Editorial \ Reflexiones en frontera

La única omisión justa es dejar de lado el beneficio propio, afirmó el Papa en Jornada Mundial de los Pobres

RV | 21/11/2017 | REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz


 

 

Explicando la parábola de los talentos Francisco dijo que “el siervo malvado, a pesar del talento recibido del Señor, lo custodia celosamente, se conforma con preservarlo”. Y aclaró que “quien se preocupa sólo de conservar, de mantener los tesoros del pasado, no es fiel a Dios. En cambio, la parábola dice que quien añade nuevos talentos, ese es verdaderamente “fiel”, porque tiene la misma mentalidad de Dios y no permanece inmóvil: arriesga por amor, se juega la vida por los demás, no acepta el dejarlo todo como está” Es este marco en el que Francisco afirmó que el que es fiel a Dios, sólo una cosa deja de lado: “su propio beneficio”, y que esta es la única omisión justa.

Es aquí donde el Papa relacionó el pecado de omisión con el mayor pecado contra los pobres, que en este caso adopta adopta un nombre preciso: “indiferencia”. El pobre “no es algo que me concierne, no es mi problema, es culpa de la sociedad”. “Es mirar a otro lado cuando el hermano pasa necesidad, es cambiar de canal cuando una cuestión seria nos molesta, es también indignarse ante el mal, pero no hacer nada. Dios, sin embargo, no nos preguntará si nos hemos indignado con razón, sino si hicimos el bien”.