Servicio diario - 11 de junio de 2017


La Santísima Trinidad hace resplandecer “una luz nueva sobre la tierra”
Raquel Anillo

Italia: beatificación de Itala Mela, heraldo de la Trinidad
Anne Kurian

Itala Mela, una vida cotidiana en presencia de la Santísima Trinidad
Raquel Anillo


 

11 junio 2017
Raquel Anillo

La Santísima Trinidad hace resplandecer “una luz nueva sobre la tierra”

Palabras del Papa antes del Ángelus del 11 de junio de 2017 (traducción completa)

(ZENIT – Ciudad del Vaticano 11 de junio de 2017). – “Dios siempre es el primero en buscarnos, el primero en esperarnos, el primero en amarnos. Es como la flor del almendro, dice el profeta: es la primera en florecer”, ha explicado el Papa Francisco antes del ángelus de este domingo 11 de junio de 2017, en la plaza San Pedro, ante 15.000 personas, en la fiesta de la Santísima Trinidad.

Porque la Santísima Trinidad “ha hecho resplandecer una luz nueva sobre la tierra y en todo corazón humano que la acoge, una luz que revela los ángulos sombríos, las durezas que nos impiden llevar los buenos frutos de la caridad y de la misericordia”.

“La comunidad cristiana, ha subrayado el Papa, a pesar de todas las limitaciones humanas, se pueden convertir en un reflejo de la comunión de la Trinidad, de su bondad y de su belleza. Pero esto, como dice Pablo dando testimonio, pasa necesariamente por la experiencia de la misericordia de Dios y de su perdón”.

El Papa invita a los bautizados a orar a la Virgen María para que ella les ayude “a entrar cada vez más (…) en la comunión trinitaria, para vivir y testimoniar del amor que da un sentido” a la vida.

He aquí nuestra traducción de las palabras del Papa Francisco antes de la oración del ángelus.

AB

Antes del ángelus

Queridos hermanos y hermanas buenos días!

Las lecturas bíblicas de este domingo, fiesta de la Santísima Trinidad, nos ayudan a entrar en el misterio de la identidad de Dios.

La segunda lectura presenta los deseos que San Pablo dirige a la comunidad de Corinto: “Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros” (2 Co 13, 13).

Esta “bendición” del apóstol es el fruto de su experiencia personal del amor de Dios, este amor que Cristo resucitado le ha revelado, quien ha transformado su vida y le ha “impulsado” a llevar el Evangelio a los gentiles.

A partir de esta experiencia de gracia, Pablo puede exhortar a los cristianos por estas palabras: “Estad alegres, tended a la perfección, animaos mutuamente (…) vivid en paz (v. 11). La comunidad cristiana, a pesar de todas las limitaciones humanas, puede convertirse en un reflejo de la comunión de la Trinidad, de su bondad y de su belleza. Pero esto, como el mismo Pablo dice, pasa necesariamente por la experiencia de la misericordia de Dios, de su perdón.

Es lo que les pasa a los judíos en el camino del Éxodo. Cuando el pueblo rompió la Alianza, Dios se presentó a Moisés en la nube para renovar el pacto, proclamando su nombre y su significado: “El Señor, Dios misericordioso y de compasión, lento a la cólera y rico en amor y en fidelidad” (Ex 34,6). Este nombre expresa que Dios no está lejos ni cerrado en sí mismo, sino que él es Vida y quiere comunicarse, que es apertura, que es Amor que rescata al hombre de su infidelidad, porque él se ofrece a nosotros para colmar nuestras limitaciones y nuestras faltas, para perdonar nuestros errores, para devolvernos al camino de la justicia y de la verdad. Esta revelación de Dios ha llegado a su cumplimiento en el Nuevo Testamento gracias a la palabra de Cristo y a su misión de salvación. Jesús nos ha manifestado el rostro de Dios, Uno en la sustancia y Trino en las personas. Dios es enteramente y únicamente amor, en una relación subsistente que crea, rescata y santifica toda cosa: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

El Evangelio de hoy “pone en escena” a Nicodemo, que, aun ocupando un puesto importante en la comunidad religiosa y civil de la época, no ha cesado de buscar a Dios. Y he aquí que ha percibido el eco de la voz de aquel en Jesús. A lo largo de su diálogo nocturno con el Nazareno, Nicodemo comprende finalmente que él ha sido buscado por Dios, que es amado personalmente.

Dios siempre es el primero en buscarnos, el primero en esperarnos, el primero en amarnos. Es como la flor del almendro, dice el profeta: es la primera en florecer” (cfr. Jer 1, 11-12)

Jesús en efecto le habla así: ”Dios ha amado tanto al mundo que le ha dado a su único Hijo, para que aquél que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16). Qué es esta vida eterna? Es el amor desmesurado y gratuito del Padre que Jesús ha dado en la cruz, ofreciendo su vida por nuestra salvación. Este amor por la acción del espíritu Santo, ha hecho resplandecer una luz nueva sobre la tierra y en todo corazón humano que le acoge, una luz que revela los ángulos sombríos, las durezas que nos impiden llevar los buenos frutos de la caridad y de la misericordia.

Que la Virgen María nos ayude a entrar siempre cada vez más, con todo nuestro ser, en la comunión trinitaria, para vivir y testimoniar del amor que da sentido a nuestra existencia.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

11/06/2017-15:19
Anne Kurian

Italia: beatificación de Itala Mela, heraldo de la Trinidad

(ZENIT – Roma, 11 de junio de 2017). – Itala Mela, mística y oblata benedictina (1904-1957), fue beatificada el 10 de junio de 2017, en La Spezia, en Liguria, en el norte de Italia. La misa fue presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las causas de los santos. Presentando a la futura beata dos días antes,

El Observatore Romano subraya su itinerario de fe “del ateísmo a los altares, bajo el signo de la Trinidad.”Nacida en el seno de una familia alejada de la fe, Itala Mela fue bautizada pero profes ó claramente el ateísmo en la adolescencia, después de la muerte de su hermano Enrico a la edad de 9 años. En la universidad, beneficiaria de experiencias místicas, comienza un camino espiritual y se acerca a la espiritualidad benedictina.

El Señor le concede una experiencia de la Trinidad: “El la eleva, informa el cotidiano del Vaticano, más allá de toda experiencia humana, al “monasterio celeste” dónde la Santísima Trinidad vive desde siempre”, es decir “en el corazón” de la Trinidad.

Desde entonces, su vida fue un retiro en el seno de la Trinidad, abandonándose totalmente a la comunión con Dios Trino. Ella describía su misión terrestre así: “continuar con lo que falta a la pasión de Cristo en favor de su Cuerpo que es la Iglesia” y poner todos los esfuerzos para que cada bautizado redescubra el don de la Trinidad.

En 1933, además de su profesión como oblata en el monasterio benedictino de San Pablo extramuros en Roma, hizo un voto de consagración total a la Trinidad. Lo que ella llama su “quinto voto”, añadiendo a los cuatro votos benedictinos (pobreza, castidad, obediencia, estabilidad): dedicarse a la profundización de la comprensión del misterio de la presencia de las Tres personas divinas en ella-“don de la inhabitación de la Trinidad en el alma”- y ayudar a los bautizados, en particular los sacerdotes y los religiosos, a hacer revivir esta certeza de la vida cristiana.

Toda su vida, toda su oración, toda su acción, tuvieron como referencia esta centralidad hasta terminar, el 21 de abril de 1941, la presentación al Papa... del proyecto del quinto voto”, explica El Observatoe Romano. Itala Mela presentó el don de la inhabitación como un don “ignorado y olvidado” un don que hace el objeto de un conocimiento teológico pero que debería ser “un alimento vivificante de toda la vida cristiana”.

Traducción de Raquel Anillo

 

11/06/2017-15:39
Raquel Anillo

Itala Mela, una vida cotidiana en presencia de la Santísima Trinidad

(ZENIT-Ciudad del Vaticano, 11 junio de 2017). – “Que el testimonio de la nueva bienaventurada nos anime, durante nuestras jornadas, a volver a menudo nuestros pensamientos hacia Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que habite en la celda de nuestro corazón” ha declarado el Papa Francisco después de la oración del ángelus dominical del mediodía, este 11 de junio de 2017, en la plaza San Pedro.

El Papa en efecto ha evocado la beatificación de una laica italiana, atea en su juventud pero enseguida se consagró a Dios como oblata benedictina, Itala Mela ( 1904-1957), en la cual la experiencia espiritual cotidiana está marcada en su vida por la presencia cotidiana de la Santísima Trinidad.

He aquí nuestra traducción de las palabras del Papa Francisco después de la oración del ángelus.

AB

Después del ángelus

Queridos hermanos y hermanas, Itala Mela ha sido proclamada bienaventurada ayer en la Spezia. Educada en una familia lejos de la fe, se declaró atea, en su juventud, pero ella se convirtió después de una intensa experiencia espiritual. Se comprometió entre los universitarios católicos. Enseguida se hizo Oblata benedictina y ha cumplido un itinerario místico centrado en el misterio de la Santísima Trinidad, la cual celebramos hoy de una manera especial. Que el testimonio de la nueva beata nos anime, durante nuestros días, a volver nuestros pensamientos hacia Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que habita en la celda de nuestro corazón.

Os saludo a todos, queridos Romanos y peregrinos: grupos parroquiales, familias, asociaciones. Saludo en particular a los fieles venidos de Montpellier, de Córcega y de Malta; y en Italia, a los fieles de Pádua y de Norbelo y a los jóvenes de Sassuolo.

Un pensamiento particular es para la comunidad boliviana que vive en Roma y festeja la Virgen de Copacabana.

Os deseo a todos un buen domingo. Y, por favor, no os olvidéis de orar por mi- Buen provecho y adiós.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo