ENTREVISTAS

Gabriel Leal: “Si queremos un laicado adulto y corresponsable, hace falta más formación”


«Los centros teológicos son una experiencia que te cambia la vida»

 

«La Diócesis de Málaga cuenta con una oferta de formación que los cristianos debemos aprovechar». Son palabras del vicario Gabriel Leal, coordinador de los centros teológicos, con quien conversamos en los días en que se encuentra abierto el plazo de matriculación del Instituto Superior de Ciencias Religiosas “San Pablo” y de la Escuela Teológica “Beato Manuel González”.

Gabriel Leal ha impartido clases en muchos sitios, incluida la universidad, pero se sigue sorprendiendo ante la valoración que hacen los alumnos de los centros teológicos diocesanos, «la más alta que he visto en toda mi vida».
El ISCR “San Pablo” cumple 20 años y han pasado por él 2.118 alumnos. Las 13 tesinas presentadas en este último curso deben de ser sólo un ejemplo de sus frutos…

Conozco el caso de muchas personas a las que les ha cambiado la vida: desde gente muy sencilla a catedráticos. Algunos incluso encuentran en las aulas su vocación cristiana. En la actualidad se encuentra patrocinado por la Facultad de Teología de Granada, que garantiza la calidad del centro, y cuenta con un plan de estudios consolidado. La Diócesis ha hecho un esfuerzo de renovación del profesorado consiguiendo que prácticamente todos sean doctores (en Ciencias Humanas, en Comunicación, en Filosofía y en Teología). Y, entre los alumnos, hay un grupo muy grande dedicado al estudio, la mayoría ya tienen trabajo y vienen motivados por la fe y para mejorar su servicio en la Iglesia o en el mundo. Sólo algunos lo hacen como primeros estudios, aunque también los hay.

La Escuela Teológica “Beato Manuel González” cumple este curso 27 años y en ese tiempo han realizado el ciclo completo de formación 1.089 alumnos. ¿De qué salud goza?

Ha ido creciendo, extendiendo sus sedes (Antequera, Mijas, Málaga, Melilla, Ronda y Torre del Mar) y estamos iniciando una experiencia piloto, que se quiere generalizar, de escuela semipresencial. A juzgar por la valoración de las personas, goza de una salud excelente. Los alumnos reconocen que les ha aportado mucho, que les ha dado un conocimiento más amplio de lo que es la Iglesia y que les ha ayudado a transformar su vida cristiana, y eso se nota en que muchas de estas personas se han incorporado a la vida pastoral con más preparación. Muchos viven un auténtico proceso de conversión, de encuentro con Jesucristo en la fe de la Iglesia, y lo hacen gracias a este instrumento tan sencillo. El profesorado está bastante cualificado y el equipo de monitores de grupo, que es la base de la Escuela, sabe lograr que la gente interiorice los temas, que profundice en ellos… Sin embargo, desde el punto de vista numérico, es un gran instrumento no suficientemente aprovechado.

En la Diócesis hay muchas personas con una vida cristiana intensa, prestando un gran servicio a la Iglesia, pero no siempre con la formación imprescindible para poder hacerlo adecuadamente. Muchos siguen bebiendo de lo que aprendieron cuando tenían quince o dieciséis años. Últimamente, donde hay menos personas es en la zona de Antequera. Y estamos intentando impulsarla pero, en el resto de sedes, tampoco hablamos de un número alto en relación con la gente que se mueve en las parroquias, en los ambientes apostólicos, en las cofradías…

¿Hemos descubierto lo necesaria que es la formación?

En muchas tareas eclesiales no lo valoramos suficientemente. Tener motivación para emprender una tarea es muy importante, pero si queremos tener un laicado adulto y corresponsable, y no un mero “apoyo”, hace falta que haya más formación y eso no todo el mundo lo ha descubierto. Y a eso hay que sumar que es un compromiso serio: acudir a clase, reflexionar y estudiar en tu casa. Pero son obstáculos que hay que vencer. Hoy en día, incluso para ser un adulto responsable en nuestra sociedad, para mirar la realidad desde la fe, en un mundo con tanta información, es necesario un proceso donde alguien te acompañe a elegir y discernir para poder dar razón de aquello en lo que crees.

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(Ana María Medina – Diócesis de Málaga. Fotografía: F. Hernández)