Servicio diario - 13 de octubre de 2019


 

“Sólo el encuentro con Jesús salva, hace la vida plena y hermosa” – Homilía del Papa en la canonización
Rosa Die Alcolea

Ecuador: El Papa llama a la “paz social”
Anita Bourdin

50.000 fieles participan en la canonización de Newman, 3 consagradas y 1 laica
Rosa Die Alcolea

Siria: Llamada del Papa en favor de la población
Raquel Anillo

Sínodo: La fe en el Espíritu es más fuerte que el miedo al error
Redacción

Fútbol: El compromiso de los jugadores italianos con los niños enfermos
Anita Bourdin

Anglicanos: El Papa saluda a la delegación inglesa en la canonización de Newman
Anita Bourdin

Santa Mariam Thresia Mankidiyan recibió los estigmas de la Pasión
Isabel Orellana Vilches

Santa Dulce Lopes Pontes, servidora de pobres y enfermos
Isabel Orellana Vilches

Cardenal Newman: “De rodillas y ante la mirada de Dios”
Isabel Orellana Vilches

Santa Margarita Bays: Laica, catequista y apóstol de la oración
Redacción

Giuseppina Vannini: Una dedicación continua y silenciosa a los enfermos
Redacción

Santo Domingo Lorigado, 14 de octubre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

13/10/2019-10:54
Rosa Die Alcolea

"Sólo el encuentro con Jesús salva, hace la vida plena y hermosa" — Homilía del Papa en la canonización

(ZENIT — 13 oct. 2019).- El Papa Francisco, en la Eucaristía con motivo de la canonización del beato Newman y otras 4 beatas, ha señalado tres pasos para crecer en la fe, señaladas por los leprosos curados: invocar, caminar y agradecer.

A las 10:15 horas del domingo 13 de octubre de 2019, el Papa ha presidido la Santa Misa y ha proclamado santos a: John Henry Newman, Giuseppina Vannini, Mariam Thresia Chiramel Mankidiyan, Dulce Lopes Pontes y Marguerite Bays.

Francisco ha invitado a pedir ser “luces amables”, como los nuevos santos, en medio de la oscuridad del mundo. Así, ha agradecido al Señor por ellos, que “han caminado en la fe y ahora invocamos como intercesores”.

Tres son religiosas, ha señalado el Pontífice, y “nos muestran que la vida consagrada es un camino de amor en las periferias existenciales del mundo”. Santa Margarita Bays, “en cambio, era una costurera y nos revela qué potente es la oración sencilla, la tolerancia paciente, la entrega silenciosa. A través de estas cosas, el Señor ha hecho revivir en ella el esplendor de la Pascua”.

En lo que se refiere el santo Cardenal Newman, el Papa ha destacado “la santidad de lo cotidiano”, y ha citado las palabras del cardenal inglés: “El cristiano tiene una paz profunda, silenciosa y escondida que el mundo no ve. […] El cristiano es alegre, sencillo, amable, dulce, cortés, sincero, sin pretensiones, […] con tan pocas cosas inusuales o llamativas en su porte que a primera vista fácilmente se diría que es un hombre corriente”.

 

Invocar

El Señor libera y cura el corazón, si lo invocamos, si le decimos: “Señor, yo creo que puedes sanarme; cúrame de mis cerrazones, libérame del mal y del miedo, Jesús”, ha anunciado el Papa en su homilía.

En consonancia con nuestro tiempo, el Papa ha comentado que “necesitamos ser sanados de la falta de confianza en nosotros mismos, en la vida, en el futuro; de tantos miedos; de los vicios que nos esclavizan; de tantas cerrazones, dependencias y apegos: al juego, al dinero, a la televisión, al teléfono, al juicio de los demás”.

 

Caminar

El Papa, tomando el ejemplo de los leprosos, en el pasaje de Lucas 17,19, ha explicado que la “requiere un camino, una salida, hace milagros si salimos de nuestras certezas acomodadas, si dejamos nuestros puertos seguros, nuestros nidos confortables”.

Así, ha asegurado la fe “aumenta con el don y crece con el riesgo”, “avanza cuando vamos equipados de la confianza en Dios. La fe se abre camino a través de pasos humildes y concretos”.

Además, el Santo Padre ha subrayado que “somos protectores de nuestros hermanos alejados”. Somos “intercesores” para ellos, somos “responsables” de ellos, estamos “llamados a responder y preocuparnos” por ellos, y ha planteado “¿Quieres crecer en la fe?”: “Hazte cargo de un hermano alejado, de una hermana alejada”, ha exhortado.

 

Agradecer

“Sólo Jesús libra del mal y sana el corazón, sólo el encuentro con Él salva, hace la vida plena y hermosa”, ha asegurado Francisco. “Cuando encontramos a Jesús, el ‘gracias’ nace espontáneo, porque se descubre lo más importante de la vida, que no es recibir una gracia o resolver un problema, sino abrazar al Señor de la vida”.

En esta línea, el Papa ha indicado que decir “Gracias, Señor” al despertarnos, durante el día, antes de irnos a descansar “es el antídoto al envejecimiento del corazón”, y ha animado a hacerlo también en la familia, entre los esposos: acordarse de decir gracias. “Gracias es la palabra más sencilla y beneficiosa”.

A continuación, ofrecemos la homilía completa del Papa Francisco:

***

 

Homilía del Papa

«Tu fe te ha salvado» (Lc 17,19). Es el punto de llegada del evangelio de hoy, que nos muestra el camino de la fe. En este itinerario de fe vemos tres etapas, señaladas por los leprosos curados, que invocan, caminan y agradecen. 

En primer lugar, invocar. Los leprosos se encontraban en una condición terrible, no sólo por sufrir la enfermedad que, incluso en la actualidad, se combate con mucho esfuerzo, sino por la exclusión social. En tiempos de Jesús eran considerados inmundos y en cuanto tales debían estar aislados, al margen (cf. Lv 13,46). De hecho, vemos que, cuando acuden a Jesús, “se detienen a lo lejos” (cf. Lc 17,12). Pero, aun cuando su situación los deja a un lado, dice el evangelio que invocan a Jesús «a gritos» (v. 13). No se dejan paralizar por las exclusiones de los hombres y gritan a Dios, que no excluye a nadie. Es así como se acortan las distancias, como se vence la soledad: no encerrándose en sí mismos y en las propias aflicciones, no pensando en los juicios de los otros, sino invocando al Señor, porque el Señor escucha el grito del que está solo. 

Como esos leprosos, también nosotros necesitamos ser curados, todos. Necesitamos ser sanados de la falta de confianza en nosotros mismos, en la vida, en el futuro; de tantos miedos; de los vicios que nos esclavizan; de tantas cerrazones, dependencias y apegos: al juego, al dinero, a la televisión, al teléfono, al juicio de los demás. El Señor libera y cura el corazón, si lo invocamos, si le decimos: “Señor, yo creo que puedes sanarme; cúrame de mis cerrazones, libérame del mal y del miedo, Jesús”. Los leprosos son los primeros, en este evangelio, en invocar el nombre de Jesús. Después lo harán también un ciego y un malhechor en la cruz: gente necesitada invoca el nombre de Jesús, que significa Dios salva. Llaman a Dios por su nombre, de modo directo, espontáneo. Llamar por el nombre es signo de confianza, y al Señor le gusta. La fe crece así, con la invocación confiada, presentando a Jesús lo que somos, con el corazón abierto, sin esconder nuestras miserias. Invoquemos con confianza cada día el nombre de Jesús: Dios salva. Repitámoslo; es rezar. La oración es la puerta de la fe, la oración es la medicina del corazón. 

La segunda etapa es caminar. En el breve evangelio de hoy aparece una decena de verbos de movimiento. Pero, sobre todo, impacta el hecho de que los leprosos no se curan cuando están delante de Jesús, sino después, al caminar: «Mientras iban de camino, quedaron limpios», dice el texto (v. 14). Se curan al ir a Jerusalén, es decir, cuando afrontan un camino en subida. Somos purificados en el camino de la vida, un camino que a menudo es en subida, porque conduce hacia lo alto. La fe requiere un camino, una salida, hace milagros si salimos de nuestras certezas acomodadas, si dejamos nuestros puertos seguros, nuestros nidos confortables. La fe aumenta con el don y crece con el riesgo. La fe avanza cuando vamos equipados de la confianza en Dios. La fe se abre camino a través de pasos humildes y concretos, como humildes y concretos fueron el camino de los leprosos y el baño en el río Jordán de Naamán, en la primera lectura (cf. 2 Re 5,14-17). También es así para nosotros: avanzamos en la fe con el amor humilde y concreto, con la paciencia cotidiana, invocando a Jesús y siguiendo hacia adelante. 

Hay otro aspecto interesante en el camino de los leprosos: avanzan juntos. «Iban» y «quedaron limpios», dice el evangelio (v. 14), siempre en plural: la fe es caminar juntos, nunca solos. Pero, una vez curados, nueve se van y sólo uno vuelve a agradecer. Entonces Jesús expresa toda su amargura: «Los otros nueve, ¿dónde están?» (v. 17). Casi parece que pide cuenta de los otros nueve al único que regresó. Es verdad, es nuestra tarea —de nosotros que estamos aquí para “celebrar la Eucaristía”, es decir, para agradecer—, es nuestra tarea hacernos cargo del que ha dejado de caminar, de quien ha perdido el rumbo: somos protectores de nuestros hermanos alejados. Somos intercesores para ellos, somos responsables de ellos, estamos llamados a responder y preocuparnos por ellos. ¿Quieres crecer en la fe? Hazte cargo de un hermano alejado, de una hermana alejada. 

Invocar, caminar y agradecer: es la última etapa. Sólo al que agradece Jesús le dice: «Tu fe te ha salvado» (v. 19). No sólo está sano, sino también salvado. Esto nos dice que la meta no es la salud, no es el estar bien, sino el encuentro con Jesús. La salvación no es beber un vaso de agua para estar en forma, es ir a la fuente, que es Jesús. Sólo Él libra del mal y sana el corazón, sólo el encuentro con Él salva, hace la vida plena y hermosa. Cuando encontramos a Jesús, el “gracias” nace espontáneo, porque se descubre lo más importante de la vida, que no es recibir una gracia o resolver un problema, sino abrazar al Señor de la vida. 

Es hermoso ver que ese hombre sanado, que era un samaritano, expresa la alegría con todo su ser: alaba a Dios a grandes gritos, se postra, agradece (cf. vv. 15-16). El culmen del camino de fe es vivir dando gracias. Podemos preguntarnos: nosotros, que tenemos fe, ¿vivimos la jornada como un peso a soportar o como una alabanza para ofrecer? ¿Permanecemos centrados en nosotros mismos a la espera de pedir la próxima gracia o encontramos nuestra alegría en la acción de gracias? Cuando agradecemos, el Padre se conmueve y derrama sobre nosotros el Espíritu Santo. Agradecer no es cuestión de cortesía, de buenos modales, es cuestión de fe. Un corazón que agradece se mantiene joven. Decir: “Gracias, Señor” al despertarnos, durante el día, antes de irnos a descansar es el antídoto al envejecimiento del corazón. Así también en la familia, entre los esposos: acordarse de decir gracias. Gracias es la palabra más sencilla y beneficiosa. 

Invocar, caminar, agradecer. Hoy damos gracias al Señor por los nuevos santos, que han caminado en la fe y ahora invocamos como intercesores. Tres son religiosas y nos muestran que la vida consagrada es un camino de amor en las periferias existenciales del mundo. Santa Margarita Bays, en cambio, era una costurera y nos revela qué potente es la oración sencilla, la tolerancia paciente, la entrega silenciosa. A través de estas cosas, el Señor ha hecho revivir en ella el esplendor de la Pascua. Es la santidad de lo cotidiano, a la que se refiere el santo Cardenal Newman cuando dice: «El cristiano tiene una paz profunda, silenciosa y escondida que el mundo no ve. […] El cristiano es alegre, sencillo, amable, dulce, cortés, sincero, sin pretensiones, […] con tan pocas cosas inusuales o llamativas en su porte que a primera vista fácilmente se diría que es un hombre corriente» (Parochial and Plain Sermons, V,5). Pidamos ser así, “luces amables” en medio de la oscuridad del mundo. Jesús, «quédate con nosotros y así comenzaremos a brillar como brillas Tú; a brillar para servir de luz a los demás» (Meditations on Christian Doctrine, VII,3). Amén.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

13/10/2019-14:06
Anita Bourdin

Ecuador: El Papa llama a la "paz social"

(ZENIT — 13 octubre 2019).- Animo a las personas a buscar la paz social, prestando especial atención a las poblaciones más vulnerables, a los pobres y los derechos del hombre": el Papa Francisco llama al pueblo de Ecuador, más de 16 millones de habitantes, este domingo 13 de octubre de 2019, al final de la misa de canonización de los 5 nuevos santos, la Plaza de San Pedro.

El Papa hace este llamamiento a los ecuatorianos presentes en Roma para el sínodo: "Con todos los miembros del Sínodo de los Obispos de la región de Panamazónica, especialmente los de Ecuador, me preocupa lo que ha sucedido en las últimas semanas. en este país".

"Le confío a la oración común y a la intercesión de los nuevos santos, y me uno a su dolor por los muertos, los heridos y los desaparecidos", insiste el Papa Francisco.

De hecho, según lo informado por agencias internacionales, la capital, Quito, fue puesta bajo toque de queda y control militar por decisión del presidente del país, Lenín Moreno.

Desde principios de octubre se han producido violentas protestas: los manifestantes denuncian el aumento masivo del precio de la gasolina y la política de austeridad establecida por el gobierno. Los enfrentamientos dejaron cinco muertos y más de 2.000 heridos.

 

 

 

13/10/2019-14:25
Rosa Die Alcolea

50.000 fieles participan en la canonización de Newman, 3 consagradas y 1 laica

(ZENIT — 13 oct. 2019).- Bajo un sol radiante, propio del octubre romano, el Papa Francisco ha proclamado esta mañana 5 nuevos santos para la Iglesia Católica ante 50.000 fieles, en la plaza de San Pedro abarrotada.

Se trata de John Henry Newman (1801-1890), cardenal y fundador del Oratorio de san Felipe Neri en Inglaterra; Giuseppina Vannini (1859-1890), virgen italiana, fundadora de las Hijas de san Camilo; Mariam Thresia Chiramel Mankidiyan (1876-1926), virgen india, fundadora de la Congregación de las hijas de la Sagrada Familia; Dulce Lopes Pontes (1914-1992), virgen brasileña, fundadora del hospital de San Antonio en Salvador de Bahía; y Marguerite Bays (1815-1879), laica suiza, terciaria franciscana.

A las 10:15 horas de este domingo, 13 de octubre de 2019, ha comenzado la ceremonia, con la procesión de entrada de los cardenales y patriarcas, obispos y sacerdotes que han participado en la Eucaristía y el rito de canonización.

El rito de la canonización se ha abierto con el himno Veni creator y con las palabras del cardenal Angelo Becciu, acompañado de los postuladores de las causas, con las que ha presentado a los cinco beatos: un cardenal, tres consagradas y una laica.

Después, el coro ha entonado la letanía de los santos, con el que se invitaba a todos los fieles y sacerdotes a orar a todos los santos de la Iglesia, y el Santo Padre, con la mitra y la férula en mano, sentado en la cátedra, ha leído el decreto de canonización, señalando que está haciendo un pronunciamiento ex catedra, es decir, con la plena autoridad del oficio del Papa, infalible.

 

Reliquias

Acompañados del canto del Iubilate Deo, las personas curadas por los milagros de los nuevos santo han depositado las reliquias a los pies de la imagen de la Virgen, junto al altar, y el Pontífice las ha incensado. En el caso de Newman, la reliquia es pelo, cortado antes de su entierro. Cuando su ataúd fue exhumado antes de su beatificación, se descubrió que su cuerpo estaba completamente podrido.

 

Familias religiosas

Han estado presentado en la celebración las familias religiosas de las beatas elevadas a los altares, entre ellas las Hijas de san Camilo que fundó Josefina Vannini, las Hijas de María Siervas de los Pobres fundadas por Dulce Lopes, o de la Congregación de la Sagrada Familia de Thissur, que fundó Madre Mariam Thresa Mankidiyan, dedicada al cuidado de los pobres, los marginados y las familias en dificultades.

Las ofrendas han sido llevadas por Melissa Villalobos, mujer a la que sanó el cardenal Newman de una gran hemorragia en su quinto embarazo, su marido y sus 7 hijos, las hijas de san Camilo y unas religiosas de la Sagrada Familia de Thissur.

 

Delegaciones oficiales

Al término de la celebración, Francisco ha agradecido a “los hermanos cardenales y los obispos, así como a sacerdotes, las religiosas y los religiosos, procedentes de cada parte del mundo”, y especialmente, “a los que pertenecen a las familias espirituales de los nuevos santos”. El saludo del Papa fue también para los fieles laicos allí congregados.

Saludando a las delegaciones oficiales de varios países presentes en la celebración, Francisco se dirigió en particular al Presidente de la República Italiana y a Su Alteza el Príncipe de Gales, evidenciando que “con su testimonio evangélico, estos santos han favorecido el crecimiento espiritual y social en las respectivas naciones”. Un pensamiento especial fue también para los delegados de la Comunión Anglicana, a quienes Francisco expresó “profunda gratitud por su presencia”.

 

 

 

13/10/2019-11:06
Raquel Anillo

Siria: Llamada del Papa en favor de la población

(ZENIT — 13 octubre 2019).- Al final de la misa de canonización de cinco nuevos santos, en la Plaza de San Pedro, y antes de la oración dominical del Ángelus, el Papa dijo en italiano: "Mis pensamientos se dirigen nuevamente al Oriente Medio. En particular, a la amada y martirizada Siria, donde nuevamente llegan noticias dramáticas sobre el destino de la población del noreste del país, obligadas a abandonar sus hogares debido a acciones militares: entre estas poblaciones se encuentran también muchas familias cristianas".

AB

 

Palabras del Papa antes de la oración del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas,

Antes de concluir esta celebración eucarística, deseo saludarlos y agradecerles a todos ustedes.

Agradezco a mis hermanos Cardenales y Obispos, así como a los sacerdotes, religiosas y religiosos, provenientes de cada lugar del mundo, especialmente a aquellos que pertenecen a las familias espirituales de los nuevos santos. Saludo a todos los fieles laicos que se han reunido aquí.

Saludo a las Delegaciones oficiales de los diferentes países, en particular al Presidente de la República Italiana y a Su Alteza el Príncipe de Gales. De hecho, con su testimonio evangélico, estos santos han fomentado el crecimiento espiritual y social en sus respectivas naciones.

Un pensamiento especial que dirijo a los delegados de la Comunión Anglicana, con profunda gratitud por su presencia y también te doy la bienvenida a ti, querido hermano, nuevo obispo aquí en Roma.

Os saludo a todos ustedes, queridos peregrinos, así como a todos los que habéis seguido esta Misa a través de la radio y la televisión. Un saludo especial dirijo a los fieles de Polonia, que hoy celebran la fiesta de la Jornada del Papa: Les agradezco por sus oraciones y por su constante afecto.

Y mis pensamientos van una vez más a Oriente Medio. En particular, a la amada y atormentada Siria, de donde provienen una vez más noticias dramáticas sobre el destino de las poblaciones del noreste del país obligadas a abandonar sus hogares a causa de las acciones militares: entre ellos se encuentran también muchas familias cristianas. A todos los actores implicados y también a la Comunidad Internacional; por favor renuevo el llamado a comprometerse con sinceridad, con honestidad y transparencia en el camino del diálogo para encontrar soluciones eficaces.

Junto con todos los miembros del Sínodo de los Obispos de la Región Panamazzoniana, especialmente a los provenientes de Ecuador, sigo con preocupación lo que está sucediendo en las últimas semanas en ese país. Lo encomiendo a la oración común y a la intercesión de los nuevos santos, y me uno al dolor por los muertos, los heridos y desaparecidos. Os animo a buscar la paz social, con atención especial a las poblaciones más vulnerables, los pobres y los derechos humanos.

Y ahora nos dirigimos a la Virgen María, modelo de perfección evangélica, para que nos ayude a seguir el ejemplo de los nuevos santos.

 

 

 

13/10/2019-18:50
Redacción

Sínodo: La fe en el Espíritu es más fuerte que el miedo al error

(ZENIT — 13 oct. 2019). Con la octava Congregación general, celebrada el sábado 12 de octubre de 2019 por la tarde, concluye la primera de las tres semanas del Sínodo Especial para la Región Panamazónica. El Papa estaba presente en la sala y 166 padres sinodales participaron en la Asamblea, informó Vatican News.

"La centralidad de Cristo para la misión de la Iglesia en la Amazonía" fue uno de los temas tratados en esta 8a Congregación general con la pregunta: ¿cuántos conocen el Evangelio? Central de hecho debe ser el anuncio de la Buena Nueva y no sólo en la Amazonía, sino en todo el mundo. Nunca se evangeliza a sí mismo. Por esta razón, la Iglesia tiene muchos desafíos pastorales y capaces de dar testimonio de la alegría de la evangelización.

 

Reflexión sobre el celibato y el sacerdocio

La propuesta de los viri probati ha vuelto a ser tratada en más de una intervención. En algunas contribuciones se ha evidenciado que la falta de vocaciones no es un problema solo amazónico. Por lo tanto, ¿por qué hacer excepciones exclusivamente para esta región?

Se ha sugerido que se dedique un sínodo específico a este tema. Se ha observado que muchos cristianos dicen que han sido acogidos por las culturas indígenas precisamente por su celibato. Además -se ha dicho- el mundo actual ve el celibato religioso como el último baluarte que debe ser demolido bajo la presión de una cultura hedonista y laicista.

Por lo tanto, es necesario reflexionar cuidadosamente sobre el valor del celibato. Luego están los que han definido como inevitable y deseable para la Amazonía la reflexión sobre nuevos modelos de admisión al sacerdocio. En efecto, para favorecer el envío de sacerdotes de otras diócesis y regiones, se recomienda la propuesta de ordenar a sabios de probada fe religiosa. Tal hipótesis no afectaría a la comunión en la Iglesia, ni socavaría el valor del celibato. Según algunos, representaría un paso decisivo para conseguir un ministerio ordenado no de visita, sino de presencia.

No se trata solo de encontrar respuestas a la falta de vocaciones, sino para expresar una iglesia con una identidad amazónica. Este sínodo, se ha sugerido, debería sentar las bases para un nuevo paso porque la fe en el Espíritu Santo debe ser más fuerte que el miedo a cometer errores.

 

Más mujer, contra todas las formas de clericalismo

El tema de la mujer en la Iglesia volvió a debatirse también en la tarde del sábado, con la presentación de mayor responsabilidad pastoral y participación femenina efectiva, también en el ámbito de toma de decisiones. Fue invocado un discernimiento para el establecimiento del diaconado femenino en la región.

De hecho, hoy las mujeres han adquirido cada vez más espacio en la vida de la comunidad, no sólo como catequistas o madres, sino también como posibles sujetos de nuevos ministerios. Además, la presencia de la mujer, en el signo de la reconciliación y de la alianza, sienta las bases de una Iglesia menos clerical. De hecho, aún hoy el clericalismo en la Iglesia está presente y dificulta el servicio, la fraternidad y la solidaridad.

 

En la escucha del Espíritu Santo, conéctense unos con otros

Un Sínodo en constante escucha del Espíritu Santo. Se ha sugerido que esta actitud siempre debe guiar e inspirar la urgente conversión ecológica necesaria para contrarrestar la destrucción ambiental que amenaza al planeta. La creación está de hecho confiada a nuestro cuidado y la Amazonía es el jardín más bello y vital del planeta. Desgraciadamente, corremos el riesgo de convertir este "paraíso terrenal" en un "infierno" que podría privarnos de su patrimonio indispensable a causa de los incendios.

Caminar juntos significa escuchar "la agonía de la Madre Tierra" y tomar nota de la "violencia del extractivismo etnocida". El llamado de las organizaciones indígenas amazónicas es a revertir el curso para evitar caídas en un acantilado. Todos estamos conectados entre sí. "Buen vivir" no significa lujo y bienestar, sino estar conectado con el prójimo, con la tierra. Hay que rechazar la fragmentación de la existencia humana y condenar la disparidad de las condiciones sociales.

La globalización, aunque ha traído beneficios innegables a la vida de las personas, ha abierto la puerta al capitalismo salvaje y al materialismo que han aumentado el consumismo extremadamente dañino. En el mundo desarrollado, se dice estar pagando a bajo precio los productos que se fabrican al precio de la sangre de los pueblos indígenas. De ahí la llamada a un estilo de vida sencillo, a una conversión ecológica que abarque un comercio más justo en nombre de la justicia y la paz.

 

El rostro indígena de la vida religiosa

Se pidió que se prestara una atención constante al sufrimiento de los pueblos indígenas, cuya existencia en la región el Amazonas es soberano. Descubrir las semillas del verbo en la cultura y la tradición de la región significa reconocer que Cristo ya vive en el pueblo a evangelizar. El Evangelio, en efecto, no es patrimonio exclusivo de una cultura. Este enfoque favorecerá la existencia de una Iglesia indígena y amazónica.

Pidió que se estableciera una nueva estructura regional que fuera un vehículo para las experiencias positivas de trabajo en red adquiridas en la fase presinodal y las novedades inspiradas por el Espíritu durante este Sínodo. También se destacó el precioso ejemplo de la vida consagrada, que en la Amazonía adquiere un rostro indígena. Religiosos y religiosas luchan juntos por los derechos de los pueblos y sienten la llamada a profundizar y combinar cada vez más, a través de la formación continua, la cultura indígena y la espiritualidad cristiana, promoviendo una ecología integral que proteja al hombre y a la naturaleza.

 

 

 

13/10/2019-14:20
Anita Bourdin

Fútbol: El compromiso de los jugadores italianos con los niños enfermos

(ZENIT — 13 octubre 2019).-Los futbolistas del equipo italiano y los líderes de la Federación Italiana de Fútbol fueron recibidos por el Papa Francisco, en presencia de la presidenta del hospital pediátrico del Vaticano "Bambino Gesú", Mariella Enoc, este domingo 13 octubre de 2019, a las 09:00 h, dice Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

El presidente de la Federación Italiana de Fútbol, ??Gabriele Gravina, habló sobre las iniciativas del fútbol italiano "Nazionale" en relación con el "Bambino Gesú", con motivo del 150 aniversario del nacimiento del hospital, y después de la visita del equipo, el pasado jueves 10 de octubre, en todas las áreas del hospital.

El Papa Francisco, que todavía tiene su tarjeta del San Lorenzo Club de Buenos Aires, agradeció a los jugadores por su visita a los niños y enfatizó el valor de "la ternura que todos tenemos, pero que a menudo escondemos" y la "Felicidad" que viene del juego: "¡Incluso con una pelota tela, se hacen milagros!".

Gabriele Gravina afirmó el compromiso de "hacer del equipo un referente de excelencia" desde el punto de vista "técnico", pero también por el "testimonio de sus valores".

El capitán del equipo, Leonardo Bonucci, le dio al Papa Francisco un pergamino que atestigua la donación al hospital de una máquina para detectar células cancerígenas.

El entrenador, Roberto Mancini, por su parte, le ofreció al Papa un camiseta con el número"10? con el nombre de "Bergoglio", y firmado por todos los jugadores.

 

 

 

13/10/2019-14:40
Anita Bourdin

Anglicanos: El Papa saluda a la delegación inglesa en la canonización de Newman

(ZENIT — 13 octubre 2019).- El Papa saluda a la delegación anglicana presente en la misa de canonización del cardenal John Henry Newman, en la Plaza de San Pedro, este domingo 13 de octubre de 2019 y especialmente al nuevo obispo anglicano presente en Roma.

"Dirijo un pensamiento especial a los delegados de la Comunión Anglicana, con profunda gratitud por su presencia y, también le doy la bienvenida, al querido hermano, nuevo obispo aquí en Roma", dijo el Papa Francisco en italiano antes Ángelus.

El Papa también saludó al Presidente italiano Sergio Mattarella y al Príncipe de Gales: "Saludo a las delegaciones oficiales de varios países, en particular al Presidente de la República Italiana y Su Alteza el Príncipe de Gales. De hecho, con su testimonio evangélico, estos santos fomentaron el crecimiento espiritual y social en sus respectivos países".

El Papa saludó a las familias espirituales de los nuevos santos: "Antes de concluir esta celebración eucarística, deseo saludarlos y agradecerles a todos. Agradezco a los hermanos cardenales y los obispos, así como a los sacerdotes, los religiosos y los hombres de todo el mundo, en particular a los que pertenecen a las familias espirituales de los nuevos santos. Saludo a todos los fieles laicos que se han reunido aquí".

El Papa saludó a las personas que siguieron la celebración a través de los diferentes medios, y en particular a los polacos: "Los saludo a todos, queridos peregrinos, así como a los que siguieron esta misa por radio y televisión. Un saludo especial a los fieles de Polonia, que hoy celebran el día del Papa: les agradezco sus oraciones y su afecto constante".

El arzobispo lan Ernest, obispo de Mauricio y ex primado de la Iglesia Anglicana del Océano Índico, se convirtió en el representante personal del Arzobispo de Canterbury ante la Santa Sede y el director del Centro Anglicano en Roma. Asumió el cargo en octubre, después del viaje del papa Francisco a Mauricio.

Recordemos que el cardenal Newman era anglicano antes de abrazar la fe católica, pero nunca dejó de ser estimado y amado por los anglicanos, como testifica La editorial del Príncipe Carlos publicado por L'Osservatore Romano el 12 octubre.

Para el Príncipe Carlos, heredero del trono y como tal futuro líder de la Iglesia Anglicana, la canonización del cardenal John Henry Newman es "una causa de alegría para todos aquellos que aprecian los valores espirituales que inspiraron al cardenal Newman".

 

 

 

13/10/2019-10:14
Isabel Orellana Vilches

Santa Mariam Thresia Mankidiyan recibió los estigmas de la Pasión

Considerada precursora de la Madre Teresa de Calcuta, Thresia nació el 26 de abril de 1876 en Puthenchira, Kerala, India. Le impusieron ese nombre al bautizarla, y después añadió el de Mariam porque fue la respuesta de la Virgen cuando le preguntó cómo debía llamarse.

Era la tercera de cinco hijos de una humilde familia. Podrían haber tenido buenos recursos, pero el abuelo tuvo que hacer frente a cuantiosas dotes para desposar a sus hijos y quedaron en la ruina. Creció con el anhelo de amar a Dios; era tan poderoso que le inducía a abandonar los juegos infantiles para ensimismarse en su presencia. Guiada por su anhelo de imitar a Cristo Redentor, no ahorraba sacrificios.

La intensidad de sus oraciones, ayunos y vigilias nocturnas preocuparon a su madre porque afectaban a su salud; vigilaba su alimentación para que fuera la debida, pero ella se las ingeniaba para dar su comida a otros. Tenía gran devoción por María, solía rezar el rosario varias veces al día y escuchaba misa también diariamente junto a su madre. Tres de sus amigas de la infancia serían las primeras integrantes de su fundación.

A los 12 años perdió a su madre, una mujer de fe y gran corazón que influyó mucho en ella, y eso supuso el fin de su formación académica. Pero su objetivo era llevar una vida de oración y penitencia. Por ello, en 1891 abandonó su casa eligiendo la vida eremítica. Fracasó en su propósito y se insertó en la parroquia. Junto a tres compañeras abrió una fecunda vía caritativa a favor de los pobres y marginados de Kerala. A la par ofrecía sus oraciones y penitencias por la conversión de los pecadores. Engrosó el cáliz de su sacrificio con los despiadados ataques del maligno —a veces fueron legiones de demonios— en un intento de apoderarse de su voluntad con multitud de formas distintas. Quisieron mancillar su pureza, inducirla a desesperación, a renunciar a la penitencia, fue golpeada y herida... No se puede entrar aquí en detalles, pero le asaltaban sin darle tregua a lo largo del día y de la noche, fuera cual fuese su quehacer.

Recibía la gracia para soportar tantos tormentos con mansedumbre y humildad. También acogía con espíritu victimal lo que sobrevenía de lo alto. Porque ella, como el Padre Pío, recibió los estigmas de la Pasión que mantenía celosamente escondidos debajo de la ropa. Sin embargo, hubo otras manifestaciones que no pudo ocultar. De sus levitaciones fueron testigos numerosas personas. En sus frecuentes éxtasis veía a la Sagrada Familia y a otros santos, como Teresa de Jesús.

Dio cuenta de las torturas que padecía a su confesor, el siervo de Dios padre Joseph Vithayathil cuyas indicaciones siguió a rajatabla. Este sacerdote, nacido en 1865 en Ernakulam, Kerala, había recibido la ordenación sacerdotal en 1894, y tras pasar por varias parroquias de la diócesis de Trichur se convirtió en su director espiritual. La acompañó y orientó apostólicamente. En una de sus cartas Thresia le dijo: «Dios dará la vida eterna a los que convierten a los pecadores y los llevan al camino recto».

En un momento dado, el padre Vithayathil informó al obispo de los fenómenos que le sobrevinieron a la beata, hechos que fueron particularmente intensos entre 1902 y 1905, pero que se dilataron hasta 1913. En un primer momento el prelado dudó de la autenticidad de lo que ella exponía, y fue sometida a numerosos exorcismos. En 1903, en medio de este dolorosísimo proceso, confió al vicario apostólico de Trichur su proyecto de crear una casa de retiro y oración. Le sugirieron que ingresase en el convento de las clarisas franciscanas, y después la remitieron a las carmelitas de 011ur. Thresia obedeció, pero se dio cuenta de que ninguno de estos carismas colmaba su inquietud espiritual, que tenía otra vocación. Ésta se orientaba a los moribundos, a quienes ya venía consolando; suplicaba para ellos fortaleza, y buscaba el modo de que murieran en paz.

Cuando el obispo constató que Dios quería suscitar por medio de ella una nueva fundación, le autorizó a ponerla en marcha. En su decisión pesaron los diez años transcurridos desde que comenzó a mantenerla en observación. En todos ellos constató la autenticidad de su vivencia, su visible respuesta llena de paciencia, humildad y obediencia.

El 14 de mayo de 1914 fue erigida canónicamente la Congregación de la Sagrada Familia. El padre Vithayathil fue cofundador de esta Orden religiosa. Thresia murió el 8 de junio de 1926 como resultado de una caída que le produjo una herida en una pierna, lesión que no se pudo controlar y se agravó por su diabetes. Juan Pablo II la beatificó el 9 de abril de 2000. Canonizada por Francisco el 13 de octubre de 2019.

 

 

 

13/10/2019-10:15
Isabel Orellana Vilches

Santa Dulce Lopes Pontes, servidora de pobres y enfermos

María Rita de Souza Brito Lopes Pontes nació en Salvador de Bahía, Brasil, el 26 de mayo de 1914. Era la segunda de cinco hermanos. Su progenitor, Augusto, era dentista y profesor de la facultad de Odontología.

Su madre, Dulce María, murió a los 26 años después de dar a luz a la benjamina. Entonces la futura beata tenía 6. Su padre iba a estar a su lado siempre, animándola y ayudándola en sus iniciativas apostólicas hasta el fin de sus días. Él mismo fue impulsor de importantes obras de acción social. De tres de los hijos habidos en el matrimonio: Augusto, Dulce y María Rita, se hicieron cargo sus tías.

Los tres hermanos tomaron la primera comunión en 1922. Cinco años más tarde, en plena adolescencia, Dulce sintió cómo se despertaba su interés por la vida religiosa. Se adentró en lugares deprimidos de la ciudad junto a una de sus tías y, a partir de entonces, la marginalidad y pobreza que vio a su alrededor le conmovieron poderosamente; tanto que ya no pudo apartarlas de su mente.

Introdujo en sus acciones cotidianas la ayuda a quienes sufrían múltiples carencias, dándole prioridad. Y para ello convirtió el sótano de su casa en un lugar asistencial, que fue sumamente apreciado por los que no tenían recursos para afrontar sus difíciles jornadas. Hacía todo lo que podía para paliar tan graves deficiencias. Les proporcionaba alimentos, ropa, medicinas...

En 1932, después de haber cursado estudios en la Escuela Normal de Bahía, profesó como terciaria franciscana. Se vinculó a este carisma conducida por su director espiritual, el padre Hildebrando Kruthaup, ofm. Tomó el nombre de Lucía. Pero al año siguiene ingresó en el Instituto de lasHermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios. De esta Orden le habían hablado en el convento de Nuestra Señora del Destierro en 1929.

Y al realizar los votos en agosto de 1934, eligió el nombre de Dulce en honor a su madre. Modelo para su vida fue Teresa de Lisieux. Estaba convencida de que debía imitar su conducta: «Creo que soy como el pequeño amor de mi pequeño corazón, que por más amor que tenga es poco para un Dios tan grande [4 A ejemplo de santa Teresita, creo que deben ser agradables al Niño Jesús todos los actos pequeños de amor por menores que sean».

Durante tres meses del año 1934 realizó una intensa actividad apostólica. Fue destinada a Salvador, y en el Hospital Español desempeñó diversos oficios, desde enfermera a portera, y también sacristana. Hizo un curso que la capacitó para la farmacia. Además, impartió clases en el colegio de Santa Bernadete, y trabajó con los obreros de Itapagipe. Con la firme convicción de que «el amor supera todos los obstáculos, todos los sacrificios», no halló barreras para un apostolado admirable, fecundo y eficaz. Luchó en todo momento sin desfallecer por el bien de los desfavorecidos.

Si se pudiera hablar en términos de curriculum, el suyo es impresionante: la fundación de las Hijas de María Siervas de los Pobres, colegios, bibliotecas, uniones obreras católicas, albergues, el colegio San Antonio para hijos de los trabajadores residentes en el barrio de Massaranduba, en Salvador, en el que también se dio formación a los adultos, etc., además de una extraordinaria red hospitalaria, y todo ello hallándose con su capacidad respiratoria al 30% durante los 30 últimos años de su vida. Era, sin duda, la gracia de Dios que la fortalecía y dilataba sus posibilidades de forma constante, sosteniéndola por encima de las penalidades y problemas que se le presentaron.

El origen del St. Anthony's Hospital, que inauguró con 150 camas en 1959, fue el fruto de su tesón, ya que tras poner en marcha el sindicato de trabajadores de San Francisco, en Bahía, se dedicó a recoger a personas enfermas y a darles cobijo en una isla de Salvador de Bahía, en casas que nadie habitaba. Cuando la obligaron a desalojarlas, echó mano de sus arrestos, que le sobraban, y las trasladó a un antiguo mercado de pescado, hasta que los expulsaron de allí. Sin perder jamás la confianza en Dios, condujo al gallinero de su convento a 70 personas enfermas.
Después de su apertura, este hospital llegó a contabilizar 3.000 pacientes diarios. Sus numerosas fundaciones se hallan aglutinadas bajo el nombre de Obras Sociales «Hermana Dulce». En 1979 el cardenal arzobispo de Salvador, Brandáo Vilela, le pidió que abriese fundación en Alagados.

El reconocimiento por su asombrosa labor propició que en 1988 fuese presentada como candidata al Premio Nobel de la Paz. Tuvo el consuelo de encontrarse con Juan Pablo II en dos ocasiones. La primera en julio de 1980, y la segunda en octubre de 1991, cuando se hallaba en el hospital donde permaneció 16 meses. El pontífice, que tan bien conocía el dolor en carne propia, hizo notar: «Este es el sufrimiento de los inocentes. Igual al de Jesús».

Dulce fue una religiosa fidelísima a su regla en momentos en los que en su congregación había quienes propugnaban que aquélla se mitigara. Una mujer de oración, sacrificada y penitente, que difundió entre los pobres, los operarios y los enfermos su amor al Sagrado Corazón de Jesús y a la Inmaculada.

Murió en el convento de San Antonio el 13 de marzo de 1992. El sepelio, realizado en medio de la consternación de la gente que la consideraba Madre de los pobres y ángel bueno de Brasil, fue una explosión de gratitud. Conducida en un coche de bomberos, fue escoltada por los cadetes de la policía militar y seguida por una imponente procesión de 6 km.

Así homenajeaban a la que ya había entrado de forma triunfante en la gloria. Su cuerpo permanece incorrupto. Fue beatificada en Salvador de Bahía por el cardenal Geraldo Majella Agnelo, en representación de Benedicto XVI, el 22 de mayo de 2011. Canonizada el 13 de octubre de 2019 por el Papa Francisco.

 

 

 

13/10/2019-16:16
Isabel Orellana Vilches

Cardenal Newman: "De rodillas y ante la mirada de Dios"

No tengo ninguna inclinación a ser un santo, es cosa triste reconocerlo. Los santos no son hombres de letras, no les encantan los clásicos, no escriben novelas. Puedo estar en el buen camino, pero no es 'el camino elevado'. La gente debe darse cuenta de esto, la mayoría lo percibe. Pero los que están a distancia tienen ideas extrañas sobre mí. Me bastaría con lustrar los zapatos de los santos... si es que san Felipe usa betún, en el cielo.

Esta fue la respuesta que dio John Henry Newman a una mujer que solía escuchar los sermones que pronunciaba en el Oratorio de Londres en 1849 y que lo consideraba ya santo. Esta visión que tenía de sí mismo es la propia de quien buscando a Dios con inocente corazón, lo único que aprecia es su personal indigencia y el asombro permanente ante una inexplicable gracia que se derrama de forma incesante además de quedar sorprendido de que haya alguien que tenga un juicio tan elevado sobre su persona.

Aparte de esto, simplemente decir que un conocedor de la hagiografía habría refutado los comentarios que Newman hacía a esta piadosa señora, ofreciendo de inmediato una pequeña muestra de hombres y mujeres que entonces ya habían alcanzado la gloria de Bernini y que cultivaron el estudio y la buena lectura, siendo maestros de la escritura en la que incluyeron toda clase de géneros.

Pero se comprende lo que bullía en el fondo de su alma. Como incansable perseguidor de la verdad con mayúsculas lo que iba hallando de ella siempre aparecía envuelto en la insatisfacción. Y ese 'camino elevado', al que aludía, que ha pervivido dentro de los grandes místicos, teñía su horizonte vital cual llama inextinguible a la que se dirigió sin darse tregua. Cuando comenzó a escribir sus Escritos autobiográficos en 1859 advirtió que lo hacía de rodillas y ante la mirada de Dios, de modo que el itinerario que en ella describe muestra soledad, dudas, vacíos, oscuridad, vacilación... una alegría sostenida ante una resolución altamente costosa, en la que hubo coherencia, rigor, honestidad. Un hombre partido en dos en muchos sentidos porque la vida se bifurca cuando se trata de elegir en conciencia, como hizo él.

Guarda ciertas semejanzas con Edith Stein y no solo en su pasión por la búsqueda de la verdad. Ambos tenían ya cierta edad cuando dieron otro rumbo a su existencia sin que con ello sofocasen la historia que tenían detrás porque el presente se amasa sobre un pasado en cierto modo irrenunciable. La judía Edith dio el paso al catolicismo y Newman hizo lo propio desde el anglicanismo. Pero mantuvieron vivas las enseñanzas que habían recibido. En ese camino de discernimiento que desembocó en un nuevo compromiso, los dos sufrieron la incomprensión de sus familias, padecieron el dolor de tener que abandonar a los suyos, el llanto de la separación, las incomprensiones, las críticas... Eran personas de gran talla intelectual. Poseían esa sensibilidad que disculpa pero que no es ciega a realidades que lejos de la caridad hacen sufrir de forma especial. No fueron acogidos fácilmente en sus respectivas comunidades. Tuvieron que hacer ciertos esfuerzos para hacerse con hábitos que siendo usuales para otros a ellos les exigía íntimas renuncias... Son breves pinceladas de dos seres que no miraron atrás sopesando el costo que debían pagar. Edith dio su vida junto a su hermana por su pueblo judío en el campo de concentración.

Newman, aunque lo hubiese deseado, no pudo dejar de tener presente hasta el fin de donde provenía. Se lo recordaban de un lado y de otro: católicos y anglicanos. No tengo ningún amigo en Roma. He trabajado en Inglaterra, donde han tergiversado mis actitudes me han desacreditado y me han despreciado. He trabajo en Irlanda, siempre con la puerta cerrada delante de mí. En efecto, como una pelota de ping pong su nombre estaba siempre en boca de todos y no siempre para bien. Con su gran sentido del humor, en un momento dado hizo notar: Tened por cierto que hay tantas posibilidades de que vuelva al Anglicanismo como de que me convierta en el gigante irlandés o el rey de bastos. Ya llevaba décadas de lucha, de hallarse bajo sospecha, de verse traicionado, puesto constantemente a prueba, ridiculizado... Una persona de su valía, formado a conciencia, había sido capaz de renunciar a sus propias ideas y de no buscar notoriedad a nada de lo que hizo, que no fue poco.

De rodillas y ante Dios vivió y murió sin duda alguna, dejando tras de sí un reguero de virtud que supieron apreciar en la parroquia, en los oratorios de san Felipe Neri (comunidad filipense a la que se vinculó), que puso en marcha en su país natal, alumnos, amigos, vecinos... Sumamente atento y delicado con todos, fueron las gentes llanas, esas que desconocen las escuálidas razones, las que supieron agradecer su labor y tener una palabra amable dispuesta para él. Una gran mayoría, admirándole a distancia, no fueron capaces de acogerle como mereció y eso aconteció no solo en la Iglesia católica y en la anglicana, sino en otros estamentos en los que se movió. León XIII que reconocía la trayectoria humana y espiritual de Newman, en 1879 lo designó cardenal. Entonces muchos compatriotas, entre los que se encontraban personas que le dieron la espalda, vivieron con orgullo ese momento.

En 1859 había escrito: «Los ancianos son tan poco flexibles, tan enjutos, tan anémicos en sus almas como en sus cuerpos, excepto en la medida en que la gracia de Dios penetra en ellos y los ablanda. Cada vez admiro más a los santos ancianos... Oh Felipe, consígueme una pequeña porción de tu fervor. Vivo cada vez más en el pasado, y con la esperanza de que el pasado pueda revivir en el futuro. Dios mío, ¿cuándo aprenderé que estoy tan abandonado del mundo que, aunque quisiera hacer amistad con él, él no querrá tratos conmigo?». El 11 de agosto de 1890 tras entregar su alma a Dios hallaría en Él definitivamente el descanso y sosiego que persiguió a lo largo de su existencia. Por fin se encontraría con la Verdad cara a cara.

 

 

 

13/10/2019-17:59
Redacción

Santa Margarita Bays: Laica, catequista y apóstol de la oración

Margarita Bays, laica de la Tercera Orden Seglar de san Francisco, catequista y apóstol de la oración, estigmatizada, pasó su vida en un ambiente familiar humilde y sencillo, dedicada a tareas del hogar y a la costura, a la vez que cuidaba la formación de la niñez y juventud y atendía a pobres y enfermos.

El 29 de octubre de 1995, Juan Pablo II la beatificó junto a otras dos hijas espirituales de san Francisco: María Bernarda Bütler (cf. 19 de mayo), y María Teresa Sherer (cf. 16 de junio).
Margarita Bays nació en La Pierraz, parroquia de Siviriez (Friburgo de Suiza), el 8 de septiembre de 1815. Sus padres eran agricultores y buenos cristianos. A los 15 años aprendió el oficio de modista, que ejerció a domicilio y en las familias vecinas. Desde muy joven recibió como don del Espíritu Santo un gran amor a la oración: dejaba a menudo los juegos y los amigos para retirarse a su habitación a orar. Pasó su vida en la familia, dedicada a las tareas domésticas y a la costura, creando una atmósfera de buen humor y de paz entre sus tres hermanos y sus tres hermanas. Cuando se casó su hermano mayor, sufrió la hostilidad de su cuñada, que le reñía por el tiempo que pasaba en oración.

En la parroquia fue modelo de laica, llena de celo; dedicó su tiempo libre a un apostolado activo entre los niños, a los que enseñaba el catecismo de acuerdo con su edad, formándolos en la vida moral y religiosa personal. Preparaba con gran solicitud a las muchachas para su futura misión de esposas y madres; visitaba infatigablemente a los enfermos y moribundos. Los pobres hallaban en ella a una amiga fiel, llena de bondad. Introdujo en la parroquia las Obras misionales y contribuyó a difundir la prensa católica. Se hizo incansable apóstol de la oración, consciente de su importancia vital para todo cristiano. Amaba profundamente a Jesús eucaristía y a la Virgen. Vivía continuamente en la presencia de Dios.

A los 35 años le sobrevino un cáncer en el intestino, que los médicos no lograron detener. Margarita pidió a la Virgen le cambiase estos dolores por otros que le permitieran participar más directamente en la pasión de Cristo. El 8 de diciembre de 1854, en el momento en que el Papa Pío IX proclamaba en Roma el dogma de la Inmaculada Concepción, le sobrevino una enfermedad misteriosa que la inmovilizaba en éxtasis todos los viernes, mientras revivía en el espíritu y en el cuerpo los sufrimientos de Jesús, desde Getsemaní hasta el Calvario. Recibió al mismo tiempo los estigmas de la crucifixión, que disimulaba celosamente a los ojos de los curiosos.

En los últimos años de su vida el dolor se hizo más intenso, pero lo soportó sin un lamento, abandonándose totalmente a la voluntad del Señor. Murió, según su deseo, en la fiesta del Sagrado Corazón, el viernes 27 de junio de 1879, a las tres de la tarde.

 

© L'Osservatore Romano

 

 

 

13/10/2019-18:10
Redacción

Giuseppina Vannini: Una dedicación continua y silenciosa a los enfermos

Nació en Roma; y se llamaba Judith Adelaida Vannini, y pronto quedó huerfana de padre y madre. Judit ingresó en el orfanato de las Hijas de la Caridad. Obtuvo el título de maestra de asilo y el trato que tuvo, siendo todavía joven, con las Hijas de la Caridad, la inclinó hacia la vida religiosa, e inició el noviciado en el convento de Siena de las Hijas de la Caridad en 1884, pero no pudo continuarlo por falta de salud. Probó nuevamente pero tuvo que salir en 1888 por no conseguir adaptarse a sus exigencias.

Pero su vocación se concretó en el encuentro que tuvo con el beato padre Luis Tezza en Roma en 1891 con quien se entrevista por primera vez, para pedirle consejo espiritual acerca de su vocación. Hacía poco que el padre Tezza había recibido el encargo de refundar las terciarias camilianas, y lo propone a Judit. Ella le responde que, aunque no se siente capaz, confía en Dios.

En el carácter de Judit era el indicado para una fundadora: mujer de oración y sacrificio, segura de sí misma y de su vocación. Solicitadas las pertinentes autorizaciones del superior de los Camilianos, Judit, con dos compañeras, formaron el núcleo de la nueva fundación de la Congregación de Hijas de San Camilo, para servir a los enfermos. El 2 de febrero de 1892, celebración de la conversión de san Camilo, en la sala-santuario donde murió el santo, nació la nueva familia camiliana con la imposición del escapulario, y ya en marzo Judit, que tomó el nombre de Giuseppina, recibió el hábito religioso y fue nombrada superiora. Cofundadora de la Congregación de las Hijas de San Camilo dedicadas a la atención de los enfermos (1892).

Las Reglas son redactadas por el padre Luis Tezza, y la finalidad es la "asistencia a los enfermos, incluso en sus domicilios". El instituto, en medio de una gran pobreza, crece inmediatamente, a fin de ese mismo año son ya 14 las religiosas, el año siguiente fundan fuera de Roma, en Cremona, y continúa el crecimiento. Sin embargo el primer gran escollo viene de parte del papa León XIII, que había decidido no aceptar más fundaciones en Roma, y niega dos veces la autorización al P. Tezza. La congregación parece que queda obligada a dejar Roma; sin embargo, convertida en Pía Asociación, pueden permanecer.

Una nueva prueba vendrá de la mano de calumnias que se alzan hacia la relación entre el P. Tezza y las religiosas, especialmente con la beata Josefina. Sin ninguna investigación, el cardenal protector de la Pía Asociación quita al P. Tezza el permiso de confesar a las hermanas, y le prohibe todo contacto con ellas.

Con gran fortaleza espiritual, la fundadora prosigue adelante con la obra, e incluso crece en esos años ampliándose por toda Italia y Argentina. El 21 de junio 1909, después de tantas resistencias, obtiene por fin el Decreto de erección del Instituto en Congregación Religiosa bajo el nombre de "Hijas de San Camilo". La vida de Josefina no está marcada por ningún hecho extraordinario. Fue, más bien, una dedicación continua, silenciosa y personal a la congregación. Murió en Roma y fue beatificada, también en Roma, el 19 de octubre de 1994 por san Juan Pablo II.

 

 

 

13/10/2019-18:55
Isabel Orellana Vilches

Santo Domingo Lorigado, 14 de octubre

«Eremita, conocido por sus extremas penitencias ofrecidas a Dios con sentido purgante. Las inició llevado por el impacto de las sospechas de dolo que recayeron sobre su ordenación sacerdotal, y en el que se implicaron sus padres»

Las fuentes que permiten conocer algo de la vida de Domingo se encuentran en el Acta Sanctorum de san Pedro Damián. Era un clérigo camaldulense, que eligió el apartado entorno de la montaña para llevar una vida penitencial junto a otros ermitaños. Ayuno, mortificaciones, silencio y trabajo fueron cadencias de una oración que elevó a Dios sin desmayo con un sentido purgante que abarcaba, junto a la aflicción por sí mismo, a los demás. Esto último es de los pocos hechos a los que se puede dar credibilidad. Porque los ascendentes de este santo están envueltos en elucubraciones; no vienen fundamentadas; son intentos de fijar lo que en modo alguno puede ser contrastado, y, por tanto, vanos. Así, como lugar de nacimiento de Domingo se barajan Cagli, Cantiano, Luceoli... Nada se sabe de ello a ciencia cierta. Es de suponer que pudo ver la luz en un lugar fronterizo entre Las Marcas y la Umbría, escenario de su vida penitencial, a finales del siglo X.

Por san Pedro Damián que, después del óbito del santo monje, se ocupó de plasmar seguramente la parte que mejor conocía y que más le impactó de él, sabemos de su excelso sentido del honor y la dignidad que marcó toda su existencia al punto de consagrarse a extremas y severísimas disciplinas expiando una falta que no cometió. El hecho se produjo cuando tenía edad para ser ordenado sacerdote, y sus padres, que aspiraban a conseguirle un futuro prometedor en la Iglesia, parece que pusieron las bases nada menos que con un pecado de simonía para obtener del obispo su ordenación sacerdotal mediante el obsequio de una piel de cabra. Conmocionado por este hecho doloso, del que tuvo noticia después, Domingo no consintió celebrar la santa misa, ni ejercer la misión pastoral que le hubiera correspondido dada su condición sacerdotal adquirida entre los años 1015 y 1020. Las dudas sobre su ordenación efectuada sobre este presupuesto de barro pesaron como una losa sobre él; al menos lo hizo la sospecha que recaía sobre el sacramento, o así lo entendió. Y la única salida que vio fue purgar este pecado de los suyos con un grado altísimo penitencial en la vida monástica.

En la región de Umbría se hallaba entonces un notable eremita, Juan de Montefeltro, que presidía una comunidad de camaldulenses de Luceoli formada por dieciocho monjes. Domingo fue a su encuentro y solicitó que lo acogieran. Obtenida esta petición, durante un tiempo convivió con ellos sin vacilar ante el rigor que se había impuesto. Extremado en la austeridad y en las mortificaciones iba bastante más lejos que sus compañeros, a los que debía satisfacer la ya de por sí severa existencia que llevaban. Se revistió con una especie de cota (lóriga; de ahí el sobrenombre de «lorigado») compuesta de hierro y puntas aceradas, de la que nunca se desprendió excepto para aplicarse las disciplinas (azotes). No es difícil imaginar lo que pudo suponer llevar tal cilicio durante un cuarto de siglo, como hizo él. La flagelación era tan virulenta y continua que mudó hasta el color natural de su piel, de tanto quedar impregnada de sangre.

En torno a 1043 los dejó para unirse a los benedictinos del monasterio de Fonte Avellana, dependiente de la diócesis de Gubbio. San Pedro Damián, que estaba al frente del mismo en ese momento, pronto quedó conmovido por la vehemencia de su oración, austeridad y dureza de los castigos penales que se infligía. Y es que, además de vestir la coraza, encadenaba sus miembros, y de esa guisa continuaba orando con los brazos en cruz mientras recitaba el Salterio, con la única medida que le permitía su resistencia, que no era poca. Así engarzaba muchas veces las noches con el día. Sometido al ayuno, solo se alimentaba con pan, agua y algunas hierbas, ya que si caía en sus manos otra clase de alimentos los distribuía entre los enfermos y los pobres; ni siquiera se permitía el mínimo descanso, y cuando lo hacía, vencido su aguante, por lo general dormía sobre las rodillas. Pareciéndole poco los excesos que realizaba, aún solicitaba a su confesor que le impusiera penitencia. Era frecuente verle absorto en la contemplación, y siempre respondía con concisión y rigor a las preguntas que le formulaban del tipo que fueran. Estaba agraciado con el don de lágrimas, que vertía movido por su intensa aflicción por sus pecados y los ajenos.

En 1049 Pedro Damián lo puso al frente de la ermita de la Santísima Trinidad, erigida por él en Monte San Vicino (actual Apiro, Macerata). Nunca presidió como prior el monasterio de santa María di Sitria, como alguien ha sostenido. Lo que sí sucedió es que regresó a Fonte Avellana por poco tiempo; breve fue también su permanencia en san Emiliano in Congiuntoli. Así que se puede afirmar que prácticamente pasó el resto de su vida en la Santísima Trinidad donde se hallaba el año 1059. Como era previsible, la cruda reparación que llevaba a cabo, incluidos los ayunos, le afectaron gravemente y murió el 14 de octubre de 1060, justamente cuando sus hermanos se disponían a cantar la prima, después de haber tenido la gracia de rezar junto ellos. A finales del año siguiente Pedro Damián redactó la mencionada biografía por sugerencia del pontífice Alejandro II. Entonces, la fama de santidad de Domingo, y el impacto de sus durísimas penitencias y mortificaciones, llevadas en el silencio oferente de una sencilla celda, habían atravesado los muros del convento.