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Primera misa en Notre Dame: las imágenes del arzobispo y sacerdotes con cascos de protección

 

El prelado de París, Michel Aupetit, agradeció los mensajes de solidaridad y esperanza frente al "laicismo que excluye toda experiencia espiritual visible"

 

 

16/06/19


 

 

Dos meses después del incendió que asoló la catedral de Notre Dame de París, se celebró ayer, a las 18 horas, la primera misa restringida presidida por el arzobispo de París,  Michel Aupetit, a la que solo pudo asistir un grupo de 30 personas como medida de seguridad: la bóveda aún corre peligro de derrumbe y la catedral continúa contaminada de plomo.

La treintena de participantes en la misa se dirigieron puntualmente provistos de cascos blancos de construcción, a una de las capillas del fondo del templo. Estaban presentes el rector de la catedral, Patrick Chauvet, los canónicos, personal que participa en las obras, voluntarios y algunas personas víctimas de exclusión social (varios sintecho, prostitutas y otros), especialmente invitadas como gesto de misericordia, informa la Vanguardia.

 

Mensaje de esperanza 

“La catedral está viva porque celebramos aún la eucaristía”, ha dicho el arzobispo de París, Michel Aupetit durante su homilia. “Estamos profundamente felices de poder celebrar la eucaristía -afirmó Aupetit en sus palabras introductorias-. Es para lo que fue construida. Es también un mensaje de esperanza y de agradecimiento hacia quienes se emocionaron por lo que sucedió en esta catedral, un signo de nuestra Francia, y también un signo de sus raíces cristianas”. El arzobispo mencionó los numerosos mensajes de solidaridad y apoyo recibidos de todo el mundo, entre ellos dibujos y poemas de niños.

Para el arzobispo de París, las palabras cultura y culto están íntimamente relacionadas y no pueden separarse “ni por ignorancia ni por ideología”. “Una cultura sin culto se convierte en una incultura”, aseveró.

 

Excluir a Dios de la espera pública

Aupetit lamentó “la ignorancia religiosa enorme de nuestros contemporáneos, por la exclusión divina y del nombre de Dios en la esfera pública, en nombre de un laicismo que excluye toda experiencia espiritual visible”. A juicio de Aupetit, la catedral es precisamente un ejemplo de fusión del genio humano y del divino.

Al término de la ceremonia se presentó el regalo hecho por la comunidad cristiana maronita de Alepo, en Siria. De su catedral, dañada por la guerra, extrajeron un pedazo de la bóveda y con él esculpieron una cruz que se será colocada en un lugar visible de la rehabilitada Notre Dame de París.

 

La fecha elegida conmemora la fiesta de la dedicación de la catedral. Notre-Dame", dice el comunicado de la arquidiócesis de París. "Parisinos, turistas y fieles de todo el mundo necesitan seguir reuniéndose" en oración y, para responder a esta necesidad, la archidiócesis decidió instalar una copia de la Virgen del Pilar, símbolo de la Catedral de Notre-Dame, en la plaza de la catedral, "en un espacio reservado específicamente para el recogimiento, tan pronto como las condiciones de seguridad lo permitan". En el lugar siempre habrá sacerdotes disponibles para acoger a los asistentes y para impartirles en sacramento de la confesión.