Cáritas | Cooperación internacional • 11 Septiembre 2018

 

Ser cooperante en Cáritas

 

En el Día del Cooperante reconocemos su labor en la construcción de un mundo más justo.

 

 

 


 

 

Cada 8 de septiembre el sector de la cooperación internacional rinde un merecido homenaje a todos esos profesionales que han dejado sus países de origen para trabajar en la construcción de un mundo más justo.

Son los cooperantes, y entre ellos hay más de 2.600 españoles, según el último informe de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). En Cáritas también queremos reconocer su labor. Nuestros cooperantes acompañan a las personas más vulnerables allí donde se encuentren: en países en conflicto, en comunidades pobres y olvidadas, en regiones azotadas por desastres naturales…

Dos de ellos, Soledad Gutiérrez, representante regional de Cáritas en el Sahel, y Fidel García, cooperante en Bolivia, nos cuentan el papel que la cooperación tiene para el desarrollo de los territorios en los que trabajan.

 

Soledad Gutiérrez, representante regional de Cáritas en el Sahel

“En la región africana del Sahel, la cooperación al desarrollo es clave para fomentar la paz, la equidad y la seguridad, y para garantizar el respeto y la promoción de los derechos humanos. En este contexto político, social y medioambiental especialmente desfavorable, Cáritas centra su labor en la reducción de las desigualdades, en ayudar a que las poblaciones más vulnerables sean protagonistas de su propio desarrollo y en la promoción de condiciones de vida dignas.

Por ejemplo, en países como Senegal y Mauritania, el trabajo de cooperación está permitiendo que los campesinos puedan cultivar las tierras y tener ganado para autoabastecerse; que tengan acceso al agua, que se valore el trabajo de las mujeres y que se refuerce el compromiso de las autoridades locales con sus comunidades. Además, estamos avanzando en el respeto de los derechos fundamentales, especialmente a la alimentación, a la salud, a la educación y a la ciudadanía. En definitiva, la cooperación impide que estas personas caigan en el olvido y permite acompañarles para reducir su dependencia de la ayuda exterior”.

 

Fidel García, cooperante de Cáritas en Bolivia

“Cáritas Española lleva casi 18 años presente en Bolivia de manera ininterrumpida a través de la presencia física de un cooperante. Pero no es esta presencia la que marca la cooperación fraterna para el desarrollo del país, sino el espíritu de fraternidad en un diálogo de aprendizajes e intercambios mutuos.

¿Cuál es el horizonte utópico hacia donde caminamos con nuestro trabajo en cooperación en Bolivia? Una distribución justa de riquezas propias –que son muchas, variadas y suficientes– con buena gestión y acertadas políticas sociales; la estabilidad de las estructuras del Estado y del tejido económico; y la cohesión social, fundamentado todo ello en valores de seguridad, dignidad y respeto a las personas y a los pueblos, así como en el reconocimiento de usos y costumbres autóctonos, sostenibles y de respeto a la naturaleza.

En efecto, el desarrollo supone una cooperación interrelacionada entre las diferentes realidades, jamás una colonización, imposición, ni explotación de las culturas, los recursos, capacidades, habilidades y competencias que cada país pueda desarrollar y establecer de mutuo acuerdo entre sus soberanos habitantes. De este modo se logran intercambios enriquecedores, también para los países occidentales y más industrializados que pueden conocer, así, una nueva cultura de consumo y adoptar unos cambios de actitudes y de valores, un cambio de mirada. Esta interrelación en usos y abusos de consumo están imbricando y afectando a un verdadero desarrollo. Con esta nueva mirada pretendemos lograr el fortalecimiento de la autonomía de los pueblos y un diálogo de igual a igual, en una dependencia que sea fraterna y no de beneficios comerciales por encima del valor de las personas y los pueblos”.