Red Iberoamericana de

Estudio de las Sectas

 

Contacto

Nº 726

7 de feb. 2020

 

BOLETÍN MONOGRÁFICO:
EL PALMAR DE TROYA

 

1. Un investigador de la RIES, en la serie de Movistar+ “El Palmar de Troya”.

2. El Palmar de Troya, tan grotesco como peligroso.

3. La historia de la Iglesia Palmariana, un grupo peligroso que sigue existiendo.

4. La serie “El Palmar de Troya”, un antes y un después en el acercamiento a la secta.

5. Director de la serie: “es una de las sectas más tóxicas, dañinas y peligrosas del mundo”.

6. Luis Santamaría: “el Palmar de Troya es una secta y siempre lo fue”.

7. El Palmar de Troya se convierte en una “tragicomedia” de cuatro episodios.

8. El entonces arzobispo de Sevilla: “un fenómeno de superstición y de histeria colectiva”.

9. El Palmar de Troya en la cultura popular española.

10. La divina estafa en El Palmar de Troya.

 

 

1. Un investigador de la RIES, en la serie de Movistar+ “El Palmar de Troya”.

FUENTE: Secretaría RIES

 

 

El pasado 6 de febrero, Movistar+ estrenó la serie documental “El Palmar de Troya” a las 22 h. Dirigida por Israel del Santo y con el apoyo de Daniel Boluda en la subdirección, se basa en una investigación de tres años en torno a la Iglesia Cristiana Palmariana, grupo más conocido como “El Palmar de Troya” por tener su central en esta localidad sevillana, y sobre la cual se cierne una sombra de sospechas por casos de abusos sexuales, escándalos y anécdotas surrealistas e inverosímiles.

La serie documental está compuesta por cuatro capítulos, de unos 52 minutos de duración. Presentada el pasado 29 de enero en Madrid, la serie es un proyecto original de Movistar+, producida en colaboración con 100 Balas (The Mediapro Studio) y 93 Metros.

En la serie, que cuenta con imágenes de archivo inéditas y recreaciones ficcionales, intervienen tanto personas implicadas directamente en los hechos relatados –ex adeptos entre los que se encuentra el penúltimo “Papa”, salido recientemente de la cárcel– como expertos, periodistas e investigadores que van desgranando, junto con las imágenes, el hilo argumental.

Participación de la RIES

Entre ellos se encuentra Luis Santamaría del Río, integrante de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), que lleva más de dos décadas estudiando el fenómeno sectario y la nueva religiosidad. Además de asesorar a los responsables de la serie, aparece en los cuatro capítulos para explicar diversos aspectos de la Iglesia Cristiana Palmariana.

Este investigador, autor de varios libros y multitud de artículos sobre el tema de las sectas, también se ha dedicado al Palmar de Troya, sobre el que escribió en 2014 un artículo que sintetizaba la situación del grupo en aquel entonces (¿Sigue habiendo un Papa en el Palmar de Troya?). Para el mismo portal informativo Aleteia, Santamaría entrevistó dos años después a uno de los mayores expertos mundiales en esta secta, el teólogo sueco Magnus Lundberg, que también aparece en la serie de Movistar+ (“El Palmar de Troya siempre ha sido un negocio… y un peligro para sus miembros”).

Además, Luis Santamaría ha puesto a disposición de la producción de la serie documental la Biblioteca-Centro de Documentación “José María Baamonde”, que la RIES posee en Zamora y que él dirige, de manera que han podido utilizar algunos de los libros editados por la propia Iglesia Cristiana Palmariana que se conservan en dicha biblioteca.

Cómo nace una secta

Bajo la premisa de ser “una historia real, delirante y sorprendente”, definida así por la propia productora, el documental narra el origen de la congregación partiendo de las supuestas apariciones, en 1968, de la Virgen María ante cuatro niñas de 12 y 13 años en una finca sevillana próxima a El Palmar. “El Palmar de Troya es una secta. Queríamos contar cómo nace una secta. En este caso, esta se basa en un acontecimiento sobrenatural, necesitan adeptos, después dinero y luego, para que no se vayan, se ofrecen promesas. Al final, como veremos en el desarrollo del documental, terminan aislados del mundo, metidos en una gran secta”, ha añadido el director.

De ahí que el documental se base, en gran parte, en entrevistas a personas vinculadas a la secta. “Es una historia muy compleja, es muy difícil de contar en cuatro horas porque son cinco décadas. De ahí que uno de los retos que teníamos era contar esto sin un narrador, que lo contarán ellos mismos”, ha expuesto el director. “Es un tema al que las autoridades no han presentado la debida atención. El documental es también una denuncia de lo que está pasando y ha pasado en El Palmar”, ha finalizado Israel del Santo.

ARRIBA

 

2. El Palmar de Troya, tan grotesco como peligroso.

FUENTE: Diario de Sevilla

 

 

Es una de esas tragicomedias que comienzan con unas presuntas apariciones marianas ante unas niñas, en un campo utrerano (Utrera, localidad de la provincia de Sevilla, España), en 1968, cuando el mundo (y la Iglesia) comenzaban a ponerse del revés, y terminan en una inmensa tragedia de fundamentalismos anacrónicos, estafas soterradas y abusos sexuales. Así comienza el artículo de Francisco Andrés Gallardo en el Diario de Sevilla.

Bienvenidos (o no) a los territorios del falso papa Clemente. Movistar+ presentaba el pasado 29 de enero “El Palmar de Troya”, serie documental de The Mediapro Studio (a través del trabajo conjunto de las productoras 100 Balas y 93 Metros) que se estrenó en #0 el jueves 6 y que no es el típico reportaje sensacionalista que recala durante unos minutos en el ahora término municipal.

El equipo de Israel del Santo (“Conquistadores. Adventum”) ha estado durante meses en El Palmar añadiendo documentación y nombres para sus recreaciones de ficción, con entrevistas que han llegado a durar tres días con valiosas voces para explicar cómo de una anécdota beata puede edificarse “una de la sectas más tóxicas y peligrosas del mundo”, añade el director.

En las cuatro entregas hay momentos para la comedia, la sorpresa surrealista, para el drama personal y para el horror. Entre los testimonios, el de Antonio León, el profesor de aquellas niñas que creyeron reconocer a la Virgen entre un toro con cuernos verdes y un hombre ahorcado en un lentisco. De ahí a los moscones oportunistas, gente impresionable, un pozo ‘santo’ y una concentración de videntes (entre los que está un taxista, Camilo León, que se extiende con sus vivencias en el documental) que terminaron siendo derrotados por Clemente Domínguez y su compadre Manuel Alonso. Fueron los dos primeros pontífices de esta opereta de fieles encapsulados en otro tiempo, con lavado de dinero y una basílica pastiche a la que los de Movistar+ accedieron sin grabar (“porque nosotros no somos de ir con cámara oculta”, ironiza Del Santo).

Entre tanto asombro, una repisa, que se encontraron “en un chabolo”, repleta de cassettes con la voz de Clemente en éxtasis, pronunciando los supuestos deseos marianos. Entre ellos, el de convencer a una exótica baronesa para que adquiriera La Alcaparrosa, 18 millones de pesetas de 1970. El primer pelotazo de la llamada Iglesia Palmariana, por entonces sólo berlanguiana orden religiosa.

A partir de ahí, de todo, un fugaz obispo vietnamita que ordena sacerdotes, hasta un tercer papa, Ginés, que acaba en la cárcel por asaltar los muros e intentar robar en su antigua casa junto a su amante, su monja de confianza. “Siempre parece que hay un penúltimo capítulo”, agrega Marias Recarte, responsable de contenidos de 93 Metros.

El equipo de “El Palmar de Troya” apenas ha utilizado el 1 % de su material para esas cuatro entregas de los jueves de febrero. El primer capítulo, “Bendita tú eres”, aborda los primeros años del fenómeno y los pilares de la secta. En el capítulo 2, “Entre todas las mujeres”, se exponen todos los excesos del ‘pontificado’ de Clemente hasta que los palmarianos alcanzan su esplendor.

En el capítulo 3, “Cuidaos de los falsos profetas”, se expone la decadencia, con los disidentes y los testimonios de tantos abusos; y cierra “Lobos con piel de cordero”, retrato de los últimos años de un lugar tan siniestro que aún tiene su influencia en centenares de incautos. El lema de la serie lo dice (casi) todo: “Verás cosas, y si no, dirás que las has visto”.

ARRIBA

 

3. La historia de la Iglesia Palmariana, un grupo peligroso que sigue existiendo.

FUENTE: El Español

 

 

30 de marzo de 1968. Cerca de Utrera (Sevilla), en un secarral a un kilómetro de la desconocida zona del Palmar de Troya, cuatro niñas acuden a coger flores. Cuando vuelven todas dicen que allí ha pasado algo raro, una visión, un milagro. Cuentan que han visto un toro con cuernos verdes, un hombre ahorcado y a una señora muy guapa que creen que era la Virgen. Los relatos de todas aquellas chavalas no coincidían, pero no importaba, en una época crucial para España, en pleno tardofranquismo y en un país y una zona de fervor religioso, aquello fue una chispa suficiente para encender un fenómeno. Así comienza el artículo de Javier Zurro en El Español.

Aquella aparición, que como todas suele comenzar con unos niños, convirtió la zona en un lugar de peregrinación. Pero pronto evolucionó, y allí surgieron videntes que entraban en éxtasis en aquella zona, provocando que miles de curiosos se acercaran a la zona a ver el espectáculo y que se colocara la primera piedra de lo que posteriormente se convertiría en la basílica de una religión propia con tintes de secta. Entre aquellos personajes, uno fue fundamental, Clemente Domínguez, al que desde el comienzo se veía pulular por allí y tomar notas, y que junto a su amigo Manolo creó un negocio de todo aquello.

En verano de 1969 Clemente pasó de curioso a vidente, y comenzaron sus apariciones. Se había ganado la confianza de todo el mundo, y era la persona más carismática de la zona, de aquellos que pasaban horas y días allí esperando nuevos milagros. Lo único que ocurría allí eran momentos de supuesto éxtasis en los que los ‘videntes’ decían lo que les transmitía Jesús, la Virgen o Dios. Pero eso cambió con él. Apareció con estigmas, los fotografió, y aunque nadie estudió si eso era real o no, todos lo creyeron. Se le llegaron a aparecer 70 santos diferentes, y sus devotos dicen que un día perdió 15 litros de sangre en un acto sobrenatural.

Con todo ese currículum era normal que se convirtiera en el líder de todos aquellos seguidores que no contaban con que Clemente crearía de aquella aparición divina un negocio y una iglesia paralela a la católica, que llegó a excomulgarle por desafiarles y formar una secta llamada ‘La orden de los Carmelitas de la Santa Faz’.

Toda la historia del Palmar de Troya y lo que ocurrió dentro de esta nueva religión es lo que cuenta la nueva serie documental de Movistar+ (“El Palmar de Troya”) que ha llegado el jueves 6 y para la que sus directores (Israel de Santo y Daniel Boluda) han investigado durante tres años. Sólo así era posible tener acceso a material inédito, fotografías, grabaciones y testimonios tan importantes como creyentes y seguidores de la secta, detractores y hasta del último Papa que tuvo, Ginés Hernández, que comenzó una relación con una de las monjas de su orden y acabaron presos por intentar llevarse por la fuerza el dinero de su secta.

Una de las características más peculiares de esta orden es que tiene Papas autoproclamados, algo que nace en 1976, cuando tras la muerte de Franco –y años después del Concilio del Vaticano II– la orden se posiciona del lado reaccionario. No quieren cambios en la sociedad, tampoco en la Iglesia. Así que desafían el orden establecido y consiguen que un arzobispo vietnamita les ordene sacerdotes y les consagre obispos sin el consentimiento del Vaticano. Por ello serán excomulgados. Muchos creen que realmente creían en los valores pre concilio, aunque otros creen que Clemente vio aquí una posibilidad de oro para aumentar su negocio y su estafa.

Él mismo se autoproclamó Papa y creo una religión propia de la que excomulgaron a todos los socialistas, a Juan Pablo II o a la Familia Real, y que tenía sus propios santos, entre ellos Francisco Franco, del que incluso hay una estatua con una aureola en el Palmar. Ya en noviembre de 1976 comenzaron los primeros problemas. Jesús Hernández, que había sido nombrado obispo, se separó de esa congregación y declaró a la prensa que Clemente Domínguez y su mano derecha Manuel Alonso se estaban enriqueciendo con todo aquello. Daba lo mismo, era el comienzo de una historia truculenta en la que cada persona que salía contaba una historia más escabrosa que la anterior. Dentro de sus dominios parecía que no pasaba el tiempo, y que las normas de una época feudal se mantenían.

Los que conseguían salir de sus fauces denunciaban abusos sexuales, estafas… Pero dos casos se llevan la palma. El primero ocurrió en 1982, cuando un novicio de la orden se cortó los testículos con un trozo de espejo roto y luego los tiró por el retrete. También se mutiló el pene y clavó puás de su cilicio en sus ojos. Aunque quizás lo que más ha marcado han sido las acusaciones de abusos sexuales. Muchas veces en forma de rumores, pero posteriormente han sido los propios sacerdotes de la secta los que lo han denunciado, es el caso del padre Tobías, que había abandonado la Orden y denunciado abusos sexuales hace más de 20 años.

Su caso fue muy sonado, pero más su trágico final. En 2016, con 49 años, le convencieron para que regresara a El Palmar. Dos días después, misteriosamente, sufrió un infarto y murió. Su familia llegó a demostrar que había habido negligencia, ya que nunca llamaron a una ambulancia y su certificado de defunción sólo estaba firmado por el médico de la propia orden del Palmar. Cuando pidieron una autopsia les dijeron que el cuerpo ya había sido enterrado allí. Historias sombrías de uno de los lugares más oscuros de nuestro país, donde la visión de cuatro niñas provocó el nacimiento de una secta que más de 50 años sigue en activo.

ARRIBA

 

4. La serie “El Palmar de Troya”, un antes y un después en el acercamiento a la secta.

FUENTE: Vanity Fair

 

 

El 6 de febrero a las 22 horas, Movistar+ estrenó “Bendita tú eres”, el primer episodio de “El Palmar de Troya”, serie dirigida por Israel del Santo, que supone una nueva apuesta de la cadena televisiva española de pago por las producciones de no ficción, después de la buena acogida de “ETA, el final del silencio”. Lo cuenta Edu Bravo en Vanity Fair.

Con periodicidad semanal y a lo largo de cuatro capítulos de cincuenta minutos, los espectadores conocerán la historia de Clemente Domínguez y Manuel Alonso, de sus visiones marianas y del fenómeno religioso, inmobiliario y empresarial que crearon alrededor de ellas. Una aventura que comenzó como congregación religiosa, se convirtió en iglesia, protagonizó un sonado cisma en el catolicismo y acabó mutando en una secta.

Para ello, el equipo de las productoras 93 metros y 100 balas, liderado por el director Israel del Santo y el subdirector Daniel Boluda, han pasado tres años recopilando materiales que hasta el momento nunca había sido vistos ni oídos. Desde entrevistas a testigos presenciales, pasando por fotografías de archivos privados, películas domésticas de Super-8 y grabaciones de los éxtasis de varios de los videntes que afirmaban ver a la virgen, mucho antes de que Manuel y Clemente hicieran aparición en esta historia y la acaparasen en exclusiva.

Las niñas primero

Todo comenzó en 1968, cuando cuatro niñas que jugaban en un campo de El Palmar de Troya –pedanía de Utrera, provincia de Sevilla– afirmaron haber visto un toro con las astas verdes, un hombre ahorcado y una mujer de extraordinaria belleza. La noticia no tardó en extenderse por los alrededores, como tampoco tardaron los curiosos en acudir al lugar con el deseo de tener las mismas visiones que las niñas. Los más afortunados decían entrar en éxtasis, ver a la virgen, hablar con ella y, en ocasiones, sufrir estigmas.

A medida que pasaban los meses, las niñas que tuvieron las primeras visiones fueron desplazadas por esos nuevos videntes adultos, que acudían al lugar a cualquier hora del día o de la noche, acompañados de curiosos, místicos y periodistas, que comenzaron a prestar atención a las apariciones. Entre esos curiosos que llegaron en la tercera hornada se encontraban Clemente Domínguez y Manuel Alonso, dos amigos que, si se atiende al testimonio que Nazario Luque da en su libro de memorias Sevilla y la Casita de las pirañas, tenían otros intereses además de la religión.

A mediados de los sesenta, el dibujante de Anarcoma no podía imaginarse que “aquel culo orondo” de Clemente, “que en los jardines de Murillo, a altas horas de la madrugada, asomaba entre unos pantalones bajados hasta las rodillas y una gabardina recogida por delante cuya abertura trasera se abría como las cortinas de un escenario ofreciéndose al viandante, llegara un día a posarse sobre el almohadón que cubría la silla gestatoria del papa Gregorio XVII”.

Además de los parques de Sevilla, Clemente y Manuel comenzaron a frecuentar el lugar de las apariciones y a grabar los mensajes que la virgen daba a otros videntes. Unos mensajes que, convenientemente transcritos con una máquina de escribir e impresos en octavillas, eran posteriormente comercializados por la pareja, que obtenía interesantes beneficios por la venta. A esos documentos se sumaron más tarde estampitas y otros recuerdos hasta que, un día, Clemente también comenzó a entrar en éxtasis y ver a la virgen.

Un tipo de fiar

Según explican varios testimonios incluidos en “Bendita tú eres”, Clemente rebosaba bonhomía, empatía y resultaba una persona fiable. Además, tenía una memoria prodigiosa para las fechas, los nombres y las situaciones pasadas, lo que le facilitaba su relación con los creyentes que asistían a sus éxtasis y que difícilmente dudaban de la veracidad de sus visiones, entre las que estuvo una que anunciaba curaciones milagrosas a las personas que bebieran o se bañasen un determinado día con el agua de un pozo cercano.

La noticia llegó a ser publicada en los periódicos y, el día de la fecha indicada por la Virgen a través de Clemente, más de 40.000 personas fueron pasando por el lugar para probar esa agua milagrosa a cambio únicamente de la voluntad. Al finalizar la jornada, se contabilizaron varias curaciones y muchos miles de pesetas, lo que, lejos de alegrar a Manuel y Clemente, les sumió en una gran inquietud.

Los terrenos en los que se venían produciendo las visiones desde 1968 eran privados y, en cualquier momento, el propietario podía poner fin a tan pío y rentable negocio. Por esa razón, Manuel y Clemente decidieron comprarlos. A pesar del alto precio solicitado por el dueño, los dos amigos pudieron hacerse con ellos gracias a la donación de 18 millones de pesetas realizada por una baronesa. A partir de entonces, dueños ellos del lugar, expulsaron del predio a los demás videntes y se quedaron en exclusiva con las visiones.

Como explicaban Israel del Santo y Daniel Boluda en la presentación de la serie, “El Palmar de Troya” no se entiende sin la coyuntura sociopolítica. Los movimientos de derechos civiles, el antibelicismo surgido por la guerra de Vietnam, el feminismo y otras demandas sociales provocaron que la Iglesia católica abordase una modernización que, entre otras cosas, cambió parte de la liturgia para hacerla menos solemne y más humana. Por ejemplo, oficiar las misas en el idioma del país y no en latín, hacerlo de frente a los fieles en lugar de dándoles la espalda, incorporar canciones populares a la misa y no comulgar directamente de la mano del sacerdote.

En definitiva, unos cambios que, si se atiende a los mensajes de la Virgen recibidos por Clemente, no convencieron demasiado a la Corte Celestial. Esta situación fue utilizada por la pareja para captar a los fieles más conservadores y retrógrados y dar un paso más allá en su estrategia: si la Iglesia católica estaba traicionando sus principios, no era la Iglesia verdadera. Por tanto, se les abría la posibilidad de presentarse ante la sociedad como la única iglesia que defendía las esencias católicas.

De este modo y ayudados por un obispo vietnamita descontento con el trato que le había dispensado el Vaticano, Manuel y Clemente consiguieron ser ordenados sacerdotes católicos. Unos días más tarde, fueron promovidos a obispos, lo que les habilitaba para nombrar sacerdotes ellos mismos. En el plazo de unas semanas, El Palmar de Troya tenía sacerdotes y obispos suficientes como para extender su estructura por todo el mundo.

De hecho, aprovechando que habían sido denunciados por la jerarquía religiosa sevillana, Clemente y Manuel se marcharon a Francia y Suiza, donde, entre otras cosas, aprovecharon para recaudar fondos para la Congregación de los Carmelitas de la Santa Faz, que es como oficialmente se denominaron dentro de la Iglesia. Sin embargo, mientras regresaban de Francia por carretera, sufrieron un accidente de tráfico, a consecuencia del cual Clemente perdería la visión de los dos ojos.

El “Wild Wild Country” cañí

En ese punto álgido es donde concluye el primero de los cuatro capítulos de “El Palmar de Troya”. Los otros tres narran la autoproclamación papal de Clemente, el cisma, el esplendor de la organización, su decadencia, las acusaciones de abusos sexuales y los últimos acontecimientos en los que se ha visto en vuelta la secta. Entre ellos destacan las tribulaciones de Gregorio XVIII, tercer papa palmariano, que se enamoró de una de las monjas de la congregación, se escapó con ella y, cuando se les acabó el dinero para vivir, decidió saltar el muro de la basílica y atracarla. Una acción que desencadenó una reyerta en la que se vieron implicados sacerdotes del Palmar y el antiguo papa, que acabó pasando una temporada en prisión.

De hecho, hasta que no fue liberado, el equipo de 93 metros y 100 balas no pudo entrevistar a Sergio Ginés María, antiguo Gregorio XVIII, que participa en el documental junto a otros adeptos que han abandonado la organización y que son las voces que mejor conocen lo que sucede dentro de la Basílica del Palmar. A pesar de que Israel del Santo y su equipo visitaron el templo, asistieron a algunos de los oficios y se entrevistaron con Pedro III, actual papa, la organización declinó participar en el documental.

Tras el pase del primer capítulo, “El Palmar de Troya” es lo más parecido a un “Wild Wild Country” español. No obstante, las diferencias entre ambas producciones son notables. La primera de ellas, de carácter presupuestario. Como puntualizaba su director Israel del Santo, la complejidad de la historia palmariana y sus cincuenta años de existencia son difícilmente resumibles en cuatro capítulos –dos menos que “Wild Wild Country”– que no llegan a los sesenta minutos. Ampliar la duración de la serie hubiera sido una buena solución para, por ejemplo, dar cabida a muchas de las entrevistas que se han quedado fuera del montaje final.

En palabras de Daniel Boluda, sólo se ha incluido un 1 % del material disponible y, aunque esta cifra tal vez sea una exageración, hubo entrevistas que tuvieron que ser eliminadas en su totalidad. La segunda diferencia principal es que, en contra de lo que sucede con “Wild Wild Country”, “El Palmar de Troya” no apuesta por el documental puro y duro, sino que opta por incluir dramatizaciones que, a pesar de su buena factura, no enriquecen la historia, al tiempo que restan fuerza (y metraje) a los testimonios personales, mucho más creíbles y potentes que cualquier explicación o apostilla visual.

En todo caso, desde el primer capítulo de “El Palmar de Troya” queda claro que la serie marca un antes y un después a la hora de abordar este tema. Los trabajos posteriores que se hagan sobre el Palmar serán deudores de este proyecto no sólo por la calidad de los materiales sino por el tacto al presentarlos y al tratar a los entrevistados. Como explicaba Del Santo, a diferencia de lo que han hecho los medios de comunicación en este medio siglo, el equipo de 93 metros y 100 balas no ha ido al Palmar a rodar todo lo posible en una mañana, sino que ha permanecido en el lugar tiempo suficiente como para que algunas entrevistas se hayan alargado durante días.

Unas charlas rodadas con naturalidad y en las que los implicados, independientemente de lo increíble de aquello que cuentan, están tratados con absoluto respeto. En palabras de Daniel Boluda, “mucha de la gente que participa lo ha hecho venciendo la vergüenza que les provocaba que sus vecinos o sus parejas se enteraran de que habían creído en las visiones o habían estado dentro de El Palmar de Troya durante años”. No obstante, recordaba, “si se dan las circunstancias adecuadas, cualquier persona en un momento dado de su vida puede acabar formando parte de una secta de este tipo”.

ARRIBA

 

5. Director de la serie: “es una de las sectas más tóxicas, dañinas y peligrosas del mundo”.

FUENTE: Deia

 

 

Hasta tres años de investigación, meses y meses de estancia en el municipio de El Palmar de Troya (Sevilla), y muchas horas de entrevistas –”hemos tenido que tirar de paciencia”, admite Israel del Santo– han servido para crear una serie documental sobre la secta que nace a raíz de que en 1968 unas niñas asegurasen que se les había aparecido la Virgen, tal como explica Marta Hernández para introducir esta entrevista a Del Santo en el periódico Deia.

“El Palmar de Troya” consta de cuatro episodios de unos 50 minutos de duración cada uno, en los que aparecen testimonios reales de ex miembros de esta congregación o archivos e imágenes inéditas, como audios –que ponen los pelos de punta– de Clemente Domínguez, el fundador de esta iglesia palmariana y autoproclamado Papa Gregorio.

A ello, se suman recreaciones que consiguen meter al espectador en el ambiente de “una de las sectas más tóxicas, dañinas y peligrosas del mundo”, como opina el propio director de la serie, que es un recorrido por cincuenta años de historia –la secta sigue aún activa–, de suciedad, de personajes surrealistas, de situaciones grotescas, de abusos de todo tipo... Todo transmitido bajo el sello personal de Israel del Santo, que cambia de registro totalmente tras sus anteriores proyectos, ya que, por ejemplo, en “Conquistadores. Adventum” recreó las tres décadas entre el primer viaje de Cristóbal Colón y la circunnavegación de Juan Sebastián Elcano.

- ¿Qué encontrará el público en esta serie documental?

- Es un tema retorcido y rebuscado… Es la primera vez que se juntan todas las piezas para contar la historia de El Palmar de Troya, que suele ser un tema recurrente en televisión, de vez en cuando, pero sobre el que no se profundiza. Nosotros hemos renunciado a las cámaras ocultas o a las entrevistas cortas. Es un pueblo que está acostumbrado a ver reporteros, pero nosotros hemos dedicado mucho tiempo a las entrevistas. Es una serie que es una tragicomedia. Es divertida de ver, pero lo que se cuenta es terrible. Esta es una de las sectas más tóxicas, dañinas y peligrosas del mundo.

- ¿Cómo ha sido mezclar lo terrorífico de la historia con los puntos de humor?

- El subdirector, Daniel Boluda, pone lo terrorífico, y yo, el humor (risas). Balancear eso ha sido uno de los retos más difíciles. Parece que, si vas a la risa, le faltas al respeto al terror, y si te centras en el terror, estás renunciando a una parte fundamental, que es el esperpento de algunos momentos. Por lo que combinar las dos cosas ha sido una labor importante.

- También habrá sido complicado condensar todo lo que dan de sí tres años de investigación...

- Sí, es una historia muy compleja de contar en cuatro horas porque son cinco décadas. Uno de los retos, además, era contar todo esto sin un narrador, que fueran los propios testimonios los que ejercieran como tal. El otro gran reto era hacer convivir todo de manera visual: los testimonios, las recreaciones, lo obtenido del trabajo de investigación, las cintas de cassete, las cintas de súper 8… Pero una vez que estaba todo junto cuadraba bien. Encajaba y funcionaba.

- ¿Qué mensaje ha intentado lanzar con este trabajo?

- Es un retrato cronológico y emocional que hemos querido tratarlo desde el respeto. Y yo creo que tiene un perfil de denuncia. Por desgracia, las autoridades no han prestado atención a esta secta, que en los ochenta, llega a tener un capital enorme.

- ¿Cuáles son los casos o los sucesos en el seno de esta secta que más le han impactado?

- Se lo curran para ver cuál es el caso más turbio. Cuando crees que lo tienes todo, aparece otro con un caso más sorprendente aún. Hay cosas que se ven en la serie que tienen que ver con el abuso psicológico, el control mental y condicionamiento que son terribles. Es lo que dice uno de los psicólogos del documental, que me parece que lo explica perfectamente: “El consentimiento sexual sólo se puede dar en libertad y ahí no son libres”. Y eso es muy turbio.

Pero tampoco formaba parte de nuestro plan hacer una enumeración de aberraciones a lo largo de cinco décadas, sí centrarnos en lo más importante que lleva a cabo una secta, que es el abuso psicológico. Otra cosa es que sí mostremos en el documental algunos ejemplos de ello, pero es para hacer entender al espectador esto, no como enumeración de aberraciones.

- Han conseguido hablar con el actual 'Papa' y entrar en la basílica de El Palmar. Pero eso no lo ha incluido en el documental. ¿Por qué?

- Conseguí sentarme con el actual Papa, que es una de esas experiencias únicas gracias a este trabajo que tenemos… Fue muy emocionante. Llegamos a muy buen entendimiento y me invitó al oficio posterior. Fui un par de días. Pensé que iba a ser fácil, pero son cuatro horas rezando; me puse en la parte izquierda, con los hombres, y pensé que, si los críos que tenía al lado, que el más mayor tendría unos 12 años aguantan de rodillas, yo también.

Al cabo de dos horas, un niño me trajo un cojín y ya estuve mejor. Pero nunca le propuse participar, aunque seguramente habría dicho que no, porque no cumple los requisitos como los demás: que realmente tiene una historia que contar. Quizás si le entrevistamos dentro de cinco años porque ha decidido irse su testimonio sí sea maravilloso o necesario, ahora va a hablar desde el punto de vista de Papa de los palmarianos.

- ¿Qué piensan de esta secta los vecinos de El Palmar que no pertenecen a ella? ¿Cómo es la vida en ese pequeño municipio?

- Siempre se han llevado bien los palmarianos con los no palmarianos. Claro, los palmarianos no hablan con los demás, entonces ahí no hay problema. Incluso, el alcalde tiene muy buena relación con la cúpula de los palmarianos. Ellos tienen muy normalizado este tema. Se han acostumbrado a ello. A las cuatro de la tarde suenan las campanas de una basílica gigante en un pueblo muy chiquitito y se llena el camino de palmarianos que van allí a rezar y no salen hasta las ocho. Es parte del pueblo. Pero hay que aclarar que esta iglesia palmariana tiene más adeptos en Irlanda o Alemania que en Sevilla. Es algo muy global. Sabemos de fieles también en Canadá, Filipinas, Paraguay… No solo ocurre en un pueblecito a 30 kilómetros de Sevilla. Es algo que llega muy lejos.

- ¿No se ha encontrado voces en contra de la secta dentro de El Palmar entonces?

- Hay que tener en cuenta que cuando Clemente y compañía deciden construir una basílica a imagen y semejanza de la de El Pilar, de repente, El Palmar es el pueblo de España con menos paro. Se produce una simbiosis maravillosa, porque de repente todo el mundo tiene trabajo y se construye una basílica en quince años, con carpinteros, albañiles, proveedores, servicios… Y a raíz de aquello, se han acostumbrado y viven en paz y armonía desde hace mucho tiempo. De alguna manera, la iglesia palmariana, además, ha puesto a esta aldea en el mapa.

Sí hay gente que te habla mal de los palmarianos, pero también te dicen: en el 68 pasó algo. Distinguen eso de lo que montaron luego; trazan esa línea. También conocimos a varias de las niñas que dijeron haber visto a la Virgen, que tienen ahora 65 años, y hemos conversado mucho con ellas. No han participado en el documental porque esa no era la historia. Y dos de ellas van todas las tardes a la basílica a rezar. Son fieles, simpatizantes. No son internas, sí tienen distancia con los palmarianos.

- ¿En qué momento está ahora la iglesia de El Palmar?

- Está, que ya es bastante logro… Han pasado de cerrarse en sí mismos y de ser totalmente impermeables a tener Instagram, que tienen sólo 130 followers y dos somos Dani (el subdirector) y yo. Y bueno, esto ya es más una elucubración, pero sí parece que tiene un problema de número de fieles, y, por lo tanto, de ingresos.

- ¿Considera que un proyecto como este podría tener cabida en la televisión en abierto?

- Hoy en día en las televisiones, todos sueltan la frase de: “Estoy haciendo una televisión distinta”. Pero realmente quienes lo dicen y, además, lo hacen son muy pocos. Como Movistar, hay muy pocos. No sé si hay más, de hecho. Por suerte, proyectos como este se pueden hacer aquí. ¿En Televisión Española, hacer algo sobre el Palmar de Troya? Teniendo en cuenta que los que deciden ya eran mayores cuando nació el Palmar de Troya... Pues creo que no.

ARRIBA

 

6. Luis Santamaría: “el Palmar de Troya es una secta y siempre lo fue”.

FUENTE: Vida Nueva

 

 

Este jueves 6 de febrero Movistar+ estrenó la serie documental ‘El Palmar de Troya. Verás cosas y, si no, dirás que has visto’, dirigida por Israel del Santo y que refleja lo que ocurre en esta localidad sevillana desde 1968, cuando, aprovechándose del eco producido por una supuesta aparición mariana a cuatro niñas, Clemente Domínguez se autoproclamó papa y provocó así un cisma con Roma que se mantiene hasta hoy, pese a que el teórico Pontífice acabara renunciando para casarse, sucediéndole otro. Lo cuenta Miguel Ángel Malavia en Vida Nueva.

Uno de los participantes en el documental, que refleja la peculiar idiosincrasia de una comunidad que cuenta entre sus “santos” con personajes históricos como Francisco Franco, es Luis Santamaría, uno de los fundadores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). “Nos encontramos –explica a Vida Nueva– ante una nueva forma de enfocar la investigación sobre una secta por parte de un medio de comunicación en España. Sin el sensacionalismo acostumbrado, sin las prisas habituales, sin los sesgos previsibles… y con recursos materiales y humanos suficientes para un trabajo de años”

Una realidad terrible

“El Palmar de Troya –recalca– es una secta y siempre lo fue. La pena es que muchas veces se ha presentado y se ha visto como un producto más de ‘la España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía’…, cuando la realidad de sufrimiento de tantas personas y familias es terrible”. “Se trata –añade Santamaría– de una serie documental que da la voz a las víctimas, para que lleven ellas el peso del relato. Sin que los responsables se regodeen en lo morboso, sino con un gran respeto. Y con la colaboración de una serie de personas que, de una manera u otra, hemos tenido contacto con esa realidad o nos dedicamos a la investigación y ayuda en el fenómeno sectario”.

El responsable de RIES, que entiende que la productora acudió a él “porque buscaron a personas que conocieran el tema, y nosotros somos un referente en este campo de las sectas”, espera que la cinta conlleve un efecto muy positivo, para “que la gente se dé cuenta de lo que es realmente una secta y lo que hace a las personas que caen en sus redes. Aunque se trata de un grupo peculiarísimo y único, en el fondo está la realidad de manipulación y sometimiento común de cualquier secta”.

ARRIBA

 

7. El Palmar de Troya se convierte en una “tragicomedia” de cuatro episodios.

FUENTE: Público

 

 

El 30 de marzo de 1968 en una finca sevillana cuatro niñas dijeron haber visto a la Virgen. Más de medio siglo después, la basílica erigida en recuerdo de aquella supuesta aparición sigue en pie como símbolo de un imperio económico creado y mantenido con las donaciones de los fieles, con un Papa propio (llevan cuatro) y acusaciones de abusos sexuales, entre otras, sobrevolando a la llamada iglesia palmariana, una secta que en sus momentos de mayor bonanza llegó a congregar a 40.000 seguidores para ver un milagro que nunca sucedió. Lo cuenta María José Arias en Público.

Ahora, después de tres años de investigación, de recopilar material y testimonios de algunas de las personas que vivieron su nacimiento, auge y declive desde fuera, pero también desde dentro, Movistar+ estrenó este jueves en #0 una miniserie documental realizada en colaboración con 100 Balas (The Mediapro Studio) y 93 Metros en la que se aborda la carrera de esta secta aún en activo rodeada de secretos y multitud de pasajes y anécdotas en las que reina lo bizarro, en el sentido de extravagante, en muchos casos.

“El Palmar de Troya” está dirigida por Israel del Santo, quien explica en su entrevista con Público las razones que le llevaron a meterse de lleno en el proyecto y que no dejan de ser las mismas que atraparan al espectador delante de la pantalla. “La historia es maravillosa”, comenta al tiempo que añade que “pocas veces te proponen un proyecto como ‘El Palmar de Troya’. Sobre todo para contar en cuatro episodios una historia tan rica y tan llena de detalles”. Es una realidad que lleva ahí décadas pero que “a nadie le había dado por coger todas las piezas del puzzle y juntarlas para contar la historia completa”.

Una de las partes más complejas a la hora de llevarla a la pantalla ha sido la de poner orden en todo el material recopilado por su abundancia, su antigüedad en ocasiones y por la necesidad de rodar con actores algunas escenas. En cada capítulo se entremezclan imágenes de archivo, recreaciones y entrevistas para dar una idea más general y profunda de lo que es esta secta y lo que implica pertenecer a ella.

En este sentido, Del Santo señala que “uno de los grandes retos era hacer convivir todos estos elementos narrativos en un mismo formato. Movistar es una plataforma que te permite experimentar muchísimo con los elementos narrativos que utilizas y con el género. Es verdad que de pronto teníamos una cinta de casete, entrevistas, recreaciones… y la verdad es que hemos utilizado todo lo que hemos creído necesario para contar esta historia. Convive muy bien porque la historia es tan grotesca, tan bizarra, tan loca… que le iba muy bien toda esta locura”.

Un punto fuerte de “El Palmar de Troya” como serie reside en que lo rocambolesco de su relato hace que resulte fácil entrar en él. Algo que los responsables de esta producción han sabido utilizar a su favor. El primer episodio sirve a modo de introducción facilitando una idea general de lo que era esta organización que algunos califican de pseudoiglesia y la mayoría de secta para en el segundo entrar de lleno en sus contradicciones, su manipulación, sus argucias para conseguir fondos y sus técnicas para el control mental de quienes cayeron en su trampa llevados por un fervor religioso anclado en el tradicionalismo y bajo la promesa de ganarse el Paraíso.

“El orden narrativo”, explica su director, “es el de cómo se crea una secta. Cómo se crea en este caso casi por puro azar, por el devenir propio, sin tenerlo planeado y de cómo los fieles y los adeptos van entrando dentro de la secta. Yo siempre digo que en una secta no hay un cartel en la entrada que pone ‘secta: rellena el formulario’. Primero hay un suceso paranormal que te atrae, hay una serie de gente que se parecen a ti. Disfrutas, al principio. Siempre los inicios son buenos, tienen buenos recuerdos todos de ello. Cuando te quieres dar cuenta llevas 14 años allí. Pero a los 14 años a lo mejor no dices ‘ay va, estoy en una secta’. Porque la otra pregunta que se hace todo el mundo es ¿cómo esta gente se podía creer todo eso? Bueno, pues sí”.

La iglesia palmariana estableció sus cimientos en una época propicia para ello. No sólo por la situación política y social en la que se encontraba inmersa España a finales de los sesenta y principios de los setenta, sino porque a lo largo de las cinco décadas por las que ha atravesado han sido muchos los momentos históricos de los que ha sabido aprovecharse. “El hecho de que se produzca el Concilio Vaticano II, el hecho de que haya una serie de gente muy tradicionalista que necesita sentirse segura en los valores antiguos que ellos llaman y no los modernos, también una España donde ese tipo de gente sigue esa corriente. Y entonces surge el Palmar de Troya donde se ha aparecido la Virgen. Nadie daba un duro por aquello hasta que aparece un tipo que es Clemente, que tiene más carisma del que tiene una persona normal y se va de las manos. Ya verás el tercero y el cuarto”, avisa el director sobre lo que está por venir.

Si se desconoce qué es “El Palmar de Troya” o sólo se tiene una ligera idea, cuando se ve esta docuserie lo que más llama la atención es lo rocambolesco, a veces incluso absurdo, que resulta todo. Tanto que habría sido imposible de llevar a la pantalla de ser un guion de ficción porque resultaría inverosímil. “Cuando crees que ya se está acabando siempre ellos mismos crean un nudo mejor que el anterior. Pero es que esto no se le ha podido ocurrir a ningún guionista. Si lo hiciésemos en un guion de ficción, sería exagerado. En este caso la realidad es maravillosa a la hora de crear el guion”, reconoce Del Santo.

Y en medio de ese devenir de hechos absurdos, de apariciones imposibles y donaciones millonarias la serie recoge los testimonios de personas que se vieron atrapadas en las redes de esta secta. Algunas de ellas ya están fuera. Otras siguen defendiendo los supuestos valores que promulga la iglesia palmariana, que se proclama como la verdadera. Viendo los dos primeros episodios resulta casi imposible no dejar escapar alguna risa. No porque la serie se ría de nadie ni nada en concreto, no es su intención, sino porque algunos pasajes llevan la comicidad implícita. Sin embargo, al mismo tiempo se refleja el dolor y el sufrimiento de quienes estuvieron bajo su influencia y han conseguido salir.

“Nosotros lo llamamos tragicomedia. Siempre lo hemos llamado tragicomedia porque es verdad que en toda esa locura no puedes evitar reírte, pero otro gran reto era compensar esas risas con eso que te dice la gente. Es difícil encontrar un formato donde te estés secando la lágrima de la risa y de repente te revuelva el estómago por lo que está pasando”, comenta el director, que quiere dejar claro que “siempre hemos tratado a todos con mucho respeto. Al fin y al cabo es su realidad, es su historia y siempre teníamos delante a gente que, aunque te esté haciendo reír en un momento dado contándote una anécdota surrealista, ha sufrido mucho o siguen sufriendo mucho”.

La gran pregunta: ¿cómo es posible que siga en activo?

Para Del Santo una de las “cosas más sorprendentes” del Palmar de Troya y de lo que más llama la atención a quienes se adentran en sus recovecos es el hecho de que a día de hoy, cinco décadas después y con todas las acusaciones que han sido vertidas sobre ella, esta organización que ha plantado cara al mismísimo Vaticano desoyendo sus directrices siga vigente, funcionando. “Creo que las autoridades tampoco se han fijado mucho en este suceso”, se aventura a responder el director cuando se le pregunta cómo es posible. Una respuesta que, explica, tiene que ver con estar ante “un tema complejo con la ley en la mano. Algo que se descubre en los siguientes capítulos [tercero y cuarto], es que todo el mundo está en una secta porque quiere, pero la coacción psicológica no es una cosa del todo bien resuelta en nuestras leyes. Es complejo”.

Para explicarlo pone como ejemplo los abusos, un tema del que se ha hablado mucho en relación con El Palmar de Troya y que será abordado en la segunda mitad de la serie. “Todos fueron consentidos, pero claro… si yo te digo fueron consentidos, pero es que era el Papa... A lo mejor no es tan claro. Quiero decirte, las relaciones sexuales han de darse en libertad y una persona que pertenece a una pseudo-orden religiosa que muchos asocian con una de las sectas más destructivas de este país, no es libre”, sentencia.

En el caso de los fieles del Palmar la libertad no existe. No hay mundo válido fuera de sus muros ni de sus designios. Esos que han ido construyendo sobre la marcha para mantener a los creyentes bajo su yugo y a sus monjas, sacerdotes y obispos dentro de un redil del que es complicado salir. Sobre cómo y por qué una supuesta aparición de la Virgen en un descampado acabó por servir para fundar una poderosa secta, Del Santo explica que no es algo que se monte de un día para otro y que tampoco es un fin, el de la secta, planeado de inicio.

“Una secta no se monta de un día para otro y nadie tiene un plan previo para hacerla. Quiero decir, Clemente aparece en ese momento determinado y se le adora, mucho, hasta el punto de que 40.000 personas se reúnen para ver un supuesto milagro. Y él por lo que lucha, más que por crear una secta o un emporio económico, es por mantener esa adoración que recibe de sus adeptos y sus fieles”, recuerda el director de la serie que este jueves estrena #0. Una vez conseguido eso, el siguiente paso, continúa, es conseguir el dinero para mantener esa “obra”.

“Como digo, es una historia que se te va de las manos. Una vez que tienes el dinero, tienes que tener a los adeptos y a los fieles bajo control. Hay que poner orden en todo esto. De hecho es una orden religiosa. Y por supuesto empiezan las normas, las leyes, se construye un muro... se me está yendo de las manos... lo de fuera es malo, lo de dentro es bueno. Solo estás seguro si estás aquí dentro, con nosotros, con tu gente. Es un denominador común en todas las sectas, esta misma manera de crearse. Otra cosa es que el Palmar de Troya, como entidad, haya sabido mantenerse ahí cinco décadas con cuatro Papas. Eso ya es una peculiaridad propia”, analiza.

ARRIBA

 

8. El entonces arzobispo de Sevilla: “un fenómeno de superstición y de histeria colectiva”.

FUENTE: ABC

 

 

La familia de Charles Manson todavía no había irrumpido en la mansión de Polanski para perpetrar su tristemente conocida masacre, del mismo modo que ni Neil Armstrong ni nadie habían pisado el satélite de la Tierra. Sin embargo, algo raro, algo lunático, se percibía en el ambiente ya en 1968, el año del mayo francés, de la muerte de Martin Luther King y del asesinato de Bobby Kennedy, pero también de la «aparición de la Virgen María, un toro con cuernos verdes y un hombre ahorcado» en la finca de La Alcaparrosa, a un kilómetro de El Palmar de Troya. Lo cuenta Lucía M. Cabanelas en el diario español ABC.

Peregrinaciones, un altar y varios milagros se sucedieron tras esa visión de cuatro niñas en la aldea sevillana, sentando las bases de la iglesia palmariana, un imperio religioso que se expandió por el mundo, rompió con el Vaticano y nombró a sus propios papas. Medio siglo después de su génesis y su posterior perversión, envuelta en escándalos, abusos sexuales y anécdotas inverosímiles, el documental «El Palmar de Troya» se adentra en la inexplorada congregación que el Arzobispo de Sevilla definió en su día como «un fenómeno de superstición y de histeria colectiva».

A través de cuatro capítulos de cincuenta minutos, esta producción original de no ficción que Movistar+ emite semanalmente a partir del 6 de febrero construye «la compleja historia de una de las sectas más cerradas y dañinas». Cuenta para ello con recreaciones «basadas en los testimonios de los entrevistados» y archivos inéditos, entre los que se incluyen audios de los éxtasis del autoproclamado primer Papa de la orden, Clemente Domínguez, además del testimonio de adeptos reclutados cuando eran niños y de otros como el ex convicto Ginés Hernández (el ex papa Gregorio XVIII) y Nieves Triviño, su mujer y ex monja de El Palmar.

ABC de Sevilla entrevistó al ya ex papa, al que acusaron de robar el «papamóvil», pero que se defendió diciendo que «el BMW» era suyo. Tal y como recoge Javier Macías, Ginés Hernández se casó con Nieves Triviño e incluso posó desnudo junto a ella en Interviú. Toda una estampa en la que aparecían como Adán y Eva, con la ex monja mostrándole la manzana del pecado... Con el tiempo, confesó que la iglesia palmariana era un montaje y una farsa.

Domínguez, fundador de la orden cismática de la Iglesia junto con el abogado Manuel Alonso –con quien se rumoreó que mantuvo relaciones–, convenció a los adeptos de la validez de la causa de la secta al aparecer con llagas en las manos por la crucifixión, una cruz en la frente e incluso la lanzada que le infligieron en el abdomen a Cristo.

Los estigmas del primer Papa de El Palmar de Troya, conocido en Sevilla como «La voltio», no fueron su única excentricidad. En 1972, Clemente Domínguez, que según contó su secretario en Telecinco «llegó a gastar entre 100 y 200.000 euros en salir de fiesta una noche», viajó junto a sus adeptos a Alba de Tormes, el pueblo natal de Santa Teresa de Jesús, donde llamó «ramera» a la Santa, le acusaron de intentar robar sus reliquias e insultó a las monjas y a Juan Pablo II. «Tenían que habernos dejado matarles porque insultar a la Santa es como hacerlo a nuestra madre», dijo uno de los vecinos que persiguió al fundador de la orden y a su séquito de obispos, obligados a huir después de que los albenses volcaran (e incluso quemaran) sus vehículos.

Otro de los casos más turbios en los se vio envuelta la secta fue cuando, hace ya casi cuatro décadas, un palmariano se mutiló los genitales. Además del cercenamiento, el novicio cubano, de 26 años, intentó suicidarse y se clavó las púas de un cilicio en los ojos, tal y como recoge Macías.

A pesar de que los truculentos ejemplos sobre la mala praxis de la orden fundada por Clemente Domínguez, que se definía como «un miserable pecador», se suceden, la serie documental no pretende ser «una enumeración de aberraciones de la secta de El Palmar», tal y como reconoció el director, Israel del Santo, sobre esta radiografía de los 50 años de vida de una congregación casi impenetrable, con más adeptos en Irlanda o Alemania que en Sevilla. «Se lo curran para ver cuál es el caso más turbio. Cuando crees que lo tienes todo, aparece otro con un caso más sorprendente todavía», asegura a ABC.

«Una de las cosas que se manifiesta bien en la serie es la gradualidad de esa turbidez. Lo más duro llega desde el final de Clemente hasta Ginés, cosas que tienen que ver sobre todo con un abuso psicológico, porque el abuso sexual que siempre se ha comentado en El Palmar no es una sola violación sino más un control mental y condicionamiento. Es lo que dice uno de los psicólogos del documental, que me parece que lo explica perfectamente: ‘El consentimiento sexual solo se puede dar en libertad y ahí no son libres’. Eso es muy turbio», cuenta, por su parte, el subdirector de «El Palmar de Troya», Daniel Boluda.

«La serie es una tragicomedia, con muchas situaciones divertidas, pero que nos va a llevar a un sitio en el que a nadie le hubiera gustado estar», explica Del Santo, cuyo trabajo de investigación duró más de tres años. Uno de los puntos más difíciles de la elaboración de esta producción, que continúa la apuesta de Movistar+ por la no ficción después del éxito de «ETA, el final del silencio», de Jon Sistiaga, fue el acceso a testigos de primera mano que conocieron e incluso fueron seguidores u obispos de esta organización que se hace llamar «Orden de los Carmelitas de la Santa Faz».

Gente que ha hecho un esfuerzo notable y ha vencido el miedo. «Algunos entrevistados son activistas de El Palmar, los hay enfadados después de haber estado tantos años ahí, pero otros sienten vergüenza porque no entienden cómo les engañaron», cuenta Boluda, para quien la moraleja de este trabajo es que esto «le pudo haber pasado a cualquiera».

A través de los testimonios de los entrevistados, entre los que se encuentran los profesores de las niñas a las que supuestamente se les apareció la Virgen en marzo de 1968, un vidente que tras una aparición fue enviado a advertir a Clemente de que cesara la estafa o sufriría un accidente –que terminó produciéndose y le hizo perder los ojos– y teólogos católicos, «El Palmar de Troya» se cuela donde nadie antes lo había hecho antes con profundidad, reconstruyendo la totalidad de la historia, desde sus orígenes en Utrera hasta la actualidad, con fieles en lugares de Canadá y otras partes del mundo.

Tampoco acaparó especial interés la muerte del padre Tobías, un obispo palmariano irlandés que fue expulsado de la orden y falleció durante una ceremonia. «No tratamos ese caso. Tenía una depresión muy heavy», concede Boluda. Un controvertido suceso que, a pesar de no aparecer en el documental, sí está reflejado en el libro A Pope of their Own, de Magnus Lundberg, que asegura que sufrió abusos sexuales que le provocaron daños mentales.

Su familia denunció la muerte del hombre, de 49 años, incrédulos ante el modo de actuar de la secta, que no llamó a ninguna ambulancia y cuyo certificado de defunción firmó el médico de la propia congregación. Aunque pidieron explicaciones, no pudo comprobarse si la causa del deceso del padre Tobías había sido un repentino infarto, como se dijo, porque su cuerpo ya había sido enterrado en la cripta de la basílica.

ARRIBA

 

9. El Palmar de Troya en la cultura popular española.

FUENTE: GQ

 

 

Más de medio siglo después de la primera aparición, una nueva serie documental promete desenterrar todos los misterios y secretos de la Iglesia Palmariana. Desde su mismo origen, el fenómeno inspiró numerosas parodias, sátiras y demás manifestaciones en la cultura pop, aunque ninguna tan impactante como la que tiene lugar en la última novela de Dan Brown… Así se inicia el reportaje de Noel Ceballos en la revista GQ.

Antes de empezar, quizá deberías leer esta ‘Advertencia sobre Internet’ que aparece en la web de la Iglesia Palmariana, cuya santa sede sigue situándose, aún hoy, en la catedral-basílica de El Palmar de Troya: “Si bien en Internet pueden encontrarse cosas muy útiles y buenas, sabemos también que es un espacio en el que lamentablemente compiten el irresponsable anonimato y la desvergonzada animadversión, estrechándose en la perversa calumnia. La Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica y Palmariana es víctima, sin buscarlo, de esa clase de ataques”.

Por tanto, no creas todo lo que vas a leer a continuación si no quieres ser excomulgado, aunque hay algunos datos que parecen irrefutables. Por ejemplo, que todo empezó un 30 de marzo de 1968, cuando cuatro niñas de doce y trece años afirmaron haber visto a la Virgen María en los alrededores de la finca “La Alcaparrosa”, muy cercana a una pedanía de Utrera que estaba a punto de convertirse en sinónimo de furor religioso.

Muy pronto, centenares de vecinos y vecinas sevillanos acudieron al lugar de peregrinaje para experimentar sus propias apariciones marianas, rezar en el improvisado altar que alguien había levantado junto al árbol predilecto de la “extraña señora”, reírse de la credulidad ajena, experimentar trances místicos, comprar merchandising beato o, en el caso de Clemente Domínguez y Manuel Alonso Corral, encontrarse con su futuro.

En su extraordinario ensayo Cómo acabar con la contracultura. Una historia subterránea de España (ed. Taurus, 2018), Jordi Costa explica que una de las primeras apariciones de El Palmar de Troya en la cultura popular española tuvo lugar en la película Vivir en Sevilla (1978), de Gonzalo García Pelayo. En ella, una voz en off acompaña a las imágenes de una extraña ceremonia celebrada en las inmediaciones de “La Alcaparrosa”, que culminará con el desmayo de un joven.

“La prensa sevillana hablaba muy mal de El Palmar de Troya”, explica la narración, “llamando a alguno de sus videntes repugnante, soez e infeliz de la vida. Por eso mismo, Luis, siempre sorprendido por la tradición de locura de la ciudad, por su sentimiento más hondo de no aceptación de la realidad, fue, con respeto y con sus amigos, al extraño sitio”.

Entres las primeras apariciones de la Virgen y Vivir en Sevilla habían pasado diez años. Durante ese periodo de tiempo, El Palmar recibió la visita de Pierre Martin Ngô-Dinh-Thuc, arzobispo de Huế (Vietnam) y único superviviente de la masacre que derrocó a su hermano, el presidente Ngo-Dinh-Diem, allá por 1963. Ngô-Dinh-Thuc visitó Sevilla a finales de esa década y se interesó por los acontecimientos marianos, quizá a instancias del inversor suizo Maurice Revaz, uno de los mayores (y más adinerados) fans del fenómeno.

En 1976, el arzobispo vietnamita nombró a Clemente y Corral primeros obispos de una orden religiosa, los Carmelitas de la Santa Faz, que recuperaba los ritos de Trento y se oponía frontalmente al Concilio Vaticano II (paradójicamente, su participación en este último fue lo que le salvó la vida a Ngô-Dinh-Thuc en primer lugar). La gran duda es por qué estos dos jóvenes sevillanos —quienes, según Moisés Garrido Vázquez en El negocio de la Virgen: Tramas políticas y económicas de milagros y curaciones (ed. Nowtilus, 2004), son conocidos entre los propios palmarianos por haber mantenido previamente “ciertas ataduras con las vanidades de la vida”— fueron elegidos triunfadores en la lucha de poder que se estableció en El Palmar de Troya desde principios de los años setenta, pero lo cierto es que la serie documental de Movistar+ arroja algo de luz sobre ello.

Manuel Alonso Corral y Clemente Domínguez se pasaron los años previos a su ordenación realizando viajes por el mundo para conseguir donaciones, consagrar sedes palmarianas satelitales y, en general, ir expulsando poco a poco a la primera generación de gestores palmarianos, integrada fundamentalmente por videntes y místicas como Rosario Arenillas, para establecer un culto herético de (a sus ojos) extrema necesidad, ya que Clemente había sido informado de la infiltración de comunistas y masones en el Vaticano gracias a un oportuno mensaje divino.

Su ascenso a primer papa de la Iglesia Palmariana seguiría unos patrones muy similares: fue el mismísimo Jesucristo quien, a través de una visión mística, lo coronó en 1978, momento que aprovechó para excomulgar a Juan Pablo II y empezar a nombrar a sus propios cardenales. La serie documental explicará todos estos hechos con detalle, pero Jordi Costa analiza en su libro el caso de una película de ficción, Manuel y Clemente (Javier Palmero, 1986), que se atrevió a contar el ascenso al poder palmariano por parte de esta pareja de advenedizos tan cercena a la vieja y buena picaresca tradicional española.

Antes de Manuel y Clemente, incluso antes de Vivir en Sevilla, el cantautor y poeta andaluz Carlos Cano le dedicó una canción, ‘El milagro del Palmar’ a todo este tan difícil de creer asunto. Incluida en su disco ‘A la luz de los cantares’ (1977), su letra realiza el primer retrato satírico de Clemente del que tenemos constancia en la cultura pop:

“En un pueblo cercano a Sevilla, pa' más señas llamao El Palmar, ha ocurrío una cosa mu' gorda: el milagro de la Santa Faz, que parece que ha visto Clemente a la Virgen diciendo así: «Qué moderna se ha vuelto la Iglesia, mucho progresista corre por aquí, que hasta al Papa lo tienen drogao obispos marxistas de esos de Lenín». Clemente, no te quedes con la gente. Clemente con la copla se quedó”.

En 1983, Siniestro Total cogió el guante con su tonadilla rockera ‘(I Left My Heart in) El Palmar de Troya’, uno de los highlights de su trabajo ‘Siniestro Total II: El regreso’. “Me voy a Sevilla inmediatamente, mi chica es devota del Papa Clemente, vestida de negro hasta los tobillos, contempla orgullosa su look tridentino. Por fin conoce al Papa cismático y nota en seguida que es muy simpático”.

‘(I Left My Heart…)’ incluye la maravillosa rima “Qué placer tan delicado es estar excomulgado” y bromea sobre la posibilidad de que la ceguera de Clemente se debiese a su afán onanista. Lo cierto es que el sexo siempre ha estado muy unido a la Iglesia Palmariana, aunque suponemos que esas crónicas de encuentros prohibidos entre obispos que esta semana están recuperando los medios entran para el culto dentro de aquella “Advertencia sobre Internet” y sus bulos con la que abríamos el artículo.

En lo que a cultura pop se refiere, dos son las (por decir algo) joyas lúbricas relacionadas con los Carmelitas de la Santa Faz: a) la película ‘La de Troya en El Palmar’ (1984), una comedia para adultos inspirada en el caso real de José Andrés del Valle, novicio castrado; y b) aquella portada de Interviú que Nieves Triviño, antigua monja de la orden y entonces novia del ex papa Gregorio XVIII, protagonizó en 2016.

El caso de Sergio Ginés María, ex-seminarista y ex-militar murciano que asumió el nombre de Gregorio VIII en 2011, fue muy sonado. Tras dimitir cinco años después por amor, nuestro hombre declaró abiertamente que “todo ha sido un montaje, sobre todo económico, aprovechándonos del milagro de la Virgen”. Por supuesto, a la Iglesia Palmariana le faltó tiempo para excomulgarlo a él y a Triviño, que pasaron a formar parte del mismo club que une a la Familia Real española, todos los espectadores de Manuel y Clemente, todos los comunistas y socialistas del mundo, los sacerdotes obreros, los papas de la iglesia católica a partir de Pablo VI y los superiores de todas las órdenes religiosas que respondan ante la autoridad vaticana, con excepción de Josemaría Escrivá de Balaguer (te damos nuestra palabra de que esta lista es real).

Las aventuras de Sergio María y su ya esposa Nieves Triviño, sin embargo, no concluyen aquí: en junio de 2018, dos años después de su participación en el programa ‘Equipo de Investigación’, ambos se vieron envueltos en una reyerta junto al muro que protege la basílica palmariana. Según el informe policial, el matrimonio fue sorprendido intentando acceder a la propiedad en plena noche, si bien se desconocen sus intenciones. El incidente se saldó con tres heridos (uno de ellos el propio Ginés, quien tuvo que ser ingresado en un hospital sevillano con neumotórax).

Quizá la pareja excomulgada se había exaltado tras la lectura de Origen (2017), de Dan Brown. No es algo que tenga excesiva relevancia en la trama, pero sí es cierto que la (hasta el momento) última aventura de Robert Langdon nos describe cómo un personaje se unió a la Iglesia Palmariana después de perder a mujer e hijo en un atentado extremista. Teniendo en cuenta que su intriga histórica unía en esta ocasión los puntos entre la Sagrada Familia, la Casa Milà, el Centro Nacional de Supercomputación, el Guggenheim, el Valle de los Caídos y el Palacio de la Zarzuela, entendemos que Brown no tuviese demasiado tiempo para centrarse en El Palmar de Troya, una historia que, en cualquier caso, resulta demasiado increíble para la ficción. Quizá por ello la serie documental de Movistar+ se antoja como el vehículo ideal para descubrir o redescubrir una herejía/universo cismático paralelo que, pese a traspasar de cuando en cuando el velo hacia la cultura popular, aún sigue siendo un gran misterio desarrollándose a escasos kilómetros de Utrera.

ARRIBA

 

10. La divina estafa en El Palmar de Troya.

FUENTE: El Confidencial

 

 

Videntes, apariciones y una gran dosis de ingenio son los ingredientes principales de la delirante historia de la Iglesia Palmariana. Una escisión de la fe cristiana –con relato apocalíptico incluido– ideada por Clemente y Manuel, dos amigos que vieron un exitoso negocio en los mensajes celestiales. Juntos crearon una orden religiosa que insistía en que todos en Roma estaban equivocados y que únicamente los miembros de su iglesia tenían asegurado el perdón de Dios y el cielo eterno. Lo cuenta Cristina Anta en El Confidencial.

La llegada a la cima del poder de Clemente no tardó en llegar y rozó el cielo autoproclamándose Papa. Eso sí, sin ojos. Los perdió en un accidente. Los más de cincuenta años de existencia de esta congregación –a los que muchos denominan secta– han dado demasiado de qué hablar. Ahora Movistar+ traslada la historia a su serie de no ficción ‘El Palmar de Troya’, que cuenta con testimonios reales y exclusivos de algunos de sus protagonistas.

El caso

Marzo del 68. Cuatro niñas de 12 y 13 años aseguran que se les ha aparecido la Virgen María en la Finca de La Alcaparrosa cerca de El Palmar de Troya, en la provincia de Sevilla. Dicen haber visto, primero, la aparición de un toro con cuernos verdes, también un hombre ahorcado y, por último, una señora, la Virgen. Semanas después, varios vecinos relatan haber tenido otras apariciones.

Las apariciones no dejan de sucederse en el mismo lugar y la llegada de miles de peregrinos a la finca no para de aumentar. Empiezan a llegar videntes y el espacio se convierte en un escenario de lucha de poder donde todos quieren dar a conocer sus éxtasis místicos. A pesar de que el arzobispo difundió una pastoral negando la veracidad de los milagros que se sucedían en El Palmar, la llegada de Clemente Domínguez y Manuel Alonso fue clave en esta tragicómica historia de apariciones. Entre los dos, se hicieron con las riendas del asunto y acabaron fundando la Iglesia Palmariana.

“Mis queridos hijos: en estos momentos se funda la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz. Este es el momento, ahora” (Jesucristo a Clemente Domínguez). Las supuestas apariciones de Jesús y la Virgen a Clemente en los años 70 fueron el origen de la constitución de la orden. En un primer momento no se establecieron como iglesia separada, sino como una nueva orden religiosa que, con el paso del tiempo, se fue configurando como un ente antimarxista, antimasónico y contrario a todo lo que considerase una blasfemia.

Para ellos, el cisma no es cosa de ellos sino de la Iglesia Romana, que es la que se ha apartado de la verdadera fe. La orden, fundada por Clemente Domínguez, mezcló el integrismo con los buenos negocios y en 1988, tras unos cambios en sus estatutos, lograron inscribirse en el Registro de Asociaciones Religiosas.

La basílica

En mayo de 1975 una supuesta aparición del mismísimo Jesús pidió que se construyera un santuario en la finca de La Alcaparrosa. Y dicho y hecho. Clemente y Manuel empezaron a recaudar dinero entre los devotos para levantar el opulento templo que más tarde se convertiría en la sede principal de la orden de los Carmelitas de la Santa Faz.

Desde la carretera que une Utrera con El Palmar de Troya se pueden ver las imponentes torres de la basílica que muchos conocen por fuera, pero que muy pocos han podido acceder a su interior. Sus altos muros y las cámaras de seguridad que rodean todo el perímetro impiden ver lo que hay dentro. Es una obra faraónica que esconde en su interior espectaculares retablos, tallas y cuadros de un valor incalculable.

Hilo directo con el cielo

Los mensajes hacían hincapié en la eventual llegada del Apocalipsis donde, aunque el triunfo de Cristo estaba garantizado, se decía que se produciría una distinción entre buenos cristianos y los blasfemos. Los rocambolescos “recados” divinos que recibía Clemente incluían una condena a los obispos que criticaban a Franco, al que llegó a canonizar, o la octogenaria excomunión de Juan Pablo II por usurpador, apóstata, traidor y precursor del Anticristo.

Celoso de su intimidad, Clemente creó una organización en la que no se permitía la entrada al santuario a ninguna persona que no comulgara con su credo. Los palmarianos consideraban que ellos eran la auténtica Iglesia católica y que Roma se había apartado de la verdadera fe. Las misas de la Iglesia Palmariana debían ser en latín, las mujeres solo podían orar con el pelo cubierto por un velo y tenían prohibido usar pantalón. Además, se prohibió ver cine, vestir mangas cortas, votar en las elecciones y hablar con toda persona ajena a la Iglesia Palmariana y se les obligó a entregar todos los meses un diezmo a la orden.

Fábrica irregular de obispos

En enero de 1976, el clérigo vietnamita Pedro Martín Ngo-Dehn Thuc, nombró obispos a Clemente Domínguez y a sus socios en una ceremonia de tres horas celebrada en El Palmar de Troya. Pocos meses después, ese mismo arzobispo vietnamita se retractó pero en El Palmar se negaron a dejar de considerarse obispos. Las ordenaciones –ilícitas pero válidas a nivel jurídico– fueron la llave de un engaño que acabaría convertido en un próspero imperio económico. “Mi querido hijo: como Obispo que eres, has de ejercer tu potestad de imposición de manos, ya que es mi deseo que sean consagrados tres obispos” (Jesucristo a Clemente Domínguez).

Clemente esperaba que un milagro le devolviera la vista, y se envalentonó en pregonarlo entre sus fieles. Como el milagro esperado no llegaba, no le quedó otra opción que resignarse y considerar que lo que le había sucedido se trataba de un castigo divino. Algo que lejos de perjudicarle ante sus fieles, le convirtió en mártir. “Más vale entrar en el cielo sin ojos, que el infierno con ellos” (Clemente Domínguez).

Hasta que muere Pablo VI en el año 1978, la Iglesia Palmariana reconoce a todos los santos canonizados por Roma, pero a partir de este momento prefieren tener los suyos propios y se encargan de canonizar a Francisco Franco, Carrero Blanco, José Antonio Primo de Rivera, Josemaría Escrivá de Balaguer, Calvo Sotelo, el Cardenal Cisneros, Don Pelayo o Cristóbal Colón. También crear sus propios Papas dentro de su iglesia: Clemente se autoproclamó Gregorio XVII a finales de los 70. Tras su muerte, su mano derecha, Manuel Alonso, se convirtió Pedro II y, tras el fallecimiento de este, llegaría el penúltimo Papa de la Iglesia Palmariana: Ginés Hernández se convirtió en Gregorio XVIII.

Los escándalos

El nuevo Papa de la Iglesia Palmariana, Gregorio XVII, puso en práctica una doble moral. Por un lado, sostenía que el sexo era algo diabólico y proclamaba los beneficios espirituales de la castidad y, por otro, su promiscuidad le hizo tener relaciones sexuales con varios obispos, llegando incluso a acosar en alguna ocasión a novicios. La sombra de los abusos siempre estuvo presente y hubo testimonios que así lo confirmaban.

Las donaciones a la organización llegaban desde distintos puntos del planeta. Clemente y Manuel hicieron un buen trabajo de captación de socios y llenaron España y otros países de filiales de su iglesia. Fueron muchos a los que convencieron de que el movimiento había que hacerlo grande y que, para ello, se requería mucho dinero. Sus peregrinaciones proselitistas siempre iban unidas de un afán lucrativo. Con el tiempo, documentos internos y testimonios de obispos y fieles destaparon la supuesta evasión fiscal de esta organización nacida en El Palmar de Troya.

Clemente gozaba de plena libertad para pecar. Aficionado a la buena comida y al buen vino, para él la gula nunca fue pecado. Sus antológicas borracheras en lujosos restaurantes sevillanos eran bien conocidas en el entorno. Sus salidas eran financiadas con los donativos de los fieles.

Los personajes: Clemente Domínguez

Protagonista de un espectacular ascenso social y religioso, Clemente Dominguez pasó en poco tiempo de ser un simple contable de la compañía eléctrica conocido en los ambientes homosexuales sevillanos de la época como ‘La voltio’, a colocarse en el cima del poder de la Iglesia Palmariana. “La Sede de la Iglesia radica ahora en el Palmar de Troya y lógicamente en Sevilla, la tierra de María Santísima. He aquí la nueva Roma” (La Virgen María a Clemente Domínguez).

Se autoproclamó Papa e hizo creer a sus fieles que El Palmar de Troya era la nueva sede del Vaticano. Tras conseguir el poder, utilizó todas las artimañas que pasaron por su perspicaz mente para controlar a sus adeptos y adueñarse así de sus pertenencias. Un papa cismático, estigmatizado y con seguidores por distintas partes del mundo cuyo recuerdo quedó marcado por la sombra de los abusos sexuales. La amenaza del pecado y del infierno siempre estuvo presente en sus mensajes.

Manuel Alonso

Abogado y mano derecha de Clemente, es quien graba, transcribe y vende octavillas sobre los frecuentes éxtasis y mensajes de este último. Un plan ideado en conjunto que acabó apareciendo en los periódicos de todo el mundo. Se encargó de poner en marcha el entramado jurídico y económico sobre el que se erigió la iglesia de El Palmar de Troya, pero su figura nunca despertó en los fieles la predilección que tenían por Clemente.

Sin el particular carisma de su compañero, fue Secretario de Estado de su iglesia y acabó siendo el segundo Papa bajo el nombre de Pedro II, entre 2005 y 2011 de forma automática, sin cónclave. Su amigo, el vidente megalómano que perdió la visión en un accidente, le eligió como sucesor natural antes de morir como recompensa por su labor.

Su pontificado produjo una fractura dentro de la Iglesia Palmariana ya que muchos obispos y fieles abandonaron la secta al conocer quién ocuparía el puesto de Gregorio XVII. Con él, la iglesia palmariana se hizo aún más hermética. Tanto, que un absoluto silencio rodeó su muerte y poco trascendió. Después de él, llegaría un nuevo ciclo con Ginés Hernández.

Ginés Hernández

El pontificado de Gregorio XVIII, el tercer Sumo Pontífice de El Palmar que duró cinco años, estuvo principalmente marcado por su peculiar comportamiento y se caracterizó por endurecer las normas de la orden. Esta actitud desató una crisis interna en la congregación y la fuga de fieles se sufrió tanto a nivel nacional como internacional. Se dice que empezó a preparase para ejercer como Papa desde la muerte de Clemente, pero su turno no llegó hasta el fallecimiento de Manuel Alonso.

Tenía fama de agresivo y sus sermones con tono autoritario y desafiante empezaron a llevar a la iglesia a la deriva. En abril de 2016, Ginés Hernández se desprendió de su anillo papal y renunció a sus cargos manifestando que había perdido la fe. Abandonó la orden y dejó plantados a sus fieles huyendo en su particular ‘papamóvil’ con la intención de empezar una nueva vida junto a su novia, Nieves Triviño.

Tras la huida, Ginés reveló el engaño de esta organización financiada con donaciones millonarias y confesó todas las mentiras relacionadas con sus textos religiosos. La codicia y el dinero entraron a formar parte de las acusaciones. El Palmar de Troya fue un lugar de idas y venidas de grandes sumas de dinero en metálico, tanto fuera como dentro de la basílica.

Nieves Triviño

Nieves Triviño fue monja de la iglesia palmariana y la mujer que abrió los ojos a Ginés Hernández. Considerada la Mata Hari de El Palmar, despertaba deseos entre algunos obispos, aunque ella solo tenía ojos para Ginés. Audaz, persistente y perfeccionista, Triviño entabló una relación sentimental con el papa Gregorio XVIII. El amor hizo saltar por los aires los pilares de la Iglesia Palmariana y ambos protagonizaron una fuga de película en un BMW de alta gama para vivir su amor lejos del estricto celibato. Una vez en los focos, se convirtió en un personaje mediático y llegó a ser portada de la revista Interviú.

ARRIBA

 

La RIES es una red de expertos y estudiosos católicos sobre el fenómeno sectario y la nueva religiosidad, presentes en España y Latinoamérica, y abarcando las zonas lusoparlantes. Pretende ofrecer, también con este boletín informativo, un servicio a la Iglesia y a toda la sociedad. La RIES no se responsabiliza de las noticias procedentes de otras fuentes, que se citan en el momento debido. La RIES autoriza la reproducción de este material, citando su procedencia.