Tribunas

Esperanza

Daniel Tirapu


El Papa emérito Benedicto publicó su segunda encíclica, Spesalvi, sobre la virtud de la esperanza. Primero sobre el caridad, amor, ahora la esperanza. Las virtudes están íntimamente relacionadas y lo primero que dice el Papa es que sin Fe, no hay Esperanza y si tenemos Fe hemos de tener Esperanza.

 En pocas semanas comienza  el adviento que es tiempo de preparación, de espera. De la encíclica me quedo con un primer ejemplo que pone el Papa sobre una santa a la que asistí a su beatificación junto con la de Josemaría Escrivá, Josefina Bakhita.

Esclava desde niña, fue vendida varias veces, conservó de las brutales palizas 144 cicatrices. Al fin,  con catorce años sirvió a un hombre italiano que le trataba bien. Conoció la Fe en Jesús y se bautizó, más tarde se hizo monja canosiana y quiso ofrecer su esperanza a todos.

¿Qué esperanza le cabía a una mujer tratada peor que un animal? Descubrió que hay un Señor bueno que nos quiere más que nadie, incluso aunque no le quieras, y que ese Señor había muerto por cada uno, sin ahorrarse nada.

Es muy bueno que se  nos hable de esperanza, ahora que son tiempos fríos, donde vales lo que cuestas, donde te miden por lo que tienes no por lo que eres y saber que siempre hay luz, que incluso en la muerte ese Señor, que es tu Dios te acompaña y guía. A veces no nos falta Fe, pero la esperanza flaquea: los jóvenes no quieren casarse, vivir el hoy y el ahora, me hago viejo que es como empezar a naufragar, por qué tanto mal, tanta superficialidad.

Un converso me decía estoy feliz por dentro y fuera, pero todo lo que me ha pasado no tiene mucho que ver con lo que le preocupa a la gente (no es verdad), con los parámetros del mundo moderno; necesito gente que haya sentido y sienta lo que yo; por eso me es tan bueno reunirme con cristianos, con su penas y sus alegría, pero que están en la misma longitud de onda.

Y la Esperanza lleva a la alegría. Vete  poniendo el Belén en tu corazón.