Editorial \ Reflexiones en frontera

Jesús no abandona a sus discípulos, enviará el Espíritu de Amor que los une más con él y entre ellos

RV | 19/05/2017 | REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz


 

Jesús sube al cielo. Vuelve al ceno amoroso y gozoso de la comunión entre el Padre y el Hijo. Esto está bien representado con el mural del abrazo de la gruta de Jesús callejero y descartado, en Roma. Ese abrazo que te hace una sola cosa con el otro, con el amigo, con el padre o la madre, con la esposa o el esposo; con el hermano.

Jesús sube al cielo pero los discípulos no se quedan solos, porque desde el cielo enviará precisamente el Espíritu de Amor con el que se aman el Padre y el Hijo y este Espíritu de Amor une a los discípulos con Jesús y entre ellos mucho más que otra cosa.

Hay mucha gente unida por un vínculo de interés o intereses, social, político, económico, familiar que no tienen nada que ver con la religión o que son organizaciones que están en el negocio de la guerra, que venden armas, que trafican drogas, personas, órganos. El vínculo es el dios dinero y el dinero es el estiércol del demonio como nos ha recordado Francisco.

En la comunidad cristiana la unidad y la plenitud de la comunión en el amor con Dios y entre nosotros la da el Espíritu que Jesús sopla en sus discípulos como un aliento de vida nueva que transforma la vida, da sentido a la existencia, nos cura del mal y nos llena con la fuerza de la alegría del Evangelio, para salir de si mismos y ayudar a los demás.