Servicio diario - 07 de febrero de 2017


 

Mensaje de cuaresma: Si la Palabra no llega al corazón del hombre, todo se vuelve moralismo
Posted by Sergio Mora on 7 February, 2017



ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Si la palabra de Dios no llega al hombre y lo cambia, todo se vuelve un moralismo. El mensaje de Cuaresma es preparar los corazones para cambiar al mundo y esto puede nacer solamente de corazones nuevos.
Lo indicó Mons. Giovanni Dal Toso, secretario delegado para el dicasterio del Desarrollo humano integral, al explicar el mensaje para la Cuaresma 2017, que presentó este martes en la Sala de Prensa de la Santa Sede, junto a Chiara Amirante, fundadora de la comunidad italiana Nuovi Orizzonti (Nuevos Horizontes).
“La raíz del mal está en no escuchar la palabra de Dios, así como del olvidarse del otro. Cada uno hará su ‘florecilla’ algún sacrificio en esta cuaresma, pero tiene que ser reflejo de algo más profundo” dijo Dal Toso. Y añadió: “No es un mensaje político, sino que nos debe llegar a todos”.
Precisó también que en la parábola del rico y del pobre Lázaro, la condena es “no porque tiene dinero sino porque se olvida del otro”.
Por su parte Chiara Amirante señaló el relativismo, el narcisimo como característica del rico, la necesidad de aparecer y que en nombre del éxito todo es permitido, incluso devastar la creación.
“La historia de la humanidad –añadió Amirante– se ha carecterizado por el miedo del otro. Por ejemplo la emigración y el miedo de sufrir violencia”, señaló, pero es necesario pasar del miedo a encontrar una respuesta, y por eso es necesario escuchar la tragedia que está detrás de ese fenómeno que nos incomoda”. Sin olvidar que “el otro se vuelve una ocasión para encontrar a Cristo”.
(Leer el texto completo del mensaje del Papa para la cuaresma 2017)


El mensaje de Cuaresma va a la raíz del problema: ‘vivir solo para sí mismo’
Posted by Sergio Mora on 7 February, 2017



“La parábola del rico y Lázaro citada por el papa Francisco en el mensaje para Cuaresma de este año no es una parábola solamente para los ricos, pero para todos los hombres, porque todo hombre puede caer en esto aunque tenga nada, porque para el cristiano ‘el Cielo’ es el otro”. Y mientras “Sartre decía: ‘el otro es el infierno’, el Papa y el Evangelio en cambio dice ‘el otro es un don’”.
Lo indicó Mons. Segundo Tejado subsecretario delegado del dicasterio de Desarrollo humano integral, conversando este martes con ZENIT, al margen de la presentación del mensaje de cuaresma en la Sala de Prensa de la Santa Sede, que este año inicia el primer de marzo y que lleva por título “La palabra es un don. El otro es un don”.
Aseguró así que Papa en su mensaje para la Cuaresma de este año “va a la raíz del problema”. Cuál es la raíz del problema “lo dice San Pablo, Cristo ha muerto por los hombres para que el hombre no viva más para sí mismo. Allí está el punto: vivir para sí mismo es una maldición”.
“En cierto sentido Sartre tenía razón -señalo Mons. Tejado- porque el otro te amenaza, de alguna manera te quitará algo de tu autonomía, de tu tiempo libre. En cambio decir que el otro es un don es abrirse a una dimensión vertical. Porque el Otro con la ‘O’ mayúscula es Dios mismo, el don de los dones”.
Señaló así que “vivir para sí mismo como sucede en esta parábola del rico y Lazaro, lleva a que uno no vea a los otros. El rico este, al que uno le llama rico, era un hombre lleno de sí mismo, que no ve a Lazaro en su puerta, tiene una ocasión para salvarse y no lo ve”. Y por eso en el más allá dice: “Manden a alguno para que le avise a mis hermanos, que el otro que está a mi puerta es una oportunidad para salvarme”.
El subsecretario delegado del dicasterio de Desarrollo humano integral, citando a la presentación del documento para la cuaresma hecha minutos antes por Mons. Dal Toso señaló que “es equivocado cuando alguien piensa: las personas que tengo a mi alrededor son para mí, mis bienes son para mí, la naturaleza es para mí y no me importa destrozarla. Es esa raíz en el corazón del hombre que la pascua viene a destruir”.
Precisó además que “el otro no es solamente el pobre, como si fuera una categoría impersonal. El otro es tu mujer, es tu hijo, tu compañero de trabajo, tu vecino, el que está deprimido, que tiene problemas económicos, que tiene un problema en familia, un luto, y a veces pasamos a su lado y ni nos damos cuenta, pasamos a su lado, porque estamos concentrados otro centro: no es Cristo, no es el otro somos nosotros mismos”.
“Si yo tengo a Dios como mi don y si el otro para mi es Cristo, el pobre, o mi hijo o mi cuñado me abro a una dimensión eterna que es pascual”, señaló.
Y sobre la tentación de ver en el mensaje una idea política, precisó que “Evangelio no es una casuística para los problemas actuales, es como un comodín, ya que el Evangelio da la respuesta a todos los problemas actuales. Está la Palabra de Dios como un don. Es la llave para entender todo lo que pasa en el mundo”.


Mensaje del Papa por la Cuaresma 2017 – Texto completo
Posted by Redaccion on 7 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Publicamos a continuación el texto del mensaje del santo padre Francisco para la Cuaresma 2017, “La palabra es un don. El otro es un don”.
“Queridos hermanos y hermanas: La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016).
La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia. En concreto, quisiera centrarme aquí en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19- 31).
Dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión.
1. El otro es un don La parábola comienza presentando a los dos personajes principales, pero el pobre es el que viene descrito con más detalle: él se encuentra en una situación desesperada y no tiene fuerza ni para levantarse, está echado a la puerta del rico y come las migajas que caen de su mesa, tiene llagas por todo el cuerpo y los perros vienen a lamérselas (cf. vv. 20-21).
El cuadro es sombrío, y el hombre degradado y humillado. La escena resulta aún más dramática si consideramos que el pobre se llama Lázaro: un nombre repleto de promesas, que significa literalmente «Dios ayuda». Este no es un personaje anónimo, tiene rasgos precisos y se presenta como alguien con una historia personal. Mientras que para el rico es como si fuera invisible, para nosotros es alguien conocido y casi familiar, tiene un rostro; y, como tal, es un don, un tesoro de valor incalculable, un ser querido, amado, recordado por Dios, aunque su condición concreta sea la de un desecho humano (cf. Homilía, 8 enero 2016). Lázaro nos enseña que el otro es un don.
La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida. La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido.
La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor. La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos revela acerca del hombre rico.
2. El pecado nos ciega La parábola es despiadada al mostrar las contradicciones en las que se encuentra el rico (cf. v. 19). Este personaje, al contrario que el pobre Lázaro, no tiene un nombre, se le califica sólo como «rico». Su opulencia se manifiesta en la ropa que viste, de un lujo exagerado. La púrpura, en efecto, era muy valiosa, más que la plata y el oro, y por eso estaba reservada a las divinidades (cf. Jr 10,9) y a los reyes (cf. Jc 8,26). La tela era de un lino especial que contribuía a dar al aspecto un carácter casi sagrado. Por tanto, la riqueza de este hombre es excesiva, también porque la exhibía de manera habitual todos los días: «Banqueteaba espléndidamente cada día» (v. 19).
En él se vislumbra de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia (cf. Homilía, 20 septiembre 2013). El apóstol Pablo dice que «la codicia es la raíz de todos los males» (1 Tm 6,10). Esta es la causa principal de la corrupción y fuente de envidias, pleitos y recelos. El dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en un ídolo tiránico (cf. Exh. ap. Evangelii gaudium, 55).
En lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz. La parábola nos muestra cómo la codicia del rico lo hace vanidoso. Su personalidad se desarrolla en la apariencia, en hacer ver a los demás lo que él se puede permitir. Pero la apariencia esconde un vacío interior. Su vida está prisionera de la exterioridad, de la dimensión más superficial y efímera de la existencia (cf. ibíd., 62).
El peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia. El hombre rico se viste como si fuera un rey, simula las maneras de un dios, olvidando que es simplemente un mortal. Para el hombre corrompido por el amor a las riquezas, no existe otra cosa que el propio yo, y por eso las personas que están a su alrededor no merecen su atención.
El fruto del apego al dinero es una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación. Cuando miramos a este personaje, se entiende por qué el Evangelio condena con tanta claridad el amor al dinero: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero» (Mt 6,24).
3. La Palabra es un don El Evangelio del rico y el pobre Lázaro nos ayuda a prepararnos bien para la Pascua que se acerca. La liturgia del Miércoles de Ceniza nos invita a vivir una experiencia semejante a la que el rico ha vivido de manera muy dramática. El sacerdote, mientras impone la ceniza en la cabeza, dice las siguientes palabras: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás». El rico y el pobre, en efecto, mueren, y la parte principal de la parábola se desarrolla en el más allá.
Los dos personajes descubren de repente que «sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él» (1 Tm 6,7). BOLLETTINO N. 0082 – 07.02.2017 13 También nuestra mirada se dirige al más allá, donde el rico mantiene un diálogo con Abraham, al que llama «padre» (Lc 16,24.27), demostrando que pertenece al pueblo de Dios.
Este aspecto hace que su vida sea todavía más contradictoria, ya que hasta ahora no se había dicho nada de su relación con Dios. En efecto, en su vida no había lugar para Dios, siendo él mismo su único dios. El rico sólo reconoce a Lázaro en medio de los tormentos de la otra vida, y quiere que sea el pobre quien le alivie su sufrimiento con un poco de agua.
Los gestos que se piden a Lázaro son semejantes a los que el rico hubiera tenido que hacer y nunca realizó. Abraham, sin embargo, le explica: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces» (v. 25). En el más allá se restablece una cierta equidad y los males de la vida se equilibran con los bienes. La parábola se prolonga, y de esta manera su mensaje se dirige a todos los cristianos.
En efecto, el rico, cuyos hermanos todavía viven, pide a Abraham que les envíe a Lázaro para advertirles; pero Abraham le responde: «Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen» (v. 29). Y, frente a la objeción del rico, añade: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto» (v. 31). De esta manera se descubre el verdadero problema del rico: la raíz de sus males está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo. La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios.
Cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano. Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. El Señor –que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador– nos muestra el camino a seguir.
Que el Espíritu Santo nos guie a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados. Animo a todos los fieles a que manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana.
Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua.
Vaticano, 18 de octubre de 2016 Fiesta de San Lucas Evangelista
FRANCISCO


Francisco en Santa Marta: Tenemos ADN de hijos a imagen del Padre
Posted by Redaccion on 7 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Los tres grandes dones que Dios dio al hombre en el acto de la Creación son: ser hecho a imagen de Él; señor de la tierra; y apoyado por una mujer a la que amar. Sobre estos temas el papa Francisco centró su homilia de este martes en la capilla de la Casa Santa Marta en el Vaticano.
El Santo Padre inició partir del Salmo 8 y por el relato del Génesis propuesto por la Liturgia del día, para exaltar la admiración por la “ternura” y el “amor” de Dios que, en la Creación, “ha dado todo al hombre”.
“Ante todo, nos ha dado el ‘ADN’, es decir, nos ha hecho hijos, nos ha creado a Su imagen y semejanza, como Él. Y cuando uno tiene un hijo, no puede volver hacia atrás: el hijo está hecho, está allí.
Y se asemeje mucho o poco al padre, a veces no, es hijo; ha recibido la identidad. Y si el hijo llega a ser bueno, el padre se siente orgulloso de aquel hijo, ¿verdad? ‘Pero, mira, ¡qué bueno!’. Y si es un poco feo, el padre dice: ‘¡Es bello!’, porque el padre es así. Siempre.
Y si es malo, el padre lo justifica, lo espera… Jesús nos ha enseñado cómo un padre sabe esperar a los hijos. Nos ha dado esta identidad de hijo: hombre y mujer; debemos añadir: hijos. Somos ‘como dioses’, porque somos hijos de Dios”.
El segundo don de Dios en la Creación es una “tarea”: “Nos ha dado toda la Tierra”, para “dominar” y “subyugar”, como indica el Génesis. Es por tanto una “realeza” la que ha sido donada al hombre, porque Dios no lo quiere “esclavo” sino “señor”, “rey”, pero con una tarea.
“Así como Él ha trabajado en la Creación, nos ha dado a nosotros el trabajo de llevar adelante la Creación. No destruirla; sino hacerla crecer, cuidarla, custodiarla. Nos ha dado todo. Es curioso, pienso yo: pero no nos dado el dinero. Tenemos todo
. ¿El dinero quién nos lo ha dado? No lo sé. Dicen las abuelas que el diablo entra por los bolsillos: puede ser… podemos pensar en quien ha dado el dinero… Ha dado toda la Creación para custodiarla y llevarla adelante: éste es el don. Y, finalmente, ‘Dios creó al hombre a Su imagen, hombre y mujer los creó’”.
Citando siémpre el relato del Génesis, Francisco indicó el último don: el amor, a partir del hombre y de la mujer.
“Hombre y mujer los creó. No es bueno que el hombre viva solo. E hizo a la compañera”. El Pontífice indicó que Dios amor da al hombre el amor y un “diálogo de amor” debe haber sido el primero entre el hombre y la mujer.
“Agradezcamos al Señor –concluyó el Papa– por estos tres regalos que nos ha dado: la identidad, el don-deber y el amor. Y pidamos la gracia de custodiar esta identidad de hijos, de trabajar sobre el don que nos ha dado y llevar adelante con nuestro trabajo este don, y la gracia de aprender cada día a amar más”.


Inicia en el Vaticano una cumbre internacional contra el tráfico de órganos
Posted by Redaccion on 7 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La cumbre sobre el tráfico de órganos que inició hoy en la Casina Pio IV del Vaticano y proseguirá mañana miércoles, profundizará el llamado “turismo de los trasplantes”.
El canciller de la Academia, Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, al abrir el encuentro aseguró que el tráfico de órganos “es particular porque no se trata solo de actos cometidos por delincuentes comunes, sino que puede haber personal médico involucrado”.
El tema del encuentro introducido por Francis Delmonico, cirujano y docente estadounidense, y por Jeremi Chapman, director de medicina y cáncer en el hospital Wesrmead de Sydney, fue abordado a partir de dos documentos relevantes sobre el tema del tráfico de órganos: la declaración de Estambul del 2008 y la Convención del Consejo de Europa, del 2014.
Muchos de los participantes a la cumbre estuvieron presentes a la redacción del primer documento, durante la reunión organizada por la Transplantation Society y la International Society of Nephrology.
La declaración afirma que todos los países necesitan normas jurídicas y profesionales que reglamenten la donación de órganos y las actividades de transplante, así como la seguridad sea para el donante y que para quien lo recibe. En la declaración se reconoce que la escacés de órganos para trasplantes favorece las prácticas indeseables, y que por ello es necesario que los países se empeñen en realizar programas que aumenten el número de donantes.
Sobre la Convención del 2014, Marta López Fraga, del Comité europeó sobre el trasplante de órganos, señaló que el objetivo de sancionar penalmente el tráfico de órganos es para proteger a las víctimas, facilitar la cooperación nacional e internacional, y perseguir a los responsables.
Se realizó también una panorámica sobre la situación de algunos países como Canadá, Estados Unidos, México, Guatemala, Perú, Costarica, Nicaragua, Colombia, Argentina, Brasile, Egipto, Nigeria, Libia, Sudán, Eritrea, Somalia, Sud Africa y la región subsahariana.


Campaña ciudadana en Cataluña pide la consagración al Sagrado Corazón
Posted by Redaccion on 7 February, 2017




(ZENIT – Roma).- “Ante la situación de división política entre los ciudadanos, el riesgo de conflicto y de alteración de la paz social, queremos que Catalunya sea consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, como quería el gran obispo Torras i Bages. Para que recupere la prosperidad y la concordia con todos los pueblos hermanos de España”.
Este es el texto con el cual partió una campaña ciudadana, lanzada por el escritor Francisco Segarra en su blog (#CoronelPakez) que tiene por objetivo que la Conferencia Episcopal Tarraconense pueda realizar la consagración de Cataluña al Sagrado Corazón.
El Obispo, Josep Torras i Bages, (1846 – 1916) quien mandó a esculpir en el monasterio de Montserrat: “Cataluña será cristiana o no será” había propuesto esta consagración.
La petición se puede firmar en la plataforma Change.org


Domingo VI del Tiempo ordinario
Posted by Antonio Rivero on 7 February, 2017




Ciclo A – Textos: Eclesiástico 15, 15-20; 1 Corintios 2, 6-10; Mateo 5, 17-37
P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor de Humanidades Clásicas en el Centro de Noviciado y Humanidades y Ciencias de la Legión de Cristo en Monterrey (México).
Idea principal: el cristianismo consiste en encontrarnos con Cristo y seguirlo, y no en cumplir unos preceptos y leyes.
Resumen del mensaje: Es verdad que el cristianismo es el encuentro y el seguimiento de una persona, Jesús, como nos dice el Papa Benedicto XVI y no el conjunto de unos preceptos a cumplir. Pero cuando uno ama a una persona, y esa persona es Dios, el guardar los mandamientos que nos pide, no es una esclavitud o un fardo pesado, sino una oportunidad para demostrarle nuestra fidelidad (evangelio) y ese amor con obras, pues “obras son amores”. El cumplir esos preceptos depende de nosotros y es de sabios (primera y segunda lecturas). Y Dios se alegrará y nos sorprenderá al final de la vida (segunda lectura).
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, ser cristiano no significa cumplir a rajatabla farisaicamente una serie de leyes para tranquilizar la conciencia o para ganarnos el cielo. Ser cristiano es seguir a Cristo, el más bello de los hijos de los hombres, encontrarse con Él, dejarse amar por Él, y así dejarnos transformar por Él, aprendiendo su estilo de vida y su mentalidad, purificando nuestros afectos junto a su corazón y rectificando las decisiones de nuestra voluntad, si no están de acuerdo a su santa Voluntad. Sólo cumplir por cumplir los preceptos es anclarnos en el Antiguo Testamento. Pero encontrarnos y amar a Cristo, cumpliendo con cariño su santa ley que se sintetiza en amar a Dios y al prójimo, nos eleva y nos da la póliza del Nuevo Testamento, que Cristo selló con su sangre, llevando a plenitud la antigua ley, que Él no demolió sino que cumplió y llevó a plenitud (evangelio).
En segundo lugar, habiendo hecho la experiencia del amor de Cristo, porque nos encontramos con Él, entonces los preceptos que hoy nos da a quienes le seguimos nos parecen obvios, justos y canalizarán nuestra libertad para que no caiga en libertinaje. ¿Cuáles son esos preceptos que hoy nos recuerda, que son antiguos y que Él perfecciona y completa? No sólo no matar, sino también no enfadarnos ni guardar rencor. No sólo no cometer adulterio físico, sino también el reclamo a vivir la pureza de ojos y de corazón. No sólo no jurar en falso, sino simplemente no jurar en absoluto, basándonos siempre en la veracidad: el sí y el no de un seguidor de Cristo deben ser creíbles (evangelio). La interpretación que Jesús hace de una serie de mandatos del Antiguo Testamento, ciertamente en una línea más profunda que la de los escribas y fariseos, va hacia la interiorización y la autenticidad más plena.
Finalmente, por tanto, el problema está en saber conjugar sabiamente (segunda lectura) en nuestra vida dos realidades: la ley y la libertad. La primera lectura del Eclesiástico nos dice que cada uno es libre y debe tomar sus decisiones en la vida. Dios no nos obliga nunca, para eso nos hizo libres. Escoger el mal o no despreciar los preceptos de la ley no es de sabios. La verdadera sabiduría es seguir la voluntad de Dios (primera lectura).
Para reflexionar: ¿Por qué nos cuesta tanto cumplir los mandamientos? ¿Por qué no nos gustan los preceptos? ¿Hemos sabido conjugar ley y libertad en clave de amor a Cristo o en clave de esclavitud y fardo pesado que hay que soslayar y tirar a la cuneta?
Para rezar: Señor, dame la gracia de encontrarme contigo, que eres mi Dios y Salvador. Que este encuentro me transforme interiormente y me lleve a vivir con amor y libremente tus preceptos, porque siempre quieres lo mejor para mí. Y quiero cumplir tu ley para darte gusto a Ti, mi Señor. Y cuando me cueste mucho llevar tu cruz, te pediré que seas mi Cireneo.


Santa Josefina Bakhita – 8 de febrero
Posted by Isabel Orellana Vilches on 7 February, 2017



(ZENIT – Madrid).- La conmovedora existencia de esta mártir africana, doctora del perdón, una de las más impresionantes que han desfilado en esta sección de ZENIT, dio la vuelta al mundo cuando san Juan Pablo II la canonizó el 1 de octubre de 2000. Fue la suya una vida que interpela sobre ese insondable misterio del amor de Dios que se impone sobre la felonía y brutalidad de algunos seres humanos. Ya es verdaderamente trágico pasar por la vida siendo verdugo de otros, de tantas formas como se manifiesta la agresión en los distintos escenarios donde discurre la convivencia, siempre que en ella campea el egoísmo. Pero cuando se alcanzan cotas como las que que tuvo que padecer esta santa, enmudecen las palabras y uno siente que el latido del corazón se queda en suspenso. Si a eso se le añade su insólita capacidad para perdonar, movida sin duda alguna por la gracia, el amor brilla con poderosísima fuerza en medio de tanta fiereza, y no cabe otra salida que volver los ojos al cielo donde habita la unidad, la verdad, la bondad y la belleza, atributos del Absoluto, porque en Él radica la explicación de tan excelsa respuesta. Ella encarnó admirablemente la indicación de Cristo de perdonar sin límites: «hasta setenta veces siete» (Mt, 18, 22).
Vino al mundo en un continente con una tradición de siglos de esclavitud aterradora. Nunca supo ni su fecha exacta de nacimiento, aunque pudo producirse en torno a 1870 en Olgossa-Darfur, Sudán, en la tribu de los dagiu, y tampoco recordó su nombre, borrado para siempre por la conmoción de un hecho espantoso que le acaeció alrededor de sus 9 años. Fue capturada por dos negreros mientras paseaba con una amiga. Inocente y temerosa siguió a los extranjeros que intimaron a su compañera: «Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino; te alcanzaremos dentro de poco». Una vez aislada de su amiga, uno de los malhechores la sujetó mostrando un cuchillo que aplicó a su costado, y en tono amenazador, revelando sus aviesas intenciones, advirtió: «¡Si gritas, te mato! ¡Adelante, camina, síguenos!». La infeliz criatura no fue capaz de decir su nombre cuando se lo preguntaron, y entonces la denominaron Bakhita, «afortunada», aunque el simbolismo encerrado en este significado le sería develado por completo a través de un atroz camino signado por la cruz. Tenía tres hermanos y dos hermanas, una de ellas era su gemela. Otra había desaparecido antes en manos de diferentes negreros; tan cruel separación produjo una honda amargura en toda la familia.
Bakhita fue vendida a cinco amos distintos, siendo maltratada junto a otros esclavos como «bestias de carga», encadenada, brutalmente golpeada, pasando hambre y sed, hacinada en nauseabundos espacios. Inútilmente intentó fugarse. El cuarto amo al que la entregaron en torno a sus 13 años la tatuó con una cuchilla marcándola con 114 incisiones: «seis en el pecho, setenta en el vientre y cuarenta y ocho en el brazo derecho». Para evitar infecciones le aplicaron sal durante un mes: «Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal». En 1882 fue comprada por el cónsul italiano Calixto Legnani: «Esta vez fui realmente afortunada porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me quería mucho […]. No había reproches, ni castigos, ni golpes, y a mí me parecía imposible gozar de tanta paz y tranquilidad». Con este amo y su amigo Augusto Michieli viajó a Italia. La señora Michieli no tuvo escrúpulos en manifestar su deseo de poseer numerosos esclavos, y el cónsul se desprendió de Bakhita, a la que su nueva ama destinó como niñera de su hija Minnina.
Los negocios obligaron al matrimonio a residir fuera de Italia, y dejaron a Bakhita y a Minnina bajo el amparo de las cannosianas de Venecia. El administrador de la familia, Cecchini, le regaló un crucifijo que ella contemplaba sintiendo una indescriptible emoción en lo más íntimo de su ser. A través de la formación recibida, comprendió que el Dios de los cristianos «había permanecido en su corazón» y le había ayudado a soportar la esclavitud. En un momento dado, expresó: «Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa». ¿Quién puede decir algo así, con una trayectoria tan dramática como la suya, si no es por una gracia que procede de lo alto?
El 9 de enero de 1890 recibió el bautismo, la comunión y la confirmación de manos del cardenal de Venecia, tomando el nombre de Josefina Margarita Afortunada. Cada día era ocasión para conocer más al Dios «que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma». Aún trataron de aherrojarla con las cadenas a través de la señora Michieli, quien a su regreso de Sudán quiso llevársela con ella. Con enorme valentía Bakhita se negó y se quedó con las religiosas canossianas. La esclavitud era ilegal en Italia y esa baza jugada a su favor la rescató. A los 38 años de edad se convirtió en una de las hermanas de la orden. Trasladada a Venecia desempeñó trabajos humildes, limpiando y cocinando, a la par que cuidaba a los pobres.
No fue agraciada con dones extraordinarios, pero su fama de santidad la precedía. Impresiona su sentido del humor y su alegría en medio de la tragedia que asoló su existencia. En 1929 tuvo que narrar su vida por obediencia y comenzó a viajar por Italia impartiendo conferencias. El 8 de febrero de 1947 en Schio (Italia) sucumbía su débil organismo aquejado por el dolor y la enfermedad. Decía a su enfermera: «¡Por favor, desatadme las cadenas… es demasiado!». Sus últimas palabras fueron: «¡Madonna! Madonna!». El papa la denominó Nuestra Hermana Universal.