhortación apostólica post-sinodal Ecclesia in America recuerda que “América ha visto florecer los frutos de la santidad desde los comienzos de su evangelización. Este es el caso de Santa Rosa de Lima (1586-1617), « la primera flor de santidad en el Nuevo Mundo »… Después de ella, el santoral americano se ha ido incrementando hasta alcanzar su amplitud actual”.


Venezuela: los obispos piden se respeten la manifestaciones políticas
Posted by Redaccion on 30 August, 2016



(ZENIT – Roma).- Los obispos venezolanos precisaron en un comunicado publicado en su web, que todas las manifestaciones y actividades políticas en el país son un derecho legítimo amparado por la Constitución y que los entes de Estado tienen que proteger a quienes participan en ellas.
El 1° de septiembre en la ciudad de Caracas, se realizará una manifestación de la oposición política, pidiendo que el presidente Nicolás Maduro convoque un referendo sobre su dimisión, solicitado con casi 400 mil firmas convalidadas por el ente electoral.
El comunicado de los obispos ha sido publicado el 29 de agosto, el mismo día en el cual el gobierno del presidente Maduro acusó a Estados Unidos de querer hacer un golpe de estado, justamente en ese día programado para la manifestación, el 1° de septiembre.
A continuación el texto de los obispos:
Apoyados en un derecho constitucional, distintos factores políticos han convocado para el 1 de septiembre, a movilizaciones, concentraciones y otras actividades políticas en la ciudad de Caracas. La Presidencia de la CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA, atenta a los acontecimientos de nuestro pueblo, quiere manifestar lo siguiente:
1.Se trata del ejercicio de un legítimo derecho establecido en la Constitución y el ordenamiento jurídico de Venezuela. Por eso, dichas movilizaciones, concentraciones y actividades de carácter político tienen que ser respetadas y amparadas por los organismos del Estado y, además, desarrollarse en un clima de paz, convivencia social, tolerancia y respeto.
2. El Estado, con sus diversas instituciones y, particularmente organismos de seguridad, tiene la obligación en cumplimiento con lo establecido por la Ley, de garantizar a todos los ciudadanos el derecho a la libre expresión de sus ideas, la libre circulación por el país, así como la integridad personal y el respeto del Bien Común.
3.Ratificamos lo expresado por el Episcopado nacional el pasado 12 de julio en la Exhortación “El Señor ama al que busca la justicia” (Prov 15,9), reiteramos la necesidad de brindar óptimas respuestas a las necesidades y anhelos del pueblo venezolano. De igual modo, hacemos un llamado para que todos los hombres y mujeres de Venezuela, cualquiera que sea su condición y su posición política, al expresarse lo hagan con el respeto que merecen las opiniones contrarias y con el propósito de trabajar por la paz, como nos lo pide el Señor Jesús (cf. Mt 5, 9).
4.Los Obispos reafirmamos nuestra cercanía con todos, en especial con aquellos que más sufren. Los fieles cristianos laicos tienen un papel muy importante en la edificación de la paz en el país; en particular quienes se dedican a la política y al trabajo o voluntariado social: deben agotar todos los esfuerzos para hacer posible la cultura del encuentro y del diálogo constructivo y crear el ambiente para la reconciliación de todos los hombres y mujeres de Venezuela
5.Los sacerdotes, cada uno desde su centro de acción pastoral tienen como promover la oración por la paz y el bien de todos los venezolanos, auspiciar el encuentro, el entendimiento y el diálogo, así como favorecer la integridad de todos los ciudadanos, especialmente de los más débiles y necesitados. Por ello, insistimos como expresión de la misericordia en este Año Jubilar, en la constitución de las “Caritas Parroquiales”. Conforme a su vocación de padres y servidores de todos sin excepción, los sacerdotes deben abstenerse de participar en actividades político-partidistas.
El Dios del Amor nos acompañe en todo momento con su gracia y bendición y que la protección de Nuestra Señora de Coromoto fortalezca el compromiso de los venezolanos por edificar la Paz, la Justicia y la Misericordia.
29 de agosto del año 2016.
Emmo. Sr. Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas, presidencia de honor de la CEV


El Tiempo de la Creación: un momento de oración ecuménica
Posted by Redaccion on 30 August, 2016



(ZENIT – Roma).- El respeto y la contemplación de la creación son una preocupación común de las Iglesias cristianas. El Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y la Conferencia de las Iglesias europeas (CEC), en ocasión de la Jornada de la Creación, pidieron “oraciones comunes y reforzar el trabajo ecuménico en favor de la salvaguardia de la creación”.
En un comunicado firmado por los secretarios generales de los dos entes, los obispos subrayan que “de acuerdo al evangelio, la responsabilidad hacia el ambiente nunca puede ser separada de la responsabilidad hacia los otros seres humanos: hacia nuestro prójimo, hacia los pobres o los olvidados, todo esto en un verdadero espíritu de solidaridad y de amor”.
“Respetar la creación –prosigue el comunicado– no significa solamente proteger y cuidar la tierra, el agua y los otros componentes del mundo natural. Consiste también en expresar el respeto por los otros seres humanos que comparten estos dones y son también responsables de los mismos”.
“Por lo tanto –añaden los obispos europeos– junto a todos los cristianos, nos esforzamos con alegría para dar testimonio de Jesucristo ‘porque por medio de él han sido creadas todas las cosas, las que están en el cielo y aquellas sobre la tierra’. (Col 1,16)”.
La CCEE y la CEC recuerdan además “el pensamiento de Dietrich Bonhoffer, quien consideraba que el problema más grande que asecha nuestras Iglesias es el modo en el que vivimos nuestra vida cristiana delante de los desafíos culturales y contemporáneos”.
Esto significa –se lee en la misiva– que tenemos que ponernos en relación entre nosotros en el contexto del mundo en el que vivimos. Se trata de una definición original de ‘oikos’, que significa ‘la casa’. La ‘casa común’ que debemos cuidar está compuesta sea por el mundo natural que por las relaciones humanas”.
En la inminencia del Tiempo para la Creación, período especial en los calendarios litúrgicos en un número creciente de Iglesias en Europa, que va del 1 de septiembre al 4 de octubre, los obispos subrayan también “el don de la creación y nuestra relación con eso”.
“Tenemos que enfrentar desafíos urgentes por lo que se refiere al degrado ambiental y al cambio climático, y animados por la carta encíclica del papa Francisco Laudato si’, a reconocer nuestra responsabilidad compartida”.
Por todo ello los obispos europeos invitan calurosamente a “todos los cristianos europeos, a las Iglesias miembros de la KEK y las conferencias episcopales europeas, a las parroquias, las comunidades eclesiales y a cada persona de buena voluntad, a adherir al Tiempo de la Creación, que se celebrarán en el ámbito de las respectivas tradiciones litúrgicas y a apoyar la fe cristiana común en Dios Creador”.


Beato Pere Tarrés – 31 de agosto
Posted by Isabel Orellana Vilches on 30 August, 2016




Nació el 30 de mayo de 1905 en Manresa, Barcelona, España. Tenía dos hermanas; todos fueron educados en la fe. Su padre, mecánico de profesión, se trasladaba frecuentemente a Badalona. Y allí estudió con los escolapios. Luego en Manresa se formó con los jesuitas. Simpático, abierto e inclinado a la reflexión, era un muchacho encantador que ayudaba al farmacéutico Josep Balaguer, quien lo animó a proseguir estudios. Cursó el bachillerato con beca, y comenzó la carrera de medicina en la universidad de Barcelona. En esa época, año 1922, frecuentaba el Oratorio de San Felipe Neri que se hallaba en el conocido barrio de Gracia donde vivía. Le dirigió el padre Jaume Serra hasta que estalló la Guerra Civil en 1936. Se había integrado en la Federación de Jóvenes Cristianos, cultivaba la oración, el estudio y realizaba una intensa labor apostólica, encarnada en su devoción a la Eucaristía y a la Virgen. De aquella época debió quedarle claro, como dijo, que «la actividad humana, sea cual sea, tiene que descansar sobre dos fundamentos básicos: la constancia y la perfección o mejora progresiva de aquellos actos o disciplinas que el hombre se impone». Fueron años en los que tuvo experiencia directa del dolor, con la pérdida de su padre en 1925, seguido del grave accidente que sufrió su madre, a consecuencia del cual quedó inválida. En 1927 en Monistrol de Calders, donde trabajó temporalmente, consagró su castidad a Dios. Al año siguiente se licenció en medicina con premio extraordinario. Además, tuvo la alegría de asistir a la consagración de sus hermanas en la Orden de las Concepcionistas.
Su labor como médico era realmente excepcional, cuajada de sus hondos valores cristianos. Decía: «nuestra actuación de puertas afuera tiene que ir precedida de una buena preparación de puertas adentro». Junto a su colega, el Dr. Manresa, abrió en Barcelona el Sanatorio de la «Mare de Déu de la Mercè». Veía a Cristo en cada enfermo; insuflaba a todos la confianza en Él, transmitiéndoles su alegría y esperanza con un trato piadoso, caritativo y respetuoso, que hacía extensivo también a sus familias: «para el médico, el lecho del enfermo es un altar, y el enfermo es la imagen de Jesucristo». Su entusiasmo era palpable en los corredores del hospital. Estaba convencido de que «el entusiasmo es vida, es amor, es audacia, es talento, es, en una palabra, potencia creadora. Es toda el alma la que se manifiesta abrasada de ideal bajo el dominio de la razón». El inicio de la Guerra Civil le sorprendió en Montserrat, donde se hallaba realizando los ejercicios espirituales. El monasterio se mantuvo intacto gracias a sus gestiones, de lo contrario habría sido bombardeado. Más tarde, desde su refugio en Barcelona llevaba a escondidas la comunión a los perseguidos por su fe e ideales contrarios a los sustentados por los milicianos que tenían en sus manos el poder. Él mismo logró zafarse del asedio y persecución a la que fue sometido su domicilio.
En 1938 fue movilizado como sanitario en el bando republicano y sus servicios fueron tan excepcionales que los mismos soldados reclamaron su ascenso a capitán. Mientras, se preparó para ser ordenado sacerdote. En una de las cartas que envió a su hermana Francisca ese año le decía: «Amar con locura, querida hermana, quiere decir clavar nuestras manos y nuestros pies, junto con las manos y los pies de nuestro Divino Redentor; quiere decir llegar airosos, con la frente alta y serena y con paso firme hasta el sacrificio de nuestra vida, si es voluntad de Dios, derramando nuestra sangre en defensa del Nombre Santísimo […]. Amar es sinónimo de sufrir. Cuando más aprecio hay se es más capaz de sufrir por la persona amada. El sufrimiento es la más alta expresión del amor. El sufrimiento es la gran arma de la santificación […]. El dolor es como las aguas que bajan de las cumbres, una energía latente que hace falta saber aprovechar. Ofreciéndolo constantemente a Dios, haremos bajar del cielo las gracias de la conversión del mundo […]. ¡No nos entretengamos tanto en nuestras miserias! ¡Amemos, amemos, amemos! El amor es un fuego purificador. Abandonémonos absolutamente en sus brazos santificadores».
Finalizada la guerra, ingresó en el seminario de Barcelona. Fue ordenado en 1942 y asumió diversas misiones en la diócesis de Sesrovires. Después, cursó estudios teológicos en Salamanca, y al regresar a Barcelona siguió desempeñando una intensa labor apostólica en Sarrià. Dirigió el centro femenino de Acción Católica, estuvo al frente de obras diocesanas y benéficas, fundó la obra benéfico-asistencial de atención a los tuberculosos, etc. Las dificultades le perseguían y las afrontaba con caridad, fortaleza y prudencia. Era un líder, con autoridad moral, coherente, que se implicaba abiertamente en el ideal que profesaba: «Si las palabras no van seguidas de las obras, es como el sonido de las campanas que el viento se lleva. Si la vida, los actos de los hombres, no están de acuerdo con las ideas que profesan y propugnan, es en vano que trabajen y luchen en defensa de aquello que afirman ser sus más nobles ideales. Es hora de realidades y no de palabras vacías de sentido. Es hora de definirse. No podemos admitir las medias tintas».
En mayo de 1950 le diagnosticaron un linfosarcoma linfoblástico. En ese momento para este gran profesional, que había dicho: «el médico es como el sacerdote que ofrece el dolor a Dios», debieron tener un peso significativo estas otras palabras suyas: «amar es el gran don del hombre; ser amado es su más grande deseo y nunca un hombre lo necesita tanto como cuando está aplastado por el peso de su dolor. Aquello que no pueden sanar las medicinas ni los más enérgicos tratamientos, lo consigue una palabra amable, una suave sonrisa, un gesto afectuoso». Ofreciendo sus sufrimientos por la conversión de los sacerdotes, murió el 31 de agosto de ese año en la clínica fundada por él. Juan Pablo II lo beatificó el 5 de septiembre de 2004.