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Card. Barreto: Los poderosos del mundo oprimen al pueblo de Dios

 

El cardenal Pedro Barreto, tomó posesión este domingo de la Basílica de san Pedro y san Pablo en la ciudad de Roma. Cumplió con la tradición que da a todos los purpurados un templo en la capital italiana. Este acto es una muestra de la universalidad de la Iglesia y de la cercanía con el Papa

 

 

11 marzo 2019, 15:03 | Manuel Cubías / Renato Martínez - Ciudad del Vaticano


 

 

La Basílica de San Pedro y San Pablo

La celebración eucarística comenzó a las diez  y media de la mañana, en el templo ubicado en la periferia de Roma. En el acto estuvo presente la embajadora del Perú ante la Santa Sede, María Elvira Velásquez, y algunos integrantes del cuerpo diplomático, así como numerosos sacerdotes.  Un numeroso coro acompañó la misa.

La Basílica de San Pedro y San Pablo está encargada los Frailes Menores Franciscanos. Se comenzó a construir en 1939 y fue inaugurada hasta 1955. Fue erigida parroquia en 1958 y en febrero de 1965, el Papa Pablo VI la estableció con el título cardinal Sanctorum Petri e Pauli en Via Ostiense  (Santos Pedro y Pablo en Vía Ostiense).

 

Homilía

En la homilía, el Cardenal citando al Papa afirma: “Cuaresma es un tiempo fuerte para una conversión ecológica integral de cada uno de nosotros y de toda la comunidad eclesial”.

El purpurado citando el libro del Deuteronomio 26. 4-10, recuerda que así como los egipcios oprimieron y esclavizaron a los judíos, hoy, “los poderosos del mundo oprimen y maltratan al pueblo de Dios. El 80% de las riquezas del mundo están en manos del 20% de la humanidad”.

Esta situación genera entre “los pobres, marginados, indígenas despojados de sus tierras, efectos devastadores del cambio climático, causado por la irresponsabilidad humana debida a la irracional explotación de los recursos naturales. Es esta la dura esclavitud de la mayoría de la humanidad, especialmente de los pobres y afligidos”.

El Cardenal recuerda que Dios escucha el clamor de su pueblo y se manifiesta porque “el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido”.  Y el fruto de la acción liberadora de Dios es que el pueblo posee una tierra en herencia, “para que la cultivemos y la protejamos”.

Para Barreto, la certeza, la seguridad puesta en el Dios libertador  debe ser total. Desde esta perspectiva, en el Evangelio, afirma, se nos presenta a Cristo, tentado, puesto a prueba en el desierto: “A pesar de su hambre… se mantuvo firme en sus convicciones… Se alimentaba de la Palabra de Dios para resistir la tentación del desánimo, la división, la envidia y el enfrentamiento. Experimentó la soledad y el abandono de un mundo sordo y mudo al sufrimiento del Cristo de hoy”.

El Cardenal finaliza su homilía haciendo un llamado a ser “fuertes y audaces para vivir el proceso de la cuaresma … Así promoveremos la vida y la fraternidad cultivando y protegiendo responsablemente nuestra madre tierra, don de Dios para todos”.

 

Acogida de la comunidad

Al terminar la eucaristía, el Cardenal Barreto agradeció al Papa por nombrarlo cardenal y por darle la misión de la Basílica de San Pedro y San Pablo. También entregó dos signos, recuerdos para la parroquia: un afiche con la imagen de los mártires Swignief y Miguel, Franciscanos Conventuales, un relicario con la tierra regada con la sangre de los mártires y una efigie del Señor de los Milagros. Después de la misa, el Cardenal compartió un almuerzo con la comunidad.