Papa Francisco | viaje apostólico

 

Francisco visita la catedral de Vilna: corazón espiritual de Lituania

 

Tras participar en un encuentro con los jóvenes lituanos en la explanada de la Catedral dedicada a los Santos Estanislao y Ladislao; el Papa visitó el interior de la Iglesia católica más grande del país, inscrita en el Patrimonio Mundial de la UNESCO.

 

 

22 septiembre 2018, 17:40 | Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano


 

 

La Catedral de Vilna, es la Iglesia católica más importante de Lituania: una obra maestra clásica de gran belleza, que ni los estragos históricos de guerras y persecuciones han podido "apagar".

Destruida y quemada en varias ocasiones, actualmente se encuentra situada en el casco antiguo de la capital lituana; en la cuesta de la colina Gediminas, siendo el santuario católico más importante de todo el país y cuyas inmediaciones son utilizadas en las principales festividades cristianas, étnicas y nacionales.

 

Encuentro del Papa con los jóvenes

Precisamente, en su explanada; el Papa Francisco se reunió con miles de jóvenes acompañados por Monseñor Gintaras Grusas; Arzobispo de Vilna.

El Obispo de Roma, los animó a "no tener miedo de seguir a Jesús y su revolución de la ternura", a estar despiertos ya que "la vida no es un videojuego en el que alguien gana la partida", sino que esta se mide en otros tiempos; "tiempos parecidos al corazón de Dios”.

"Sean jóvenes de camino y no de laberinto", exhortó por último el Papa. "No vayan dando vueltas por la vida, sobre sí mismos, sin atinar por el camino que conduce hacia adelante”.

 

Oración en la capilla de San Casimiro

Tras despedirse de la juventud lituana, el Santo Padre realizó una breve visita a la Catedral, dedicada a los Santos Estanislao y Ladislao; donde fue recibido por el párroco.

Posteriormente, rezó en silencio delante de la Capilla de San Casimiro donde lo esperaban alrededor de 60 religiosas y sacerdotes ancianos. Tras un breve encuentro con ellos e intercambio de saludos; una religiosa y un sacerdote entregaron a Francisco un ramo de flores, que el Pontífice colocó delante de la imagen de Nuestra Señora de Kazán.