Servicio diario - 24 de enero de 2017


 

El Papa en Sta. Marta: Cuando el Señor me llama, ¿respondo ‘aquí estoy’?
Posted by Redaccion on 24 January, 2017



(ZENIT- Ciudad del Vaticano).- “Aquí estoy”. Sobre estas palabras ha reflexionado el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta este martes. De este modo, ha asegurado que hacer la voluntad de Dios no significa no discutir o no enfadarse con el Señor, lo importante es ser verdaderos y no falsos.
El Santo Padre ha explicado que la historia de salvación es una historia de “aquí estoy”. Después de Adán, que se escondió porque tenía miedo del Señor, Dios comienza a llamar y a escuchar la respuesta de los hombres y mujeres que dicen: “aquí estoy. Estoy dispuesto. Estoy dispuesta”. Desde el “aquí estoy” de Abrahán, Moisés, Elías, Isaías, Jeremías, hasta llegar al gran “aquí estoy” de María y finalmente el “aquí estoy” de Jesús. Una historia de “aquí estoy” pero no automáticos, porque “el Señor dialoga con aquellos a los que invita”, ha explicado el Santo Padre.
Tal y como ha asegurado el Pontífice, el Señor “tiene mucha paciencia”. Y la vida cristiana –ha proseguido– es un constante aquí estoy para hacer la voluntad del Señor. La liturgia de hoy invita a reflexionar sobre nuestros “aquí estoy”. ¿Voy a esconderme, como Adán, para no responder? ¿O cuando el Señor me llama, en vez de decir “aquí estoy” o “¿qué quieres de mí?”, huyo, como Jonás que no quería hacer lo que el Señor le pedía? ¿O finjo hacer la voluntad del Señor, pero solo externamente, como los doctores de la ley que Jesús condena duramente?
Y el “aquí estoy” va acompañado de un “conversación” con Él. El Pontífice ha aseverado que a Dios le gusta “discutir con nosotros”. Es más, ha asegurado que “enfadarse con el Señor”, también es oración. “A Él le gusta cuando tú te enfadas y le dices a la cara lo que siente, porque es Padre”, ha exclamado el Papa.
Para finalizar el Santo Padre ha pedido que el Espíritu Santo, “nos dé la gracia de encontrar la respuesta” a cómo es nuestro “aquí estoy” al Señor para hacer su voluntad.



El Papa explica que la vida del hombre no es “una crónica aséptica de acontecimientos”
Posted by Rocío Lancho García on 24 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco cree que es necesario romper el círculo vicioso de la angustia y frenar la espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en las “malas noticias” (guerras, terrorismo, escándalos y cualquier tipo de frustración en el acontecer humano). Lo indica en el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, publicado hoy, día de san Francisco de Sales, patrón de los periodistas. La Jornada se celebra en muchos países el domingo 28 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor. El título del Mensaje de este año es “«No temas, que yo estoy contigo» (Is 43,5). Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos”.
Con este mensaje, a Francisco le gustaría llegar y animar a todos los que, tanto en el ámbito profesional como en el de las relaciones personales, “muelen cada día mucha información para ofrecer un pan tierno y bueno a todos los que se alimentan de los frutos de su comunicación”. Asimismo, exhorta a todos a una “comunicación constructiva” que, “rechazando los prejuicios contra los demás”, “fomente una cultura del encuentro que ayude a mirar la realidad con auténtica confianza”.
El Papa advierte que no hay que “favorecer una desinformación en la que se ignore el drama del sufrimiento”, “ni de caer en un optimismo ingenuo que no se deja afectar por el escándalo del mal”. Por el contrario, el Pontífice quiere que se trate de superar ese “sentimiento de disgusto” y “de resignación” que con frecuencia se apodera de todos, “arrojándonos en la apatía, generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el mal”. Además –asegura el Santo Padre– en un sistema comunicativo donde reina la lógica según la cual para que una noticia sea buena ha de causar un impacto, y donde fácilmente se hace espectáculo del drama del dolor y del misterio del mal, se puede caer en la tentación de adormecer la propia conciencia o de caer en la desesperación.
Por lo tanto, realiza una invitación a buscar “un estilo comunicativo abierto y creativo”, que no dé todo el protagonismo al mal, sino que “trate de mostrar las posibles soluciones”, favoreciendo una “actitud activa y responsable en las personas a las cuales va dirigida la noticia”.
La vida del hombre –explica Francisco– no es sólo una crónica aséptica de acontecimientos, sino que es historia. Una historia “que espera ser narrada mediante la elección de una clave interpretativa que sepa seleccionar y recoger los datos más importantes”.
Por otro lado, recuerda que para los cristianos, las lentes que nos permiten descifrar la realidad no pueden ser otras que las de la “buena noticia”.
Y bajo “esta luz”, el Santo Padre asevera que cada nuevo drama que sucede en la historia del mundo “se convierte también en el escenario para una posible buena noticia”, desde el momento en que el amor logra encontrar siempre el camino de la proximidad y suscita corazones capaces de conmoverse, rostros capaces de no desmoronarse, manos listas para construir.
En esta misma línea, el Pontífice explica que recurrir a imágenes y metáforas para comunicar la humilde potencia del Reino, no es un manera de restarle importancia y urgencia, “sino una forma misericordiosa para dejar a quien escucha el «espacio» de libertad para acogerla y referirla incluso a sí mismo”.
La esperanza fundada sobre la buena noticia que es Jesús –prosigue Francisco– nos hace elevar la mirada y nos impulsa a contemplarlo en el marco litúrgico de la fiesta de la Ascensión. “Aunque parece que el Señor se aleja de nosotros, en realidad, se ensanchan los horizontes de la esperanza”, recuerda.
Para concluir, el Santo Padre subraya una vez más que la confianza en la semilla del Reino de Dios y en la lógica de la Pascua “configura también nuestra manera de comunicar”. Esa confianza nos hace capaces de trabajar –en las múltiples formas en que se lleva a cabo hoy la comunicación– con la convicción de que es posible descubrir e iluminar la buena noticia presente en la realidad de cada historia y en el rostro de cada persona.



Francisco nombra prelado del Opus Dei a Mons. Fernando Ocáriz
Posted by Redaccion on 24 January, 2017



(ZENIT – Roma).- A última hora de la tarde del lunes, 23 de enero, el Papa Francisco ha nombrado prelado del Opus Dei a Mons. Fernando Ocáriz Braña. El Santo Padre ha confirmado la elección realizada por el tercer congreso electivo de la prelatura en ese mismo día.
Con este nombramiento, Mons. Fernando Ocáriz, que hasta el momento era vicario auxiliar del Opus Dei, se convierte en el tercer sucesor de san Josemaría al frente de la prelatura, tras el fallecimiento de Mons. Javier Echevarría, el pasado 12 de diciembre.
Mons. Fernando Ocáriz nació en París, el 27 de octubre de 1944, hijo de una familia española exiliada en Francia por la Guerra Civil (1936-1939). Es el más joven de ocho hermanos. Es licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Barcelona (1966) y en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense (1969). Obtuvo el doctorado en Teología, en 1971, en la Universidad de Navarra. Ese mismo año fue ordenado sacerdote. En sus primeros años como presbítero se dedicó especialmente a la pastoral juvenil y universitaria.
Es consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe desde 1986 y de otros dos organismos de la Curia romana: Congregación para el Clero (2003) y Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización (2011). En 1989 ingresó en la Pontificia Academia Teológica. En la década de los ochenta, fue uno de los profesores que iniciaron la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma), donde fue profesor ordinario (ahora emérito) de Teología Fundamental.
Entre sus publicaciones teológicas destacan libros sobre cristología, como The mystery of Jesus Christ: a Christology and Soteriology textbook; Hijos de Dios en Cristo. Introducción a una teología de la participación sobrenatural. Otros volúmenes tratan temas de índole teológica y filosófica como Amar con obras: a Dios y a los hombres; Naturaleza, gracia y gloria, con prefacio del cardenal Ratzinger. En 2013 se publicó un libro entrevista de Rafael Serrano bajo el título Sobre Dios, la Iglesia y el mundo. Entres sus obras hay dos estudios de filosofía: El marxismo: teoría y práctica de una revolución; Voltaire: Tratado sobre la tolerancia. Además, es coautor de numerosas monografías, y autor de numerosos artículos teológicos y filosóficos.
Desde 1994 es vicario general del Opus Dei y en 2014 fue nombrado vicario auxiliar de la prelatura. Durante los últimos 22 años ha acompañado al anterior prelado, Mons. Javier Echevarría, en sus visitas pastorales a más de 70 naciones. En los años 60, siendo estudiante de Teología, convivió en Roma con san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. Desde joven es aficionado al tenis, deporte que sigue practicando.
En los próximos días, el nuevo prelado propondrá a los congresistas los nombres de sus vicarios, así como el de los demás nuevos miembros de los consejos que le asistirán durante los próximos 8 años.

(Comunicado de la oficina de prensa del Opus Dei)


Calendario de las celebraciones presididas por el Santo Padre en febrero y marzo
Posted by Redaccion on 24 January, 2017



Publicamos a continuación el calendario de las celebraciones presididas por el Santo Padre en los meses de febrero y marzo publicado esta mañana por la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice:
FEBRERO
Jueves, 2: Fiesta de la Presentación del Señor y XXI Jornada Mundial de los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica . En la basílica de San Pedro a las 17,30, santa misa con los miembros de los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica.
MARZO
Miércoles, 1: Miércoles de Ceniza. En la iglesia de San Anselmo a las 16,30 “Statio” y procesión penitencial. A las 17,00 en la basílica de Santa Sabina, santa misa, bendición e imposición de las cenizas.
Domingo,5: Primer domingo de Cuaresma. Inicio de los ejercicios espirituales de la Curia Romana en Ariccia.
Viernes, 10: Conclusión de los ejercicios espirituales de la Curia Romana.


Representantes de la Santa Sede visitan Alepo
Posted by Redaccion on 24 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La golpeada Siria ha recibido, por encargo del Santo Padre, la visita del secretario delegado del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, monseñor Giampietro Dal Toso. Del 18 al 23 de enero y acompañado por el cardenal Mario Zenari, nuncio apostólico en el país, y por el consejero de la nunciatura, monseñor Thomas Habib, ha visitado la ciudad de Alepo. Se trata de la primera visita oficial por parte de representantes de la Santa Sede después del final de las hostilidades en esta localidad.
La delegación –informa el comunicado de prensa de la Santa Sede– ha podido reunirse con las comunidades cristianas y sus pastores, que han podido expresar gratitud al Papa por su constante preocupación hacia la amada Siria.
Además, “ha visitado las instituciones de caridad católicas y a algunos grupos de refugiados”. En particular, se ha inaugurado un centro de asistencia humanitaria gestionada por Cáritas Alepo en el barrio de Hanano.
Por otro lado, se explica que a lo largo de la misión participaron en un momento de oración ecuménico organizado con ocasión de la Semana de oración por la unidad de los cristianos. También se verificaron “las condiciones de algunas estructuras hospitalarias católicas, a la luz de un futuro proyecto”.
Además, hubo encuentros con representantes del Islam, “durante los cuales se subrayó la responsabilidad de las religiones en el educar a la paz y a la reconciliación”.
Durante la visita –prosigue el comunicado– las autoridades civiles y religiosas han homenajeado a la delegación, manifestando particular gratitud por el gesto del Santo Padre de elevar a la dignidad cardenalicia al representante pontificio en el país y reconociendo en él la especial cercanía del Papa a la golpeada población siria.
Finalmente, se informa que en los encuentros con los organismos de caridad católicas ha surgido la importancia de la asistencia proporcionada por estos para beneficio de toda la población siria. “Con el apoyo de la Iglesia universal y gracia a la generosa contribución de la comunidad internacional, tal ayuda podrá intensificarse en el futuro para poder hacer frente a las crecientes necesidades de las personas”, aseguran desde la Santa Sede. Entre las urgencias inmediatas, hacen especial referencia a las referidas a necesidades alimenticias, al vestuario, educación, asistencia sanitaria y alojamiento.



Mensaje del Santo Padre para la 51ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
Posted by Redaccion on 24 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano). «No temas, que yo estoy contigo» (Is 43,5). Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos. Este es el tema elegido por el papa Francisco para la 51ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Publicamos a continuación el Mensaje del Papa para la Jornada que este año se celebra, en muchos países, el domingo 28 de mayo, Solemnidad de la Ascensión del Señor.

Gracias al desarrollo tecnológico, el acceso a los medios de comunicación es tal que muchísimos individuos tienen la posibilidad de compartir inmediatamente noticias y de difundirlas de manera capilar. Estas noticias pueden ser bonitas o feas, verdaderas o falsas. Nuestros padres en la fe ya hablaban de la mente humana como de una piedra de molino que, movida por el agua, no se puede detener. Sin embargo, quien se encarga del molino tiene la posibilidad de decidir si moler trigo o cizaña. La mente del hombre está siempre en acción y no puede dejar de «moler» lo que recibe, pero está en nosotros decidir qué material le ofrecemos. (cf. Casiano el Romano, Carta a Leoncio Igumeno).
Me gustaría con este mensaje llegar y animar a todos los que, tanto en el ámbito profesional como en el de las relaciones personales, «muelen» cada día mucha información para ofrecer un pan tierno y bueno a todos los que se alimentan de los frutos de su comunicación. Quisiera exhortar a todos a una comunicación constructiva que, rechazando los prejuicios contra los demás, fomente una cultura del encuentro que ayude a mirar la realidad con auténtica confianza.
Creo que es necesario romper el círculo vicioso de la angustia y frenar la espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en las «malas noticias» (guerras, terrorismo, escándalos y cualquier tipo de frustración en el acontecer humano). Ciertamente, no se trata de favorecer una desinformación en la que se ignore el drama del sufrimiento, ni de caer en un optimismo ingenuo que no se deja afectar por el escándalo del mal. Quisiera, por el contrario, que todos tratemos de superar ese sentimiento de disgusto y de resignación que con frecuencia se apodera de nosotros, arrojándonos en la apatía, generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el mal. Además, en un sistema comunicativo donde reina la lógica según la cual para que una noticia sea buena ha de causar un impacto, y donde fácilmente se hace espectáculo del drama del dolor y del misterio del mal, se puede caer en la tentación de adormecer la propia conciencia o de caer en la desesperación.
Por lo tanto, quisiera contribuir a la búsqueda de un estilo comunicativo abierto y creativo, que no dé todo el protagonismo al mal, sino que trate de mostrar las posibles soluciones, favoreciendo una actitud activa y responsable en las personas a las cuales va dirigida la noticia. Invito a todos a ofrecer a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo narraciones marcadas por la lógica de la «buena noticia».
La buena noticia
La vida del hombre no es sólo una crónica aséptica de acontecimientos, sino que es historia, una historia que espera ser narrada mediante la elección de una clave interpretativa que sepa seleccionar y recoger los datos más importantes. La realidad, en sí misma, no tiene un significado unívoco. Todo depende de la mirada con la cual es percibida, del «cristal» con el que decidimos mirarla: cambiando las lentes, también la realidad se nos presenta distinta. Entonces, ¿qué hacer para leer la realidad con «las lentes» adecuadas?
Para los cristianos, las lentes que nos permiten descifrar la realidad no pueden ser otras que las de la buena noticia, partiendo de la «Buena Nueva» por excelencia: el «Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios» (Mc 1,1). Con estas palabras comienza el evangelista Marcos su narración, anunciando la «buena noticia» que se refiere a Jesús, pero más que una información sobre Jesús, se trata de la buena noticia que es Jesús mismo. En efecto, leyendo las páginas del Evangelio se descubre que el título de la obra corresponde a su contenido y, sobre todo, que ese contenido es la persona misma de Jesús.
Esta buena noticia, que es Jesús mismo, no es buena porque esté exenta de sufrimiento, sino porque contempla el sufrimiento en una perspectiva más amplia, como parte integrante de su amor por el Padre y por la humanidad. En Cristo, Dios se ha hecho solidario con cualquier situación humana, revelándonos que no estamos solos, porque tenemos un Padre que nunca olvida a sus hijos. «No temas, que yo estoy contigo» (Is 43,5): es la palabra consoladora de un Dios que se implica desde siempre en la historia de su pueblo. Con esta promesa: «estoy contigo», Dios asume, en su Hijo amado, toda nuestra debilidad hasta morir como nosotros. En Él también las tinieblas y la muerte se hacen lugar de comunión con la Luz y la Vida. Precisamente aquí, en el lugar donde la vida experimenta la amargura del fracaso, nace una esperanza al alcance de todos. Se trata de una esperanza que no defrauda ―porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones (cf. Rm 5,5)― y que hace que la vida nueva brote como la planta que crece de la semilla enterrada. Bajo esta luz, cada nuevo drama que sucede en la historia del mundo se convierte también en el escenario para una posible buena noticia, desde el momento en que el amor logra encontrar siempre el camino de la proximidad y suscita corazones capaces de conmoverse, rostros capaces de no desmoronarse, manos listas para construir.
La confianza en la semilla del Reino
Para iniciar a sus discípulos y a la multitud en esta mentalidad evangélica, y entregarles «las gafas» adecuadas con las que acercarse a la lógica del amor que muere y resucita, Jesús recurría a las parábolas, en las que el Reino de Dios se compara, a menudo, con la semilla que desata su fuerza vital justo cuando muere en la tierra (cf. Mc 4,1-34). Recurrir a imágenes y metáforas para comunicar la humilde potencia del Reino, no es un manera de restarle importancia y urgencia, sino una forma misericordiosa para dejar a quien escucha el «espacio» de libertad para acogerla y referirla incluso a sí mismo. Además, es el camino privilegiado para expresar la inmensa dignidad del misterio pascual, dejando que sean las imágenes ―más que los conceptos― las que comuniquen la paradójica belleza de la vida nueva en Cristo, donde las hostilidades y la cruz no impiden, sino que cumplen la salvación de Dios, donde la debilidad es más fuerte que toda potencia humana, donde el fracaso puede ser el preludio del cumplimiento más grande de todas las cosas en el amor. En efecto, así es como madura y se profundiza la esperanza del Reino de Dios: «Como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece» (Mc 4,26-27).
El Reino de Dios está ya entre nosotros, como una semilla oculta a una mirada superficial y cuyo crecimiento tiene lugar en el silencio. Quien tiene los ojos límpidos por la gracia del Espíritu Santo lo ve brotar y no deja que la cizaña, que siempre está presente, le robe la alegría del Reino.
Los horizontes del Espíritu
La esperanza fundada sobre la buena noticia que es Jesús nos hace elevar la mirada y nos impulsa a contemplarlo en el marco litúrgico de la fiesta de la Ascensión. Aunque parece que el Señor se aleja de nosotros, en realidad, se ensanchan los horizontes de la esperanza. En efecto, en Cristo, que eleva nuestra humanidad hasta el Cielo, cada hombre y cada mujer puede tener la plena libertad de «entrar en el santuario en virtud de la sangre de Jesús, por este camino nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros, a través del velo, es decir, de su propia carne» (Hb 10,19-20). Por medio de «la fuerza del Espíritu Santo» podemos ser «testigos» y comunicadores de una humanidad nueva, redimida, «hasta los confines de la tierra» (cf. Hb 1,7-8).
La confianza en la semilla del Reino de Dios y en la lógica de la Pascua configura también nuestra manera de comunicar. Esa confianza nos hace capaces de trabajar ―en las múltiples formas en que se lleva a cabo hoy la comunicación― con la convicción de que es posible descubrir e iluminar la buena noticia presente en la realidad de cada historia y en el rostro de cada persona.
Quien se deja guiar con fe por el Espíritu Santo es capaz de discernir en cada acontecimiento lo que ocurre entre Dios y la humanidad, reconociendo cómo él mismo, en el escenario dramático de este mundo, está tejiendo la trama de una historia de salvación. El hilo con el que se teje esta historia sacra es la esperanza y su tejedor no es otro que el Espíritu Consolador. La esperanza es la más humilde de las virtudes, porque permanece escondida en los pliegues de la vida, pero es similar a la levadura que hace fermentar toda la masa. Nosotros la alimentamos leyendo de nuevo la Buena Nueva, ese Evangelio que ha sido muchas veces «reeditado» en las vidas de los santos, hombres y mujeres convertidos en iconos del amor de Dios. También hoy el Espíritu siembra en nosotros el deseo del Reino, a través de muchos «canales» vivientes, a través de las personas que se dejan conducir por la Buena Nueva en medio del drama de la historia, y son como faros en la oscuridad de este mundo, que iluminan el camino y abren nuevos senderos de confianza y esperanza.
Vaticano, 24 de enero de 2017




El presidente Trump corta los fondos para financiar el aborto en el exterior
Posted by Redaccion on 24 January, 2017



(ZENIT – Roma).- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes un decreto que prohibe la promoción del aborto con financiación por parte de Washington. Así las ONG’s internacionales que realizan o promueven el aborto fuera de Estados Unidos, no recibirán dinero oficial.
El sector internacional de Planned Parenthood, organización acusada de comerciar con las partes de los fetos abortadas en sus clínicas, ahora se verá afectada por la medida, junto a otras instituciones que verán recortados los fondos gubernamentales.
El nuevo presidente tomó así distancia de las políticas del gobierno de su predecesor, el presidente Barack Obama, quien en el 2009 había derogado la norma anti financiación internacional del aborto conocida como “la política de la Ciudad de México”, anunciada en 1984 en ese país en una conferencia de la ONU, durante el gobierno de Ronald Reagan (1981-89). Poco después Bill Clinton la abolió y a continuación George W. Bush la puso de nuevo en vigor.
Según los datos de la Agencia de Cooperación Internacional de Estados Unidos (USAID), el país destina unos 544 millones de dólares en políticas de planificación familiar en el mundo, las que contemplan la promoción del aborto.
Entre las primeras medidas firmadas por Trump figura también la derogación del acuerdo de libre comercio, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), como había prometido en su campaña electoral.


Comentario a la liturgia dominical
Posted by Antonio Rivero on 24 January, 2017



(ZENIT – México).- Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor de Humanidades Clásicas en el Centro de Noviciado y Humanidades y Ciencias de la Legión de Cristo en Monterrey (México).
Idea principal: las Bienaventuranzas son el retrato del cristiano y seguidor de Cristo.
Resumen del mensaje: a estos colaboradores que llamó el domingo pasado y a cuantos quieran libremente seguirle y amarle les deja las bienaventuranzas, como carnet de identidad y mapa de ruta (evangelio). Estas huellas digitales para muchos de este mundo son un escándalo y quienes lleven este carnet serán tachados de necios y despreciables (segunda lectura).
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, Jesús deja bien claro a quienes desean seguirle y acompañarle en su misión universal salvadora (domingo pasado) cómo deben ser, a ejemplo de Él, grabando en sus frentes la palabra: “bienaventurados”. Pobres, porque eligieron ser pobres para poner su confianza plena en Dios, la verdadera riqueza inmarcesible. Sufridos, perseguidos, calumniados e insultados por causa de Jesús, pues estos justos siempre son incómodos para la sociedad. Hambrientos y sedientos de la voluntad de Dios y no de los platos de este mundo: éxito, ambiciones y placeres. Misericordiosos, que saben ser portadores del amor y ternura de Dios, como tantas veces ama decir el papa Francisco. Los humildes, que ponen a Dios en primer lugar. Puros, que tienen el corazón libre de trampas, de cálculos y dobles intenciones; corazón transparente, sincero, no hipócrita. Mansos y pacificadores, que no reaccionan con ira, sino con bondad creando paz a su alrededor y no aprueban ninguna clase de carrera de armamentos ni de violencia agresiva, física, psicológica ni afectiva.
En segundo lugar, el mundo de hoy propone otro tipo de carnet, totalmente contrario al programa de Cristo. La bienaventuranzas de este mundo están en las antípodas de las de Cristo. Este mundo, todavía no convertido a Cristo, llama felices a los ricos, a costa de los pobres; a los violentos que conquistan a cualquier precio todo terruño para engrandecerse. El mundo aplaude a los que tienen éxito, aunque tengan que mentir; a los vengativos sin piedad; no a los que lloran, sino a los que carcajean riéndose de los que viven las virtudes y valores más elementales como la honestidad, la honradez y la pureza; el mundo los llama mojigatos, tontos y atrasados. Pero Cristo los llama felices.
Finalmente, ¿cuál preferimos: las bienaventuranzas de Cristo o las del mundo? Si las de Cristo, entonces preparemos nuestras espaldas porque la cruz será pesada aquí en vida, pero con la alegría en el corazón. Si optamos por las del mundo, entonces, “ancha es Castilla”, “comamos, bebamos, banqueteemos” que la vida es breve, y saquemos el jugo a todas las “delicatessen” que se nos sirven desde los escaparates de este mundo.
Para reflexionar: las puertas del gran comercio del cielo sólo se abrirán a los que siguieron y vivieron las bienaventuranzas de Jesús (primera lectura y evangelio). Tú, decide.
Para rezar: dame valentía para vivir las bienaventuranzas, aunque se rían de mí.

Cualquier sugerencia o pregunta, puede escribirme a este email: arivero@legionaries.org





Un ángel en la tierra
Posted by Catholic.net on 24 January, 2017



Cuida a su marido amnésico, a su hijo con parálisis y a su padre enfermo, a pesar de todo, Mª Ángeles sonríe y evangeliza.
Es una de esas historias que te cuentan y te dejan una sensación extraña, a mitad de camino entre la admiración y la pregunta de cómo habría reaccionado yo en su lugar. La historia de Mª Ángeles no deja indiferente a nadie. Ella tiene un hijo con parálisis cerebral y a su padre, ya mayor, enfermo y en su casa. Pero el Señor tenía para ella una nueva misión: este verano se quedó sin trabajo, y a la vuelta de vacaciones, en el tren, a su marido le dio un infarto. Estuvo bastante tiempo sin respirar, e incluso los médicos le sugerían que lo mejor era no seguir insistiendo en la reanimación: “Señora, en caso de despertar, ¿sabe cómo va a quedar su marido?” Al final, volvió a la vida, pero sufre amnesia y no recuerda nada, absolutamente nada de lo que vivió antes del infarto. Ahora Ángeles es la evangelizadora de su marido, su apóstol, y cada día le presenta a Jesús. Un Jesús que ya le había conquistado hace décadas en un Cursillo de Cristiandad -realidad eclesial de la que son coordinadores y responsables-, y el que tantas veces había predicado cuando en Semana Santa acudía con ella y sus hijos a Familia Misionera.
El 24 de agosto sus amigos recibieron este mensaje: “Agustín padre ha sufrido un infarto muy severo. Por favor, rezad por que la voluntad de Dios se cumpla, y si es posible podamos seguir disfrutando de él”.
El testimonio de Mª Ángeles es el de la mulier fortis del que habla la Biblia, y se hace eco de él Alfa y Omega, el semanario de la diócesis de Madrid. Ella no renuncia a la esperanza y todo lo lee en esta clave: “Ahora puedo disfrutar de ir a los médicos con tiempo”. Es una forma de actualizar a san Pablo cuando éste dice a los romanos: “A los que aman a Dios, todo les sirve para el bien” (Rm 8, 28).
Cuenta Rocío Solís, la periodista de Alfa y Omega, que Mª Ángeles habla pausada, sonríe –y no para de hacerlo–, mientras las lágrimas ruedan sin violentar. “Intuyes que son compañeras de camino y las responsables de que sus ojos grandes y profundos lean con tanta claridad la existencia”.
Mientras el matrimonio viajaba en tren, Agustín tuvo el infarto. Durante 40 largos minutos intentaron reanimarle. Primeramente por teléfono un médico de la familia hizo lo que pudo, les ayudó también un estudiante de Medicina y cuando, por fin, en algún punto del viaje, llegó el equipo sanitario, tras intentar reanimarle dos veces, le preguntaron a Mª Ángeles: “Señora, en caso de despertar, ¿sabe cómo va a quedar su marido?”. En ese momento esa mujer fuerte y enamorada tuvo claras palabras: “Por favor, tengo a un hijo con parálisis cerebral, sé lo que es, no me asusta. Inténtelo. Somos una familia, le necesitamos. Inténtelo”.
En situaciones así sale lo mejor de uno mismo, y la esposa recuerda ante la periodista la oración que elevó: “Está medio muerto, pero Señor, que sea lo que tú quieras”. Y concluye su respuesta: “Bueno, el Señor es fiel…”.
Con todo, le avisaron que su marido fallecería camino al hospital. En ese momento para una madre católica y esposa de un hombre católico, su atención estaba en preparar a su hija María. Así que tuvo fuerzas para decirle: “María, venimos de unos días de vacaciones muy especiales en los que papá y yo hemos podido hablar mucho de vosotros. Me decía lo orgulloso que está de vosotros. Siempre hemos pensado que lo mejor de nuestra vida sois vosotros. ¡Qué suerte! Papá se irá directo al cielo”.
De los primeros días, Mª Ángeles recuerda cómo rezaba con Agustín. Le ponía la cruz en la mano y le decía: “Cristo cuenta contigo, pero nosotros también. Agus, si puedes, aguanta”. Es verdad que mucha gente rezó por Agustín y por Mª Ángeles, y por toda la familia, ¡claro! Es una familia muy querida y conocida, tienen amigos y, sobre todo, toda una comunidad de Cursillos detrás orando por ellos.
Mª Ángeles recuerda una Eucaristía que pudo celebrarse en la unidad de cuidados intensivos. Aunque Agustín estaba en coma, pudo comulgar: el sacerdote puso en sus labios una gotita de la sangre de Cristo: “Fue impresionante contemplar toda la vida de un Dios en mi marido en coma”, recuerda su esposa.
Pasó algún tiempo y Agustín despertó. Sin embargo tiene amnesia y no es capaz de acordarse de quién es ni nada de su propia vida. Una vida en la que ha destacado por ser un abogado brillante, por tener una cultura extraordinaria, muchas habilidades sociales y, aún más importante, ser un hombre de profunda fe católica. Mª Ángeles da prioridad a lo importante: “Ni recuerda su experiencia de Dios… Qué poco somos… Y aún así, ¡toda una vida! Me tiemblan las piernas pensando: ‘Señor, ¿cómo hago para que vuelva a saber de ti?”.
“¿A qué te agarras cuando te mira y no te ve a ti?”, le pregunta la periodista. “Es duro que no me reconozca. Es un sufrimiento que le pregunte a mi hija quién es. Pero Cristo está. Le pido consuelo y responde. Es una oportunidad para volver a construir lo que no estaba sólido. Uno mi cruz a la de Cristo para la salvación del mundo. Afuera hay verdaderas cruces. No la mía. A Dios le pides ayuda y te devuelve tarea. Pero gozosa. Nuestro precio, nuestro salario es ese”.
Por: Fernando de Navascués | Fuente: Catholic.net


Otros jóvenes son posibles
Posted by Felipe Arizmendi Esquivel on 24 January, 2017



VER
Hace meses, apareció este letrero en una esquina de las calles de nuestra ciudad: ¡Qué bonito es estar loco y andar suelto! Luego lo borraron. Ahora, en el mismo lugar, pintaron sólo este nombre: CRISTO. ¡Qué cambio!
Estuve en una diócesis del occidente del país, acompañando los ejercicios espirituales del presbiterio, y algunos sacerdotes me comentaban que muchos jóvenes de sus parroquias soñaban con ser narcos, porque veían a esos capos derrochando dinero por todas partes, con unas casas muy elegantes, con potentes armas, en placeres y diversiones de todo tipo. También me llamó la atención que son pocos los alumnos de su Seminario, pues la juventud va por otros caminos.
Hace años, en las comunidades indígenas casi no había pastoral juvenil, porque los jóvenes se unían en matrimonio a muy temprana edad. Hoy eso ha cambiado. Las y los adolescentes estudian, salen a trabajar, tienen otras oportunidades en su vida, cursan la Universidad, y varios llegan a los 25-30 años sin casarse. También hay muchos embarazos prematuros, abortos y suicidios.
En una sola parroquia indígena, recién celebramos 3,200 confirmaciones de solo jóvenes, pues en varias de nuestras diócesis se recibe este sacramento después de los 14 años. En otras parroquias, aunque en menor número, sucede algo semejante. Hay una nueva juventud, que nos ilusiona, pero que también nos preocupa. No todos los sacerdotes le dan la prioridad pastoral que se requiere, y los padres de familia se sienten desplazados, sin saber cómo educar a sus hijos.
PENSAR
El Papa Francisco decidió que el próximo Sínodo Mundial de Obispos, a realizarse a fines de 2018, se dedique precisamente a este tema: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. La Secretaría del Sínodo ya nos envió el documento preparatorio, para iniciar una consulta a nivel mundial sobre la realidad que están viviendo los jóvenes, para reflexionar sobre su identidad humana, cristiana y vocacional, y para hacer propuestas sobre su evangelización en nuestro tiempo. Ojalá le demos la importancia que merece.
Me llaman la atención algunas frases del documento: “A través de los jóvenes, la Iglesia podrá percibir la voz del Señor que resuena también hoy. Como en otro tiempo Samuel y Jeremías, hay jóvenes que saben distinguir los signos de nuestro tiempo que el Espíritu señala. Escuchando sus aspiraciones podemos entrever el mundo del mañana que se aproxima y las vías que la Iglesia está llamada a recorrer”.
Al describir algunos datos sobre la realidad juvenil, dice: “Existe una pluralidad de mundos juveniles, no sólo uno”. Y enumera algunas realidades: Hay “un contexto de fluidez e incertidumbre, malestar social y dificultad económica, inseguridad, desocupación, explotación sobre todo infantil, aumento exponencial del número de refugiados y migrantes. Frente a pocos privilegiados que pueden disfrutar de las oportunidades ofrecidas por los procesos de globalización económica, muchos viven en situaciones de vulnerabilidad y de inseguridad, lo cual tiene un impacto sobre sus itinerarios de vida y sobre sus elecciones. El mundo contemporáneo se caracteriza por una cultura “cientificista”, a menudo dominada por la técnica y por las infinitas posibilidades que ésta promete abrir, en cuyo interior no obstante se multiplican las formas de tristeza y soledad en las que caen las personas, entre ellas muchos jóvenes”.
Ya en su Exhortación Evangelii gaudium, el Papa había dicho: “La pastoral juvenil ha sufrido el embate de los cambios sociales. Los jóvenes, en las estructuras habituales, no suelen encontrar respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas. Se hace necesario ahondar en la participación de éstos en la pastoral de conjunto de la Iglesia. Aunque no siempre es fácil abordar a los jóvenes, hay la urgencia de que ellos tengan un protagonismo mayor. ¡Qué bueno es que los jóvenes sean «callejeros de la fe», felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!” (105-106).
ACTUAR
Demos a los jóvenes la importancia que merecen. No nos quedemos en juzgarlos y condenarlos, porque ya no son como éramos nosotros. Aprendamos a escucharlos, comprenderlos, respetarlos, y presentarles la persona y el mensaje de Jesús. Cuando lo descubren, se apasionan por El y toda su vida se transforma. Y que conozcan el documento preparatorio del próximo Sínodo, con la posibilidad de que respondan al cuestionario final.


Beato Manuel Domingo y Sol – 25 de enero
Posted by Isabel Orellana Vilches on 24 January, 2017



(ZENIT – Madrid).- Hoy la Iglesia celebra la conversión de san Pablo apóstol, y entre otros, la vida de este beato.Es impagable la labor de tantos sacerdotes diocesanos que han nutrido con su oración ante el sagrario (y continúan haciéndolo) la vocación que recibieron encaminada a llevar la fe al corazón de las gentes sencillas, a veces en lugares apartados e inhóspitos, multiplicando el tiempo para atender a varias parroquias y estar presente en los momentos de gozo y de duelo de los fieles. Son albaceas de hermosos sueños y han sido capaces de transitar por las frías veredas de la desidia ajena sin dejarse atrapar por el sentimiento de fracaso. Con su admirable tesón y sacrificio han cosechado numerosos frutos apostólicos a lo largo de los siglos. Manuel, considerado por Pablo VI «santo apóstol de las vocaciones», fue uno de ellos.
Vino al mundo el 1 de abril de 1836 en Tortosa, Tarragona, España. Y creció amando profundamente el sacerdocio en el que veía un campo fecundo de grandes proporciones evangelizadoras. En plena adolescencia ingresó en el seminario, y en 1862 comenzaba a dar rienda a sus anhelos en una modesta población, La Aldea, perteneciente a la demarcación de Tortosa, un destino en el que permaneció un año hasta que tomó posesión de la parroquia de Santiago de esta ciudad en la que había nacido. Combinó su misión pastoral con la atención espiritual a religiosas y la docencia en el Instituto. Entre las obras que emprendió a lo largo de 13 años se hallan tres conventos de clausura para religiosas, un centro juvenil y la fundación de la revista católica dirigida a este colectivo El Congregante, pionera en España. Pero la honda impresión de que podía hacer mucho más le acompañaba y portando este sentimiento en lo más recóndito de su ser, afán que ponía a los pies de Cristo en su oración, un día halló la respuesta.
¡Cuántos seminaristas han malvivido y sufrido carencias de distinto calado para materializar su vocación! En febrero de 1873 Manuel se encontró con un grupo de generosos jóvenes que actuaron en conformidad con el Evangelio despojándose de todo con auténtica fruición para obtener la perla preciosa, fieles al llamamiento de Cristo. El eslabón de este importantísimo hallazgo, de suma trascendencia en su vida, fue el seminarista Ramón Valero, quien informó al beato de la existencia de otros compañeros que se hallaban en su misma situación. Impresiona la grandeza de corazón de este colectivo aspirante al sacerdocio que sobrevivía casi clandestinamente en Tortosa, sin lugar donde guarecerse de forma digna, por haber sido destruido el seminario durante la guerra de 1868, y no tenían más comida que la que obtenían de la caridad ajena o de la que se procuraban en el basurero, ni más luz que una simple vela. Entre tantas necesidades incluían la falta de formadores.
Manuel se puso manos a la obra y en septiembre de ese mismo año ya contaba con un grupo de 24 seminaristas que habían vivido en precarias condiciones y tres años más tarde se había engrosado el número llegando casi al centenar. A este primer centro que denominó «Casa de san José» siguió en 1878 el «Colegio de san José para vocaciones sacerdotales», cuya apertura tuvo lugar en 1879 y en el que se alojaron 300 seminaristas que habían conocido en carne propia la indigencia. A ellos había que sumar otro centenar que tenía acogidos en el palacio de San Rufo.
Pero el horizonte de un apóstol es inmenso, su fe no tiene fronteras, y su oración insistente ante Dios para conocer su voluntad, termina por recibir respuestas. El 29 de enero de 1883, después de oficiar la Santa Misa, tuvo una honda impresión que pocos días más tarde emergió con claridad y dio lugar a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos que se centrarían en la formación de los seminaristas. Desde el primer momento, el espíritu que animó a los sacerdotes que inicialmente se unieron a esta labor era la Reparación al Corazón de Jesús, toda vez que Manuel tenía gran devoción por la Eucaristía que había convertido en el centro de su vida y quehacer apostólico. «Si descendiéramos al fondo, al manantial de los sentimientos de nuestra espiritualidad, tal vez encontraríamos lo que no habíamos reparado ni discurrido: que el origen de nuestro deseo por el bien y promoción de las vocaciones sacerdotales, de que Dios tenga muchos y buenos sacerdotes, ha sido nuestro instintivo amor a Jesús eucarístico», solía decir.
La profunda sensibilidad del beato revertió en los seminaristas que comenzaron a recibir una formación integral extraordinaria. Abarcaba todas las facetas: humanas, espirituales, intelectuales, pastorales, etc., una manera de proceder que signó la tarea de los Sacerdotes Operarios. Manuel vio con inmensa alegría cómo brotaban las vocaciones y llovían las demandas de prelados de distintas diócesis para contar con la inestimable ayuda de la Hermandad.
Siempre con el sello del amor a Jesús Eucaristía recordaba: «una de las cosas que nos avergonzarían en el cielo, si pudiese haber confusión, sería el pensar que le hemos tenido en la tierra, y no nos absorbió toda la vida, todo nuestro corazón». Y con este espíritu siguió trabajando por el reino de Dios sin desfallecer, con la convicción de que entre sus manos tenían la delicadísima tarea de formar sacerdotes revestidos por la auténtica y genuina entrega evangélica: «la formación de los sacerdotes es lo que podríamos decir ‘la llave de la cosecha’ en todos los campos de la gloria de Dios. Nosotros, más que apóstoles parciales, hemos de ser moldeadores y formadores de apóstoles». Entre sus grandes sueños alimentó la idea de erigir templos de Reparación en todas las diócesis. Uno de los dos construídos, a instancias suyas, fue el de Tortosa, y en él se custodian sus restos. Murió el 25 de enero de 1909. Juan Pablo II lo beatificó el 29 de marzo de 1987.