IGLESIA EN ESPAÑA

10 puntos clave para entender la “Carta Misericordia et mísera”


 

El Papa Francisco ha hecho pública una Carta Apostólica con motivo de la clausura del Año de la Misericordia, con el título “Misericordia et misera”, dos palabras que usó San Agustín para referirse al encuentro entre Jesús y la adúltera. Parte del contenido de esta Carta ha dado la vuelta al mundo, especialmente en lo que se refiere a la extensión de la facultad de absolver el pecado del aborto, que había concedido a todos los sacerdotes durante el Año de la Misericordia, y que ahora ha prorrogado indefinidamente. Hasta el momento tan sólo tenían esta potestad el Papa, el Obispo de la diócesis, los Vicarios episcopales y los Penitenciarios –en el caso de Asturias, el de la Catedral, Benito Gallego Casado, y el de Covadonga, cargo vacante en este momento–.

Además el Papa ha anunciado otras novedades, y ha recalcado otras muchas ideas que ayudan a intuir el camino por el que este Pontífice desea que transcurra la Iglesia, la vida y la fe personal de todos y cada uno de los creyentes.

1. Misericordia, siempre. “La misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia” (1). El Papa Francisco recalca que, tras haber vivido un intenso Año Santo, la misericordia de Dios debe continuar guiando la Iglesia y la vida de los creyentes. Hay un antes y un después de este Año y así lo desea y lo intuye el Pontífice.

2. Alegría. “La alegría del perdón es difícil de expresar, pero se transparenta en nosotros cada vez que lo experimentamos” (3). El Papa señala que en esta cultura frecuentemente dominada por la técnica se multiplican las formas de tristeza y soledad en la que caen las personas, especialmente los jóvenes. Señala los sentimientos de “tristeza, melancolía y aburrimiento” que pueden llevar a la desesperación y aboga por una esperanza y una alegría capaces de deshacer esas “quimeras que prometen una felicidad fácil con paraísos artificiales”. Porque “hay mucha necesidad de reconocer la alegría que se revela en el corazón que ha sido tocado por la misericordia”.

3. Sacerdotes. A los sacerdotes les recomienda encarecidamente la “preparación de la homilía y el cuidado de la predicación”, que será “tanto más fructífera cuanto más haya experimentado en sí mismo el sacerdote la bondad misericordiosa del Señor” (6).

4. Biblia. Se señala a la Biblia como “la gran historia que narra las maravillas de la misericordia de Dios”, y sugiere, por ello, que cada comunidad, en un domingo del Año Litúrgico, renueve su compromiso “en favor de la difusión, conocimiento y profundización de la Sagrada Escritura”. (7). La comunidad puede servirse de diferentes “iniciativas creativas” que animen a los creyentes a ser instrumentos vivos de la transmisión de la Palabra.

5. Acogida. El Sacramento de la Reconciliación. A él le dedica el Pontífice buena parte de esta Carta Apostólica, como momento especial de la celebración de la misericordia. A los sacerdotes les pide que sean “acogedores con todos”, “testigos de la ternura paterna a pesar de la gravedad del pecado” y “solícitos en ayudar a reflexionar sobre el mal cometido”, entre otros. (10)

6. Reconciliación. El Papa afirma en la Carta Apostólica que este Sacramento de la Reconciliación “necesita volver a encontrar su puesto central en la vida cristiana”, por lo que se requieren sacerdotes que “pongan su vida al servicio del ministerio de la reconciliación para que a nadie que se haya arrepentido sinceramente se le impida acceder al amor del Padre, que espera su retorno”. Menciona, de nuevo, la iniciativa 24 horas con el Señor como una ocasión propicia para ello. (11)

7. Aborto. “Para que ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios”, el Papa ha concedido a todos los sacerdotes la facultad de absolver “a quienes hayan procurado el pecado del aborto”, algo que había sido concedido de modo limitado para el período jubilar. Y recalca: “quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente”, pero “con la misma fuerza puedo y debo afirmar que no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde se encuentra un corazón arrepentido”. (12)

8. Lefevrianos. Otra de las novedades que añade esta Carta es la posibilidad de “recibir válida y lícitamente la absolución sacramental de sus pecados” para todas aquellas personas que se confiesen con los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X, fundados por Lefevre y separados de la Santa Sede desde 1970. Era también una concesión hecha para el Año de la Misericordia, y que el Pontífice ha querido prolongar en el tiempo. (12)

9. La familia. El Papa Francisco no se olvida de las familias, “una gran vocación a la que hay que corresponder con la gracia de Cristo y con amor generoso, fiel y paciente”. “La belleza de la familia permanece inmutable”, afirma, “a pesar de las numerosas sombras y propuestas alternativas”, y recuerda a los sacerdotes que deben tener “un discernimiento espiritual atento, profundo y prudente” para que todos, sin excluir a nadie, puedan sentirse acogidos por Dios, y “participar activamente de la vida de la comunidad”. (14).

10. Jornada Mundial de los Pobres. Las obras de misericordia son signos concretos que deben estar siempre presentes, renovarse y actualizarse en las comunidades para atender a las “nuevas formas de pobreza espiritual y material que atentan contra la dignidad de las personas” (19). Como “signo concreto de este Año de la Misericordia”, el Papa ha instaurado de una Jornada Mundial de los Pobres, que quedará fijada a partir de ahora en el domingo anterior a la solemnidad de Cristo Rey, en el mes de noviembre, y que ayudará “a las comunidades y a cada bautizado a reflexionar cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio” (21).

(Arzobispado de Oviedo)