Servicio diario - 24 de mayo de 2017


El Papa en la audiencia: “Jesús camina con discreción junto a los desalentados, para devolverles la esperanza
Sergio Mora

El Papa recibió a Trump en el Vaticano
Sergio Mora

El Santo Padre y Trump conversan media hora a puerta cerrada
Sergio Mora

El Papa a Trump: promover la paz, negociar, diálogo interreligioso y tutelar las minorías cristianas
Redacción

Audiencia general: texto completo de la catequesis del Papa Francisco del 24 de mayo de 2017
Redacción

Siria, Tierra Santa, Oriente Medio: ‘Solo el Resucitado puede reavivar la llama de la esperanza”
Anita Bourdin

María Auxiliadora: el Papa la recuerda durante la audiencia
Sergio Mora

El Pontífice nombra al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Italiana
Redacción

Santa María Magdalena de Pazzi – 25 de mayo
Isabel Orellana Vilches


 

24 mayo 2017
Sergio Mora

El Papa en la audiencia: “Jesús camina con discreción junto a los desalentados, para devolverles la esperanza

El Santo Padre prosigue con las catequesis sobre la esperanza, partiendo de la narración evangélica de Emaús

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 24 May. 2017).- Después de la audiencia que el papa Francisco tuvo con el presidente Ronald Trump, fue a la Plaza de San Pedro para la audiencia general de los miércoles

El Pontífice llegó en el jeep descubierto y cruzó los diversos pasillos de la plaza saludando a los presentes, que le aguardaban agitando pañuelos, y con diversas expresiones de cariño.

En sus palabras en español el Papa señaló que “la lectura del Evangelio de san Lucas que hemos escuchado nos narra la experiencia de los dos discípulos que, después de la muerte de Jesús en el Calvario, huyen de Jerusalén sin esperanza, desilusionados y llenos de amargura por la derrota del Maestro, hacia la tranquilidad de Emaús. En ese caminar hacia su aldea, mientras conversan con paso triste y desesperanzado, se les une un desconocido”.

“Los ojos de ellos, velados aún por el fracaso de sus expectativas humanas, no reconocen que es Jesús. El Señor camina con ellos, y aunque conoce el motivo de su desilusión, no se impone, sino pregunta y escucha” explicó el Pontífice.

“Comienza su «terapia de la esperanza» –señaló el Papa– y les deja el tiempo necesario para que hagan un recorrido interior y lleguen al fondo de su amargura. Y ellos pronuncian aquellas palabras: «Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel», que trasudan tristeza, decepción, derrota, y que son un retrato de la existencia humana que nos es común”.

“Jesús camina, de manera discreta, junto a todas las personas desalentadas, y logra darles de nuevo la esperanza. Como a los discípulos de Emaús, él habla a través de las Escrituras, manifestando cómo la verdadera esperanza pasa por el fracaso y el sufrimiento”.

“Y al final del camino cumplido en su compañía, Jesús se hace reconocer en la Fracción del pan, gesto fundamental de la Eucaristía, don de su amor total, de donde brota la vida de la Iglesia y del cristiano”.

El sucesor de Pedro saludó al final de sus palabras “a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica”.

“Que Jesús resucitado nos conceda –concluyó el Papa– descubrirlo presente y vivo en su Iglesia donde, saliendo a nuestro encuentro y caminando junto a cada uno, nos conduce con su amor infalible y su presencia vivificante por el camino de la esperanza”.

(Leer el texto completo de la catequesis)

 

24/05/2017-07:08
Sergio Mora

El Papa recibió a Trump en el Vaticano

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 24 Mayt. 2017).- El presidente de Estados Unidos de Norte América, Donald Trump, llegó a las 8:45 al Vaticano, ingresando por el portón del Perugino, al costado de la Residencia Santa Marta.
Una vez llegado al Patio de San Damián, el presidente bajó del auto con su esposa Melania. El el patio flameaba la bandera de Estados Unidos y la esposa vestía de negro con el velo que le cubría la cabeza, así como su hija Ivanka.
El piquete de honor de la Guardia Suiza rindió homenaje al huésped, y el prefecto de la Casa Pontificia, Mons. Georg Ganswein saludó al presidente y le acompañó junto a un cortejo hasta la Biblioteca privada del Palacio Apostólico, donde se realizó la audiencia con el papa Francisco.
El Santo Padre le recibió con una sonrisa, y a continuación fue la foto de rito. El presidente muy sonriente el Pontífice menos. La audiencia a puertas cerradas inició a las 8:30, con la ayuda de un intérprete. A continuación fue en coloquio del presidente Trump con el cardenal secretario de estado, Pietro Parolin, y con Mons. Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados.
Durante estos momentos, la esposa Melania vistió la Capilla Paolina y la Sala Regia. Después de la audiencia el presidente y la primera dama visitaron la Capilla Sixtina y la basílica de San Pedro.

 

24/05/2017-08:20
Sergio Mora

El Santo Padre y Trump conversan media hora a puerta cerrada

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 22 May. 2017).- El Papa recibió en audiencia este miércoles por la mañana en el Vaticano, al presidente estadounidense Donald Trump
durante una media hora, a puerta cerrada desde las 8:30 y con la ayuda de un intérprete.
Aproximadamente a las 9 de la mañana se abrieron las puertas de la biblioteca privada y entraron la primera dama, Melania Trump, quien después de saludar al Papa, le pidió bendijera el rosario que llevaba en las manos. Entró también el séquito encabezado por la hija Ivanka, con el esposo Jared Kushner.
En el intercambio de dones, el Santo Padre le entregó, como hace con todos los jefes de Estado, una copia de la Evangelii Gaudium, de la Amoris Laetitia y de la Laudato Si‘. Añadió el Mensaje de la Jornada mundial de la paz y un medallón de broce con un ramo de olivo.
A todos los presentes les entregó un rosario y después que los acompañantes dejaron la sala, se quedó conversando algunos minutos más con Trump y su esposa.
El programa de las siguientes horas del presidente estadounidense fue una visita a la Capilla Sixtina, a la basílica de San Pedro, cerrada al público porque se realizaba en la plaza la Audiencia General. Después Melania visitó el Hospital pediátrico ‘Bambino Gesú’. Trump por su parte fue al palacio de Gobierno de Italia, el Quirinale, donde encontrará al presidente Sergio Matarella y al primer ministro Paolo Gentiloni.
En cambio la hija Ivanka, visitará la Comunidad de San Egidio, en donde conversará con un grupo de mujeres víctimas de la trata de seres humanos.

 

24/05/2017-08:00
Redacción

El Papa a Trump: promover la paz, negociar, diálogo interreligioso y tutelar las minorías cristianas

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 24 May. 2017).- La Oficina de prensa de la Santa Sede emitió esta mañana un comunicado, en el cual indica que “Donald Trump, presidente de los Estados Unidos de América, ha sido recibido en audiencia por el Santo Padre Francisco y, a continuación, se ha reunido con Su Eminencia el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por S.E. Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados”.
El comunicado añade que “durante las cordiales conversaciones, se ha expresado la satisfacción por las buenas relaciones bilaterales existentes entre la Santa Sede y los Estados Unidos de América, así como por el compromiso común en favor de la vida y de la libertad religiosa y de conciencia”.
“Se ha manifestado -prosigue la nota- el deseo de una colaboración serena entre el Estado y la Iglesia Católica en los Estados Unidos, comprometida en el servicio a la población en los campos de la salud, la educación y la asistencia a los inmigrantes”.
El comunicado concluye señalando que “las conversaciones también han permitido un intercambio de puntos de vista sobre algunos temas relacionados con la actualidad internacional y con la promoción de la paz en el mundo a través de la negociación política y el diálogo interreligioso, con especial referencia a la situación en Oriente Medio y a la tutela de las comunidades cristianas”.

 

24/05/2017-11:20
Redacción

Audiencia general: texto completo de la catequesis del Papa Francisco del 24 de mayo de 2017

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El santo padre Francisco ha proseguido este miércoles en la catequesis que realiza en la audiencia general, con el tema de la esperanza cristiana, partiendo del sentimiento de fracaso de los apóstoles y seguidores de Jesús después de su crucifixión.

A” continuación el texto completo:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy quisiera detenerme en la experiencia de los dos discípulos de Emaús, del cual habla el Evangelio de Lucas. Imaginemos la escena: dos hombres caminaban decepcionados, tristes, convencidos de dejar atrás la amargura de un acontecimiento terminado mal. Antes de esa Pascua estaban llenos de entusiasmo: convencidos de que esos días habrían sido decisivos para sus expectativas y para la esperanza de todo el pueblo. Jesús, a quien habían confiado sus vidas, parecía finalmente haber llegado a la batalla decisiva: ahora habría manifestado su poder, después de un largo periodo de preparación y de ocultamiento. Esto era aquello que ellos esperaban, y no fue así.
Los dos peregrinos cultivaban sólo una esperanza humana, que ahora se hacía pedazos. Esa cruz erguida en el Calvario era el signo más elocuente de una derrota que no habían pronosticado. Si de verdad ese Jesús era según el corazón de Dios, deberían concluir que Dios era inerme, indefenso en las manos de los violentos, incapaz de oponer resistencia al mal.
Por ello en la mañana de ese domingo, estos dos huyen de Jerusalén. En sus ojos todavía están los sucesos de la pasión, la muerte de Jesús; y en el ánimo el penoso desvelarse de esos acontecimientos, durante el obligado descanso del sábado. Esa fiesta de la Pascua, que debía entonar el canto de la liberación, en cambio se había convertido en el día más doloroso de sus vidas. Dejan Jerusalén para ir a otra parte, a un poblado tranquilo. Tienen todo el aspecto de personas intencionadas a quitar un recuerdo que duele. Entonces están por la calle y caminan. Tristes. Este escenario –la calle– había sido importante en las narraciones de los evangelios; ahora se convertirá aún más, desde el momento en el cual se comienza a narrar la historia de la Iglesia.
El encuentro de Jesús con esos dos discípulos parece ser del todo casual: se parece a uno de los tantos cruces que suceden en la vida. Los dos discípulos caminan pensativos y un desconocido se les une. Es Jesús; pero sus ojos no están en grado de reconocerlo. Y entonces Jesús comienza su “terapia de la esperanza”. Y esto que sucede en este camino es una terapia de la esperanza. ¿Quién lo hace? Jesús.
Sobre todo pregunta y escucha: nuestro Dios no es un Dios entrometido. Aunque si conoce ya el motivo de la desilusión de estos dos, les deja a ellos el tiempo para poder examinar en profundidad la amargura que los ha envuelto. El resultado es una confesión que es un estribillo de la existencia humana: «Nosotros esperábamos, pero Nosotros esperábamos, pero ...».
¡Cuántas tristezas, cuántas derrotas, cuántos fracasos existen en la vida de cada persona! En el fondo somos todos un poco como estos dos discípulos. Cuántas veces en la vida hemos esperado, cuántas veces nos hemos sentido a un paso de la felicidad y luego nos hemos encontrado por los suelos decepcionados. Pero Jesús camina: Jesús camina con todas las personas desconsoladas que proceden con la cabeza agachada. Y caminando con ellos de manera discreta, logra dar esperanza.
Jesús les habla sobre todo a través de las Escrituras. Quien toma en la mano el libro de Dios no encontrará historias de heroísmo fácil, tempestivas campañas de conquista. La verdadera esperanza no es jamás a poco precio: pasa siempre a través de la derrota.
La esperanza de quien no sufre, tal vez no es ni siquiera eso. A Dios no le gusta ser amado como se amaría a un líder que conduce a la victoria a su pueblo aplastando en la sangre a sus adversarios. Nuestro Dios es lámpara suave que arde en un día frío y con viento, y por cuanto parezca frágil su presencia en este mundo, Él ha escogido el lugar que todos despreciamos.
Luego Jesús repite para los dos discípulos el gesto central de toda Eucaristía: toma el pan, lo bendice, lo parte y lo da. ¿En esta serie de gestos, no está quizás toda la historia de Jesús? ¿Y no está, en cada Eucaristía, también el signo de qué cosa debe ser la Iglesia? Jesús nos toma, nos bendice, “parte” nuestra vida, porque no hay amor sin sacrificio, y la ofrece a los demás, la ofrece a todos.
Es un encuentro rápido, el de Jesús con los discípulos de Emaús. Pero en ello está todo el destino de la Iglesia. Nos narra que la comunidad cristiana no está encerrada en una ciudad fortificada, sino camina en su ambiente más vital, es decir la calle. Y ahí encuentra a las personas, con sus esperanzas y sus desilusiones, a veces enormes. La Iglesia escucha las historias de todos, como emergen del cofre de la conciencia personal; para luego ofrecer la Palabra de vida, el testimonio del amor, amor fiel hasta el final.
Y entonces el corazón de las personas vuelve a arder de esperanza. Todos nosotros, en nuestra vida, hemos tenido momentos difíciles, oscuros; momentos en los cuales caminábamos tristes, pensativos, sin horizonte, sólo con un muro delante. Y Jesús siempre está junto a nosotros para darnos esperanza, para encender nuestro corazón y decir: “Ve adelante, yo estoy contigo. Ve adelante”
El secreto del camino que conduce a Emaús es todo esto: también a través de las apariencias contrarias, nosotros continuamos a ser amados, y Dios no dejará jamás de querernos mucho. Dios caminará con nosotros siempre, siempre, incluso en los momentos más dolorosos, también en los momentos más feos, también en los momentos de la derrota: allí está el Señor. Y esta es nuestra esperanza: vamos adelante con esta esperanza, porque Él está junto a nosotros caminando con nosotros. Siempre.

 

24/05/2017-14:26
Anita Bourdin

Siria, Tierra Santa, Oriente Medio: ‘Solo el Resucitado puede reavivar la llama de la esperanza”

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, Abr. 2017).- “Saludo cordialmente a los peregrinos de idioma árabe, en particular a los provenientes de Siria, Tierra Santa y Oriente Medio”, dijo el papa Francisco en italiano, lo que fue traducido inmediatamente por su secretario egipcio, Mons. Yoannis Lahzi Gaid, durante la audiencia en la plaza de San Pedro.
“Hoy, tantas personas –prosiguió el Papa– viven la experiencia de los dos discípulos de Emaús, con el corazón desgarrado por guerras y desilusiones: viven la necesidad de encontrar a Jesús y de ser encontrados por Él”.
Y a continuación el Santo Padre indicó el motivo de la esperanza cristiana: “ En realidad, sólo el Resucitado puede reavivar, en ellos y en la humanidad desilusionada, la llama de la esperanza que nunca defrauda”. “Que el Señor los bendiga a todos y los proteja del maligno”, concluyó el Papa.

 

24/05/2017-14:38
Sergio Mora

María Auxiliadora: el Papa la recuerda durante la audiencia

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, Abr. 2017).- El sucesor de Pedro al saludar a los polacos, reiteró su exhortación a buscar y confiar siempre en el amparo de la Madre de Dios:
“Todo hombre, en los momentos difíciles de la vida, se siente perdido y no sabe qué hacer. Necesitamos el apoyo de alguien, una ayuda, un consejo, sobre todo en ámbito espiritual”, indicó el Santo Padre.
Precisó que “la memoria de la Bienaventurada Virgen María Auxiliadora, que recordamos hoy nos hace tomar conciencia de la grandeza del don de la protección de la Madre del Hijo de Dios sobre cada uno de nosotros”.
Y el Papa exhortó: “Encomendemos precisamente a Ella nuestra vida. Cuando estemos en duda invoquemos sin cesar su amparo: ¡María Auxiliadora intercede por nosotros! ¡Alabado sea Jesucristo!”.
Y llevó su mirada a China, donde veneran a María como auxilio con la advocación de “Nuestra Señora de Sheshan” y recordó que es la Jornada de Oración por laIglesia en China:
«Hoy quiero saludar también en especial a los peregrinos de Hong Kong en el día de la Virgen de Sheshan, que ella los proteja».
La Virgen María auxilio de los cristianos estuvo presente también en las palabras del Papa en su saludo especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados: «Hoy celebramos la memoria de María Auxiliadora, auxilio de los cristianos. Queridos jóvenes, aprendan a amar siguiendo la escuela de la Madre de Jesús; queridos enfermos, en el sufrimiento rueguen la celestial intercesión de la Virgen Santa con el rezo del Rosario; y ustedes, queridos recién casados, al igual que la Virgen, sepan escuchar siempre la voluntad de Dios sobre vuestra familia»

 

24/05/2017-15:14
Redacción

El Pontífice nombra al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Italiana

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, Abr. 2017).- El papa Francisco ha nombrado como nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), al cardenal Gualterio Bassetti.
El arzobispo de Perugia-Città della Pieve, tiene 75 años, es sacerdote desde 1994 y fue nombrado cardenal en el 2014 por el papa Francisco.
Sucede al cardenal Angelo Bagnasco, arzobispo de Génova, de 74 años, quien llevaba dos mandatos por un total de diez años al frente de la CEI.
El Santo Padre como primado de Italia, elegía directamente al presidente de la CEI; con una nueva normativa aprobada por Francisco, los obispos reunidos en asamblea sinodal eligen a tres candidatos, y el Pontífice de acuerdo al Art. 26 § 1 del Estatuto de la Conferencia Episcopal Italiana, escoge a uno de ellos.
Después del nombramiento llegado esta mañana, el nuevo presidente afirmó: Mi primer pensamiento en actitud de reconocimiento va al Santo Padre, por el coraje que ha demostrado al confiarme esta responsabilidad en el crepúsculo de mi vida”.
“No tengo un programa preconfeccionado para ofrecer, porque en mi vida siempre fui bastante improvisador”, En cambio si “pretendo trabajar junto a todos los obispos” a quienes “soy grato por la confianza que me han asegurado y por el abrazo afectuoso que me dieron esta mañana en la sacristía de la basílica de San Pedro”.

 

24/05/2017-04:16
Isabel Orellana Vilches

Santa María Magdalena de Pazzi – 25 de mayo

(ZENIT – Madrid).- A Magdalena no se le ha hecho justicia porque en su acontecer hay un riquísimo trasfondo espiritual que respalda su admirable virtud. Y, sin embargo, la tendencia generalizada ha sido destacar de manera sesgada y errónea sus experiencias místicas, todas de gran alcance, tildándola de histérica, calificando como masoquista su insistente súplica a Cristo de «padecer y no morir». Se ha dejado atrás lo relevante: la centralidad trinitaria de su vida y su deseo de renovación dentro de la Iglesia que le llevó a ofrecerse a Dios como víctima expiatoria. No se ha tenido en cuenta ni su discreción, ni el grado de obediencia que le llevó a narrar los favores celestiales con los que fue agraciada cuando hubiera deseado mantenerlos a resguardo. Eso sí, con todo rigor se la denomina «la extática» por antonomasia, considerándola una de las grandes místicas estigmatizadas.
Nació en Florencia, Italia, el 2 de abril de 1566 en el seno de la ilustre y noble familia Pazzi. El año 1576, en breve intervalo de tiempo, recibió la primera comunión y efectuó voto privado de virginidad. Ambos hechos tenían estrecha conexión ya que a la edad de 8 años había permanecido interna durante un tiempo con las Damas de San Giovannino, monasterio al que regresó cumplidos los 14 con la condición de que le permitiesen recibir diariamente la Eucaristía, algo infrecuente en la época. Es decir que comunión y consagración iban entrelazadas. Obligada a dejar el convento, se esforzó por convencer a sus padres para que le permitieran abrazarse a la vida religiosa. Y en agosto de 1582 realizó una experiencia con las carmelitas de Santa María de los Ángeles para dilucidar el carisma y lugar en el que haría efectiva su entrega. En la quincena que permaneció junto a las religiosas vio que era su camino, máxime cuando tenían el privilegio de recibir la comunión todos los días. En diciembre de ese año ingresó con ellas y en enero de 1583 inició su noviciado.
En esa época ya estaba siendo favorecida con éxtasis. La primera experiencia de esta naturaleza, que se produjo en presencia de su madre, la había vivido en 1578. La primavera de 1584 trajo consigo una desconocida enfermedad diagnosticada como incurable. Y el 27 de mayo, día de la Santísima Trinidad ese año, le permitieron profesar ante el altar de María acostada en una camilla. Fue el inicio de una serie de éxtasis diarios que le sobrevenían después de recibir la comunión, prolongándose durante dos o tres horas. En ellos y durante cuarenta días fue instruida por Cristo. La enfermedad desapareció de improviso, tal como se le había presentado, en la primavera de 1585. En abril recibió los estigmas y fue desposada místicamente por Cristo que le entregó un anillo. A la par comenzaron a desatarse una serie de pruebas, un desierto que iba transformando todo su ser en un fuego de amor que sellaba su encuentro con el Creador.
Una persona como ella, revestida de inocencia, que suspiraba por la pureza en un sentido global y estricto, sufría enormemente al constatar la tibieza moral de la época que había impregnado también a la Iglesia. En 1586 a través de un éxtasis fue invitada a colaborar en la reforma de la misma. En 1589 fue designada vice-maestra de novicias. Al año siguiente perdió a su madre y en una visión contempló que estaba esperanzada y gozosa en el purgatorio. Continuaba experimentando un profundo anhelo de conversión para la Iglesia. No contenta con orar insistentemente por ella, el 1 de mayo de 1595 renovó su ofrenda a Dios con una promesa. Quería arrebatar de Él esa gracia para que nadie permaneciese de espaldas al don de la fe, y rogó que se le concediera el «desnudo padecer». Viviría completamente desprendida de todo lo que tuviera que ver consigo misma. Pero ese momento suplicado por ella en el que iba a quedar sumida en el abandono que demandó no llegaría hasta junio de 1604. A partir de entonces y hasta su muerte estaría despojada de consuelos celestiales. Entretanto, su itinerario espiritual iba conduciéndole por los senderos de la alta mística entretejidos de sufrimientos pero llenos de inenarrables gracias.
Ese año de 1595 fue nombrada maestra de profesas. Y en 1598 maestra de novicias. Cinceló en el corazón de ellas los rasgos del verdadero discípulo de Cristo, comenzando por la vivencia de la caridad. No tomaba nota de las experiencias sobrenaturales que le acontecían. Pero sus superiores le indicaron por obediencia que narrase su vida espiritual. Y tuvo que dictar sus favores consignados en Coloquios y Renovación de la Iglesia, entre otros. En ellos queda plasmada su particular «locura de la cruz», su elegancia en el abrazo a este símbolo del cristiano, su valentía al asumir y reclamar por amor todo sufrimiento, anegada de urgencia apostólica que le llevaba a suplicar enardecida: «¡Almas, Señor; dadme almas!». «Envidio la suerte de los pájaros que pueden volar por el mundo. Si yo tuviese alas volaría a las Indias lejanas para recoger a sus niños abandonados y si Cristo me preguntara si tengo fe yo le contestaría con mis obras».
Su inmolación discurría entre la oración que era comunicación con Dios y la Eucaristía. Absorta en la meditación, con una capacidad para sumergirse en lo divino, podía pasarse varias horas reflexionando sobre dos o tres puntos del evangelio. En 1607, poco antes de su deceso, mientras se hallaba en el jardín junto a sus hermanas, en un éxtasis le fue dado a contemplar el purgatorio. Las religiosas le escuchaban proferir: «¡Misericordia, Dios mío, misericordia!». Esta visión fue especialmente dolorosa para ella que comprobó horrorizada las penas sufridas por los que antepusieron al amor su impenitencia. Al final rogó no volver a presenciar algo así. Extrajo esta lección: «Dime, Señor, el por qué de tu designio, de descubrirme esas terribles prisiones de las cuales sabía tan poco y comprendía aún menos... ¡Ah! ahora entiendo; deseaste darme el conocimiento de tu infinita santidad, para hacerme detestar más y más la menor mancha de pecado, que es tan abominable ante tus ojos». Murió el 25 de mayo de 1607 con fama de santidad, precedida por sus milagros. Urbano VIII la beatificó el 8 de mayo de 1626. Clemente IX la canonizó el 28 de abril de 1669.