Colaboraciones

 

El crepúsculo de las ideologías (2)

 

Leer mi libro descuartizado

 

 

07/09/2018 | por Francesc Martínez Porcell


 

 

A mi modo de colegir en todo libro, antes de abordar su lectura, debe atenderse a su(s) prólogo(s), a su(s) fecha(s) de prologación y a su índice. Clicando en internet detecto que hay una edición de este libro El crepúsculo de las ideologías posterior al fallecimiento de su autor. Desconozco si en vida de él se editó más veces más allá de esta quinta edición de 1971.

En el primer capítulo Anticipaciones el autor señala lo siguiente: “Yo no me habría atrevido a poner en negro sobre blanco mis reflexiones acerca de la crisis de las ideologías si no me hubiera tropezado reciente, brusca y reiteradamente con la pertinaz ceguera de muchos españoles, incluso intelectuales, que se obstinan no ya en resucitar panaceas anacrónicas, sino en encuadrar la convivencia política de sus compatriotas dentro de la crepuscular dialéctica de las ideologías. Ellos son el estímulo y el motivo de este libro (la negrita es mía). ¿Se percatarán de que el ideologismo es ya reaccionarismo noctívago y retorno a situaciones en feliz trance de superación?” (pág.26)

Resumirles un libro no lo voy a hacer. Incitar a su lectura espero que sí. Numero mis entregas sin expresar cuántas. El segundo capítulo Hacia un concepto señala Cuatro acepciones del vocablo ideología. “Distingamos entre ciencia de las ideas, prejuicio, epifenómeno y filosofía vulgarizada” (pág. 33). A continuación, en el apartado Ideologías e ideas plasma unas precisiones después de señalar lo siguiente: “Las ideologías no son realidades materiales como las cordilleras, sino mentales como el álgebra; pertenecen, pues, al orden del pensamiento” (pág. 37) Establece siete precisiones. Concluye con el siguiente párrafo (pág. 40)

<<No se trata, pues, de que las ideologías no sean ideas. Lo son; pero pragmáticas, políticas, vulgares, elementales, inconcretas, emocionales, dogmáticas y utópicas. Una ideología es una filosofía política popularizada, simplificada, generalizada, dramatizada, sacralizada y desrealizada. Tampoco se trata de que las ideologías sean constitutiva y absolutamente falsas. No; su grado de falacia y su punto de exageración dependen de su fidelidad a los sistemas filosóficos nutricios, y de la mayor o menor veracidad de éstos. Incluso lo que originariamente es justo y exacto, al ideologizarse, se radicaliza y deforma. En el mejor de los casos, las ideologías son razones caricaturizadas y corrompidas al cabo de un intenso proceso de lógica y psicológica extrapolación y, en definitiva, de masificación.>>

Ilustro este segundo escrito con la contraportada, lomo y portada del ejemplar de mi libro descuartizado.