Diócesis

 

El Observatorio de Bioética de la UCV, sobre el caso Lambert: “Hay que eliminar el dolor y no al paciente”

 

Ha publicado un informe sobre la eutanasia: "El Estado no debería universalizarla en un pretendido derecho"

 

 

23/05/19


 

 

El Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia (UCV) ha publicado un informe sobre el caso Vincent Lambert, en el  que se afirma que retirarle la hidratación y la alimentación al paciente francés “podría calificarse como un acto objetivamente eutanásico”.

Médicos franceses retiraron esta semana los medios de soporte vital – alimentación, hidratación e higiene personal – a Lambert, un enfermero de 42 años en estado vegetativo tras un accidente sufrido en 2008. Al final del día 21 de mayo, un tribunal de París ordenó que se reanudara el suministro de dichos medios después de que los padres lanzaran una petición de ayuda al Tribunal de Estrasburgo y al presidente de la República, Emmanuel Macron, como informó Religión Confidencial.

“Retirar un medio vital, como puede ser la respiración asistida mecánica, sólo sería éticamente válido, en caso de riesgo inminente de muerte y existencia de sufrimientos intensos bien contrastados. Sin embargo, en este caso concreto no nos parece que  exista ese riesgo, dado que Lambert lleva en el mismo estado desde 2008 y no parece que su salud haya empeorado significativamente en las últimas semanas”, han señalado desde el Observatorio de la UCV a Religión Confidencial.

 

"Conseguir una muerte sin dolor"

La mejor solución ética a los problemas de salud graves del final de la vida “son los cuidados paliativos y no la eutanasia”, añade el informe: “Las soluciones ante el final de la vida pasan por tratar la muerte como una etapa natural en la que se ayude a los enfermos, respetando su dignidad como persona, de forma que ante situaciones dramáticas y terminales se elimine el dolor del paciente y no al paciente. En este sentido, la única respuesta ética posible son los cuidados paliativos”.

“Queremos destacar también que la muerte de cualquier ser humano siempre es digna, pues la dignidad es intrínseca a la naturaleza humana. El objetivo no es conseguir una muerte digna sino una muerte sin dolor”, argumentan.

 

El “pretendido derecho a la eutanasia”

Según el Observatorio, “legislar sobre casos extremos muy minoritarios y dramáticos resulta un modo inadecuado de legislar ya que, al hacerlo bajo esa trágica y excepcional petición de muerte, acabaría convirtiéndose tal excepción en norma, extendiéndose la falsedad en que lo normal sería solicitar la eutanasia ante un diagnóstico de enfermedad incurable”.

“De hecho, por el carácter pedagógico de las leyes, amplios sectores sociales y los propios facultativos acabarían pensando – como así ha sucedido en Holanda y Bélgica – que la eutanasia es la única alternativa ofertable a los enfermos llegados a esa fase irreversible de la enfermedad. Es decir, que el ‘acostumbramiento’ social y el activismo  pro-eutanásico terminarían por convencer a los profesionales médicos y a los familiares que terminar con la vida de un enfermo por la pena que les provoca o por petición de este representaría una alternativa tan eficaz que no se podría rechazar”, subraya el informe.

Ante opciones personales aisladas de eutanasia y suicidio, “por respetables y dolorosas que sean”, el Estado “no debería universalizarlas en un pretendido derecho que obligue o presione a unos – médicos y familiares – a causar la muerte directa de otros”, se destaca en el informe.

 

Más inversión en cuidados paliativos

Según el Observatorio, “lo que el Estado sí debería atender y legislar es para una mayoría de ciudadanos enfermos y sus familiares que están reclamando a voces unos cuidados paliativos de calidad, los cuales – una vez ofrecidos – neutralizarían las escasas peticiones de eutanasia que se dan”.

“El Estado debe universalizar el derecho y el acceso a los cuidados paliativos, invirtiendo tanto como sea necesario para hacerlos realidad”, aseguran.

Para que estos esfuerzos se alcancen, el informe insta a los gobernantes y a las sociedades compasivas y solidarias con los más vulnerables, con equipos multidisciplinares de médicos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales y asistentes espirituales.

 

Declaraciones del Dicasterio para laicos, familia y vida

Desde el Observatorio de Bioética de la UCV exponen que “compartimos la valoración que el cardenal Kevin Farell ha hecho pública en torno a este caso, en representación del Dicasterio para los laicos, la familia y la vida, y la Pontificia Academia para la Vida.

Ambas instituciones declaran compartir plenamente las manifestaciones realizadas por el arzobispo de Reims, Monseñor Eric de Moulins-Beaufort ante el caso Lambert.