Tribunas

Los “súper seglares”

José Francisco Serrano Oceja

Se han celebrado recientemente las Jornadas de apostolado seglar, es decir, unos días en los que se reúnen los delegados de la cosa y la causa de las diócesis españolas y los representantes de diversas realidades eclesiásticas y movimientos apostólicos. Para ser exactos, 25 a 17, así, como si fuera un resultado.

Fueron varios los ponentes, según las crónicas acreditadas. La Comisión de Apostolado Seglar, de la Conferencia Episcopal Española, es, según su presidente, monseñor  Javier Salinas, obispo auxiliar de Valencia, una caja de resonancia en la que es posible se oiga la denuncia de la mentalidad clerical. Idea que repite con insistencia el papa Francisco.

De los ponentes, y de las ponencias, habría que destacar algunas afirmaciones. Por ejemplo, la de la médico catalana Cori Casanova o la del profesor de filosofía Agustín Domingo Moratalla, que habló del “Laicado militante al laicado digital. Desafíos éticos y culturales”.

También intervinieron Camino Cañón, de la Institución Teresiana; la ex presidenta de Manos Unidas, Soledad Suárez; y Francisco Ramírez, responsable de jóvenes de Acción Católica General y político del PSOE en Yepes.

Este último afirmó que “como cristiano he aceptado mi compromiso con la política local. Un cristiano debe formarse para actuar en política, llevando a Cristo a todas partes, siendo coherente con su fe y consigo mismo. Es importante que si estás en un partido pongas por delante tu identificación con Dios. Os invito a que acompañéis a quienes quieran entrar en política con un pensamiento crítico. Hace falta cristianos en política y políticos cristianos”.

Monseñor Mario Iceta, obispo de Bilbao y Presidente de la Subcomisión para la Familia y Defensa de la Vida, disertó sobre “La familia, ser y misión en el ámbito de la sociedad y de la Iglesia”. Su veta de médico le lleva a utilizar metáforas sanitarias. Por ejemplo, asegurar que “la familia es el gran antibiótico contra los gérmenes que hay en la sociedad. Es en la familia donde se aprende a querer”.

Singular relevancia tuvo la intervención final del obispo de Canarias, Francisco Cases, que habló de dos tentaciones a las que no siempre han sabido sustraerse los cristianos: “La tentación de reservar un interés tan marcado por los servicios y las tareas eclesiales, de tal modo que frecuentemente se ha llegado a una práctica dejación de sus responsabilidades específicas en el mundo profesional, social, económico, cultural y político; y la tentación de legitimar la indebida separación entre fe y vida, entre la acogida del Evangelio y la acción concreta en las más diversas realidades temporales y terrenas”.

Y añadió: “Como faltan sacerdotes para subsanar un problema, hacemos un “súper seglar” que ayuda en el ministerio del sacerdote, pero nos olvidamos de las realidades específicas de la actuación del laico”.

 

José Francisco Serrano Oceja