Servicio diario - 03 de enero de 2020


 

Francisco a los enfermos: La Iglesia desea ser "la 'posada' del Buen Samaritano"
Larissa I López

Argentina: La Comisión Episcopal de Pastoral Social pide saldar la deuda social
Redacción

Comunión y Liberación: Presentación del Reglamento sobre protección de menores
Larissa I López

Estados Unidos: Semana Nacional de la Migración, "una Iglesia y un Mundo para Todos"
Redacción

Panamá: Renovación del CELAM y creación de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana
Larissa I López

Estados Unidos: Francisco acepta la renuncia del obispo auxiliar para los Servicios Militares
Redacción

Padre Antonio Rivero: «¿,Qué aprender de los Magos de Oriente?»
Antonio Rivero

San Manuel González García, 4 de enero
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

03/01/2020-11:44
Larissa I. López

Francisco a los enfermos: La Iglesia desea ser "la 'posada' del Buen Samaritano"

(ZENIT — 3 enero 2019).- "La Iglesia desea ser cada vez más —y lo mejor que pueda—la "posada" del Buen Samaritano que es Cristo (cf. Le 10,34), es decir, la casa en la que podéis encontrar su gracia, que se expresa en la familiaridad, en la acogida y en el consuelo", dice el Papa Francisco a los enfermos.

Con motivo de la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra el 11 de febrero, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha publicado hoy, 3 de enero de 2020, el Mensaje del Santo Padre para la ocasión.

 

"Curar al cuidar"

En primer lugar, el Papa indica que en la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, "Jesús dirige una invitación a los enfermos y a los oprimidos, a los pobres que saben que dependen completamente de Dios y que, heridos por el peso de la prueba, necesitan ser curados". El Pontífice explica también que Jesús nutre estos sentimientos porque "él mismo se hizo débil, vivió la experiencia humana del sufrimiento y recibió a su vez consuelo del Padre" y "solo quien vive en primera persona esta experiencia sabrá ser consuelo para otros".

Asimismo, alude las formas graves de sufrimiento (enfermedades incurables y crónicas, patologías psíquicas, las que necesitan rehabilitación o cuidados paliativos, las diversas discapacidades, las enfermedades de la infancia y de la vejez...) y resalta cómo en estas circunstancias a veces existe falta de "humanidad" y "resulta necesario personalizar el modo de acercarse al enfermo, añadiendo al curar el cuidar, para una recuperación humana integral".

En este sentido, recuerda que en la enfermedad está comprometida no solo la integridad física de la persona, "sino también sus dimensiones relacionales, intelectiva, afectiva y espiritual". Por eso, "además de los tratamientos espera recibir apoyo, solicitud, atención... en definitiva, amor".

 

Acudir a Jesús

Después, el Obispo de Roma describe la importancia de acudir a Jesús, para encontrar "la fuerza para afrontar las inquietudes y las preguntas que surgen en vosotros, en esta `noche' del cuerpo y del espíritu".

También agrega que la Iglesia pretende ser una casa donde "podréis encontrar personas que, curadas por la misericordia de Dios en su fragilidad, sabrán ayudaros a llevar la cruz haciendo de las propias heridas claraboyas a través de las cuales se pueda mirar el horizonte más allá de la enfermedad, y recibir luz y aire puro para vuestra vida".

 

Defender la dignidad de la vida

En su mensaje, el Papa Francisco se refiere, asimismo, al rol de los agentes sanitarios, invitándoles a que, en cada acción con los pacientes, el sustantivo "persona" siempre esté "antes del adjetivo 'enferma', de manera que su trabajo "tenga constantemente presente la dignidad y la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad sea irreversible".

"En cualquier caso, vuestra profesionalidad, animada por la caridad cristiana, será el mejor servicio al verdadero derecho humano, el derecho a la vida. Aunque a veces no podáis curar al enfermo, sí que podéis siempre cuidar de él con gestos y procedimientos que le den alivio y consuelo", remarca.

 

Acceso a los cuidados para todos

Finalmente, el Santo Padre dirige un pensamiento a los hermanos y hermanas en todo el mundo que, debido a la pobreza, no tienen acceso a los tratamientos que necesitan, realizando un llamado a las instituciones sanitarias y a los Gobiernos de todos los países: "a fin de que no desatiendan la justicia social, considerando solamente el aspecto económico. Deseo que, aunando los principios de solidaridad y subsidiariedad, se coopere para que todos tengan acceso a los cuidados adecuados para la salvaguardia y la recuperación de la salud".

Además, agradece la labor de los voluntarios "que se ponen al servicio de los enfermos, que suplen en muchos casos carencias estructurales y reflejan, con gestos de ternura y de cercanía, la imagen de Cristo Buen Samaritano".

A continuación sigue el mensaje completo del Papa Francisco.

***

 

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11,28)

Queridos hermanos y hermanas:

1. Las palabras que pronuncia Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11,28) indican el camino misterioso de la gracia que se revela a los sencillos y que ofrece alivio a quienes están cansados y fatigados. Estas palabras expresan la solidaridad del Hijo del hombre, Jesucristo, ante una humanidad afligida y que sufre. ¡Cuántas personas padecen en el cuerpo y en el espíritu! Jesús dice a todos que acudan a Él, «venid a mí», y les promete alivio y consuelo. «Cuando Jesús dice esto, tiene ante sus ojos a las personas que encuentra todos los días por los caminos de Galilea: mucha gente sencilla, pobres, enfermos, pecadores, marginados... del peso de la ley del sistema social opresivo... Esta gente lo ha seguido siempre para escuchar su palabra, ¡una palabra que daba esperanza!» ( Ángelus, 6 julio 2014).

En la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, Jesús dirige una invitación a los enfermos y a los oprimidos, a los pobres que saben que dependen completamente de Dios y que, heridos por el peso de la prueba, necesitan ser curados. Jesucristo, a quien siente angustia por su propia situación de fragilidad, dolor y debilidad, no impone leyes, sino que ofrece su misericordia, es decir, su persona salvadora. Jesús mira la humanidad herida. Tiene ojos que ven, que se dan cuenta, porque miran profundamente, no corren indiferentes, sino que se detienen y abrazan a todo el hombre, a cada hombre en su condición de salud, sin descartar a nadie, e invita a cada uno a entrar en su vida para experimentar la ternura.

2. ¿Por qué Jesucristo nutre estos sentimientos? Porque él mismo se hizo débil, vivió la experiencia humana del sufrimiento y recibió a su vez consuelo del Padre. Efectivamente, sólo quien vive en primera persona esta experiencia sabrá ser consuelo para otros. Las formas graves de sufrimiento son varias: enfermedades incurables y crónicas, patologías psíquicas, las que necesitan rehabilitación o cuidados paliativos, las diversas discapacidades, las enfermedades de la infancia y de la vejez... En estas circunstancias, a veces se percibe una carencia de humanidad y, por eso, resulta necesario personalizar el modo de acercarse al enfermo, añadiendo al curar el cuidar, para una recuperación humana integral. Durante la enfermedad, la persona siente que está comprometida no sólo su integridad física, sino también sus dimensiones relacionales, intelectiva, afectiva y espiritual; por eso, además de los tratamientos espera recibir apoyo, solicitud, atención... en definitiva, amor. Por otra parte, junto al enfermo hay una familia que sufre, y a su vez pide consuelo y cercanía.

3. Queridos hermanos y hermanas enfermos: A causa de la enfermedad, estáis de modo particular entre quienes, "cansados y agobiados", atraen la mirada y el corazón de Jesús. De ahí viene la luz para vuestros momentos de oscuridad, la esperanza para vuestro desconsuelo. Jesús os invita a acudir a Él: «Venid». En Él, efectivamente, encontraréis la fuerza para afrontar las inquietudes y las preguntas que surgen en vosotros, en esta "noche" del cuerpo y del espíritu. Sí, Cristo no nos ha dado recetas, sino que con su pasión, muerte y resurrección nos libera de la opresión del mal.

En esta condición, ciertamente, necesitáis un lugar para restableceros. La Iglesia desea ser cada vez más —y lo mejor que pueda— la "posada" del Buen Samaritano que es Cristo (cf. Lc 10,34), es decir, la casa en la que podéis encontrar su gracia, que se expresa en la familiaridad, en la acogida y en el consuelo. En esta casa, podréis encontrar personas que, curadas por la misericordia de Dios en su fragilidad, sabrán ayudaros a llevar la cruz haciendo de las propias heridas claraboyas a través de las cuales se pueda mirar el horizonte más allá de la enfermedad, y recibir luz y aire puro para vuestra vida.

En esta tarea de procurar alivio a los hermanos enfermos se sitúa el servicio de los agentes sanitarios, médicos, enfermeros, personal sanitario y administrativo, auxiliares y voluntarios que actúan con competencia haciendo sentir la presencia de Cristo, que ofrece consuelo y se hace cargo de la persona enferma curando sus heridas. Sin embargo, ellos son también hombres y mujeres con sus fragilidades y sus enfermedades. Para ellos valen especialmente estas palabras: «Una vez recibido el alivio y el consuelo de Cristo, estamos llamados a su vez a convertirnos en descanso y consuelo para los hermanos, con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro» ( Ángelus, 6 julio 2014).

4. Queridos agentes sanitarios: Cada intervención de diagnóstico, preventiva, terapéutica, de investigación, cada tratamiento o rehabilitación se dirige a la persona enferma, donde el sustantivo "persona" siempre está antes del adjetivo "enferma". Por lo tanto, que vuestra acción tenga constantemente presente la dignidad y la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad sea irreversible.

En la experiencia del límite y del posible fracaso de la ciencia médica frente a casos clínicos cada vez más problemáticos y a diagnósticos infaustos, estáis llamados a abriros a la dimensión trascendente, que puede daros el sentido pleno de vuestra profesión. Recordemos que la vida es sagrada y pertenece a Dios, por lo tanto, es inviolable y no se puede disponer de ella (cf. Instr. Donum vitae, 5; Carta enc. Evangelium vitae, 29-53). La vida debe ser acogida, tutelada, respetada y servida desde que surge hasta que termina: lo requieren simultáneamente tanto la razón como la fe en Dios, autor de la vida. En ciertos casos, la objeción de conciencia es para vosotros una elección necesaria para ser coherentes con este "sí" a la vida y a la persona. En cualquier caso, vuestra profesionalidad, animada por la caridad cristiana, será el mejor servicio al verdadero derecho humano, el derecho a la vida. Aunque a veces no podáis curar al enfermo, sí que podéis siempre cuidar de él con gestos y procedimientos que le den alivio y consuelo.

Lamentablemente, en algunos contextos de guerra y de conflicto violento, el personal sanitario y los centros que se ocupan de dar acogida y asistencia a los enfermos están en el punto de mira. En algunas zonas, el poder político también pretende manipular la asistencia médica a su favor, limitando la justa autonomía de la profesión sanitaria. En realidad, atacar a aquellos que se dedican al servicio de los miembros del cuerpo social que sufren no beneficia a nadie.

5. En esta XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, pienso en los numerosos hermanos y hermanas que, en todo el mundo, no tienen la posibilidad de acceder a los tratamientos, porque viven en la pobreza. Me dirijo, por lo tanto, a las instituciones sanitarias y a los Gobiernos de todos los países del mundo, a fin de que no desatiendan la justicia social, considerando solamente el aspecto económico. Deseo que, aunando los principios de solidaridad y subsidiariedad, se coopere para que todos tengan acceso a los cuidados adecuados para la salvaguardia y la recuperación de la salud. Agradezco de corazón a los voluntarios que se ponen al servicio de los enfermos, que suplen en muchos casos carencias estructurales y reflejan, con gestos de ternura y de cercanía, la imagen de Cristo Buen Samaritano.

Encomiendo a la Virgen María, Salud de los enfermos, a todas las personas que están llevando el peso de la enfermedad, así como a sus familias y a los agentes sanitarios. A todos, con afecto, les aseguro mi cercanía en la oración y les imparto de corazón la Bendición Apostólica.

Vaticano, 3 de enero de 2020,

Memoria del Santísimo Nombre de Jesús

 

FRANCISCO

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

03/01/2020-17:20
Redacción

Argentina: La Comisión Episcopal de Pastoral Social pide saldar la deuda social

(ZENIT — 3 enero 2020)-. "En nuestra Patria se presenta hoy el renovado desafío de atender la deuda pública, pero sobre todo las deudas sociales", como un paso imprescindible que "pueda honrar sus compromisos con la deuda externa privilegiando la protección de los más vulnerables".

Con estas palabras, en su primer mensaje del año, titulado "La deuda externa y las deudas sociales" y difundido por la agencia informativa católica AICA, la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPAS) pidió priorizar la atención de la deuda social antes que la deuda externa.

 

Laudato Si'

En línea con la Encíclica del Papa Francisco Laudato Si', la CEPAS apunta como algo necesario el "corregir los modelos de crecimiento que son incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente, la acogida de la vida, el cuidado de la familia, la equidad social, la dignidad de los trabajadores, los derechos de las generaciones futuras".

Así, ahora en Argentina se presenta "el dilema de pagar sobre el hambre y la miseria de millones de compatriotas o buscar un camino que, sin dejar de honrar las deudas, anteponga el crecimiento de la economía, el equilibrio de las cuentas públicas y la atención de los más necesitados antes de hacer frente a los compromisos de la deuda".

 

Problema ético

"La deuda social es la gran deuda de los argentinos, no se trata solamente de un problema económico o estadístico. Detrás de las estadísticas hay rostros e historias de sufrimiento y lucha por sobrevivir. Es principalmente un problema ético que nos afecta en nuestra dignidad más esencial", añade el citado mensaje.

En este sentido, la comisión manifiesta que, "pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de una vida decorosa para todos".

Por ello, continúa, "deseamos que al abordar el tema de la deuda externa, nuestra Patria se asuma como protagonista de su propia suerte para definir el propio desarrollo cultural, civil, social y económico, de modo de poder construir y afianzar un modelo que tenga como eje central la producción y el trabajo".

 

Cultura política solidaria

Para ello "es necesario promover una nueva cultura política solidaria tanto en lo interno como en el ámbito de la cooperación internacional", pues "el endeudamiento ha sido utilizado por los organismos internacionales para imponer un modelo económico y cultural que ha incrementado la pobreza, el desempleo y la desigualdad social, al mismo tiempo que ha contribuido a la explotación y el abuso de nuestra casa común".

Finalmente, en el mensaje se insta a profundizar en acciones "que se sustenten en la ética de la solidaridad, de la educación y el diálogo social, anteponiendo el encuentro sectorial, el trabajo argentino, la dignidad de las familias y el crecimiento económico. Un modelo basado en la producción y en la economía social, como condiciones imprescindibles para una economía con rostro humano (...)".

 

 

 

03/01/2020-17:59
Larissa I. López

Comunión y Liberación: Presentación del Reglamento sobre protección de menores

(ZENIT — 3 enero 2020)-. El presidente de Comunión y Liberación, Julián Carrón, presenta, a través de una carta fechada el 2 de enero de 2020, el nuevo Reglamento aprobado por la Fraternidad sobre protección de menores y personas vulnerables.

Este documento surge como respuesta a las indicaciones del Papa Francisco y el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida sobre este tema e incluye instrumentos para "no mirar a otro lado" ante las heridas que afligen también a la Iglesia.

En la misiva, el padre Carrón remite a las palabras del Papa Francisco, quien indica que vivimos un verdadero "cambio de época" que se hace patente en la "mutación radical en las relaciones entre las personas, en la sociedad y en las instituciones".

Estos cambios suponen "una gran provocación a no dar nada por descontado" y obliga a preguntarse sobre "cuál es nuestra esperanza», "qué nos permite levantarnos la mañana, ir a trabajar, amar, no escandalizarnos de nuestros límites, afrontar la vida sin miedo y sin violencia en las relaciones". Además, el padre Carrión señala que "estamos llamados a un salto de autoconciencia».

 

El drama de los abusos

En este contexto, continúa el texto, "ha surgido con una fuerza y una evidencia hasta ayer desconocidas el drama de los abusos a menores que, por desgracia, ha implicado también a personas dentro del ámbito de la Iglesia".

Asimismo, el presidente de esta fraternidad, destaca como el Papa Francisco, en continuidad con Benedicto XVI, "ha abordado el problema de frente, pidiendo a toda la realidad de la Iglesia no mirar para otro lado ante esta terrible herida".

En esta línea, remarca también que para que estos casos no vuelvan a suceder, "se necesita una continua y profunda conversión de los corazones, acompañada de acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia, de modo que la santidad personal y el compromiso moral contribuyan a promover la plena credibilidad del anuncio evangélico y la eficacia de la misión de la Iglesia".

 

El Reglamento

Por todo ello, y ante la petición del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, de que todas las asociaciones y movimientos elaboren sus propios reglamentos en lo referente a esta materia "como ayuda para afrontar este tema con mayor conciencia", Carrón señala que en los últimos meses la fraternidad de Comunidad y Liberación ha trabajado en este aspecto "partiendo de la originalidad de la experiencia del carisma que se nos ha donado".

Como resultado, existe ahora el Reglamento elaborado por la comunidad, disponible en distintas lenguas en la página web del movimiento www.clonline.org, junto con las indicaciones sobre la composición, las funciones y las modalidades de contacto de la Comisión, a la cual se podrá dirigir para eventuales informes o peticiones de ayuda.

 

Cauce de encuentro con Cristo

El padre Julián Carrón concluye la carta pidiendo sustento mutuo "con el testimonio recíproco para que esta circunstancia no haga desaparecer la pasión por comunicar a Cristo, haciendo resplandecer Su belleza ante tantos jóvenes que buscan, a veces a tientas, algo que responda a sus exigencias más humanas".

Y desea que al respetar su vida, que es "sagrada", "cada uno de nosotros pueda convertirse en cauce del encuentro con Cristo, 'camino, verdad y vida".

 

 

 

03/01/2020-16:06
Redacción

Estados Unidos: Semana Nacional de la Migración, "una Iglesia y un Mundo para Todos"

(ZENIT — 3 enero 2020)-. El Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos dio a conocer, a través de una nota que, del 5 al 11 de enero de 2020, se celebrará la Semana Nacional de la Migración, bajo el título, "Promoviendo una Iglesia y un Mundo para Todos".

"Durante casi medio siglo, la Semana Nacional de Migración se ha celebrado en Estados Unidos para resaltar la situación de los inmigrantes y refugiados y unirse en oración para acompañarlos", indica la citada nota. El tema para la celebración de este año, pretende reflejar a la Iglesia como un lugar acogedor para todos los hijos de Dios.

El comunicado subraya que a nivel mundial existen más de 70 millones de personas que han sido forzosamente desplazadas de sus hogares debido a inestabilidad política, violencia y dificultades económicas. En este sentido, el Papa Francisco "ha desafiado a las personas a contrarrestar la cultura de 'indiferencia' que ha llevado a la ignorancia de los pobres y marginados, y de aquellos que luchan por encontrar una vida mejor", explica el texto.

 

Palabras de Mons. Dorsonville

Mons. Mario E. Dorsonville, obispo auxiliar de Washington y presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, ha destacado que "como un principio fundador de nuestro país, nosotros siempre hemos acogido a los inmigrantes y refugiados, y a través de los servicios sociales y las buenas obras de la Iglesia hemos acompañado a nuestros hermanos y hermanas en su integración a la vida diaria en Estados Unidos".

Y agregó que la Semana Nacional de la Migración constituye "una oportunidad para que la Iglesia se una en oración y viva la visión del Santo Padre de dar la bienvenida a los inmigrantes y refugiados a nuestras comunidades y brindar oportunidades que los ayuden a ellos y a todas las personas de buena voluntad a prosperar.

 

 

 

03/01/2020-13:48
Larissa I. López

Panamá: Renovación del CELAM y creación de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana

(ZENIT — 3 enero 2020)-. La renovación estructural del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la creación de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REEMAM) constituyen dos de los temas centrales de la próxima Asamblea Plenaria de los obispos de Panamá, informa la Conferencia Episcopal Panameña (CEP).

Esta Asamblea Plenaria, la número 211, se llevará a cabo del lunes 6 de enero hasta el viernes 10 de enero de 2020 y contará con la participación del presidente del CELAM, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte.

 

Restructuración del CELAM

Efectivamente, Monseñor Cabrejos describirá el proceso de renovación de la estructura del CELAM, que pretende lograr un mejor acompañamiento de las Conferencias Episcopales.

Dicha reestructuración, indica Vatican News, se ha planteado desde mediados del año pasado, con una reunión en Bogotá. En ella, la presidencia del CELAM decidió consultar a las Conferencias Episcopales para establecer las necesidades reales que se deben tener en cuenta para una mejor estructura del consejo.

 

Creación de la REEMAM

Por otra parte, está previsto que el próximo 10 de enero, en la conferencia de prensa final, se presente el documento para la creación de la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana.

La REEMAM fue creada a finales del mes de septiembre del 2019 en un encuentro fundacional que tuvo lugar en la Ciudad de México. Esta red surge como resultado de la reflexión del consejo del CELAM sobre la Encíclica Laudato Si'.

Según el citado medio vaticano, esta tiene por objeto articular, en procesos de pastoral de conjunto, las iniciativas eclesiales que cuidan la casa común en las condiciones específicas del Corredor Biológico Mesoamericano, que incluye los países de Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y México.

 

Eucaristía por la Paz

El programa de esta asamblea plenaria del episcopado panameño incluye la celebración eucarística por la paz, el 9 de enero, en la parroquia de Santa Marta, en Altos del Chase. En la Misa participarán todos los obispos panameños y la invitación se extiende a todos los fieles.

La reunión concluirá con una conferencia de prensa el viernes 10 de enero, celebrada en la sede de la Conferencia Episcopal ubicada en Clayton en la que se procederá a la lectura del comunicado de los obispos y se presentará el citado documento de la REEMAM.

 

 

 

03/01/2020-13:02
Redacción

Estados Unidos: Francisco acepta la renuncia del obispo auxiliar para los Servicios Militares

(ZENIT — 3 enero 2019).- El Papa Francisco ha aceptado la renuncia al oficio de obispo auxiliar para los Servicios Militares de Estados Unidos presentada por Mons. Richard Brendan Higgins, obispo titular de Casae Calanae.

Así lo comunicó ayer, 2 de enero de 2019, la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Mons. Higgins, presentó su renuncia por motivo de jubilación, ya que alcanzó los 75 años el pasado mes de febrero, edad canónica en la que los prelados pueden solicitarla al Papa.

 

Mons. Richard Brendan Higgins

De acuerdo a la información ofrecida por la Archidiócesis para los Servicios Militares de Estados Unidos, Mons. Higgins nació el 22 de febrero de 1944 en Longford, Irlanda. Se graduó en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma y fue ordenado sacerdote para la diócesis de Sacramento, California, el 9 de marzo de 1968.

Después de las asignaciones parroquiales en Roseville y Grass Valley, Higgins entró en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en septiembre de 1974 y sirvió como capellán católico hasta su jubilación en el grado de coronel en octubre de 2004.

Además de desarrollar múltiples asignaciones en la Fuerza Aéreas, Mons. Higgins fue nombrado prelado de honor (Monseñor) en 1996. En abril de 2004 fue nombrado obispo titular de Casae Calanae y obispo auxiliar de la Arquidiócesis para los Servicios Militares por el papa Juan Pablo II.

Fue ordenado obispo el 3 de julio de 2004 en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, en el Estado de Washington, y asumió sus actuales funciones el 1 de octubre de 2004.

El obispo es un caballero comandante de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, posee un Certificado de Piloto de Transporte Aéreo y varios Certificados de Instructor de Vuelo. También es un experimentado motociclista.

 

 

 

03/01/2020-08:00
Antonio Rivero

Padre Antonio Rivero: «¿Qué aprender de los Magos de Oriente?»

 

SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR,

6 ENERO

Ciclo A

Textos: Isaías 60, 1-6; Efesios 3, 2-3.5-6; Mateo 2, 1-12

 

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: el proceso interior que siguieron los Magos para encontrarse con Cristo.

Resumen del mensaje: Dios se da a conocer también al mundo pagano (Epifanía significa justamente manifestación). Dos cosas se necesitan para descubrir a Dios y encontrarse con Él: el don divino de la fe, cuyo símbolo es esa Estrella, y también el esfuerzo del hombre para salir de sí mismo, como hicieron estos Magos, vencer las dificultades del camino y con fe caer de rodillas ante ese Niño que es Dios y Rey.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, veamos quiénes son los Magos. Los Magos eran posiblemente reyes ricos y poderosos, jefes de pueblo, de ciudad. Y eran magos, no con el significado que hoy le damos a la palabra mago, sino en el sentido de hombres sabios, conocedores de las leyes naturales, que cultivaban la medicina y la astrología. ¿Religiosamente inquietos? Tal vez abiertos a la transcendencia, buscadores con la razón y con la tendencia natural religiosa -que todo hombre porta dentro de sí- del sentido y razón del mundo.

En segundo lugar, meditemos ahora en el proceso interior-¿de fe inicial?- que tuvieron que hacer hasta llegar a la Luz de Belén, siguiendo el resplandor de la Estrella. Salen de su comodidad, movidos por una inspiración divina y anhelando ver el Mesías del que ya se hablaba en varias culturas. Ven, con sus ojos honestos e curiosos, la luz de una estrella misteriosa que les brilla, que a decir de santo Tomás de Aquino, fue una estrella creada por Dios exclusivamente para guiar a estos hombres. Vienen las dificultades del camino y esa estrella se esconde, justo en Jerusalén, donde vivía Herodes, indigno de presenciar aquel prodigio del cielo. Consultan a los sabios y entendidos. Se fían de ellos y se ponen de nuevo en camino, y la estrella vuelve a brillar. Se alegran. Llegan. Entran y encuentran al Niño con María, su Madre. Creyendo, caen de rodillas y ofrecen vasallaje al verdadero Rey de cielos y tierra. Regresan a su tierra por otro camino —el de la fe cristiana- y según san Juan Crisóstomo, trabajaron por la conversión de los pueblos paganos y finalmente murieron mártires.

Finalmente, ¿qué regalos le ofrecieron a Jesús? Oro, incienso y mirra. San Gregorio Magno dice que el oro simbolizaba la sabiduría; el incienso, el dulce afán por la sagrada Palabra; y la mirra, la mortificación de la carne.

Para reflexionar: ¿He salido de mi comodidad para encontrar a Jesús en esta Navidad? Si lo he encontrado, ¿qué tengo yo para regalarle? No puedo ir a Belén con las manos vacías. Ese Niño es también mi Señor, mi Dios y se merece un regalo de mi parte; es más, se merece mi vida y vasallaje. Así hicieron los Magos de Oriente.

Para rezar:

Señor Jesús: que a imitación de los Magos de Oriente
vayamos también nosotros frecuentemente
a adorarte en tu Casa que es el Templo
y no vayamos jamás con las manos vacías.
Que te llevemos el oro de nuestras ofrendas,
el incienso de nuestra oración fervorosa,
y la mirra de los sacrificios que hacemos para permanecer fieles a Ti,
y que te encontremos siempre junto a tu Madre Santísima María,
a quien queremos honrar y venerar siempre
como Madre Tuya y Madre nuestra.
Amén.

 

Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, aquí tienen el email del padre Antonio, arivero@legionaries.org

 

 

 

03/01/2020-08:00
Isabel Orellana Vilches

San Manuel González García, 4 de enero

«Este santo español, gran obispo de Málaga, ha recibido el título de apóstol del sagrario con toda propiedad. Dedicó su vida a restituir en el corazón de las personas el amor a la Eucaristía»

La ternura y la piedad por el Santísimo Sacramento formaron en la vida de este santo un tándem inigualable. Estremecido por la insensibilidad de los fieles ante el Sagrario, su cometido estuvo guiado por único afán: restituir en el corazón de todos el amor a la Eucaristía que había quedado defenestrado.

Nació en Sevilla, España, el 25 de febrero de 1877, en una familia humilde y cristiana. Era el cuarto de cinco hermanos. Al ser alumno del colegio catedralicio de San Miguel, formó parte de los «seises» de la catedral hispalense —el grupo de niños de coro que danzan y cantan en el templo en las solemnidades del Corpus Christi y de la Inmaculada—, de los cuales era semillero el centro académico. Este hecho signó su vida para siempre con el amor a la Eucaristía y a la Virgen María encaminando sus pasos hacia el sacerdocio. Recibió este sacramento en 1901 de manos del cardenal —hoy beato— Marcelo Spínola. El 2 de diciembre de 1902 en el transcurso de una misión efectuada en la localidad sevillana de Palomares del Río, ante las dificultades que ofrecía la misión, sucedió lo siguiente: «Fuime derecho al Sagrario... y ¡qué Sagrario, Dios mío! ¡Qué esfuerzos tuvieron que hacer allí mi fe y mi valor para no salir corriendo para mi casa! Pero no huí. Allí de rodillas... mi fe veía a un Jesús tan callado, tan paciente, tan bueno, que me miraba... que me decía mucho y me pedía más, una mirada en la que se reflejaba todo lo triste del Evangelio... La mirada de Jesucristo en esos Sagrarios es una mirada que se clava en el alma y no se olvida nunca. Vino a ser para mí como punto de partida para ver, entender y sentir todo mi ministerio sacerdotal».

Llegó a Huelva en 1905 donde rigió la parroquia de san Pedro. La indiferencia de la gente y las tensiones ideológicas conformaban una situación harto complicada. Oraba con insistencia, confiando plenamente en Dios. Ante el Sagrario preguntó: «¿Por dónde comienzo, Corazón de Jesús?».

Con aguda visión se dijo: «Hay que ganar primero a estas tres o cuatro mujeres que aún vienen ala Iglesia». Y conquistó a todos con su proverbial simpatía. En 1910 develó sus anhelos a las más cercanas colaboradoras: «Permitidme que, yo que invoco muchas veces la solicitud de vuestra caridad en favor de los niños pobres y de todos los pobres abandonados, invoque hoy vuestra atención y vuestra cooperación en favor del más abandonado de todos los pobres: el Santísimo Sacramento. Os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado... os pido por el amor de María Inmaculada y por el amor de ese Corazón tan mal correspondido, que os hagáis las Marías de esos Sagrarios abandonados». Así nació la «Obra para los Sagrarios—Calvarios» y otras fundaciones relacionadas con la devoción a la Eucaristía para niños, jóvenes, laicos, sacerdotes y religiosas. Tras ellas siempre la misma aspiración: «Dar y buscar compañía a Jesús Eucaristía».
Benedicto XV lo designó obispo auxiliar de Málaga, diócesis a la que se incorporó en febrero de 1916, y en 1920 lo nombró obispo de esta ciudad. Entonces escribió: « Yo no quiero ser obispo más que del Sagrario abandonado. Voy a Málaga para ser obispo de dos grandes desconsolados: el Sagrario y el pueblo. El Sagrario, porque se ha quedado sin pueblo; y el pueblo porque se ha quedado sin Sagrario conocido, amado y frecuentado». El sentimiento de cercanía con las gentes y la Iglesia estaba presente en su acontecer. Recorría las calles, las parroquias y escuelas departiendo con todos para luego llevar en su corazón y oración la realidad de cada uno de ellos. Así se percató de la conveniencia de erigir un gran seminario, que levantó en medio de incontables necesidades, dando respuesta con él a la urgencia de contar con sacerdotes y solventar la grave carencia de un lugar digno donde formarlos. Se ha dicho que «proyectó un seminario sustancialmente eucarístico. En el que la Eucaristía fuera: en el orden pedagógico, el más eficaz estímulo; en el científico, el primer maestro y la primera asignatura; en el disciplinar el más vigilante inspector; en el ascético el modelo más vivo; en el económico la gran providencia; y en el arquitectónico la piedra angular». Quería que los sacerdotes pudieran «llegar a ser hostia en unión de la Hostia consagrada».

En la primavera de 1931 la violencia se cebó en el palacio episcopal que fue incendiado junto a otros templos malagueños. Obligado a huir para salvar su vida y la de otros, fue acogido por el prelado de Gibraltar hasta que a finales de año pudo regresar a Madrid. Su último destino fue Palencia. Pío XI le encomendó la diócesis nombrándolo obispo de la misma en 1935. Hallándose el Hermano Rafael en el monasterio de Dueñas, ambos tuvieron ocasión de conocerse. Fue autor de numerosos libros, entre otros: Lo que puede un cura hoy, referencia ineludible para los presbíteros de su época. En 1939 hallándose de paso por Zaragoza enfermó de gravedad. Y el 4 de enero de 1940 falleció en una clínica de Madrid, pero fue enterrado en la catedral de Palencia. Su sepultura contiene el epitafio que él mismo escribió: «Pido ser enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!». Fue beatificado por Juan Pablo II el 29 de abril de 2001. El papa Francisco lo canonizó el 16 de octubre de 2016.