Tribunas

Un Papa desconocido

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

El quinto aniversario del Papa Francisco ha servido también para dar un impulso a la industria editorial con las nuevas publicaciones sobre el Papa.

Lo que demuestra la lectura de algunos de estos libros, por ejemplo “El otro Francisco”, de Homo Legens en su nueva etapa editorial, -con prólogo, por cierto, del cardenal Pietro Parolin-, es que por más que pensemos que de Francisco sabemos mucho, o ya lo suficiente, no es cierto. Siempre hay algún dato de su historia, alguna anécdota elevada a la categoría o algún pensamiento suyo que es nuevo y nos interpela.

Pero hoy no me voy a referir a un libro sobre el Papa sino a un libro del Papa. En este caso una conversación con el sociólogo, o comunicólogo, francés Dominique Wolton, sin lugar a dudas, una personalidad en el mundo de la teoría de la comunicación y de los medios.

El volumen de estos diálogos ha sido cuidadosamente editado por Encuentro y lleva el título de “Papa Francisco. Política y sociedad”. Además, esta semana se presenta en Madrid en un acto que, seguro, va a dar que hablar.

No voy a desvelar el contenido del libro, que está centrado, de forma preferente, en temáticas no intraeclesiales. Viene a ser como una síntesis del pensamiento social del Papa, y de la doctrina social de la Iglesia, en forma de amigable conversación.

Hay que dejar a parte las recurrentes repeticiones de preguntas y, en cierta medida, de respuestas. El libro consigue reflejar muy bien la personalidad del entrevistado, del papa Francisco, su carácter espontáneo, las incidencias de su pensamiento, sus preocupaciones.

También muestra la mentalidad del autor. Y en este sentido me ha llamado la atención la insistencia, unas veces explícita y más veces implícita, respecto a que la Iglesia de hoy da la impresión de “pretender adaptarse demasiado a los tiempos modernos”, no ser suficientemente crítica con aspectos del pensamiento dominante, podríamos decir, políticamente correcto. Y quien afirma esto en las preguntas es un pensador que se confiesa no creyente.

Hay algunas respuestas del Papa, algunas páginas, memorables. No solo en las afirmaciones sino en las anécdotas. Un ejemplo, cuando establece la relación entre la teología del cuerpo del Juan Pablo II y la antropología de la comunicación. Ahí es nada. Tema para escribir un libro.

O cuando dice que “desde la década de 1990 ya no veo la televisión, es una promesa que le hice a la Virgen”. O cuando cuenta la anécdota del vagabundo polaco que era sacerdote, compañero de Woijtyla, y había abandonado el sacerdocio, vivía en la calle, y Juan Pablo II le recibió y se confesó con él, y le ayudó a recomponer su vida.

Un libro que merece la pena. Esperemos a ver qué se dice en la presentación.

 

José Francisco Serrano Oceja