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Obispo de Apatzingán denuncia violencia en su diócesis

 

El Obispo de Apatzingán, México, denunció en una carta, la situación de violencia que vive su diócesis y que lastima a las personas, las familias y la sociedad

 

 

14 abril 2019, 15:10 | Ciudad del Vaticano


 

 

Mons. Cristóbal Ascencio García, Obispo de Apatzingán denunció el clima de violencia que azota a su diócesis y a toda la República mexicana.

 

La máquina destructora de la violencia

En su mensaje afirmó: “La máquina destructora de la paz sigue actuando”. En particular,  en San José de Chila, municipio de Apatzingán, dicha comunidad fue víctima de violentos enfrentamientos entre grupos del crimen organizado, una de las consecuencias lamentables, que causó más indignación fue, que las instalaciones del Templo y Casa parroquial fueron escenario del enfrentamiento de estos grupos contrarios dejando las huellas de la violencia en todo el edificio de dicha Parroquia, además del saqueo del que fue objeto, estos acontecimientos se verificaron el día 19 de marzo del 2019”.

El Obispo prosiguió: “La violencia no ha parado, siguen los enfrentamientos en diferentes comunidades, causando pánico y haciendo que muchos de los habitantes se conviertan en desplazados, algunas de estas pequeñas comunidades se han quedado prácticamente sin familias, dentro de un mismo municipio las personas no pueden ir de una comunidad a otra, hay robo de vehículos con violencia, asesinatos, amenazas y hasta quema de viviendas”.

El Obispo elevó su voz afirmando: “Creo que estos delitos y pecados que claman al cielo y no son escuchados con frecuencia por quienes deberían procurar seguridad, deben ser denunciados”.

 

Llamado profético

Mons. García hizo un llamado desde la figura del profeta: “El Profeta habla al pueblo para concientizarlo de las situaciones que estaban viviendo, provocadas en buena medida, por alejarse de los mandamientos divinos y es un llamado de parte de Dios a que cada uno asuma su responsabilidad, como ciudadano, pero, sobre todo, a quienes son responsables de cuidar la seguridad de la comunidad. Recordemos que Dios es Dios de vida y no de muerte”.

Junto a la invitación que he hecho y haré a este pueble creyente a vivir con autenticidad nuestra fe y convertirnos todos en instrumentos de paz, hago un llamado urgente, especialmente a las autoridades, que tienen como tarea primordial procurar las condiciones de seguridad, a poner todo el empeño y los medios necesarios para que se vayan dando las condiciones de seguridad necesarias, donde estos acontecimientos no se repitan más”.

Finalizó expresando sus deseos: “Hago votos, para que cada uno, en el ámbito de su competencia, hagamos todo lo necesario para contribuir al bien común de nuestra sociedad”.