Tribunas

Oración, para desánimos y falsos dramas

Daniel Tirapu


Leo un libro que se llama ´Tiempo para Dios´, de Jackes Philipe. Sin oración, vocal, pero sobre todo mental es casi imposible llevar vida cristiana. No te preocupes de tus discursos, lo más importante es que Dios te escucha, cuéntale como sepas lo que te preocupa, lo que no entiendes, tus necesidades, tus fracasos, tus alegrías. Hacer silencio en el interior de tanto ruido vano.

Tentaciones: hago oración y veo mis defectos más grandes que quienes no la hacen, no estoy a la altura, rezo cuando me apetece, no tengo tiempo. Tú, mi propia indigencia ante Dios es lo más importante, no tengo nada, no puedo nada, no me sale nada. Santa Teresa dejó casi un año y medio de hacer oración porque pensaba que era hipócrita, menos mal que volvió.

La oración perseverante da consistencia, estabilidad, paz. Hay días en que soy estupendo porque tengo buen ánimo, a los dos días soy insoportable por el mal humor, porque tengo contradicciones. Así soy llevado por puros estados de ánimo. Santa Teresa decía que la imaginación es la loca de la casa y Churchill, que se pasó media vida temiendo cosas que no le pasaron nunca.

Con la oración soy más libre, no dependo de cómo estoy solamente. En cuanto a lo del tiempo, no oí a nadie que deje de comer porque no tiene tiempo. Una hora de gimnasio mejora la vida y un tiempo diario para Dios, con ganas y sin ganas. Lo que más duele a Dios no son los fallos, sino nuestra falta de confianza. Detrás de mucho drama inventado se esconden  vanidad, soberbia, estar pendiente del juicio de los demás y no de Dios. Animo a sacar un tiempo diario para Dios.