Servicio diario - 25 de marzo de 2017


 

El Papa en el Duomo de Milán: No hay que temer el desafío de una sociedad multicultural
Redacción

Francisco llega a Milán e inicia por la periferia
Sergio Mora

Francisco en ‘Case Bianche’: estoy aquí como sacerdote y ellos son un don de Cristo para ustedes
Redacción

El Santo Padre en Milán a los diáconos: ‘Ustedes son un don del pueblo de Dios’
Redacción

El Pontífice en el Duomo de Milán: ‘Es más importante iniciar procesos que ocupar espacios’
Redacción

El Pontífice visita la cárcel San Vittore
Redacción

Misa en Monza: El Papa invita a ‘perder el tiempo’ con la familia, la solidaridad y la memoria
Redacción

El Papa en San Siro a los confirmados: hablar con los abuelos, jugar con amigos e ir a la parroquia
Redacción

Francisco explica en San Siro, cómo educar a los hijos
Redacción

El Papa a los jóvenes en San Siro: “Prometan a Jesús, nunca bullying”
Redacción

Camino de luz – IV Domingo de Cuaresma
Enrique Díaz Díaz

Beata Magdalena Catalina Morano – 26 de marzo
Isabel Orellana Vilches


 

25 marzo 2017
Redacción

El Papa en el Duomo de Milán: No hay que temer el desafío de una sociedad multicultural

Formar en el discernimiento, en un escenario muy insidioso, sin condenar ni santificar

(ZENIT – Roma, 25 Mar. 2017).- En el Duomo de Milán, la catedral gótica medioeval y corazón de la Iglesia ambrosiana, el papa Francisco encontró al clero de la ciudad, presidido por los tres cardenales milaneses. Después de saludarles entró en el templo, donde le recibieron con aplausos.

En el lugar del Duomo llamado “Scurolo di San Carlo”, el Santo Padre se detuvo en oración y adoración al Santísimo Sacramento.

Aquí, en el primer encuentro con el clero de Milán, en la nave central del Duomo, después del saludo del cardenal Scola, el sacerdote diocesano Gabriele Gioia le preguntó cómo enfrentar la secularización y evolución de la sociedad, plural, multiétnica, multicultural y multirreligiosa.

Recordó que no siempre “se pesca”, lo importantes sí es salir a navegar, sabiendo que somos siervos inútiles, con la alegría de evangelizar.

El Papa señaló que “en cada época desde los primeros cristianos ha tenido múltiples desafíos” y recordó el episodio de Pedro en la casa de Cornelio en Cesarea. “No debemos temer los desafíos y es bueno que existan. Son signo de una fe viva, de una comunidad que busca al Señor y tiene los ojos y el corazón abierto”, dijo. Y añadió: “Más bien temamos una fe sin desafíos que se considera completa como si todo hubiera sido realizado”. Porque los desafíos “nos ayudan a hacer que nuestra fe no se vuelva ideológica”.

Y sobre una sociedad “multicultural, multireligiosa y multiétnica” señaló que la historia de la Iglesia tiene mucho que enseñarnos y ayudarnos sobre la cultura de la diversidad. Porque “el Espíritu Santo es el maestro de la diversidad”. Invitó así a mirar a las diócesis, comunidades religiosas, congregaciones, con tantos carismas y modos de realizar la experiencia de los creyentes. “La Iglesia -dijo el Papa- es una experiencia multiforme, una pero multiforme”.

También señaló el Evangelio en sus cuatro versiones, lo que enriquece. Invitó por ello a no confundir unidad con uniformidad, pluralidad con pluralismo. “Todo lo que no asume el drama humano puede ser una teoría muy clara y distinguida, pero no coherente con la Revelación y por lo tanto ideológica”, dijo. Porque la fe para ser cristiana y no ilusoria tiene que configurarse en el interior de los procesos humanos si reducirse a ellos.

Por ello como pastores no podemos evitar de “formar el discernimiento” en un “escenario muy insidioso”, en una cultura de la abundancia, que presenta tantas posibilidades como válidas y buenas, en la cual nuestros jóvenes están expuestos al zapping continuo, pudiendo navegar en dos o tres pantallas al mismo tiempo, en diversos escenarios virtuales.

“Nos guste o no es el mundo en el cual están insertados y es nuestro deber como pastores ayudarlos a atravesar este mundo. Por lo tanto considero que sea importante enseñarles a discernir, para que tengan los instrumentos y los elementos que les ayuden a recorrer el camino de la vida sin que se extinga el Espíritu Santo que está en ellos”.

“Cuando somos niños -señaló el Pontífice- es fácil que el papá y la mamá digan qué hacer, y está bien. Pero a mediad que crecemos en medio a una multitud de voces en las que aparentemente todas tienen razón, el discernimiento de lo que nos lleva a la Resurrección, a la vida y no a una cultura de la muerte es crucial”.

 

25/03/2017-08:15
Sergio Mora

Francisco llega a Milán e inicia por la periferia

(ZENIT – Roma, 25 Mar. 2017).- El papa Francisco inició este sábado por su viaje apostólico a la ciudad de Milán, situada en el norte de Italia, corazón industrial del país y ciudad más europea y rica del país, por un barrio de la periferia. Tras partir poco después de las 7 de la mañana llegó al aeropuerto de Linate cubierto de niebla, donde le aguardaban autoridades civiles y religiosa.
De allí fue al ‘Barrio Forlanini’, donde están las ‘Case Bianche‘, (Casas Blancas), un conjunto de edificios muy populares, conocido por problemas de degrado, en donde viven los más pobres de dicha ciudad.
Allí el Santo Padre visitó a tres familias, una de personas que conviven desde hace 38 años, él gravemente enfermo superó el problema de alcoholismo. La otra familia es de personas musulmanas, tres hijos, la mamá y el Papa, quien dijo: “Hoy el Papa cambió enteramente mi vida. Ellos colaboran activamente en las actividades de asistencia social, y le invitaron a Francisco un desayuno típico de su país.
La tercer familia es de ancianos italianos, católicos frecuentadores de la parroquia, ella casi ciega y él con graves problemas de salud, y una hija de 51 años. La señora que debía visitar allí había sido internada hace tres días en el hospital. A ella el Papa le llamó por teléfono despertando gran emoción.
Al salir en papamóvil, transitó por algunas cuadras en donde la población le esperaba con gran entusiasmo. Al bajar delante saludó a gran cantidad de personas, entre las cuales niños y enfermos.
Le regalaron una estola realizada por una cooperativa del lugar y un cuadro con la foto de una imagen de la Virgen María que tienen allí en Case Bianche.

 

25/03/2017-08:45
Redacción

Francisco en ‘Case Bianche’: estoy aquí como sacerdote y ellos son un don de Cristo para ustedes

(ZENIT – Roma, 25 Mar. 2017).- El santo padre Francisco al dirigirse a los habitantes del barrio de las ‘Case Bianche’, les agradeció: “Son ustedes quienes me reciben en Milán y esto esto un gran don para mi: entrar en la ciudad encontrando rostros, de las familias y una comunidad”.
Agradeció también la estola que le regalaron, confeccionada artesanalmente en una cooperativa del barrio.
“Me recuerda que vengo aquí en medio de ustedes como sacerdote” dijo, y el regalo de la estola hecha artesanalmente la vuelve más preciosa y recuerda que el sacerdote cristiano “está al servicio del pueblo” y los sacerdotes aquí “son un don de Cristo tejido por ustedes, por la gente, con su fe, sus fatigas, sus oraciones y sus lágrimas”.
También agradeció el regalo del cuadro de la imagen de la Virgen María cómo estaba antes y ahora restaurada.
“Sé que en Milán me recibe la ‘Madonnina‘ en la cima del Duomo (catedral), pero con vuestro regalo la Virgen ya me recibe aquí”. Como María que corre a recibir a Elisabeth, como la solicitud de la Iglesia que no se queda esperando, sino que va a encontrar a todos, también a los no cristianos y no creyentes... y lleva a Jesús hacia todos, que es el amor de Dios hecho carne”.
Y comentando el restauro de la imagen de la Virgen, señaló que “la Iglesia tiene necesidad siempre de ser restaurada, porque está conformada por nosotros que somos pecadores”. Exhortó así: “Dejémonos restaurar por Dios, por su misericordia, dejemonos limpiar el corazón, especialmente en este tiempo de cuaresma”.
Señaló por ello que una buena confesión a todos nos hará bien. Y concluyó deseándoles que el Señor les bendiga y pidió que recen por él.

 

25/03/2017-11:26
Redacción

El Santo Padre en Milán a los diáconos: ‘Ustedes son un don del pueblo de Dios’

(ZENIT – Roma, 25 Mar. 2017).- “Atención a no ver a los diáconos como medios curas y medios laicos. Que al final no están ni de aquí ni de allá”, porque esta idea quita la fuera a su carisma propio y sería ‘funcionalizarlos’.
Tampoco hay que imaginar a los diáconos como un intermediario entre los fieles y los pastores, porque “es una vocación familiar que invita al servicio como un don característico del pueblo de Dios”.
Lo indicó el papa Francisco durante el encuentro que ha tenido este sábado en el
Duomo de Milán, con el clero y consagrados de la diócesis ambrosiana, respondiendo a la pregunta de Roberto Crespi, uno de los 143 diáconos presentes en la diócesis.
“No hay servicio en el altar, no hay liturgia que se abra a los pobres y no hay servicio de los pobres que no lleve a la liturgia, no hay vocación eclesial que no sea familiar”, explicó el Papa y precisó que en una sociedad donde “hoy parece que deba servirnos, como si todo fuera finalizado al individuo, la oración ‘me sirve’, la comunidad ‘me sirve’, la caridad ‘me sirve’”.
“Ustedes son –concluyó el Papa– el don que el Espíritu santo nos da para hacernos ver que el camino justo va al contrario: en la oración, siervo; en la comunidad, siervo; con la solidaridad de siervo de Dios y del prójimo”.

 

25/03/2017-15:39
Redacción

El Pontífice en el Duomo de Milán: ‘Es más importante iniciar procesos que ocupar espacios’

(ZENIT – Roma, 25 Mar. 2017).- No resignarse porque somos pocos, porque “cuando nos resignamos vivimos con el imaginario de un pasado glorioso que lejos de despertar el carisma inicial, nos envuelve en una espiral de pesadez existencial”. Por lo tanto “nos hace bien a nosotros volver a visitar los orígenes, una memoria que nos salva de cualquier imaginación gloriosa pero irreal del pasado”.
Lo explicó el papa Francisco en el Duomo de Milán, al responder a la Madre Paola Paganoni Osc, en el encuentro que el Pontífice tuvo este sábado, con los sacerdotes, religiosos y consagrados.
Explicó así que “la mayoría de nuestros padres no pensaron nunca a ser una multitud o una gran mayoría” sino a renovar y edificar la Iglesia como levadura en la masa, como sal y luz del mundo.
Y si bien “por mucho tiempo habíamos creído que las familias religiosas tenían que ocupar espacios más que poner en marcha procesos”. En cambio “hoy la realidad nos interpela u nos invita a ser nuevamente un poco de levadura, un poco de sal”. Porque no se puede pensar a un alimento con mucha sal o totalmente fermentado.
Hoy la realidad “nos llama a poner en marcha procesos más que ocupar espacios, a luchar por la unidad que pegarnos a conflictos del pasado, a escuchar la realidad, a abrirnos a la ‘masa’, al santo Pueblo fiel de Dios, de todo eclesial”.
“Lo que el Papa les puede decir es : “vayan en las periferias, vayan a los confines para encontrar al Señor, a renovar la misión de los orígenes, a la Galilea del primer encuentro”.
Les invitó también a “estar más atentos a las fragilidades que nos circundan y transformarlas en espacios de bendición”. Vayan y lleven la unción de Cristo, dijo, y “no
se olviden que cuando ponemos a Jesús en medio de su pueblo se encuentra la alegría”.
Al concluir su visita a la catedral de Milán, el Santo Padre rezó la oración del ángelus en la explanada que da a la plaza.

 

25/03/2017-16:09
Redacción

El Pontífice visita la cárcel San Vittore

(ZENIT – Roma, 25 Mar. 2017).- En la ciudad de Milán el santo padre Francisco visitó la cárcel de San Vittore, en donde por tres horas estuvo lejos de las telecámaras. Después de la visita a un barrio periférico de la ciudad, y del encuentro con el clero, religiosos y religiosas en el Duomo de Milán, de rezar el ángelus en la explanada que da a la plaza, llegó a la prisión de la ciudad, donde fue recibido por las autoridades locales.
En el corredor de ingreso el Papa saludó al personal de la policía penitenciaria, y después en las diversas áreas de la estructura saludó a cada uno de los detenidos, muchos de ellos de origen extranjero. A las 12:30 almorzó con unos cien detenidos, en el en tercer pabellón. Antes de transferirse en auto a la cercana ciudad de Monza, el Santo Padre decidió descansar no en el arzobispado, sino hacer una siesta en el interior de la cárcel, en la habitación del capellán.
Es la primera vez que un Pontífice ingresa en esta prisión, construido en 1879, cuenta con 779 agentes de policía y los detenidos son 893. Es una cárcel judiciaria y no penal. O sea los reclusos se encuentran en fase de juicio y la permanencia media es de 9 a 12 meses. Hay diversos sectores: el femenino, el clínico, el de jóvenes adultos, el de quien sufre dependencias, el de los peligrosos, además del de delitos comunes.
Están presentes en esta cárcel, dos sacerdotes, un diácono, diez monjas y cuatro seminaristas.

 

25/03/2017-17:01
Redacción

Misa en Monza: El Papa invita a ‘perder el tiempo’ con la familia, la solidaridad y la memoria

(ZENIT – Roma, 25 Mar. 2017).- El Santo Padre ha señalado que cuando todo se acelera para construir una sociedad mejor, “al final no hay tiempo para nada y para nadie”, o sea una de las paradojas más evidentes del mundo contemporáneo, porque “el ritmo vertiginoso al cual estamos supeditados parecería robarnos la esperanza y la alegría”, dijo.
Lo ha señalado el Papa en la homilía de la misa en el parque de Monza, en el que este sábado por la tarde estuvieron aproximadamente un millón de personas.
El Papa invitó así a “saber ‘perder el tiempo’ para la familia, para la comunidad, para la amistad, para la solidaridad y para la memoria”. Y a preguntarnos ¿cómo es posible vivir la alegría del Evangelio hoy en el interior de nuestras ciudades? ¿Es posible la esperanza cristiana en esta situación aquí y ahora?
Dos preguntas que “tocan nuestra identidad, la vida de nuestras familias, de nuestros pueblos y ciudades. Tocan a nuestros hijos, a nuestros jóvenes”. Porque “no podemos y no queremos quedarnos delante de tantas situaciones dolorosas como meros espectadores que miran al cielo esperando que deje de llover”. O sea “con la audacia de quien sabe que la alegría de la salvación toma forma en la vida cotidiana en la casa de una joven de Nazaret”.
El Papa indicó también que “se especula sobre la vida, el trabajo, la familia. Se especula sobre los pobres, migrantes; se especula sobre los jóvenes y su futuro”. Y añadió que “todo parece reducirse a cifras, dejando que la vida cotidiana de tantas familias se tiña de precariedad y de inseguridad”.
Recordando a Nazaret, un pueblo perdido en Palestina, donde se registró la anunciación del ángel a María, el Papa ha señalado que el nuevo encuentro de Dios con su pueblo se realizará en lugares que no esperamos, en los márgenes, en las periferias. “Dios toma la iniciativa y decide insertarse, como hizo con María, en nuestras casas, en nuestras luchas cotidianas”. O sea “en el interior de nuestras ciudades, plazas, hospitales que se realiza el anuncio más bello que podemos escuchar: ‘¡Alégrate, el Señor está contigo’”. Una alegría “que se vuelve solidaridad, hospitalidad, misericordia hacia todos”.

 

25/03/2017-18:07
Redacción

El Papa en San Siro a los confirmados: hablar con los abuelos, jugar con amigos e ir a la parroquia

(ZENIT – Roma, 25 Mar. 2017).- El papa Francisco en el estadio milanés de San Siro, repleto de personas que lo ovacionaron este sábado a su entrada, respondiendo a un niño, indicó que los abuelos generalmente no usan el computer, ni los móviles, ni saben mucho de informática pero que ellos tienen una gran riqueza para transmitirnos.
El Santo Padre recordó que tenía un abuelo que era carpintero: “El me enseñó como trabajando Jesús aprendió ese oficio y así cuando miraba a mi abuelo pensaba a Jesús. El otro abuelo me decía nunca vayas a dormir sin decir una palabra a Jesús, sin decirle ‘buenas noches’. La abuela me enseñó a rezar, también mi mamá. Es importante esto: los abuelos tienen sabiduría de la vida. “Y con esa sabiduría nos enseñan cómo estar más cerca de Jesús”, indicó.
Un consejo, dijo el Papa: “hablen con los abuelos, pregúntenle a los abuelos. ¿Entendieron?” (Aplausos). Otra cosa que le ayudo, dijo, fue “jugar con los amigos, porque jugar bien, y sentir la alegría del juego con los amigos, así jugaba Jesús”. ¿Jesús jugaba o no? dijo, y respondió: Sí, jugaba. Y nos hace bien jugar con los amigos.
“Porque cuando el juego es limpio se aprende a respetar a los otros, a trabajar en equipo y esto nos une a Jesús”. Y “si uno se pelea con los amigos, pedir perdón”.
Una tercera cosa, añadió “es la parroquia, el oratorio y juntarme con los otros”. Les gusta ir al oratorio (responden si) ¿e ir a la misa? (responden sí y no), y el Papa dice: ‘les escucho menos convencidos.
“Hay un hilo que une estas tres cosas” dijo, invitándolos a frecuentar las parroquia, el oratorio a juntarse con los amigos.

 

25/03/2017-18:26
Redacción

Francisco explica en San Siro, cómo educar a los hijos

(ZENIT – Roma).- Respondiendo a un matrimonio que le interrogó cómo transmitir la fe
a los hijos, el Papa respondió con la pregunta ‘¿Quién me ayudó en la fe?: papá, mamá, una catequista, un vecino. Todos llevamos a alguno que nos ayudó’, dijo.
Lo hizo en el estadio milanés de San Siro con capacidad para 80 mil personas, en un evento dedicado en particular a los jóvenes recién confirmados o a los que están por recibir este sacramento.
“A mi me ayudó a crecer tanto a crecer en la fe, un sacerdote de la diócesis de Lodi, un lombardo, que me bautizó, y que visité durante mi vida, y que me acompañó hasta la entrada al noviciado”. Y dirigiéndose a los presentes, añadió: “lo debo también a ustedes, gracias”.
¿Por qué?, preguntó, Porque nuestros hijos nos miran constantemente, aunque no nos demos cuenta, ellos aprenden. Los niños nos miran, ‘I bambini ci guardano’ como el título de un film de Vittorio De Sica. Películas del post II Guerra, que fueron una catequesis de humanidad, dijo.
“Y no se imaginan la angustia que tiene un niño cuando los papás se pelean o se separan. Porque la cuenta la pagan ellos”. Ellos captan todo, dijo el Papa, incluso cuando los engañamos, porque son vivísimos. Por lo tanto cuiden su corazón, su alegría, su esperanza. Añadió que ellos “memorizan como la fe es una de las mejores herencias que recibieron de sus abuelos”, así como ayuda a enfrentar las dificultades.
Y si como dice el refrán: “A las palabras se las lleva el viento”, en cambio “lo que se siembra en el corazón queda para siempre”.
Consideró muy lindo cuando las familias van a misa y después hacen un paseo, también con otras familias, para jugar y estar un poco juntos, lo que dijo en su país se llama “dominguear”.
Lamentó entretanto “que muchos papás tengan que trabajar el domingo para dar de comer a sus hijos” y contó que a veces pregunta a los papás, ¿Juegas con tus hijos?
Contó cuando una madre en Buenos Aires con sus hijos –comían justamente milanesas, recalcó– cuando llega un mendigo que pide comida, la mamá le pregunto si le daban y los niños dijeron que sí. Les invitó así a dar un pedazo de la cada una de ellos y no de las que estaban en la fuente porque eran para después. Así, aseguró, se educaba a la solidaridad.

 

25/03/2017-18:44
Redacción

El Papa a los jóvenes en San Siro: “Prometan a Jesús, nunca bullying”

(ZENIT – Roma).- “Hay un fenómeno feo: el bullying. Cuando algunos se burlan de alguien, les gusta hacer pasar vergüenza o pegarles, Esto se llama bullying”. Lo planteó el papa Francisco a los miles de jóvenes reunidos pidiéndoles además: “Con el sacramento de la confirmación hagan la promesa de que no se permita nunca eso, ni en el colegio ni en la parroquia ni en ningún lado. Prométanme, nunca burlarse de un compañero. ¿Me lo prometen? Este ‘sí’ no me convence, (repiten sí) este sí de lo han dicho al Papa. ¿Y se lo prometen a Jesús nunca hacer bullying? (en coro repiten sí...)
Al responder a una mamá y catequista sobre la educación de los hijos, el Papa precisó que es necesario “una educación basada sobre el pensar, sentir y hacer, con el intelecto, con el corazón y con las manos, con la armonía de los tres idiomas”.
Para que de esta manera “los jóvenes puedan pensar lo que sienten y hacen, sientan lo que piensan y hacen, y hagan los que piensan y sienten”. Y subrayó que “dar nociones intelectuales sin corazón y sin las manos no sirve”, porque “la educación tiene que ser armónica. Nunca educar solamente con ideas o nociones, también el corazón y la actitud, porque tienen que crecer”.
Contó un caso que conoció de cerca, el de “un alumno que era muy bueno para jugar al fútbol y muy indisciplinado en clase. La norma fue que si seguía comportándose mal le quitaban el fútbol. Así al dejarlo dos meses sin jugar empeoró. Un día el entrenador habló con la directora, y propuso intentarlo él.
Así lo puso como capitán del equipo y ese chico que se sintió responsabilizado, mejoró notablemente. Algunos más por el deporte y otros más en el arte y menos en matemática, otros en la filosofía y no en el deporte. El maestro y educador debe saber mejorar las actitudes de sus alumnos. Porque sabiendo hacer bien una cosa es posible que mejore en las otras. Pero también tienen necesidad de divertirse y de dormir, dijo.

 

25/03/2017-07:00
Enrique Díaz Díaz

Camino de luz – IV Domingo de Cuaresma

I Samuel 16, 1. 6-7, 10-13: “El Señor se fija en los corazones”
Salmo 22: “El Señor es mi pastor, nada me faltará”
Efesios 5, 8-14: “Vivan como hijos de la luz”
San Juan 9, 1-41: “”Fui, me lavé y comencé a ver”

El camino de la Cuaresma está lleno de signos que nos ayudan a comprenderla y profundizarla. San Juan nos sorprende al presentarnos a Jesús como la luz verdadera. Lo hace a través de una narración viva y contrastante donde los sencillos descubren la luz y los sabios se quedan en oscuridad. Son las señales que muestran el camino a todo creyente que pretende encontrar a Cristo e iluminar su vida. Deberíamos leer y releer atentamente esta narración del ciego de nacimiento porque cada palabra, cada personaje y cada detalle tienen una enseñanza para nuestra vida interior. Colocarnos en el lugar de cada uno de los personajes y experimentar sus sentimientos. Encontrar a Jesús siempre implica un gran cambio en la vida, una transformación interior y un riesgo que involucra toda nuestra persona. Simplemente con contemplar la imagen del hombre tirado, pidiendo limosna, a expensas de la misericordia, de la voluntad o del humor de los que pasaban, y contrastarla con la imagen del hombre libre que es capaz de oponerse a quienes lo acusan y acosan, y que opta por una verdadera confesión de fe, nos movería a desear para nosotros esa misma libertad en búsqueda de la verdad. Encontrar a Jesús siempre iluminará nuestra vida y nuestras opciones.
No hay peor ciego que el que no quiere ver y San Juan lo muestra muy claro. El inicio de la narración, además de describirnos levemente la situación del ciego, nos presenta la miopía de los discípulos, fieles exponentes de las creencias de su tiempo. Mirar todo bajo la óptica del pecado y de la acusación: echar culpas sobre los otros y analizar las situaciones sin aportar nuestros esfuerzos, son prácticas de todos los tiempos. Pero Jesús no mira así. Jesús entiende aun las peores situaciones como momentos de gracia y siempre encuentra la oportunidad para que “se manifiesten las obras de Dios”. En el lodo y la saliva muchos estudiosos pretenden ver como una nueva creación que nos llevaría hasta la magnífica narración del soplo divino dando vida al barro moldeado para crear a Adán. Mirar todo con los ojos del amor creador del Padre y no con los ojos de la destrucción y de la maldad, mirar cada día como un regalo del Dios de la vida y como una oportunidad para continuar su creación, serían una buena forma de querer ver con los ojos de Dios. Jesús mira más allá de la miseria o de las aparentes grandezas de los hombres para encontrar en el interior el sufrimiento y transformar en liberación y vida lo que parecían ataduras. Siempre la mirada de Jesús va hasta el interior de la persona y encuentra motivos para dar alabanza a su Padre.
A continuación aparecen los fariseos. Para ellos es más importante la ley que la vida. Ya desde aquel tiempo valían más las normas que la persona e importaban más los propios intereses que el dolor humano. Las luchas por el poder y el prestigio son más fuertes que el cuidado y bienestar de los más pequeños. Lo triste es que no se dan cuenta. Desde su óptica creen cumplir con Dios y también con la humanidad y lo único que hacen es utilizar tanto a Dios como a las personas para su egoísmo. Es la constante realidad de quien a sus ojos y a su corazón le pone las gafas de la utilidad, de las normas y de las estructuras. Como los fariseos nos parecen ridículos, también así aparecen nuestros programas, los planteamientos neoliberales, los negocios de las potencias y los pleitos de los partidos políticos que pasan por encima de la persona. Buscando sus propios intereses, los disfrazan del deseo de servir y de la necesidad del pueblo. Por eso son tan contradictorios. Así también actuamos cada uno de nosotros cuando descalificamos a las personas, cuando las despedimos sin atender sus necesidades, cuando nos escudamos en supuestas leyes. No miramos el corazón del otro. Ya le decía el Señor a Samuel: “El hombre se fija en las apariencias, pero el Señor se fija en los corazones”. ¿Podremos mirar a la persona por encima de las apariencias?
Ante los acontecimientos siempre aparecen los indiferentes. Los curiosos y los padres nos presentan a quien mira con ojos quizás de simpatía pero no de compromiso. Podemos sentir lástima de las masas ingentes de hambrientos, hacer algunas preguntas de interés pero sin comprometernos porque implica poner en riesgo nuestra comodidad y nuestra seguridad. Clarísima la respuesta de los papás, afirmando que son conscientes de todo el problema pero también lavándose las manos: “Pregúntenselo a él; ya tiene edad suficiente y responderá por sí mismo”. Quizás sea el espejo de muchos que hablamos y denunciamos las injusticias y la mentira, pero que después no estamos dispuestos a afrontar las consecuencias ni en la vida personal, ni en los riesgos que nuestra denuncia conlleva. Es fácil quejarse de la violencia y hacerse desentendido. Es hasta un prestigio hablar de la pobreza y la miseria, pero si no nos lleva a ocupar un lugar entre los pobres queda en demagogia. Es sabio hablar de Dios, pero es comprometedor mirar con sus criterios. San Pablo nos da criterios claros para ver si nuestra mirada es de luz, cuando actuemos con bondad, con santidad y con verdad seremos de la luz.
El ciego, en cambio, se transforma en luz. Primero se deja amar y levantar por Jesús. No opone resistencia ni quiere continuar con su mismo estilo de vida: dependiendo de los otros. Crece pero también acepta el reto que da la independencia. Comienza simplemente narrando los hechos, pero decir la verdad compromete cada vez más y empieza a vivir la oposición. Descubre entonces que Cristo es un profeta porque le ha devuelto la luz aunque tenga que contradecir a los fariseos que lo acusan de impostor. Entonces es expulsado pero encuentra libertad. Y llega al fin a un encuentro pleno con Jesús, no sólo con el curandero, no sólo con el profeta, sino con el Hijo del hombre que dialoga con él, que le da nueva luz. Y exclama jubiloso: “Creo, Señor”. Es el camino de la oscuridad a la luz, desde el mirar y pensar con los criterios humanos, hasta el mirar y pensar con los criterios de Jesús. ¿Nosotros con qué ojos miramos el mundo? ¿Con qué criterios estamos actuando? ¿Cómo ha sido nuestro seguimiento de Jesús? El camino para descubrir a Jesús es dinámico. No termina, cada día debemos iluminar nuestro corazón con la luz de su amor y cada día debemos confrontar nuestras obras con sus criterios.
Gracias, Padre, por tu Hijo Jesús que ilumina toda nuestra vida. Condúcenos por el camino de la luz para, dejando nuestra ceguera congénita, acojamos la verdad de Cristo y caminemos como hijos de la luz. Amén.

 

25/03/2017-05:53
Isabel Orellana Vilches

Beata Magdalena Catalina Morano – 26 de marzo

(ZENIT – Madrid).- Nació en Chieri, Turín, Italia, el 15 de noviembre de 1847. Francisco, su padre, procedía de una notable familia que desconocía las penalidades económicas por hallarse bien situada gracias a sus prósperos negocios. Al casarse con Catalina, que no era de la misma posición social, fue desheredado. Era el precio de un amor que se mantuvo intacto entre el matrimonio, en cuyo seno nacerían ocho hijos –Magdalena fue la sexta–, de los cuales perecieron cinco. Se ganó la vida con el comercio y la chatarra. Buscando el bienestar para su familia participó como voluntario en la guerra de la independencia y siete años más tarde falleció a causa de una pulmonía. La situación en la que quedaron su esposa e hijos era lamentable. Y más cuando murió la primogénita. Magdalena tenía 8 años. Conmovida por el pesar de su madre, se ofreció a ayudarla y abandonó su educación escolar. Reemplazó a su hermana en el telar contribuyendo al sostenimiento de la familia, hasta que gracias a la generosidad de un primo de su madre, que les pasó una asignación, pudo regresar al colegio.
Después de recibir la primera comunión comenzó a dar signos de una peculiar cualidad para la docencia. Lo advirtió su profesora Rosa Girola, que fomentaba su responsabilidad en el aula. Barajada la opción de ser profesora, antes de cumplir los 15 años le llegó su oportunidad en la escuela de Buttigliera impulsada por el párroco. Superó los exámenes y se integró en la plantilla laboral. Continuó preparándose y escalando nuevos peldaños. A los 19 años se trasladó a Montaldo Turinés para hacerse cargo del centro escolar. Su vida docente estuvo marcada por el reconocimiento que suscitaba su acertado enfoque pedagógico. Era significativa la gran empatía que supo crear entre alumnos y familiares. Pero alguna vez experimentó el desarraigo y crítica de las gentes, como le sucedió inicialmente en Montaldo. Empleaba siempre una táctica que no le falló: su desinteresada entrega a los niños; así se los ganaba a todos. Íntimamente estaba dando gigantescos pasos cotidianos en su unión con Cristo. Ya estaba larvada en ella la convicción que expresaría años más tarde: «Ante el tribunal de Dios se rendirá cuenta del bien que, pudiéndolo, no hayamos hecho».
Su director espiritual, el párroco de la localidad, podía constatar su generosidad así como el desvelo con el que atendía a la parroquia. Comprometida con diversas asociaciones, solía ayudar económicamente a los menos pudientes. Siempre tuvo tiempo para visitar a los enfermos. La recepción de la Eucaristía iba transformándola. La proximidad evangélica de la caridad tuvo una de sus expresiones cabales en ella cuando se volcó en proporcionar a su madre la casa que jamás pudo soñar. Una vez ejercido ese acto filial, lleno de ternura, que tanta satisfacción debió producirle, se encaminó a la vida religiosa. Había rebasado la edad para ingresar en el noviciado, hecho que tuvieron en cuenta tanto las Hijas de la Caridad como las dominicas, y ambas la rechazaron.
Hallándose en Turín se entrevistó con Don Bosco, que vio en su presencia un signo del cielo que le enviaba directamente una nueva vocación. Costó mucho a los ciudadanos de Montaldo separarse de su querida maestra con la que se habían encariñado a lo largo de doce años. Pero ella partía como salesiana a Mornés felicísima de centrarse en el seguimiento de Cristo de forma exclusiva. Sus emociones irían quedando plasmadas en entrañables y enriquecedoras notas: «No busques la paz verdadera en la tierra, sino en el cielo, no en las criaturas, sino solo en Dios». «Todo pasa. Nos espera el paraíso». «¿Te molesta ir a aquel trabajo, aquella obediencia, aquella deferencia? Piensa quién es el que te manda, piensa en quién te espera».
A los 31 años, edad que tenía en ese momento, se hallaba en el ecuador de su vida; aún daría muchos frutos. Una de las sorpresas que recibió en Mornés fue constatar que, sin saberlo, llevaba dieciséis años compartiendo con Don Bosco la misma táctica educativa dirigida a los jóvenes. No abandonó el aula. Como salesiana impartió clases en Nizza. Y pocos años después de haber profesado, en 1881 fue enviada a Trecastagni, Sicilia, para iniciar una fundación que fue fecundísima. Acogieron a niñas huérfanas y pobres. Pero luego su labor educativa se extendió a las que eran pudientes contando con alumnas internas y externas. Realizaron una labor catequética que reportó numerosas bendiciones. Internado, escuelas, colegios, oratorios...
Las religiosas siempre secundaron la acción edificante de Magdalena que se ocupó de todo: estuvo al frente de los centros como directora y profesora. Fue catequista, maestra de novicias, portera, lavandera, trabajó en la cocina, etc. Nada se le resistió. En la comunidad que presidía se vivía el fraternal espíritu evangélico de servicio y asistencia mutua. Supo ser servidora antes que nada. Tuvo presentes las palabras de la madre Mazzarello: «Amémosle a Jesús! Trabajemos solo por Él, sin miramiento alguno para con nosotras mismas. Tengamos ánimo: ¡Aquí lloramos, en el paraíso reiremos!». Después de dejar una nutrida comunidad de jóvenes vocaciones, partió a Turín con la alta responsabilidad de dirigir la casa.
No duró mucho allí porque la sobrecarga de otras hermanas que físicamente estaban mermadas requerían su presencia de nuevo en Sicilia. Permaneció al frente de las fundaciones de la isla dieciocho años, multiplicándolas. Enfermó a finales de 1900. Un destructivo cáncer de intestino le provocaba tales dolores que los médicos pensaban que debía haber enloquecido. Pero ella hacía gala de una delicadeza ejemplar rubricada en una serena sonrisa, aunque el mal iba mordiendo su vida, arrebatándosela con grandes dentelladas. «Jesús sufrió más que yo», decía. Y el 26 de marzo de 1908, en medio de terribles sufrimientos y casi sin calmantes –apenas podían hallarse en la época–, murió en Catania diciendo: «¡Jesús, no me abandones! ¡Todo como lo quieras tú!». Juan Pablo II la beatificó el 5 de noviembre de 1994.