Servicio diario - 23 de enero de 2017


 

El Papa en Sta. Marta: Cristo se ofreció a sí mismo, una vez para siempre, para el perdón de los pecados
Posted by Redaccion on 23 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la homilía de este lunes en Santa Marta, ha explicado las tres etapas del sacerdocio de Cristo. “Las grandes maravillas del sacerdocio de Cristo que se ha ofrecido sí mismo, una vez para siempre, por el perdón de los pecados, ahora intercede por nosotros delante del Padre y volverá a llevarnos a Él”. El Santo Padre también ha advertido que hay una “blasfemia imperdonable”: la que va contra del Espíritu Santo.
El Pontífice ha recordado que el sacerdocio de Cristo es la gran maravilla, la más grande maravilla que “nos hace cantar un canto nuevo al Señor”.
A continuación, ha explicado que el sacerdocio de Cristo se desarrolla en tres momentos. El primero es “la Redención”, mientras que los sacerdotes de la Antigua Alianza debían cada año ofrecer sacrificios, “Cristo se ofreció a sí mismo, una vez para siempre, para el perdón de los pecados”. Con esta maravilla, “nos ha llevado al Padre”, “ha recreado la armonía de la creación”, ha señalado.
La segunda maravilla –ha proseguido Francisco– es la que el Señor hace ahora, es decir, “rezar por nosotros”. Al respecto ha precisado que mientras que “nosotros rezamos aquí”, Él “reza por nosotros, por cada uno de nosotros”. Asimismo, el Pontífice ha señalado que muchas veces se pide a los sacerdotes que recen porque sabemos que la oración del sacerdote tiene una cierta fuerza, precisamente en el sacrificio de la misa.
Finalmente, la tercera maravilla será cuando Cristo vuelva, pero esta tercera vez no será en relación con el pecado, será para “hacer el Reino definitivo”, cuando nos lleve a todos con el Padre.
A continuación, ha reflexionado sobre la “imperdonable blasfemia”, la que va contra el Espíritu Santo. Para explicarlo, el Santo Padre ha hecho referencia a la gran unción sacerdotal de Jesús: la ha hecho el Espíritu en el seno de María y los sacerdotes en la ceremonia de ordenación, son ungidos con aceite.
También Jesús –ha señalado el Papa– como Sumo Sacerdote ha recibido esta unción. ¿Y cuál es esta primera unción?, ha preguntado. “La carne de María con la obra del Espíritu Santo”, ha respondido el Papa. Al respecto, ha afirmado que el que blasfema sobre esto, blasfema sobre el fundamento del amor de Dios, que es la redención, la re-creación; blasfema sobre el sacerdocio de Cristo. Lo feo de la blasfemia contra el Espíritu Santo –ha añadido el Santo Padre– es no dejarse perdonar, porque reniega la unción sacerdotal de Jesús, que ha hecho el Espíritu Santo.
Para finalizar, el Pontífice ha asegurado que nos hará bien pensar durante la misa “que aquí en el altar se hace la memoria viva, porque Él estará presente allí, el primer sacerdocio de Jesús, cuando ofrece su vida por nosotros”. Está también la memoria viva del segundo sacerdocio, “porque Él rezará aquí”; pero también en esta misa “está ese tercer sacerdocio de Jesús, cuando Él vuelva y nuestra esperanza de la gloria”. Por esta razón, ha invitado a pedir la gracia al Señor que nuestro corazón no se cierre nunca a esta maravilla, a esta gran gratuidad.



Francisco asegura que el dinero de la mafia está manchado de sangre
Posted by Rocío Lancho García on 23 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La sociedad necesita ser resanada de la corrupción, de las extorsiones, del tráfico ilegal de drogas y de armas, de la trata de seres humanos, entre los cuales niños, reducidos a la esclavitud. Así lo ha afirmado el papa Francisco, en su encuentro esta mañana con los representantes de la Dirección Nacional Antimafia y Antiterrorismo. Asimismo ha señalado que son auténticas plagas sociales, y al mismo tiempo, “desafíos globales que la colectividad internacional está llamada a afrontar con determinación”.
Tal y como ha explicado el Santo Padre, la función que se les encomienda es perseguir los delitos de las tres grandes organizaciones criminales de marca mafiosa: mafia, camorra y ‘ndrangheta. Estos, “explotando carencias económicas, sociales y políticos, encuentran un terreno fértil para realizar sus deplorables proyectos”, ha advertido. Entre las competencias de este grupo, está también “la lucha contra el terrorismo, que está asumiendo cada vez más un aspecto cosmopolita y devastador”.
Por ello, el Santo Padre ha querido expresar su aprecio y aliento por su actividad, “difícil y arriesgada”, pero más que nunca “indispensable para el rescate y la liberación del poder de las asociaciones criminales, que se hacen responsables de violencias y opresiones manchadas de sangre humana”.
Por otro lado, les ha exhortado a “dedicar todo esfuerzo especialmente en la lucha contra la trata de personas y el contrabando de los migrantes”. Estos son delitos gravísimos –ha exclamado– que golpean a los más débiles entre los débiles. Al respecto, el Santo Padre ha asegurado que es necesario incrementar las actividades de tutela de las víctimas, facilitando asistencia legal y social.
Además, ha advertido de que el fenómeno mafioso, como expresión de una cultura de muerte, es “para oponerse y combatir”. Esto –ha aclarado– se opone radicalmente a la fe y al Evangelio, que están siempre a favor de la vida. A este punto, ha hecho mención a muchas parroquias y asociaciones católicas que “son testigos de estos frutos”. Desarrollan, ha afirmado Francisco, un encomiable trabajo en el terreno, destinado a la promoción de la gente, una promoción cultural y social dirigida a extirpar progresivamente desde la raíz la mala hierba de la criminalidad organizada y de la corrupción.
El Santo Padre ha pedido que “el Señor os dé siempre la fuerza para ir adelante, para no desanimarse, para continuar luchando contra la corrupción, la violencia, la mafia y el terrorismo”.
Al respecto, Francisco ha pedido a Dios que toque “el corazón de los hombres y de las mujeres de las distintas mafias, para que se detengan, dejen de hacer el mal, se conviertan y cambien de vida”.
Finalmente, ha subrayado que el dinero de los negocios sucios y de los delitos mafiosos es dinero manchado de sangre y produce un poder inicuo”.



Los Museos Vaticanos estrenan página web
Posted by Redaccion on 23 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Los Museos Vaticanos han presentado este lunes su nueva página web que está disponible en cinco idiomas: italiano, inglés, español y francés. De esta forma –se lee en el comunicado– consolidan e innovan su presencia en el mundo digital.
El nuevo portal, “revolucionario desde el punto de vista editorial y de diseño”, resulta sencillo pero al mismo tiempo “elegante y sofisticado”. Además, es fácilmente accesible y navegable desde cualquier dispositivo y plataforma. De este modo, se busca “enriquecer y facilitar” la experiencia de la visita, así como “producir e implementar contenidos de valor”, “promover las Colecciones de arte y las múltiples actividades de los Museos”.
Por otro lado, se explica que el nuevo portal refleja –inspirado en las más recientes teorías y prácticas de comunicaciones y con una gráfica completamente renovada– la voluntad de los “Museos del Papa” de hacerse cada vez más abierto y accesibles al mundo potenciando el conocimiento, el compartir y la promoción de las Colecciones Pontificias, la oferta de los servicios al visitante, la producción de contenidos.
Los Museos Vaticanos han ideado su nueva página web dando “amplio espacio al componente visual y emocional”, con imágenes espléndidas de grandes dimensiones y alta definición que acompañan al visitante virtual en un sugerente tour de inmersión.
Las “considerables proporciones de la nueva página web” pueden representarse con algunas cifras: 12.955 páginas (en las cinco lenguas), 3071 imágenes y numerosos contenidos multimedia.
Nuevos instrumentos de apertura, diálogo e informaciones son también la realización de la primera newsletter digital bilingüe (italiano e inglés) de los Museos Vaticanos y la apertura del canal oficial YouTube.



Los obispos de EE.UU. recuerdan que la “salud no es un lujo”
Posted by Redaccion on 23 January, 2017



(ZENIT – Roma).- Sí a la no financiación del aborto, no a los recortes en las gastos sanitarios en general. Es la posición de los obispos estadounidenses en relación con la “contrarreforma” prometida por el nuevo presidente Donald Trump, a siete año de la entrada en vigor de la Affordable Care Act, más conocida como Obamacare.
Como primer acto de su ingreso el viernes en la Casa Blanca, Trump firmó en seguida un decreto para quitar los costes de la reforma sanitaria de su predecesor.
Contemporáneamente está en discusión en el Congreso, la derogación y la sustitución del Obamacare, del cual, sin embargo, el episcopado quisiera salvar algunos principios.
En una carta firmada por monseñor Frank J. Dewane, obispo de Venice y presidente de la Comisión Episcopal de justicia y desarrollo humano, los prelados dirigen un llamamiento a los parlamentarios, para que “trabajen juntos para proteger a los americanos más vulnerables y conservar los pasos importantes realizados hacia adelante en tema de cobertura y acceso a las curas sanitarias”.
Como recuerda el mismo monseñor Dewan, al mismo tiempo, los obispos había criticado la reforma de Obama por su financiación y facilitación a las prácticas abortivas y por la falta de acceso a los cuidados por parte de los inmigrantes. A pesar de eso, reconocen que la nueva ley ha aportado “importantes mejoras de cobertura” que “deben ser conservadas”.
Una posible derogación del Obamacare, por tanto, no tendría que suceder –desean los obispos– sin la aprobación de una “plan sustitutivo que asegure el acceso a curas sanitarias adecuadas para esos millones de ciudadanos que ahora se confían de este instrumento para la tutela de su salud”.
Obligar a una gran parte de la ciudadanía a tener que vaciar su bolsillo para la salud, podría llevar a una “gran incertidumbre que en este momento resultaría particularmente devastador”, prosigue la nota.
La asistencia sanitaria, añaden los obispos, no debe ser vista como un “lujo” sino como una “plataforma necesaria para ayudar a los individuos y a las familias a prosperar y contribuir al bien común de la sociedad y de la nación”.
En conclusión, el episcopado afirma la posibilidad de realización de un sistema sanitaria “universal y sostenible”, para adoptarse “en una modalidad que incluya la protección de la vida, de la libertad de conciencia y de los inmigrantes”.


iMisión convoca el II Congreso Internacional sobre evangelización digital
Posted by Redaccion on 23 January, 2017



(ZENIT- Roma).- El II Congreso Internacional sobre evangelización digital, organizado por iMisión con el título “Estrategia y planificación en la evangelización digital”, se desarrollará los días 29 y 30 de abril de 2017 en la Universidad San Pablo CEU, de Madrid. Este año, atendiendo a la demanda de muchas instituciones católicas, la temática se centrará sobre todo en cómo diseñar la planificación y la estrategia comunicativa en la evangelización digital.
Sus organizadores –explica el comunicado– mantienen los tres objetivos principales de todos sus eventos presenciales: En primer lugar “crear comunidad entre los distintos grupos y personas católicas que se sienten misioneros en el Continente Digital”. En segundo lugar “reflexionar conjuntamente sobre la evangelización en Internet”. Y, finalmente, “contribuir en la formación de los participantes sobre las técnicas, estrategias y doctrina que conviene tener en cuenta a la hora de evangelizar en Internet, especialmente en las redes sociales”.
El congreso contará con la presencia de, entre otros, el autor de la cuenta de Twitter del papa, Gustavo Entrala; Leticia Soberón, miembro de la Secretaría de Comunicación de la Santa Sede, o de Manuel Moreno, experto en planificación en medios sociales. Además, el obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, participará en la clausura.
El encuentro incluirá también “un panel de experiencias sobre experiencias de evangelización digital”, así como “12 talleres prácticos” (a elegir 4) sobre diferentes temas. Por ejemplo: cómo superar una crisis digital y no morir en el intento, analítica web, cómo comunicar la fe sin alzar la voz o nuevas narrativas para la evangelización digital, entre otros.
iMisión es una asociación con cinco años de recorrido. Fue fundada por el sacerdote marianista Daniel Pajuelo y la religiosa de la Pureza de María, Xiskya Valladares, y es coordinada por un pequeño grupo de religiosos y seglares. Cuenta con casi 32.000 seguidores en Twitter y 20.00 amigos en Facebook. En 2014 organizó su I Congreso Internacional, en 2015 una iParty, y en 2016 la iJornada. Su principal inspiración es la doctrina de la Iglesia en el terreno de los medios de comunicación y su mayor ejemplo es hoy el papa Francisco.



Cómo discernir la vocación a la vida religiosa
Posted by Catholic.net on 23 January, 2017



¿Será que Dios me llama…? Muchos pueden pensar en esto. Llega un momento concreto en el que empieza a darnos vueltas en la cabeza la idea de que Dios quiere un poquito más de nosotros. En primer lugar, cuando surja esta duda, hay que considerar que la pregunta correcta no sería si nos llama o no… porque, ¡claro que nos llama!
Antes del inicio de nuestra existencia Dios nos pensó y nos amó, y al pensarnos, amarnos y crearnos nos hizo con un propósito determinado. Dios no nos crea inútiles o vacíos, sino que a todos les entrega una vocación determinada. De hecho, más de una (a la vida, a la fe, a una determinada profesión, a un carisma o una espiritualidad determinada, etc.) Además de esto, unos reciben la vocación a la vida religiosa, unos al matrimonio, otros al sacerdocio, otros a entregar su vida en celibato. Esta vocación nos la va revelando paso a paso, quizás para que no nos asustemos al ver de golpe que Él espera cosas grandes de cada uno. Nadie queda excluido, solo espera de nosotros nada más y nada menos que esto: la santidad.
Para eso, primero nos llama a la vida, después nos da la vocación cristiana, una fe maravillosa que nos encaminará a hacernos preguntas más profundas, como la inicial: ¿qué más me pide Dios?
¿A qué edad debemos hacernos esta pregunta?
Tuve un amigo que creía que recién a la edad adulta, cuando uno ha “madurado” puede vivir una intensa vida cristiana. Casi diciendo que, antes de ello, es imposible vivirla con todas sus implicancias. Mucha gente piensa de la misma manera, postergando la vocación a la santidad al momento en el que se tomarán en serio a Dios. Para estas personas es aún más impensable la posibilidad de que en plena juventud Dios les pida una entrega radical. Cada vez es mayor el miedo de seguir la vocación durante la juventud, quizás temiendo cometer un error, cambiar de opinión, no ser fieles a la voluntad de Dios, “no tener suficientes experiencias”, etc.
Nada más falso: en la juventud uno comienza a vislumbrar y a construir su futuro. Tiene la experiencia y madurez suficiente como para plantear las preguntas. Después de todo, eso es lo único que Dios nos pide en un primer momento: que le hagamos preguntas: ¿qué esperas de mí?, ¿cómo puedo ser feliz?, ¿qué quieres que haga? Él nos dará las respuestas.
Uno puede asustarse y pensar: “¡pero soy muy joven para tomar una decisión así, tan grande, tan… definitiva!”, pero no debemos olvidar que el tiempo de Dios es perfecto. Nos llama cuando tenemos la edad suficiente como para responder. Y la edad suficiente no es la misma para todos, pudiendo ser en algunos casos 13, 15, 17, 20, 25, 30. Dicho de otra manera: si sientes su llamada, es porque podrás responderle.
En palabras del Papa Emérito Benedicto XVI se puede resumir en esto: “Queridos jóvenes: ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo”. Él no se deja ganar en generosidad, promete felicidad y es un buen pagador, que devuelve con creces todo lo que ponemos en sus manos.

¿Qué tengo que hacer para saber lo que Dios me pide?
1. Acudir a la oración
Preguntarle. Si “encaramos” a Dios, preguntándole qué quiere de nosotros, no hay dudas de que nos lo mostrará. Él no juega a las escondidas, se deja encontrar. Si le buscamos, con sinceridad, humildad, generosidad, lo encontraremos. Al encontrarlo, entablaremos amistad con Él, lo trataremos, lo conoceremos, y conoceremos qué nos pide. Y, si el diálogo es sincero, sabremos lo que Él quiere, y la conclusión será, ¿cómo querer otra cosa?, ¿cómo decirle que no? Esto no quiere decir que no cueste, que no nos “den ganas” de hacer otra cosa, que no tengamos que abandonar, cambiar o al menos postergar algunos planes… pero la recompensa es grande: el ciento por uno en esta vida y en la siguiente.
Al orar, no hay que esperar señales espectaculares. Difícilmente eso ocurra. Lo que sí ocurrirá es la paz de saber que se hace la Voluntad del Padre, que se sigue el camino que nos tenía destinado desde toda la eternidad. Igualmente, esta paz interior solo es una consecuencia secundaria al “sí” alegre, generoso y decidido que le ofrezcamos a Dios.
2. Frecuentar los Sacramentos
En la Eucaristía y en la Confesión nos encontramos con Jesús. Cuanto más le tratemos, más fácil será conocerle y amarle. Amándole, será más fácil, más ligero el camino. Y en este trato tan íntimo, como lo es la Eucaristía, podemos pedirle que nos enseñe a querer lo que Él quiere.
3. Buscar un director espiritual
La Dirección espiritual no solo ayuda, sino que es imprescindible. Es importante porque nos ayuda a entender muchas cosas. Quizás podamos confundir señales, quizás en realidad Dios nos pide otra cosa. El director espiritual puede ayudarnos a comprender y responder las preguntas que tengamos, además de rezar por nosotros y acompañarnos en el proceso de discernimiento.
Otros consejos que podrían serte útiles :
• No tener miedo al miedo
Muchos, al sentir miedo, pueden creer: “ah, eso significa que esto no es para mí”. ¡Al contrario! Tener miedo es completamente natural, es la respuesta lógica al ver que Dios nos pide algo grande. Es como la novia a punto de casarse, puede tener miedo, pero no se dejará dominar por el miedo. Toma la decisión porque ama y se sabe amada, y aunque no esté segura de qué podrá ocurrir a futuro, tiene su confianza puesta en el otro y en Dios. Da, como muchos, un salto al vacío, pero segurísima de que el amor de Dios es su sostén, y que Él no pide algo sin dar antes las gracias necesarias para llevarlo a cabo. Esto lo tenemos que tener muy claro, remarcado y subrayado: Dios, al dar una vocación determinada, la entrega junto a las muchas gracias para poder vivirla y ser fiel a la misma. Es por esta razón que, a la hora de decir “sí”, sobreviene la paz, la alegría, la plenitud. Además… ¡cuántas veces Jesús repitió en sus Evangelios: “¡No temas!” Nos lo repite nuevamente, y, si le escuchamos y le dejamos entrar en nuestras vidas, descubrimos que es cierto que su yugo es suave y la carga ligera.
• No poner solo el corazón, también la cabeza
Sentir es bueno, tenemos –como lo tuvo Jesús– un corazón humano. Pero así como el corazón puede cargarse de buenos y necesarios afectos, también se pueden desordenar negativamente si no los tenemos bien encaminados. Por eso el amor –y especialmente el Amor con mayúscula– no se basa en sentimientos momentáneos que van y vienen. Podemos al comienzo sentir unas fuerzas, unos impulsos y energías inmensas comparables con el enamoramiento inicial… pero, si desaparecen –y desaparecerán por momentos–, tenemos que recordar por qué dijimos que sí a Dios. Los motivos por los cuales Él nos llamó, son los mismos, aunque a veces cueste más. Tenemos que confiar en lo que Él nos dice: “Donde está tu tesoro, ahí está tu corazón” (Mateo 6,21). Si sabemos qué es lo más importante para nosotros, los afectos los ordenaremos hacia ese centro en el que está Dios. Eso es equilibrar el corazón con la razón.
• Disfrutar el camino y ser fiel
El descubrimiento de la propia vocación es un camino maravilloso, es emocionante, es hermoso. Y cada historia es única, como única es cada historia de amor. Por eso con paciencia, con un corazón sincero y generoso, es necesario caminar abiertos a lo que Él quiera mostrarnos. Esto no solo al momento de responder afirmativamente a la vocación, sino cada día. Cada día es un “sí” que resella el “sí” inicial, y, lo más fantástico, es que todos los días estamos redescubriendo, comprendiendo o aprendiendo nuevos matices de nuestra vocación, lo que nos hace profundizar más en ella y amarla, como se ama un regalo especial hecho por una persona muy querida.
Para terminar, les dejo un video que me pareció gráfica muy bien lo que significa la llamada de Dios y cómo le respondemos, las dudas y preocupaciones que nos vienen a la mente…


Idolatría Contemporánea
Posted by Catholic.net on 23 January, 2017



No tendrás otros dioses fuera de mí. No te harás estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso. (Éxodo 20:3-5)
Desde el inicio de su comunicación con el hombre, Dios manifestó su totalidad, así como el deseo de ser el único digno de adoración por parte de sus criaturas, especialmente de su pueblo –es decir, del pueblo qué Él eligió de entre las naciones–, así como de sus descendientes, o de los coherederos de la gracia a través de Jesucristo.
Diferentes del pueblo judío, las otras naciones en la antigüedad adoraban diversos dioses, estatuas hechas por ellos mismos, e ignoraban la existencia de Yavé. El mismo pueblo judío se apartaba constantemente de su Dios para ir en pos de otras prácticas, o de otros dioses, lo cual provocaba la ira del Dios de los ejércitos.
La idolatría es una tendencia humana. Desde siempre, el ser humano se ha hecho dioses falsos para adorarlos y postrarse ante ellos, sin darse a la tarea de conocer al único y verdadero Dios, creador de todo lo que existe. Todos sabemos que, por ejemplo, en la antigüedad, los romanos tenían cientos de dioses, así como los griegos y muchas otras razas o pueblos.
En la actualidad, la idolatría se manifiesta en diferentes formas, pero todo sigue siendo la manifestación de un amor desmedido hacia algo que ocupa un lugar más importante que Dios en nuestra vida. Por ejemplo: el dinero, la tecnología, las drogas (tanto las prohibidas como las socialmente aceptadas), la comida, la profesión, el trabajo, la pareja, el conocimiento, etcétera.
Los avances en el desarrollo de la ciencia y la vida humana en general han hecho que el intelectualismo se haya ido exacerbando, hasta el límite de no reconocer la existencia de un Creador. El individualismo, el humanismo (donde todo se centra en el hombre), y el intelectualismo son en la época contemporánea poderosos ídolos a los que, en muchas ocasiones aun sin tener conciencia, miles de personas rinden su vida, su devoción y sus esfuerzos.
En general, muchas personas creen profundamente que la inteligencia humana es el máximo poder sobre la tierra, y que no existe un poder superior. Los científicos, médicos, literatos, músicos, profesores, y todas aquellas personas que estudian mucho y obtienen posgrados, gozan de gran reputación en la sociedad. Se les considera individuos admirables, y se les reconoce incluso sin tomar en cuenta su calidad moral, su vida personal o su comportamiento social.
La adoración hacia las ideas, la creatividad, la genialidad, el conocimiento, la inteligencia es una realidad de la vida contemporánea. No muchas culturas adoran hoy piedras o estatuas, pero en forma masiva, en grandes ciudades, la idolatría es hacia la tecnología, el intelectualismo y la ciencia.
En todo caso, la misma idolatría es una postura alejada de la voluntad de Dios, quien espera de nosotros una verdadera adoración: “Escucha, Israel: Yavé, nuestro Dios, es Yavé-único. Y tú amarás a Yavé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. (Deuteronomio 6:4-5) No hay en la tierra nada que pueda sustituir la llenura del amor de Dios. “En el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada. Éste puede ser llenado únicamente por Dios, hecho conocido mediante Cristo Jesús”, según Blaise Pascal.
La idolatría es el intento inútil por llenar ese vacío. Es también la tendencia a satisfacer nuestros propios deseos, olvidando a Dios. Sólo el amor de Jesús en nuestro corazón, y el otorgarle el trono de nuestra vida como Señor y Salvador, nos dará la plenitud y la paz que buscamos. Es en su presencia donde encontramos la razón verdadera para nuestra adoración.


San Francisco de Sales – 24 de enero
Posted by Isabel Orellana Vilches on 23 January, 2017



(ZENIT – Madrid).- La vida de este «apóstol de la amabilidad», doctor de la Iglesia, es uno de los claros ejemplos de lucha sin cuartel contra el defecto dominante y muestra de que cuando se ama a Dios, con su gracia, todo es posible. Otros ejemplos vemos a diario en esta sección de ZENIT.
Nacido en el castillo de Sales, en Saboya, el 21 de agosto de 1567, fue conquistando la virtud día tras día. En ella condensaba la exquisita enseñanza evangélica que había recibido de su madre, excelente narradora de la fe que desmenuzó ante los ojos inquietos del niño. Heredó su paciencia y constancia, así como la elegancia en el trato. Temiendo su padre que la influencia materna hiciera de él un hombre frágil, designó al riguroso y exigente padre Déage para ser su preceptor. El santo agradeció siempre sus enseñanzas y las acogió humildemente. Eso sí, determinó actuar con los demás de un modo distinto, allanándoles el camino y liberándoles del peso que encierra el perfeccionismo. Al recibir la primera comunión en el colegio de Annecy con 8 años, estableció las consignas que seguiría su vida de entrega a Cristo: orar, visitar al Santísimo, ayudar a los pobres y leer vidas ejemplares. Procuró ser fiel a ellas hasta el fin de sus días.
Sentía ardientes deseos de consagrarse a Cristo, pero su padre lo envió a estudiar a París. Recibió educación en el colegio Clermont de los jesuitas, que combinaba con dos horas diarias de equitación, esgrima y baile, bajo la dirección del padre Déage, en un plan diseñado por él que incluía confesión y comunión semanal. Destacó en retórica, filosofía y teología. La determinación que tomó de consagrarse a la Santísima Virgen le ayudó a superar todas las pruebas que sufrió en esa época, manteniendo incólume su pureza. Sus modelos eran san Francisco de Asís y san Felipe Neri.
A los 18 años era manifiesta su inclinación a la ira. Y, consciente de ello, ponía todo su empeño en contenerla. Se dice que la sangre se agolpaba en sus mejillas en determinadas situaciones incómodas para él. Qué esfuerzos haría para someter este defecto que quienes le conocían, al ver su delicado trato, consideraban que estaba libre de esa tendencia y jamás podrían haber imaginado el combate interior que libraba. Experimentaba también una profunda angustia que le llevaba a pensar en su condenación. Esta idea se le clavó hondamente y trazó en su organismo las huellas de su inquietud: una suma delgadez y el temor por su razón. Le aterrorizaba saber que en el infierno no podría amar a Dios. Este desasosiego se disipó al recitar ante la Virgen la oración de san Bernardo «Acordaos…», y también le ayudó a curar su orgullo.
En 1588 comenzó a estudiar derecho en Padua, como deseaba su padre, sin descuidar la teología que precisaba dominar para ser sacerdote. Aún seguía estrictamente el plan de vida que se trazó a los 8 años. Todos los días hacía su examen particular; tenía presente su defecto dominante: el mal genio, y veía si había actuado con la virtud contraria a esta tendencia. Oraba, meditaba, se proponía ser cada día más amable en su trato con los demás, con la prudencia debida, trayendo a su mente la presencia de Dios. Prosiguió defendiendo su vocación con paciencia y tesón hasta que logró vencer la férrea voluntad de su padre en cuyos planes no entraba la opción de entrega total a Dios, sino que esperaba que hubiera contraído matrimonio eligiendo esa otra forma de vida.
Finalmente, logró su deseo, y fue ordenado sacerdote. Lo destinaron a la costa sur del lago de Ginebra para luchar contra el protestantismo, y allí desplegó todas sus artes obteniendo numerosas conversiones. En esta compleja misión de Chablais tuvo que hacer acopio de paciencia y esperar confiadamente que en el árido corazón de las gentes germinase la semilla de la fe. El arma fue el amor, y así lo confió él mismo a santa Juana Chantal: «Yo he repetido con frecuencia que la mejor manera de predicar contra los herejes es el amor, aún sin decir una sola palabra de refutación contra sus doctrinas». En 1602 fue designado obispo de Ginebra, sucediendo en el gobierno de la diócesis al prelado Claudio de Granier. Fijada su residencia en Annecy, enseguida destacó por su generosidad, caridad y humildad.
Juana Chantal fue una de las incontables personas a las que dirigiría espiritualmente. La conoció en 1604 cuando predicaba un sermón de Cuaresma en Dijón. Con ella fundó la Congregación de la Visitación en 1610. Como rector de almas no tenía precio. Era bondadoso y firme a la par. En su Introducción a la vida devota había hecho notar: «Quiero una piedad dulce, suave, agradable, apacible; en una palabra, una piedad franca y que se haga amar de Dios primeramente y después de los hombres». Acuñó esta conocida apreciación, surgida de su experiencia: «un santo triste es un triste santo». A él se debe también la consigna escrita en su Tratado del Amor de Dios: «La medida del amor es amar sin medida». Preocupado por la genuina vivencia de la caridad evangélica había escrito: «No nos enojemos en el camino unos contra otros». «Caminemos con nuestros hermanos y compañeros con dulzura, paz y amor; y te lo digo con toda claridad y sin excepción alguna: no te enojes jamás, si es posible; por ningún pretexto des en tu corazón entrada al enojo». Así había vivido: entregado a los demás; hecho ascua de amor.
Tras su muerte, acaecida en Lyon el 28 de diciembre de 1622, monseñor Camus manifestó que al extraerle la vesícula biliar hallaron nada menos que 33 piedras. Eso da idea del ímprobo esfuerzo que habría hecho el santo a lo largo de su vida para trocar en mansedumbre y dulzura un temperamento volcánico poderosamente inclinado al mal genio y a la cólera. Fue canonizado el 19 de abril de 1665 por Alejandro VII. Es patrón de los escritores y periodistas católicos.