Editorial

 

Netflix no paga impuestos… entre otras cosas malas

 

 

17 julio, 2019 | por ForumLibertas.com


 

 

Ahora es público y notorio, la cadena de contenidos por cable Netflix prácticamente no paga impuestos en España. Es sencillamente una ruina para los españoles. No es la única, claro está. Otros de estos gigantes del entretenimiento… y la política están en situación parecida. Entre otros se encuentran Amazon, HBO, Prime, Sky, pero a la hora de no pagar es Netflix quien se lleva la palma.

Para ser más concretos, paga el equivalente a una persona que ingresa 2.000 euros al mes, a pesar de ganar millones. Es un escándalo por su indecencia.

 

Abuso de poder: el poder ideológico y económico de Netflix

 

Pero no solo Netflix no paga impuestos a Hacienda, sino que, a diferencia de Telefónica y las cadenas de televisión en abierto, no contribuye con el 5% de sus ingresos operativos a la financiación del cine europeo, ni con el 3% de sus ingresos brutos a sufragar la TVE.

Netflix solo ha pagado en el último ejercicio presupuestario 3.100 €. Y ¿cómo es posible? El esquema es simple, sus filiales españolas, que son dos a falta de una, declararon solo 539.000 euros de ingresos, y unos beneficios de poco más de 9.000 euros. Ridículo. La razón de estas cifras tan bajas es que Netflix factura sus servicios desde una empresa localizada en Holanda. De esta manera, no paga prácticamente nada. Es legal, pero no moral. Son unos defraudadores morales.

Claro que el gobierno español podría hacerles pagar en serio, pero no lo hace. Y esto es otro escándalo. Desde mediados del 2018, esto es un año atrás, está en vigor una Directiva de la Unión Europea que permite a los estados miembros igualar los impuestos a estas plataformas con las cadenas de televisión tradicionales.

A escala global Netflix facturó en 2018 la considerable cifra de 13.850 millones de euros, y unos beneficios de 1.062 millones de euros, claro que su deuda ha crecido hasta 9.085 millones de euros. En la actualidad cuenta con 139 millones de abonados, de los que 58’5 millones son de EEUU.

Pero no es oro todo lo que reluce: el último trimestre del 2018 fue inferior con respecto al mismo período del año anterior. Los beneficios pasaron de 186 millones de dólares a 134 millones. La compañía facturó en ese último trimestre 3.863 millones de euros, cifra también inferior al 2017. Los principales analistas financieros son críticos con los resultados por ser inferiores a los esperados. El resultado ha sido una sensible reducción de su cotización en bolsa del 2’08%, alcanzando un valor de 346’44 dólares por título.

Y es que Netflix es un gigante con pies de barro, que se ve obligado a producir series sin parar, de manera que un estreno difumina al siguiente. El resultado es una producción donde predominan los productos de muy bajo presupuesto y peor calidad. Pero debe actuar así porque, como escribió en un artículo en New York Magazine, Ted Sarandos, su responsable de contenidos “a más programas más visionados; a más visionados más suscriptores, más ingresos; más ingresos, más contenido”.  Es como ir en bicicleta, si se paran caen.

Y la pregunta del millón es ¿cuándo entrará, si es que no lo ha hecho todavía, en rendimientos decrecientes?, es decir, que por cada nuevo producto que añada, los nuevos suscriptores aporten unos ingresos inferiores a los de los costes. ¿Se ha producido esta situación a finales del 2018? Es pronto para decirlo, en todo caso la reducción de ingresos del último trimestre y el crecimiento de su deuda, ligado a la reducción de su cotización bursátil, es todo un signo de debilidad.

Netflix es un gigante con pies de barro y bastaría un soplo, una caída de unas decenas de miles de suscriptores, para que cundiera el pánico.

En este sentido, la campaña iniciada por e-Cristians para darse de baja de Netflix (y no consumir productos Disney) por la iniciativa de estas empresas de boicotear la ley del estado de Georgia (EEUU) que limita el aborto, por presentar un peligroso precedente para la democracia, apunta certeramente. A pesar de sus millones, Netflix es frágil y si la campaña continúa y se extiende acabará haciendo mella.

 

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Netflix acumula lo peor de las multinacionales: no paga impuestos donde debe, chantajea a las instituciones democráticas que representan a los ciudadanos, es una firme defensora del aborto sin límites, y por si fuera poco juega al escándalo malsano para atraer suscriptores. En el caso de España lo ha hecho resucitando en un reportaje de mala calidad el asesinato de las niñas de Alcasser, estimulando la morbosidad de los suscriptores, e infligiendo un gran sufrimiento a los familiares de las víctimas, que ahora reviven aquel doloroso periodo.

E-Cristians informa que su campaña ha sido vista ya por cerca de 200.000 personas, a pesar de los escasos medios disponibles. Su primer objetivo ahora es llegar al millón concentrados en los mercados de España, Argentina, Chile y México. Para conseguirlo, solicita apoyo económico, cada 1 euro aportado significa la garantía de alcanzar a 2.300 personas.

 

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