Servicio diario - 06 de septiembre de 2019


 

Madagascar: Gran entusiasmo de los malgaches para recibir al Papa
Rosa Die Alcolea

Homilía del Papa en Mozambique: "Juguémonos por Cristo" en el "camino del amor"
Rosa Die Alcolea

Semillas de "alegría y esperanza, paz y reconciliación"
Rosa Die Alcolea

Mozambique: Francisco visita un hospital en las periferias de Maputo
Larissa I López

Mozambique: Palabras del Papa en el Hospital de Zimpeto
Redacción

Mozambique: Discurso de Francisco en el Encuentro Interreligioso con jóvenes
Larissa I López

Viaje a África: Francisco se despide de Mozambique
Larissa I López

Los obispos de Bolivia, Chile y Perú, preocupados por la "grave situación migratoria"
Rosa Die Alcolea

Viaje a África: Programa del Papa en Madagascar
Redacción

Beata Eugenia Picco, 7 de septiembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

06/09/2019-15:33
Rosa Die Alcolea

Madagascar: Gran entusiasmo de los malgaches para recibir al Papa

(ZENIT — 6 sept. 2019).- El Papa Francisco ya se encuentra en la cuarta isla más grande del mundo, Madagascar, segunda parada de este intenso viaje a África del Santo Padre, el cuarto al continente y el 21° que hace fuera de Italia, en su séptimo año de pontificado.

Este viernes, 6 de septiembre de 2019, en torno a las 15:30 horas (14:30 horas en Roma), el avión del Papa ha aterrizado en el aeropuerto de Antananarivo, capital de la República, donde el presidente Andry Rajoelina lo ha recibido junto a su mujer, Mialy Rajoelina.

Luego, dos niños vestidos con trajes tradicionales han regalado al Pontífice unas flores, ante la mirada de 300 fieles presentes, que entusiasmados cantaban y aplaudían ante la llegada de Francisco. Tras la ejecución de los himnos y los honores militares, el Papa pasó por la Guardia de Honor y saludó a la delegación malgache, mientras que el presidente saludó a la vaticana.

 

El 35% son católicos

Madagascar cuenta con una población de 23.652.000 habitantes, es un país donde los cristianos suponen poco más de la mitad de la población, de los cuales el 35% son católicos y cerca de un quinto son protestantes. Los ritos tradicionales y las creencias ancestrales están muy arraigados en los malgaches, y se estima un 7% de musulmanes. Según el Fondo Monetario Internacional, Madagascar es actualmente el quinto país más pobre del mundo.

Tras reunirse en privado con el joven presidente malgache (de 45 años), el Santo Padre se ha dirigido en papamóvil a la Nunciatura Apostólica, donde cenará y descansará, junto a su delegación vaticana. El Papa pronunciará estos días 8 discursos y visitará Akamasoa, una ciudad construida sobre sobre un vertedero.

 

"Sembrador de paz y esperanza"

"En general, la llegada del Papa Francisco contenta a los malgaches de todas las religiones porque trae esperanza. Se espera que sea un abuelo sabio que tenga palabras de consuelo y esperanza", indica Jean Hervé Rakotozanany, periodista y ex editor jefe de Radio Don Bosco, la radio católica más importante de Madagascar.

En la carretera de unos 12 kilómetros que separa el aeropuerto del centro de la ciudad, se había familias, ancianos, muchos niños y jóvenes, mujeres con bebés en brazos alzando las manos y gritando con júbilo ante la llegada histórica del Papa Francisco, después de la que realizó en 1989 san Juan Pablo II.

Banderas del Vaticano ondeaban junto a las del país africano en algunos cruces y puntos más concurridos del itinerario del Papa, en los que se veían también carteles con la figura del Papa y el lema de la visita: "Sembrador de paz y esperanza".

 

Gran expectativa para la vigilia

La Iglesia está en primera línea en este frente, y por ello hay grandes expectativas en la vigilia de los jóvenes que tendrá lugar el sábado por la tarde con el Papa, un acontecimiento equivalente a una Jornada Mundial de la Juventud: se estima la llegada de unas 800.000 personas de toda la isla, y la gran Misa que se celebrará el domingo por la mañana.

Según el programa previsto para la visita, el sábado 7 presidirá el rezo de la Hora Media en el Monasterio de las Carmelitas Descalzas y se encontrará con los obispos del país en la Catedral de Andohalo. Del mismo modo, visitará la tumba de la beata Victoire Rasoamanarivo y también disfrutará de una vigilia con los jóvenes, en la que se espera una gran participación.

El domingo 8, celebrará la Eucaristía el Campo Diocesano de Soamandrakizay. Más tarde se trasladará a la Ciudad de la Amistad de Akamasoa y después encabezará una oración por los trabajadores en la cantera de Mahatazana. Finalmente, tendrá lugar el encuentro con sacerdotes, consagrados, religiosos y religiosas y seminaristas en el Collége Saint Michel.

 

Belleza natural

Madagascar es mundialmente conocida por sus espectaculares parajes naturales, conocida como la "isla rosa". El Pontífice animó en su video mensaje a los malgaches a contemplar la naturaleza dirigiéndonos a Dios "¡Alabado sea! (¡Laudato si'!)" y a presentarle el deber de cuidarlas "con atención". No obstante, subrayó que "hay otra belleza que está aún más en el corazón de Cristo y del Papa: la de su pueblo, es decir, ¡su santidad!".

"Llegaré a confirmarlos en la fe y al mismo tiempo me alimentaré de ella": Con estas palabras se dirigió Francisco al pueblo de Madagascar 5 días antes de su viaje a la gran isla, que tendrá lugar del 6 al 8 de septiembre.

 

 

 

06/09/2019-09:37
Rosa Die Alcolea

Homilía del Papa en Mozambique: "Juguémonos por Cristo" en el "camino del amor"

(ZENIT – 6 sept. 2019).- La lectura del Evangelio elegida para la Celebración Eucarística del Papa en Mozambique este viernes, 6 de septiembre de 2019, ha sido la de Lucas 6, 27, donde Jesús dice: «a vosotros los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos» (Lc 6,27). “Una palabra dirigida también a nosotros hoy que lo escuchamos en este estadio”, ha señalado ante 60.000 personas en el estadio de Zimpeto, en Maputo.

"Jesús no es un idealista que desconoce la realidad, él está hablando del enemigo concreto, del enemigo real", ha apelado Francisco en la capital de Mozambique, durante la última celebración pública antes de dejar el primer país visitado en este 21° viaje internacional, antes de ir a Madagascar y Mauricio.

El Pontífice "Queremos que reine la paz en nuestros corazones y en el palpitar de nuestro pueblo. Queremos un futuro de paz".

“Cuando los sentimientos estén en conflicto y nos sintamos impulsados ante dos sentidos opuestos, ‘juguémonos’ por Cristo”, ha exhortado. “La decisión de Cristo nos mantendrá en el camino del amor, en la senda de la misericordia, en la opción por los más pobres, en la preservación de la naturaleza. En el camino de la paz”.

 

Semillas de alegría y esperanza

El espíritu de los fieles mozambiqueños presentes en la Santa Misa ha estado marcado por la alegría, la paz y la esperanza, así como el Papa los ha exhortado: "Con sus palabras, Jesús nos impulsa a ser protagonistas de otro trato: el de su Reino. Aquí y ahora, semillas de alegría y esperanza, paz y reconciliación".

Ninguna familia, ningún grupo de vecinos o una etnia, menos un país, "tiene futuro si el motor que los une, convoca y tapa las diferencias es la venganza y el odio", ha advertido el Pontífice.

Porque la "equidad" de la violencia siempre "es un espiral sin salida" y "su costo es muy alto". Otro camino es posible, —ha exhortado el Papa— porque es crucial no olvidar que "nuestros pueblos tienen derecho a la paz. Vosotros tenéis derecho a la paz".

 

Activismo desbordante

"Lo que el Espíritu viene a impulsar —dice Francisco a los mozambiqueños— no es un activismo desbordante, sino, ante todo, una atención puesta en el otro, a reconocerlo y valorarlo como hermano hasta sentir su vida y su dolor como nuestra vida y nuestro dolor".

El Papa ha indicado que este es el "mejor termómetro" para descubrir todas las ideologías de cualquier tipo que intentan "manipular a los pobres y a las situaciones de injusticia" para el servicio de intereses políticos o personales, y ha alentado: "Sólo así seremos, allí donde nos encontremos, semillas e instrumentos de paz y reconciliación".

Asimismo, el Obispo de Roma ha compartido estas palabras con los fieles de Mozambique, al término de la celebración: "Tenéis muchos motivos para esperar. Lo he visto, lo he tocado con mis manos estos días. Por favor, mantened la esperanza. No dejas que os la roben. Y no hay mejor manera de mantener la esperanza que permanecer unidos. Para que todos los motivos que la sustentan, se consoliden aun más en un futuro de reconciliación y paz en Mozambique. Que Dios los bendiga y la Virgen Madre los proteja, y por favor, no se olviden de rezar por mí".

***

 

Homilía del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas,

Hemos escuchado en el evangelio de Lucas un pasaje del sermón de la llanura. Después de elegir a sus discípulos y haber proclamado las bienaventuranzas, Jesús dice: «a vosotros los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos» (Lc 6,27). Una palabra dirigida también a nosotros hoy que lo escuchamos en este estadio.

Y lo dice con claridad, sencillez y firmeza señalando un sendero, un camino estrecho que necesita de algunas virtudes. Porque Jesús no es un idealista que desconoce la realidad, él está hablando del enemigo concreto, del enemigo real; el que ha descripto en la bienaventuranza anterior (6,22): de aquel que nos odia, excluye, insulta y proscribe como infame.

Muchos de vosotros todavía podéis contar en primera persona historias de violencia, odio y desencuentros; algunos en carne propia, otros de alguien conocido que ya no está, otros incluso por el miedo de que heridas del pasado se repitan e intenten borrar el camino recorrido de paz, como en Cabo Delgado.

Jesús no nos invita a un amor abstracto, etéreo o teórico, redactado en escritorios y para discursos. El camino que nos propone es el que Él recorrió primero, el que lo hizo amar a los que lo traicionaron y juzgaron injustamente, a los que lo mataron.

Es difícil hablar de reconciliación cuando las heridas causadas en tantos años de desencuentro están todavía frescas o invitar a dar ese paso de perdón que no significa ignorar el dolor o pedir que se pierda la memoria o los ideales (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 100).

Aun así, Jesucristo invita a amar y a hacer el bien; que es mucho más que ignorar al que nos hizo daño o hacer el esfuerzo para que no se crucen nuestras vidas: es un mandato a una benevolencia activa, desinteresada y extraordinaria con respecto a quienes nos hirieron. Pero no se queda allí, también nos pide que los bendigamos y oremos por ellos; es decir, que nuestro decir sobre ellos sea un bien -decir, generador de vida y no de muerte, que pronunciemos sus nombres no para el insulto o la venganza sino para inaugurar un nuevo vínculo para la paz. La vara que el Maestro nos propone es alta.

Con esta invitación, Jesús quiere clausurar para siempre la práctica tan corriente —de ayer y de hoy— de ser cristianos y vivir bajo la ley del talión. No se puede pensar el futuro, construir una nación, una sociedad sustentada en la "equidad" de la violencia. No puedo seguir a Jesús si el orden que promuevo y vivo es el "ojo por ojo, diente por diente".

Ninguna familia, ningún grupo de vecinos o una etnia, menos un país, tiene futuro si el motor que los une, convoca y tapa las diferencias es la venganza y el odio. No podemos ponernos de acuerdo y unirnos para vengarnos, para hacerle al que fue violento lo mismo que él nos hizo, para planificar ocasiones de desquite bajo formatos aparentemente legales. «Las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos» ( ibíd.,60). La "equidad" de la violencia siempre es un espiral sin salida y su costo es muy alto. Otro camino es posible porque es crucial no olvidar que nuestros pueblos tienen derecho a la paz. Vosotros tenéis derecho a la paz.

Para hacer más concreta su invitación y aplicable al día a día, Jesús propone una primera regla de oro al alcance de todos —«como queráis que la gente se porte con vosotros, de igual manera portaos con ella» (Lc6,31)— y nos ayuda a descubrir qué es lo más importante de ese trato mutuo: amarnos, ayudarnos y prestar sin esperar nada a cambio.

`Amarnos", nos dice Jesús; y Pablo lo traduce como "revestirnos de compasión entrañable y de bondad" (cf. Co/3,12). El mundo desconocía —y sigue sin conocer— la virtud de la misericordia, de la compasión, al matar o abandonar a su suerte a discapacitados y ancianos, eliminar heridos y enfermos, o gozar con los sufrimientos de los animales. Tampoco practicaba la bondad, la amabilidad, que nos mueve a que el bien del prójimo sea tan querido como el propio.

Superar los tiempos de división y violencia supone no sólo un acto de reconciliación o la paz entendida como ausencia de conflicto, sino el compromiso cotidiano de cada uno de nosotros de tener una mirada atenta y activa que nos lleve a tratar a los demás con esa misericordia y bondad con la que queremos ser tratados; misericordia y bondad especialmente hacia aquellos que, por su condición, son rápidamente rechazados y excluidos. Se trata de una actitud de fuertes y no de débiles, una actitud de hombres y mujeres que descubren que no es necesario maltratar, denigrar o aplastar para sentirse importantes, sino al contrario. Y esta actitud es la fuerza profética que Jesucristo mismo nos enseñó al querer identificarse con ellos (cf. Mt25,35-45) y mostrarnos que el servicio es el camino.

Mozambique es un territorio lleno de riquezas naturales y culturales, pero paradójicamente con una enorme cantidad de su población bajo la línea de pobreza. Y a veces pareciera que quienes se acercan bajo el supuesto deseo de ayudar, tienen otros intereses. Y es triste cuando esto se constata entre hermanos de la misma tierra que se dejan corromper; es muy peligroso aceptar que este sea el precio que tenemos que pagar ante la ayuda extranjera.

«No será así entre vosotros» (Mt20,26; cf. vv. 26-28) . Con sus palabras, Jesús nos impulsa a ser protagonistas de otro trato: el de su Reino. Aquí y ahora, semillas de alegría y esperanza, paz y reconciliación. Lo que el Espíritu viene a impulsar no es un activismo desbordante, sino, ante todo, una atención puesta en el otro, a reconocerlo y valorarlo como hermano hasta sentir su vida y su dolor como nuestra vida y nuestro dolor. Este es el mejor termómetro para descubrir todas las ideologías de cualquier tipo que intentan manipular a los pobres y a las situaciones de injusticia para el servicio de intereses políticos o personales (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 199). Sólo así seremos, allí donde nos encontremos, semillas e instrumentos de paz y reconciliación.

Queremos que reine la paz en nuestros corazones y en el palpitar de nuestro pueblo. Queremos un futuro de paz. Queremos «que la paz de Cristo reine en vuestros corazones» (Co/ 3,15), como bien lo decía la carta de san Pablo. Él utiliza un verbo que viene del campo de los deportes; es la palabra que se refiere al árbitro que decide las cosas discutibles: "que la paz de Cristo sea el árbitro en vuestros corazones". Si la paz de Cristo es el árbitro en nuestros corazones, entonces, cuando los sentimientos estén en conflicto y nos sintamos impulsados ante dos sentidos opuestos, "juguémonos" por Cristo. La decisión de Cristo nos mantendrá en el camino del amor, en la senda de la misericordia, en la opción por los más pobres, en la preservación de la naturaleza. En el camino de la paz. Si Jesús es el árbitro entre las emociones conflictivas de nuestro corazón, entre las decisiones complejas de nuestro país, entonces Mozambique tiene un futuro de esperanza garantizado; entonces nuestro país cantará a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cantos inspirados (cf. Co/ 3,16).

 

 

 

06/09/2019-10:53
Rosa Die Alcolea

Semillas de "alegría y esperanza, paz y reconciliación"

(ZENIT – 6 sept. 2019).- 60.000 mozambiqueños han participado este viernes, 6 de septiembre de 2019, a las 10 horas, en la Misa que ha celebrado el Papa Francisco como colofón de su visita a Mozambique, primera parada de este intenso viaje por África: el itinerario continúa por Madagascar e Islas Mauricio hasta el 10 de septiembre.

Los fieles africanos han respondido con júbilo a la llamada del Santo Padre realizada estos días con gran intensidad, a través de 3 discursos públicos y una homilía, pronunciada hoy en el estadio de Zimpeto. Francisco ha exhortado a los mozambiqueños, sumidos en guerra civil durante dos décadas, a ser los “protagonistas” del Reino de Dios”. Como ha especificado en la Misa: “Aquí y ahora, semillas de alegría y esperanza, paz y reconciliación”.

Ni la intensa lluvia ni la pronta hora han frenado la inmensa emoción de alegría y gratitud de las gentes de Mozambique para unirse en oración al Papa Francisco en su plegaria por la paz y la esperanza para el país. “Queremos que reine la paz en nuestros corazones y en el palpitar de nuestro pueblo. Queremos un futuro de paz” ha proclamado el Papa en su homilía.

“Lo que el Espíritu viene a impulsar –dijo Francisco a los mozambiqueños– no es un activismo desbordante, sino, ante todo, una atención puesta en el otro, a reconocerlo y valorarlo como hermano hasta sentir su vida y su dolor como nuestra vida y nuestro dolor”.

El Obispo de Roma ha terminado la última celebración en Mozambique con palabras de aliento: “Tenéis muchos motivos para esperar. Lo he visto, lo he tocado con mis manos estos días. Por favor, mantened la esperanza. No dejéis que os la roben. Y no hay mejor manera de mantener la esperanza que permanecer unidos”.

 

Vivos colores y alegres cantos

La Misa, encomendada al progreso de los pueblos, ha estado animada en todo momento por los enérgicos cantos y bailes de los mozambiqueños. Un gran coro acompañaba la ceremonia, y un grupo de fieles vestidos con colores y prendas típicas de la tierra africana, han entregado al Papa las ofrendas en el altar.

La peticiones de la oración de los fieles han sido leídos por mujeres y hombres en portugués, en lengua, macua, maconde, sena, shona, chopi.

El presidente de la República, Filipe Jacinto Nyusi, ha asistido con su esposa, Isaura Ferrao Nyusi, a la Celebración Eucarística, que pone final a la visita del Pontífice en el país, antes de continuar por Madagascar.

 

Estadio de Zimpeto

El Estadio Nacional Zimpeto, construido en 2011, está ubicado a la afueras de Maputo, en el popular barrio de Zimpeto. A pesar de tener capacidad para acoger a 42 mil espectadores, la alta participación en la Celebración Eucarística del Papa Francisco ha superado las expectativas: 60.000 mozambiqueños han querido participar.

Antes de llegar al Estadio Zimpeto, el Santo Padre ha visitado el Hospital con el mismo nombre, cerca del recinto deportivo. Después de algunos giros en papamóvil entre los fieles, el Papa ha comenzado la celebración unos 15 minutos antes de la hora prevista, las 10 horas.

Después de la Eucaristía, el Arzobispo de Maputo, Mons. Francisco Chimoio, ha agradecido al Santo Padre su presencia. Después, antes de la bendición final, el Papa ha devuelto el agradecimientos a los sacerdotes, organizadores de la visita y al pueblo de Mozambique.

 

 

 

 

06/09/2019-08:24
Larissa 1. López

Mozambique: Francisco visita un hospital en las periferias de Maputo

(ZENIT – 6 sept. 2019).-  En la mañana de hoy, 6 de septiembre de 2019, aproximadamente a las 8.00 horas, el Papa Francisco ha visitado el Hospital de Zimpeto, situado en un área periférica de Maputo, Mozambique.

El Santo Padre fue acogido en este centro sanitario por el presidente de la Comunidad San Egidio, Marco Impagliazzo, por la coordinadora nacional del proyecto Dream, Cacilda Isabel Massango y por la directora local del centro de Maputo.

 

Hospital de Zimpeto

El Hospital de Zimpeto fue inaugurado en junio de 2018 por el jefe de Estado, Filipe Jacinto Nyusi, y por el ahora nuncio apostólico en Mozambique, Mons. Edgar Peña Parra.

La estructura cubre una superficie de más de 1.300 metros cuadrados y acoge un laboratorio de Biología molecular altamente especializado, además de garantizar la detección para el diagnóstico de los tumores de cuello de útero. Hasta el momento, más de dos mil pacientes han sido atendidos.

 

Centro Dream

En particular, el complejo sanitario de Zimpeto alberga un centro Dream para las personas afectadas por el SIDA/HIV.

Dream es un programa emprendido en el año 2002 por la comunidad San Egidio para favorecer el derecho a la salud y la lucha contra el SIDA y la malnutrición en África.

Basado en un planteamiento innovador con pequeños centros sanitarios extendidos en las ciudades y en los pueblos, el proyecto pretende facilitar el acceso al tratamiento a todos, también a los que presentan mayores dificultades económicas y de transporte, garantizando la asistencia gratuita y ofreciendo cursos de educación sanitaria a los propios pacientes.

 

Visita del Papa

Según los datos aportados por San Egidio, en el saludo de bienvenida de la coordinadora de Dream, Cacilda Isabel Massango, esta expresó su alegría por la visita del Papa a un lugar donde “se reciben medicinas, tratamientos, alimentos gratuitos, pero,sobre todo, dignidad y amistad”.

El Papa pronunció después unas palabras y, a continuación, se produjo la entrega de un primer regalo al Pontífice. En concreto, un pastoral en forma de cruz, realizado con el metal y la paja de las casas destruidas por el ciclón Idai, que azotó la región de Beira el pasado mes de marzo. Además, un grupo de chicas adolescentes le obsequiaron con una estola fabricada artesanalmente.

Asimismo, el Obispo de Roma, saludó a un grupo de madres con sus hijos, visitó privadamente algunos departamentos de la clínica y se acercó a los ancianos y enfermos.

 

Regalo para el hospital

El Papa ha ofrecido al Hospital de Zimpeto una placa de cerámica que representa a la Virgen María con el Niño. Se trata de una creación moderna de Deruta, una de las más importantes empresas de cerámica italiana con tradición artística en ladrillo desde el siglo XIII.

La Madonna está representada como un medio-busto, con el gesto de presentar al Niño Jesús como el "camino de la salvación". Este se encuentra sentado en un cojín colocado en las rodillas de la madre, con sus manos extendidas hacia ella, siguiendo un modelo estilístico típico de muchas obras producidas por el escultor florentino Benedetto da Maiano.

 

Placa protectora

Este tipo de placas devocionales solían colocarse tradicionalmente en las fachadas de las casas para proteger a sus habitantes.

La Cruz de la Redención que cuelga del collar del Niño subraya la certeza de la continua renovación de la vida por medio de Cristo. Una "certeza", pero también una "esperanza", que remite a las palabras: "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo tornaré allá. El Señor dio, el Señor quitó, bendito sea el nombre del Señor" (Job 1,21).

Además, en el Apocalipsis (22, 13-21) de Cristo está escrito: "Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin".

 

Regalos a la Nunciatura Apostólica de Mozambique

El Papa ha entregado como presente para la Nunciatura Apostólica mozambiqueña una medalla conmemorativa de este viaje apostólico a Mozambique, Madagascar y Mauricio.

En ella, a la izquierda está representado el árbol Baobab, símbolo de Mozambique, flanqueado por la fecha en latín de dicho viaje.

A la derecha de la medalla se observa la Palma del Viajero, emblema nacional de Madagascar y, junto a ella, el mar y una parte del sol, en referencia al Océano Índico, que baña a los tres países, y al clima tropical.

En el centro se encuentra la Cruz, rodeada de rayos, hacia la que vuela un Paille-en-queve, el ave símbolo nacional de Mauricio. En la parte inferior del centro se encuentra la mención latina al viaje apostólico.

 

Mosaico del emblema del Papa

El Pontífice también ha regalado a la Nunciatura un mosaico que representa el escudo de armas de su pontificado. En la parte superior del mismo se encuentra el símbolo de la Compañía de Jesús, compuesto de un sol radiante y ardiente, en el que se encuentra el acrónimo IHS y, sobre él, una cruz con tres clavos en su base.

El acrónimo IHS puede interpretarse como lesus Hominum Salvator (Jesús, Salvador de la Humanidad), o In Hoc Signo (Vinces), de la memoria constantiniana. Posteriormente los jesuitas lo consideraron como Habemus lesum Socium (Tenemos a Jesús como Compañero) y Societas lesu Humilis (Sociedad Humilde de Jesús).

Además del símbolo de la Compañía de Jesús, se localizan una estrella, que simboliza a la Virgen María, y la flor de nardo, que en la iconografía hispana alude a la castidad de san José.

El lema que acompaña al escudo de armas del Papa Francisco, Miserando atque eligendo, constituye un homenaje a la misericordia divina. Está tomado de las homilías de san Beda el Venerable, que comentando el episodio evangélico de la vocación de san Mateo, escribió: "Jesús vio al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo: Sígueme".

 

 

 

06/09/2019-08:50
Redacción

Mozambique: Palabras del Papa en el Hospital de Zimpeto

(ZENIT – 6 sept. 2019).- En la mañana de hoy, 6 de septiembre de 2019, aproximadamente a las 8.45 horas, el Papa Francisco ha visitado de forma privada el Hospital de Zimpeto, situado en un área periférica de Maputo, Mozambique.

Este centro hospitalario presenta un centro Dream para las personas afectadas por el SIDA/HIV. Dream es un programa emprendido en el año 2002 por la comunidad San Egidio para favorecer el derecho a la salud y la lucha contra el SIDA y la malnutrición en África.

A lo largo de su visita, el Santo Padre ha pronunciado un saludo. A continuación, reproducimos las palabras preparadas para este acto difundidas por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

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Saludo del Santo Padre

Muchas gracias por la calurosa y fraterna acogida; también por las palabras de Cacilda. Gracias por tu vida y testimonio, expresión de que este Centro de salud polivalente "San Egidio" de Zimpeto es la manifestación del amor de Dios, siempre dispuesto a soplar vida y esperanza donde abunda la muerte y el dolor.

Saludo cordialmente a los responsables, a los operadores sanitarios, a los enfermos y a sus familiares, y a todos los presentes. Al ver cómo curan y acogen con competencia, profesionalismo y amor a tantas personas enfermas, en particular a enfermos de SIDA/HIV, especialmente mujeres y niños, recuerdo la parábola del Buen Samaritano.

Todos los que han pasado por aquí, todos los que vienen con desesperación y angustia, son como ese hombre tirado al borde del camino. Y, aquí, vosotros no habéis pasado de largo, no habéis seguido vuestro camino como lo hicieron otros —el levita y el sacerdote—. Este centro nos muestra que hubo quienes se detuvieron y sintieron compasión, que no cedieron a la tentación de decir “no hay nada por hacer”, “es imposible combatir esta plaga”, y se animaron a buscar soluciones. Vosotros, como lo ha expresado Cacilda, habéis escuchado ese grito silencioso, apenas audible, de infinidad de mujeres, de tantos que vivían con vergüenza, marginados, juzgados por todos. Por eso habéis sumado a esta casa, donde el Señor vive con los que están al costado del camino, a los que padecen cáncer, tuberculosis, y a centenares de desnutridos, especialmente niños y jóvenes.

Así todas las personas que de diversas maneras participan de esta comunidad sanitaria se vuelven expresión del Corazón de Jesús para que nadie piense «que su grito se ha perdido en el vacío […], son un signo de cercanía para cuantos pasan necesidad, para que sientan la presencia activa de un hermano o una hermana. Lo que no necesitan los pobres es un acto de delegación, sino el compromiso personal de aquellos que escuchan su clamor. La solicitud de los creyentes no puede limitarse a una forma de asistencia —que es necesaria y providencial en un primer momento—, sino que exige esa “atención amante”, que honra al otro como persona y busca su bien» (Mensaje en la Jornada Mundial de los pobres, 18 noviembre 2018, n. 3). Escuchar este grito os ha hecho entender que no bastaba con un tratamiento médico, ciertamente necesario; por eso habéis mirado la integralidad de la problemática, para restituir la dignidad de mujeres y niños, ayudándolos a proyectar un futuro mejor.

En este amplio campo que se os ha ido abriendo por escuchar de manera constante, también habéis experimentado vuestra limitación, la carencia de medios de toda índole. El programa, que habéis desarrollado y que os ha conectado con otros lugares del mundo, es un ejemplo de humildad por haber reconocido los propios límites, y de creatividad para trabajar en redes. «A menudo, la colaboración con otras iniciativas, que no están motivadas por la fe sino por la solidaridad humana, nos permite brindar una ayuda que solos no podríamos realizar. Reconocer que, en el inmenso mundo de la pobreza, nuestra intervención es también limitada, débil e insuficiente, nos lleva a tender la mano a los demás, de modo que la colaboración mutua pueda lograr su objetivo con más eficacia. Nos mueve la fe y el imperativo de la caridad, aunque sabemos reconocer otras formas de ayuda y de solidaridad que, en parte, se fijan los mismos objetivos […]. Una respuesta adecuada y plenamente evangélica que podemos dar es el diálogo entre las diversas experiencias y la humildad en el prestar nuestra colaboración sin ningún tipo de protagonismo» (ibíd., n. 7). El empeño gratuito y voluntario de tantas personas de diversas profesiones —dermatología, medicina interna, neurología y radiología, entre otras; más de cinco mil médicos, enfermeros, biólogos coordinadores y técnicos— que, durante años, a través de la telemedicina, han prestado su valiosa tarea para formar operadores locales, tiene en sí mismo un enorme valor humano y evangélico.

Al mismo tiempo, es asombroso constatar cómo esta escucha de los más frágiles, de los pobres, los enfermos, nos pone en contacto con otra parte del mundo frágil: pienso en «los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que “gime y sufre dolores de parto” (Rm 8,22)» (Carta enc. Laudato si’, 2). Como en esas esculturas del arte makonde —las llamadas ujamaa (“familia extendida”, en suahili, o “árbol de la vida”) con varias figuras enlazadas entre sí donde prevalece la unión y la solidaridad sobre el individuo—, tenemos que darnos cuenta que somos todos parte de un mismo tronco. Vosotros habéis sabido percibirlo, y esa escucha os ha llevado a buscar modos sustentables en la procura de energía, también de acopio y reserva de agua; sus opciones de bajo impacto ambiental son un modelo virtuoso, un ejemplo a seguir ante la urgencia del deterioro del planeta.

El texto del Buen Samaritano concluye dejando al sufriente en la “posada”, entregándole algo de la paga y prometiéndole el resto a su vuelta. Mujeres como Cacilda, y como esos aproximadamente 100.000 niños que pueden escribir una nueva página de la historia libres de HIV/SIDA, así como de tantos otros anónimos que hoy sonríen porque fueron curados con dignidad en su dignidad, son parte de la paga que el Señor os ha dejado: regalos de presencias que, saliendo de la pesadilla de la enfermedad, sin ocultar su condición, transmiten la esperanza a muchas personas, contagian ese “yo sueño” a tantos que necesitan que los recojan del borde camino. La otra parte la retribuirá el Señor “cuando Él vuelva”, y eso os tiene que llenar de alegría: cuando nosotros nos vayamos, cuando volváis a la tarea cotidiana, cuando nadie os aplauda ni os considere, seguid recibiendo a los que llegan, salid a buscarlos heridos y derrotados en las periferias. No olvidemos que sus nombres, escritos en el cielo, tienen al lado una inscripción: estos son los benditos de mi Padre. Renovad los esfuerzos y permitid que aquí se siga “pariendo” la esperanza.

Dios os bendiga, queridos enfermos y familiares, y a cuantos os asisten con mucho cariño y os animan a continuar.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

 

06/09/2019-09:36
Larissa 1. López

Mozambique: Discurso de Francisco en el Encuentro Interreligioso con jóvenes

(ZENIT – 6 sept. 2019).- Ayer, 5 de septiembre de 2019, a las 11 horas, el Santo Padre participó en un Encuentro interreligioso con los jóvenes en el Estadio Maxaquene de Maputo, Mozambique.

A este acto, que forma parte del programa de su visita apostólica a Mozambique, acudieron fieles y representantes de las distintas creencias del pueblo de Mozambique: musulmanes, hindúes, creyentes de la religiones ancestrales africanas, cristianos protestantes y, por supuesto, católicos.

En un encuentro impregnado por el deseo de paz y reconciliación del país mozambiqueño, el Papa Francico pidió a los jóvenes que no dejen que les "roben la alegría", las ganas de cumplir sus sueños, especialmente el de vivir en un país en paz, y les recordó: "Dios os ama".

A continuación, sigue el discurso completo del Papa Francisco.

***

 

Discurso del Santo Padre

Muchas gracias por tus palabras de bienvenida, muchas gracias también por todas y cada una de las representaciones artísticas que habéis realizado. Muchas gracias, gracias. Siéntense, pónganse cómodos.

Me agradecíais porque he reservado tiempo para estar con vosotros. ¿Qué es más importante para un pastor que estar con los suyos? ¿Qué es más importante para un pastor que encontrarse con sus jóvenes? ¡Vosotros sois importantes! Tenéis que saberlo, tenéis que creéroslo. ¡Vosotros sois importantes! Pero con humildad. Porque vosotros no sois sólo el futuro de Mozambique, tampoco de la Iglesia y de la humanidad. Vosotros sois el presente, sois el presente de Mozambique, que, con todo lo que sois y hacéis, ya estáis aportando lo mejor que hoy podéis regalar. Sin vuestro entusiasmo, vuestros cantos, vuestra alegría de vivir, ¿qué sería de esta tierra? Sin los jóvenes, ¿qué sería de esta tierra? Veros cantar, sonreír, bailar, en medio de todas las dificultades que vivís —como bien nos contabas tú— es el mejor signo de que vosotros, jóvenes, sois la alegría de esta tierra, la alegría de hoy, de hoy. La esperanza del mañana.

La alegría de vivir es una de vuestras principales características, la característica de los jóvenes, la alegría de vivir —y eso se puede sentir aquí—. Alegría compartida y celebrada, que reconcilia, y se transforma en el mejor antídoto que desmiente a todos aquellos que os quieren dividir —atentos: que os quieren dividir—, que os quieren fragmentar, que os quieren enfrentar. ¡Cuánto les hace falta a algunas regiones del mundo vuestra alegría de vivir! Como se siente, en algunas regiones del mundo, la alegría de estar sólo juntos, de vivir juntos distintas confesiones religiosas, pero hijos de la misma tierra, unidos.

Gracias por estar presentes las distintas confesiones religiosas. Gracias por animaros a vivir el desafío de la paz y a celebrarla hoy juntos como familia; también a aquellos que sin ser parte de alguna tradición religiosa estáis participando. Es hacer la experiencia de que todos somos necesarios, con nuestras diferencias, pero necesarios. Nuestras diferencias son necesarias. Vosotros juntos —así como os encontráis ahora—, sois el palpitar de este pueblo, donde cada uno juega un papel fundamental en un único proyecto creador, para escribir una nueva página de la historia, una página llena de esperanza, llena de paz, llena de reconciliación. Os pregunto: ¿Queréis escribir esta página? [Responden: sí.] Cuando yo entraba, cantaban: "Reconciliación". ¿Lo repiten? [Todos: Reconciliación. Reconciliación. Reconciliación.] Gracias.

Me hicisteis dos preguntas que creo van unidas. Por un lado, ¿cómo hacer para que los sueños de los jóvenes se hagan realidad? Y, ¿cómo hacer para que los jóvenes se involucren en los problemas que aquejan al país? Vosotros hoy nos marcasteis el camino y nos enseñasteis cómo responder a estas preguntas.

Habéis expresado con el arte, con la música, con esa riqueza cultural que mencionabas con tanto orgullo, una parte de vuestros sueños y realidades; en todas ellas mostráis diferentes modos de asomaros al mundo y mirar el horizonte: siempre con ojos llenos de esperanza, llenos de futuro y llenos de ilusiones. Vosotros, jóvenes, camináis con dos pies como los adultos, igual, pero a diferencia de los adultos, que los tienen paralelos, vosotros ponéis uno delante del otro, dispuesto a irse, a partir. Vosotros tenéis tanta fuerza, sois capaces de mirar con tanta esperanza, sois una promesa de vida que lleva incorporado un cierto grado de tenacidad (cf. Exhortó. ap. postsin. Christus vivit, 139), que no debéis perder ni dejar que os la roben.

¿Cómo realizar los sueños, cómo contribuir a los problemas del país? Me gustaría decirte: No dejéis que os roben la alegría. No dejéis de cantar y expresaros de acuerdo a todo lo bueno que aprendisteis de vuestras tradiciones. Que no os roben la alegría. Como os decía, hay muchas formas de mirar el horizonte, el mundo, de mirar el presente y el futuro, hay muchos modos. Pero es necesario cuidarse de dos actitudes que matan los sueños y la esperanza. ¿Cuáles son? La resignación y la ansiedad. Dos actitudes que matan los sueños y la esperanza. Son grandes enemigas de la vida, porque nos empujan normalmente por un camino fácil, pero de derrota, y el precio que piden para pasar es muy caro, es muy caro. Se paga con la propia felicidad e incluso con la propia vida. Resignación y ansiedad, dos actitudes que roban la esperanza. ¡Cuántas promesas de felicidad vacías que terminan truncando vidas! Seguro conocéis amigos, conocidos —o incluso os puede haber pasado a vosotros mismos—, el vivir momentos difíciles, dolorosos, donde parece que todo se viene encima y lleva a la resignación. Hay que estar muy atentos porque esa actitud «te hace tomar la senda equivocada. Cuando todo parece paralizado y estancado, cuando los problemas personales nos inquietan, los malestares sociales no encuentran las debidas respuestas, no es bueno darse por vencido» (ibíd., 141). No es bueno darse por vencido, repitan: no está bien darse por vencido [todos: no está bien darse por vencido].

Sé que a la mayoría de vosotros os gusta mucho el fútbol. ¿Es verdad? Recuerdo un gran jugador de estas tierras que aprendió a no resignarse: Eusebio da Silva, la “pantera negra”. Comenzó su vida deportiva en el club de esta ciudad. Las severas dificultades económicas de su familia y la muerte prematura de su padre, no pudieron impedir sus sueños; su pasión por el fútbol lo hizo perseverar, soñar y salir adelante, ¡y hasta llegó a hacer 77 goles para este club de Maxaquene! Tenía todo para resignarse. Y no se resignó.

Su sueño y ganas de jugar lo lanzaron hacia delante, pero tan importante como eso fue encontrar con quién jugar. Vosotros bien sabéis que en un equipo no son todos iguales, ni hacen las mismas cosas o piensan de la misma manera. No. Cada jugador tiene sus características, como lo podemos descubrir y disfrutar en este encuentro: venimos de tradiciones diferentes e incluso podemos hablar lenguas diferentes, pero eso no impidió que nos encontremos. Mucho se ha sufrido y se sufre porque algunos se creen con el derecho de determinar quién puede “jugar” —no— y quién tiene que quedar “fuera de la cancha” —es un derecho injusto—. Y van por la vida dividiendo y enfrentando, y haciendo la guerra. Vosotros, queridos amigos, hoy sois un ejemplo sois un testimonio de cómo tenemos que actuar. Testimonio de unidad, de reconciliación, de esperanza. Como un equipo de fútbol. ¿Cómo comprometerse con el país? Así como lo estáis haciendo, permaneciendo unidos más allá de lo que os puede diferenciar, buscando siempre la ocasión para realizar los sueños por un país mejor, pero juntos. Juntos. ¡Qué importante es no olvidar que la enemistad social destruye! Juntos: [todos: ¡la enemistad social destruye!] «Y una familia se destruye por la enemistad. Un país se destruye por la enemistad. Juntos: [todos: ¡la enemistad social destruye!] El mundo se destruye por la enemistad. Y la enemistad más grande es la guerra.

Porque son incapaces de sentarnos y hablar […]. Sean capaces de crear la amistad social [cf. ibíd., 169].

Recuerdo ese proverbio que dice: «Si quieres llegar rápido camina solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado». Lo repetimos. [Todos: si quieres llegar rápido camina solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado]. Se trata siempre de soñar juntos, como lo estáis haciendo hoy. Soñad con otros, nunca contra otros; soñad como habéis soñado y preparado este encuentro: todos unidos y sin barreras. Eso es parte de la “nueva página de la historia” de Mozambique.

Fútbol, equipos, jugar juntos. Jugar juntos nos enseña que no sólo la resignación es enemiga de los sueños y del compromiso, también lo es la ansiedad. Resignación y ansiedad. La ansiedad: «Puede ser una gran enemiga cuando nos lleva a bajar los brazos porque descubrimos que los resultados no son instantáneos. Los sueños más bellos se conquistan con esperanza, paciencia y empeño, renunciando a las prisas. Al mismo tiempo, no hay que detenerse por inseguridad, no hay que tener miedo de apostar y de cometer errores» (ibíd., 142), es normal. Las cosas más hermosas se gestan con el tiempo y, si algo no te salió la primera vez, no tengas miedo de volver a intentar, una y otra vez, y otra. No tengas miedo a equivocarte, nos vamos a equivocar mil veces, pero no caigamos en el error de detenernos porque hay cosas que no nos salieron bien la primera vez. El peor error sería abandonar, por causa de la ansiedad, abandonar los sueños y las ganas de un país mejor por la ansiedad.

Por ejemplo, tenéis ese hermoso testimonio de María Mutola, que aprendió a perseverar, a seguir intentando a pesar de no cumplir su anhelo de la medalla de oro en los tres primeros juegos olímpicos que compitió; después, al cuarto intento, esta atleta de los 800 metros alcanzó su medalla de oro en las olimpíadas de Sídney. Intentar, intentar. La ansiedad no la hizo ensimismarse; sus nueve títulos mundiales no le hicieron olvidar a su pueblo, sus raíces, y sigue cerca de los niños necesitados de Mozambique. ¡Cuánto nos enseña el deporte a perseverar en nuestros sueños!

Me gustaría sumar otro elemento importante: no dejéis afuera a vuestros mayores. No al ansia, no a la resignación y ahora otro elemento importante: no excluir a vuestros ancianos.

También vuestros mayores os pueden ayudar a que vuestros sueños y aspiraciones no se sequen, no los tire el primer viento de la dificultad o la impotencia; los mayores son nuestras raíces. ¿Lo decimos juntos? [Todos: los mayores son nuestras raíces]

Las generaciones anteriores tienen mucho para deciros, para proponeros. Es cierto que a veces nosotros, los mayores, lo hacemos de modo impositivo, como advertencia, metiendo miedo. Es verdad, a veces damos miedo; o pretendemos que hagáis, digáis y viváis exactamente igual que nosotros. Es un error. Vosotros tendréis que hacer vuestra propia síntesis, pero escuchando, valorando a los que os han precedido. Y esto, ¿no es lo que habéis hecho con vuestra música? Al ritmo tradicional de Mozambique, la “marrabenta”, le habéis incorporado otros modernos y nació el “pandza”. Lo que escuchabais, lo que veíais cantar y bailar a vuestros padres y abuelos, lo habéis hecho vuestro. Ese es el camino que os propongo, un camino «hecho de libertad, de entusiasmo, de creatividad, de horizontes nuevos, pero cultivando al mismo tiempo esas raíces que alimentan y sostienen» (ibíd., 184). Los mayores son nuestras raíces. [Todos: Los mayores son nuestras raíces].

Todos estos son pequeños elementos que pueden daros el apoyo necesario para no achicarse en los momentos de dificultad, sino para abrir una brecha de esperanza; brecha que os ayudará a poner en juego vuestra creatividad y a encontrar nuevos caminos y espacios para responder a los problemas con el gusto de la solidaridad.

Muchos de vosotros nacisteis bajo el signo de la paz, una paz trabajosa que pasó por momentos más luminosos y otros de prueba. La paz es un proceso que también vosotros estáis llamados a recorrer, tendiendo siempre vuestras manos especialmente a aquellos que están pasando en un momento de dificultad. ¡Grande es el poder de la mano tendida y de la amistad que se juega en lo concreto! Pienso en el sufrimiento de aquellos jóvenes que llegaron llenos de ilusiones en búsqueda de trabajo a la ciudad y hoy están sin techo, sin familia y que no encuentran una mano amiga. Qué importante es que aprendamos a ser manos amigas y tendidas. El gesto de la mano extendida. Todos juntos: el gesto de la mano extendida. [Todos: el gesto de la mano extendida]. Gracias. Buscad crecer en la amistad también con los que piensan distinto, para que la solidaridad crezca entre vosotros y se transforme en la mejor arma para transformar la historia. La solidaridad es la mejor arma para transformar la historia.

Mano tendida que también nos recuerda la necesidad de comprometernos por el cuidado de nuestra casa común. Vosotros, sin lugar a dudas, fuisteis bendecidos con una gran belleza natural, estupenda: bosques y ríos, valles y montañas y esas lindas playas.

Pero tristemente, hace pocos meses habéis sufrido el embate de dos ciclones, habéis visto las consecuencias del descalabro ecológico en el que vivimos. Muchos ya habéis aceptado el desafío imperioso de proteger nuestra casa común, y entre estos hay muchos jóvenes. Tenemos un desafío: proteger nuestra casa común.

Y permitidme deciros una última reflexión: Dios os ama, y en esa afirmación estamos de acuerdo todas las tradiciones religiosas. «Para Él realmente eres valioso, no eres insignificante, le importas, porque eres obra de sus manos.

Porque te ama. Intenta quedarte un momento en silencio dejándote amar por Él. Intenta acallar todas las voces y gritos interiores y quédate un instante en sus brazos de amor» (ibíd., 115). Lo hacemos ahora juntos [permanecen un momento en silencio].

Es el amor del Señor que sabe más de levantadas que de caídas, de reconciliación que de prohibición, de dar nueva oportunidad que de condenar, de futuro que de pasado» (ibíd., 116).

Sé que vosotros creéis en ese amor que hace posible la reconciliación.

Muchas gracias y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí.

Que Dios os bendiga.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

06/09/2019-11:45
Larissa 1. López

Viaje a África: Francisco se despide de Mozambique

(ZENIT — 6 sept. 2019).- Hoy, 6 de septiembre de 2019, el Papa Francisco ha dicho adiós a Mozambique con una ceremonia de despedida en el aeropuerto de Maputo, que tuvo lugar en una zona protegida del pabellón debido a la lluvia.

Mientras se trasladaba hacia el aeródromo, el Pontífice saludó a los fieles congregados en las calles de Maputo. A su llegada a la base aérea, en torno a las 12.05 horas, el Santo Padre fue acogido por el presidente de la República, Filipe Jacinto Nyusi, y su consorte.

Después del saludo a los obispos de Mozambique y de la presentación de las Delegaciones presentes, el Papa se despidió del presidente de la República y de su esposa y subió al avión con destino a Antananarivo, Madagascar, en un vuelo que ha despegado a las 12.45 horas.

 

Madagascar, segundo destino

Madagascar es el segundo destino del viaje apostólico del Papa a África. La llegada al aeropuerto de Antananarivo está prevista para las 16.00 horas en esta capital, las 15.00 horas en Roma.

El tercer y último país al que se trasladará el Obispo de Roma es Mauricio. Este viaje, que comenzó el 4 de septiembre y finaliza el 10 del mismo mes, no constituye la primera visita de Francisco al continente africano, pues previamente ha estado en Egipto, Kenia, Uganda, la República Centroafricana y Marruecos.

Por otra parte, entre 1988 y 1989, en varias expediciones, Juan Pablo II acudió también a los tres países africanos mencionados.

 

Actividad del Papa en Maputo

Durante los días 4, 5 y 6 de septiembre, el Pontífice ha estado en Maputo, capital de Mozambique, donde, en la Nunciatura Apostólica, recibió la visita de algunos responsables de Scholas Occurrentes y de un grupo de participantes de los programas de la fundación.

Además de reunirse con el presidente de la República y las autoridades, celebró un Encuentro interreligioso con jóvenes y otro con los obispos, sacerdotes, religiosos/as, consagrados y seminaristas, catequistas y animadores.

También se reunió con miembros de la comunidad Xai-Xai, ciudad devastada por unas inundaciones en el año 2000, y visitó la Casa "Matteo 25", iniciativa de ayuda a los niños y jóvenes de la calle.

Esta misma mañana, el Santo Padre ha acudido al Hospital de Zimpeto, que cuenta con un centro dedicado a la lucha contra el SIDA y la malnutrición en África, y, a continuación, celebró la Misa en el estadio del mismo nombre.

 

Reconciliación y paz

A lo largo de esta visita a Mozambique, con sus palabras, el Papa ha transmitido el mensaje de reconciliación que había anunciado antes del viaje, frente a la llegada a un país que se encuentra aún inmerso en un largo proceso de paz.

De este modo, en sus discurso a las autoridades, el Obispo de Roma animó a los mozambiqueños a seguir trabajando por la "valentía de la paz". "Una valentía de gran altura, no la de la fuerza bruta y la violencia, sino la que se gesta en la incansable búsqueda del bien común", explicó.

 

"Amad a vuestros enemigos"

Por otra parte, en el discurso del Encuentro interreligioso con los jóvenes, el Papa Francisco les exhortó a no dejar que les "roben la alegría", las ganas de cumplir sus sueños, especialmente el de vivir en un país en paz.

Y les invitó a soñar juntos: "Soñad con otros, nunca contra otros; soñad como habéis soñado y preparado este encuentro: todos unidos y sin barreras. Eso es parte de la `nueva página de la historia' de Mozambique".

Finalmente, la lectura del Evangelio elegida para la Eucaristía de hoy ha sido la de Lucas 6, 27, donde Jesús dice: "a vosotros los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos" (Lc 6,27). "Una palabra dirigida también a nosotros hoy que lo escuchamos en este estadio", indicó el Santo Padre ante las 60.000 personas presentes.

 

 

 

06/09/2019-06:35
Rosa Die Alcolea

Los obispos de Bolivia, Chile y Perú, preocupados por la "grave situación migratoria"

(ZENIT — 6 sept. 2019).- Los obispos de los Consejos Permanentes de las Conferencias Episcopales de Bolivia, Chile y Perú se reunieron en Lima, Perú, los días 3 y 4 de septiembre de 2019, retomando una tradición que se venía realizando desde hace muchos años.

"Damos gracias a Dios por haber tenido esta oportunidad de encuentro y diálogo fraterno, pues desde nuestra condición de discípulos misioneros de Jesús, nos reconocemos hermanos en el mismo desafío y misión de anunciar el Evangelio del Reino de Dios en nuestros países", han declarado tras el encuentro en un comunicado, difundido por la Conferencia Episcopal Peruana, el 4 de septiembre de 2019.

En estos días, los pastores latinoamericanos han reflexionado y constatado la "grave situación migratoria de grandes proporciones" que se vive en sus países, "especialmente por hermanos nuestros provenientes de Venezuela", apuntan.

 

Pueblo venezolano

Ante esta preocupación, expresan su cercanía y solidaridad al pueblo venezolano, que en este último tiempo ha estado sufriendo difíciles condiciones económicas, sociales y políticas en su país. "Renovamos y valoramos el compromiso de las instituciones de la Iglesia Católica para acoger y servir a hermanos nuestros que buscan mejores perspectivas de trabajo y seguridad para ellos y sus familias".

Además, agradecen especialmente el esfuerzo de muchas personas que "entregando su tiempo y recursos se han puesto al servicio de los que más sufren difíciles condiciones de migración". Y añaden: "Consideramos que los gobiernos y correspondientes organismos públicos de los Estados involucrados deben analizar y dialogar en profundidad las políticas públicas que se han de implementar de manera coordinada para responder al fenómeno migratorio".

 

Abusos sexuales

Asimismo, reafirman su decisión y empeño en "seguir respondiendo al grave flagelo de los abusos sexuales contra menores y la violencia contra la mujer en nuestros países".

Los obispos han escrito: "El dolor de las víctimas de estos delitos nos impulsa a seguir esforzándonos en implementar medidas efectivas de prevención, de manera que nuestras comunidades lleguen a ser ambientes sanos y seguros en donde los niños, niñas, adolescentes y adultos vulnerables encuentren un clima de cuidado y desarrollo respetuoso de su identidad personal".

Próximos a la celebración del próximo sínodo Panamazónico que tendrá lugar en Roma, han manifestado su interés y disposición a "colaborar en los procesos de discernimiento que se llevarán a cabo en este vital encuentro para responder de mejor forma a la evangelización y al cuidado de la Casa Común, desde una ecología integral, de la biodiversidad y ecosistemas de esa región, que se encuentran gravemente afectados por la actividad humana".

 

 

 

06/09/2019-16:25
Redacción

Viaje a África: Programa del Papa en Madagascar

(ZENIT — 6 sept. 2019).- Mañana, 7 de septiembre de 2019, es la tercera jornada del viaje apostólico de Francisco a África, durante el que visita, del 4 al 10 de septiembre,
Mozambique, Madagascar y Mauricio.

En Antananarivo, Madagascar, el sábado 7 de septiembre asistirá a una Hora Media en el Monasterio de las Carmelitas Descalzas y a un encuentro con los obispos del país.

Del mismo modo, visitará la tumba de la beata Victoire Rasoamanarivo y también disfrutará de una vigilia con los jóvenes.

Al día siguiente, domingo 8, celebrará la Eucaristía el Campo Diocesano de Soamandrakizay. Más tarde se trasladará a la Ciudad de la Amistad de Akamasoa y después encabezará una oración por los trabajadores en la cantera de Mahatazana. Finalmente, tendrá lugar el encuentro con sacerdotes, consagrados, religiosos/as y seminaristas.

 

Ver programa completo

 

A continuación, ofrecemos el programa del jueves 7 de septiembre de 2019.

Sábado 7 septiembre 2019
ANTANANARIVO (MADAGASCAR)
 
09:30 VISITA DE CORTESÍA AL PRESIDENTE en el Palacio Presidencial Iavoloha  
10:15 ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES, LA SOCIEDAD CIVIL Y EL CUERPO DIPLOMÁTICO en el Ceremony Building Discurso del Santo Padre
11:15 HORA MEDIA en el Monasterio de las Carmelitas Descalzas Homilía del Santo Padre
  Almuerzo en la Nunciatura  
16:00 ENCUENTRO CON LOS OBISPOS DE MADAGASCAR en la catedral de Andohalo Discurso del Santo Padre
17:10 VISITA A LA TUMBA DE LA BEATA VICTOIRE RASOAMANARIVO  
18:00 VIGILIA CON LOS JÓVENES en el Campo Diocesano de Soamandrakizay Discurso del Santo Padre

 

 

 

06/09/2019-07:00
Isabel Orellana Vilches

Beata Eugenia Picco, 7 de septiembre

«Desde un hogar desestructurado, pasando por la asfixia espiritual de un ambiente mundano, halló la paz y la felicidad en el convento parmesano de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María»

Es cierto que el influjo positivo de la familia hacia la fe ha suscitado numerosas vocaciones a lo largo de los siglos. Pero no es una condición sine qua non para ello. Eugenia, que nació en Crescenzago, Milán, Italia, el 8 de noviembre de 1867, era hija de un matrimonio desestructurado. Su padre José Picco, ciego, fue un destacado músico de la prestigiosa Scala de Milán. Y su madre, Adelaida del Corno, se dejó llevar por la debilidad, que no fue precisamente su esposo, y se entregó en brazos de la fama y oropeles rindiendo culto a la vanidad y al fulgor del dinero. Incansable viajera, buscando tal vez una felicidad que se le resistía y que no encontraría nunca en la forma de vida disipada que solía llevar, no dudaba en dejar a la pequeña con sus abuelos.
Primeramente, salía para acompañar a su marido, pero cuando un día regresó a casa sin él (desaparecido misteriosamente en el transcurso de un viaje a Rusia), continuó con sus desmanes. Y Eugenia se vio obligada a soportar al nuevo compañero de su madre, con el que ésta tuvo tres hijos más, y a escuchar todo lo estoicamente que le fue posible los reproches maternos porque soñaba para ella un futuro como artista, además de sufrir los inconvenientes creados por su amante.

Sin duda ninguna, éste no era el ambiente propicio para que se forjara una vocación. «Peligros y ocasiones tanto en casa como afuera», diría Eugenia después. Y es que su pasión adolescente, incontenible a sus 14 años, se volcó en un muchacho joven. Era hermosa y elegante; su atractivo se completaba con sus dotes para la música. Desenvuelta y libre iba y venía inmersa en la farándula. Por fortuna, una profesora, Giuseppina Allegri, experta en los conflictos que surgen a estas edades, se ocupó de ella. Debió apreciar los nobles sentimientos que poseía y orientó sus pasos hacia quienes podían ayudarla espiritualmente. Allegri le presentó a la religiosa María Virginia Pizzetti. La beata se convenció de la certeza de las palabras de Pizzetti: era Jesús el que obraba en su interior; nadie más. La presencia divina que latía en su corazón, aún sin estar familiarizada con ella todavía, le alentaba a orar creyendo y esperando recibir una respuesta tanto en la capilla de las hermanas ursulinas del Sagrado Corazón como en la basílica milanesa de San Ambrosio. Una noche de particular sufrimiento, en la primavera de 1886, a través de una imagen que pendía sobre la pared bajo la cual tenía su cama, en medio de su oración se sintió llamada a vivir la santidad.

Tenía casi 20 años y la invitación de Dios era para ella un torrente de bendiciones. Pensaba que su verdadero hogar sería la Congregación de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, sita en Parma. Una Orden a la que se encaminó por sugerencia de las ursulinas que consideraron más oportuno que se integrase en esa fundación, valorando el hecho de que ello le permitiría escapar del ambiente asfixiante que le rodeaba en Milán. Para llevar a cabo su empeño, en agosto de 1887 tuvo que huir de su domicilio. Agustín Chieppi, artífice de esa Obra creada en 1865 junto a Anna Micheli, la acogió paternalmente. Se hizo cargo de su sufrimiento y de las circunstancias en las que había tenido que vivir. Y en agosto del año siguiente comenzó el noviciado. Profesó en presencia del fundador en 1891 y emitió votos perpetuos en 1894. El resto de su vida lo destinó a cumplir la voluntad de Dios con espíritu generoso, fiel, humilde... Ella misma sintetizaba su anhelo, diciendo: «Como Jesús ha escogido el pan, algo tan común, así debe ser mi vida, común... accesible a todos y, al mismo tiempo, humilde y escondida, como lo es el pan».

Impartió música, canto y francés a las alumnas del colegio de la Congregación. Después le encomendaron sucesivas misiones. Fue maestra de novicias, archivista, secretaria general y consejera. En 1911 fue elegida superiora general, oficio que desempeñó hasta el fin de sus días. Logró que su gobierno fructificase por su caridad, prudencia y fidelidad al carisma de su fundador. Su sostén fue la oración y la Eucaristía. En el decurso de la Primera Guerra Mundial se volcó en curar a los heridos acogidos por la comunidad en la casa madre. Pero allí acudían también los que estaban ingresados en hospitales. Ellas enseñaban a los hijos de los reclutados en el frente ya que estos muchachos no podían recibir formación. Los que nada poseían, los niños, los que nadie estimaba hallaron en Eugenia una madre. Era extraordinariamente sensible al dolor del prójimo. Seguro que en esos días aciagos, de tanto sufrimiento, recordó vivamente las palabras que les dirigía su fundador: «Tenéis que estar listas para ir hasta los campos de batalla». «Las Pequeñas Hijas tienen que estar listas a donar la última gota de su sangre para los hermanos».

Todo en Eugenia fue una suma de mortificación, obediencia e inocencia evangélicas.

Supo sobrenaturalizar lo ordinario con religiosa maestría. Muchos le confiaban sus cuitas, buscaban su consejo y salían fortalecidos. Fue una gran formadora. No tuvo buena salud, y aún se debilitó más con las privaciones y sacrificios. En 1919, año en el que fue reelegida superiora general, a causa de la tuberculosis ósea se le amputó el pie derecho, un episodio dramático que acogió serenamente. Mons. Conforti, prelado de Parma, le aconsejó paternalmente: «No se gobierna con los pies, sino con la cabeza». Ciertamente. Lo que antes era ir y venir quedó «reducido», si así puede decirse, a la ofrenda en estricta oración. Nada más fecundo que ello. Las secuelas no le abandonaron y murió el 7 de septiembre de 1921. Fue beatificada el 7 de octubre de 2001 por Juan Pablo II. En su homilía recordó que «ante el sufrimiento, con los inevitables momentos de dificultad y desasosiego que entraña [...I, supo transformar la experiencia del dolor en ocasión de purificación y crecimiento interior».