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Venezuela. Obispo Moronta: necesidad urgente de reconciliación

 

Una multitudinaria procesión fue guiada por el Obispo de San Cristóbal en Venezuela, en el viernes 1 de marzo. Ante el Santísimo Sacramento, sonó el clamor del pueblo de Venezuela, que levantó su voz pacíficamente para pedir por los enfermos, los que padecen hambre y tienen necesidad de justicia, paz y libertad

 

 

04 marzo 2019, 17:43 | Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano


 

 

Justicia, paz y esperanza. La oración de los venezolanos en la región fronteriza con Colombia, a saber, en el Táchira venezolano, se ha hecho presente en el repique de las campanas este domingo en la Diócesis de San Cristóbal y aledaños. Siempre en esta región fronteriza, el obispo Moronta encabezó la procesión con el Santo Cristo de la Grita y el Santísimo Sacramento el viernes 1 de marzo de 2019, rezando por Venezuela y por Colombia, para que haya paz, justicia y libertad.

 

El grito desgarrador de los enfermos, los hambrientos, y los que sufren injusticias

“Tu pueblo clama por justicia – oró Mons. Moronta- : para que se le reconozca su dignidad tan rebajada por las burlas y escarnios de quienes se consideran superiores a los demás. Justicia para poder vivir en paz, la que nace de tu muerte y resurrección. Es el grito desgarrador de tantos enfermos, de toda edad y condición, que no consiguen insumos para curar su salud deteriorada. Sabes cómo hay miles de personas que no tienen cómo realizar la diálisis, los tratamientos oncológicos e intervenciones quirúrgicas de alto riesgo. Nos imaginamos cómo estarás viendo sufrir a tantos hermanos que quieren y necesitan pasar hacia Cúcuta para sus tratamientos en esa hermana ciudad, y que ahora deben aguantar, además del menosprecio, que quienes tienen dura cerviz terminen de abrir nuevamente los pasos fronterizos”.

El prelado pidió a Dios por el pueblo que “clama por alimento”, “por tener lo necesario” para “subsistir” en un país “lleno de riquezas pero expoliado por quienes prefieren darse sus propios gustos o sostener un proyecto inhumano”: “Sabes cuántas familias se acuestan cada noche sin haberse alimentado dignamente", dijo.

 

Duele ver a las personas caminando hacia destinos inciertos

Haciendo un repaso de todos los sufrimientos del pueblo venezolano, el primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana también habló  del dolor de ver “a tantos jóvenes y familias” que migran hacia otros países: “¡Qué duro es ver cómo llegan casi sin nada y hay mafias que les roban lo poquito que tienen! ¡Qué doloroso es ver a tantos hombres y mujeres por las carreteras de Colombia y Brasil caminando hacia destinos inciertos y con el único amparo de las Iglesias hermanas! ¡Qué rabia da ver asesinar a hermanos pemones y herir a tantos otros hermanos en las fronteras con Brasil y Colombia, y mientras quienes deberían estar por la Constitución defendiendo la dignidad de todos ellos, prefieren bailar como si nada estuviera pasando, y lo hacen burlándose y pisoteando el dolor de este pueblo!”

 

Es urgente la reconciliación

En la oración también estuvo presente el clamor de los privados de libertad, algunos también por motivos políticos, el de los familiares de militares y policías “que también sufren pues son pueblo” o que ven “a sus seres queridos alejados a causa de la situación que se vive, o que no entienden que deben estar al servicio de la gente y no de parcialidades políticas”. Mons. Moronta se refirió a la necesidad urgente de reconciliación: “Lamentablemente hay mucho odio y rabia, con deseos de revanchas y retaliaciones. Y no es fácil ante tantos vejámenes. Pero también te pedimos que nos des la gracia de actuar como el padre del hijo pródigo y como lo hiciste en la Cruz donde pediste el perdón al Padre por todos aquellos que no sabían lo que hacían. Perdón no es impunidad, ciertamente… pero libera de nosotros el odio que será más destructor que las miserias que estamos viviendo”.

 

Venezolanos no deben desfallecer

En declaraciones el Obispo de San Cristóbal habló de la necesidad de multiplicar este tipo de manifestaciones, “que no son políticas ni violentas, sino que expresan, desde la fe, la necesidad de que todos seamos constructores de la paz, la justicia, de la libertad y del amor en Venezuela”.

“Los venezolanos no debemos desfallecer”, añadió, alentando al pueblo: “Si bien no pasó la ayuda humanitaria, hay que hacerles sentir a los dirigentes políticos de Venezuela y el mundo que nosotros, los hombres y mujeres creyentes y no creyentes somos la ayuda humanitaria con nuestra solidaridad, por nuestra fraternidad y nuestra decisión de vivir libremente”.