ENTREVISTAS

Cardenal Blázquez: “Estamos en una encrucijada, a la que responder adecuadamente con nuestra historia, cultura y madurez política”


 

La Diócesis de Valladolid ha dicho adiós a un curso pleno de acontecimientos y vivencias, en el que ha habido ordenaciones episcopales y sacerdotales, se ha celebrado con éxito un Congreso Eucarístico Diocesano y se ha vivido con intensidad el Año de la Misericordia. El gozo que produce la culminación satisfactoria de estos cruciales acontecimientos actúa ahora como acicate para afrontar nuevos retos con energías renovadas. Para, con la fuerza que infunde el amor de Dios y el regocijo que produce ser sus testigos en el mundo, afrontar este curso que también se presenta apasionante.

El cardenal arzobispo Ricardo Blázquez hace balance y encara con ímpetu el año de la ‘Alegría del Amor’, en el que en lo personal celebrará sus bodas de oro como presbítero y su 75 aniversario.

El lema de este curso es ‘Acoger y comunicar la Alegría del Amor’. ¿Los cristianos debemos estar alegres?

Hay una exhortación a la alegría en el Nuevo Testamento que es muy importante. Los cristianos sabemos bien de los problemas del mundo pero, en medio de ellos, contamos con un surtidor de paz, gozo y serenidad que es fruto de la presencia del espíritu del Señor en nuestra vida.

El Evangelio no hace tristes, hace personas alegres. Santa Teresa decía que “un santo triste es un triste santo“ y tenía razón. Con Jesucristo nos va muy bien. Por lo tanto, estemos alegres.

¿El Congreso Eucarístico Diocesano ha servido para recuperar el respeto del domingo como Día del Señor? ¿En qué se va a poner el acento ahora?

Sin el domingo los cristianos no podemos vivir. Necesitamos encontrarnos con el Señor y encontrarnos entre nosotros. Pero la identidad del domingo tiene que vivirse en situaciones diversas. Dar continuidad de lo celebrado y a lo vivido es uno de estos acentos. También hay que tener en cuenta que vimos un tiempo en el que hay que afrontar cambios por la despoblación, el envejecimiento, el menor número de sacerdotes…

La celebración del domingo es eucarística desde los primeros cristianos, pero aunque no pueda haber Eucaristía por motivos coyunturales, la asamblea dominical en sí misma tiene sentido, porque es una reunión de los cristianos para escuchar la Palabra y para participar del Cuerpo y la Sangre del Señor.

¿Cómo promueve la diócesis los valores del matrimonio y de la familia?

Va a ser otro de los aspectos fundamentales del curso y ya estamos asimilando la preciosa exhortación apostólica del Papa Amoris Laetitia en los diversos lugares donde nos reunimos. Será el tema de la formación permanente de los sacerdotes, va a haber también la posibilidad de un curso para laicos y, a través de la Delegación de Familia y Vida, se va a iniciar una preparación para el matrimonio con diversas opciones que nos ha presentado el rector del Seminario. Queremos que el COF, que presta servicios preciosos a matrimonios y a madres gestantes, y la Delegación trabajen más coordinadamente.

¿Cómo se está implantando la nueva Acción Católica en las parroquias?

Hay un programa impulsado por la Conferencia Episcopal que se va implantando poco a poco. Pese a la rémora del nombre, Acción Católica tiene un nuevo rostro, general, que se abre a la infancia, la juventud y la vida adulta. Es común en todas las parroquias, no patrimonio de un carisma determinado, y está unido a las diócesis de toda España.

Aquí hay una docena de parroquias que conjuntamente van dando pasos. Con un ritmo razonable se van formando seglares que viven su vida con altura humana y cristiana, profundizando en su fe y asumiendo la responsabilidad que como cristianos tenemos en la vida colectiva. Un laico cristiano está presente, sin reticencias, en la vida de su parroquia y, sin miedos, en la de la sociedad.

A dos meses de su conclusión, ¿cree que el Año de la Misericordia ha calado en los fieles de Valladolid?

No es fácil hacer balance en términos numéricos, aunque a las a las dos puertas santas, la de la Misericordia y la de la Caridad, han acudido muchísimas personas. Se ha hecho mucho, pero no puedo saber hasta dónde ha calado. Ojalá la misericordia que se anuncia en la Iglesia en nombre del Señor nos toque a cada uno y podamos convertirla en obras de misericordia en nuestro entorno.

En poco más de un mes se clausura de puerta santa, pero no el Año de la Misericordia, ese tiene que durar toda la vida.

¿Qué prioridades tiene hoy en día la pastoral vocacional?

La vocación específica a la vida consagrada, al ministerio sacerdotal o al matrimonio cristiano sólo se escucha en el itinerario del cultivo de la fe cristiana. Cuanto más honda sea nuestra acogida de la palabra del Señor y nuestra participación en la vida de la Iglesia, con todo lo que lleva consigo -Palabra de Dios, Eucaristía y caridad forman un trípode desde el cual la Iglesia vive y cumple su misión-, más nítidamente escucharemos el proyecto que Dios tiene sobre nosotros, que es la respuesta a la propia vocación.

Todo ello pasa por la iniciación a la vida cristiana…

Sin duda. Es importante la implicación de las familias. Hay muchas formas para ir iniciando a los niños en la amistad con Jesús y aquí vamos a poner también el acento. El Papa habla de cómo un niño tiene que mandar besos al niños Jesús y a la Virgen, porque la fe en el calor del hogar tiene más posibilidades de prender y de fortalecerse. Yo pediría que los padres y los abuelos conjuntamente se preocupasen de la educación cristiana de los niños. Lo que no se aprende en el hogar se aprende siempre de manera más distante.

¿Cómo cree que ha acogido la Diócesis al obispo auxiliar, don Luis Argüello?

Yo ya lo preveía, pero ha sido una inmensa satisfacción para la Diócesis. Solicité un obispo auxiliar porque no quería que mis otros trabajos repercutieran en el servicio episcopal que la Diócesis de Valladolid necesita.

Me ha alegrado mucho recibirlo y la aceptación y la alegría que he visto por su llegada.

¿Cómo valora la situación política actual?

Estamos en una encrucijada, a la que responder adecuadamente con nuestra historia, nuestra cultura y nuestra madurez política.

No podemos negar un pasado con muchos fallos y limitaciones, pero también momentos excelentes. Ahora se nos pide madurez y responsabilidad para renunciar a los intereses personales y particulares en servicio del bien común.

El próximo año 2017 cumple sus bodas de oro como presbítero ¿Qué destacaría de sus 50 años de ministerio?

Quiero unir tres palabras en esta celebración: La memoria (hay que repasar la vida ante Dios), la gratitud al Señor y la disposición renovada. Cincuenta años han dado para mucho. Mi vida ministerial ha estado marcada por dos etapas, como presbítero cultivando la Teología, y como obispo en diversas diócesis (Santiago, Palencia, Bilbao y Valladolid). Gracias a Dios me he encontrado muy a gusto en todas.

¿Recuerda cuándo sintió la chispa de la fe?

Fue determinante la muerte de D. Fidel, el párroco de mi pueblo, Villanueva del Campillo (Avila). Se me encendió una lucecita: “¿Por qué tu no puedes ser como Don Fidel?”, me preguntaba. También me influyeron otros sacerdotes y mi familia. Ya en el Seminario, prácticamente no tuve dudas sobre mi vocación, y ciertamente no las tuve después de ordenarme. Gracias a Dios.

¿Puede adelantar algo del libro que prepara con motivo de este aniversario?

Tiene una alta dosis de biografía pero tampoco son unas memorias, porque no tendrían ningún interés. Es una recopilación de colaboraciones que se me han pedido en diversas ocasiones y que he tenido tiempo de afrontar (siempre recuerdo que cuando fui auxiliar en Santiago mi rector en el Seminario me dijo que nunca dejara de escribir). En la primera parte hago memoria de recientes acontecimientos teológicos y pastorales de la vida de la Iglesia. En la segunda, planteo cuál es la vocación en las diversas vocaciones específicas (matrimonio, diácono, presbítero…), y la tercera la dedico a los 500 años del nacimiento de Teresa de Jesús, mi paisana.

En abril del 2017 cumplirá 75 años y presentará su renuncia al Papa. En marzo, además, tendrán lugar las elecciones a la CEE ¿Cómo afronta estas circunstancias?

El día 13 de abril yo voy a presentar la renuncia de la función del ministerio que desarrollo al Papa con total normalidad, aunque el cese no es automático. Que el Papa decida: Que decide una cosa, para mi bien, que decide otra, para mi también. Gracias a Dios no tengo ningún apego al ejercicio del ministerio y tampoco ningún rechazo. Por lo que se refiere a la CEE, yo desearía dejar la presidencia, pero que decidan los hermanos obispos.

¿Se considera un cardenal de confianza del Papa? ¿Cómo es su relación personal?

Todos los obispos y cardenales somos personas de confianza para el Papa. Le agradezco que hace año y medio pensara en mí como cardenal. Fue una sorpresa, un motivo de especial gratitud, y un nuevo estímulo para mi colaboración con él desde todos los aspectos; también desde el cariño, porque tiene una Cruz muy grande. Nuestra relación es muy cercana.

(Archidiócesis de Valladolid)