Cáritas | Cooperación internacional • 21 Septiembre 2018

 

La historia de una familia siria en el infierno de Guta

 

En el Día de la Paz contamos la historia de Lina, que espera volver a casa tras la guerra.

 

 

 


 

Cada 21 de septiembre el mundo celebra el Día de la Paz. En esta fecha, que la ONU dedica al fomento de los ideales de paz entre todas las naciones y pueblos, queremos recordar a todas las personas que, desde hace más de siete años, están sufriendo una guerra civil que parece no tener fin.

El conflicto sirio ha provocado una de las peores catástrofes humanitarias de la historia. Además de los cientos de miles de personas que han muerto y de los millones que se han visto obligados a abandonar su país, Naciones Unidas estima que 13,1 millones de los que aún permanecen dentro de sus fronteras, tienen necesidad de ayuda humanitaria; de ellos, 5,6 se encuentran en una situación de extrema necesidad.

 

Dentro de Guta

Entre estas personas, se encuentran Lina y su familia: su marido y sus cinco hijos. Ellos viven en Guta Oriental, una región cercana a Damasco que ha soportado años de asedio, “el más largo de la historia moderna”, según la ONU.

Han perdido familia, hogar y todo lo que tenían. Antes de la guerra su esposo era agricultor y tenían “un hermoso terreno lleno de olivos”, cuenta Lina. Pero en 2012, los grupos armados rebeldes llegaron a la aldea en la que vivían y les obligaron a abandonar su casa y sus tierras sin permitirles llevarse sus pertenencias. “Nos dijeron que nos dejarían volver en dos horas –añade Lina–; pero esas dos horas resultaron ser más de seis años”.

Durante unos días durmieron en la calle hasta que una persona los llevó al edificio abandonado donde viven desde entonces. En estos años de asedio por parte del ejército gubernamental carecían de calefacción, electricidad y ropa de abrigo, y apenas disponían de algo de comida y agua.

 

 

La ayuda de Cáritas

Ahora que ya es posible entrar en Guta, las organizaciones humanitarias han comenzado a regresar para ayudar a las 400.000 familias que necesitan asistencia urgente. También lo ha hecho Cáritas que, en colaboración con otras organizaciones, está distribuyendo alimentos, artículos de higiene, ropa y otros de productos básicos.

La familia de Lina es una de las beneficiarias, y espera que esta ayuda les permita salir adelante y regresar a su casa, aunque sabe que todavía enfrentan grandes dificultades, incluidas la inflación y la llegada del invierno.

Con la infraestructura de Guta totalmente destruida, sin electricidad y con el precio del combustible extremadamente caro, muchos hogares podrían pasarlo muy mal durante los meses de frío.

No obstante, Lina se muestra esperanzada. “Estamos planeando volver pronto a nuestro pueblo. Nuestra casa ha sido saqueada y dañada, pero intentaremos arreglarla un poco y vivir allí. Gracias a Dios, nuestra tierra todavía tiene olivos, y mi marido puede trabajar en ella para ganarse la vida”.

Pero la guerra no ha terminado y los sirios siguen sufriendo. Los miembros de la red internacional de Cáritas –entre ellos, Cáritas Española– continúan trabajando dentro del país y en los Estados vecinos que acogen a refugiados para responder a esta enorme crisis humanitaria. Durante el último año Cáritas ha ayudado a 850.000 personas en Siria.