Editorial \ Reflexiones en frontera

Recibamos en abundancia la bendición de Dios en Navidad

RV | 23/12/2016 | REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz


 

Sí, recibamos toda la bendición de Dios. Y la bendición de la Navidad nos entra por los ojos, los oídos, los sentidos. Pero no con los colores y sonidos de las vidrieras que ofrecen regalos, saldos, ofertas. No, para recibir la bendición de Dios en Navidad y tener el milagro de que Jesús nazca en nuestro corazón, tenemos que contemplar; tenemos que mirar los rostros de María y de José en el Pesebre, los pastores, los magos, el burro, la vaca, las ovejas. Y hasta sentir los sonidos, las voces, el olor, como si estuviéramos presentes.

La oración de Navidad es oración de contemplación de personas humildes y pobres pero con todo el corazón abierto a Dios; capaces de hacer trabajos y sacrificios, solo porque Dios se los pide, aunque sea imposible entender su misterio. María, José, los pastores en el Pesebre creen y actúan la fe entregando todo lo que tienen, pero no tienen otro tesoro que Jesús niño. Y cuando miramos a Jesús niño, si imaginamos a Dios, como un niño recién nacido, entonces crecen en nuestro corazón afectos de cariño, de ternura, de compasión, de servicio, de fraternidad. Y estos afectos son todo lo contrario de lo que hoy destruye el mundo y hace sufrir a la gente: el rencor, odio, violencia, resentimientos, celos, envidias, que pone el diablo en el corazón para infectar de guerra y violencia las familias, las comunidades, los barrios, el mundo.

Si contemplamos el Pesebre rezando y dejamos crecer en nosotros los afectos que el mismo Dios nos suscita, cambiamos nosotros, cambia nuestro modo de relacionarnos, cambia el mundo.

@jesuitaGuillo