La firma

 

Enamórate y no lo dejaras

 

Es el cariño. Es la delicada ternura. Es la fidelidad a un compromiso que nos colma de esperanza y de deseos de vivir con intensidad, emotividad y sentimiento

 

 

19/03/2018 | por Rafael Gutiérrez Amaro


 

 

Cuando uno se enamora de verdad y apasionadamente de una persona, o de Dios; y cuando además procuramos mantener encendida esa pasión amorosa mediante el trato, la cercanía, los detalles y la correspondencia diaria a ese amor, aquello acaba convirtiéndose en una hoguera encendida que origina un fuego intenso del que ya no se puede prescindir.

Es el fuego del amor. Es el cariño. Es la delicada ternura. Es la fidelidad a un compromiso que nos colma de esperanza y de deseos de vivir con intensidad, emotividad y sentimiento.

En este clima, en donde el amor se desborda, todo resulta fácil y todo es una maravillosa realidad.

Todo es vibración sincera, todo es felicidad, todo es extraordinariamente especial y adquiere un dinamismo que ensancha positivamente el horizonte  de nuestra existencia.

Pero al igual que la belleza de una rosa tiene a su lado los garfios punzantes de unas espinas afiladas; la belleza del amor tiene a su lado los garfios del desgastador quehacer cotidiano, los garfios de la rutina, los garfios del egoísmo, los garfios de la infidelidad y tantos otros garfios ocultos y traidores que aparecen entre las grietas de nuestras debilidades y de nuestros desalientos.

Por eso cuando amemos, hagámoslo sin fisuras; hagámoslo con firmeza:

Decididamente, alocadamente, apasionadamente, sinceramente, fielmente, serenamente, delicadamente, cariñosamente, razonadamente;

Sabiendo que en ello nos va toda la plenitud de la felicidad.

En ello nos va o un futuro espléndido y un horizonte luminoso; o un futuro incierto, desolador y tristemente desapacible.

Por ello y para ello: “Enamórate y no le dejarás”.

Enamórate de verdad, y de verdad no le dejarás.

No dejaras a Dios, o a él, o a ella.

El título del artículo esta extraído del Punto 999 de Camino, obra de San Josemaría Escrivá. El punto dice:

¿Que cuál es el secreto de la perseverancia?

El Amor. —Enamórate, y no “le” dejarás.

Y para terminar, resumiendo de nuevo, indicar que enamorarse trae consigo la perseverante y exigente actitud de un enamoramiento firme, decidido y vibrante. Aquí la mediocridad no es posible.