Servicio diario - 10 de diciembre de 2016


 

El Papa a los seminaristas del Pio XI: ´Cercanos de la gente dejándose inspirar por el Espíritu Santo’
Posted by Sergio Mora on 10 December, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco recibió este sábado a la comunidad del Pontificio Seminario ‘Pio XI’ de la región italiana Puglia, a quienes les recordó que “un sacerdote que no es un padre, no sirve” exhortándolos así a ser “padres en la propia comunidad”.
En la audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre les indicó que hay “una historia llena de buenos párrocos” que y ellos “nos dan coraje para proseguir hacia adelante”. Y les contó que conocía a un buen párroco de un pueblo, que sabía el nombre de cada persona que visitaba e incluso el nombre de los perro de ellos.
“Cercanía” por lo tanto es la palabra clave: “No se puede ser sacerdotes estando lejos del pueblo”, contrariamente “no se es capaz de dar el mensaje de Jesús”. Lo que significa “quemar la vida” porque el servicio al pueblo de Dios “cansa”. Y añadió que “es hermoso cuando un sacerdote que concluye el día cansado dueme y sin necesidad de somníferos”,
Subrayó además que “la Iglesia no es una Ong y la pastoral no es un plan “sino “un coloquio continuo con la gente”. Porque “la pastoral va adelante por el Espíritu Santo y no por el Consejo pastoral”. Exhortando así a los seminaristas a preguntarse cuál relación tienen con el Espíritu Santo y a saber discernir la obra del Espíritu Santo en el propio corazón.
Les invitó por ello a poner en primer lugar la oración a “no dejar solo al Señor en el tabernáculo” y a no temer incluso si alguna vez uno se duerme allí delante.
Indicó a este punto que hay cuatro columnas igualmente necesarias para la formación del seminarista: “La vida espiritual y la oración; la vida comunitaria; la vida de estudio; y la vida apostólica.
Sobre el estudio indicó que la gente no tolera el papelón de un cura que no entiende, que no conoce los fundamentos. Pero que todas las columnas son igualmente importantes.
Recordó cuando era joven y veía “el teléfono en la mesa de luz del párroco” esos “buenos párrocos que se levantaban a cualquier hora de la noche para ir a la casa de un enfermo a dar los sacramentos. Eso es celo apostólico: emplear la propia vida para los otros”. Francisco concluyó preguntándose: “¿Y al final que nos queda?”, para responder: “la alegría del servicio del Señor”.


Francisco le pide al mundo agrícola que defienda sus ritmos de vida
Posted by Sergio Mora on 10 December, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco recibió este sábado en una audiencia en el Vaticano, a los participantes de la Reunión de las Asociaciones Rurales Católicas Internacionales (ICRA), que concluyeron su asamblea en Roma.
El ICRA fue reconocida por la Santa Sede en 1965 y tiene en cuanto ONG un estatus de consultora en la FAO, además de relaciones de colaboración con otros organismos de las Naciones Unidas en tema de alimentación, así como con la Unesco.
El Santo Padre, que fue recibido con entusiasmo por los presentes en la Sala de Consistorio del Palacio Apostólico, manifestó su alegría por este encuentro final del congreso en el cual se debatieron “las realidades de quienes trabajan en la agricultura con empeño cotidiano”.
“Vivimos la paradoja –aseguró el Santo Padre– de una agricultura que no es más considerada el sector primario de la economía” si bien “mantiene una evidente relevancia en las políticas de desarrollo”, como en la seguridad alimentaria y en la vida de las comunidades rurales, y que es “en muchas áreas la principal respuesta a la pobreza y escacéaz de alimento”.
Señaló así diversos problemas como la iniqua adquisición de tierras cuya producción es sustraída a los legítimos beneficiarios, así como a la especulación y la falta de políticas específicas.
Lamentó que “el primado de la dimensión del mercado” acabe sacrificando los ritmos de la vida agrícola, con sus momentos de trabajo y tiempo libre, del reposo semanal y del cuidado de la familia.
Además de constatar que “el desarrollo no es igual para todos, como si la vida de la comunidad agrícola tuviera un valor más bajo”, así como el hecho de que para los pequeños agricultores la participación a las decisiones es lejana, “por la ausencia de las instituciones”.
Les señaló la historia del ICRA, que muestra como sea posible conjugar “el ser cristianos con el mundo agrícola”, donde el significado de la persona humana, la dimensión familiar y social, el sentido de la solidaridad son valores esenciales, incluso en las situaciones de mayor subdesarrollo y pobreza.
Les pidió así tomar decisiones que piden coraje y una constante actualización, para evitar las improvisaciones. Les invitó así a colaborar con las instituciones para dar solución a los problemas y por lo tanto a tener “un rol propositivo” que ayude al mundo rural a no quedarse al margen de las decisiones políticas, normativas, o acciones en los diversos sectores sociales y económicos.
Les invitò además en cuanto membros del ICRA a proponer un estilo de vida sobria y una cultura del trabajo que se basa en la centralidad de la persona, en la disponibilidad del otro y en la gratuidad.
Francisco citando la encíclica Laudato Si’ les invitó además a no ser “testimonios mudos de gravísimas desigualdades” como cuando se obtienen beneficios “haciendo pagar al resto de la humanidad, presente y futura, los altísimos costos del degrado ambiental”.
Y contribuir en las instituciones internacionales en cuanto ONG, construyendo puentes, “no limitándose a participar en los procesos”, sino “trabajando para cambiar proyetos y estrategias”.


Concluyó en el Vaticano la cumbre de alcaldes europeos
Posted by Redaccion on 10 December, 2016



(ZENIT – Roma).- Concluyó este sábado en el Vaticano el encuentro de dos días que contó con la participación de 80 alcaldes procedentes de distintos países de Europa. La finalidad de la cumbre fue “atraer la atención inmediata del mundo a la amenaza que representa para la estabilidad mundial la presencia creciente en nuestro planeta de más de 125 millones de refugiados”, como indicó la Pontificia Academia de las Ciencias, organizadora del evento.
Con el título “Europa: los refugiados son nuestros hermanos”, contó con la presencia, entre las diversas personalidades, de los alcaldes españoles Manuela Carmena, de Madrid; Ada Colau, de Barcelona; Joan Ribó, de Valencia y Francisco de la Torre, de Málaga.
Las conferencias que se realizaron en la sede de la Accademia, en la Casina Pio IV situada en los jardines del Vaticano, fueron tansmitidas en directa en streaming. Los periodisas no tuvieron acceso para entrevistas y el acceso fue solamente permitido a los camarógrafos.
La Pontificia Academia de las Ciencias recuerda que en la carta encíclica Laudato si’, el papa Francisco llamó a una mayor conversión del corazón hacia “los hermanos y hermanas más frágiles”, argumentando que debemos incrementar los esfuerzos para prevenir las crisis humanitarias y, cuando así y todo ocurran, debemos asegurarnos de que nuestra respuesta sea adecuada a la enorme del desafío y oportuna de acuerdo con la urgencia de la necesidad. Suministrar carpas y agua potable después de que todos ya han fallecido a causa del frío y de la deshidratación es algo a todas luces inaceptable”. Específicamente, “el Papa nos pide en su Encíclica que demos prioridad a aquellos enfoques que traigan como resultado cambios apreciables para los excluidos y los marginados que más necesitan de nuestra ayuda”.
En la actualidad, unas tres cuartas partes de todas las emergencias humanitarias del mundo son el resultado directo de una guerra. Para reducir esa cifra, nada sería tan eficaz como “poner fin a los conflictos armados”, e impedir que comiencen o vuelvan a ocurrir. Además, asegura el comunicado de la Pontificia Academia de las Ciencias, de esta manera “se acabaría de un plumazo con la principal causa de los éxodos masivos de refugiados”.
Finalmente, se asegura que urge que a los alcaldes, en cuanto las autoridades más próximas a la ciudadanía, “se les provea de competencias para atender, acoger y regularizar a todo tipo de emigrantes o refugiados”. Urge que la voz de los alcaldes sea escuchada para promover puentes y no muros, indican. Urge que “su autoridad se ponga al servicio del desarrollo sostenible e integral, de la justicia y de la paz”.


Venezuela: la carta confidencial del cardenal Parolin al presidente Maduro
Posted by Redaccion on 10 December, 2016



(ZENIT – Roma). El secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolín, envió el pasado 1° de diciembre una carta a diversos exponentes de la vida política e institucional de Venezuela, entre los cuales el presidente Nicolás Maduro, empeñados en una mesa de diálogo para encontrar una salida a la grave crisis social, económica, institucional y humanitaria que aflije al país.
El texto aquí publicado fue tomado del blog Il Sismografo, el cual indicó lo ha transcrito de las fotografías del documento publicadas en diversos medios de prensa.
La carta fue entregada antes de la último encuentro del 6 de diciembre, cuando se suspendieron las negociaciones hasta el próximo 13 de enero. A continuación el texto.
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Vaticano, 1° de diciembre de 2016
CONFIDENCIAL
Estimado Señor:
Después de los dos encuentros de la Mesa del Diálogo Nacional Gobierno-Oposición en Venezuela, celebrados el 23 de octubre y el 11-12 de noviembre de 2016 en Caracas, a la luz de los resultados a los que hace referencia el documento “Gobierno nacional y la Mesa de Unidad Democrática (MUD) de Venezuela celebran II Reunión plenaria en el marco del diálogo nacional”, en consideración del impacto que los mismos han tenido en la población del País y en vista del próximo encuentro del 6 de diciembre de 2016, siento el deber, en nombre y por disposición del Santo Padre Francisco, de dirigirme a Usted, en cuanto Jefe de la Delegación de la Oposición en la Mesa del Diálogo Nacional, para compartir algunas observaciones, además, en conocimiento del Sr. Ernesto Samper Pizano, en cuanto promotor de la iniciativa de diálogo junto con los ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Martín Torrijos Espino y Leonel Fernández Reyna, y del Sr. Jorge Rodríguez Gómez, que guía la Delegación del Gobierno en la Mesa del Diálogo Nacional.
1) El diálogo es algo consustancial al ser humano, el cual ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza como ser relacional que se desarrolla y alcanza su perfección a través del encuentro interpersonal. Ello exige que las personas que pretenden dialogar poseean una serie de disposiciones y de requsio psicológicos, espirituale y éticos. Decía Papa Francisco en la homelía en la Casa Santa Marta del 24 de enero 2014: “Me rompo pero no me doblo afirma una cierta sabiduría popular. Me doblo paa non romper, sugiere la sabiduría cristiana. Dos modos de entender la vida: el primero con su dureza, facilmente destinado a alzar muros de incomunicación entre las personas, hasta la degeneración del odio. El segundo se inclina a crea puentes de compresión, también después de la pelea“.
Entre otras, hay dos condiciones que hacen posible y eficaz el diálogo y no lo someten al riesgo de convertirlo en un ejercicio estéril y frustrante:
a) la capacidad del reconocimiento mutuo como personas con dignidad inherente e inalienable, dotadas de razón y libertad y con vocación de búsqueda y servicio al bien común;
b) la voluntad seria de respetar los eventuales acuerdos alcanzados y su puntual aplicación, sin tergiversaciones o ulteriores condiciones. Es también cierto que un lneguaje agresivo, violento y poco sincero no favorece ese mínimo clima de confianza recíproca que es necesario para un provechoso desarrollo del diálogo, que debe tener como objeto únicamente el bien común del pueblo. Solo desde esta perspectiva si podrán superar las divergencias existentes sobre la oportunidad del diálogo o la instrumentalización del mismo, imponiendo a las partes la responsabilidad de no abandonar la Mesa del diálogo por intereses políticos personales, de partido o ideológicos. Finalmente, por lo que se refiere a los contenidos y a las concesiones mutuas entre las partes en jugo, es oportuno destacar que los derechos se respetan, no se negocian.
2) Por lo que se refiere a la participación de la Santa Sede en la Mesa del Diálogo Nacional Gobierno-Oposición en Venezuela, confiada al inicio a S.E. Mons. Paul Emil Tscherrig y después a S.E. Mons. Claudio María Celli -a quienes expresamos toda la gratitud por la generosidad con la que han inmediatamente acogido el difícil encargo y la competencia con la que lo han ejercido-, fue largamente evaluada y decidida sólo después de haber recibido las invitaciones formuladas tanto por el Gobierno venezolano como por las fuerzas políticas reunidas en la Mesa de Unidad Democrática teniendo en cuenta la disposición de las partes a acoger eventuales sugerencias que ayudarían a que el proceso pudiese avanzar de manera duradera y provechosa.
Mostrándose sensible a las muchas voces provenientes de Venezuela de otros lugares que insistían en el desempeño de un rol más activo en la dolorosa situación del País, la Santa Sede -consciente de los no pocos ni leves riesgos a los que tendría que hacer frente- ha entrado en el diálogo con la única finalidad de promover el bien de todos y cada uno de los venezolanos y de favorecer una solución pacífica y democrática de la crisis.
Me parece, además, fundamental, insistir en que su rol no es de “mediación” sino de “facilitación” o “acompañamiento”: esto significa que son las partes interesadas las que dialogan, llegan a acuerdos y adoptan resoluciones, si bien el Representante de la Santa Sede puede y debe hacer -y de hecho hace-, propuestas para introducir distinciones y matices que distiendan o desbloqueen, sugerir nuevos caminos o puntos a explorar, hacer memoria de cosas comunes o relegar al olvido otras improcedentes, etc.
Es siempre intención de la Santa Sede desempeñar el compromiso que ha asumido en estrecha unión con la Conferencia Episcopal Venezolana, que en múltiples ocasiones ha exhortado a las partes a dialogar.
La Santa Sede estaría muy agradecida si la naturaleza de su presencia en el diálogo fuese bien clara para todos, por todos respetada, promovida y, en caso necesario, aclarada, incluso por las partes, frente a interpretaciones equívocas o interesadas.
3) Con dolor y preocupación debo resaltar que cuanto ha sucedido hasta ahora no me parece alentador. Me refiero en particular al hecho de que estamos asistiendo a un inquietante retraso en la adopción de las medidas necesarias para la aplicación concreta de los acuerdos; además, se comprueba cómo, fuera de los encuentros de trabajo, se hacen declaraciones o se toman decisiones que no favorecen el entendimiento entre las partes.
En tal contexto, la Santa Sede, cumpliendo su rol de garante de la seriedad y sinceridad de las negociaciones al que ha sido llamada, considera que se deba dar un sustancial paso adelante si se quiere que el proceso de Diálogo Nacional se desarrolle de manera provechosa y eficaz. Por tanto, respetuosamente pero con firmeza, la Santa Sede demanda que:

a) Antes del encuentro del próximo 6 de diciembre, se tomen las providencias necesarias para la implementación urgente de medidas destinadas a aliviar la grave crisis de abastecimiento de comida y medicinas que está sufriendo la población. La Iglesia venezolana, con sus instituciones, entre ellas Caritas, está dispuesta a prestar toda la ayuda posible, con los medios a su alcance, para salir de esta situación de emergencia social;

b) Dado el compromiso adquirido por las partes en la Declaración Conjunta “Convivir en Paz”, a que sus «diferencias políticas sólo tengan una respuesta en el estricto marco constitucional un camino democrático, pacífico y electoral» y la convicción de que «el camino electoral sea la normal vía democrática para que los pueblos expresen su propia voluntad» (cfr. Saludo de Mons. Celli del 11 de noviembre de 2016), las partes concuerden el calendario electoral que permita a los venezolanos decidir sin dilaciones su futuro.

c) Se tomen las medidas necesarias para restituir cuando antes a la Asamblea Nacional el rol previsto en la Constitución;

d) Se apliquen los instrumentos legales para acelerar el proceso de liberación de los detenidos.
La Santa Sede espera que en el próximo encuentro se presenten iniciativas concretas al respecto de los puntos b), c) y d) y que las mismas sean ejecutadas con prontitud.
Como Usted sabe, el Santo Padre está acompañando con la oración el desarrollo de las negociaciones, siendo consciente de la complejidad de las mismas, y desea fervientemente que el amado pueblo venezolano, superando las rivalidades y evitando cualquier atisbo de violencia, pueda dejar atrás las graves dificultades que está atravesando y que todos conocen.
Al agradecer, en Su nombre y en el mío propio, los esfuerzos que se están realizando, aprovecho la ocasión para manifestarle los sentimientos de mi consideración y estima.
(firma)
Pietro CARD. Parolin
Secretario de Estado de Su Santidad
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La Santa Sede se reserva el derecho de hacer pública, en un futuro y se fuese necesario, esta misiva.


¿Por qué Dios no acaba con la corrupción?
Posted by Felipe Arizmendi Esquivel on 10 December, 2016



VER
¡No! No es una blasfemia. El poder de Dios es infinito y podría terminar con toda la corrupción, como nos indican las catequesis bíblicas del diluvio y la destrucción de Sodoma y Gomorra, y como se simboliza en las escenas del Apocalipsis. Dios todo lo puede; si no lo pudiera, no sería Dios.
Pero determinó crearnos libres, capaces del bien y del mal. Nos advierte las consecuencias a que nos exponemos si nos dejamos atrapar por el mal, como la corrupción y otros graves pecados, pero nos deja libres.
Es la grandeza y la limitación del ser humano. Somos semejantes a Dios, un poco menos que los ángeles, sobre todo cuando amamos y hacemos el bien; pero también degradamos nuestra dignidad de ser imágenes de Dios cuando, en vez de amar y servir a los demás, los perjudicamos y les dañamos en su persona y en sus derechos. Los corruptos hacen mucho daño, porque utilizan su poder para su propia conveniencia, dejando desamparados a los más débiles.
Dios nos llama a ser santos como Él, pero nos advierte a cada momento sobre el peligro de desviarnos del camino que nos propone para ser perfectos y felices. Por eso, nos ordena no robar. Jesucristo escogió al equipo central de su obra redentora, pero Judas le salió muy corrupto. No fue culpa de Jesús, sino decisión libre de Judas. También Juan y Santiago, muy cercanos a Jesús, quisieron usar las influencias de su madre para obtener un puesto que no les correspondía. En la Iglesia, antes y ahora, ha habido corruptos, incluso en las más altas esferas. Los sumos pontífices, salvo lamentables excepciones de siglos remotos, han luchado contra la corrupción eclesial, pero no siempre ha habido total transparencia, sino todo lo contrario. En nuestras diócesis y parroquias, en las juntas o mayordomías, por más que tratemos de evitarlo, se nos cuelan corruptos, que echan a perder toda la obra evangelizadora.
Cuando un candidato a puestos públicos asegura y promete que acabará con la corrupción, cosa muy de alabar, olvida que el dinero y la seducción del poder se meten hasta las rendijas más profundas del alma y que nadie está exento de esa tentación. ¡No hay que prometer lo que no se puede cumplir! Las intenciones son excelentes, pero hay que ser realistas y no demagogos. Hay que luchar contra toda corrupción, claro que sí, pero hay que ser humildes para reconocer las limitaciones humanas. Hay pecados que se nos salen de control.
PENSAR
El Papa Francisco, con ocasión de que este 9 de diciembre es la jornada mundial, establecida por la ONU, contra la corrupción, dijo que la“debemos combatir, comenzando por la conciencia personal y vigilando los ámbitos de la vida civil, especialmente sobre los que están más en riesgo”.
En Evangelii gaudium, con toda claridad dice: “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no conoce límites” (56). “Esto se vuelve todavía más irritante si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrupción profundamente arraigada en muchos países –en sus gobiernos, empresarios e instituciones– cualquiera que sea la ideología política de los gobernantes” (60).
Y advierte a los agentes de pastoral sobre una tentación que afecta a todos: “Quien ha caído en esta mundanidad mira de arriba y de lejos, rechaza la profecía de los hermanos, descalifica a quien lo cuestione, destaca constantemente los errores ajenos y se obsesiona por la apariencia. Ha replegado la referencia del corazón al horizonte cerrado de su inmanencia y sus intereses y, como consecuencia de esto, no aprende de sus pecados ni está auténticamente abierto al perdón. Es una tremenda corrupción con apariencia de bien” (97).
ACTUAR
Luchemos todos contra cualquier forma de corrupción en la familia, en la escuela, en las iglesias, en el deporte, en la política, en todos los ámbitos, empezando por nosotros mismos.



Santa Maravillas de Jesús – 11 de diciembre
Posted by Isabel Orellana Vilches on 10 December, 2016



(ZENIT – Madrid).- Por su reciedumbre personal, espiritual y apostólica se han apreciado en María de las Maravillas de Jesús Pidal y Chico de Guzmán rasgos que también caracterizaron a la gran santa castellana, su fundadora y maestra, Teresa de Jesús. Embebida en el amor a Dios y al prójimo tuvo siempre claro que siendo fugaz la existencia, lo único que cabe es pensar en la otra: «procurar agradar a Dios nuestro Señor y el juicio suyo; lo que únicamente vale es lo que seamos delante de nuestro Dios».
Nació en Madrid, España, el 4 de noviembre de 1891. Pertenecía a una familia aristocrática muy religiosa. Era la cuarta y última hija de los marqueses de Pidal. Su padre fue sucesivamente ministro de Fomento y embajador de España ante la Santa Sede; había actuado a favor de la Iglesia distinguiéndose por sus iniciativas apostólicas. Y su madre, igualmente comprometida eclesialmente, estaba emparentada con la más alta nobleza, de modo que Maravillas recibió una excelente educación. Pertrechada en la fe y finura espiritual que se respiraba en su hogar, dio ejemplo de caridad tratando de paliar las graves carencias de gente que no tenía medios económicos.
Sus modelos de vida eran dos grandes santos: Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, figuras señeras de la Orden carmelita. Con la determinación a seguir sus pasos, sintiéndose profundamente conmovida por el amor de Jesucristo y alentada por su devoción a María, a los 21 años consagró su castidad en la intimidad. Más tarde, el 12 de octubre de 1919 ingresó en el convento carmelita de El Escorial; profesó en 1921. De su impronta apostólica –que emanó del sagrario, ante el que oraba sin imponerse límite alguno–, surgió la fundación del Carmelo en el Cerro de los Ángeles, lugar emblemático y punto neurálgico del territorio español. Allí se había erigido el monumento en honor del Sagrado Corazón de Jesús, y España fue consagrada a él por el monarca Alfonso XIII el 30 de mayo de ese año.
Para iniciar su obra, la santa contaba con la aprobación del prelado de Madrid-Alcalá. Con objeto de ocuparse de los preparativos, se instaló en Getafe junto a otras religiosas. En 1926 tuvo lugar la apertura del convento, y ella fue elegida priora de la comunidad. Rápidamente fueron bendecidas con numerosas vocaciones en las que entrevió un signo para continuar extendiendo el Carmelo. Pero en 1936 estalló la Guerra Civil, y la comunidad padeció numerosos sobresaltos.
Sin temer a la muerte, en un rasgo de generosidad y valentía que brotaba de su fe, se había ofrecido heroicamente a Pío XI para defender la imagen del Sagrado Corazón en el caso de que se atentase contra ella. El pontífice aceptó su propuesta, pero las monjas fueron detenidas y conducidas a Getafe. Luego, tras un año largo de grandes zozobras soportadas en un piso madrileño, se vieron obligadas a abandonar Madrid. En su recorrido llegaron a Lourdes y de allí al territorio salmantino en 1937. El bellísimo paraje de las Batuecas, entonces apartado e inhóspito, fue su morada hasta que en 1939 regresaron al Cerro de los Ángeles, debiendo restaurar la que había sido su casa antes de la contienda. A lo largo de ese convulso periodo Maravillas había dado testimonio de templanza y fortaleza, infundiendo confianza y alegría en su derredor. Asentadas otra vez en el convento, brotaron abundantemente las vocaciones y con ellas la anhelada expansión apostólica que se hizo notar en varias provincias españolas y en la India con la apertura de nuevas fundaciones, diez en total, emprendidas por esta santa carmelita.
Espiritualmente fue una ejemplar asceta y es considerada una gran mística. Al igual que el elenco de los egregios hombres y mujeres que componen el santoral, la Madre Maravillas vivió heroicamente las virtudes. Se caracterizó por su austeridad. Se abrazo felizmente a la pobreza contribuyendo con su trabajo al sostenimiento de la comunidad. Con los medios económicos que poseía, entre otras acciones propició la creación de casas para personas sin recursos, una iglesia y un colegio, costeó estudios a seminaristas, puso en marcha una fundación destinada a religiosas enfermas, adquiriendo también una vivienda para su alojamiento en el caso que fuera preciso, etc. Muchas de estas iniciativas las impulsó dentro de la clausura del convento salmantino de la Aldehuela, donde murió. A ella se debe la existencia de la «Asociación de Santa Teresa» que aglutina a los conventos que fundó.
Amable, discreta, paciente, confiada, dadora de paz, vivía lejos de sí, entregada a la oración y a la penitencia. Ejercitaba la caridad con todos, preocupándose por la más mínima de sus necesidades. Gran apóstol, solía decir: «Me abraso en deseos de que las almas vayan a Dios». La conciencia de su pequeñez, que le hacía considerarse «una nada pecadora», da cuenta de su afán por la unión plena con Dios: «No quiero la vida más que para imitar lo más posible la de Cristo». Hasta el fin, como hizo en el proceso de su enfermedad, quiso cumplir la voluntad divina. Siempre había dicho a sus hijas: «Lo que Dios quiera, como Dios quiera, cuando Dios quiera». Falleció mientras manifestaba: «¡Qué felicidad morir carmelita!», el 11 de diciembre de 1974. Fue beatificada por Juan Pablo II el 10 de mayo de 1998, y canonizada por él, el 4 de mayo de 2003.