Servicio diario - 18 de febrero de 2017


 

Francisco a los Clérigos Marianos: evangelizar no con la ‘pobreza sociológica’, sino con la de Jesús
Posted by Sergio Mora on 18 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 18 Feb. 2017).- El papa Francisco exhortó a los Sacerdotes marianos de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, a ser fieles al carisma de su fundador y “tener corazón y mente abierta hacia las nuevas necesidades de la gente”.
La exhortación la hizo este sábado en el Vaticano, en la audiencia concedida a los participantes del Capítulo general de la congregación que se realiza en Roma del 5 al 25 de febrero en curso.
Señalando el carisma del fundador, san Estanislao de Jesús y de María, canonizado el año pasado, les pidió “mantener viva esta tradición de servicio a las personas pobres y humildes, a través del anuncio del Evangelio, con un lenguaje comprensible, con las obras de misericordia y el sufragio de los difuntos”. Y precisó: “No la pobreza sociológica” sino “la de Jesús.
“Vuestra congregación –recordó el Papa– tiene una larga historia escrita por valientes testimonios de Cristo y del Evangelio. En esta estela ustedes están hoy llamados a caminar”, cultivando una “estrecha colaboración con los obispos y otros componentes de la comunidad eclesial”.
Les recordó que aún hoy “muchos esperan poder conocer a Jesús”, y que “no pocas situaciones de injusticia y malestar moral y materialismo interpelan a los creyentes”.
El Pontífice concluyó: “A vuestra madre y patrona, María Inmaculada, confío vuestro camino de fe y de crecimiento, en la constante unión con Cristo y su Santo Espíritu, que ve vuelve testimonios de la potencia de la Resurrección”, e impartió su bendición apostólica.


Francisco visitará en Roma la Iglesia de los anglicanos
Posted by Redaccion on 18 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El próximo domingo 26 de febrero de 2017 el papa Francisco visitará la Iglesia anglicana en Roma, cuyo templo se encuentra en Vía del Babuino 153 a pocos metros de la Piazza del Popolo.
La noticia la dio hoy sábado el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, el periodista estadounidense Greg Burke.
Este templo construido en 1880 es la segunda iglesia anglicana en la Ciudad Eterna, destinada a los residentes y visitantes ingleses en Roma. Realizada por el arquitecto británico George Edmund Street la iglesia All Saints tiene un estilo neogótico y en su interior con mármol policromado italiano y piedra rosada de la ciudad francesa de Arles. El exterior está realizado con ladrillos rojos de Siena y decoraciones de travertino.


Texto del mensaje del papa Francisco a los Movimientos populares reunidos en California (EE.UU)
Posted by Redaccion on 18 February, 2017



(ZENIT – Roma).- Las heridas que provoca el sistema económico es porque tiene al centro al dios dinero, y el peligro es negar al prójimo y así negar el más importante de los mandamientos de Jesús. Siendo que uno se puede hacer prójimo de quien se encuentra en necesidad.
Lo indicó el Santo Padre en un mensaje enviado al congreso de los Movimientos populares que se ha reunido en Estados Unidos del 16 al 19 de febrero en Modesto, California.

El Papa les pide no caer en el negacionismo de la crisis ecológica y no calificar a ningún pueblo o religión de criminal. Aunque reconoce que la necesidad y el odio fundamentalista favorecen la violencia. Y concluye pidiendo firmeza y mansedumbre para defender estos principios.
A continuación el texto completo
“Queridos Hermanos:
Quisiera, ante todo, felicitarlos por el esfuerzo de reproducir a nivel nacional el trabajo que vienen desarrollando en los Encuentros Mundiales de Movimientos Populares. Quiero, a través de esta carta, animar y fortalecer a cada uno de ustedes, a sus organizaciones y a todos los que luchan por las tres T: “tierra, techo y trabajo”. Los felicito por todo lo que hacen.
Quisiera agradecer a la Campaña Católica para el Desarrollo Humano, a su presidente Mons. David Talley y a los Obispo anfitriones Stephen Blaire, Armando Ochoa y Jaime Soto, por el decidido apoyo que han prestado a este encuentro. Gracias Cardenal Turkson por seguir acompañando a los movimientos populares desde el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. ¡Me alegra tanto verlos trabajar juntos por la justicia social! Cómo quisiera que en todas las diócesis se contagie esta energía constructiva, que tiende puentes entre los Pueblos y las personas, puentes capaces de atravesar los muros de la exclusión, la indiferencia, el racismo y la intolerancia.
También quisiera destacar el trabajo de la Red Nacional PICO y las organizaciones promotoras de este encuentro. Supe que PICO significa “personas mejorando sus comunidades a través de la organización”. Qué buena síntesis de la misión de los movimientos populares: trabajar en lo cercano, junto al prójimo, organizados entre ustedes, para sacar adelante nuestras comunidades.
Hace pocos meses, en Roma, hemos hablado de los muros y del miedo; de los puentes y el amor. No quiero repetirme: estos temas desafían nuestros valores más profundos.
Sabemos que ninguno de estos males comenzó ayer. Hace tiempo enfrentamos la crisis del paradigma imperante, un sistema que causa enormes sufrimientos a la familia humana, atacando al mismo tiempo la dignidad de las personas y nuestra Casa Común para sostener la tiranía invisible del Dinero que sólo garantiza los privilegios de unos pocos. “La humanidad vive un giro histórico”[1].
A los cristianos y a todas las personas de buena voluntad nos toca vivir y actuar en este momento. Es “una responsabilidad grave, ya que algunas realidades del mundo presente, si no son bien resueltas, pueden desencadenar procesos de deshumanización difíciles de revertir más adelante”. Son los “signos de los tiempos” que debemos reconocer para actuar. Hemos perdido tiempo valioso sin prestarles suficiente atención, sin resolver estas realidades destructoras. Así los procesos de deshumanización se aceleran. De la participación protagónica de los pueblos y en gran medida de ustedes, los movimientos populares, depende hacia dónde se dirige ese giro histórico, cómo se resuelve esta crisis que se agudiza.
No debemos quedar paralizados por el miedo pero tampoco quedar aprisionados en el conflicto. Hay que reconocer el peligro pero también la oportunidad que cada crisis supone para avanzar hacia una síntesis superadora. En el idioma chino, que expresa la ancestral sabiduría de ese gran pueblo, la palabra crisis se compone de dos ideogramas: Wēi que representa el peligro y Jī que representa la oportunidad.
El peligro es negar al prójimo y así, sin darnos cuenta, negar su humanidad, nuestra humanidad, negarnos a nosotros mismos, y negar el más importante de los mandamientos de Jesús. Esa es la deshumanización. Pero existe una oportunidad: que la luz del amor al prójimo ilumine la Tierra con su brillo deslumbrante como un relámpago en la oscuridad, que nos despierte y la verdadera humanidad brote con esa empecinada y fuerte resistencia de lo auténtico.
Hoy resuena en nuestros oídos la pregunta que el abogado le hace a Jesús en el Evangelio de Lucas «¿Y quién es mi prójimo?» ¿Quién es aquel al cual se debe amar como a sí mismo? Tal vez esperaba una respuesta cómoda para poder seguir con su vida “¿serán mis parientes? ¿Mis connacionales? ¿Aquellos de mi misma religión?…”. Tal vez quería llevar a Jesús a exceptuarnos de la obligación de amar a los paganos o los extranjeros considerados impuros en aquel tiempo. Este hombre quiere una regla clara que le permita clasificar a los demás en “prójimo” y “no prójimo”, en aquellos que pueden convertirse en prójimos y en aquellos que no pueden hacerse prójimos[2].
Jesús responde con una parábola que pone en escena a dos figuras de la élite de aquel entonces y a un tercer personaje, considerado extranjero, pagano e impuro: el samaritano. En el camino de Jerusalén a Jericó el sacerdote y el levita se encuentran con un hombre moribundo, que los ladrones han asaltado, robado, apaleado y abandonado.
La Ley del Señor en situaciones símiles preveía la obligación de socorrerlo, pero ambos pasan de largo sin detenerse. Tenían prisa. Pero el samaritano, aquel despreciado, aquel sobre quien nadie habría apostado nada, y que de todos modos también él tenía sus deberes y sus cosas por hacer, cuando vio al hombre herido, no pasó de largo como los otros dos, que estaban relacionados con el Templo, sino «lo vio y se conmovió» (v.33).
El samaritano se comporta con verdadera misericordia: venda las heridas de aquel hombre, lo lleva a un albergue, lo cuida personalmente, provee a su asistencia. Todo esto nos enseña que la compasión, el amor, no es un sentimiento vago, sino significa cuidar al otro hasta pagar personalmente. Significa comprometerse cumpliendo todos los pasos necesarios para “acercarse” al otro hasta identificarse con él: «amaras a tu prójimo como a ti mismo». Este es el mandamiento del Señor[3].
Las heridas que provoca el sistema económico que tiene al centro al dios dinero y que en ocasiones actúa con la brutalidad de los ladrones de la parábola, han sido criminalmente desatendidas. En la sociedad globalizada, existe un estilo elegante de mirar para otro lado que se practica recurrentemente: bajo el ropaje de lo políticamente correcto o las modas ideológicas, se mira al que sufre sin tocarlo, se lo televisa en directo, incluso se adopta un discurso en apariencia tolerante y repleto de eufemismos, pero no se hace nada sistemático para sanar las heridas sociales ni enfrentar las estructuras que dejan a tantos hermanos tirados en el camino. Esta actitud hipócrita, tan distinta a la del samaritano, manifiesta la ausencia de una verdadera conversión y un verdadero compromiso con la humanidad.
Se trata de una estafa moral que, tarde o temprano, queda al descubierto, como un espejismo que se disipa. Los heridos están ahí, son una realidad. El desempleo es real, la violencia es real, la corrupción es real, la crisis de identidad es real, el vaciamiento de las democracias es real. La gangrena de un sistema no se puede maquillar eternamente porque tarde o temprano el hedor se siente y, cuando ya no puede negarse, surge del mismo poder que ha generado este estado de cosas la manipulación del miedo, la inseguridad, la bronca, incluso la justa indignación de la gente, transfiriendo la responsabilidad de todos los males a un “no prójimo”. No estoy hablando de personas en particular, estoy hablando de un proceso social que se desarrolla en muchas partes del mundo y entraña un grave peligro para la humanidad.
Jesús nos enseña otro camino. No clasificar a los demás para ver quién es el prójimo y quién no lo es. Tú puedes hacerte prójimo de quien se encuentra en la necesidad, y lo serás si en tu corazón tienes compasión, es decir, si tienes esa capacidad de sufrir con el otro. Tienes que hacerte samaritano.
Y luego, también, ser como el hotelero al que el samaritano confía, al final de la parábola, a la persona que sufre. ¿Quién es este hotelero? Es la Iglesia, la comunidad cristiana, las personas solidarias, las organizaciones sociales, somos nosotros, son ustedes, a quienes el Señor Jesús, cada día, confía a quienes tienen aflicciones, en el cuerpo y en el espíritu, para que podamos seguir derramando sobre ellos, sin medida, toda su misericordia y la salvación. En eso radica la auténtica humanidad que resiste la deshumanización que se nos ofrece bajo la forma de indiferencia, hipocresía o intolerancia.
Sé que ustedes han asumido el compromiso de luchar por la justicia social, defender la hermana madre tierra y acompañar a los migrantes. Quiero reafirmarlos en su opción y compartir dos reflexiones al respecto.
La crisis ecológica es real. “Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático”[4]. La ciencia no es la única forma de conocimiento, es cierto. La ciencia no es necesariamente “neutral”, también es cierto, muchas veces oculta posiciones ideológicas o intereses económicos. Pero también sabemos qué pasa cuando negamos la ciencia y desoímos la voz de la naturaleza. Me hago cargo de lo que nos toca a los católicos. No caigamos en el negacionismo. El tiempo se agota. Actuemos. Les pido, nuevamente, a ustedes, a los pueblos originarios, a los pastores, a los gobernantes, que defendamos la Creación.
La otra es una reflexión que ya la hice en nuestro último encuentro pero me parece importante repetir: ningún pueblo es criminal y ninguna religión es terrorista. No existe el terrorismo cristiano, no existe el terrorismo judío y no existe el terrorismo islámico. No existe. Ningún pueblo es criminal o narcotraficante o violento. “Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión”[5]. Hay personas fundamentalistas y violentas en todos los Pueblos y religiones que, además, se fortalecen con las generalizaciones intolerantes, se alimentan del odio y la xenofobia. Enfrentando el terror con amor trabajamos por la paz.
Les pido firmeza y mansedumbre para defender estos principios; les pido no intercambiarlos como mercancía barata y, como San Francisco de Asís, demos todo de nosotros para que: “allí donde haya odio, que yo ponga el amor, allí donde haya ofensa, que yo ponga el perdón; allí donde haya discordia, que yo ponga la unión; allí donde haya error, que yo ponga la verdad”[6].
Sepan que rezo por ustedes, que rezo con ustedes y quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los acompañe y los bendiga, que los colme de su amor y los proteja. Les pido por favor que recen por mí y sigan adelante.
Ciudad del Vaticano, 10 de febrero de 2017
FRANCISCO”
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[1] Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 52
[2] Papa Francisco, Audiencia General del Miércoles 27 de abril de 2016, Conf. https://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2016/documents/papa-francesco_20160427_udienza-generale.html
[3] Ibid.
[4] Papa Francisco, Laudato Si’, 23
[5] Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 52
[6] Oración de San Francisco de Asís (Fragmento)


El Card. Maradiaga: Francisco ya hizo 18 reformas importantes en la Iglesia
Posted by Redaccion on 18 February, 2017



(ZENIT – Roma).- El Consejo de los nueve cardenales, llamado también el C-9, que asesora al Santo Padre en la reforma de la Curia Romana y en temas de la Iglesia ha realizado 18 reformas importantes. Lo indica el cardenal Oscar Rodriguez Maradiaga, el coordinador del C-9, en una entrevista al semanal de Turín, ‘La voce del tempo’, publicado el 13 de febrero de 2017, precisando que muchas de ellas han pasado desapercibidas porque no hacen ruido.
Y añade que el papa Francisco en el discurso de esta Navidad pasada a la Curia Romana, “los nombró para hacer ver que se camina”.
Entre las tareas, explica el cardenal hondureño, “un número excesivo de dicasterios” motivo por el cual se procedió a unificar a algunos consejos en dicasterios, “para simplificar la burocracia y trabajar más ágilmente” o sea un un centralizar, sino un agilizar.
El coordinador del C-9 añade que “cuando las reformas habrán terminado”, saldrá la nueva constitución sobre el gobierno de la Iglesia: “No será el inicio pero el final de un proceso”. Precisa que se modificará la ‘Pastor Bonus’ el actual reglamento promulgado por san Juan Pablo II sobre el gobierno de la curia y sus congregaciones pero que el trabajo del C-9 proseguirá, porque ha sido constituido también “para ofrecer consejos al Santo Padre cuando él los pide”.
El cardenal latinoamericano indica que “cuando el papa Francisco habla de Iglesia en salida, nos dice que no debemos detenernos en nuestras curias, en nuestras sacristías, pero salir hacia aquellos que se alejaron o que nunca hemos encontrado porque nunca nadie les ha hablado de Dios”.
Es necesario, asegura difundir “la alegría del Evangelio” que emerge de la ““Evangelii gaudium”, que “resume el estilo latinoamericano del papa Francisco: el gozo y la alegría”.
Sobre el próximo sínodo de los obispos que se celebrará en Roma el octubre de 2018 sobre el tema de los jóvenes, el cardenal indica que “debemos prepararnos bien, escuchando también a los jóvenes que no vienen a la Iglesia, a aquellos marginalizados por la droga, tenemos que atraerlos hacia Dios”.
Y concluye recordando que así obraba Don Bosco y quiere Francisco, “mirando a una Iglesia que camina con ellos, abierta al cambio, en salida para estar cerca de cada uno”.
Audiencia del Papa Francisco a los miembros de la Curia Romana, Navidad 2016 – Texto completo


Beato Conrado Confalonieri de Piacenza – 19 de febrero
Posted by Isabel Orellana Vilches on 18 February, 2017



(ZENIT – Madrid).- Los caminos de Dios son inescrutables. En este caso, y no debiera nunca servir como precedente, una gravísima e irresponsable actuación fue el detonante de una conversión y el camino hacia la santidad. Y es que, sin bien es cierto que las pasiones tiranizan no lo es menos que la gracia de Dios nos libera de sus cadenas. A este beato le costó entender que las tendencias obsesivas, «el ansia de las cosas y la arrogancia» pertenecen al mundo y son incompatibles con Él (1 Jn 2, 15-17). Imbuído en sus afanes no midió las consecuencias que podría acarrear el afán irrefenable por obtener lo que quería. Y un hecho que humanamente le condujo al precipicio, la intervención divina –la única influencia posible que cabía en la dramática situación creada por él– lo trocó en fuente de bendiciones. Es otra prueba de la infinita misericordia de Dios y de la tutela que ejerce sobre sus hijos. Analizar lo que fue de la vida de Conrado después de lo que hizo es también un canto a la esperanza ya que pone de manifiesto cómo nos rescata el amor del Padre, a pesar de las debilidades que nos atenacen.
En efecto. El noble Confalonieri nacido en Piacenza, Italia, hacia 1290 estaba obsesionado con la cinegética, al punto de que obnubilado por ella, actuó de forma temeraria. Saliendo de cacería en una ocasión, no se le ocurrió otra cosa que dar orden a sus sirvientes de que prendieran fuego a una zona boscosa donde se refugiaban unas codiciadas piezas de caza con objeto de tenerlas a tiro sin mayores problemas. Pero las llamas devoraron todo lo que hallaron a su paso, incluidas propiedades ajenas edificadas en el bosque. No contando con testigos del suceso, abandonaron cobardemente el lugar, resueltos a convertirse en una tumba, ocultando su autoría.
Ante el desastre ecológico y las denuncias de los afectados por él, se abrió una investigación que no dio el resultado apetecido, hasta que las autoridades determinaron condenar a muerte a un pobre infeliz que cayó en sus manos. Le culpaban del voraz incendio, del que reconoció ser autor mediante tortura, aunque su único pecado era haberse hallado en el monte en el funesto instante en el que ardió. Al no contar con medios económicos para resarcir los daños causados, debía pagarlos con su vida. El impulsivo Confalonieri, sabedor de la grave decisión, se entregó al vicario imperial Galeazzo Visconti. Confesó su culpa en un momento convulso políticamente para el mandatario, por los conflictos existentes entre güelfos y gibelinos, lo cual también tuvo que ver en el rápido e injusto proceso seguido contra el ciudadano inocente.
El reconocimiento de su error supuso para Conrado la pérdida de sus bienes y los de su esposa, Eufrosina de Lodi, de ascendencia nobiliaria como él. Viéndose en la ruina, comenzó a mendigar. Pero el hecho, lejos de hundir a los esposos, les hizo ver que detrás se hallaba una providencia. El arrepentimiento de Conrado, aunque estuviera envuelto en graves consecuencias para su acontecer, ya que habían quedado en la más completa miseria, atraía nuevas y desconocidas bendiciones para ambos. Sopesaron la situación llevándola a la oración y, de común acuerdo, optaron por separarse y tomar un camino que, si bien discurría por vías distintas, les iba a conducir al mismo destino: su consagración. Eufrosina ingresó con las clarisas de Piacenza. Y Conrado, con el ánimo de purgar sus culpas en oración y penitencia como ermitaño, se hizo terciario franciscano en Calendasco el año 1315. Luego peregrinó por varios lugares pasando por Roma y Malta, para recalar en Sicilia. Eligió un lugar de Noto Antica y allí permaneció aproximadamente hasta 1335.
Durante un tiempo colaboró asistiendo a los enfermos del hospital de San Martín, todo ello sin descuidar sus mortificaciones y penitencias. Su fama comenzó a atraer a numerosas personas y él veía peligrar su anhelo de soledad para dedicarse plenamente a Dios. De modo que se afincó en Pizzoni, una zona cercana a Noto, y en una gruta llevó la vida que había soñado entregado a severas penitencias, ofrendando su vida por la conversión de los pecadores. Allí le visitó el prelado de Siracusa cuando se hallaba en la recta final de su existencia. Murió el 19 de febrero de 1351 mientras oraba. Fue agraciado con el don de milagros. En 1515 León X lo declaró «Beato no canonizado» y Urbano VIII aprobó su culto el 12 de septiembre de 1625. Sepultado en la iglesia de San Nicolás de Noto, es junto a san Nicolás de Bari, patrono de aquella ciudad.