Servicio diario - 24 de febrero de 2017


 

El Papa en la Academia de las Ciencias reitera que el acceso al agua potable es un derecho humano básico
Posted by Redaccion on 24 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El acceso al agua potable es un derecho humano básico y es prioritario educar a las próximas generaciones sobre esto, cuando cada día mil niños mueren a causa de enfermedades relacionadas con el agua y millones de personas consumen agua contaminada.
Lo indicó el papa Francisco este viernes 24 de febrero en el Vaticano, al participar a la clausura del encuentro de dos días que reunió a un centenar de personalidades y científicos en la Casina Pio IV.
Así el Santo Padre al clausurar el congreso que llevó por título: “El derecho humano al agua: aportes y perspectivas interdisciplinarias sobre la centralidad de las políticas públicas en la gestión del agua y el saneamiento” señaló que “Dios Creador no nos abandona en este trabajo para dar a todos y a cada uno acceso al agua potable y segura”.
E improvisando durante el discurso escrito se interrogó: “Me pregunto si en esta guerra mundial en trozos que estamos viviendo no estamos yendo hacia una gran guerra mundial por el agua”.
A continuación el texto completo del mensaje:
“Queridos hermanos y hermanas, buenas tardes. Saludo a todos los presentes y les agradezco su participación en este Encuentro que aborda la problemática del derecho humano al agua y la exigencia de políticas públicas que puedan afrontar esta realidad. Es significativo que ustedes se unan para aportar su saber y sus medios con el fin de dar una respuesta a esta necesidad y a esta problemática que vive el hombre de hoy.
Como leemos en el libro del Génesis, el agua está en el comienzo de todas las cosas (cf. Gn 1,2); es «criatura útil, casta y humilde», fuente de la vida y de la fecundidad (cf. San Francisco de Asís, Cántico de las Criaturas). Por eso, la cuestión que ustedes tratan no es marginal, sino fundamental y muy urgente.
Fundamental, porque donde hay agua hay vida, y entonces puede surgir y avanzar la sociedad. Y es urgente porque nuestra casa común necesita protección y, además, asumir que no toda agua es vida: sólo el agua segura y de calidad – siguiendo con la figura de san Francisco: el agua “que sirve con humildad”, el agua “casta”, no contaminada.
Toda persona tiene derecho al acceso al agua potable y segura; este es un derecho humano básico, y una de las cuestiones nodales en el mundo actual (cf. Enc. Laudato si’, 30; Enc. Caritas in veritate, 27). Es doloroso cuando en la legislación de un país o de un grupo de países no se considera al agua como un derecho humano. Más doloroso aún cuando se quita lo que estaba escrito y se niega este derecho humano.
Es un problema que afecta a todos y hace que nuestra casa común sufra tanta miseria y clame por soluciones efectivas, realmente capaces de superar los egoísmos que impiden la realización de este derecho vital para todos les seres humanos.
Es necesario otorgar al agua la centralidad que merece en el marco de las políticas públicas. Nuestro derecho al agua es también un deber con el agua. Del derecho que tenemos a ella se desprende una obligación que va unida y no puede separarse.
Es ineludible anunciar este derecho humano esencial y defenderlo, como se hace pero también actuar de forma concreta, asegurando un compromiso político y jurídico con el agua. En este sentido, cada Estado está llamado a concretar, también con instrumentos jurídicos, cuanto indicado por las Resoluciones aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 2010 sobre el derecho humano al agua potable y el saneamiento.
Por otra parte, cada actor no estatal tiene que cumplir sus responsabilidades hacia este derecho. El derecho al agua es determinante para la sobrevivencia de las personas (cf. ibíd, 30) y decide el futuro de la humanidad. Es prioritario también educar a las próximas generaciones sobre la gravedad de esta realidad.
La formación de la conciencia es una tarea ardua; precisa convicción y entrega. Y yo me pregunto si en medio de esta “tercera guerra mundial a pedacitos” que estamos viviendo, no estamos en camino hacia la gran guerra mundial por el agua. Las cifras que las Naciones Unidas revelan son desgarradoras y no nos pueden dejar indiferentes: cada día mil niños mueren a causa de enfermedades relacionadas con el agua; millones de personas consumen agua contaminada. Estos datos son muy graves; se debe frenar e invertir esta situación.
No es tarde, pero es urgente tomar conciencia de la necesidad del agua y de su valor esencial para el bien de la humanidad. El respeto del agua es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos (cf. ibíd., 30). Si acatamos este derecho como fundamental, estaremos poniendo las bases para proteger los demás derechos.
Pero si nos saltamos este derecho básico, cómo vamos a ser capaces de velar y luchar por los demás. En este compromiso de dar al agua el puesto que le corresponde, hace falta una cultura del cuidado (cfr ibid., 231) – parece una cosa poética y, bueno, la Creación es una “poiesis”, esta cultura del cuidado que es creativa – y además fomentar una cultura del encuentro, en la que se unan en una causa común todas las fuerzas necesarias de científicos y empresarios, gobernantes y políticos.
Es preciso unir todas nuestras voces en una misma causa; ya no serán voces individuales o aisladas, sino el grito del hermano que clama a través nuestro, es el grito de la tierra que pide el respecto y el compartir responsablemente de un bien, que es de todos. En esta cultura del encuentro, es imprescindible la acción de cada Estado como garante del acceso universal al agua segura y de calidad.
Dios Creador no nos abandona en este trabajo para dar a todos y a cada uno acceso al agua potable y segura. Pero el trabajo es nuestro, la responsabilidad es nuestra. Deseo que este Seminario sea una ocasión propicia para que sus convicciones se vean fortalecidas, y salgan de aquí con la certeza de que su trabajo es necesario y prioritario para que otras personas puedan vivir.
Es un ideal por el que merece la pena luchar y trabajar. Con nuestro «poco» estaremos contribuyendo a que nuestra casa común sea más habitable y más solidaria, más cuidada, donde nadie sea descartado ni excluido, sino que todos gocemos de los bienes necesarios para vivir y crecer en dignidad. Y no olvidemos los datos, las cifras, de las Naciones Unidas. No olvidemos que cada día mil niños, cada día, mueren por enfermedades en relación con el agua. Muchas gracias”.


El Papa en Sta. Marta: “Señor, que sea justo pero con misericordia”
Posted by Redaccion on 24 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- “Señor, que sea justo pero justo con misericordia”, esta esla oración sugerida por el papa Francisco para no caer en el ‘engaño hipócrita’ de la ‘casuística’ en la lógica del ‘se puede’ o ‘no se puede’.
Lo dijo el Santo Padre en homilía de la misa de este viernes en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, precisando que en el Evangelio de Marcos se indica que “la multitud lo seguía para aprender, porque él hablaba con autoridad” y “también para hacerse curar”.
En cambio un segundo grupo lo seguía para ponerlo a la prueba. El tercer grupo es el de los discípulos, que lo seguían porque lo querían y porque Jesús les había llamado.
Los doctores de la Ley le preguntan a Jesús si un marido puede rechazar a la propia esposa. Y Él “no les responde si es lícito o no; no entra en la casuística, porque ellos pensaban en la fe en términos de ‘se puede’ o ‘no se puede’. Y les pregunta: ‘¿Qué les ordenó Moisés?
Al responder a esta pregunta de Jesús, los doctores de la Ley “explican el permiso de Moisés para rechazar la esposa, y son justamente ellos a caer en la trampa, porque Jesús les califica de ‘duros de corazón’”.
Jesús les indica que “por esto el hombre dejará a su padre y a su madre” y se “pone en camino”, y “no son dos, pero una sola carne”.
El evangelista Marcos narra en su Evangelio que ‘el tercer grupo’ lo interroga nuevamente sobre el tema. Y Jesús es muy claro: ‘Quien repudia la propia esposa y se casa con otra comete adulterio hacia ella; y si ella, repudiada por su marido se casa con otro, comete adulterio”.
Alguien podrá objetar, señala el Santo Padre que Jesús fue a hablar con la adúltera, y con aquella pagana samaritana, y con uno que no era judío, y que bebió de un vaso que no había sido purificado. ¿Cómo explicar todo esto?
“Es el camino cristiano” dijo Francisco, porque “Él, pensemos a Mateo, Zaqueo, en los banquetes con los pecadores, iba a comer con ellos”. Y a aquellos que usaban la lógica del ‘se puede o ‘no se puede’, en otro paso del Evangelio, los califica de hipócritas.
Y esto lo hacían valer “con el cuarto mandamiento: se negaban de asistir a los propios padres con la excusa de que habían dado una buena oferta a la Iglesia. ¡hipócritas!”
Además no existe solamente la verdad, explicó el Papa, “también la misericordia, porque él es la encarnación de la misericordia del Padre”. No es fácil, pensemos a las tentaciones cuando se hacen negocios. Los negociantes dicen: “Yo puedo hacer hasta aquí, despido a estos empleados y gano más aquí”.
El camino “que nos hace ir de la casuística a la verdad y a la misericordia no es fácil: necesitamos la gracia de Dios para que nos ayude a ir adelante”.
Y la oración necesaria es pedir ser “justos en la misericordia com tú eres justo en la misericordia”. Uno de mentalidad casuística plantea: ¿qué es más importante en Dios, la justicia o la misericordia?. Este, asegura el Papa, “es un pensamiento enfermo”. En realidad “no son dos, es una sola cosa. En Dios la justicia es misericordia y la misericordia es justicia”.


Visita ‘ad limina’ de los obispos chilenos: segunda reunión con el Papa y siete cardenales
Posted by Redaccion on 24 February, 2017



(ZENIT- Ciudad del Vaticano).- Los obispos de Chile en visita ad limina tuvieron este jueves 23 de febrero por la tarde una reunión en el Vaticano con el santo padre Francisco, que además de tres horas de duración contó con la presencia de siete cardenales y prefectos de dicasterios.
El cardenal arzobispo de Santiago Ricardo Ezzati, señaló que “ha sido un diálogo muy cordial, muy sincero y profundo, con mucha perspectiva de renovación para la Iglesia universal y también para la Iglesia en América Latina y Chile en particular”.
Desde “una perspectiva muy elevada” se abordaron temas como el rol de los colegios católicos frente a la reforma de la educación chilena, los escándalos en la Iglesia, sobre cómo enfrentar la gran disminución de las vocaciones y los delitos canónicos de los sacerdotes.
También se abordó el tema de las leyes contrarias al pensamiento cristiano promulgadas o que están en discusión en Chile, como el aborto, los matrimonios igualitarios, el proyecto de identidad de género.
Otro de los temas fue la situación del pueblo mapuche. “Una de las principales indicaciones que nos dejó el Santo Padre –indicó el arzobispo de Santiago– es tener una sensibilidad muy grande hacia los pueblos originales, para comprenderlos en su identidad y acompañarlos en la búsqueda de su reconocimiento de derechos”. Esta ha sido “la visita más cercana, más sinodal, como le gusta decir al Papa, que he vivido en mi vida de 21 años como obispo”, concluyó el cardenal.
Por su parte, monseñor Fernando Ramos, obispo Auxiliar de Santiago señaló que este encuentro fue “con mucho diálogo y alegría”, Y concluyó: “lo entendemos como una verdadera gracia de Dios”.
Monseñor Jorge Concha, destacó “la importancia que se le dio al discernimiento y a la búsqueda de la evangelización en el presente y en el futuro. Fue una experiencia única. Se está inaugurando en la Santa Sede un modo nuevo de realizar las visitas Ad Limina para toda la Iglesia”.
Cardenales y monseñores de la Santa Sede presentes en la reunión de este jueves
– Cardenal Pietro Parolin: Secretario de Estado
– Cardenal Marc Ouellet: Prefecto Dicasterio Obispos y Presidente Pontificia Comisión para América Latina
– Cardenal Gerhard Ludwig Muller: Prefecto Dicasterio Doctrina de la Fe
– Cardenal Kevin Farrell: Prefecto Dicasterio Laicos
– Cardenal Giuseppe Versaldi: Prefecto Dicasterio Educacion Católica
– Cardenal Beniamino Stella: Prefecto Dicasterio Clero
– Cardenal Joao Braz: Prefecto Dicasterio Institutos de Vida Consagrada y Sociedades Apostólica
– Monseñor Paul Richard Gallagher Gallagher: Responsable Relaciones con los Estados
– Monseñor Ilson de Jesús Montanari: Secretario Congregación Obispos


Francisco graba un video para los ‘sacerdotes de frontera’ que combaten la droga en Chile
Posted by Sergio Mora on 24 February, 2017



(ZENIT – Roma).- En el marco de la visita Ad Limina que realizan los obispos de Chile en el Vaticano, el Papa Francisco envió un video de 30 segundos grabado con celular, alentando a los sacerdotes y comunidades parroquiales de Santiago –que enfrentan contextos de tráfico de drogas y violencia– a “luchar contra las mafias que imponen la droga”.
Al concluir la segunda reunión que el Santo Padre sostuvo ayer jueves con los obispos de Chile, a la que participaron también siete cardenales, Mons. Pedro Ossandón se animó a pedir un video al Santo Padre, que fue grabado con el celular del obispo de San Bernardo, monseñor Juan Ignacio González, señala la Web de los obispos de Chile.
“Mis hermanos sacerdotes –dijo el Papa– que trabajan en la frontera de la droga-dependencia y tienen que luchar por prevenir a los chicos, por sacar a los chicos y luchar contra las mafias que imponen la droga”.
“Que el Señor –concluyó el Pontífice– los acompañe. A veces pienso que están en el Huerto de los Olivos. No dejen de rezar, que Dios los bendiga”.


El embajador de México: el muro de Trump nos beneficiará. El Papa está por encima de las coyunturas
Posted by Sergio Mora on 24 February, 2017



(ZENIT – Roma).- ‘Mi opinión es que la nueva política de Estados Unidos le va a generar a México muchos beneficios, porque así mi país podrá cortar ese cordón umbilical que durante años nos ha cerrado hacia otras fronteras, fortaleciéndonos hacia adentro y hacia afuera’.
Lo indicó este viernes 24 de febrero de 2017, el embajador de México en Italia, Juan José Guerra Abud, en un desayuno de trabajo para periodistas y diplomáticos, en el que expusieron también, el embajador de Chile en Italia, Fernando Ayala; el portavoz de Sant’Egidio para América Latina, Gianni La Bella; y el corresponsa en Italia del The Wall Street Journal, Francis Rocca.
“Al papa Francisco los mexicanos lo queremos mucho y es una guía espiritual para los mexicanos, de todos los cultos y un líder moral para todas las religiones”, señaló el embajador. Y Añadió citando al Santo Padre por lo dicho en el discurso al Forum de la inmigración que “a los migrantes hay que apoyarlos, recibirlos hacerlos que crezcan y que se integren”. Es, precisó “una guía a la que se debe tomar en cuenta”.
Entretanto preciso que “el papa habla no solamente de América Latina y Estados Unidos, sino también de Europa con África, etc. estando por encima de las coyunturas”.
En el evento organizado por Mediatrends América, con la colaboración de la española Fundación Promoción social de la Cultura y el Instituto Cervantes en Roma, el diplomático aseguró: “Es claro que cada uno puede construir en su casa un muro, pero no puede pedirle a su vecino que lo pague.
Recordó además que todos los días un millón de personas cruzan la frontera entre México y Estados Unidos para trabajar, por turismo y compras, así como 300 mil vehículos de carga. Y que en la manifestación ‘un día sin latinos’, varios hoteles y empresas tuvieron que cerrar.
Precisó eso sí: “no queremos que haya ilegalidad ni en México ni en Estados Unidos”.
Entre los datos proporcionados por el embajador Guerra, está que en el último año se ha registrado un fuerte flujo de mexicanos residentes en Estados Unidos que regresan. Y que para detener la emigración es necesario es crear oportunidades de crecimiento en otros países. Porque si hay gente emigra es buscando empleo y los estadounidenses obtienen con los latinos un servicio que no tendrían. Y si hay 11 millones de migrantes ilegales en Estados Unidos, no son ociosos, sino que están trabajando.
Sobre el Tratado de Libre Comercio NAFTA, del cual el presidente de Estados Unidos, Ronald Trump se ha quejado, el embajador de México recordó que el intercambio comercial alcanza los 600.000 millones de dólares entre Estados Unidos y los otros miembros del tratado. Y que México le compra a EEUU 235.000 millones de dólares, vale a decir más que China, Japón, Corea del Sur y Tailandia juntos. Baste pensar, añadió que Alemania, Italia, Francia, Bélgica Suiza e Italia comercian con EEUU 260.000 millones de dólares.
Leer también: América Latina da gran atención al Papa cuando habla de crear puentes y no muros


El embajador de Chile: América Latina escucha al Papa cuando habla de crear puentes y no muros
Posted by Sergio Mora on 24 February, 2017



(ZENIT – Roma).- El embajador de Chile en Italia, Fernando Ayala, consideró que “toda América Latina ha prestado mucha atención a las palabras del papa Francisco cuando dijo que más que muros en el mundo, se necesitan puentes”. O sea “un mensaje claro respecto a lo que debe ser la posición de nuestros países: abrir las puertas, recibir, integrar y compartir”.
El embajador chileno indicó estos conceptos, en un desayuno de trabajo para periodistas y diplomáticos que se realizó hoy viernes 24 de febrero en el hotel NH Giustiniani, en el que expusieron también el embajador de México en Italia, Juan José Guerra Abud; el portavoz de Sant’Egidio para América Latina, Gianni La Bella; y el corresponsal en Italia del The Wall Street Journal, Francis Rocca.
Sobre el actual presidente Donald Trump, el embajador Ayala consideró que representa una visión más pura y refinada de como muchos estadounidenses entienden el poder.
Recordó además que Estados Unidos es un país que siempre necesitará enemigos por su industria bélica, que hemos crecido con influencias estadounidenses debido a su cine, bebidas y hamburguesas, junto al rol mundial que tomó con la II Guerra mundial, hoy acentuado con la globalización y liberalización el sistema financiero. El embajador Ayala citó a Henry Kissinger cuando expresó que “la globalización es en definitiva el nuevo término para demostrar la hegemonía de Estados Unidos”.
“Washington entretanto deber entender que necesita de sus aliados y por lo tanto de América Latina”, dijo, y la actual Administración “que el mercado acabará imponiéndose sobre visiones proteccionistas”, añadió el diplomático. Reconoció que ahora Estados Unidos “pondrá más atención a su mercado interno pero no podrá ser para siempre”, porque como “en el caso de Chile, le compramos más a Estados Unidos de lo que le vendemos”, dijo.
Señaló además que el gigante del norte “tampoco podrá prescindir de la emigración, debido que ante la baja natalidad los migrantes cubren ese déficit, y porque además mantienen bajos los salarios”. Añadió que con la migración “llegan cerebros y profesionales que enriquecen a EEUU” y que Washington necesita ayuda para combatir la droga, sin olvidar el tema de la cooperación militar y venta de armas, sumado al de la seguridad hemisférica.
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VIII Domingo ordinario – La providencia de Dios
Posted by Enrique Díaz Díaz on 24 February, 2017




Isaías 49, 14-15: “Yo nunca me olvidaré de ti”
Salmo 61. “Sólo en Dios he puesto mi confianza”
Corintios 4, 1-5: “El Señor pondrá al descubierto las intenciones del corazón”
San Mateo 6, 24-34: “Mi Padre Celestial los alimenta”
“¿Cómo se imaginan, Ustedes, a Dios?” No son unos niños pequeños pero la pregunta ha causado gran dificultad a los adolescentes que se preparan para su confirmación. Se les explicó claramente que no se trataba de copiar imágenes que ellos conocen de Jesús o las obras maestras del arte que representan a Dios, sino con símbolos expresar lo que para ellos significa Dios. Algunos con cara de angustia, otros con resuelto optimismo, empiezan a dibujar las imágenes que para ellos sean más cercanas a la presencia de Dios. Un buen sicólogo podría analizar estas imágenes que nos presentan de todo: rasgos maternos, imágenes de temor, cercanía o lejanía… ausencia o acompañamiento. ¡Quién iba pensarlo! Tenemos imágenes para todos los gustos. Algunas que representan una profunda experiencia y otras que revelan una gran soledad. ¿Qué imagen tienes tú de Dios?
Dios se va manifestando a través de la historia de muchas formas para expresar su cercanía a la humanidad y las lecturas de este día son la mejor muestra. Isaías lo presenta lleno de misericordia con un amor más grande que el de una madre que no puede olvidar a su hijo; Jesús en el Evangelio de Mateo, nos lo muestra como el Padre providente y amoroso que cuida de sus hijos; Pablo nos habla del Dios de Jesucristo en su dimensión de juez justo que pone de manifiesto las intenciones del corazón. Ante este Dios, el salmo responsorial, nos invita a entonar un canto sereno: “Sólo en Dios he puesto mi confianza”, porque sabemos que sólo en Él encontraremos descanso. Todas las lecturas son una invitación a reconocer y experimentar el amor grande y misericordioso de Dios; a ponernos confiados en sus manos pero al mismo tiempo cuestionarnos sobre nuestra real confianza en Dios.
Mientras Isaías nos coloca en el calor de las entrañas misericordiosas de un Dios que acompaña siempre a su pueblo, el Señor Jesús nos previene de una utilización mercantil y utilitaria del nombre de Dios. Contra lo que pensamos comúnmente, el riesgo de ser idólatras acecha a todo cristiano. Jesús señala con fuerza este peligro: “no pueden ustedes servir a Dios y al dinero”. Las riquezas, el dinero, son las palabras que se usan para traducir la palabra “Mammona”. A todos nosotros las riquezas parecen ponernos en un estado de seguridad, comodidad y bienestar. Pero en realidad sus orígenes no son precisamente nobles, sino que ya traen veneno en su raíz. La palabra “mammona” deriva de un vocablo arameo que significa generalmente riquezas, posesiones, bienes, pero que en la literatura hebrea es usado casi siempre en términos peyorativos: mammona de iniquidad o riqueza de mentira. En la narración de Mateo, el dinero es peligroso porque lleva al hombre a cumplir acciones infames. Cuando hay dinero de por medio la gente está dispuesta a odiar, mentir, matar, traicionar, hacer sufrir, comprar conciencias. Basta mirar los acontecimientos que vive nuestra patria para darnos cuenta de lo corrupto que resulta el dinero. Las leyes, los partidos, las propuestas, todo está condicionado por el dinero. Delante del dinero, Dios mismo desaparece; o lo hacemos desaparecer.
Dos actitudes opuestas: un providencialismo, pensando que Dios todo lo resuelve, o una actitud de acomodo de Dios a nuestras ambiciones e intereses. Dios no puede reinar entre nosotros, sino preocupándose de todos y haciendo justicia a los que nadie se la procura. Dios sólo puede ser servido donde se promueve la solidaridad y la fraternidad. Mientras haya pobres y necesitados, toda la riqueza que uno acapare para sí mismo sin necesidad, es injusta, porque está privando a otros de lo que necesitan. Ante las declaraciones actuales sobre la escasez de alimentos y el peligro de una hambruna, queda la conciencia clara de que hay alimentos suficientes, lo que falta es generosidad, lo peligroso es el acaparamiento y la ambición de unos cuantos que se despachan a su propio gusto mientras millones de hermanos están muriendo de hambre.
Con una actitud miope, este evangelio puede resultar escandaloso para quienes están sufriendo hambre, como si fuera una invitación a quedarse irresponsablemente sin hacer nada, sólo esperando que todo baje del cielo, confiar en la “providencia”. No es ese el sentido del Evangelio. Es una llamada a buscar el Reino de Dios y su justicia, a transformar el mundo conforme a la mirada y al deseo de Dios. El dinero ha invadido los corazones y ha hecho que nos olvidemos de los hermanos. Damos una mano a Dios y otra al dinero, tenemos encendidas dos velas… Es un reclamo a dar el justo valor a las cosas materiales y esto lo debemos tener en cuenta en la familia, en la sociedad y entre las naciones. Es una exigencia cambiar desde la raíz las situaciones injustas y el sistema económico social que las engendra. ¿No es cierto que los intereses económicos pasan por encima de naciones y de individuos? ¿No es verdad que a los pies de los grandes capitales caen los ideales y sucumben los buenos propósitos?
Cristo nos muestra el verdadero rostro del Padre y nos invita a un punto de equilibrio. Condena el afán desmedido, el ansia exagerada, la agitación forzada. Él mismo trabajó con sus manos y ganó el sustento con su sudor, pero siempre se sintió en manos de su Padre y reconoció que tenía una misión. Es bueno y santificador el trabajo, pero es mala la ambición y el ansia desmedida. Es bueno procurar el bienestar y la seguridad, pero es malo crearnos necesidades artificiales y hacernos esclavos de los bienes materiales hasta sentirnos identificados con ellos. Es bueno sentirnos en manos de un Padre amoroso, pero también lo es sentirnos responsables de cuidar, perfeccionar y hacer común la creación que Él nos ha dejado.
Ante estas propuestas de Jesús debemos cuestionarnos: ¿Cómo experimento a Dios en las decisiones importantes de mi vida? ¿Pesan más el dinero y la ambición que su amor? ¿Qué valores determinan mis decisiones? ¿Qué cosa ocupa mi corazón? ¿Busco a Dios pero no me suelto de mis ambiciones?
Padre Bueno, concédenos descubrir el valor de tu amor, sentirnos en tus manos y que el curso de los acontecimientos del mundo se desenvuelva, según tu voluntad, en la justicia, en la paz y en la fraternidad. Amén.


San Luis Versiglia – 25 de febrero
Posted by Isabel Orellana Vilches on 24 February, 2017




(ZENIT – Madrid).- Este mártir salesiano nació en Oliva Gessi, Pavía, Italia, el 5 de junio de 1873. Cuando a sus 12 años llegó al Oratorio turinés de Valdocco, regido por Don Bosco, para estudiar allí y cumplir su sueño de convertirse en veterinario, era un muchacho educado, sociable, ingenioso y muy sensible. En los dos años y medio que pasó al lado del fundador de los salesianos, que fue su director espiritual, cambió de parecer. Simplemente con ver su forma de vida, se trocaron sus previsiones de futuro que no estaban encaminadas a la vida religiosa. Además, le cupo el honor de pronunciar el discurso de felicitación el día de su onomástica, la última que Don Bosco celebró en la tierra. Éste murió el 31 de enero de 1888. Un año antes se dirigió a Luís con estas palabras: «Ven a verme, tengo algo que decirte». Pero ya no hubo ocasión de consumar este encuentro.
El 11 de marzo de ese mismo año Luís sintió latir en su corazón el ardor misionero cuando en la basílica de María Auxiliadora vio cómo se imponía el crucifijo a siete salesianos que se disponían a partir a sus destinos. Y siguió los pasos de su fundador. Definitivamente abandonaba la idea de ser veterinario. Hizo el noviciado en Foglizzo, y profesó a los 16 años. Luego estudió con ahínco en la universidad Gregoriana de Roma y no dejó de dar testimonio de su fe a los jóvenes que hallaba al paso en el Oratorio del Sagrado Corazón; tenía como modelo a Don Bosco. En 1893 obtuvo brillantemente el grado de doctor en filosofía en una edad espléndida, apenas rebasando la veintena. Mientras impartía clases a los novicios en Foglizzo Canavese (Turín), se empleaba a conciencia en el estudio de las disciplinas que le encaminarían al sacerdocio, sacramento que recibió en 1895.
Su anhelo era partir a misiones. Y desde luego iría, como él deseaba, pero no en esos momentos. El padre Miguel Rúa, sucesor de Don Bosco, había visto sus cualidades y ya tenía para él otra responsabilidad. Pasó por alto su juventud, y lo nombró director y maestro de novicios en Genzano, un centro que él acababa de crear. Acertó de pleno, porque realmente Luís era un gran formador, como demostró en los nueve años que estuvo al frente de la casa. Como su afán misionero se mantuvo intacto, aprovechó ese tiempo para aprender idiomas, herramienta conveniente para quien se muestra dispuesto a viajar a tierras lejanas para evangelizar, que era su caso. El momento añorado llegó en enero de 1906. Su nuevo destino: China. Tenía entonces la mítica edad de 33 años, y su corazón rebosaba de júbilo. Iba al frente de esa primera expedición de salesianos que salía rumbo a este país asiático.
Al llegar a Macao pronto se convirtió en el «padre de los huérfanos»: los 55 niños del orfanato que el obispo puso en manos de estos misioneros, centro dirigido espiritualmente por Luís, y en el que dejó su impronta apostólica. Las tensiones político-sociales se desencadenaron cuatro años más tarde, y con ellas el anticlericalismo de origen portugués que tocaba de lleno a los territorios que dependían del Estado luso. Eso conllevó la expulsión de los salesianos que tuvieron que partir a Hong Kong. Allí, y a instancias del prelado, se hicieron cargo de otro orfanato en medio de la desbordante alegría de los ciudadanos de Heung Chow. Lamentablemente, un monzón arrasó su casa y desplazó a los religiosos a Shek Ki. Desde 1912 a 1920 Luís dirigió sabiamente la misión. Se abrieron nuevas residencias y pudieron atender las fundaciones de Macao y de Río de Perlas. Creativo y lleno de proyectos para mejorar la vida de la gente, creó una escuela de comercio y diversos talleres, que revertieron en una mayor expansión.
En 1920 fue designado obispo de Schiu Chow. El instante no podía ser más comprometedor ya que, lejos de disiparse los atentados contra la fe católica, arreciaban. Nada de ello detuvo al santo. Siguió impulsando escuelas, seminarios, casas de formación, orfanatos, residencias de ancianos, catequizando a tiempo y a destiempo. Cercano, fraterno, con un marcado espíritu paternal tutelaba la vida de sus hermanos y no demandaba de ellos esfuerzos que él no hubiera realizado antes. La mortificación entraba dentro de un itinerario espiritual bendecido con numerosos frutos apostólicos. María Auxiliadora alumbraba su quehacer. «Sin Ella –había dicho–, los salesianos no somos nada».
En los diez años siguientes que mediaron hasta su martirio, se habían producido gravísimos altercados contra los misioneros. Manifiestos, amenazas, insultos…, hasta llegar a arrasar iglesias y misiones. El 24 de febrero de 1930 Luís partía hacia Linchow con otro salesiano, el padre Calixto Caravario, y tres alumnas salesianas. Fueron apresados y atados, conduciéndoles a un bosque de bambú mientras les hacían objeto de linchamiento físico y verbal. Querían destruir la iglesia y forzar a las jóvenes. Los dos sacerdotes, decididos a dar su vida, intentaron protegerlas. Pero los violentos terminaron con ellos, fusilándolos allí mismo. Previamente pudieron orar hincados de rodillas y confesarse entre sí. Y antes con su valentía habían dejado estupefactos a los captores. Acostumbrados a ver retratado el terror a la muerte en las pupilas de los condenados, detectaron en los misioneros el gozo de la ofrenda suprema a Dios: la de su propia vida. En 1976 Pablo VI declaró mártires de la Iglesia a estos misioneros. Fueron beatificados por Juan Pablo II el 15 de mayo de 1983. Él mismo los canonizó el 1 de octubre de 2000.


Beata Josefa Naval Girbés – 24 de febrero
Posted by Isabel Orellana Vilches on 23 February, 2017



(ZENIT – Madrid).- Josefa, la popular y entrañable señora Pepa, estimada por sus vecinos, era una de esas mujeres entregadas a las necesidades ajenas que pasan por el mundo con exquisita caridad. Y cuando ésta se ejerce de forma tan cercana y natural, cuajada de sencillez evangélica, como hizo ella, los gestos de ternura inmersos en el paisaje cotidiano parecen entrar dentro de lo ordinario, de lo previsible; es el fruto de la costumbre. Como es tan fácil habituarse a recibir las dádivas de una persona generosa, a veces, aunque sea de manera inconsciente, puede terminarse por no valorar su quehacer.
Desde que nació en Algemesí, Valencia, España, el 11 de diciembre de 1820, esta beata fue acogida con la alegría que comporta ver cómo florece la vida trayendo consigo el aroma del Creador. Además, el gozo era especialmente visible en el hogar de Francisco y Josefa María que sería bendecido con cinco hijos, prole que ella inauguraba. Poco a poco, con sus virtudes se convirtió en una especie de talismán para los habitantes de su ciudad natal. La pérdida de su madre, cuando tenía 13 años, le instó a depositar su desolación en el regazo de la suprema maestra del dolor: María. En la capilla de los dominicos, postrada de hinojos ante la imagen de la Virgen del Rosario, anegada en llanto se puso bajo su amparo pidiéndole que fuese su madre. A partir de ese momento, Ella sería su punto de referencia. Y seguramente influyó en su decisión de consagrarse a Dios por completo a sus 18 años con voto perpetuo de castidad.
El párroco de San Jaime, Gaspar Silvestre, durante casi tres décadas la condujo firmemente por el sendero de la virtud. Pero ella correspondía con inestimable ayuda atendiendo la parroquia, ocupándose de los ornamentos litúrgicos y del cuidado de los altares. Se había formado en la Enseñanza, escuela que dependía del cabildo catedralicio, y paralelamente, mientras contribuía con su trabajo a las tareas domésticas, aprendió el arte del bordado que ejecutaba con maestría. De esta cualidad se beneficiaba la parroquia en la que se podían apreciar las primorosas labores que salían de sus manos. Y fue además un instrumento fecundo para su apostolado, ya que puso a merced de jóvenes y niñas su buen hacer transmitiéndoles gratuitamente sus conocimientos en un espacio habilitado al efecto en su propio domicilio. Era una ocasión única, que no desperdició, para compartir la fe con ellas y con las madres que las acompañaban mientras les daba clases de lectura o las adiestraba en la costura y bordado. Pero también amas de casa y niños salieron fortalecidos de la «escuela dominical» desde la que catequizaba.
Sin otro anhelo que ofrendarse a sí misma en el entorno que la vio nacer, se hizo terciaria carmelita. Su afán era llevar a todos a Dios. «¡Almas, almas para Dios! ¡No quiero que se condenen! ¡Señor, ayúdame a conseguirlo!», era su ferviente súplica. Por eso aprovechaba cualquier situación en las que se veía inmersa para evangelizar. Era bien conocida por su generosidad ilimitada. Atendía y socorría a huérfanos y toda clase de desfavorecidos, consolaba a los enfermos, a quienes visitaba asiduamente, y siempre disponía de sus recursos económicos para ayudar a quien lo precisaba. Supo ganarse a la gente con su talante clarividente, conciliador, lleno de prudencia, puesto de relieve en los acertados consejos que proporcionaba a unos y a otros.
Además de participar diariamente en la misa, dedicaba muchas horas diarias a la oración, clave en toda consagración que culmina en los altares. El ejercicio de las virtudes de la humildad, paciencia, abnegación, silencio y fidelidad en la obediencia eran características en su vida. Siempre mostró su devoción a la Eucaristía y a María. Entre los santos, tenía predilección por Juan de la Cruz. Con su autoridad moral contribuyó a que muchos alejados se integraran en la parroquia. De la multitud de actos de caridad que se podrían referir de ella, el brillo de esta virtud principal se hizo particularmente ostensible durante la epidemia de cólera de 1885.
Su existencia prosiguió sin mayor notoriedad, guiada por el afán de hacer el bien a todos, hasta que la sencilla y fecunda ofrenda de amor que había trazado con su vida esta admirable laica, culminó el 24 de febrero de 1893 cuando tenía 73 años. Juan Pablo II la beatificó el 25 de septiembre de 1988.