Servicio diario - 21 de mayo de 2018
Conferencia Episcopal Italiana: Francisco exhorta a los obispos a la
pobreza
Rosa Die Alcolea
"La Iglesia es femenina: Es Esposa y Madre" predica el Papa en Santa
Marta
Rosa Die Alcolea
'Virgen María, Madre de la Iglesia': La Iglesia celebra la fiesta por
primera vez
Rosa Die Alcolea
Congregación para las Causas de los Santos: El Papa autoriza 12
decretos
Redacción
Francisco anuncia consistorio para crear a 14 nuevos cardenales
Rosa Die Alcolea
Canonización: Pablo VI y Óscar Romero serán santos el 14 de octubre
Rosa Die Alcolea
Beata María Doménica Brun Barbantini, 22 de mayo
Isabel Orellana Vilches
21/05/2018-19:00
Rosa Die Alcolea
Conferencia Episcopal Italiana: Francisco exhorta a los
obispos a la pobreza
(ZENIT — 21 mayo 2018).- El Papa Francisco ha inaugurado los
trabajos de la 71° Asamblea General de la Conferencia Episcopal
Italiana, que se llevan a cabo en el Vaticano del 21 al 24 de mayo, un
encuentro que el Obispo de Roma quiere que sea de "diálogo y
reflexión".
Coincidiendo con la primera fiesta de la Bienaventurada Virgen
María, Madre de la Iglesia, el Santo Padre Francisco abrió las
jornadas, con un discurso improvisado —señala el medio informativo del
Vaticano 'Vatican News'— y compartió con los prelados italianos tres
preocupaciones.
Vocaciones
En primer lugar, Francisco expresó que la "hemorragia" de
vocaciones, dijo, es el "fruto envenenado de la cultura de lo
provisional, del relativismo y del culto del dinero", en relación a la
falta de vocaciones en la Europa.
En este sentido, el Santo Padre matizó que es "la paternidad" la que
entra en juego allí, y que sumado al bajo índice de natalidad en
Europa, "a los escándalos y a los testimonios tibios", la escasez de
vocaciones llevan al continente a la aridez vocacional.
Para sanear esta cuestión, el Papa propuso cosas prácticas: en
primer lugar, un compartir "fidei doman", entre las diócesis
italianas, lo que reforzaría en el clero y en los fieles el "sensus
ecclesiae" y el "sensus fidei", dado que en Piemonte, por ejemplo, hay
una gran aridez, y en cambio en Apulia hay "abundancia de vocaciones",
indica Vatican News' en español.
Pobreza evangélica
La segunda preocupación que indicó Francisco a los obispos de la
Conferencia Episcopal Italiana es la "pobreza evangélica y la
transparencia": "La pobreza es madre y muro de la vida apostólica.
Madre porque la hace nacer y muro porque la protege. Sin pobreza
—añadió— no hay celo apostólico, vida de servicio a los demás".
"Tenemos el deber de gestionar con reglas claras y comunes" añadió,
asegurando que es algo "de lo que rendiremos cuenta al 'Dueño de la
Viña'. "Conozco uno de ustedes que nunca invita a cenar a nadie con el
dinero de la diócesis, sino que paga de su propio bolsillo", dijo,
señalado que estos son "pequeños gestos, pero importantes", y
reconociendo que "en la CEI se hizo mucho en el camino de la pobreza y
la trasparencia", manifestó que "aún se debe hacer más en algunas
cosas".
Reagrupamiento de las diócesis
Por último, acerca de la reducción y agrupamiento de las diócesis,
el Pontífice reconoció que se trata de algo "no fácil, y menos en este
tiempo". Se trata de una exigencia pastoral examinada más veces, dice
Francisco, y recuerda que ya Pablo VI había estudiado el excesivo
número de diócesis, pronunciándose, el 19 junio del 1966, sobre la
necesidad de "retocar los límites de algunas diócesis" y, más que
nada, de proceder a su fusión para "crear circunscripciones con
territorios, habitantes, clero y obras suficientes para una
organización diocesana verdaderamente funcional".
21/05/2018-18:00
Rosa Die Alcolea
"La Iglesia es femenina: Es Esposa y Madre" predica el
Papa en Santa Marta
(ZENIT — 21 mayo 2018).- "La primera virtud de una mamá es la
ternura" recordó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina
celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, en la primera
memoria de la Bienaventurada 'Virgen María, Madre de la Iglesia'.
En su reflexión, el Santo Padre ha afirmado que "la Iglesia es
femenina", "es madre" y cuando falta este rasgo que la identifica se
convierte "en una asociación de beneficencia o en un equipo de fútbol"
—indica 'Vatican News'—.
En cambio, cuando "es una Iglesia masculina", se convierte,
tristemente, "en una Iglesia de solterones", "incapaces de amor,
incapaces de fecundidad", ha advertido el Pontífice.
El pasado 3 de marzo,
la Santa Sede publicó el Decreto "Ecclesia Mater' de la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos,
en que el que se institucionalizó la fiesta de la Virgen María, Madre
de la Iglesia.
"Lo importante es que la Iglesia sea mujer —ha predicado el Papa—
que tenga esta actitud de esposa y de madre. Cuando olvidamos esto, es
una Iglesia masculina, sin esta dimensión, y tristemente se convierte
en una Iglesia de solterones, que viven en este aislamiento, incapaces
de amor, incapaces de fecundidad. Sin la mujer la Iglesia no va
adelante, porque ella es mujer. Y esta actitud de mujer le viene de
María, porque Jesús así lo ha querido".
Camino de la ternura
En este sentido, Francisco ha explicado que la Iglesia es
"femenina", porque es 'iglesia, `esposa': es femenina. Y es madre, da
a la luz. Esposa y madre. Y los Padres van más allá y dicen: 'También
tu alma es esposa de Cristo y madre'. Y en esta actitud que viene de
María, que es Madre de la Iglesia; de esta actitud podemos comprender
esta dimensión femenina de la Iglesia que cuando falta, hace que la
Iglesia pierda su verdadera identidad y se convierta en una asociación
de beneficencia o en un equipo de fútbol, o en cualquier cosa, pero no
en la Iglesia".
"Una Iglesia que es madre va por el camino de la ternura. Conoce el
lenguaje de tanta sabiduría de las caricias, del silencio, de la
mirada que sabe de compasión, que sabe de silencio —ha matizado el
pontífice— Y, asimismo, un alma, una persona que vive esta pertenencia
a la Iglesia, sabiendo que también es madre debe ir por el mismo
camino: una persona dócil, tierna, sonriente y llena de amor".
21/05/2018-16:15
Rosa Die Alcolea
`Virgen María, Madre de la Iglesia': La Iglesia celebra
la fiesta por primera vez
(ZENIT — 21 mayo 2018).- Hoy se celebra en la Iglesia por primera
vez la fiesta litúrgica de la 'Virgen María, María de la Iglesia',
instituida por el Papa Francisco este mismo año, el 11 de febrero
de 2018, memoria de la bienaventurada Virgen María de Lourdes.
El Santo Padre considera que "la promoción de esta devoción puede
incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los
religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana", se
indica en el Decreto.
La Congregación Pontificia para el Culto Divino y la Disciplina de
los Sacramentos promulgó el Decreto sobre la celebración de la
Bienaventurada 'Virgen María, Madre de la Iglesia' en el Calendario
Romano General, escrito el 11 de febrero de 2018, y publicado el 3 de
marzo.
Esta celebración —dicta el Decreto— nos ayudará a recordar que el
crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de
la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la
Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos.
Asimismo, se indica en el documento que dicha memoria deberá
aparecer en todos los Calendarios y Libros litúrgicos para la
celebración de la Misa y de la Liturgia de las Horas.
A continuación, ofrecemos el Decreto por el que se promulgó la
memoria obligatoria de `Virgen María, Madre de la Iglesia'
***
Decreto
sobre la celebración de la bienaventurada Virgen María,
Madre de la Iglesia,
en el Calendario Romano General
La gozosa veneración otorgada a la Madre de Dios por la Iglesia en
los tiempos actuales, a la luz de la reflexión sobre el misterio de
Cristo y su naturaleza propia, no podía olvidar la figura de aquella
Mujer (cf. Gál 4,4), la Virgen María, que es Madre de Cristo y, a la
vez, Madre de la Iglesia.
Esto estaba ya de alguna manera presente en el sentir eclesial a
partir de las palabras premonitorias de san Agustín y de san León
Magno. El primero dice que María es madre de los miembros de Cristo,
porque ha cooperado con su caridad a la regeneración de los fieles en
la Iglesia; el otro, al decir que el nacimiento de la Cabeza es
también el nacimiento del Cuerpo, indica que María es, al mismo
tiempo, madre de Cristo, Hijo de Dios, y madre de los miembros de su
cuerpo místico, es decir, la Iglesia. Estas consideraciones derivan de
la maternidad divina de María y de su íntima unión a la obra del
Redentor, culminada en la hora de la cruz.
En efecto, la Madre, que estaba junto a la cruz (cf. Jn 19, 25),
aceptó el testamento de amor de su Hijo y acogió a todos los hombres,
personificados en el discípulo amado, como hijos para regenerar a la
vida divina, convirtiéndose en amorosa nodriza de la Iglesia que
Cristo ha engendrado en la cruz, entregando el Espíritu. A su vez, en
el discípulo amado, Cristo elige a todos los discípulos como herederos
de su amor hacia la Madre, confiándosela para que la recibieran con
afecto filial.
María, solícita guía de la Iglesia naciente, inició la propia
misión materna ya en el cenáculo, orando con los Apóstoles en espera
de la venida del Espíritu Santo (cf. Hch 1,14). Con este sentimiento,
la piedad cristiana ha honrado a María, en el curso de los siglos, con
los títulos, de alguna manera equivalentes, de Madre de los
discípulos, de los fieles, de los creyentes, de todos los que renacen
en Cristo y también «Madre de la Iglesia», como aparece en textos de
algunos autores espirituales e incluso en el magisterio de Benedicto
XIV y León XIII.
De todo esto resulta claro en qué se fundamentó el beato Pablo VI,
el 21 de noviembre de 1964, como conclusión de la tercera sesión del
Concilio Vaticano II, para declarar va la bienaventurada Virgen María
«Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto
de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa», y
estableció que «de ahora en adelante la Madre de Dios sea honrada por
todo el pueblo cristiano con este gratísimo título».
Por lo tanto, la Sede Apostólica, especialmente después de haber
propuesto una misa votiva en honor de la bienaventurada María, Madre
de la Iglesia, con ocasión del Año Santo de la Redención (1975),
incluida posteriormente en el Misal Romano, concedió también la
facultad de añadir la invocación de este título en las Letanías
Lauretanas (1980) y publicó otros formularios en el compendio de las
misas de la bienaventurada Virgen María (1986); y concedió añadir esta
celebración en el calendario particular de algunas naciones, diócesis
y familias religiosas que lo pedían.
El Sumo Pontífice Francisco, considerando atentamente que la
promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la
Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como
la genuina piedad mariana, ha establecido que la memoria de la
bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, sea inscrita en el
Calendario Romano el lunes después de Pentecostés y sea celebrada cada
año.
Esta celebración nos ayudará a recordar que el crecimiento de la
vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la
ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente,
Madre del Redentor y de los redimidos.
Por tanto, tal memoria deberá aparecer en todos los Calendarios y
Libros litúrgicos para la celebración de la Misa y de la Liturgia de
las Horas: los respectivos textos litúrgicos se adjuntan a este
decreto y sus traducciones, aprobadas por las Conferencias
Episcopales, serán publicadas después de ser confirmadas por este
Dicasterio.
Donde la celebración de la bienaventurada Virgen María, Madre de la
Iglesia, ya se celebra en un día diverso con un grado litúrgico más
elevado, según el derecho particular aprobado, puede seguir
celebrándose en el futuro del mismo modo.
Sin que obste nada en contrario.
En la sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina
de los Sacramentos, a 11 de febrero de 2018, memoria de la
bienaventurada Virgen María de Lourdes.
Robert Card. Sarah
Prefecto
© Librería Editorial Vaticano
21/05/2018-16:34
Redacción
Congregación para las Causas de los Santos: El Papa
autoriza 12 decretos
(ZENIT — 21 mayo 2018).- El 19 de mayo, el Santo Padre Francisco
recibió en audiencia a Su Eminencia Reverendísima el cardenal Angelo
Amato, salesiano, Prefecto de la Congregación para las Causas de los
Santos.
Durante la audiencia, el Sumo Pontífice autorizó a dicha
Congregación a promulgar los Decretos relativos a:
— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios August Józef Hlond, de
la Sociedad Salesiana de Don Bosco, arzobispo de Gniezno y Varsovia,
primado de Polonia, cardenal de la Santa Iglesia Romana, fundador de
la Sociedad de Cristo para los Emigrantes. Nacido el 5 de julio de
1881 en Brz?czkowice (Polonia) y fallecido en Varsovia (Polonia) el 22
de octubre de 1948.
— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Miguel Ángel Builes,
obispo de Santa Rosa de Osos, Fundador de varias congregaciones
religiosas. Nacido en Antioquia (Colombia) el 9 de septiembre de 1888
y fallecido el 29 de septiembre de 1971 en Medellín (Colombia).
— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Enrico Mauri, sacerdote
diocesano, fundador de los Oblatos de Cristo Rey; Nacido en Bosisio
Parini (Italia) el 26 de octubre de 1883 y fallecido en Sestri Levante
(Italia) el 10 de mayo de 1967.
— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Jean-Baptiste Berthier,
sacerdote profeso del Instituto de los Misioneros de Nuestra Señora de
La Salette, fundador de la Congregación de los Misioneros de la
Sagrada Familia. Nacido en Chátonnay (Francia) el 24 de febrero de
1840 y fallecido en Grave (Países Bajos) el 16 de octubre de 1908.
— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Wilhem Eberschweiler,
sacerdote profeso de la Compañía de Jesús; Nacido el 5 de diciembre de
1837 en Püttlingen (Alemania) y fallecido el 23 de diciembre de 1921
en Exaten (Holanda).
— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Pietro Uccelli,
sacerdote profeso de la Pía Sociedad de San Francisco Javier para las
Misiones Extranjeras (Misioneros Javerianos). Nacido en Barco di
Bibbiano (Italia) el 10 de marzo de 1874 y fallecido en Vincenza
(Italia) el 29 de octubre de 1954.
— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Pio Dellepiane,
sacerdote profeso de la Orden de los Mínimos. Nacido en Génova
(Italia) el 4 de enero de 1904 y fallecido en Roma el 12 de diciembre
de 1976.
— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Norbert McAuliffe
(nacido: Johni), hermano profeso del Instituto de los Hermanos del
Sagrado Corazón. Nacido en Nueva York (Estados Unidos de América) el
30 de septiembre de 1886 y fallecido en Alokolum (Uganda) el 3 de
julio de 1959.
— Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Francisca de las
Llagas de Jesús (en el siglo Coloma Antonia Martí i Valls), religiosa
profesa de la Segunda Orden de San Francisco del Monasterio de la
Divina Providencia de Badalona. Nacida en Badalona (España) el 26 de
junio de 1860 y fallecida allí el 4 de junio de 1899.
— Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Leonor di Santa María
(nacida: Isora Maria Ocampo), religiosa profesa de la Orden de Santo
Domingo. Nacida el 14 de agosto de 1841 en Cerro Famatina (Argentina)
y fallecida en Córdoba (Argentina) el 28 de diciembre de 1900.
— Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Ángela María del
Corazón de Jesús (en el siglo: Maria Cácila Autsch), de la
Congregación de las Hermanas de la Santísima Trinidad. Nacida el 26 de
marzo de 1900 en Róllecken (Alemania) y fallecida en el campo de
concentración de Birkenau en Auschwitz (Polonia) el 23 de diciembre de
1944.
— Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Maria Edvige
Zivelonghi, hermana profesa a de la Congregación de las Hijas de
Jesús. Nacida en Gorgusello di Breonio (Italia) el 26 de abril de 1919
y fallecida el 18 de marzo de 1949 en Sant'Ambrogio di Valpolicella
(Italia).
© Librería Editorial Vaticano
21/05/2018-11:44
Rosa Die Alcolea
Francisco anuncia consistorio para crear a 14 nuevos
cardenales
(ZENIT – 21 mayo 2018).- El Papa Francisco anunció ayer, domingo 20
de mayo, los nombres de 14 nuevos cardenales que se crearán en un
consistorio el 29 de junio de 2018.
El Pontífice lo hizo público
cuando habló a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro para el
rezo del Regina Coeli, a mediodía.
Los futuros cardenales provienen de todo el mundo, incluidos Iraq,
Pakistán, Portugal, Perú, Madagascar, Italia, Polonia, México y
Japón.
Como dijo el Santo Padre, la proveniencia expresa la
universalidad de la Iglesia que continua a anunciar el amor
misericordioso de Dios a todos los hombres de la tierra. Los nuevos
cardenales son además el vínculo inseparable entre la sede de Pedro
y las Iglesias particulares difundidas en el mundo, reporta ‘Vatican
News’ en español.
3 latinoamericanos y 2 españoles
Entre los que serán creados cardenales está
Mons. Pedro Barreto, Arzobispo Metropolitano de Huancayo, Perú,
y vicepresidente de la Red Eclesial Panamazónica, REPAM;
Mons. Toribio Ticona Porco, Prelado emérito de Corocoro, en
Bolivia;
Mons Sergio Obeso Rivera, Arzobispo Emérito de Xalapa, México.
Asimismo, hay dos españoles:
Mons. Luis Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina
de la Fe; y el padre Aquilino Bocos Merino, ex Superior general de
los claretianos.
Servicio a la Iglesia
Los demás cardenales serán su Beatitud Louis Raphaël I Sako,
Patriarca de Babilonia de los Caldeos; Mons. Angelo De Donatis,
Vicario General de Roma. Mons. Giovanni Angelo Becciu, sustituto
para los asuntos Generales de la Secretería de Estado y delegado
especial ante La Soberana Orden de Malta; Mons. Konrad Krajewski,
Limosnero apostólico; Mons. Joseph Coutts, arzobispo de Karachi,
Pakistán; Mons. António dos Santos Marto, obispo de Leira, Fátima;
Mons. Desiré Tsarahazana, arzobispo de Toamasina, Madagascar; Mons.
Giuseppe Petrocchi, arzobispo de L’Aquila, Italia; Mons. Thomas
Aquinas Manyo, arzobispo de Osaka, Japón.
Además de ellos también un arzobispo, un obispo y un religioso
que como dijo el Papa se han reconocido por su servicio a la Iglesia
–señala ‘Vatican News’– y es allí donde el Pontífice mencionó a
Mons. Ticona Porco, Prelado emérito de Corocoro y a Mons. Sergio
Obeso Rivera, de México. Y por último al religioso ex Superior
General de los claretianos.
21/05/2018-13:49
Rosa Die Alcolea
Canonización: Pablo VI y Óscar Romero serán santos el
14 de octubre
(ZENIT — 21 mayo 2018).- El Papa Francisco decretó el pasado
sábado, 10 de mayo de 2018, que los beatos Pablo VI y Óscar Arnulfo
Romero, juntos a otros 4 beatos, sean inscritos en el Libro de los
Santos el domingo 14 de octubre de 2018.
El Santo Padre presidió el consistorio público ordinario para la
canonización de los 6 beatos el sábado, en la Sala del Consistorio del
Palacio Apostólico Vaticano, durante la celebración de la Hora Tercia.
Además del Sumo Pontífice Pablo VI (Giovanni Battista Montini) y
Mons. el mártir salvadoreño Mons. Romero Galdámez, Arzobispo de San
Salvador, serán elevados a los altares el sacerdote diocesano
Francesco Spinelli; el fundador del Instituto de las Adoratrices del
Santísimo Sacramento Vincenzo Romano; Maria Kahtarina Kasper, Virgen,
Fundadora del Instituto de las Pobres Siervas de Jesucristo y la
Fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras Cruzadas de la
Iglesia Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús (nacida: Nazaria
Ignacia March Mesa).
`Optatio'
Asimismo, en el consistorio se aprobó la Optatio de seis cardenales
del Orden de los Diáconos al Orden de los Presbíteros.
— a petición del cardenal. Leonardo Sandri, la Diaconía de Ss.
Biagio e Carlo al Catinari ha sido elevada pro hac vice a Título
presbiteral.
— a petición del cardenal. Giovanni Lajolo, la Diaconía de S. Maria
Liberatrice a Monte Testaccio ha sido elevada pro hac vice a Título
presbiteral.
— a petición del cardenal Paul Josef Cordes, la Diaconía de S.
Lorenzo in Piscibus ha sido elevada pro hac vice a Título presbiteral.
— a petición del cardenal Angelo Comastri, la Diaconía de S.
Salvatore in Lauro ha sido elevada pro hac vice a Título presbiteral.
— a petición del cardenal Stanislaw Rylko, la Diaconía de Sacro
Cuore di Cristo Re ha sido elevada pro hac vice a Título presbiteral.
— a petición del cardenal Raffaele Farina, la Diaconía de S.
Giovanni della Pigna ha sido elevada pro hac vice a Título
presbiteral.
21/05/2018-19:14
Isabel Orellana Vilches
Beata María Doménica Brun Barbantini, 22 de mayo
«Acrisolada en el sufrimiento, perdió padre,
hermanos, esposo e hijo a temprana edad, esta fundadora vertió su
ternura en los pobres, enfermos y moribundos en los que vio el rostro
de Cristo».
«Las cruces no nos faltaran nunca en esta vida, pero tampoco nos
faltara la Divina asistencia»advirtió en un momento dadoMaría Doménica
Brun Barbantini. Su existencia había sido forjada en el sufrimiento,
pero en medio del mismo no dio la espalda a Dios, no se dirigió a Él
con reproches. Asida a su gracia se dedicó a prodigar ternura a
quienes estaban sumidos en el dolor. «La vida, dijo, nos ha sido dada
para conquistar el cielo».
Había nacido en Lucca, Italia el 17 de enero de 1789. Su educación
fue fraguada fundamentalmente por su madre, ya que su padre, guardia
suizo, falleció siendo ella adolescente. Un hecho que le marcó
profundamente al punto de mantener a resguardo en su corazón el
poderoso alcance que él debió tener en su vida; no se han hallado
atisbos externos de esta memoria paternal. Esta pérdida familiar era
el primer aldabonazo cuajado de sufrimiento que resonaba en su puerta.
Pero no sería el único porque el dolor no le dio respiro. En brevísimo
espacio de tiempo perdió a tres de sus hermanos retornando cierta
tormenta en su frágil corazón que apenas podía recuperar su sereno
latido ahogado en tantas lágrimas.
Le aguardaba una gran misión y ya hubo signos que apuntaban a una
singular gracia sobre la muchacha. Un día en la iglesia de los
Milagros en el momento de la consagración a través del cáliz pudo ver
la sangre de Cristo, hecho que solo conoció su confesor y que a ella
la condujo por nuevos senderos de virtud. Inteligente, abierta y
responsable fue creciendo humana y espiritualmente dejando atrás
sombríos pensamientos que asolaron su mente con las sucesivas pérdidas
de los seres que amaba.
Profundamente enamorada, en 1811 contrajo matrimonio con Salvatore
Barbantini, un compatriota que regentaba un comercio de telas, y que
sin ser de clase acomodada podía darle la estabilidad razonable que
requería formar una familia. Pero falleció súbitamente cuando llevaban
seis meses casados. El fruto de este amor latía en las entrañas de
María Doménica cuando se vio de nuevo en brazos del sufrimiento. No
podía imaginar que su pequeño Lorenzino, un niño encantador,
inteligente y alegre, consuelo y regalo del cielo en su humana
desdicha, moriría también a los ocho años víctima de una enfermedad.
De esa fragilidad humana que experimenta tanta impotencia frente al
sufrimiento: «no sé cómo no llegué a perder la cabeza», iluminada por
la gracia, brotó un manantial de piedad. Doctorada en el dolor, que
espiritualmente acogió engarzándolo en su profunda fe y entrañas de
misericordia, iría aliviando heridas del cuerpo y del alma de tantos
desconsolados como ya había ido hallando a su paso en vida de su hijo.
Los desvalidos, pobres, enfermos, moribundos fueron receptores de su
ternura. Se desvivía por ellos sin importarle el estrago de las
inclemencias meteorológicas en su cuerpo, los riesgos de las calles
desiertas y peligrosas por las que transitó para asistirles, el hedor
de las casas y de las llagas de los enfermos, ni las murmuraciones y
críticas que fue recibiendo su labor en algunos sectores. Cristo
estaba en todos aquellos que reclamaban sus atenciones. Se privaba de
todo, hasta de su descanso, y para no sucumbir al sueño se aplicaba
tabaco en los ojos. Tropezones y caídas posiblemente originadas por el
jabón que alguien puso en el enlosado podían ser también estrategias
del diablo para disuadirla de su empeño apostólico. No se arredró y
comenzaron a suceder ciertos prodigios, manojos de «florecillas» fruto
de su fe e inocencia evangélicas, milagros con los que Dios ponía de
manifiesto su deferencia con esta amadísima y dilecta hija suya.
Con un grupo de mujeres a las que formó, en 1819 surgió la "Pía
Unión de las Hermanas de la Caridad", que puso bajo el amparo de
Nuestra Señora de los Dolores, y que fue aprobada por el arzobispo
Sardi. Monseñor Del Prete, confesor de la fundadora, fue el artífice
de las reglas. Él conocía a dos mujeres que querían vivir en
comunidad, y dedicarse a la oración y al apostolado, por lo cual habló
de ellas a María Dominica. Fue el germen de las Oblatas de San
Francisco de Sales.
Las virtudes de María Doménica, mujer de empuje y ardor apostólico,
hicieron que el arzobispo le confiara la misión de poner en marcha el
monasterio de la Visitación dirigido a la educación de la juventud.
Ella acogió la petición generosamente, pero en realidad se sentía
llamada a erigir una fundación dirigida a los enfermos. Y en 1829
comienzan las primeras hermanas enfermeras oblatas ejerciendo la
caridad según sus reglas: «visitar, ayudar y servir al Dios hecho
hombre en agonía al morir en la cruz o en los moribundos, enfermos y
pobres»,«con un corazón empapado en el amor de Cristo», con pureza de
intención, prontas siempre a dar su vida, si fuese preciso, ya que
Cristo entregó la suya en la cruz por todos. En 1841 el arzobispo de
Lucca aprobó las reglas y la Congregación de las Siervas de los
enfermos. Como hizo la Virgen, a la que tuvo siempre inmensa devoción,
y a quien bajo la advocación de los Dolores consideró inspiradora de
su obra, habrían de vivir todas la compasión hacia los enfermos.
María Doménica tuvo un encuentro con san Camilo de Lelis. El padre
Antonio Scalabrini vio similitudes entre lo dos carismas y el 23 de
marzo de 1852 se firmó el documento papal por el que se otorgaba a las
hijas de María Doménica el nombre de siervas de los enfermos sellando
la comunión espiritual con los padres Camilianos. En 1855 atendieron a
los afectados por el cólera portando la cruz roja de los Camilos.
Después de atravesar otros momentos dolorosos, como el malentendido
creado entre ella y el arzobispo Arrigoni, difícil situación que
acogió con visible espíritu evangélico, fue transitando hacia el final
de su vida sin perder nunca su fe. En 1866 enfermó gravemente y sanó
por la intercesión de san Camilo. Intensificando su oración, sacaba
fuerzas en medio de su debilidad y pudo dejar resuelto el futuro de
sus hijas como deseaba. Finalmente, enferma de un mal que no fue
diagnosticado, entregó su vida a Dios el 22 de mayo de 1868. Juan
Pablo II la beatificó el 17 de mayo de 1995.