Servicio diario - 14 de septiembre de 2017


El Papa en Santa Marta: “Una cruz sin Cristo es masoquismo espiritual”
Redacción

El Papa en mensaje a la cumbre ONU elogia los esfuerzos contra la crisis ecológica
Redacción

México – Vaticano: ‘Las relaciones van por buen camino’. Entrevista
Sergio Mora

Mons. Matteo Visioli, nuevo Subsecretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe
Redacción

Beato Pablo Manna – 15 de septiembre
Isabel Orellana Vilches

“Reacciones ante el terremoto” por Mons. Felipe Arizmendi
Felipe Arizmendi Esquivel

Francisco a los nuevos obispos: ‘El discernimiento es un antídoto contra la rigidez’
Redacción


 

14/09/2017-10:12
Redacción

El Papa en Santa Marta: “Una cruz sin Cristo es masoquismo espiritual”

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 14 de septiembre de 2017).- El papa Francisco retomó este jueves, festividad de la Exaltación de la Cruz, la misa cotidiana en la capilla de la Residencia Santa Marta, suspendidas por la pausa del verano europeo.

En su homilía el Papa advirtió sobre dos tentaciones espirituales: pensar a un Cristo sin cruz, o sea solo como un maestro espiritual, y una cruz sin Cristo, vale a decir una especie de masoquismo espiritual.

El Santo Padre explica que la liturgia habla de la cruz como un árbol noble y fiel. Si bien reconoce que no siempre es fácil entender la cruz, la cual constituye un “misterio de amor”.

Señalando la explicación de Jesús a Nicodemo, el Papa indica que el Evangelio de hoy usa dos verbos: “subir” y “bajar”. “Jesús bajó del cielo para hacernos subir al cielo”.

San Pablo para explicarlo dice que “Jesús se humilló a sí mismo” haciéndose obediente hasta la muerte en la cruz. Y Francisco asegura que “solamente si logramos entender esta abajarse hasta el final, podremos entender la salvación que nos ofrece este misterio de amor”.

Así como la serpiente encantó a Eva, y en el desierto envenenó a los israelitas, así los Galatas fueron encantados “por la ilusión de un Cristo sin cruz o de una cruz sin Cristo”.

O “Un Cristo sin cruz que no es el Señor, sino un maestro y nada más”, lo que desata la ira de Pablo. La otra tentación es la cruz sin Cristo, la angustia de quedarse abajo, agachados, con el peso del pecado y sin esperanza”. Una especie de “masoquismo espiritual”.

“Hoy podemos tomarnos algunos minutos y preguntarnos: ¿Cristo crucificado es para mi un misterio de amor? Yo sigo a Jesús sin la cruz, como un maestro espiritual que llena de consolación, de consejos buenos? O sigo la cruz de Jesús lamentándome siempre, con ‘masoquismo espiritual?

Y Francisco concluye invitando a que el Señor nos dé la gracia “no digo de entender, pero de entrar” en este misterio de amor.

 

 

14/09/2017-16:05
Redacción

El Papa en mensaje a la cumbre ONU elogia los esfuerzos contra la crisis ecológica

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 14 Sept. 2017).- El santo padre Francisco ha enviado un mensaje, firmado por el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, a los participantes en la XIII Conferencia de la Convención de las Naciones Unidas para luchar contra la desertificación, que se realizó el 11 y 12 de septiembre en Mongolia interior (China).

En el mensaje leído por Mons. Joseph Chennoth, nuncio apostólico en Japón y Jefe de la Delegación de la Santa Sede, el lunes 11 de septiembre en el curso de la apertura solemne de la sesión de alto nivel, el Papa señala su aprecio por el esfuerzo realizado para promover “esfuerzos en la promoción de un enfoque coordinado a esta grave crisis ecológica de nuestro tiempo”.

El Pontífice además agradece al Gobierno y al pueblo de China por acoger esta importante asamblea.

“Su Santidad se complace de que la Conferencia se preocupe por despertar el interés y el compromiso de los jóvenes en la gran empresa de transformar los desiertos en jardines” indica el Mensaje, citando el texto bíblico de Isaias.

Y “confía en que levanten su voz para llamar a una aplicación más concienzuda de las resoluciones de la comunidad internacional al respecto”.

En el texto se recuerda que en la encíclica Laudato Si’, el Papa Francisco señala que debido a los lazos de solidaridad que unen a todos los miembros de la familia humana, “la desertificación del suelo es como una enfermedad”, que afecta personalmente a cada uno.

También cita el Mensaje Urbi et Orbi de Pascua 2013, en el cual se indica “que cada uno debe cruzar el desierto interior, esa desertificación interior arraigada en la incapacidad de amar a Dios y al prójimo, y en el abandono de nuestro papel como guardianes de todo lo que el Creador nos ha confiado y continúa dándonos en cada edad”.

Así Su Santidad expresa “su esperanza en que la Conferencia, en el tratamiento de los temas y objetivos específicos, se guíe por un enfoque integral que aúne el tema de la desertificación a la cuestión ética más amplia de la pobreza, del subdesarrollo y de la justicia entre generaciones, que determina la salud general, espiritual y moral de nuestra comunidad global”.

Y alienta los esfuerzos de la Conferencia para “permitir que en todos los lugares nuestros hermanos y hermanas vivan en paz y seguridad, a contribuir con sus medios al bien común y a desarrollar plenamente su potencial”.

El Papa concluye invocando “la abundante bendición de Dios sobre los participantes y todos aquellos que los ayudan con sus investigaciones, asesoramiento y apoyo”.

 

 

14/09/2017-11:38
Sergio Mora

México – Vaticano: ‘Las relaciones van por buen camino’. Entrevista

(ZENIT – Roma, 14 Sept. 2017).- “Las relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede avanzan por buen camino. La visita del papa Francisco a México en febrero de 2016 fue ‘diez con mención honorífica’. México hoy es un país muy presente en la Santa Sede”.

Lo aseguró en entrevista con ZENIT el nuevo embajador de México ante la Santa Sede, Jaime Manuel del Arenal Fenochio, quien presentó sus credenciales al papa Francisco este 1º de septiembre, y aseguró que con el Pontífice “hubo química y me hubiera quedado horas conversando con él”.

Interrogado sobre el cambio tan notable registrado en las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y México en los últimos 25 años, el embajador precisó que “también ha habido cambios muy importantes en las relaciones con algunos otros países: los del Este de Europa donde estaba el comunismo, pero también en Cuba y ahora se están anunciando relaciones importantes con Rusia”. Si bien reconoció “en términos de peso en la catolicidad, sin duda fue con México porque seguimos siendo el segundo país de católicos más numeroso del mundo”.

Este cambio en las relaciones, dijo, “supuso primero el arreglo del orden constitucional para darle presencia a las iglesias en toda nuestra vida pública y política. Pública en el sentido estricto de la palabra: hacer pública la relación, que existía pero que era subterránea, con restricciones”.

Interrogado por las restricciones que existían, al punto de que en México estaba prohibido vestir sotana, el diplomático explicó que la reforma de 1992 fue “saludable, porque todo lo que es transparencia, que permite verificar, permite comentar, criticar, cuestionar, se hace a partir de las cosas que son exhibidas”.

Recordó que en su país “la Iglesia públicamente no existía, no era nada”. Entonces a partir de ahí, se pudo determinar “cuales vestimentas, cuáles órdenes religiosas, cuál educación católica, cuáles universidades, cuáles bienes de la Iglesia”.

Añadió que “a partir de 1992 se da un esfuerzo por parte de la Iglesia católica mexicana, por parte de la Santa Sede, por parte del Estado mexicano apoyado por la sociedad mexicana, para que eso se reformase”.

“No hay que olvidar –aseguró el diplomático acreditado ante la Santa Sede– que la iniciativa de reforma primero de la Constitución y las consecuencias del restablecimiento de las relaciones, fue avalada en el Congreso de la Unión por casi la totalidad de los miembros del Congreso”.

O sea que “la sociedad mexicana quería ese cambio que ha favorecido la libertad religiosa, con una presencia jurídica que permite tener bienes inmuebles, participar en la educación y los objetivos que realizan, como la defensa de la dignidad humana y con una presencia muy clara” añadió.

En la actualidad, asegura el embajador, “las relaciones Iglesia – Estado están bien, no ha habido un tema que las afecte mayormente, como se ha visto en la visita del Papa en el año pasado. Está el caso de sacerdotes muertos, pero eso no es un tema religioso sino de seguridad, que afecta no a todo México pero a algunas partes individualizadas, como ha afectado a maestros, periodistas, etc”.

El embajador Del Arenal asegura así que “la relación está avanza por muy buen camino, con puntos en común muy claros, no hay discusión de que nos damos la mano. Fundamentalmente está el respeto de los derechos humanos, de la dignidad humana, la libertad religiosa, el apoyo a los migrantes, la condena al tráfico de personas y de armas”.

Se suma la idea de “la construcción de una sociedad basada en puentes y no en muros, en el diálogo y ahora también en la preservación del medio ambiente”.

“Y la buena diplomacia se hace sobre puntos de convergencia” aseguró y añadió que “en lo que haya de diferencias es inútil pelearnos”. Además porque “si no hubiera cosas que hacer en lo que nos une, entonces podríamos pensar en las diferencias, pero es tanto lo que hay que hacer en los que nos une, que debemos seguir en este camino”.

Sobre el tema del aborto, señaló que “no es un tema mexicano” estrictamente hablando, sino “un tema que afecta a todas las sociedades. Afecta a la sociedad mexicana, en la medida que afecta a toda la sociedad mundial”.

Sobre el encuentro que tuvo con el Papa, cuando presentó credenciales, aseguró que “fue muy cordial, porque soy muy latinoamericanista, de la Patria grande, de Martí y Bolivar y de Luca Salamar”. Además porque es “un Papa que ha tocado temas como la autoridad entendida para hacer crecer, con valores. Esto es muy valioso”.

Con el Santo Padre “uno de los temas tratados fue migrantes, pobreza y custodia de la naturaleza, y está muy preocupado por esto en Sudamérica”, indicó.

El embajador señaló además que el Papa le anticipó que en Colombia iba a mencionar el mensaje guadalupano, como referente de una cultura mestiza. También, “desde luego el tema de los migrantes y de este orden económico que genera devastación por un lado y empodera a unos cuantos por otro”.

“No lo sentí como una conversación formal”, aseguró el embajador Del Arenal que concluyó: “El papa Francisco me regaló 25 minutos de su vida”.

 

 

14/09/2017-16:51
Redacción

Mons. Matteo Visioli, nuevo Subsecretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 14 Sept. 2017).- El Santo Padre ha nombrado Subsecretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe al Rev.do Matteo Visioli, hasta ahora vicario episcopal para la Pastoral de la diócesis de Parma (Italia), informó hoy la Oficina de prensa de la Santa Sede.

El rev.do Sac. Matteo Visioli nació en Parma el 20 de julio de 1966. Fue ordenado sacerdote de la diócesis de Parma el 9 de mayo de 1992.

Cuenta con los siguientes diplomas en la Pontificia Universidad Gregoriana: Licenciatura en Teología en 1994; Licenciatura en Derecho Canónico en 1996 y el año sucesivo especialización en Jurisprudencia; en 1999, el Doctorado en Derecho Canónico.

Ha desempeñado los cargos de vicario episcopal para el sector Iglesia-Mundo , desde 1999 a 2008; de miembro del Comité para los entes y los bienes eclesiásticos de la Conferencia Episcopal Italiana, desde 2001 a 2008; ha ejercido el ministerio de párroco en Collecchio y en S. Martino Sinzano.

Actualmente es presidente di Caritas Children Onlus; vicario episcopal de la Pastoral; director y docente del Instituto Interdiocesano Superior de Ciencias Religiosas S. Hilario de Poitiers; docente en las Facultades de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Gregoriana y del Studium Generale Marcianum de Venecia.

Es autor de numerosas publicaciones científicas en el ámbito del derecho eclesial.

 

 

14/09/2017-04:10
Isabel Orellana Vilches

Beato Pablo Manna – 15 de septiembre

(ZENIT – Madrid).- En esta festividad de la Virgen de los Dolores se celebra, entre otros santos y beatos, la vida de Pablo Manna, aclamado por distintos pontífices. Juan XXIII lo denominó «el Cristóbal Colón de la cooperación misionera». Pablo VI en su carta Graves et increscentes de 1966 consideró que debía ser inscrito «con letras de oro en los anales de las misiones» recordando que fue «uno de los más eficaces promotores de la universalidad misionera en el siglo XX ». Y Juan Pablo II, que lo beatificó en 2001, ya en 1990 había reparado en su grandeza, diciendo que «puso en evidencia, de una manera única, la esencial dimensión misionera de la Iglesia universal». Y es que su lema fue: «Todas las Iglesias para la conversión de todo el mundo».

Nació en Avellino, Italia, el 16 de enero de 1872 en el seno de una familia acomodada. Era el quinto de los hijos del matrimonio Ruggeri. A los dos años de nacer, murió la madre y quedó al cargo de unos tíos residentes en Nápoles. En 1882 regresó a Avellino donde su padre convivía con su segunda esposa. Durante unos años en el estío solía residir en la casa de unos tíos sacerdotes que influyeron en su vida. Y muy claro tuvo su porvenir, porque en 1887 ingresó en la congregación de los Salvatorianos. En Roma estudió filosofía y teología, pero intuía que debía elegir otro camino. Tras la lectura de unas revistas publicadas por el Instituto de Misiones Extranjeras de Milán (actual PIME), que daban cuenta de sus actividades, sopesó su vocación. Y sin tardanza alguna, en 1891 dejó a los Salvatorianos y se inscribió en él. Tenía 19 años y la idea clara de ser misionero.

Se ordenó sacerdote en mayo de 1894 en el Duomo de Milán, y al año siguiente fue trasladado a Birmania. Partidario acérrimo de la inculturación hizo notar: «Me dirigiré a mis ovejas en su propia lengua, respetaré sus tradiciones, integraré sus locuciones y sus maneras de pensar en mi trabajo de evangelización». Así lo hizo durante ocho años compartidos con los indígenas de Ghekku al frente de la misión de Mombló fundada por él, hasta que su débil salud atacada por la tuberculosis le obligó a regresar. Ello no le impidió publicar un artículo de temática antropológica basado en su convivencia con la tribu birmana. Ese mismo año de 1902 volvió a la misión, pero de nuevo tuvo que partir a Italia por motivos de enfermedad. Aún hubo un tercer y definitivo intento con ida y vuelta. Su organismo se reveló ante las severas condiciones de vida que repercutían en su frágil constitución, y en 1907 retornó a Italia definitivamente.

¿Qué podía hacer? Al llegar a la misión por vez primera, al ver las carencias que le rodeaban había reiterado su ofrenda, sin ocultar su gozo: «estoy contento, es mi cruz y sin la cruz no se va al paraíso». Pero no pudo cumplir su sueño. En 1908 rogó a la Virgen de Lourdes que hiciera de él un hombre santo; es todo lo que anhelaba. Aún así, envuelto en cierta penumbra, confesaba: «Veo muy oscuro el futuro. Veo destruidas tantas esperanzas y planes de obras buenas, me veo a los 35 años envuelto en dificultades diversas...». Era el paso de la incertidumbre que frecuentemente asola el alma humana, aunque luego la voluntad divina ilumine lo más recóndito del apóstol. Abierto a ella, a los pocos meses el beato comenzó a vislumbrar otro horizonte.

Era un buen escritor y en 1909, poco antes de publicar su primer libro, le confiaron la redacción de la revista Le Missioni Cattoliche. Su pluma, de la que se dijo era su apóstol, se convirtió en un fecundo instrumento de grandes dimensiones apostólicas, ya que desde ella impulsaba las vocaciones misioneras. Una de sus primeras acciones en 1914 fue crear el periódico Propaganda Missionaria, editando cientos de miles de ejemplares. En 1916 consolidó esta acción con la fundación de la Unión Misionera del Clero, ayudado por el beato y fundador de los javerianos, Guido María Conforti, que fue reconocida como Obra Pontificia, y hoy es la Pontificia Unión Misional (PUM). La creó tras constatar la escasísima atención que ciertos obispos y presbíteros prestaban a la evangelización misionera: «Muchos sacerdotes se ocupan demasiado de sus propios problemas pastorales y no lo suficiente de las misiones». Tenía claro que «la clave del problema misionero está en las manos del sacerdote». Es más, con toda contundencia, sabiendo bien lo que decía, este hombre de Dios a quien guiaba un visible celo apostólico y que se alimentaba con la oración, manifestó: «¡No nos sirven sacerdotes mediocres!».

En 1919 puso en marcha la revista Italia Missionaria con el fin de suscitar vocaciones entre los jóvenes, la Rivista di studi missionari y un catecismo misionero. Su sed por las misiones era inagotable. En 1924 fue designado superior general del PIME que se fusionó con el Instituto Misionero de Roma y de Milán. Desempeñó ese oficio durante diez años. En esa época abrió y dirigió el Seminario Meridional para las Misiones Extranjeras en Ducenta, y dio los pasos para la fundación de la rama femenina de su Instituto: las Misioneras de la Inmaculada, que impulsó definitivamente al cesar en su alto cargo de gobierno, a petición propia. En 1927 emprendió un viaje apostólico para visitar diversas misiones de Asía, América y otros lugares. En el transcurso del mismo surgió su obra «Observaciones sobre el método moderno de evangelización en Asia». Mientras, seguía escribiendo incansablemente, fundando nuevas revistas y alentando a todos a amar las misiones. En 1943 fue designado superior regional del PIME. Terminó sus fecundos días dirigiendo y fomentando la Unión Misionera, que fue extendiéndose paulatinamente. Con sus escritos y cartas dirigidas a distintos cardenales y prelados logró que en la Iglesia se estimulasen las obras misioneras. Murió en Nápoles el 15 de septiembre de 1952. Juan Pablo II lo beatificó el 4 de noviembre de 2001.

 

 

14/09/2017-06:00
Felipe Arizmendi Esquivel

“Reacciones ante el terremoto” por Mons. Felipe Arizmendi

REACCIONES ANTE EL TERREMOTO

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas

VER

En la noche del jueves 7 de septiembre, un devastador terremoto de 8.2 azotó gravemente a una parte de nuestro país, causando muchos daños en Oaxaca y Chiapas. Hay casi un centenar de muertos, miles de viviendas devastadas, escuelas y centros de salud derruidos. En el territorio de la diócesis, sólo tres personas fallecieron y unas pocas casas se cayeron. Lo más visible son las fracturas y derrumbes en numerosos templos de los siglos XVI y XVII. Va a tardar su restauración.

Ante este hecho, son muchas las reacciones. Unos indígenas de Tenejapa me compartían que un pastor protestante les ha dicho que este sismo es una prueba de que Dios no quiere a la Iglesia Católica, pues varios de nuestros templos sufrieron daños. Por tanto, les pide que se cambien a su religión. ¡Qué ignorancia! También se cayeron templos protestantes; también murieron personas de religión evangélica. En la Costa de Chiapas y en el Istmo de Tehuantepec, donde más se sintió el efecto devastador, hay muchos protestantes. Por tanto, no fue un temblor selectivo de parte de Dios contra los católicos. Todos somos pecadores, y quien diga que no lo es, comete dos pecados graves: la mentira y el orgullo. Tampoco es una prueba del inminente fin del mundo, como otros predicadores afirman. Los científicos explican este terremoto como el movimiento brusco de la placa tectónica llamada de Cocos, en las playas de Chiapas, que es parte de la falla que viene desde California. Es algo natural, no un castigo de Dios.

Ha habido mucha solidaridad nacional e internacional, que agradecemos de corazón. Muchas personas nos expresan su cercanía, en oraciones y en apoyos materiales. Valoramos los servicios de las diferentes instancias de gobierno, federal, estatal y municipal. Resaltamos el trabajo del ejército mexicano. Muchísimos voluntarios hacen posible que las ayudas fluyan. Sin embargo, no faltan políticos que aprovechan esta desgracia para conseguir votos. Y muchas personas sólo se limitan a ver desde lejos el sufrimiento ajeno, critican todo y a todos, pero ni un peso aportan para ayudar a los que se quedaron sin nada.

Como los noticieros televisivos publican casi sólo lo que hacen las instancias gubernamentales, algunos se preguntan dónde está la Iglesia, pues no aparece. Esta es una de sus grandes virtudes. Me ha tocado vivir inundaciones y otros fenómenos, y es nuestra gente de Iglesia la primera en acudir y ayudar, pues estamos en medio del pueblo y llegamos a donde no llega el gobierno ni la televisión. Doy testimonio de la ayuda mutua, fraterna e inmediata, de los vecinos, de las familias, de nuestros catequistas, de las parroquias, de Caritas y de los agentes de pastoral, aunque no salgan en los medios informativos. Que no sepa tu mano izquierda...

 

PENSAR

El salmo responsorial del domingo pasado, decía: Señor, que no seamos sordos a tu voz. Dios nos habla en los acontecimientos. El terremoto no es castigo de Dios, pero es una advertencia: no somos dioses, somos frágiles y en cualquier momento podemos terminar. Las cosas por las que tanto nos afanamos, como una buena casa, un vehículo nuevo, una gran televisión, etc., pasan y en un momento quedan reducidas a nada. Por ello, hay que apreciar lo que más vale: Dios, la familia, las buenas relaciones, el servicio a la comunidad. Eso no pasa, no se destruye; eso dura para siempre.

Por otra parte, el Papa Francisco nos invita a hacer cuanto podamos por quienes pasan necesidad: «Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha» (Sal 34,7). La Iglesia desde siempre ha comprendido la importancia de esa invocación. Está muy atestiguada ya desde las primeras páginas de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro pide que se elijan a siete hombres «llenos de espíritu y de sabiduría», para que se encarguen de la asistencia a los pobres. Este es sin duda uno de los primeros signos con los que la comunidad cristiana se presentó en la escena del mundo: el servicio a los más pobres. Esto fue posible porque comprendió que la vida de los discípulos de Jesús se tenía que manifestar en una fraternidad y solidaridad que correspondiese a la enseñanza principal del Maestro, que proclamó a los pobres como bienaventurados y herederos del Reino de los cielos. «Vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno» (Hch 2,45). Estas palabras muestran claramente la profunda preocupación de los primeros cristianos. El evangelista Lucas, el autor sagrado que más espacio ha dedicado a la misericordia, describe sin retórica la comunión de bienes en la primera comunidad. Con ello desea dirigirse a los creyentes de cualquier generación, y por lo tanto también a nosotros, para sostenernos en el testimonio y animarnos a actuar en favor de los más necesitados” (Jornada mundial de los pobres, 2).

 

ACTUAR

Lleva a tu parroquia algo que pueda servir para remediar las necesidades de los afectados por este terremoto. No lo que ya no te sirve, para deshacerte de ello, sino lo que quizá tú también necesitas, para otros que pasan más carencias que tú. Pregunta el número de cuenta de Caritas y deposita lo que puedas, para que lo hagan llegar en forma confiable a su destino. Y oremos por los que sufren, porque la oración es una fuerza increíble.

 

 

14/09/2017-15:02
Redacción

Francisco a los nuevos obispos: ‘El discernimiento es un antídoto contra la rigidez’

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 14 Sept. 2017).- El Papa Francisco recibió este jueves en la Sala Clementina del Vaticano, a los nuevos obispos ordenados en los últimos doce meses.
El Papa manifestó la alegría de conocer personalmente a los nuevos obispos de la Iglesia, y de profundizar la gracia y la responsabilidad del ministerio que recibieron.

Los prelados se reunieron con el Pontífice luego de haber participado en Roma en el curso de formación para los nuevos obispos, promovido por la Congregación para los Obispos.

Así Santo Padre profundizó con ellos el tema del discernimiento espiritual y pastoral necesario para que el pueblo llegue al conocimiento y realización de la voluntad de Dios.

El Espíritu Santo es el protagonista de todo discernimiento auténtico. “No hace mucho tiempo, la Iglesia invocó sobre ustedes el “Spiritus Principalis“el “Pneuma hegemonikon“, la fuerza que el Padre donó al Hijo y que Él transmitió a los santos apóstoles, o sea, el Espíritu que sostiene y guía.

“Sólo quien es guiado por Dios tiene título y credibilidad para ser propuesto como guía de los demás. Puede enseñar y hacer crecer en el discernimiento solamente quien tiene familiaridad con ese maestro interior que, como una brújula, ofrece los criterios para distinguir, para sí y para los demás, los tiempos de Dios y su gracia; para reconocer su paso y el camino de su salvación; para indicar los medios concretos, agradables a Dios, a fin de realizar el bien que Él predispone en su plan misterioso de amor para cada uno y para todos”.

“Esta sabiduría es la sabiduría práctica de la Cruz, que incluso incluyendo la razón y su prudencia, las sobrepasa, porque conduce a la fuente de vida que no muere, o sea, conocer al Padre, el único Dios verdadero, y el que Él envió, Jesucristo”, dijo.

El Sucesor de Pedro señaló que “un obispo no puede dar por seguro la posesión de un don tan elevado y trascendente, como si fuera un derecho adquirido, sin caer en un ministerio infecundo. Es necesario implorarlo continuamente como primera condición para iluminar toda sabiduría humana, existencial, psicológica, sociológica y moral que puede servirnos en la tarea de discernir los caminos de Dios para la salvación de aquellos que nos han sido confiados “.

“El discernimiento –prosiguió el Santo Padre– nace del corazón y en la mente del obispo a través de su oración, cuando pone en contacto a las personas y las situaciones confiadas a él con la Palabra divina proferida por el Espíritu.

Es en esa intimidad que el Pastor madura la libertad interior que lo hace firme en sus decisiones y en sus comportamientos personales y eclesiales. Sólo en el silencio de la oración es posible escuchar la voz de Dios, encontrar los rasgos de su lenguaje y tener acceso a su verdad”.

Precisó así que “el discernimiento es un don del Espíritu a la Iglesia al que se responde con la escucha”. Porque “el Obispo está llamado a vivir el propio discernimiento de Pastor como miembro del Pueblo de Dios, en una dinámica siempre eclesial, al servicio de la koinonìa (comunión).

El obispo no es un padre padrón autosuficiente y ni un pastor solitario amedrentado y aislado, dijo e indicó que “el discernimiento del obispo es siempre una acción comunitaria que no prescinde de la riqueza de la opinión de sus presbíteros y diáconos, del parecer del Pueblo de Dios y de todos aquellos que pueden ofrecerle una contribución útil”.

El Papa añadió: “En el diálogo sereno, no tiene miedo de compartir y a veces modificar, el propio discernimiento con los demás: con los hermanos en el episcopado, con los propios sacerdotes, y con los fieles”.

Francisco invitó así a los obispos “a cultivar el comportamiento de escucha, creciendo en la libertad de renunciar al propio punto de vista para asumir el punto de vista de Dios”.

“La misión que los espera –dijo el Papa– no es la de traer ideas y proyectos propios, ni soluciones abstractamente creadas por quien considera a la Iglesia un patio de su casa, pero humildemente, sin protagonismos o narcisismos, ofrecer su testimonio concreto de unión con Dios, sirviendo el Evangelio que debe ser cultivado y ayudado a crecer en esa situación específica”.

“Discernir significa, por lo tanto, humildad y obediencia. Humildad en relación a los propios proyectos. Obediencia en relación al Evangelio, al Magisterio, a las normas de la Iglesia universal ya la situación concreta de las personas”.

Para Francisco, “el discernimiento es un remedio contra la inmovilidad del ‘siempre se ha hecho así’ o de ‘ganar tiempo’. Es un proceso creativo que no se limita a aplicar esquemas. Es un antídoto contra la rigidez, pues las mismas soluciones no son válidas en todas partes.

El Papa invitó así a los obispos a tener una delicadeza especial con la cultura y la religiosidad del pueblo, cuidar y dialogar con el pueblo.

“Debemos esforzarnos para crecer en un discernimiento encarnado e inclusivo, que dialogue con la conciencia de los fieles que debe ser formada y no sustituida, en un proceso de acompañamiento paciente y valeroso, para que pueda madurar la capacidad de cada uno, fieles, familias, presbíteros comunidades y sociedad, llamados a progresar en la libertad de elegir y realizar el bien que Dios quiere”.

“La actividad de discernir no está reservada a los sabios, a los perspicaces ya los perfectos. Al contrario, Dios muchas veces resiste a los soberbios y se muestra a los humildes”, indicó.

“El pastor sabe que Dios es el camino y confía en su compañía. Por eso, el discernimiento auténtico es un proceso siempre abierto y necesario que puede ser completado y enriquecido”.

“Una condición esencial –concluyó el Papa– para progresar en el discernimiento es educarse a la paciencia de Dios y a sus tiempos que no son los nuestros. Nos corresponde a nosotros acoger todos los días de Dios la esperanza que nos preserva de toda abstracción, pues nos permite descubrir la gracia escondida en el presente sin perder de vista la longanimidad de su designio de amor que va más allá de nosotros”.