Servicio diario - 28 de noviembre de 2016


 

El Papa en Sta. Marta: La fe cristiana no es una filosofía, es el encuentro con Jesús
Posted by Redaccion on 28 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha explicado, en la homilía de este lunes en Santa Marta, que la fe cristiana no es “una teoría o una filosofía”, sino que es “el encuentro con Jesús”. De este modo, ha recordado que para encontrar realmente a Jesús tenemos que ponernos en camino con tres actitudes: vigilantes en la oración, trabajando en la caridad y exultantes en la alabanza.
Asimismo ha subrayado que “la gracia que queremos en Adviento” es encontrar a Jesús. Por eso ha precisado que en este periodo del año, la Liturgia nos propone numerosos encuentros de Jesús: con su Madre en el vientre, con san Juan Bautista, con los pastores, con los Magos. Todo esto nos dice que el Adviento es “un tiempo para caminar e ir al encuentro del Señor, es decir un tiempo para no estar parado”.
De ahí, la pregunta planteada por el Pontífice en su homilía: ¿cuáles son las actitudes que debo tener para encontrar al Señor? ¿Cómo debo preparar mi corazón para encontrar al Señor?
Así, ha explicado que en la oración al principio de la misa, la Liturgia nos señala tres actitudes: vigilantes en la oración, trabajando en la caridad y exultantes en la alabanza. Y cuando habla de caridad se refiere a caridad fraterna: “no sólo dar limosna” sino también “tolerar a la gente que me molesta, tolerar en casa a los niños cuando hacen ruido, o al marido o la mujer cuando están en dificultad, o a la suegra…”.
A continuación, también ha recordado que Él es “el Señor de las sorpresas”. Tampoco el Señor “está parado”. Yo –ha explicado Francisco– estoy en camino para encontrarla y Él está en camino para encontrarme, y cuando nos encontramos vemos que la gran sorpresa es que Él me está buscando, antes que yo empiece a buscarlo.
Esta es la sorpresa del encuentro con el Señor: “Él nos ha buscado antes. Él siempre está primero. Él hace su camino para encontrarnos”. Eso es –ha recordado– lo que le sucedió al centurión. “Nosotros damos un paso y Él da diez”. Así, ha asegurado que es “la abundancia de su gracia, de su amor, de su ternura que no se cansa buscarnos”. El Pontífice ha subrayado que el nuestro es el Dios de las sorpresas, el Dios que nos está buscando, no está esperando y “solamente nos pide el pequeño paso de la buena voluntad”. Nosotros “tenemos que tener las ganas de encontrarlo”. Y después “Él nos ayuda”. Al respecto, ha asegurado el Papa que muchas veces Dios “nos verá alejarnos de Él, y Él espera como el Padre del hijo pródigo”.
Por otro lado, el Santo Padre ha asegurado que siempre le ha conmovido lo que Benedicto XVI dijo en un ocasión: que la fe no es una teoría, una filosofía o una idea sino un encuentro con Jesús.
Finalmente, el Pontífice ha señalado que los doctores de la ley “sabían todo de la dogmática del tiempo, todo de la moral de aquel tiempo”. Pero –ha lamentado– no tenían fe porque su corazón se había alejado de Dios.


Francisco reconoce que el Jubileo fue una “simple intuición” que Dios convirtió en “realidad”
Posted by Redaccion on 28 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha asegurado que tuvo una “simple intuición” cuando expresó el deseo de un Jubileo de la Misericordia. Sin embargo, ha reconocido que nunca hubiera pensado que “el Señor lo convirtiera en una realidad y que, sobre todo, se pudiera celebrar con tanta fe y alegría en las comunidades cristianas esparcidas por el mundo”.
En un encuentro con los organizadores y colaboradores del Jubileo Extraordinario de la Misericordia en ocasión de la clausura del Año Santo, el Pontífice ha dado las gracias a todos los que de alguna manera han participado y ayudado en esta gran labor.
En particular, ha dado las gracias a monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, por el “compromiso precioso realizado durante estos meses”.
Asimismo, el Santo Padre ha asegurado que ha sido un año denso, lleno de iniciativas en toda la Iglesia, “donde se ha podido ver y tocar con la mano los frutos de la misericordia de Dios”.
También ha subrayado que la Puerta de la misericordia abierta en todas las catedrales y en los santuarios “ha consentido que los fieles no encontraran ningún obstáculo para experimentar el amor de Dios”. Ha sucedido algo verdaderamente extraordinario –ha añadido– que ahora es necesario incluir en la vida de cada día para convertir la misericordia en un compromiso y un estilo de vida permanente para los creyentes.
De este modo, Francisco ha asegurado a los presentes que todos ellos han hecho posible “que este evento de gracia se celebrara de forma segura, con gran afluencia de peregrinos y de forma que se pusiera de manifiesto el profundo valor espiritual que el Jubileo representa”.
Por ello, el Pontífice ha dado las gracias a todas las instituciones y autoridades implicadas en el Año Jubilar, así como al dicasterio vaticano encargado de la organización y a los voluntarios.
“Si tú quieres obtener misericordia, debes tú mismo ser misericordioso”. Estas palabras de san Agustín –ha indicado el Papa– puedan ser de consuelo para todos nosotros. “Con vuestro compromiso habéis expresado no solo el trabajo cotidiano, sino que habéis dado un verdadero servicio de misericordia a los millones de peregrinos que han llegado a Roma”. Finalmente ha deseado que este cansancio pueda “ser recompensado por la experiencia de misericordia que el Señor no dejará que os falte”.


El Papa pide a los científicos construir un modelo cultural para afrontar la crisis del cambio climático
Posted by Rocío Lancho García on 28 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Nunca como en nuestra época ha sido tan evidente la misión de la ciencia al servicio de un nuevo equilibrio ecológico global. Así lo indicado el papa Francisco en su encuentro con los participantes de la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias, que se está celebrado en el Vaticano del 25 al 29 de noviembre, sobre el tema: “Ciencia y sostenibilidad. Impacto de los conocimientos científicos y de la tecnología sobre la sociedad humana y el ambiente”.
De este modo, ha reconocido que al mismo tiempo “se está manifestando una renovada alianza entre la comunidad científica y la comunidad cristiana”, que ven converger sus distintos enfoques de la realidad “hacia esta finalidad compartida de proteger la casa común, amenazada por el colapso ecológico y del consecuente aumento de la pobreza y la exclusión social”.
El Santo Padre ha indicado que corresponde a los científicos, que trabajan libres de intereses políticos, económicos o ideológicos, “construir un modelo cultural para afrontar la crisis del cambio climático y de sus consecuencias sociales” para que las enormes potencialidades productivas no se reserven solo a unos pocos”.
La comunidad científica, ha considerado el Papa, está llamada a construir un liderazgo que indique soluciones a temas que son afrontados en esta plenaria: el agua, las energías renovables y la seguridad alimentaria.
Así, Francisco ha manifestado su alegría por el hecho de que esta Academia Pontificia siente “profundamente la solidaridad” que les une a la humanidad de hoy y del mañana “en el signo de tal preocupación por la madre tierra”.
Un compromiso muy digno de estima — ha añadido– en cuanto que está plenamente orientado a la promoción del desarrollo humano integral, de la paz, de la justicia, de la dignidad y de la libertad del ser humano.
Por otro lado, ha afirmado que en la modernidad hemos crecido pensando “ser los propietarios y los dueños de la naturaleza” autorizados a “saquearla sin ninguna consideración de sus potencialidades secretas y leyes evolutivas, como si se tratara de un material inerte a nuestra disposición”.
Asimismo, el Pontífice ha subrayado que “no somos guardianes de un museo y de sus obras maestras que tenemos que desempolvar cada mañana” sino “colaboradores de la conservación y del desarrollo del ser y de la biodiversidad del planeta, y de la vida humana presente en él”.
La conversión ecológica capaz de apoyar el desarrollo sostenible –ha observado– comprende de forma inseparable tanto la asunción plena de nuestra responsabilidad humana en lo relacionado con la creación y sus recursos, tanto la búsqueda de la justicia social y la superación de un sistema inicuo que produce miseria, desigualdad y exclusión.
También ha llamado la atención sobre la débil reacción de la política internacional –aunque también hay honrosas excepciones — sobre la concreta voluntad de buscar el bien común y los bienes universales, y la facilidad con que se tienen en cuenta los consejos de la ciencia basada en la situación del planeta.
Es así como el Pontífice ha advertido que “la sumisión de la política a la tecnología y a las finanzas que buscan sobre todo el provecho” está demostrada por la “distracción” o del retraso en la “aplicación de los acuerdos mundiales sobre el ambiente” y a la “riqueza moral y cultural de los pueblos”.
Finalmente, el Santo Padre ha invitado a no perder la esperanza, y tratar de “aprovechar el tiempo que el Señor nos da”.


El Santo Padre recibe al primer ministro de Irlanda
Posted by Redaccion on 28 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha recibido hoy en audiencia al primer ministro de Irlanda, Enda Kenny. Durante el encuentro, que se ha desarrollado en una atmósfera de cordialidad, “se ha hablado de los lazos históricos entre la Santa Sede e Irlanda, poniendo de relieve la constante contribución asegurada por la Iglesia católica en el ámbito social y educativo”, indica el comunicado de la oficina de prensa de la Santa Sede. El encuentro privado ha durado cerca de 25 minutos acompañados por un intérprete.
Asimismo, “se ha tratado de la importancia del papel de los cristianos en el espacio público”, sobre todo en “la promoción del respeto de la dignidad de cada persona, empezando por las más débiles e indefensas”. El coloquio, concluye el comunicado, ha proseguido “con un intercambio de puntos de vista sobre Europa”, con una referencia especial al “fenómeno migratorio”, “al empleo juvenil” y a los “retos principales que el continente está llamado a enfrentar en materia política e institucional”.
El primer ministro ha regalado al Santo Padre una imagen a color de una vidriera, obra del artista inglés Harry Clarke que retrata la escena de la Natividad. Por su parte, el Pontífice le ha entregado la encíclica Laudato Si‘ y las exhortaciones apostólicas Evangelii Gaudium y Amoris Laetitia, y el medallón de la paz. Además, le ha regalado también un aguafuerte del proyecto inicial de la Basílica de San Pedro después de Constantino, antes de las modificaciones de Miguel Ángel.
A continuación, el mandatario irlandés se ha reunido con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, a quien acompañaba el arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.


Pésame del Santo Padre por el fallecimiento del jesuita Peter Hans Kolvenbach
Posted by Redaccion on 28 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha enviado un telegrama al superior general de los jesuitas para darle el pésame por la muerte del padre Peter Hans Kolvenbach, S.J., quien fue durante 24 años superior general de la Compañía de Jesús.
De este modo, en su mensaje enviado al padre Arturo Sosa, el Santo Padre desea expresar a toda la familia de jesuitas su “más sentido pésame”. Recordando la “íntegra fidelidad del padre Kolvenbach a Cristo y a su Evangelio”, unida a un generoso compromiso en el “ejercitar con espíritu de servicio el propio trabajo por el bien de la Iglesia”, el Pontífice eleva “oraciones de sufragio invocando de la Divina Misericordia” la paz eterna para su alma. Finalmente el Papa asegura su “presencia espiritual” en el funeral e imparte su bendición a todos los que comparten la tristeza por este luto.
El padre Kolvenbach falleció el 26 de noviembre por la tarde. Nació en 1928 en Druten, en los Países Bajos. Su padre era comerciante en Nimega, donde se trasladó desde niño y donde fue alumno en el Canisius College. Su formación juvenil transcurre en los años de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi, “un contexto que según reconoce él mismo, le provocó una desilusión por la política y las ideologías”. El 1948 ingresó en la Compañía de Jesús, en el noviciado de Mariëndaal, en Grave. Cursó estudios de Filosofía y Lingüística, y en 1958 fue enviado al Líbano. Estudió Teología en la Universidad de San José de Beirut, donde también ejerció como profesor. Estudió armenio y se ordenó sacerdote por el rito cristiano armenio. En el Líbano pasó más de 20 años.
En 1974 fue nombrado Provincial de la Vice-Provincia del Oriente Próximo, que abarca Egipto, Siria, Líbano y Turquía. Ocupó este cargo durante 7 años.
El año 1981, el padre Arrupe, entonces superior de la Compañía, lo nombró rector del Pontificio Instituto Oriental de Roma, que se ocupa de las Iglesias Orientales.
Después de sufrir el padre Arrupe un grave problema de salud, se convocó la Congregación General 33, para sucederle. El 13 de septiembre de 1983, Peter-Hans Kolvenbach fue elegido como Superior General de los Jesuitas.
El 14 de enero de 2008, durante la Congregación General 35, se aceptó su renuncia. Fue sucedido por el padre Adolfo Nicolás y el padre Kolvenbach volvió al Líbano, donde ha vivido sus últimos años.


España: El cardenal Blázquez escribe al papa Francisco
Posted by Redaccion on 28 November, 2016



(ZENIT – Roma).- El presidente de la Conferencia Episcopal Española, CEE, el cardenal Ricardo Blázquez, ha remitido al Santo Padre una carta al terminar los trabajos de la Asamblea Plenaria, que tuvo lugar la semana pasada. En su carta, el cardenal Blázquez –informa la nota de la CEE– ha agradecido al papa Francisco la convocatoria del Año Santo de la Misericordia, “realmente un Año de Gracia del Señor”. Por eso le pide al Pontífice que “reciba nuestro agradecimiento por la convocatoria, el estimulo constante y la magnífica culminación”. Y añade que “la carta apostólica Misericordia et misera nos exhorta oportunamente a que recorramos la vía de la caridad”.
Al mismo tiempo, el cardenal Blázquez, al referirse al trabajo de la Asamblea Plenaria en torno a la orientación de la pastoral familiar con la ayuda de la exhortación Amoris Laetitia, agradece al Santo Padre “el excelente documento, que es un servicio extraordinario a la Iglesia y una inestimable ayuda a la humanidad ante los desafíos que padece actualmente la familia”.
La carta finaliza expresando a Francisco“nuestra comunión cordial y obediente” y expresa la petición “al Señor que continúe alentando su dedicación abnegada al ministerio que le ha confiado”. El purpurado asegura el Papa que cuenta “con nuestra cercanía y apoyo en las dificultades y las pruebas que la fidelidad al Evangelio le exija”. Gracias –concluye la misiva– por su ejemplo que nos ilumina en el camino.


Kiko Argüello: “Mi libro, un testamento espiritual. Carmen, insustituible…”
Posted by Salvatore Cernuzio on 28 November, 2016



(ZENIT -Roma).- “En mi pecho, Señor, has abierto una grieta. Es un abismo oscuro, un universo que te añora. En ella me pierdo y sufro “. “Concédeme quererte, Señor”. “Arma del cristiano, la oración”. Son solo algunas de las 506 oraciones, reflexiones, poemas, pensamientos, que Kiko Argüello ha anotado en un pequeño cuaderno durante unos 25 años y que ahora son publicadas en un libro.
“Anotaciones” es el título del volumen del iniciador del Camino Neocatecumenal, el segundo después del best-seller del 2012 “El kerygma. En las chabolas con los pobres”. Con prólogo del cardenal Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española, el libro se presentó el pasado viernes en Roma, y acompañando a Argüello estaba el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Antes de la reunión, Kiko concedió una entrevista exclusiva a ZENIT.
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¿Cómo definiría su libro? ¿Por qué la necesidad de publicar estas reflexiones que resultan, en algunas partes, tan íntimas?
— Kiko Argüello: Han sido los sufrimientos que he tenido, momentos de “regurgitación” espiritual, de desahogo, durante los cuales empecé a hacer un diálogo conmigo mismo escribiendo en un cuaderno. He escrito, año tras año, estas anotaciones. ¡Nunca pensé en publicarlas! Desde 1988 llevaba estos papeles en la bolsa y dado que se me estaban rompiendo le pedí a un amigo que las pasara al ordenador. Él me dijo: “Kiko, esto es muy fuerte, ¿por qué no lo publicas? Haría mucho bien a los hermanos del Camino, porque aquí está tu alma”. Lo pensé y, con impulso también de la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos), decidí escribir entonces el libro que considero una especie de “testamento espiritual”, un regalo para mis comunidades fundadas en Madrid, en Roma, en el mundo, a las que quiero mucho. Aquí está (muestra el volumen), me avergüenzo de leerlo porque es demasiado íntimo… Pero a alguien tal vez va a hacer bien. En ese caso, ¡bendito sea el Señor!
¿La muerte de Carmen en julio contribuyó de alguna manera?
— Kiko Argüello: Sin duda ha acelerado la publicación, porque me ha hecho darme cuenta de que pronto yo también moriré. Pensé entonces que alguien habría encontrado estas hojas. ¿Quién lo habría publicado? ¿Quién los hubiera presentado? Tal vez, pensé, es mejor que lo haga yo mismo antes de morir.
A propósito de Carmen, hay muchos dentro y fuera del Camino que se preguntan si habrá sustituta…
— Kiko Argüello: Lo hemos pensado y hemos valorado muchas hipótesis. Sin embargo, creemos que no: hasta que el padre Mario y yo tengamos salud seguimos adelante como dos apóstoles. Algunos hermanos nos ayudan en la evangelización y en otras cosas prácticas de todos los días. Pero no pensamos en sustituir a Carmen, también porque ella es irreemplazable.
¿La echa de menos?
— Kiko Argüello: Sí y no poco.
¿Qué recuerdo tiene de la que ha sido su compañera de evangelización durante tanto tiempo?
— Kiko Argüello: Carmen ha sido maravillosa. Un amor a Cristo impresionante. Dios nos ha unido y preparado para esta obra grande en medio de los pobres. Hemos llevado la iniciación cristiana a las parroquias, al menos a aquellas que lo han querido, y la gente ha descubierto qué quiere decir ser cristianos. Ser cristianos es la cosa más grande que pueda haber en la vida. Es la participación a la vida de Cristo, a la vida divina, al amor de Dios que ama de forma sorprendente hasta morir crucificado como el última de la tierra.
En las huellas de los recuerdos, el Camino Neocatecumenal dentro de algún año celebra su 50 aniversario. ¿Qué es lo primero que le viene a la mente recorriendo este medio siglo?
— Kiko Argüello: Pienso sobre todo en el hecho que junto a Carmen hemos viajado por todo el mundo: América, Asia, Europa, predicando el Evangelio en las iglesias, en las plazas, en los estadios. ¡Cuántos jóvenes hemos encontrado, miles! ¡Cuántas vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, a la misión, el Señor ha suscitado! Realmente Dios no nos ha querido tener quietos un instante… Ha hecho todo Él con su celo de salvar la humanidad, y nosotros hemos sido solo instrumentos.
¿Se siente satisfecho?
— Kiko Argüello: Sí estoy contento, ¡pero siempre sufriendo! Me considero un pecador, un pobrecito, no sé por qué Dios me da estos sentimientos..
Sinceramente, ¿cuál cree que ha sido la contribución que el Camino ha dado a la Iglesia?
— Kiko Argüello: Los Papas siempre han reconocido la gran contribución del Camino Neocatecumenal a la Iglesia. El papa Francisco nos quiere mucho y nos ha definido como “un don”. Creo que el Camino ha servido también para salir de los límites del clericalismo que, como dice a menudo el Santo Padre, es uno de los “cánceres” de la Iglesia. A 50 años del Concilio, son muchos todavía en la Iglesia los que no soportan que un laico diga ciertas cosas, es una anomalía, o que el Señor pueda dar un carisma a un laico, porque esto significa tener “poder”. Esto todavía hoy nos hace sufrir un poco, pero Cristo ha sufrido mucho más que nosotros.
¿Se prevé alguna novedad para el futuro?
— Kiko Argüello: ¿El futuro? ¡El futuro está en las manos de Dios! Proseguimos con la evangelización en las parroquias: son muchas las nuevas en el mundo que han abierto las puertas a esta realidad de iniciación cristiana. Y después las missio ad gentes, que son una ayuda sobre todo por las familias a hacerlas permanecer unidas.
¿Prosigue la evangelización en Asia?
— Kiko Argüello: ¡Absolutamente! El Papa ha enviado ya a unas 400 familias en Asia: se está abriendo Mongolia, Laos, Vietnam y también, poco a poco, China. Hablaba hace días con el arzobispo de Pekín que me dijo: “Os necesitamos, porque tenemos urgente necesidad de un nuevo catecumenado”. Han abierto muchísimas iglesias pero hay chinos que no saben nada de Cristo, del cristianismo, no se sabe cómo educarlos, cómo acercarles a la Iglesia… Yo he dicho: “Estamos preparando 20 mil sacerdotes para la Iglesia en China, pero todavía somos demasiado pocos, ¿qué hacer?”. Por otro lado, ¿qué son 20 mil sacerdotes para más de 300 mil iglesias? Nada. China es enorme, pero ahora es un momento de kayròs, necesita apóstoles. Y nosotros, en la medida de lo posible, probamos a favorecer la evangelización. En los seminarios Redemptoris Mater digo que se prepare un grupo para China, para llevar a Jesucristo. En China, de hecho, ahora solo hay dinero… dinero, dinero dinero… Y, como dice siempre el Papa, el dinero es el anti-Dios.
Sin embargo en Europa, ha dicho en diversas ocasiones, se corre el riesgo de la apostasía…
— Kiko Argüello: No, no, no se corre el riesgo de la apostasía, Europa está ya en la apostasía. Y esto es un hecho serio, es la preparación al anticristo. San Pablo dice en la segunda carta a los tesalonicenses que “primero vendrá la apostasía y se revelará al hombre impío”, pero “el Señor Jesús destruirá con el aliento de su boca ”. Nosotros creemos que este aliento sea el anuncio del kerygma. Por eso estamos preparando para los dos próximos meses una misión en todo el mundo de miles de apóstoles que, de dos en dos, “sin bolso, ni dinero” anuncien el amor de Dios por la calle.


Beato Bernardo Francisco Hoyos – 29 de noviembre
Posted by Isabel Orellana Vilches on 28 November, 2016



(ZENIT – Madrid).- Este místico nació el 20 de agosto de 1711 en Torrelobatón, Valladolid. Y en esta región española situada en el corazón de Castilla discurrió su breve existencia. Cuando el jesuita Juan de Loyola publicó su biografía en 1735, emergió con luz propia la intensísima experiencia de amor al Sagrado Corazón de Jesús que había jalonado su vida. No obstante, en esa fecha ya era sobradamente conocido por haber extendido esta devoción en España y en América, secundando en esta acción a la que venían realizando en Francia los santos Margarita María de Alacoque, y su director espiritual, Claudio de la Colombière.
Tuvo la fortuna de contar con unos padres piadosos que le legaron el preciado patrimonio de su fe, le pusieron bajo el amparo de san Francisco Javier y le alentaron en su vocación religiosa. Desde los 9 años y hasta su temprana muerte siempre estuvo con los jesuitas. Con ellos estudió en varias localidades vallisoletanas y se integró en la Compañía a los 14 años, época en la que ya experimentaba favores celestiales. Éste fue uno de los rasgos preponderantes de su existencia, agraciada con una profunda y singular vida interior que recuerda a la de los grandes místicos como Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. Una de esas personas cuyo acontecer no parece encerrar grandes misterios, sencilla, inocente, devota de la Virgen María, diligente en la obediencia, dócil a las indicaciones recibidas, con los brazos tendidos siempre a Dios en espíritu de ofrenda, guiado por el santo temor que le precavía de cualquier falta que pudiera ofenderle. Un apóstol que se afligía por las almas que vivían alejadas del amor divino y por las que estaba dispuesto a entregarse: «Se me parte el corazón de dolor, cuando considero hay quien ofenda a mi Dios; y diera mil vidas para sacar una alma de pecado».
El maligno intentó por distintas vías socavar su bondad, y al joven no le faltaron sus zarpazos externos e internos. Atentados contra su vida espiritual a mansalva y agresiones físicas. Quería sembrar en su ánimo la duda haciéndole creer en su impiedad: «¿Dónde va el deshonesto, el soberbio, el blasfemo? Apártese, que, si llega, será luego confundido en el profundo del infierno». Confiaba a su director espiritual el inmenso sufrimiento en el que vivía: «Esta carta va regada con lágrimas que brotan de mis ojos; y me parece que soy la criatura más infeliz que de mujeres ha nacido». Pero era un elegido de Dios y, con su gracia, lo superó todo. Tenía muy presente esta máxima de Santa Teresa: «Sólo se puede seguir o que Dios sea alabado o yo despreciado: de todo me consuelo».
En su biografía hallamos claramente expresado el instante concreto que marcó lo que iba a ser su misión en honor del Sagrado Corazón de Jesús. No cabe tomar como coincidencia sino como algo providencial lo que le sucedió a los 21 años mientras cursaba teología en Valladolid. Y así lo reconoció él mismo más tarde. Un amigo sacerdote y profesor, algo mayor que él, le pidió el favor de que tomase de la biblioteca el texto «De cultu Sacratissimi Cordis Iesu», escrito por el padre José de Gallifet, y copiase algunos fragmentos que precisaba para preparar un sermón que tenía encomendado. La lectura de esta obra dedicada a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y de la que Bernardo no tenía noción alguna, le produjo una conmoción interior inenarrable. En ese mismo momento hizo ofrenda de su vida ante el Sagrario prometiendo que se dedicaría por entero a extender este culto. Al día siguiente a través de una locución divina supo que era elegido para esta misión: «Yo, envuelto en confusión renové la oferta del día antes, aunque quedé algo turbado, viendo la improporción del instrumento y no ver medio para ello». Esa misma jornada durante la oración vivió otro hecho singular. Se le mostró el Sagrado Corazón «todo abrasado en amor, y condolido de lo poco que se le ama. Repitióme la elección que había hecho de este su indigno siervo para adelantar su culto, y sosegó aquel generillo de turbación que dije, dándome a entender que yo dejase obrar a su providencia, que ella me guiaría…». En otra visión el arcángel san Miguel le aseguró su asistencia para llevar a cabo esta misión.
Hacia los 19 años su ascenso espiritual había sido coronado con el «desposorio místico». Los favores sobrenaturales se sucedían unidos a la experiencia de la purificación. En ella se incluía la aludida insidia del maligno, y sus mezquinos intentos de engañarle mediante falsas locuciones y apariciones. Entre tanto, promovía una intensa cruzada a favor del Sagrado Corazón de Jesús en la que implicó a religiosos, comenzando por su propia comunidad. Dirigió cartas a prelados y miembros de la realeza, imprimió estampas, y logró que el pontífice señalara esta fiesta para España. En una de las locuciones Cristo le había asegurado que reinaría en «España, y con más veneración que en otras muchas partes». Hay que decir que el arzobispo de Burgos le apoyó en esta misión desde un primer momento, y ello propició el florecimiento de congregaciones del Corazón de Jesús y la realización de numerosas novenas que acrecentaban la veneración de las gentes.
A través de los jesuitas que se hallaban en América también allí llegaron los ecos de esta cruzada emprendida por Bernardo y de la que únicamente pudo apartarle su muerte. Ésta se produjo en Valladolid el 29 de noviembre de 1735 como consecuencia del tifus. Tenía 24 años y había sido ordenado sacerdote en enero de ese mismo año. Fue beatificado en Valladolid el 18 de abril de 2010.