Colaboraciones

 

Solidaridad, subvenciones y control por parte de las instituciones

 

 

01 febrero, 2019 | por José Ramón Talero


 

 

Cuando voy por la calle y veo la cantidad de personas tiradas en el suelo, de todas las nacionalidades, incluidos muchos españoles, me avergüenzo y a la vez me provoca una rabia e impotencia inmensa.

¿En qué grado de libertad, dignidad y respeto está gran parte de nuestra sociedad?

¿Cómo no somos capaces de administrar nuestros recursos de forma justa?

Estamos creando una sociedad donde las subvenciones no controladas y no inspeccionadas, están generando un ambiente de picaresca y vagancia muy elevada. Se nos acaba el dinero y nuestra deuda es inmensa, vamos a la banca rota, debemos ser implacables con el despilfarro y el mal uso de los recursos que todos los contribuyentes aportamos con nuestro trabajo y esfuerzo.

Una cosa es la solidaridad, el ayudar a las personas que por diferentes circunstancias ha quedado sin protección y necesitan medios, y otra es dar sin control.

Todo el mundo debe trabajar y esforzarse para conseguir el pan de cada día.

Hay un tejido social con unas ansias de trabajo y esfuerzo tremendo, y no se le ayuda, tienen que marcharse fuera de nuestra Nación, porque sus iniciativas aquí, tienen muchas barreras burocráticas y las criaturas se aburren y desesperan de esta falta de eficacia. Es triste y a la vez demencial que no se les proporcione apoyo a estas personas emprendedoras y que aportarían riqueza a los demás, y se den ayudas sin control que en gran número generan pan para hoy y hambre para mañana. No olvido los abusos e injusticias de personas que están muy necesitadas y no hay ayudas para ellos.

¿Por qué no evitamos gastos superfluos e invertimos en investigación y en cultura?

Tenemos las mejores generaciones de jóvenes formados, que con nuestros impuestos se han preparado de forma excelente en nuestras universidades; sin embargo, se marchan a otros países, donde allí proporcionan un beneficio incalculable. Los países receptores de estos técnicos, están encantados de recibirlos formados, ya que el costo en su formación ha sido cero. La demagogia política, los beneficios económicos a corto plazo y la no inversión en investigación, hace que tengamos este panorama desolador y que vivamos rodeados de personajes que viven de la mamandurria, y no del esfuerzo y trabajo diario.

No me olvido de esas subvenciones millonarias, a partidos políticos, sindicatos y otras instituciones. Controlemos de forma tajante, con inspecciones y otros medios, seguro que esto generaría riqueza y no gasto.  ¿Por qué no se hace de forma permanente?

Lo que siempre pedimos los ciudadanos y exigimos a nuestros representantes políticos es justicia. Queremos que resuelvan los problemas que se nos presentan a diario, reclamamos una buena gestión, reorganizándose la vida pública, estableciendo un verdadero sistema democrático y abierto, cortando la corrupción y los privilegios por completo.

Todos somos iguales ante la ley, y todos debemos ser responsables. Estamos hartos de tantos sacrificios para los ciudadanos, ahítos de falsas esperanzas y mentiras en los programas electorales. Queremos gobernantes responsables, abiertos a las ideas de todos y respetuosos en las formas de comportarse. No queremos estar sujetos a manipulaciones e intereses partidistas, debemos sobre todo exigir a nuestros representantes, que sus promesas en sus campañas y programas electorales sean cumplidas y no engañen al pueblo con falsas ofertas. Todo esto se acabaría si se penalizarán ante el no cumplimiento de lo prometido.