Servicio diario - 20 de febrero de 2017


 

Visita ad limina de los obispos chilenos: el Papa les recibe casi tres horas en el Vaticano
Posted by Sergio Mora on 20 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 20 Feb. 2017).- El santo padre Francisco recibió este lunes en el Vaticano a los obispos de Chile quienes se encuentran en Roma realizando su visita ad límina, durante casi tres horas. Lo indicó a ZENIT Mons. Fernando Ramos, obispo auxiliar de Santiago y secretario de la Conferencia Episcopal minutos después de haber salido de la audiencia.
“Tuvimos un encuentro con el Santo Padre, casi tres horas conversando con él”. Y precisó que “ha sido una experiencia muy hermosa de comunión eclesial, con un Papa que nos escuchó y alentó en nuestra misión, en un espíritu de diálogo de mutua comprensión, de estimulación a la evangelización y a la misión de la Iglesia, y creo que todos hemos salido muy contentos”.
Interrogado sobre las preocupaciones particulares del Papa sobre la pastoral en Chile, señaló que “van en la línea de cómo mejorar la evangelización, la comunión eclesial, favorecer mejor el servicio a las personas más postergadas de la sociedad, que es un tema que está en el corazón del Santo Padre y que la Iglesia chilena tiene un larguísimo recorrido en esta línea”.
Sobre una visita del Papa al país andino, el secretario de la Conferencia Episcopal señaló “algo hablamos, al Papa le gustaría pero hay que conciliar muchas cosas, no hubo nada concreto y definitivo”.
Concluyó señalando que “el Papa recibió muchas expresiones de cariño de las diócesis, lo que trasmitieron los obispos y al final terminamos con un momento de oración y una bendición para todos nosotros”.
Lista de los obispos en visita ad limina, dada por la Oficina de prensa de la Santa Sede
S.E. Mons. Guillermo Patricio Vera Soto, obispo de Iquique;
S.E. Mons. Óscar Hernán Blanco Martínez, O.M.D., obispo de San Juan Bautista de Calama;
S.E. Mons. Moisés Carlos Atisha Contreras, obispo de San Marcos de Arica;
S.E. Mons. Fernando Natalio Chomalí Garib, arzobispo metropolita di Concepción;
S.E. Mons. Carlos Eduardo Pellegrín Barrera, S.V.D., obispo de Chillán;
S.E. Mons. Pedro Felipe Bacarreza Rodríguez, obispo de Santa María de Los Ángeles;
S.E. Mons. Héctor Eduardo Vargas Bastidas, S.D.B., obispo de Temuco;
S.E. Mons. Ignacio Francisco Ducasse Medina, obispo de Valdivia;
S.E. Mons. Francisco Javier Stegmeier Schmidlin, obispo de Villarrica;
S.E. Mons. René Osvaldo Rebolledo Salinas, Arciobispo de La Serena;
S.E. Mons. Celestino Aós Braco, O.F.M. Cap., obispo de Copiapó;
S.E. Mons. Jorge Patricio Vega Velasco, S.V.D., Prelato di Illapel;
S.E. Mons. Cristián Caro Cordero, Arciobispo de Puerto Montt;
S.E. Mons. Juan de la Cruz Barros Madrid, obispo de Osorno;
S.E. Mons. Bernardo Miguel Bastres Florence, S. D.B., obispo de Punta Arenas;
S.E. Mons. Juan María Agurto Muñoz, O.S.M, obispo de San Carlos de Ancud;
Em.mo Card. Ricardo Ezzati Andrello, S.D.B., Arciobispo de Santiago de Chile
Obispos auxiliares:
S.E. Mons. Luis Fernando Ramos Pérez, obispo tit. de Tetci,
S.E. Mons. Mons. Pedro Mario Ossandón Buljevic, obispo tit. de La Imperial,
S.E. Mons. Galo Fernández Villaseca, obispo tit. di Simingi,
S.E. Mons. Jorge Enrique Concha Cayuqueo, O.F.M., obispo tit. de Carpi;
S.E. Mons. Tomislav Koljatic Maroevic, obispo de Linares;
S.E. Mons. Cristián Contreras Villarroel, obispo de Melipilla;
S.E. Mons. Alejandro Goić Karmelić, obispo de Rancagua;
S.E. Mons. Juan Ignacio González Errázuriz, obispo de San Bernardo;
S.E. Mons. Cristián Enrique Contreras Molina, O. de M., obispo de San Felipe;
S.E. Mons. Horacio del Carmen Valenzuela Abarca, obispo de Talca;
S.E. Mons. Gonzalo Duarte García de Cortázar, SS.CC., obispo de Valparaíso;
S.E. Mons. Santiago Jaime Silva Retamales, ordinario militar;
S.E. Mons. Luigi Infanti Della Mora, O.S.M., obispo tit. de Cartenna, vicario apostólico de Aysén.


El cardenal Ezzati: con el Papa hemos hablado de todos los temas, ninguno vedado
Posted by Sergio Mora on 20 February, 2017



(ZENIT – Roma, 20 Feb. 2017).- “Una gracia, una novedad, un descubrimiento del ejercicio del ministerio petrino de una manera realmente sinodal, donde el Papa nos escuchó, nos habló, pudimos intercambiar durante casi tres horas hablando de todos los temas, ninguno vedado. Esto ha sido una cosa maravillosa”.
Así el cardenal arzobispo de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati, describió a ZENIT el encuentro que tuvieron este lunes con el papa Francisco en el Vaticano, con motivo de la visita ad limina que están realizando en Roma los obispos del país andino.
Sobre la familia y los matrimonios heridos, “el Papa hablando de la ‘Amoris Laetitia‘ indicó –dijo el purpurado italo-chileno– sobre todo lo que significa la acogida, la compresión, el discernimiento, la luz del espíritu y después la integración en la medida que sea posible”.
Interrogado sobre las décadas del pasado en Chile la situación actual, el cardenal salesiano señaló que “las heridas del pasado hay que superarlas, en primer lugar el recuerdo y la memoria de lo que ha pasado no hay que olvidarlo, hay que tenerlo siempre presente” dijo. Precisó entretanto que “un país no se reconcilia simplemente teniendo presente los hechos del pasado y pidiendo solamente justicia”.
Añadió que “se requiere siempre un paso gratuito y ese paso es el don de la reconciliación. Que me hace reconocer la verdad, el horror de las cosas que fueron mal hechas pero que abre el corazón a la esperanza y lo abre efectivamente”.
Sobre el caso de la etnia mapuche en el sur de Chile y de los incendios de templos en señal de protesta, el cardenal nacido en Italia explicó que la única salida es el diálogo: “El caso mapuche se soluciona creyendo que el pueblo mapuche tiene su dignidad y sus derechos, y por ello con una actitud de mucha escucha hacia ellos, de reparación de los daños hechos, y con la buena voluntad de mapuches y chilenos reconciliada y unida”.
“Recuerdo siempre una cosa –concluyó el presidente de la Conferencia episcopal– que cuando terminé como arzobispo de Concepción y me tocó inaugurar un centro de educación superior que los mapuches nos habían pedido, en Cañete, la capital del pueblo mapuche, uno de sus dirigentes me dijo y lo recuerdo siempre: ‘Miren esta bandera chilena, nos sentimos parte de esta bandera, pero quiero observar que esta bandera no tiene un solo color'”. Para indicar así “que la unidad del pueblo no lo hace el ser de un mismo color o etnia, sino crear esta unidad a partir de la riqueza de la diversidad”.


La ideología de género es de algunos, no de la gente común, indica el cardenal Ezzati
Posted by Sergio Mora on 20 February, 2017



(ZENIT – Roma – 20 Feb. 2017).- La ideología de género es contraria a la revelación cristiana, no viene de la gente común sino de grupos interesados. Este ha sido uno de los temas que los obispos de Chile en visita ad limina, han conversado este lunes con el papa Francisco le indicó a ZENIT el arzobispo de Santiago de Chile, cardenal Ricardo Ezzati.
“Tocamos también el tema de la ideología de género y el papa Francisco nos hizo ver lo que significa desde la perspectiva teológica y pastoral este desafío grande”. Francisco subrayó, dijo el cardenal, que “en primer lugar toda esta doctrina del género es contraría a la revelación cristiana, de Dios que es padre, de Dios que nos llama a ser miembros de una comunidad, de amarnos y de ser fecundos”.
Y por consiguiente –prosiguió el cardenal salesiano– nos hizo una gran invitación a entrar en este mundo muy marcado por esto, con la novedad del Evangelio y con la capacidad de hacerlo también de la manera pedagógicamente y pastoralmente adecuada”.
“La teoría de género –prosiguió el purpurado– no viene de la gente sino de algunos, que también son gente, pero no de quienes uno encuentra todos los días en la calle. Es una ideología que proviene de grupos interesados”.
Concluyó recordando que “la verdad hay que decirla y testimoniarla de manera respetuosa, porque tenemos una buena noticia que entregar”.


Mons. Gallagher: la mediación en el conflicto de Beagle demuestra que la paz se puede lograr si hay voluntad política
Posted by Sergio Mora on 20 February, 2017



(ZENIT – Roma, 20 Feb. 2017).- “La mediación entre Argentina y Chile en el conflicto del Beagle, es un modelo de cómo la paz se puede lograr si hay voluntad política”.
Lo dijo este lunes el secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, Mons. Paul Gallhager, en la misa que se ha celebrado en Roma en recuerdo del cardenal Antonio Samoré, mediador entre Argentina y Chile en el llamado conflicto del Beagle.
La eucaristía fue celebrada este lunes en la Iglesia Nacional Argentina en Roma, con motivo de los 34 años de la muerte del purpurado italiano designado por el papa san Juan Pablo II, mediador en el inminente conflicto de 1978 entre los dos países, que concluyó con el tratado de paz de 1984,
La misa organizada por las embajadas de Argentina y Chile ante la Santa Sede, fue presidida por el Secretario para las relaciones con los Estados de la Santa Sede, Gallagher y concelebrada junto al cardenal chileno Ricardo Ezzati; a Mons. Claudio María Celli, a los obispos chilenos en visita ad Límina, entre otros.
El ‘ministro de Relaciones Exteriores’ de la Santa Sede, en la homilía señaló: “Todos juntos queremos agradecer a Dios por la amistad entre Argentina y Chile”. Recordó la imagen del Cristo Redentor en la frontera andina de los dos países y la frase que tiene a sus pies, señalando que se romperán estas montañas antes que los argentinos y chilenos rompan la paz. Señaló también que ser constructores de puentes y promotores de paz es una responsabilidad de cada uno.
Mons. Gallagher concluyó la homilía deseando que la Virgen santísima patrona de los pueblos de Amércia los conduzca por las sendas de paz”.
A la celebración siguió un vino de honor, y el embajador argentino ante la Santa Sede, Rogelio Pfifter señaló “no nos hemos salido ni nos saldremos jamás del camino de la paz porque somos países hermanos”.
Por su parte el embajador de Chile ante la Santa Sede, Mariano Fernández Amunátegui, señaló que “después de este tiempo difícil se abrió un camino de paz que consolidaron los gobierno democráticos, y que terminamos psicológicamente con rivalidades y hoy funcionamos bien en muchas cosas como lo demuestra el turismo entre los dos países”. Quiso recordar también los cardenales Raúl Primatesta y Raún Silva Henriquez fueron quienes pidieron la mediación de la Santa Sede.


Sugranyes: la economía de comunión no discute la empresariedad, sino la visión del lucro
Posted by Sergio Mora on 20 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La ecología no es algo en sí mismo, sino que en el papa Francisco es parte de una visión de conjunto del bien común de la humanidad. La economía de comunión no discute la empresariedad, sino la visión del lucro.
Lo indicó el presidente de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice, Domingo Sugranyes Bickel, respondiendo a los periodistas al margen de la presentación del premio internacional de la fundación, este 15 de febrero de 2017 en la Sala de prensa de la Santa Sede, con la presencia del cardenal Reinhard Marx.
Sobre la economía de comunión, señaló que “una cosa es la filantropía del mundo capitalista, que es útil, ayuda mucho pero que tiene sus límites. Otra cosa es transformar las propias políticas económicas y visiones que rigen el futuro empresarial”. Añadió que “hay muchísimas empresas que están trabajando en esta línea”, si bien reconoció que “también hay ejemplos negativos”.
El Santo Padre “dice ‘no’ a una economía que mata, lo que no quiere decir que las economías maten” si bien Francisco tiene el mérito de “pone este debate sobre la mesa, como raramente había sido hecho en el pasado”, entretanto “en muchas ocasiones ha expresado cuidadosamente el papel del empresario en el desarrollo, y la economía de comunión no discute el principio de la empresariedad sino que lo promueve”.
“También hay que recordar –prosiguió Sugranyes– que nuestra economía ha reducido la pobreza de forma espectacular como nunca había sucedido en el pasado”, aunque reconoce que “ese proceso de crecimiento a su vez crea desigualdades, y la nueva economía que está surgiendo cambia profundamente las normas y el concepto del trabajo, y es posible que cree nuevas desigualdades” si bien para reducirlas desde hace muchos años “hay sistemas conocidos en marcha a través de la imposición y la fiscalidad. Pero no es suficiente”.
Por ello, señala, “en la fundación Centesimus annnus estamos promoviendo una nueva red de fondos voluntarios de solidaridad porque creemos que la respuesta fiscal no resuelve todo”.
Sobre la Laudato si’, señaló que es necesario entender esta visión global de Santo Padre, “en la que la ecología no es una cosa a sí misma sino que es parte de una visión de conjunto del bien común de la humanidad”.
Leer también: El Papa sobre la economía de comunión: no es evitar el lucro sino compartirlo



Sugranyes: sobre capitalismo y mercado se simplifica mucho. Los abusos financieros sí están en tela de juicio
Posted by Sergio Mora on 20 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Sobre el capitalismo y el mercado se simplifica mucho, no se puede cortar el crecimiento pero el desarrollo integral es mucho más amplio. Hay una amplia tradición cristiana y católica en el pensamiento de lo que es el valor del mercado. Por lo que se refiere a los abusos financieros de los diez últimos años, todo esto está en tela de juicio.
Lo indicó el profesor Domingo Sugranyes Bickel, presidente de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice, interrogado por ZENIT en una conversación al margen de la presentación del III Premio Internacional “Economía y Sociedad”, presentado en la sala de prensa de la Santa Sede, este 15 de febrero de 2017.
El ganador del premio internacional es el alemán Markus Vogt por su obra Prinzip Nachhaltigkeit. Ein Entwurf aus theologisch-ethischer Perspektive, y a la conferencia de prensa disertó el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y Friesing y el Presidente de la Fundación.
“El ganador del premio –precisó Sugranyes– tiene la misma visión de la Laudato Si’, aunque la desarrolla más con aspecto científicos. Básicamente una economía sostenible tiene que ser una economía, con crecimiento. Pero tiene que existir también un contexto institucional y de cultura de los agentes económicos que haga que los efectos sean favorables para la mayoría, y esto requiere en cada época nuevas fórmulas”.
Interrogado sobre la economía mercado y el capitalismo, si se condenan estas o sus abusos, el presidente de la Fundación precisó: “Yo creo que sí, habría que definir los términos. La economía del mercado preexiste al capitalismo”, dijo. Y recordó que “hay una amplia tradición cristiana y católica en el pensamiento en lo que es el valor del mercado. Al capitalismo, si se refiere a los abusos financieros de los diez últimos años, bien, esto está en tela de juicio”.
Respondiendo siempre a ZENIT sobre si hay demasiadas simplificaciones periodísticas sobre el tema, respondió: “Creo que sí, no se puede cortar la máquina del crecimiento. Otra cosa es decir como dice el papa Francisco que el crecimiento no resuelve todo, porque el desarrollo integral es algo mucho más amplio”.
Leer también: Sugranyes: la economía de comunión no discute la empresarialidad, sino la visión del lucro


San Pedro Damiani – 21 de febrero
Posted by Isabel Orellana Vilches on 20 February, 2017



(ZENIT – Madrid).- La penitencia, el ayuno de las pasiones, tiene en la vida santa una expresión concreta. Todo aquel que aspira a la perfección sabe, porque así lo indicó Cristo, que no puede alcanzarla si no está dispuesto a negarse a sí mismo. Ahora bien, durante siglos en la historia de la ascética las penitencias físicas tenían gran ascendente sobre otras opciones expiatorias. Sin embargo, la virulencia con la que muchos hombres y mujeres se aplicaron cilicios y disciplinas varias, no siempre dio los resultados que cabría esperar.
Pedro Damiani, que inició una vía purgativa alentada por la mortificación física, se percató después del alcance de esa entrega cotidiana que conllevan los heroicos y silenciosos sacrificios, siempre lacerantes, pero llenos de bendiciones. Nació en Ravena, Italia, en 1007. Pertenecía a una familia numerosa y pobre. Fue el último de los hijos y perdió a sus padres prematuramente. Entonces quedó a cargo de uno de sus hermanos, que le trató con inusitada dureza. Apenas sabía caminar y ya estaba cuidando puercos. Pero otro de sus hermanos, Damián, era arcipreste de Ravena y se ocupó de su formación. Cursó estudios en Faenza y en Parma con gran aprovechamiento, bajo su atenta mirada. Impresionado y agradecido por el trato fraternal que recibió, Pedro incorporó el nombre de pila de aquél al suyo; de ahí proviene Damiani. Acostumbrado a la rudeza de la vida, que sufrió tan tempranamente, la austeridad fue su gran aliada cuando determinó abandonar el mundo exterior ingresando en el convento de Fonte Avellana, donde residía una comunidad de ermitaños.
La divina Providencia alumbró sus reflexiones con la presencia inesperada de dos benedictinos que pertenecían al convento y que dieron respuesta satisfactoria a sus preguntas respecto a la forma de vida que llevaban. Experimentando con fuerza las tentaciones de la carne, no dudó en defenderse de los ataques del maligno arrancándose de las garras del pecado con duras mortificaciones. En conformidad con las costumbres de la época colocó debajo de su camisa un cilicio, se azotaba y ayunaba. Su cuerpo no estaba hecho a esta clase de durezas tan intensas y sintió el peso de su debilidad. Comprendió entonces que las penitencias deben ser otras, entendiendo que debía tener paciencia y cumplir los afanes del día a día, estudiando y trabajando con denuedo.
La severidad que se infligía, se tornaba misericordia e indulgencia con los demás, siempre atendiendo a la vivencia de la caridad. Había aprendido de su experiencia y enseñó a otros a que luchasen por el Reino de Dios; esa era su mejor y más fecunda penitencia en lugar de castigar su organismo. Se dedicó a estudiar las Sagradas Escrituras con tanto empeño que fue designado para suceder al abad, y en contra de su voluntad, ya que en manera alguna deseaba esa misión, la asumió en 1043. De su fecunda pluma surgieron textos dirigidos a los ermitaños. Señaló los deberes de clérigos y monjes, abordando también temas morales y disciplinares. Decía: «Es imposible restaurar la disciplina una vez que ésta decae; si nosotros, por negligencia, dejamos caer en desuso las reglas, las generaciones futuras no podrán volver a la primitiva observancia. Guardémonos de incurrir en semejante culpa y transmitamos fielmente a nuestros sucesores el legado de nuestros predecesores».
Es autor del Libro Gomorriano (por Gomorra), con el que quiso contrarrestar el poderoso influjo de las costumbres licenciosas de su tiempo. «Este mundo —escribió en esta obra—se hunde cada día de tal suerte en la corrupción, que todas las clases sociales están podridas. No hay pudor, ni decencia, ni religión; el brillante tropel de las santas virtudes ha huido de nosotros. Todos buscan su interés; están devorados por el apetito insaciable de los bienes de la tierra. El fin del mundo se acerca, y ellos no cesan de pecar. Hierven las olas furiosas del orgullo, y la lujuria levanta una tempestad general. El orden del matrimonio está confundido, y los cristianos viven como judíos. Todos, grandes y pequeños, están enredados en la concupiscencia, nadie tiene vergüenza del sacrilegio, del perjurio, de la lujuria, y el mundo es un abismo de envidia y de hediondez».
Promovió la comunión con la Sede Apostólica. Es conocida su actividad en contra de la simonía, frecuente en la época, que proporcionaba a la Iglesia gobernantes indignos de su oficio. Vivió austeramente hasta el final de su existencia. Huyendo del ocio como de la peste, cuando no se hallaba en la oración o estaba absorto en el trabajo, fabricaba utensilios diversos. Fundó otras cinco comunidades de ermitaños fomentando entre los monjes el espíritu de retiro, caridad y humildad. Además, estuvo al servicio de la Iglesia. Fue designado obispo y cardenal de Ostia en 1057. Su última misión fue solventar el controvertido asunto que implicaba al arzobispo de Ravena por indicación del papa Alejandro II. Aquél había sido excomulgado por sus atrocidades. Cuando llegó para entrevistarse con él, el arzobispo había muerto. Pero convirtió a sus cómplices, a quienes impuso la debida penitencia. En febrero de 1072 al regresar a Roma contrajo una fiebre de tal calibre que a los ocho días se produjo su muerte. En estos postreros instantes le acompañaron un grupo de monjes que residía en un monasterio establecido en una zona circundante a Faenza, que recitaron los maitines alrededor de su lecho. León XIII lo canonizó el año 1823, y él mismo lo declaró doctor de la Iglesia en 1828.