Cáritas | EMERGENCIA • 22 Julio 2019

 

Emergencia por ébola en RD Congo

 

Te necesitamos para apoyar a las comunidades y contener la propagación de la epidemia

 

 

 


 

 

 

Situación actual

La República Democrática del Congo se enfrenta a la epidemia de ébola más mortífera de la historia después del brote que asoló en 2013 África occidental.

Esta última se cobró 11.400 vidas en 3 países entre 2014 y 2016, y, además, devastó los sistemas sanitarios de los 3 países.

 

 

Desde el primer caso detectado el 1 de agosto de 2018 en Goma, capital de Kivu del Norte, el ritmo de su propagación ha sido imparable a pesar de los medios desplegados por la comunidad nacional e internacional.

Goma es un importante núcleo de actividad económica, humanitaria y política y punto de denso tránsito de personas entre RD Congo y Uganda, Ruanda, Kinshasa –la capital del país-, Kivu del Sur, e incluso Europa, pues Goma cuenta con aeropuerto internacional.

Ante tal situación la OMS declara el presente brote una emergencia de salud pública internacional, debido a las altas probabilidades de propagación más allá de las fronteras de la República Democrática del Congo.

 

Cómo actuamos en esta emergencia

Apoyamos a las Cáritas locales, junto con otras Cáritas del Norte (CAFOD, Cáritas Internacional Bélgica), el Programa Mundial de Alimentos y UNICEF para:

  • Reforzar el compromiso con las comunidades locales con el fin de que se apropien de la respuesta a la epidemia del ébola y que participen activamente en el diálogo comunitario y en la aplicación de las medidas de prevención (medidas de higiene y saneamiento, tratamiento de cadáveres, cuarentenas).
  • Promover la comunicación de los riesgos y la asistencia a los centros de tratamiento cuando aparecen los síntomas, a través de acciones de comunicación y provisión de víveres a los enfermos.
  • Supervisar las áreas de salud, de los pueblos más afectados y de las zonas que las rodean para la detección de casos tanto la población afectada, como los viajeros. La acción sobre estos últimos es importantísima para que la epidemia no se extienda geográficamente, lo que obligaría a la comunidad humanitaria a extender su cobertura, dificultando aún más la contención del brote.

Para poder cumplir dichos objetivos, los miembros del proyecto en las zonas afectadas se apoyan en células comunitarias de entre 5 y 10 personas que han de ser equipadas con material apropiado (botas, guantes, termómetros), en los jefes de distrito y otros líderes sociales influyentes y en las parroquias para comunicar eficazmente sobre estos aspectos y cambiar así el comportamiento de la población

Estas acciones se están ejecutando en las Provincias de Kivu del Norte, Ituri y Tshopo; pero sería necesario extender la acción a las provincias fronterizas e incluso a otros países, para prepararlos ante una posible propagación.

 

Por qué es tan difícil contener la epidemia

A pesar de los medios desplegados por la comunidad nacional e internacional y de los aprendizajes derivados de anteriores epidemias, el presente brote está siendo muy difícil de contener por las razones siguientes:

  • El epicentro de esta epidemia se encuentra en el territorio de Beni, zona desde hace más de 20 años en guerra, con infraestructuras de comunicación y de salud devastadas por el conflicto. Ello afecta al acceso de los equipos tanto médicos como de prevención a las zonas afectadas
  • Muchas personas en la zona no creen en la existencia del virus, pues no aprecian su impacto en comparación con el conflicto armado y porque ha habido y hay campañas de contra-información. Así, muchos enfermos acuden en primer lugar a los médicos tradicionales y sólo van a los centros de tratamiento cuando la enfermedad está muy avanzada, y es demasiado tarde.

Las medidas de prevención son sumamente invasivas (cuarentenas, modificación de los ritos funerarios de las comunidades), y, por tanto, su aplicación por la población afectada, no resulta sencilla.

 

Por qué la labor de la Iglesia y Cáritas es clave

Ningún actor internacional ni nacional goza de una implantación territorial y una legitimidad en la zona comparables a la de la Iglesia y las Cáritas locales, lo cual, dado el contexto descrito anteriormente de reticencia y desconfianza de las poblaciones, confiere a estas instituciones una capacidad importantísima de sensibilización e información, dirigidas a crear compromiso efectivo de las poblaciones con la contención de la epidemia. Por tanto, dentro del dispositivo de coordinación internacional, Cáritas y la Iglesia, a través de su red territorial, están desempeñando el papel clave de informar y convencer a las poblaciones de la existencia de la epidemia, de la necesidad de aplicar las medidas de prevención, incluidos el respeto de las cuarentenas y de los protocolos de enterramiento de los fallecidos.

 

 

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