Servicio diario - 31 de octubre de 2016


 

Francisco partió rumbo a Suecia
Posted by Redaccion on 31 October, 2016



(ZENIT – Fiumicino).- El vuelo del Airbus A321-4000 que lleva al papa Francisco a Suecia partió hoy 31 de octubre a las 8:20 de la mañana desde el aeropuerto internacional Leonardo da Vinci.
El viaje prevé una visita de dos días a dos ciudades suecas, Lund y Malmö, y tiene como finalidad recordar los 500 años de la Reforma, ruptura que aún hoy permanece a pesar de algunos importantes pasos que se han dado hacia la unidad.
La aeronave de Alitalia recorrerá 1.524 kilómetros y llegará a las 11 horas al aeropuerto situado a 28 kilómetros de la ciudad de Malmö-Sturup y a 26 kilómetros de la otra ciudad que visitará, Lund.
Antes de iniciar el vuelo, en el aeropuerto, saludó al Papa el gerente general de la compañía italiana, Cramer Ball. En el avión, acompañan al Papa los periodistas, dos pilotos y seis asistentes de vuelo.


El Papa a los periodistas: El viaje a Suecia es “muy importante para el ecumenismo”
Posted by Sergio Mora on 31 October, 2016



(ZENIT – Roma).- El avión que lleva a bordo al papa Francisco ha aterrizado a la hora prevista en el aeropuerto internacional de Malmö, en Suecia, en una mañana gris otoñal. Le esperaban al pie de la escalera el primer ministro de Suecia, Stefan Lofven y la ministra de la cultura, Alice Bah Kuhnke.
La delegación pontificia estaba compuesta entre otros del cardenal secretario de estado, Pietro Parolin, y por el sustituto de los Asuntos generales de la Secretaría de Estado, Mons. Angelo Becciu. Después del recibimiento oficial en el que la banda interpretó los himnos del Vaticano y de Suecia, el Santo Padre se reúne privadamente con el primer ministro en una sala del aeropuerto, antes de transferirse a la residencia de Igelösa, ubicada a 40 kilómetros de Malmö.
Como es habitual, el Santo Padre ha saludado brevemente a los periodistas que viajaban con él en el avión. De este modo –informan los medios presentes en el vuelo– el Papa, refiriéndose a las polémicas de los días pasados sobre su decisión de ir a Suecia para el V centenario de la Reforma protestante les dijo: “Es un viaje importante porque es un viaje muy eclesial en el campo del ecumenismo. Vuestro trabajo ayudará mucho para hacer que la gente lo entienda debidamente”.



En la catedral de Lund el Papa invita a superar “controversias y malentendidos” con los luteranos
Posted by Rocío Lancho García on 31 October, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la catedral luterana de Lund, en Suecia, ha asegurado este lunes por la tarde que Dios “nos mira”, y su mirada de amor “nos anima a purificar nuestro pasado” y a “trabajar en el presente para hacer realidad ese futuro de unidad que tanto anhela”. También nosotros –ha aseverado– debemos mirar con amor y honestidad a nuestro pasado y reconocer el error y pedir perdón: “solamente Dios es el juez”.
El Santo Padre ha celebrado la oración ecuménica con ocasión del 500º aniversario de la Reforma. Tras reunirse en privado en el aeropuerto con el primer ministro, ha visitado también a la familia real en la palacio Kungshuset. De esta forma, el primer evento público ha sido este encuentro en la catedral. El reverendo Martin Junge, secretario general de la Federación Luterana Mundial, ha indicado en su discurso que “el bautismo es anuncio profético de sanación y de unidad en medio de nuestro mundo herido, convirtiéndose así en un don de esperanza en medio de una humanidad que añora vivir en paz con justicia y en diversidad reconciliada”.
El Santo Padre ha iniciado la oración pidiendo, hablando en español, que el Señor nos prepare para dar testimonio y servicio común en el mundo y las intervenciones se sucedieron intercaladas por el canto del coro. Y pidió al Espíritu Santo “que nos conceda un nuevo inicio”. La ceremonia incluyó un abrazo de paz. El cardenal Kurt Koch por su parte ha señalado que en el encuentro hay sentimientos de alegría por los pasos dados y dolor por lo sucedido. Que Luteranos y católicos se concentraron en lo que los separaba y no a lo que los unía.
El Papa, en su discurso, ha invitado hoy a reconocer con “honestidad y amor” que nuestra división “se alejaba de la intuición originaria del pueblo de Dios” y ha sido “perpetuada históricamente por hombres de poder de este mundo más que por la voluntad del pueblo fiel”. Un pueblo que “siempre y en todo lugar” necesita estar guiado con seguridad y ternura por su Buen Pastor. Sin embargo, el Pontífice ha indicado que había una voluntad sincera por ambas partes de “profesar y defender la verdadera fe”. Al mismo tiempo, ha aseverado que “somos conscientes que nos hemos encerrado en nosotros mismos por temor o prejuicios a la fe que los demás profesan con un acento y un lenguaje diferente”.
Por otro lado, ha afirmado que en este encuentro de oración, “queremos manifestar nuestro deseo común de permanecer unidos a Él para tener vida”, tal y como pidió Jesús “permaneced en mí, y yo en vosotros”. También es un momento –ha precisado el Papa– para dar gracias a Dios por el esfuerzo de tantos hermanos, de diferentes comunidades eclesiales, que no se resignaron a la división, sino que mantuvieron viva la esperanza de la reconciliación entre todos los que creen en el único Señor.
Tal y como ha explicado Francisco, católicos y luteranos han empezado a caminar juntos por el camino de la reconciliación. Ahora, en el contexto de la conmemoración común de la Reforma de 1517, “tenemos una nueva oportunidad para acoger un camino común”, que ha ido conformándose durante los últimos 50 años en el diálogo ecuménico entre la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Católica.
Al respecto, el Pontífice ha asegurado que “no podemos resignarnos a la división y al distanciamiento que la separación ha producido entre nosotros”. Y asimismo ha reconocido que “tenemos la oportunidad de reparar un momento crucial de nuestra historia”, superando “controversias y malentendidos” que a menudo “han impedido que nos comprendiéramos unos a otros”.
El Santo Padre ha recordado a los presentes que Dios es el dueño de la viña, “que con amor inmenso la cuida y poda para que dé más fruto”. Por eso, ha pedido dejarse “conmover por la mirada de Dios”, que lo único que desea es que “permanezcamos como sarmientos vivos unidos a su Hijo Jesús”.
Jesús es quien “nos sostiene y nos anima a buscar los modos para que la unidad sea una realidad cada vez más evidente”. Sin duda –ha señalado Francisco– la separación ha sido una fuente inmensa de sufrimientos e incomprensiones. Pero también ha llevado a caer sinceramente en la cuenta de que “sin Él no podemos hacer nada, dándonos la posibilidad de entender mejor algunos aspectos de nuestra fe”.
Por otro lado, el Santo Padre ha reconocido con gratitud que la Reforma “ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia”. A través de la escucha común de la Palabra de Dios en las Escrituras, el diálogo entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial, del que celebramos el 50 aniversario, ha dado pasos importantes.
El Pontífice ha asegurado que la experiencia espiritual de Martín Lutero “nos interpela y nos recuerda que no podemos hacer nada sin Dios”. La doctrina de la justificación –ha observado– expresa la esencia de la existencia humana delante de Dios.
Además, ha recordado que el mundo está esperando de los cristianos un “testimonio creíble de la misericordia en la medida en que el perdón, la renovación y reconciliación sean una experiencia cotidiana entre nosotros”. Juntos –ha añadido– podemos anunciar y manifestar de manera concreta y con alegría la misericordia de Dios, defendiendo y sirviendo la dignidad de cada persona. Sin este servicio al mundo y en el mundo, la fe cristiana es incompleta.
(Leer el texto completo de las palabras del papa Francisco)


Declaración conjunta católico-luterana
Posted by Redaccion on 31 October, 2016



(ZENIT – Roma).- Con motivo de la visita del Santo Padre Franciso a Suecia con motivo de los 500 años de la Reforma protestante, al concluir la ceremonia en la catedral de Lund que se realizó este lunes 31 de octubre por la tarde, en la que exponentes protestantes y católicos expusieron el deseo de unidad y lamentaron errores del pasado, y en el que el Papa pidió al Espíritu Santo que conceda un nuevo inicio a las relaciones entre luteranos y católicos, se firmó la siguiente declaración conjunta.
DECLARACIÓN CONJUNTA
Con ocasión de la Conmemoración conjunta Católico – Luterana de la Reforma
Lund, 31 de octubre de 2016
«Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí» (Jn 15,4).
Con corazones agradecidos
Con esta Declaración Conjunta, expresamos gratitud gozosa a Dios por este momento de oración en común en la Catedral de Lund, cuando comenzamos el año en el que se conmemora el quinientos aniversario de la Reforma. Los cincuenta años de constante y fructuoso diálogo ecuménico entre Católicos y Luteranos nos ha ayudado a superar muchas diferencias, y ha hecho más profunda nuestra mutua comprensión y confianza. Al mismo tiempo, nos hemos acercado más unos a otros a través del servicio al prójimo, a menudo en circunstancias de sufrimiento y persecución. A través del diálogo y el testimonio compartido, ya no somos extraños. Más bien, hemos aprendido que lo que nos une es más de lo que nos divide.
Pasar del conflicto a la comunión
Aunque estamos agradecidos profundamente por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma, también reconocemos y lamentamos ante Cristo que Luteranos y Católicos hayamos dañado la unidad vivible de la Iglesia. Las diferencias teológicas estuvieron acompañadas por el prejuicio y por los conflictos, y la religión fue instrumentalizada con fines políticos. Nuestra fe común en Jesucristo y nuestro bautismo nos pide una conversión permanente, para que dejemos atrás los desacuerdos históricos y los conflictos que obstruyen el ministerio de la reconciliación. Aunque el pasado no puede ser cambiado, lo que se recuerda y cómo se recuerda, puede ser trasformado. Rezamos por la curación de nuestras heridas y de la memoria, que nublan nuestra visión recíproca. Rechazamos de manera enérgica todo odio y violencia, pasada y presente, especialmente la cometida en nombre de la religión. Hoy, escuchamos el mandamiento de Dios de dejar de lado cualquier conflicto. Reconocemos que somos liberados por gracia para caminar hacia la comunión, a la que Dios nos llama constantemente.
Nuestro compromiso para un testimonio común
A medida que avanzamos en esos episodios de la historia que nos pesan, nos comprometemos a testimoniar juntos la gracia misericordiosa de Dios, hecha visible en Cristo crucificado y resucitado. Conscientes de que el modo en que nos relacionamos unos con otros da forma a nuestro testimonio del Evangelio, nos comprometemos a seguir creciendo en la comunión fundada en el Bautismo, mientras intentamos quitar los obstáculos restantes que nos impiden alcanzar la plena unidad. Cristo desea que seamos uno, para que el mundo crea (cf. Jn 17,21).
Muchos miembros de nuestras comunidades anhelan recibir la Eucaristía en una mesa, como expresión concreta de la unidad plena. Sentimos el dolor de los que comparten su vida entera, pero no pueden compartir la presencia redentora de Dios en la mesa de la Eucaristía. Reconocemos nuestra conjunta responsabilidad pastoral para responder al hambre y sed espiritual de nuestro pueblo con el fin de ser uno en Cristo. Anhelamos que sea sanada esta herida en el Cuerpo de Cristo. Este es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos, que deseamos que progresen, también con la renovación de nuestro compromiso en el diálogo teológico.
Pedimos a Dios que Católicos y Luteranos sean capaces de testimoniar juntos el Evangelio de Jesucristo, invitando a la humanidad a escuchar y recibir la buena noticia de la acción redentora de Dios. Pedimos a Dios inspiración, impulso y fortaleza para que podamos seguir juntos en el servicio, defendiendo los derechos humanos y la dignidad, especialmente la de los pobres, trabajando por la justicia y rechazando toda forma de violencia. Dios nos convoca para estar cerca de todos los que anhelan dignidad, justicia, paz y reconciliación. Hoy, en particular, elevamos nuestras voces para que termine la violencia y el radicalismo, que afecta a muchos países y comunidades, y a innumerables hermanos y hermanas en Cristo. Nosotros, Luteranos y Católicos, instamos a trabajar conjuntamente para acoger al extranjero, para socorrer las necesidades de los que son forzados a huir a causa de la guerra y la persecución, y para defender los derechos de los refugiados y de los que buscan asilo.
Hoy más que nunca, comprendemos que nuestro servicio conjunto en este mundo debe extenderse a la creación de Dios, que sufre explotación y los efectos de la codicia insaciable. Reconocemos el derecho de las generaciones futuras a gozar de lo creado por Dios con todo su potencial y belleza. Rogamos por un cambio de corazón y mente que conduzca a una actitud amorosa y responsable en el cuidado de la creación.
Uno en Cristo
En esta ocasión propicia, manifestamos nuestra gratitud a nuestros hermanos y hermanas, representantes de las diferentes Comunidades y Asociaciones Cristianas Mundiales, que están presentes y quienes se unen a nosotros en oración. Al comprometernos de nuevo a pasar del conflicto a la comunión, lo hacemos como parte del único Cuerpo de Cristo, en el que estamos incorporados por el Bautismo. Invitamos a nuestros interlocutores ecuménicos para que nos recuerden nuestros compromisos y para animarnos. Les pedimos que sigan rezando por nosotros, que caminen con nosotros, que nos sostengan viviendo los compromisos de oración que manifestamos hoy.
Exhortación a los Católicos y Luteranos del mundo entero
Exhortamos a todas las comunidades y parroquias Luteranas y Católicas a que sean valientes, creativas, alegres y que tengan esperanza en su compromiso para continuar el gran itinerario que tenemos ante nosotros. En vez de los conflictos del pasado, el don de Dios de la unidad entre nosotros guiará la cooperación y hará más profunda nuestra solidaridad. Nosotros, Católicos y Luteranos, acercándonos en la fe a Cristo, rezando juntos, escuchándonos unos a otros, y viviendo el amor de Cristo en nuestras relaciones, nos abrimos al poder de Dios Trino. Fundados en Cristo y dando testimonio de él, renovamos nuestra determinación para ser fieles heraldos del amor infinito de Dios para toda la humanidad.


Francisco en la Arena de Malmo: para los cristianos “es una prioridad salir al encuentro de los marginados”
Posted by Rocío Lancho García on 31 October, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La unidad entre los cristianos es una prioridad, porque “reconocemos que entre nosotros es mucho más lo que nos une que lo que nos separa”. Así lo ha recordado el papa Francisco en el encuentro ecuménico celebrado este lunes por la tarde en el estadio de Malmö, con ocasión de su viaje a Suecia para conmemorar los 500 años de la Reforma. El Santo Padre llegó al la Arena de Malmö a 28 km de Lund, en un autobús pequeño junto con los dirigentes luteranos. Allí en la Arena de Malmo, la presencia de los inmigrantes latinoamericanos se hizo oír con coros y aplausos.
Así, el Papa ha precisado que el camino emprendido para lograr la unidad es “ya un gran don que Dios nos regala”, y gracias a su ayuda “estamos hoy aquí reunidos, luteranos y católicos, en espíritu de comunión, para dirigir nuestra mirada al único Señor, Jesucristo”. De este modo, ha observado que el diálogo “ha permitido profundizar la comprensión recíproca”, “generar mutua confianza” y “confirmar el deseo de caminar hacia la comunión plena”.
Tal y como ha señalado, uno de los frutos de este diálogo es la colaboración entre distintas organizaciones de la Federación Luterana Mundial y de la Iglesia Católica. Gracias a este nuevo clima de entendimiento, Caritas Internationalis y Lutheran World Federation World Service han firmado una declaración común de acuerdos, con el fin de “desarrollar y consolidar una cultura de colaboración para la promoción de la dignidad humana y de la justicia social”. Por eso el Papa ha querido saludar cordialmente a los miembros de ambas organizaciones que, en un mundo fragmentado por guerras y conflictos, “han sido y son un ejemplo luminoso de entrega y servicio al prójimo”.
Antes del discurso del Santo Padre se escucharon varios testimonios, sobre “cómo en medio de tantos desafíos entregan la vida día a día para construir un mundo que responda cada vez más a los designios de Dios”.
Y haciendo referencia a uno de los testimonios sobre la creación, el Pontífice ha compartido su “consternación por los abusos que dañan nuestro planeta, nuestra casa común”, y que “generan graves consecuencias también sobre el clima”.
Asimismo ha subrayado que “los mayores impactos recaen a menudo sobre las personas más vulnerables y con menos recursos”, y “son forzadas a emigrar para salvarse de los efectos de los cambios climáticos”. Por eso Francisco ha recordado que “nuestro estilo de vida”, “nuestros comportamientos” deben ser coherentes con nuestra fe. Estamos llamados a cultivar –ha añadido– una armonía con nosotros mismos y con los demás, pero también con Dios y con la obra de sus manos.
Monseñor Héctor Fabio habló del trabajo conjunto que católicos y luteranos realizan en Colombia. Es una buena noticia –ha precisado el Santo Padre– saber que los cristianos se unen para dar vida a procesos comunitarios y sociales de interés común. Asimismo, ha pedido una oración especial “por esa tierra maravillosa” para que, con la colaboración de todos, se pueda llegar finalmente a la paz, tan deseada y necesaria para una digna convivencia humana.
Otro de los testimonios una señora africana, Margarite, hizo referencia al trabajo que desarrollaba en favor de los niños víctimas de tantas atrocidades y el compromiso con la paz. Es algo admirable y, a su vez, “un llamado a tomar en serio innumerables situaciones de vulnerabilidad que sufren tantas personas indefensas, aquellas que no tienen voz”, ha asegurado el Papa. Lo que tú consideras como una misión –ha dicho el Santo Padre a la mujer que dio su testimonio– ha sido una semilla que ha generado abundantes frutos, y hoy gracias a esta semilla, miles de niños pueden estudiar, crecer y recuperar la salud. Así, le ha dado las gracias le exhortó que “incluso en el exilio”, siga comunicando un mensaje de paz.
Finalmente, hablando a Rose, que ha testimoniado cómo “sacar provecho al talento que Dios le ha dado a través del deporte”, el Santo Padre ha recordado que “todos pueden descubrir esa condición maravillosa de ser hijos de Dios y el privilegio de ser queridos y amados por Él”.
El Santo Padre ha aprovechado para agradecer a todos los Gobiernos que “asisten a los refugiados, a los desplazados y a los que solicitan asilo”, porque todas las acciones en favor de estas personas que tienen necesidad de protección representan “un gran gesto de solidaridad y de reconocimiento de su dignidad.” De este modo ha asegurado que para los cristianos, “es una prioridad salir al encuentro de los desechados y marginados de nuestro mundo”, y “hacer palpable la ternura y el amor misericordioso de Dios, que no descarta a nadie, sino que a todos acoge”.
Francisco ha hecho también referencia a Alepo, “ciudad extenuada por la guerra, donde se desprecia y se pisotean incluso los derechos más fundamentales”. Así, ha observado que las noticias refieren cotidianamente “el inefable sufrimiento causado por el conflicto sirio, que dura ya más de cinco años”. Por eso ha reconocido que en medio de tanta devastación, “es verdaderamente heroico que permanezcan allí hombres y mujeres para prestar asistencia material y espiritual a quien tiene necesidad”.
Y así, ha indicado que es admirable también que el obispo Antoine, que vive en esta ciudad y después de las palabras del Papa dará su testimonio, siga “trabajando en medio de tantos peligros para contarnos la dramática situación de los sirios”. Por ello, el Santo Padre ha invitado a pedir “la gracia de la conversión de los corazones de quienes tienen la responsabilidad de los destinos de aquella región”.
Finalmente, el Pontífice ha invitado a los presentes a no dejarse “abatir por las adversidades”. Y ha exhortado para que estas historias “nos motiven” y “nos den nuevo impulso para trabajar cada vez más unidos”. Cuando volvamos a nuestras casas –ha pedido Francisco– llevemos el compromiso de realizar cada día un gesto de paz y de reconciliación, para ser testigos valientes y fieles de esperanza cristiana.


Texto completo del papa Francisco en la oración ecuménica en Suecia, en la catedral luterana de Lund
Posted by Redaccion on 31 October, 2016



(ZENIT – Roma).- En el primer acto público del papa Francisco en su viaje de dos días a Suecia que inició hoy lunes, en la catedral de Lund, después de la oración ecuménica pronunció las siguientes palabras:
«Permaneced en mí, y yo en vosotros» (Jn 15,4). Estas palabras, pronunciadas por Jesús en el contexto de la Última Cena, nos permiten asomarnos al corazón de Cristo poco antes de su entrega definitiva en la cruz. Podemos sentir sus latidos de amor por nosotros y su deseo de unidad para todos los que creen en él. Nos dice que él es la vid verdadera y nosotros los sarmientos; y que, como él está unido al Padre, así nosotros debemos estar unidos a él, si queremos dar fruto.
En este encuentro de oración, aquí en Lund, queremos manifestar nuestro deseo común de permanecer unidos a él para tener vida. Le pedimos: «Señor, ayúdanos con tu gracia a estar más unidos a ti para dar juntos un testimonio más eficaz de fe, esperanza y caridad». Es también un momento para dar gracias a Dios por el esfuerzo de tantos hermanos nuestros, de diferentes comunidades eclesiales, que no se resignaron a la división, sino que mantuvieron viva la esperanza de la reconciliación entre todos los que creen en el único Señor.
Católicos y luteranos hemos empezado a caminar juntos por el camino de la reconciliación. Ahora, en el contexto de la conmemoración común de la Reforma de 1517, tenemos una nueva oportunidad para acoger un camino común, que ha ido conformándose durante los últimos 50 años en el diálogo ecuménico entre la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Católica. No podemos resignarnos a la división y al distanciamiento que la separación ha producido entre nosotros. Tenemos la oportunidad de reparar un momento crucial de nuestra historia, superando controversias y malentendidos que a menudo han impedido que nos comprendiéramos unos a otros.
Jesús nos dice que el Padre es el dueño de la vid (cf. v. 1), que la cuida y la poda para que dé más fruto (cf. v. 2). El Padre se preocupa constantemente de nuestra relación con Jesús, para ver si estamos verdaderamente unidos a él (cf. v. 4). Nos mira, y su mirada de amor nos anima a purificar nuestro pasado y a trabajar en el presente para hacer realidad ese futuro de unidad que tanto anhela.
También nosotros debemos mirar con amor y honestidad a nuestro pasado y reconocer el error y pedir perdón: solamente Dios es el juez. Se tiene que reconocer con la misma honestidad y amor que nuestra división se alejaba de la intuición originaria del pueblo de Dios, que anhela naturalmente estar unido, y ha sido perpetuada históricamente por hombres de poder de este mundo más que por la voluntad del pueblo fiel, que siempre y en todo lugar necesita estar guiado con seguridad y ternura por su Buen Pastor.
Sin embargo, había una voluntad sincera por ambas partes de profesar y defender la verdadera fe, pero también somos conscientes que nos hemos encerrado en nosotros mismos por temor o prejuicios a la fe que los demás profesan con un acento y un lenguaje diferente. El Papa Juan Pablo II decía: «No podemos dejarnos guiar por el deseo de erigirnos en jueces de la historia, sino únicamente por el de comprender mejor los acontecimientos y llegar a ser portadores de la verdad» (Mensaje al cardenal Johannes Willebrands, Presidente del Secretariado para la Unidad de los cristianos, 31 octubre 1983).
Dios es el dueño de la viña, que con amor inmenso la cuida y protege; dejémonos conmover por la mirada de Dios; lo único que desea es que permanezcamos como sarmientos vivos unidos a su Hijo Jesús. Con esta nueva mirada al pasado no pretendemos realizar una inviable corrección de lo que pasó, sino «contar esa historia de manera diferente» (COMISIÓN LUTERANO- CATÓLICO ROMANA SOBRE LA UNIDAD, Del conflicto a la comunión, 17 junio 2013, 16).
Jesús nos recuerda: «Sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Él es quien nos sostiene y nos anima a buscar los modos para que la unidad sea una realidad cada vez más evidente. Sin duda la separación ha sido una fuente inmensa de sufrimientos e incomprensiones; pero también nos ha llevado a caer sinceramente en la cuenta de que sin él no podemos hacer nada, dándonos la posibilidad de entender mejor algunos aspectos de nuestra fe.
Con gratitud reconocemos que la Reforma ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia. A través de la escucha común de la Palabra de Dios en las Escrituras, el diálogo entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial, del que celebramos el 50 aniversario, ha dado pasos importantes. Pidamos al Señor que su Palabra nos mantenga unidos, porque ella es fuente de alimento y vida; sin su inspiración no podemos hacer nada.
La experiencia espiritual de Martín Lutero nos interpela y nos recuerda que no podemos hacer nada sin Dios. «¿Cómo puedo tener un Dios misericordioso?». Esta es la pregunta que perseguía constantemente a Lutero. En efecto, la cuestión de la justa relación con Dios es la cuestión decisiva de la vida. Como se sabe, Lutero encontró a ese Dios misericordioso en la Buena Nueva de Jesucristo encarnado, muerto y resucitado. C
on el concepto de «sólo por la gracia divina», se nos recuerda que Dios tiene siempre la iniciativa y que precede cualquier respuesta humana, al mismo tiempo que busca suscitar esa respuesta. La doctrina de la justificación, por tanto, expresa la esencia de la existencia humana delante de Dios.
Jesús intercede por nosotros como mediador ante el Padre, y le pide por la unidad de sus discípulos «para que el mundo crea» (Jn 17,21). Esto es lo que nos conforta, y nos mueve a unirnos a Jesús para pedirlo con insistencia: «Danos el don de la unidad para que el mundo crea en el poder de tu misericordia».
Este es el testimonio que el mundo está esperando de nosotros. Los cristianos seremos testimonio creíble de la misericordia en la medida en que el perdón, la renovación y reconciliación sean una experiencia cotidiana entre nosotros. Juntos podemos anunciar y manifestar de manera concreta y con alegría la misericordia de Dios, defendiendo y sirviendo la dignidad de cada persona. Sin este servicio al mundo y en el mundo, la fe cristiana es incompleta.
Luteranos y católicos rezamos juntos en esta Catedral y somos conscientes de que sin Dios no podemos hacer nada; pedimos su auxilio para que seamos miembros vivos unidos a él, siempre necesitados de su gracia para poder llevar juntos su Palabra al mundo, que está necesitado de su ternura y su misericordia.


Entrevista. “Con Francisco el ecumenismo está recibiendo nuevos impulsos”
Posted by Britta Dörre on 31 October, 2016



(ZENIT-Roma).- Han pasado 500 años del manifiesto de las 95 tesis de Martin Lutero en Wittenberg. En el 2017 las iglesias luterana y católica, por primera vez, celebran juntas la memoria de la Reforma y dan así un testimonio importante en el diálogo ecuménico.
Los esfuerzos de las dos partes para una exacta comprensión teológica y una mayor cooperación en las actividades sociales y caritativas han profundizado en los últimos años la confianza ecuménica recíproca hasta el punto que una celebración común de la “fiesta de Cristo” se ha hecho posible.
En esta entrevista con ZENIT, Jens-Martin Kruse, pastor de la comunidad cristiana evangélica-luterana de Roma, habla sobre el viaje del papa Francisco a Suecia y sobre la importancia del ecumenismo y las actividades de su comunidad en el ámbito de la memoria de la reforma.
Durante la rueda de prensa en el avión de regreso de Armenia, el papa Francisco respondió a una pregunta sobre la reforma. “Creo que las intenciones de Martín Lutero no eran equivocadas, era un reformador” […] ¿Le sorprendió la franqueza del papa en esta respuesta?
— Jens-Martin Kruse: El periodista Tilmann Kleinhung, que hizo al Papa esta pregunta, es miembro de nuestra comunidad, por lo tanto, este punto era particularmente importante para él. La respuesta del papa Francisco debe ser enmarcada en un ámbito más amplio. Cuando el Papa nos visitó el 15 de noviembre de 2015, realizó una predicación libre. Si se lee el texto de la predicación publicada en la página web del Vaticano, el texto que tenía preparado previamente, se ve que ya ha sido formulada una nueva comprensión de Martin Lutero. Allí decía: “Me parece también fundamental que la Iglesia católica lleve adelante con valentía la atenta y honesta re-valoración de las intenciones de la Reforma y de la figura de Martin Lutero, en el sentido de una “Ecclesia semper reformanda”, en el gran camino trazado por los Concilio, como también de hombres y mujeres, animados por la luz y la fuerza del Espíritu Santo. El reciente documento de la Comisión luterana-católica por la unidad, […], ha afrontado y realizado esta reflexión de forma prometedora”.
Esto demuestra que, ya hace un año, la mirada del papa Francisco estaba dirigida a la memoria de la Reforma. Su declaración es muy importante porque designa Lutero como reformador de una Iglesia que atraviesa una grave crisis. Es evidente que el papa Francisco está dando importantes impulsos a ambas iglesias, para que recuerden juntos a Martin Lutero, para reconocerlo como un maestro en común y para testimoniar el Evangelio juntos.
¿Se puede decir que el ecumenismo está recibiendo una bocanada de aire fresco y ha emprendido el vuelo?
— Jens-Martin Kruse: Es verdad y las condiciones externas han cambiado con el actual pontificado. Con el papa Francisco el ecumenismo ha recibido nuevos impulsos. Es evidente que el Papa no ahorra esfuerzos para acercarse a los otros; no espera, actúa él primero. Creo que puedo definirlo como el Papa más activo en el ecumenismo, especialmente si se mira al pasado. En 2008, cuando el EKF (Iglesia evangélica alemana) anunció el decenio luterano la situación inicialmente fue difícil. Luego se sucedieron eventos muy felices, tanto en la Iglesia evangélica con el obispo de Bedford-Strohm y en la católica con el cardenal Marx, ambos en gran sintonía, circunstancias que favorecen también la organización de la “fiesta de Cristo” juntos.
¿Por qué se ha elegido la denominación “fiesta de Cristo”?
— Jens-Martin Kruse: El obispo de Bedford-Strohm llama “fiesta de Cristo” la memoria de la reforma, desde el momento en el que Lutero se ha autoproclamado reformador, no fundador de la Iglesia y Cristo construye el centro de nuestra fe en común. Con esto, nuestro obispo ha formulado una idea ecuménicamente colegiable, así como demuestran las numerosas iniciativas ecuménicas que han surgido desde entonces y que testimonian la fe cristiana.
¿Qué significa “unidad”?
— Jens-Martin Kruse: La unidad se hace visible y tangible en las celebraciones comunes de culto. Los servicios de la Iglesia y de los encuentro son parte del ecumenismo espiritual, como sucederá en la fiesta de la Exaltación, prevista el 11 de marzo de 2017. En el ecumenismo vivido, por tanto en las obras sociales y caritativas, ya vivimos hoy la unidad. Con su viaje a la isla de Lesbos, el papa Francisco nos ha demostrado que podemos intensificar todavía esta obra. Ayudar a la gente en la necesidad significar dar testimonio de la caridad y la misericordia. Como consecuencia, el 31 de octubre, el programa se divide en una oración común y en el ecumenismo de la caridad, es decir en los servicios sociales y caritativos, en el estadio de Malmö. Al final, ambas iglesias firmarán una declaración, la cual reforzará también su experiencia y la sensación de ser una cosa sola.
¿Qué pueden hacer las dos iglesias, para no diluir esta sensación positiva?
— Jens-Martin Kruse: Actualmente estamos experimentando un viento cálido a nuestras espaldas, que nos da la valentía de ir adelante. El 1 de noviembre, la memoria de la reforma se convertirá en una realidad histórica, que será de gran ayuda para el ecumenismo. Es importante afrontar los problemas, como por ejemplo, los matrimonios mixtos, y comprometerse en el ecumenismo. El 2017 nos dará la posibilidad para reflexionar. No existe un solo motivo de resignación. Estamos viviendo un momento particular, que no se podía pensar hace años.
El viaje del papa Francisco en Georgia y Azerbaiyán fue un paso importante en el diálogo ecuménico con la iglesia ortodoxa. ¿Usted cómo valora la obra del Papa?
— Jens-Martin Kruse: El papa Francisco prosigue su camino con sabiduría, no fuerza y no abandona a nadie. Deja espacio libre a los proyectos comunes que representan un paso decisivo para conocerse y para la aproximación mutua. En el proceso ecuménico ayuda siempre la oración común para encontrar el fortalecimiento a nivel espiritual con la voluntad del Espíritu Santo. Por eso, el 31 de octubre es un evento históricamente importante. Es el evento canónico de la suscripción común de la justificación, sucedida en 1999, un hito de dimensión histórico y mundial. Nuestra memoria de la Reforma en común es un signo de reconciliación en un mundo marcado por las guerras y la violencia.
¿Qué experiencia hará su comunidad el 31 de octubre?
— Jens-Martin Kruse: Nuestra comunidad iniciará la memoria de la Reforma el 30 de octubre con una misa ecuménica, en la que el cardenal Marx será nuestro invitado y abrirá el año de la Reforma en Roma. Ese gesto es un símbolo particular que muestra la importancia de Roma para el ecumenismo y el contexto ampliado del ecumenismo. El clima general es muy alentador y alegre; el cardenal Marx subrayará esto con su presencia el 30 de octubre.
Para nuestra comunidad el 2017 es importante bajo dos aspectos porque llegamos tanto a la memoria de 500 años de la Reforma, como al jubileo de los 200 años de la comunidad. Están previstos 75 eventos en total. El momento culminante será en la celebración de un día sobre la Reforma, que ha sido organizado para el 18 de enero del 2017, con documentos del Vaticano, como, por ejemplo, la bula de la excomunión de Martin Lutero. Ese día, nos reuniremos con el papa Francisco durante la audiencia general. En Roma es posible vivir en una comunidad rica de un ecumenismo audaz e innovador con la realidad de un papa como Francisco.


Programa del viaje del papa Francisco a Suecia
Posted by Redaccion on 31 October, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).-
Lunes, 31 de octubre
8.20 – El avión del Papa parte del aeropuerto romano de Fiumicino
11.00 – Aterrizaje en el aeropuerto de Malmö, recibimiento oficial y encuentro con el primer ministro sueco, Stefan Lofven. De allí irá a la residencia Igelösa.
13.50 – Visita de cortesía a la familia real de Suecia en Lund, en el palacio real Kunghuset, muy cerca de la catedral.
14.30 – Oración ecuménica común en la catedral luterana de Lund. Cantos, lecturas, homilía de obispo luterano y homilía del Papa.
17:30 – Va al estadio Malmö Arena a 28 km. El Santo Padre se desplaza en un autobús pequeño junto con dirigentes luteranos.
18:10 – En en estadio de Malmö. Evento ecuménico con con la participación de Caritas y la Federan lutheran world Service, que se ocupa de obras de caridad. Allí será el segundo discurso del Papa, en español, después de las palabras que pronunciará el obispo luterano. El Santo Padre saludará además a las 30 delegaciones ecuménicas de Iglesias cristianas. También estará allí presente el obispo de Alepo Antoine Audo que agradecerá la ayuda que están recibiendo el Siria y al final saludará el obispo local.
Martes, 1 de noviembre
9.30.- Santa misa en el Estadio Swedbak de Malmö, con capacidad para 18 mil personas. El Papa hará la homilía en español y al finalizar rezará el ángelus.
12:45 Despedida oficial en el aeropuerto de Malmö.
15.30 Llegada a Roma en el aeropuerto de Ciampino.


México: El Santo Padre nombra a dos nuevos obispos auxiliares
Posted by Redaccion on 31 October, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha nombrado a dos obispos auxiliares para Monterrey (México), ambos de esa misma diócesis. Son el padre Heriberto Cavazos Pérez, para la sede titular de Narona, y el padre Óscar Efraín Tamez Villareal, destinado la sede titular de Madauro. Lo informó este lunes por la mañana la oficina de prensa de la Santa Sede.
El padre Heriberto Cavazos Pérez nació el 1 de diciembre de 1948 en Zaragoza de Allende, Nuevo León. Estudió en el Seminario arquidiocesano de Monterrey y fue ordenado presbítero en 17 de enero de 1976. Trabajó en las parroquia de Cristo Rey, Corpus Christi, en la catedral, en la parroquia de San Rafael Arcángel, Santiago Apóstol y Nuestra Sra. del Carmen. Fue asistente de la pastoral juvenil, vicario episcopal zonal y actualmente es director espiritual del seminario de Monterrey.
El padre Óscar Efraín Tamez Villareal nació en Allende, Nuevo León, el 4 de septiembre de 1973. Estudió en el seminario mayor de Monterrey y recibió la ordenación el 15 de agosto de 2003. Con una licenciatura en teología moral en la Pontificia Universidad Gregoriana, cubrió encargos de vicario de las parroquias de Santa Lucía y San Juan Bautista; abogado de causas matrimoniales del Tribunal Eclesiástico. Actualmente es formador y docente del seminario mayor de Monterrey; coordinador del centro vocacional arquidiocesano y de la comisión de paternidad responsable y defensa de la vida; miembro del Consejo nacional de la Organización mexicana de agentes pastorales y capellán de las Hijas de María Inmaculada.


Chile: El cardenal Ezzati invita a integrar a los inmigrantes peruanos
Posted by Redaccion on 31 October, 2016



(ZENIT – Roma).- Este domingo miles de personas llenaron la catedral de Santiago para celebrar la eucaristía y luego recorrer las calles de Santiago en procesión, en honor al “Señor de los Milagros”. Esta tradicional festividad peruana -que se ha extendido también entre los católicos chilenos- fue presidida por el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, y por el obispo de Ica, Perú, monseñor Héctor Vera.
Lo indicó en un comunicado el arzobispado de Santiago de Chile, precisando que al iniciar la celebración, el cardenal Ezzati señaló: “La celebración del Señor de los Milagros es una devoción que nos ha llegado como un regalo desde la Iglesia hermana del Perú y que en Santiago ha encontrado un terreno muy fértil no solamente en los migrantes peruanos, sino que también en la comunidad chilena”.
“La tradición religiosa del Perú –añadió el cardenal arzobispo de Santiago– es una expresión de la inculturación en un pueblo muy religioso que ha tenido en la experiencia del Señor de los Milagros, una experiencia religiosa muy profunda y que esté presente aquí, entre nosotros, es un signo de lo que yo he llamado la actitud pastoral de la Iglesia católica hacia los migrantes. La primera actitud es la de acoger. Los acogemos como hermanos. La segunda actitud es la de integrar. A través de la integración nosotros mismos nos vamos enriqueciendo con tantas experiencias espirituales de nuestros hermanos”.
“La Iglesia de Santiago tiene las puertas abiertas para acogerlos como hermanos y hermanas, para integrarlos en la vida de nuestras comunidades. Porque “la Iglesia es la casa Dios que tiene las puertas abiertas para acoger a todos sus hijos”, señaló el cardenal Ezzati.
En tanto, el obispo Héctor Vera, presidente de la Pastoral Social del Perú, invitado a la celebración, señaló: “agradezco la acogida que ha hecho la Iglesia de Chile a la Iglesia de Perú. Me quedo maravillado del trato que dan los chilenos a los migrantes peruanos. Creo que hay acogida, respeto y se nota”.
En nombre de la Conferencia Episcopal del Perú, el obispo Vera leyó además un mensaje a los miles de peruanos presentes: “El Señor de los Milagros es el patrono de los migrantes peruanos. La migración es un fenómeno natural y un derecho del ser humano. Incluso Jesús fue migrante”. Y agregó: “el Santo Padre Francisco sensible a la circunstancia de los migrantes ha propuesto este año el lema ‘los migrantes y los refugiados nos interpelan”.


San Nuño de Santa María Alvares Pereira – 1 de noviembre
Posted by Isabel Orellana Vilches on 31 October, 2016



(ZENIT – Madrid).- En esta festividad de Todos los Santos, la Iglesia celebra también la vida de este portugués, aclamado fervorosamente en su país que lo festeja el 6 de noviembre.
Nació el 24 de junio de 1360, se cree que en Cernache de Bonjardím, Portugal. Pertenecía a la nobleza, ya que era hijo del caballero Álvaro Gonçalves Pereira, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, gran prior del hospital que esta obra había establecido en el convento de Flor da Rosa. Álvaro tuvo diez hijos. Nuño fue fruto de una unión ilícita, pero al año de nacer lo reconoció legalmente. Ello permitió al muchacho disfrutar de los beneficios que le proporcionaba su ilustre ascendencia. Su infancia transcurrió entre las tropas que estaban al mando de su padre y los libros de caballerías, que hacían furor en la época, sin perder la inocencia de la que estaba adornado. La historia de su vida tiene poco que envidiar a las literarias. Porque el pequeño Nuño, imbuido por las gestas de los caballeros de la Tabla Redonda que las obras ponían a su alcance, se enamoró de los altos ideales impregnados de pureza que atisbaba en los personajes. Soñaba con emularlos, proteger el santo Grial empuñando en sus manos un remedo de la prodigiosa «Excalibur», y convertirse en otro héroe defensor de su país. De hecho, su madre cariñosamente le llamaba «mi Galaaz», nombre de uno de los adalides del rey Arturo.
Realmente, Nuño era valeroso y, como tal, a los 13 años fue armado caballero y designado paje de la reina Leonor Teles. En su corazón ansiaba la vida celibial, pero cuando tenía 16 años, su padre, con la venia del rey, determinó que contrajese matrimonio con Leonor de Alvim, una joven y acaudalada viuda sin descendencia. Tuvieron tres hijos; los dos varones fallecieron en el parto, sobreviviendo la niña, Beatriz, que sería la esposa del primer duque de Bragança, Alfonso, hijo del rey Juan I. Leonor murió en 1388 al poco tiempo de dar a luz a esta única hija, cuya educación fue confiada por su progenitor a la abuela de la niña.
Históricamente, la muerte del rey Fernando I de Portugal vino acompañada de graves conflictos. Partió de este mundo sin dejar herederos varones y Juan, maestro de Avis –hijo, aunque fuera natural, de Pedro I de Portugal, como lo era el legítimo Fernando–, se vio obligado a luchar por la corona de su país contra el rey Juan I de Castilla que pretendía el gobierno luso. La armadura con la que había sido investido caballero Nuño era del maestro de Avis; mantenían una estrecha cercanía. Así que éste lo designó condestable, otorgándole el título nobiliario de conde de Ourém. Al frente de las tropas, Nuño le apoyó en sus aspiraciones monárquicas, y obtuvo varias victorias, algunas de las cuales por ser tan memorables han pasado a los anales de la historia portuguesa como la batalla de los Atoleiros, y especialmente las de Aljubarrota y Valverde. Nuño ya era un gran militar y luchaba con una potente espada, que se conserva, en la que mandó grabar: «Excelsus super omnes gentes Dominus» (El Señor se eleva sobre todos los pueblos), y en la que inscribió, junto a la cruz y una flor de lis, el nombre de María.
El convento del Carmen fue mandado construir por él en terrenos de su propiedad en cumplimiento de la promesa efectuada tras ganar la batalla de Aljubarrota. Porque en medio de los conflictos bélicos, este héroe no abandonaba las prácticas de piedad. Vivía de manera tan ejemplar que invitaba a proceder honestamente a quien se hallaba a su lado. Adoraba al Santísimo Sacramento, sentía una profunda devoción por la Eucaristía, y por la Virgen María, a la que consideraba indudable protectora en el combate y artífice de sus victorias, oraba fervientemente, socorría caritativamente a los pobres, y no consentía gestos licenciosos a su alrededor. Jamás tuvo reparos en mostrar a todos el signo externo de su fe plasmando impresos los rostros de Cristo crucificado, de la Virgen María, del apóstol Santiago y de san Jorge en el estandarte que llevaba. Muchas iglesias y monasterios se deben a su generosidad.
Beatriz falleció en 1414. En agosto de 1422 el santo ingresó en la Orden carmelita, justamente en el convento que él había mandado erigir en Lisboa, aunque su deseo hubiera sido recluirse en una comunidad alejada de Portugal. No pudo hacerlo porque don Duarte, hijo del rey, no lo consintió. Era un hombre eminentemente mariano, y en el hecho de elegir el Carmelo para pasar allí el resto de sus días, pesó su devoción por la Santísima Virgen. Al dar este paso, se desprendió de todos sus bienes y tomó el nombre de fray Nuño de Santa María. No quiso para sí ninguna prebenda; eligió ser un simple «donado» escogiendo una apartada y humilde celda para llevar a cabo su intensa ofrenda de amor. No solo mantuvo intactos los pilares que hasta entonces habían jalonado su vida espiritual, sino que acentuó su oración, ayuno y penitencias, siendo ejemplar en la vivencia de la observancia. Los religiosos vieron en sus virtudes un modelo a seguir. Murió con fama de santidad el 1 de abril de 1431 acompañado de su entrañable amigo, el monarca Juan I, y de grandes personalidades del reino. Fue beatificado por Benedicto XV el 23 de enero de 1918 y canonizado por Benedicto XVI el 26 de abril de 2009.